El mundo de la cultivación solo necesita los cambios necesarios para florecer.

No todos los que tienen un nombre son malos ni todos son buenos, siempre hay dos lados de la moneda, un apellido no define a todos los individuos.

Tras los sucesos que se dieron tras la campaña para derribar al sol y la muerte de Wei Wuxian, e inminente retorno, el mundo de la cultivación cambio progresivamente, sin embargo no todos estaban contentos con ello, algunos mantenían los viejos rencores a flote sin estar dispuestos  a mantener la paz.

Los Wen habían desaparecido totalmente con la aniquilación del clan entero y sus subramas, o eso se decía, lo cierto es que unos pocos de los Dafan Wen, aquella rama dedicada a la medicina habían sobrevivido, huyendo junto con unas cuantas familias de los Quishan Wen, entre estos esta el joven Wen Xuanyu, un joven que tiene una extraña afinidad con la energía resentida, al punto de que con su núcleo dorado ha tratado de desarrollar diferentes técnicas que no resulten en una desviación de Qi. Por el otro lado estan también los cultivadadores que son pertenecientes  a las grandes sectas y sectas menores que aún con la poca comprension sore el tema, se niegan a aceptar parte de estos tipos de métodos de cultivación aún si el fundador Wei Wuxian ha demostrado que puede usararse para bien.

Finalmente esta el grupo de cultivadores sin sectas, gente que ha desarrollado conocimientos suficientes de cultivación que son completamente errantes y no son regidos por todas estas reglamentaciones como el caso de Wu Yun, un cultivador que en recientes años ha estado viajando mientras realiza cacerías nocturnas. Sus caminos estan destinados a encontrarse cuando varios sucesos asociados a "cultivadores" demoniacos comienzan a afectar a pequeñas sectas. Algunos lo consideran una maldición, mientras que otros dicen que es por eso que el cultivo demoniaco debe ser eliminado y están más que dispuestos a emprender una cacería de brujas con ello. ¿Pueden dos desconocidos ser exitosos donde todo lo demás ha fallado?

¿Estás seguro de que este es el caminl que quieres tomar hijo? El mundo de los cultivadores no es tan amable como parece.

Lo entiendo padre, somos los que menos nos vimos beneficiados por no solo las acciones de Wen Ruohan, sino por el resto del mundo de la cultivación y fuimos tachados como un tabú.

Solo ten cuidado en el camino, sabemos que extenderías tus alas en el algún momento, pero no queremos perderte.

Tendré cuidado madre, cuando me sea posible enviaré cartas a ustedes para que tengan noticias mías, saben en donde pueden ser recogidas. Tras esa charla con sus padres tomo su espada y camino por aquellos senderos ocultos que lo llevarían lejos de la aldea que habían logrado ocultar por todos esos años.

Era como ellos mencionaban algo demasiado arriesgado pero su comunidad estaba comenzando a necesitar ciertos recursos que eran de tierras no solo lejanas sino que costaban dinero que del cuál ellos no tenían mucho, él haría algunos trabajos haciendose pasar por cultivador sin secta.

Llegando a los bordes de Quishan examino el área, era tan solo un niño en ese entonces, pero recordaba las atrocidades de los Wen y  esos resentimientos aún se sentían en estas tierras.

El había sido uno de los afectados por los experimentos del aquel entonces jefe cultivador, volviéndolo sensible a sentir la energía resentida. Los pocos cultivadores entre esas familias de médicos habían estado desarrollando sus propias técnicas de batalla.

Mientras paseaba por ahí le parecía sentir que no se encontraba a solas, sin saber si sería algún enemigo se preparó para atacarlo si se le acercaba mucho.

Tras el viaje de una hora y con el sol cayendo lentamente, Yun regresaba a aquel árbol siendo el 24 de Febrero, como todos los años…

Se notaba en su rostro la preocupación, el cansancio en sus párpados caídos pero sobre todo aquel silencioso dolor con el que cargaba desde hace cinco años, cuando Yang Mi lo abandonó en este plano dejándolo solo. Era apenas una joven de unos veinte en ese entonces, era una promesa de cultivadora además de tener toda una vida por delante. Corriendo la solapa de su hanfu tomó aquel símbolo de su amistad con su shijie, aquel que terminó siendo un mero elemento conmemorativo en aquel árbol desde su muerte. Solían cuidar la planta en donde entrenaban desde niños y esperaba que ahora continúan haciéndolo los nuevos discípulos de Wu Darna, su mentora.

- ¿Por qué estás triste Yun? ¿Acaso olvidaste lo que te pedí antes de irme?... - reclamó aquella voz suave como el viento en aquel páramo abandonado.

Soltó un quejido espontáneo al oírla una vez más. Su corazón parecía partirse - No lo soporto más - dijo mientras caía de rodillas frente al árbol rojo. Su árbol rojo ¿Cuántas veces habían fantaseado desde niños que era realmente de ese color, incluso en otoño sus ramas lucían ese rojizo producido por el sol al caer.

¿Era acaso sangre? ¿Una premonición de lo que iba a suceder finalmente? Porque hubiera preferido que fuera él quien se llevara.
Acortó el poco camino que quedaba hasta la base del árbol en cuclillas, mientras las lágrimas caían rápidas, contenidas, y depositó las flores de hibiscus rosado que recolectó camino al lugar. Frescas como siempre recordaba a Yang Mi.

- Debes ser fuerte, debes cumplir con tu palabra, por ti, por ambos… esa fue nuestra promesa aquí mismo - susurró a sus oídos - “Nuestros nombres serán recordados entre los cultivadores y cantarán canciones sobre nosotros, los hermanos Wu” - recitó prometedora mientras el nudo en la garganta de Yun no lo dejaba responder nada al respecto.

Al cabo de unos minutos y tras sentir la presencia de la mujer abrazándolo por la espalda confesó - No puedo… lo siento… - y acto seguido desenfundó su dao, llevándolo a su muñeca.
Yang Mi no iba a permitirlo, usó todas sus fuerzas para frenar aquella autolesión - ¡No Yun, NO! - gritó.

- ¡Déjame hacerlo, basta!... - reclamó haciendo tal fuerza que su dedo pulgar quedó del lado del filo cortándolo con suavidad pero profundo mientras las gotas de sangre bañaban la base de aquel árbol. Fue allí que tuvo una revelación. Imágenes rápidas y shockeantes de su muerte, recuerdos de la mujer en sus días de vida, un cofre, sus pertenencias y una llave que nunca reconoció como tal. Por fuera se podía notar un movimiento convulsivo y la vista de este abierta, sin pestañear y sus orbes cubiertas de una membrana negra.

La calma antes de la tormenta. Dijo en cuanto sus pies habían tocado el suelo, la gente olvidaba, otros recordaban que los cultivadores se supone que iban a donde estaban los problemas que no podían ser resueltos por el pueblo común, sintio un desgradado al ver el estado del lugar, era como si el mundo se hubiera olvidado completamente de la existencia de este.

Estaba algo agotado por la gran distancia recorrida cuando emprendió su viaje, nunca se aventuró tan lejos de aquel sitio, pero a todos les llegaba un momento donde tenían que extender las alas, no lo encontrarían claramente sin su ayuda, y antes que traicionar a su famlia moriríal, ellos dependían de lo que necesitaban, lo que era tan escaso que pocos salían, la mayoría tomaban meses enteros en volver, y sin embargo nunca era completamente suficiente, las condiciones del suelo de su aldea no permitían que algunas cosas crecieran.

Pudo notar que ni el canto de las aves era existente, había cesado de un momento al otro ahondando un sepulcral silencio, pero no era tonto, eso indicaba que algo estaba asustando a las criaturas. ¿A cuantas personas había devorado este ser? ¿Acaso era tan solo uno? Lo supo cuando su espada entro en contacto, no era exactamente un demonio, se veía más como un yao, esas bestias que han sido corrompidas por e resentimiento, y esta se vio casi tocada por el filo de la espada de Xuanyu.  Esto es lo que se esonde en este sitio, pero no creo que solo seas tu. ¿Tienes compañeros?   Le dijo desafiante a la bestia.

Esta se lanzó nuevamente al ataque, moviendose por todo el terreno mientras la enfrentaba sintio como el resentimiento del lugar estaba despertando.  No puede solo ser cosa de un Yao, hay algo más que eso. Tengo que buscar la fuente de esto.  Pensó antes de ser arrojado unos metros en su descuido por la criatura. Sus ropas lo habían protegido de una herida sería, poniendosé en pie continuo atacando. Sentía que lo estaba guiando en una dirección específica. ¿Una trampa? Pues si era una era momento de hacer algo poco ortodoxo, saco unos talismanes de su diseño propio para atraer al Yao, era una trampa explosiva en cuanto entrara en contacto con ellos estos explotarían.

Era también entre la pelea completamente ajeno a que había alguien más en ese lugar...

Imágenes, miles de ellas se agolpaban ante su mirada, como si se tratase de la película de tu vida antes de morir, reviviendo aquello que era importante. Muchas veces había tomado nota de sus sueños, estaba seguro que eran la clave de algo que debía descifrar ¿Podría recordar todo lo que Yang Mi le mostraba?
Acaso ¿era tarde?

Si lo era, se arrepentiría por no haberle dado la posibilidad de mostrarle antes aquella deuda que tenía con ella. Desconocía por completo las intenciones de esta antes de morir, solamente había hecho lo que creía mejor, llorar desde su triste perspectiva por perder una hermana y guardarle los respetos correspondientes.

Volvía. Sentía el frío en su mano menos hábil y al mirarla notó como la sangre brotaba y aquel aroma férreo llegaba a su nariz. Tomó su dao que estaba en el suelo para cortar un trozo de tela de su vestimenta y vendar la herida. Apenas terminó notó que no estaba con él… ¿Dónde se había metido ella? Dio una rápida mirada alrededor notando apenas un poco más abajo lo que parecía un cultivador debatiéndose con ella.

- ¡Alto! - gritó como pudo, tenía la garganta rasposa, seguramente lo había atacado primero allí para dejarlo sin aire, inconsciente. Más allá del temor que le daba su presencia, había sido de ayuda, caso contrario ya estaría desparramado en el suelo, desangrado.
- ¡No! ¡No lo hagas! ¡Detente! - reclamó como pudo, a la distancia mientras terminaba de levantarse ayudándose con el sable ya envainado, no pretendía mostrarse como una amenaza frente a alguien más. Sostuvo una mano en alto, para hacerse notar ya que no sabía si se había hecho escuchar en medio de la contienda.

Decidió acercarse mientras la tela que envolvía su muñeca herida se embebía con más sangre, si la hemorragia continuaba terminaría por perder el conocimiento. Aun así debía frenar la pelea, se trataba de un yao que le importaba.

Apenas salia al mundo real y le tocaban casi todos los peligros de los que justamente tenía que cuidarse, vaya suerte la suya en esto. No se arrepentía de su decisión pero tampoco penso que en la primera investigación oficial el peligro llegará por su cuenta y vaya manera, porque si fuera más descuidado ya estaría en el suelo con graves heridas, o en una desventaja, por suerte no fue lo ocurrido.

Ni siquiera cuando de los pocos cultivadores Wen que fueron forzados a servir bajo el mando de Wen Xu poderosamente preparados que le dieron la espalda al tirano salvando a los que pudieran lo entrenaron en esto, era para ganar su propia experiencia finalmente. Podría entrenar los mismos estilos día a día o las secuencias, pero nunca sería suficiente solo la teoría con una limitada práctica y eso se notaba en estos momentos.

Como invocado por algo, el resentimiendo alrededor aumento, para este no era un impedimento del todo, habían sobrevivido en esas condiciones, siempre buscando la vida, controlando, reformando y su núcleo dorado zumbaba con fuerza en su interior, protegido por algo que los mismos Wen lograron dessarrollar contra la corrupción del resentimiento. Esquivo golpes cruciales mientras al mismo tiempo atacaba.

Apenas y pudo salvarse por el sorpresivo grito que llego de la nada, su mirada apenas se desvió y puso distancia suficiente. ¿Quién era este desconocido y a quién se refería? Si no iba a ser de utilidad no tenía porque hacerle caso, o si pretendía distraerlo para llevarse el mismo la gloria de una presa cansada.

Además si había estado ahí todo el tiempo, ¿por qué no hizo antes algo? ¿Era una trampa? ¿Estaba en coalición con aquella criatura? En ese caso no dejaría a ninguno de los dos con vida. Si estás de su lado entonces morirás por igual. Dijo pendiente de ambos, ahora siendo dos contra uno su guardia aumentaría, pues aunque se viera debilitado podía ser lo contrario.  No voy a ser el que muera aquí. Preservar la vida era importante para algunas especies y cosas, pero había otras que simplemente no podían caminar en estas tierras.

El cultivador lo oyó milagrosamente, sin embargo estaba decidido a erradicar lo único que quedaba de su shijie en este plano. Podía conservar lo que quedaba de su alma pero no estaba seguro que tan factible sería el devolverla, si es que contaba con la suficiente fuerza y voluntad.

─ Espera, por favor ─ suplicó, al ver que le costaba levantarse por la baja presión de su cuerpo, seguramente por la pérdida de sangre había quedado debilitado. Saltó, sus telas ondeando por la suave brisa del lugar y cayó trastabillando en medio de ambos, con su espada enfundada ─ Dao Zhang, por favor te pido clemencia, se trata de mí shijie. Estaba cumpliendo con mí promesa de celebrar su aniversario de muerte cada 24 de febrero como todos los años. Le juro que es inofensiva… además no quiero entrar en pelea con usted. Mí deber es proteger lo que queda de ella, por su recuerdo ─ respondió tras levantarse y colocando sus manos en saludo con el arma envainada al frente suyo en claro indicio que no sería él quien iniciara la pelea porque tampoco estaba en condiciones. Aunque lo haría si se trataba de su defensa, de todas formas, casi acaba matándose recién en un arrebato.

Se giró ─ Yang Mí, te ruego que descanses, yo lo solucionaré ─ solicitó con el mismo respeto que al otro. Pero ella se mantuvo firme a su lado, no iba a dejarlo solo, era algo que en vida tampoco había hecho y menos ahora.

Soltó un suspiro, se sentía mareado y su respiración estaba agitada. Cambió de mano la espada porque sintió que se le resbalaban gotas de sangre sobre esta, haciéndole imposible el agarre de la misma.

 Pueden llamarlo paranoico, loco o en exceso cauteloso, lo que importaba es que si se sentía amenazado no dudaría en reaccionar al momento, puesto que la vida de un cultivador no es algo que sea indestructible, el accidente más tonto puede acabar con la vida de quien sea, no cabe duda, pero en una cacería nocturna, tentarse demasiado el corazón puede ser peor que usar la espada y matar al enemigo.

Tenía que estar loco por haber cedido a esto, sin embargo, pudo ser la manera en la que rogó por aquella vida, incluso haciendo esfuerzos a pesar de sus heridas, pero su punto al menos era claro, si por asomo estaba en peligro su vida, no respetaría la de ellos, así fuera en contra de todos los preceptos aprendidos. ¿Cómo puedes saber que no es un engaño esto? Cuestiono, observándolo, no se había movido ni enfundado su espada, pero si tenia al menos la consideración de no atacarlo puesto que solo se había movido con un enorme trabajo por las heridas que aparentemente portaba.

Sería tan deshonesto hacer una pelea contigo en el estado en que te encuentras, que no sería una merecida victoria. Enfundando su espada sin remover la vista de ambos. Tienes que curarlas, la perdida de sangre en un lugar con tanto resentimiento no es la mejor de tus opciones, te haría pedazos usando tu vulnerabilidad. ¿Acaso quieres de verdad morir en este desolado sitio? No hay vida, mira a tu alrededor, son ruinas con un pasado enorme y el peso de las muertes, lo más parecido son los túmulos funerarios.

- ¿Engaño? - y pese a estar adolorido en su boca se frunció una sonrisa amarga - No, es imposible, ella no me haría daño, solo espera que la visite como cada año y nada más - susurró aunque sus palabras llegaron partidas y dolorosas a oídos del cultivador. Por un momento pensó que todo esto que vivía era parte de un entramado de su propia cabeza jugando a la vida y, en realidad, se hallaba desvanecido en alguna parte. Pero podía sentir la sangre caliente correr por su diestra y los latidos de su corazón resonando en su cabeza, en su pecho e incluso en sus debilitadas piernas. No podía estar soñando.

- Te repito, no quiero pelear contigo. No soy tu enemigo a menos que atentes contra ella… - reparó con tranquilidad y sin mirarlo, su mirada seguía en el piso intentando concentrarse para no caerse, además le parecía una falta de respeto curarse en ese momento de tensión.
Escuchó atentamente las palabras del otro, tenía razón, no podía contradecirlo. Aun en su juventud tenía la sabiduría de los mayores. Pero acaso ¿había pasado por algo similar? Aquel dolor no lo podía compensar con nada mas que con visitarla en su lugar de deceso y regalarle una flor para recordarla. Era muy triste el recuerdo tanto como su actitud pero sobre todo era reconfortante, un abrazo cálido que necesitaba para mantener su mente y corazón en paz.

Tragó con dificultad, la garganta se le había cerrado y las lágrimas brotaron descontroladas ¿Hace cuanto no lloraba de esa forma?
Ella dejó su actitud hostil y lo envolvió en un abrazo que se sintió cálido y al oído le susurró que confiara.
Tras esto se desvaneció y Wu Yun se incorporó como pudo, arrancó un trozo de tela de su vestimenta y aplicó presión en la herida para luego vendarla. Se acercó al cultivador con cautela y tras quedarse observándolo con los ojos nublados por las lágrimas le dijo - Gracias -

Si un engaño, en tu afán de conservar un rastro de esa persona, que alguien influya en lo más profundo de tu corazón para tomar aquellos recuerdos. -Dijo, porque no era un invento d su parte, cosas, así como los yaos y otros demonios lo usaban para engañar y poder hacerse con sus presas. Xuanyu no era totalmente un experto, pero había visto varios de ellos mientras crecía y aprendía a diferenciarlos de otros.

Comprendía claramente el dolor de haber perdido a una persona querida, ellos los Wen habían perdido a mucha familia por causa de muchos otros cultivadores que se creyeron con el derecho de elegir quien vive o muere, trato de resentirlos, más ese odio no los traería de regreso, no cuando por ahí aun estaban unos cuantos que un día saldrían de las sombras, además de que conocía el nombre de quien los trato de salvar, a este le debía muchas cosas, aun si tal persona nunca se enteraba de ello.

No atacaré mientras no se atacado, de lo contrario aun por encima de ti mismo lo haré. -Dijo convencido de que eso era verdad, no se dejaría herir cuando se podía evitar completamente, era por más justamente que tuviera un sentido tan grande de justicia para no atacar a inocentes.

En su pueblo tenían tabletas con los nombres de los que podían recordar, de todos los Wen buenos que trataron de vivir sus vidas en paz ante de que su mayor Wen Ruohan tratase de apoderarse de todos los clanes e iniciara una sangrienta guerra contra todos, por ende, la historia los tenía como los peores enemigos de la cultivación, y aquel otro cultivador parecía muy renuente a tratar de curarse las heridas propias.

Si se lo hubieran realmente contado, el no lo creería, al ver como aquella, si es que era una criatura y no un espíritu se comportaba de una forma tan humana como esa, pero lo vio, por lo que el otro fue quien acerco una vez se desvaneció. -De nada, debemos marcharnos, en tu situación requieres atención médica, y este sitio no permitirá que pueda curarte adecuadamente. -Menciono. ¿Crees poder caminar hasta el pueblo más cercano o es mejor que directamente te lleve yo? No todos aceptarían la ayuda de un extraño como él.