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I AM RUINATION
"Esta ciudad se cae a pedazos".
Adam lleva escuchando la misma frase sobre Ciudad Tara desde que tiene memoria. No conoce a nadie que apueste un centavo por la ciudad que lo vio crecer. Él procura no decir mucho, porque en el fondo sabe que las habladurías de la gente llevan algo de razón. Hace muchos años que Ciudad Tara se perdió a sí misma, víctima del crimen, la pobreza y de unos malos gobernantes. Adam se hizo detective con la esperanza de hacer la diferencia para la ciudad, de ser una luz en medio de tanta podredumbre, pero con el pasar de los años sus buenas intenciones se van diluyendo poco a poco.
Hoy Adam ya no tiene esperanzas de hacer un gran cambio en la ciudad, pero sí que quiere hacer bien su trabajo, pues se niega a formar parte del resto de la corrupción del cuerpo policial. Buena parte de sus investigaciones lo llevan hacia el Mercado Negro de la ciudad. La sola existencia de un sitio como éste le recuerda a Adam que la ciudad está perdida, pero alguien tiene que hacer las preguntas incómodas para que las investigaciones lleguen a buen puerto.
A simple vista, el Mercado Negro no parece tener ninguna ley o autoridad pero, en el centro de todo, siempre está Ben. Lleva regentando el mercado desde hace años, como antes lo había hecho su padre. Ciudad Tara se cae a pedazos, pero eso no significa que la gente no pueda obtener ciertos beneficios si está dispuesta a pagar más de la cuenta. Ben tiene claro de que esta ciudad no tiene remedio, así que lo único que puede hacer es jugar el mismo juego de corrupción para sobrevivir.
Ben no puede entender el sentido del deber de Adam, así como Adam no comprende el cinismo de Ben, quien sólo parece jugar para su propio beneficio. Sin embargo, cuando las cosas se tuercen todavía más de la cuenta, a ninguno de los dos le quedará más remedio que confiar el uno en el otro.
Adam lleva escuchando la misma frase sobre Ciudad Tara desde que tiene memoria. No conoce a nadie que apueste un centavo por la ciudad que lo vio crecer. Él procura no decir mucho, porque en el fondo sabe que las habladurías de la gente llevan algo de razón. Hace muchos años que Ciudad Tara se perdió a sí misma, víctima del crimen, la pobreza y de unos malos gobernantes. Adam se hizo detective con la esperanza de hacer la diferencia para la ciudad, de ser una luz en medio de tanta podredumbre, pero con el pasar de los años sus buenas intenciones se van diluyendo poco a poco.
Hoy Adam ya no tiene esperanzas de hacer un gran cambio en la ciudad, pero sí que quiere hacer bien su trabajo, pues se niega a formar parte del resto de la corrupción del cuerpo policial. Buena parte de sus investigaciones lo llevan hacia el Mercado Negro de la ciudad. La sola existencia de un sitio como éste le recuerda a Adam que la ciudad está perdida, pero alguien tiene que hacer las preguntas incómodas para que las investigaciones lleguen a buen puerto.
A simple vista, el Mercado Negro no parece tener ninguna ley o autoridad pero, en el centro de todo, siempre está Ben. Lleva regentando el mercado desde hace años, como antes lo había hecho su padre. Ciudad Tara se cae a pedazos, pero eso no significa que la gente no pueda obtener ciertos beneficios si está dispuesta a pagar más de la cuenta. Ben tiene claro de que esta ciudad no tiene remedio, así que lo único que puede hacer es jugar el mismo juego de corrupción para sobrevivir.
Ben no puede entender el sentido del deber de Adam, así como Adam no comprende el cinismo de Ben, quien sólo parece jugar para su propio beneficio. Sin embargo, cuando las cosas se tuercen todavía más de la cuenta, a ninguno de los dos le quedará más remedio que confiar el uno en el otro.
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Adam Burrows 29 años — Detective — David Oakes — Minerva | Ben Carson 31 años — Mafioso — Ben Barnes — Juno |
1x1 — ORIGINAL REALISTA — Minerva & Juno
- Post de Rol:
- Código:
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Capítulo X
Nuevos comienzos
Técnicamente, Lily llegaba para cuidar de Mark a mediodía, pero fue una completa fortuna que la chica llegara un par de horas antes. Ben ni siquiera le preguntó cuando le dejó el pago por adelantado, incluyendo las horas extras que acababa de robarle de su rutina diaria. No pasó por alto la manera curiosa en que Lily se quedó mirando a Adam cuando éste subió al auto de Ben. Pero, por supuesto, la chica no dijo nada más, tan sólo tomó la mano de Mark y se despidió de ambos como si fuera de lo más rutinario del mundo.
Aunque habían desayunado todos juntos, Ben y Adam no habían tenido oportunidad de hablar a solas de nuevo. ¿Cómo hacerlo, si Mark no dejó de hablar durante todo el desayuno? Al menos, había amanecido de muy buen humor y no volvió a hablar sobre sus pesadillas.
Así que Ben, como cualquier persona decente, se ofreció a llevar a Adam hasta su casa. Era una oportunidad perfecta para estar a solas. Todavía no sabía cómo procesar todo lo que había sucedido anoche. Adam era el niño que había salvado. El dueño legítimo del reloj que había guardado durante todo este tiempo. Ben no podía creer que todo esto era verdad.
Durante el camino, ninguno de los dos habló sobre algo en particular. Ben creía que estaba manejando este asunto de la manera más madura posible, pero aquella percepción se tambaleó cuando llegaron frente al edificio donde vivía Adam. Aunque Ben tenía su dirección, por simple precaución, era la primera vez que estaba allí.
—Bien, que no se diga que no soy un caballero, Adam —dijo, mientras ladeaba el rostro en su dirección—. Estás sano y salvo en la puerta de tu casa.
Aunque habían desayunado todos juntos, Ben y Adam no habían tenido oportunidad de hablar a solas de nuevo. ¿Cómo hacerlo, si Mark no dejó de hablar durante todo el desayuno? Al menos, había amanecido de muy buen humor y no volvió a hablar sobre sus pesadillas.
Así que Ben, como cualquier persona decente, se ofreció a llevar a Adam hasta su casa. Era una oportunidad perfecta para estar a solas. Todavía no sabía cómo procesar todo lo que había sucedido anoche. Adam era el niño que había salvado. El dueño legítimo del reloj que había guardado durante todo este tiempo. Ben no podía creer que todo esto era verdad.
Durante el camino, ninguno de los dos habló sobre algo en particular. Ben creía que estaba manejando este asunto de la manera más madura posible, pero aquella percepción se tambaleó cuando llegaron frente al edificio donde vivía Adam. Aunque Ben tenía su dirección, por simple precaución, era la primera vez que estaba allí.
—Bien, que no se diga que no soy un caballero, Adam —dijo, mientras ladeaba el rostro en su dirección—. Estás sano y salvo en la puerta de tu casa.
11:15AM — Casa de Adam — Con Adam
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Capítulo X
Nuevos comienzos
Adam todavía no terminaba de procesar todo lo sucedido desde los días anteriores. Desde que se había dado cuenta de que Ben era el Carson de su infancia todo había tenido un tinte irreal, pero apenas podía procesar que la noche anterior Ben y él se habían besado, y se había sentido como el lugar al que tenían que llegar eventualmente.
Parecía que habían seguido un largo camino para llegar a ese punto, pero de cualquier manera iban a llegar allí.
Mark había estado adorable esa mañana. Parecía realmente complacido de tener a los dos en la casa y no había seguido preguntando qué hacía Adam allí. Casi que parecía dar por hecho que Adam y Ben pertenecían ahí en la casa junto a él. Por suerte, la llegada de Lily lo distrajo lo suficiente para que no hiciera más bien preguntas sobre por qué Adam se marchaba.
Ben se ofreció a llevarlo, lo que agradeció porque no había llevado auto y porque era evidente que seguían teniendo pendientes. Mark los había interrumpido la noche anterior, pero además, con él en la cama, no habían podido hablar.
Adam no sabía qué quería decir, pero sabía que faltaban cosas por hablar.
—Gracias —dijo brevemente, y lanzó una mirada hacia su apartamento. Mejor no lo pensaba demasiado, sabía que tenía que hacer esto y además, quería hacerlo—. ¿Quieres subir? Me parece que tenemos cosas pendientes que hablar.
Se giró a mirarlo. Era estúpido que a esta edad se le acelerara el corazón cuando miraba a Ben a los ojos, como un condenado adolescente que fuera a meter a su novio a hurtadillas a la casa. Era su apartamento, a nadie le importaría quién subía con él, era libre de hacer lo que quisiera.
Pero Ben siempre había tenido un aura de prohibido a su alrededor.
Ahora todo eso daba igual. Quería que subiera con él a casa. Pero se limitó a esperar su respuesta, mirándolo a los ojos.
11:15AM — Casa de Adam — Con Ben
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Capítulo X
Nuevos comienzos
Ben soltó una carcajada cuando Adam volvió a decir que tenían que hablar. Así había empezado la conversación la noche anterior, pero al principio Ben no se había tomado a bien esa frase, sino todo lo contrario. Parecía increíble que ahora todo fuera completamente diferente. Todavía le hacía cosquillas el recuerdo de los labios de Adam sobre los suyos, la manera en que ambos se habían tocado y abrazado.
Estaría siendo un completo hipócrita si no dijera que lamentaba muchísimo que Mark los hubiera interrumpido anoche. Por supuesto que necesitaba estar a solas con Adam lo antes posible, pero si éste decía que tenían que hablar, de seguro que eso de los besos iba a postergarse. Ben no estaba seguro cómo eso lo hacía sentir, pero se lo tomaría con mejor humor que ayer.
Así que Ben alzó las manos con resignación, regalándole a Adam una sonrisa justo antes de salir del auto.
—¿No te parece gracioso que usaste la misma frase justo ayer? Recuerdo que me lo tomé terrible, hasta me regañaste —comentó, mientras se acercaba despacio hacia Adam. Ambos estaban en plena acera, cualquier peatón que pasara por allí podía mirarlos, pero a Ben no le importaba. Llevaba años construyéndose una reputación que lo protegía, creía que tenía derecho a mostrarse en público con quien quisiera.
Cuando tomó despacio la mano de Adam, le acarició el dorso. Recordaba su expresión anoche, cuando le confesó la verdad. Se habían dicho demasiadas cosas, Ben no hablaba de su pasado con nadie, pero ahora sabía que Adam era también parte de su propia historia. Parecía una completa locura, pero el viejo reloj de su padre era la prueba irrefutable que nada de esto era un sueño o algún invento de Adam.
Sus vidas estaban entrecruzadas desde hacía muchísimo tiempo y ahora estaba redescubriendo aquello a plena luz del día.
—Bien, soy todo tuyo. Llévame a tu casa y hablemos, detective Burrows —dijo, soltando su mano y echando un paso atrás, dejándole a Adam todo el espacio que quisiera para guiarlo a su casa.
Estaría siendo un completo hipócrita si no dijera que lamentaba muchísimo que Mark los hubiera interrumpido anoche. Por supuesto que necesitaba estar a solas con Adam lo antes posible, pero si éste decía que tenían que hablar, de seguro que eso de los besos iba a postergarse. Ben no estaba seguro cómo eso lo hacía sentir, pero se lo tomaría con mejor humor que ayer.
Así que Ben alzó las manos con resignación, regalándole a Adam una sonrisa justo antes de salir del auto.
—¿No te parece gracioso que usaste la misma frase justo ayer? Recuerdo que me lo tomé terrible, hasta me regañaste —comentó, mientras se acercaba despacio hacia Adam. Ambos estaban en plena acera, cualquier peatón que pasara por allí podía mirarlos, pero a Ben no le importaba. Llevaba años construyéndose una reputación que lo protegía, creía que tenía derecho a mostrarse en público con quien quisiera.
Cuando tomó despacio la mano de Adam, le acarició el dorso. Recordaba su expresión anoche, cuando le confesó la verdad. Se habían dicho demasiadas cosas, Ben no hablaba de su pasado con nadie, pero ahora sabía que Adam era también parte de su propia historia. Parecía una completa locura, pero el viejo reloj de su padre era la prueba irrefutable que nada de esto era un sueño o algún invento de Adam.
Sus vidas estaban entrecruzadas desde hacía muchísimo tiempo y ahora estaba redescubriendo aquello a plena luz del día.
—Bien, soy todo tuyo. Llévame a tu casa y hablemos, detective Burrows —dijo, soltando su mano y echando un paso atrás, dejándole a Adam todo el espacio que quisiera para guiarlo a su casa.
11:15AM — Casa de Adam — Con Adam
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Capítulo X
Nuevos comienzos
Adam parpedeó, sorprendido por el comentario. No se había dado cuenta de que había usado las mismas palabras. Tuvo que repasar mentalmente sus palabras y las del día anterior para confirmar que en efecto, Ben estaba en lo correcto.
—No noté que dije lo mismo —replicó, frunciendo ligeramente el ceño—. Tal vez no tengo un gran repertorio de frases para iniciar conversaciones serias.
Estrechó la mano de Ben. Si alguien de su trabajo lo veía, su reputación estaría probablemente arruinada. O quien sabe. Tara era la ciudad del revés. Tal vez el resto de policías pensaría que al fin había seguido a la mayoría y había hecho una alianza con una mafia de la ciudad.
Aunque el Mercado Negro no era realmente como los grupos mafiosos de la ciudad. Era un sistema diferente. Ilegal, pero diferente.
Volteó la mirada hacia el edificio y tiró de Ben para que lo siguiera a su apartamento. No quería pensar ahora mismo en esos términos, aunque eventualmente tendría que hacerlo. Su relación con Ben iba a significar algo para Adam y su trabajo. La pregunta era cómo iba a manejarlo.
—Sospecho que no vas a ser usualmente tan obediente —comentó mientras llamaba el ascensor para subir al cuarto piso—. Pero me alegra que hoy tengas tiempo para venir a hablar conmigo.
Era extraño. Adam no estaba acostumbrado a sonreír. Y sin embargo, la sonrisa escapó de sus labios cuando tiró de Ben a que lo acompañara al ascensor. Realmente estaba muy feliz de tenerlo ahí con él, aunque no supiera todavía cómo eran las reglas entre ellos ahora.
Hasta la noche anterior, Ben y él habían mantenido siempre una cuidadosa distancia entre ellos, como si fueran conscientes de que si sus cuerpos entraban en contacto ago iba a suceder. Ahora, sin embargo, que ya habían roto todas las barreras, Adam no sabía qué hacer.
Quería tirar de Ben y abrazarlo, y besarlo. Pero... ¿dónde? ¿cuándo? No sabía ahora mismo qué, dónde o cuándo estaba permitido ese contacto. Por eso quería hablar.
Aunque no tenía idea de cómo poner eso en palabras.
11:15AM — Casa de Adam — Con Ben
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Capítulo X
Nuevos comienzos
Ben se quedó por un instante mirando cómo Adam le tomaba la mano. Le parecía un gesto espontáneo y genuino, él no podía sentirse más dichoso. De haber sabido en qué iba a derivar esa conversación, jamás se habría puesto tan a la defensiva.
Lo bueno era que la suerte le había sonreído. Desde que recuperó el Mercado Negro, Ben se había ganado la fama de tipo suertudo. Pero, la verdad, él sabía muy bien que todo tenía que ver con el trabajo duro y a su necedad de sobrevivir a pesar de todo. Lo de Adam y su encuentro de niños sí que era genuinamente un golpe de suerte.
—No pasa nada con tus frases, yo estoy encantado —dijo Ben, mientras tiraba de la mano de Adam y le daba un rápido beso en el dorso. Sonrió de ver la expresión azorada de Adam luego de haberlo hecho.
Quería decirle que se empezara a acostumbrar, pero quizás no era bueno meter la pata tan pronto. Después de todo, todavía no sabía bien qué era lo que Adam quería hablar con él. Tal vez se arrepentía, no de haberle dicho la verdad, pero sí de lo que habían hecho anoche. Quizás Adam sí que estaba feliz de que Mark los hubiera interrumpido.
—Sabes bien que no soy una persona obediente, pero hasta ahora eso me ha servido. Lo que sí puedo prometerte es que voy a portarme bien —con cuidado le soltó la mano, para alzar ambas, como si estuviera rindiéndose ante él. Ben estaba dispuesto a escucharlo hasta el final, incluso en el remoto caso de que no le gustaba lo que él iba a decir—. Así que anda, yo te sigo. Ya conoces de sobra mi casa, creo que es justo que yo eche un vistazo ahí dentro ¿no?
Ben señaló con un gesto el edificio que estaba frente a ellos. Como llevaban de tratarse mucho tiempo, sí que conocía la dirección, preo tan sólo había estado allí en esa ocasión desesperada en que estaban salvando a Mark por primera vez. Le parecía que hacía años desde aquel entonces, aunque sólo habían pasado un par de meses como mucho. Pero ahora eran dos personas completamente diferentes. Además, ahora las circunstancias eran diferentes, porque Adam no lo estaba buscando a las prisas, ni como un último recurso. Lo estaba invitando a casa porque quería hablar con él a solas.
Lo bueno era que la suerte le había sonreído. Desde que recuperó el Mercado Negro, Ben se había ganado la fama de tipo suertudo. Pero, la verdad, él sabía muy bien que todo tenía que ver con el trabajo duro y a su necedad de sobrevivir a pesar de todo. Lo de Adam y su encuentro de niños sí que era genuinamente un golpe de suerte.
—No pasa nada con tus frases, yo estoy encantado —dijo Ben, mientras tiraba de la mano de Adam y le daba un rápido beso en el dorso. Sonrió de ver la expresión azorada de Adam luego de haberlo hecho.
Quería decirle que se empezara a acostumbrar, pero quizás no era bueno meter la pata tan pronto. Después de todo, todavía no sabía bien qué era lo que Adam quería hablar con él. Tal vez se arrepentía, no de haberle dicho la verdad, pero sí de lo que habían hecho anoche. Quizás Adam sí que estaba feliz de que Mark los hubiera interrumpido.
—Sabes bien que no soy una persona obediente, pero hasta ahora eso me ha servido. Lo que sí puedo prometerte es que voy a portarme bien —con cuidado le soltó la mano, para alzar ambas, como si estuviera rindiéndose ante él. Ben estaba dispuesto a escucharlo hasta el final, incluso en el remoto caso de que no le gustaba lo que él iba a decir—. Así que anda, yo te sigo. Ya conoces de sobra mi casa, creo que es justo que yo eche un vistazo ahí dentro ¿no?
Ben señaló con un gesto el edificio que estaba frente a ellos. Como llevaban de tratarse mucho tiempo, sí que conocía la dirección, preo tan sólo había estado allí en esa ocasión desesperada en que estaban salvando a Mark por primera vez. Le parecía que hacía años desde aquel entonces, aunque sólo habían pasado un par de meses como mucho. Pero ahora eran dos personas completamente diferentes. Además, ahora las circunstancias eran diferentes, porque Adam no lo estaba buscando a las prisas, ni como un último recurso. Lo estaba invitando a casa porque quería hablar con él a solas.
11:15AM — Casa de Adam — Con Adam
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Capítulo X
Nuevos comienzos
Adam sonrió al escucharlo decir que iba a portarse bien. Dudaba que eso estuviera en el repertorio de Ben. Pero en efecto, Ben lo había dejado andar libremente por su casa. Él podia hacer otro tanto. Realmente no tenía muchas cosas peligrosas de que Ben encontrara. ¿Cierto?
Después de todo no era a él a quien vigilaba. Nunca había estado cerca de atraparlo, excepto cuando lo había pillado metido en el hospital.
Abrió la puerta de su apartamento y lo dejó entrar. No había dejado particularmente ordenado, pues no había esperado tener visitas. Nunca llevaba a nadie hasta su apartamento. La última vez que había estado alguien allí había sido Declan, y antes el propio Ben con Mark.
—¿Quieres tomar algo? —le ofreció, pensando que tal vez sería más fácil para ambos hablar con un vaso en la mano—. No sé. es temprano, pero...
Habían desayunado en casa de Ben con Mark, así que ninguno debía tener hambre todavía. Odiaba estar ansioso e inquieto, le hacía sentir inexperto e inmaduro. Que en lo que ha relaciones se trataba, lo era.
—Mira, después de lo que hablamos ayer y lo que pasó entre nosotros, supongo que debemos definir un poco las cosas —dijo, pensando que no debía darle más largas de la cuenta al asunto que les traía hasta allí—. Sigo sin procesar que nos hayamos encontrado de nuevo y que hayamos estado en contacto tanto tiempo... Pero creo que evidentemente no podemos seguir tratándonos como antes.
Era difícil precisar a qué se refería aquel "como antes". No era como que antes de saber quién era el otro se hubieran tratado como policía y jefe del mercado negro nada más. Adam tendría que haberlo investigado por eso, pero en su lugar se había apoyado en él en algunas ocasiones. Y Ben le había ayudado también.
Pero no podían regresar a solo eso. A medirse mutuamente intentando no acercarse demasiado. Ya habían cruzado esos límites.
Se giró a mirar a Ben, aunque todavía era irreal verlo allí, en el centro de sala.
11:15AM — Casa de Adam — Con Ben
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Capítulo X
Nuevos comienzos
Ben se tomó el trabajo de recorrer con curiosidad la casa de Adam, pues la primera vez que había estado allí no pudo prestar atención a los detalles. La casa de Adam le parecía bastante acogedora, aunque se notaba que sólo él vivía allí, pues no estaba lleno de objetos personales, ni tampoco fotografías. Ben no podía culparlo en esto último, él no tenía fotos de su familia en las paredes, sino pinturas.
Además, Adam parecía bastante nervioso. A Ben eso le parecía adorable, porque no era normal que el detective luciera de esa forma. Por lo general siempre parecía seguro de sí mismo, hasta enojado con el mundo. Así que Ben, en lugar de meterse con él, como sería lo habitual, tan sólo pronunció la sonrisa y decidió bajar la guardia.
—Una segunda taza de café es justo lo que se necesita para empezar con pie derecho el día —comentó Ben, aceptando su ofrecimiento. No creía que fuera buena idea beber otra cosa, porque Adam parecía insistir en que había que conversar y no sabía si podía controlarse a sí mismo con alcohol en el organismo.
Y de verdad estaba interesado en lo que Adam tenía que decirle.
Así que lo escuchó con atención. Cuando usó la palabra “definir” tuvo que contener las ganas que tenía de interrumpirlo. Esa era una palabra que podía adquirir muchos significados y quería estar seguro de que ambos estaban en la misma página.
—Creo que preferiría que nos siguiéramos tratando como anoche —dijo Ben, tratando de ser lo más claro posible—. ¿Es a eso a lo que te refieres cuando dices que tenemos que definir lo que pasa entre nosotros?
Ben pudo agregar algo más, pero decidió que callarse era lo mejor que podía hacer en este momento. Anoche, antes de que Adam le hubiera confesado todo, cometió el error de adelantarse, de creer que conocía de verdad las intenciones de Adam y al final quedó en evidencia que se había adelantado de mala manera. Así que prefería ahora escuchar a Adam primero hasta el final. Después de todo, tenía un buen presentimiento de todo aquello. Si Adam de verdad quisiera poner distancia entre los dos, no se habría tomado la molestia de traerlo hasta su apartamento. De seguro que se lo hubiera podido decir de camino, o haberse ido en un taxi hasta su casa. No había necesidad de toda esta pantomima.
Y, sin embargo, estaban allí. Para Ben esto tenía que ser una buena señal. Porque, en el fondo, quería que Adam reconociera que nunca habían tenido una relación convencional. Lo lógico era que Ben le hubiera pegado un tiro la primera vez que vino a pedirle ayuda al Mercado Negro. O, como mínimo, decirle a sus hombres que lo dejaran entrar de nuevo si no iba a comprar mercancía.
Pero nada de eso había pasado, Ben había aceptado echarle una mano con un caso y a partir de allí sus encuentros habían escalado hasta anoche. Nunca fue algo normal, era mejor aceptarlo.
Además, Adam parecía bastante nervioso. A Ben eso le parecía adorable, porque no era normal que el detective luciera de esa forma. Por lo general siempre parecía seguro de sí mismo, hasta enojado con el mundo. Así que Ben, en lugar de meterse con él, como sería lo habitual, tan sólo pronunció la sonrisa y decidió bajar la guardia.
—Una segunda taza de café es justo lo que se necesita para empezar con pie derecho el día —comentó Ben, aceptando su ofrecimiento. No creía que fuera buena idea beber otra cosa, porque Adam parecía insistir en que había que conversar y no sabía si podía controlarse a sí mismo con alcohol en el organismo.
Y de verdad estaba interesado en lo que Adam tenía que decirle.
Así que lo escuchó con atención. Cuando usó la palabra “definir” tuvo que contener las ganas que tenía de interrumpirlo. Esa era una palabra que podía adquirir muchos significados y quería estar seguro de que ambos estaban en la misma página.
—Creo que preferiría que nos siguiéramos tratando como anoche —dijo Ben, tratando de ser lo más claro posible—. ¿Es a eso a lo que te refieres cuando dices que tenemos que definir lo que pasa entre nosotros?
Ben pudo agregar algo más, pero decidió que callarse era lo mejor que podía hacer en este momento. Anoche, antes de que Adam le hubiera confesado todo, cometió el error de adelantarse, de creer que conocía de verdad las intenciones de Adam y al final quedó en evidencia que se había adelantado de mala manera. Así que prefería ahora escuchar a Adam primero hasta el final. Después de todo, tenía un buen presentimiento de todo aquello. Si Adam de verdad quisiera poner distancia entre los dos, no se habría tomado la molestia de traerlo hasta su apartamento. De seguro que se lo hubiera podido decir de camino, o haberse ido en un taxi hasta su casa. No había necesidad de toda esta pantomima.
Y, sin embargo, estaban allí. Para Ben esto tenía que ser una buena señal. Porque, en el fondo, quería que Adam reconociera que nunca habían tenido una relación convencional. Lo lógico era que Ben le hubiera pegado un tiro la primera vez que vino a pedirle ayuda al Mercado Negro. O, como mínimo, decirle a sus hombres que lo dejaran entrar de nuevo si no iba a comprar mercancía.
Pero nada de eso había pasado, Ben había aceptado echarle una mano con un caso y a partir de allí sus encuentros habían escalado hasta anoche. Nunca fue algo normal, era mejor aceptarlo.
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Nuevos comienzos
Café.
Era una buena elección aunque podía terminar con los nervios de punta por exceso de cafeína. Puso a hacer un par de tazas de una vez, pero la conversación se les estaba adelantando,
Sonrió ante la mención de Ben de la noche anterior.
—Sí, yo también preferiría continuar el trato de anoche —aceptó—. Pero eso fue a solas y a puertas cerradas.
No sabía cómo decir esto, así que le habría ayudado tener una jarra en su mano.
—No quiero que lo que tengamos sea un secreto —continuó, pensando que Ben se iba a tomar mal su pausa—. Pero yo sigo siendo un policía y tú sigues dirigiendo el mercado negro. ¿Cómo lo llevaremos? No por lo que diga la gente en sí, sino por la reputación de ambos. En el trabajo creerán que finalmente cedí a trabajar con la mafia. ¿Y qué pensarán de ti tus subordinados?
Tal vez Ben no le veía lo problemático, pero él veía claro que era un problema.
No quería volverse atrás, ni creía que después de lo que habían descubierto pudieran hacerlo. Ben y él estaban de alguna forma predestinados, si es que eso existía. Pero tampoco quería decirlo de esa forma.
La pregunta era cómo podían manejarlo. Seguro que Ben no lo veía tan complicado como él. Estaba esperando ver cómo lo resolvía.
11:15AM — Casa de Adam — Con Ben
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Capítulo X
Nuevos comienzos
A Ben le hubiera gustado reírse abiertamente luego de que Adam le confirmara que también preferiría que estuvieran continuando las caricias de anoche. Sin embargo, Ben estaba consciente de que la conversación requería seriedad, por mucho que no quisiera. Lo que había sucedido anoche entre ambos cambiaba todo entre los dos.
Así que esperó a que Adam terminara de hablar, e incluso esperó a que estuviera lista su taza de café. Ben aceptó con una media sonrisa la caliente taza de café y dio un soplo antes de beber el primer sorbo. Le parecía que el café estaba delicioso, pero quizás era que estaba de muy buen humor aquella mañana.
Pero las palabras de Adam le recordaban que sí era importante que hablaran esta mañana. Ben se quedó mirando la taza de café por un instante, sintiéndose impotente, porque a Adam parecía preocuparle bastante el tema de su reputación, pero Ben estaba viendo un poco más allá. El problema no era lo que los policías corruptos de Adam pensaran de él, sino qué podían hacer con esa información.
Lo que podrían hacerle a él.
—Adam, lo que pasó ayer… fue importante para mí. Sé que la mayoría del tiempo me comporto como un cínico, pero creo que ahora sabes muy bien que no lo soy. No puedo decirte cómo manejarte en el cuerpo policial, tú lo conoces mucho mejor que yo. Me gusta lo que dices sobre no mantener esto como un secreto, porque eso significa que ves lo nuestro como una relación, querido Adam —dijo Ben, ahora sí regalándole una de sus habituales sonrisas—. Nunca te tomé por un romántico, pero estoy muy conmovido. Sin embargo, aunque estoy de acuerdo contigo, hay una cosa que me gustaría decirte.
Ben quería que Adam comprendiese su punto de vista, pero estaba buscando las palabras adecuadas, sin que eso necesitara ponerse en evidencia. Tan en evidencia.
A él tampoco le gustaba los secretos, prefería jugar de frente y sin ataduras, pero Ben se había mantenido hasta ahora lejos de problemas porque tampoco tenía demasiado que arriesgar. Era solo él contra el mundo, no tenía más familia que lo hiciera vulnerable. No tenía una esposa como Sullivan ni tampoco tenía hijos por toda la ciudad como Cobbert. Al menos, hasta que llevó a Mark a su casa y metió a Adam en su cama.
Así que esperó a que Adam terminara de hablar, e incluso esperó a que estuviera lista su taza de café. Ben aceptó con una media sonrisa la caliente taza de café y dio un soplo antes de beber el primer sorbo. Le parecía que el café estaba delicioso, pero quizás era que estaba de muy buen humor aquella mañana.
Pero las palabras de Adam le recordaban que sí era importante que hablaran esta mañana. Ben se quedó mirando la taza de café por un instante, sintiéndose impotente, porque a Adam parecía preocuparle bastante el tema de su reputación, pero Ben estaba viendo un poco más allá. El problema no era lo que los policías corruptos de Adam pensaran de él, sino qué podían hacer con esa información.
Lo que podrían hacerle a él.
—Adam, lo que pasó ayer… fue importante para mí. Sé que la mayoría del tiempo me comporto como un cínico, pero creo que ahora sabes muy bien que no lo soy. No puedo decirte cómo manejarte en el cuerpo policial, tú lo conoces mucho mejor que yo. Me gusta lo que dices sobre no mantener esto como un secreto, porque eso significa que ves lo nuestro como una relación, querido Adam —dijo Ben, ahora sí regalándole una de sus habituales sonrisas—. Nunca te tomé por un romántico, pero estoy muy conmovido. Sin embargo, aunque estoy de acuerdo contigo, hay una cosa que me gustaría decirte.
Ben quería que Adam comprendiese su punto de vista, pero estaba buscando las palabras adecuadas, sin que eso necesitara ponerse en evidencia. Tan en evidencia.
A él tampoco le gustaba los secretos, prefería jugar de frente y sin ataduras, pero Ben se había mantenido hasta ahora lejos de problemas porque tampoco tenía demasiado que arriesgar. Era solo él contra el mundo, no tenía más familia que lo hiciera vulnerable. No tenía una esposa como Sullivan ni tampoco tenía hijos por toda la ciudad como Cobbert. Al menos, hasta que llevó a Mark a su casa y metió a Adam en su cama.
11:15AM — Casa de Adam — Con Adam
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Capítulo X
Nuevos comienzos
Se sintió avergonzado cuando Adam le dijo que era un romántico. Él tampoco se habría definido a sí mismo de esa forma. Pero después de la noche anterior no podía evitar pensar que en efecto, lo de Ben y él aunque pareciera imposible al inicio, simplemente tenía que aceptarlo a brazos abiertos.
Aunque no tuviera idea de cómo integrarlo en su vida.
Cómo manejarlo con la policía era algo que le seguía preocupando. Su integridad como policía estaría cuestionada, lo que no dejaba de joderle porque sabía que merecía su reputación de policía recto. Pero en general no sabía cómo iba a sostener su trabajo y aquella relación.
—¿No lo ves tú como una relación? —preguntó, frunciendo el ceño—. ¿Qué otra cosa podría ser?
Le parecía un insulto siquiera sugerir otra cosa.
¿Acaso creía que había recuperado al Carson de su infancia para dejarlo por ahí?
Pero Ben parecía preocupado por algo más, lo que le causó más inquietud que la que sentía previo a esa conversación. Sintió que la ansiedad le atenazaba el cuello. Temía que lo que iba a decirle Ben ahora. Tal vez se había adelantado mucho con todo lo que había dicho.
Miró a Ben con aprensión.
—Bueno, di lo que tengas que decir —le apuró.
No quería seguir haciendo el ridículo si lo que Ben le iba a decir era que ahí no había una relación ni nada.
No podía soportarlo.
11:15AM — Casa de Adam — Con Ben
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