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Original • Ciencia Ficción• One on one
Conexión Galáctica
Todo comienza para el año 4050, cuando Olivier Lambert, un joven astronauta, se preparaba para una un vuelo de prueba del Nexus 50, una nueva nave que había creado la NASA. La misma estaba preparada para ser la más potente y con mayor alcance de vuelo que nunca antes habían podido ver antes. La idea era que el astronauta llegara hasta el punto más lejano del espacio que pudiera y luego regresara. Pues solo era una prueba. Por lo que tenía una cantidad limitada de recursos en su arsenal. Pero lo suficiente para sobrevivir la ida y la vuelta. Incluso tenía una buena cantidad del suero de la Vida. Que era un tipo de poción que hacía unos años se había inventado, que les permitía al ingerirla que su cuerpo se adaptara a la atmosfera del lugar donde se encontraran y así poder respirar. Duraba unas 24 horas el efecto que se ingería en la cantidad de dos cucharadas grandes. Esto le daría algo de seguridad por si ocurría algún imprevisto. Cosa que dudaban, pero nunca estaba de más prevenir.
La misión había comenzado bien, siendo Olivier el único tripulante de la nave había logrado obtener su meta. Llegar hasta el sitio más lejano que nunca antes habían podido alcanzar. Por las ventanas de la Nexus 50 se podía ver un gran planeta con un aspecto singular. Una mitad era de colores en tonos azules y verdoso, además de parecer siempre estar de noche. Mientras que la otra parte, la vegetación era entre naranja y amarillos, y tenía luz. Al parecer todo esto se debía a que la estrella o satélite que alumbraba y estaba junto al planeta giraba a la par del mismo, por lo que había una mitad que siempre era de día y la otra siempre era de noche. Se trataba del planeta llamado Telikós que significaba final. Pues se encontraba situado al final de la Galaxia de la Vía Láctea.
Justo en el momento que Lambert se disponía a regresar y contar todo lo que había visto, además de informar lo bien que había funcionado la nave. Todo se volvió patas para arriba para el chico. La nave comenzó a fallar, tenía que aterrizar de emergencia de forma brusca en Telikós. Fue ahí donde se topó frente a frente con Zuviam Orione un alienígena de contextura humanoide procedente de la zona “Obscura” del planeta. El joven vivía en una aldea oculta en las montañas, su pueblo, a diferencia de los que vivían en la zona de Luz, eran más reservados. Por lo que no eran muy dados ayudar a lo desconocido. Al menos no los mayores. En cambio, Zuviam no pensaba igual, solo vio a un desconocido en aprietos. Esto podría causarle grandes problemas con su pueblo. ¿Hasta dónde podría llegar a convencerlos de que era la decisión correcta? ¿Cuánto aguantaría Olivier allí? Esas eran solo alguna de las preguntas que surgirían. Aunque la mayor de ellas seria… ¿Cómo era posible sentir algo por alguien de otro planeta?
La misión había comenzado bien, siendo Olivier el único tripulante de la nave había logrado obtener su meta. Llegar hasta el sitio más lejano que nunca antes habían podido alcanzar. Por las ventanas de la Nexus 50 se podía ver un gran planeta con un aspecto singular. Una mitad era de colores en tonos azules y verdoso, además de parecer siempre estar de noche. Mientras que la otra parte, la vegetación era entre naranja y amarillos, y tenía luz. Al parecer todo esto se debía a que la estrella o satélite que alumbraba y estaba junto al planeta giraba a la par del mismo, por lo que había una mitad que siempre era de día y la otra siempre era de noche. Se trataba del planeta llamado Telikós que significaba final. Pues se encontraba situado al final de la Galaxia de la Vía Láctea.
Justo en el momento que Lambert se disponía a regresar y contar todo lo que había visto, además de informar lo bien que había funcionado la nave. Todo se volvió patas para arriba para el chico. La nave comenzó a fallar, tenía que aterrizar de emergencia de forma brusca en Telikós. Fue ahí donde se topó frente a frente con Zuviam Orione un alienígena de contextura humanoide procedente de la zona “Obscura” del planeta. El joven vivía en una aldea oculta en las montañas, su pueblo, a diferencia de los que vivían en la zona de Luz, eran más reservados. Por lo que no eran muy dados ayudar a lo desconocido. Al menos no los mayores. En cambio, Zuviam no pensaba igual, solo vio a un desconocido en aprietos. Esto podría causarle grandes problemas con su pueblo. ¿Hasta dónde podría llegar a convencerlos de que era la decisión correcta? ¿Cuánto aguantaría Olivier allí? Esas eran solo alguna de las preguntas que surgirían. Aunque la mayor de ellas seria… ¿Cómo era posible sentir algo por alguien de otro planeta?
Olivier Lambert
Dylan O'Brien • 29 Años • Astronauta • Shooting Star
Zuviam Orione
Tyler Hoechlin • 31 años • Alienigena • Rising Sun
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3. SIN LOCURA NO HAY DIVERSIÓN
“ESO QUE HOY PARECE UNA LOCURA MAÑANA SERÁ UNO DE TUS MAYORES RECUERDOS"
Era entendible que ocurrieran algún tipo de choque cultural por decirlo de alguna manera. Se trataba de dos personas de planetas diferentes, con culturas y costumbres diferentes. Por lo que Zuviam no se había molestado por su reacción. Lo que sí no deseaba era que aquel incidente le cortara las ganas de disfrutar aquel momento de descanso y liberación de estrés.
— Está bien, no estoy molesto ni nada que se le parezca. Entender una forma de vida diferente, que no conoces, no es algo que se hace de la primera. — aclaro, iba a tener que tener paciencia. Aunque el telekiniano no podía ser bastante paciente, al menos cuando intentaba enseñar a otro algo nuevo. Pudo haber sido buen maestro, su madre se lo había comentado. Solo que nunca estuvo interesado, le gustaba más la acción y por eso había terminado siendo de los guardianes que protegían los límites del pueblo de aquellas criaturas horrendas.
Quizás el que al comienzo lo hubiera visto todo serio le llego a pensar que no sería capaz de hacer una cosa como la que había hecho… Jalarlo consigo al agua. Pero el moreno de ojos amarillos podía tener su lado divertido. Era simplemente que sabía que había momento para todos, momentos para reír y momentos en los que requería seriedad. En estos instantes no era necesaria la seriedad. — A veces todos necesitamos un empujoncito… o jalón en este caso. No pretendía hacer algo que pudiera ser peligroso. — murmuro negando.
¿Se había molestado con él? Por un momento lo llego a pensar, incluso sintió algo de culpa cuando le lanzo agua a la cara y se alejaba a otro rincón. Sin embargo, cuando luego le miro con una sonrisa se dio cuenta de que solo estaba aún procesado lo ocurrido. — Ves que estaba buena el agua. Amigo, no podía dejar que te perdieras de esto. No todos tienen la oportunidad de bañarse en un manantial de otro planeta. Me incluyo entre ellos. — Le confesó, pues él no había tenido la oportunidad de ser de los que viajará al espacio exterior. Ahí igualmente le lazo un chapoteo de agua al moreno a modo de juego.
— ¿Sabes? Me causa mucha curiosidad la Tierra. En especial como pueden tener día y noche al mismo tiempo. Imagino que igual se te ha de hacer algo incómodo a la vista, tanta obscuridad por tanto tiempo. — a ellos les pasaba cuando viajaban al lado de día. — ¿Qué se siente ser un viajero del espacio? — Preguntaba mistras intentaba ponerse a flotar en el agua.
— Está bien, no estoy molesto ni nada que se le parezca. Entender una forma de vida diferente, que no conoces, no es algo que se hace de la primera. — aclaro, iba a tener que tener paciencia. Aunque el telekiniano no podía ser bastante paciente, al menos cuando intentaba enseñar a otro algo nuevo. Pudo haber sido buen maestro, su madre se lo había comentado. Solo que nunca estuvo interesado, le gustaba más la acción y por eso había terminado siendo de los guardianes que protegían los límites del pueblo de aquellas criaturas horrendas.
Quizás el que al comienzo lo hubiera visto todo serio le llego a pensar que no sería capaz de hacer una cosa como la que había hecho… Jalarlo consigo al agua. Pero el moreno de ojos amarillos podía tener su lado divertido. Era simplemente que sabía que había momento para todos, momentos para reír y momentos en los que requería seriedad. En estos instantes no era necesaria la seriedad. — A veces todos necesitamos un empujoncito… o jalón en este caso. No pretendía hacer algo que pudiera ser peligroso. — murmuro negando.
¿Se había molestado con él? Por un momento lo llego a pensar, incluso sintió algo de culpa cuando le lanzo agua a la cara y se alejaba a otro rincón. Sin embargo, cuando luego le miro con una sonrisa se dio cuenta de que solo estaba aún procesado lo ocurrido. — Ves que estaba buena el agua. Amigo, no podía dejar que te perdieras de esto. No todos tienen la oportunidad de bañarse en un manantial de otro planeta. Me incluyo entre ellos. — Le confesó, pues él no había tenido la oportunidad de ser de los que viajará al espacio exterior. Ahí igualmente le lazo un chapoteo de agua al moreno a modo de juego.
— ¿Sabes? Me causa mucha curiosidad la Tierra. En especial como pueden tener día y noche al mismo tiempo. Imagino que igual se te ha de hacer algo incómodo a la vista, tanta obscuridad por tanto tiempo. — a ellos les pasaba cuando viajaban al lado de día. — ¿Qué se siente ser un viajero del espacio? — Preguntaba mistras intentaba ponerse a flotar en el agua.
Zuviam Orione • Telikós • Con Olivier
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3. Sin locura no hay diversión
“Eso que hoy parece una locura mañana será uno de tus mayores recuerdos"
Iba a tener que acostumbrarse a ese planeta si o si, todo era muy distinto y hasta chocante, eran más desinhibidos y aunque no era tan diferente a como habrían sido tribus en el planeta tierra él no estaba acostumbrado y era algo cerrado al respecto, quizás algún otro colega no le habría dado nada. Ahora estaba avergonzado de su reacción. Solo asintió a lo que decía, porque ya se había expresado en lo que pensaba, soltó un suspiro.
De la nada ya había terminado en el agua y más por el telekiano que se hacía el chistosito, no sabía como tomarlo porque en el fondo lo agradecía porque el agua era muy distinta y estaba deliciosa, sabía nada y a su vez flotar, porque claro que como astronauta debía saber bastante de todo. — Eres un atrevido, es lo que pasa.— Exclamó mientras le lanzaba de nuevo agua y lo fulminaba con la mirada, solo que Olivier no se veía del todo molesto.
— Sí, ya sé y gracias — Respondió a lo que decía — Pero no te acerques, que eres peligroso. — Molestó un poco mientras le dedicaba una sonrisa traviesa y se quedaba descansando en un rincón disfrutando del agua que aunque no era del todo transparente era como más pesada. Se cubrió del chapoteo del agua y se sumergió luego un momento hasta que volvió a la superficie.
Escuchó lo que decía y terminó por asentir. — Por supuesto que sí, o sea como astronauta al andar por el espacio te acostumbras a la oscuridad, a la luz de las estrellas y planetas, pero en la tierra es muy diferente, aunque es normal sería lo mismo en la tierra si no hubiera sol, de alguna manera nos habríamos adaptado. — Exclamó, que le gustaba tocar esas temáticas y cuando iban con esa profundidad más interesado se sentía. — Me gusta, es bastante entretenido aunque todos tememos quedar perdidos, como me acaba de pasar, pudo ser peor, por eso prefiero no quejarme. Al menos tengo la oportunidad de pasar un tiempo aquí. — Terminó por responder mientras se acercaba nadando hasta la orilla y sin más volvía a subir a una piedra. Pero en vez de largarse o algo parecido, se lanzó un piquero como si fuera tal piscina.
De la nada ya había terminado en el agua y más por el telekiano que se hacía el chistosito, no sabía como tomarlo porque en el fondo lo agradecía porque el agua era muy distinta y estaba deliciosa, sabía nada y a su vez flotar, porque claro que como astronauta debía saber bastante de todo. — Eres un atrevido, es lo que pasa.— Exclamó mientras le lanzaba de nuevo agua y lo fulminaba con la mirada, solo que Olivier no se veía del todo molesto.
— Sí, ya sé y gracias — Respondió a lo que decía — Pero no te acerques, que eres peligroso. — Molestó un poco mientras le dedicaba una sonrisa traviesa y se quedaba descansando en un rincón disfrutando del agua que aunque no era del todo transparente era como más pesada. Se cubrió del chapoteo del agua y se sumergió luego un momento hasta que volvió a la superficie.
Escuchó lo que decía y terminó por asentir. — Por supuesto que sí, o sea como astronauta al andar por el espacio te acostumbras a la oscuridad, a la luz de las estrellas y planetas, pero en la tierra es muy diferente, aunque es normal sería lo mismo en la tierra si no hubiera sol, de alguna manera nos habríamos adaptado. — Exclamó, que le gustaba tocar esas temáticas y cuando iban con esa profundidad más interesado se sentía. — Me gusta, es bastante entretenido aunque todos tememos quedar perdidos, como me acaba de pasar, pudo ser peor, por eso prefiero no quejarme. Al menos tengo la oportunidad de pasar un tiempo aquí. — Terminó por responder mientras se acercaba nadando hasta la orilla y sin más volvía a subir a una piedra. Pero en vez de largarse o algo parecido, se lanzó un piquero como si fuera tal piscina.
Olivier Lambert • Telikós • Con Zuviam
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3. SIN LOCURA NO HAY DIVERSIÓN
“ESO QUE HOY PARECE UNA LOCURA MAÑANA SERÁ UNO DE TUS MAYORES RECUERDOS"
Sin duda había sus diferencias entre los habitantes de un planeta a otro, y no solo por el ecosistema, también por las costumbres. Además de que aun cuando lucían similares a él, los telekinianos solían ser más corpulentos, más grandes… Sin contar que no todos lucían tan humanos como era el caso de Zuviam, pero con alguno de esos Oliver aún no se había topado con ellos. Sin embargo, el alienígena estaba dispuesto ahecharle la mano para que todo fuera más llevadero el tiempo que tuviera que estar allí.
Se suponía que el astronauta estaba “molesto” pero en realidad se veía que lo estaba pasando bien. — Lo sé gracias. — Respondió mientras le respondía al ataque de agua que le había hecho. Ya las cosas se habían puesto más ligeras entre ellos luego de aquel momento incómodo del comienzo.
— Me ofendes. Yo no soy peligroso. — dijo asiéndose el falso ofendido, pero sin quitar la sonrisa. Solo había que preguntarle aquellas criaturas que había aniquilado la noche anterior si era o no era peligroso. Por supuesto, eso era en otro contexto. Pues Zuviam no era mal persona como para hacerle daño a otro por puro gusto.
El moreno de ojos ámbar comenzó a relajarse en el agua tranquilamente. No todos los días podía tener un momento así de relajado. Sin embargo, podía aprovechar también para seguir conociéndose. Oliver no era el único que sentía ganas de saber sobre el mundo del otro. — Con cada cosa que me dices, siento que no somos tan diferentes. Claro hay sus cosas, pero no como para ser dos especies que no pudieran convivir en paz juntas. — Seguía preguntándose que sería lo que ocurrió entre ellos. Porque aquí los humanos eran casi como un mito, y en la Tierra por lo visto ellos eran unos completos desconocidos. Como si nunca se hubieran enterado de su existencia. Algo había pasado en ese entremedio.
— Yo nunca he salido de Telkicos. Realmente suena como una aventura. A veces quisiera tener ese espíritu aventurero de mi madre, e irme sin pensar en nada ni nadie. — comentaba mientras se recostaba de una roca. — ¿Crees que se asustarían si me vieran en la Tierra, por ejemplo? — su madre ni lo pensaría y simplemente se lanzaría a la aventura. Tal como Oliver acababa de hacer al lanzarse de aquella piedra haciendo que lo salpicara por completo. — ¿Te estás vengando verdad? — El chico sé salió del agua y se trepó sobre la roca lanzándose cerca del otro, a ver cuál de los dos terminaba por hacer la salpicada de agua más grande.
Se suponía que el astronauta estaba “molesto” pero en realidad se veía que lo estaba pasando bien. — Lo sé gracias. — Respondió mientras le respondía al ataque de agua que le había hecho. Ya las cosas se habían puesto más ligeras entre ellos luego de aquel momento incómodo del comienzo.
— Me ofendes. Yo no soy peligroso. — dijo asiéndose el falso ofendido, pero sin quitar la sonrisa. Solo había que preguntarle aquellas criaturas que había aniquilado la noche anterior si era o no era peligroso. Por supuesto, eso era en otro contexto. Pues Zuviam no era mal persona como para hacerle daño a otro por puro gusto.
El moreno de ojos ámbar comenzó a relajarse en el agua tranquilamente. No todos los días podía tener un momento así de relajado. Sin embargo, podía aprovechar también para seguir conociéndose. Oliver no era el único que sentía ganas de saber sobre el mundo del otro. — Con cada cosa que me dices, siento que no somos tan diferentes. Claro hay sus cosas, pero no como para ser dos especies que no pudieran convivir en paz juntas. — Seguía preguntándose que sería lo que ocurrió entre ellos. Porque aquí los humanos eran casi como un mito, y en la Tierra por lo visto ellos eran unos completos desconocidos. Como si nunca se hubieran enterado de su existencia. Algo había pasado en ese entremedio.
— Yo nunca he salido de Telkicos. Realmente suena como una aventura. A veces quisiera tener ese espíritu aventurero de mi madre, e irme sin pensar en nada ni nadie. — comentaba mientras se recostaba de una roca. — ¿Crees que se asustarían si me vieran en la Tierra, por ejemplo? — su madre ni lo pensaría y simplemente se lanzaría a la aventura. Tal como Oliver acababa de hacer al lanzarse de aquella piedra haciendo que lo salpicara por completo. — ¿Te estás vengando verdad? — El chico sé salió del agua y se trepó sobre la roca lanzándose cerca del otro, a ver cuál de los dos terminaba por hacer la salpicada de agua más grande.
Zuviam Orione • Telikós • Con Olivier
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3. Sin locura no hay diversión
“Eso que hoy parece una locura mañana será uno de tus mayores recuerdos"
Estaba tomando más confianza y eso no sabía cómo tomarlo, por una parte era desagradable, pero por otra, sí que era agradable porque empezaba ese pique que no estaba acostumbrado y que lo divertía. — No es un elogio — Murmuró con una sonrisita — Espero que no… — En el fondo sabía que no era peligroso, solo que si que era un alienígena que podía sacar otros instintos y una actitud distinta. Solo que entre los astronautas humanos siempre decían que los alienígenas eran más sabios, solo que habían tipos y Zuviam como guardián era mucho más atrevido, insolente y encantador. Sí, encantador… no había otra forma de definirlo.
Hasta llegaba a intimidar.
— Ah… sé que podremos vivir en paz. Imagino que aquí hay diferentes personalidades, ¿no? Yo no soy rencoroso ni nada parecido, más encima que soy un astronauta que ha aprendido a interactuar con gente de otros planetas — Exclamó el chico mientras nadaba ya más relajado, pero también que era tímido y que no iba actuar así de primeras.— Es tan solo que tanta insistencia puede ser negativo. ¿Me entiendes? — Que no todos eran iguales que él y según lo que había escuchado, los telekianos que estaban con la luz del sol solían ser más soberbios, quería que entendiera que pasaba lo mismo en la tierra aunque si que iba a por países.
Soltó una risa. Le gustaba que fuera así de aventurero.— Todavía se asustan pero hay algunos que están acostumbrados, sobre todo aquellos que están cerca de la Nasa o compañías que tienen que ver con esto… así que no veo problema que vayas si se puede. — Comentó con una sonrisa. Es más, igual los telekianos tenían que intentarlo, tal vez no aguantaban su atmosfera y su ambiente, pero intercambiar artefactos que provocaran una adaptación en distintos planetas era esencial.
— Ojalá podamos, si logras sacarme de aquí. Si me daré el tiempo de acompañarte a ese gran viaje. — Señaló, aunque esto no podía prometerlo porque la realidad no se sabía todavía que podía pasar con él que dependía de una poción para sobrevivir.
Para olvidarlo, el chico salió del manantial y se lanzó en picado, salpicando agua para todos lados. — También soy peligroso — Molestó entre risas al momento que salía del agua. Sinceramente Zuviam había hecho bien en obligarlo a bañarse ahí porque estaba disfrutando mucho.
Hasta llegaba a intimidar.
— Ah… sé que podremos vivir en paz. Imagino que aquí hay diferentes personalidades, ¿no? Yo no soy rencoroso ni nada parecido, más encima que soy un astronauta que ha aprendido a interactuar con gente de otros planetas — Exclamó el chico mientras nadaba ya más relajado, pero también que era tímido y que no iba actuar así de primeras.— Es tan solo que tanta insistencia puede ser negativo. ¿Me entiendes? — Que no todos eran iguales que él y según lo que había escuchado, los telekianos que estaban con la luz del sol solían ser más soberbios, quería que entendiera que pasaba lo mismo en la tierra aunque si que iba a por países.
Soltó una risa. Le gustaba que fuera así de aventurero.— Todavía se asustan pero hay algunos que están acostumbrados, sobre todo aquellos que están cerca de la Nasa o compañías que tienen que ver con esto… así que no veo problema que vayas si se puede. — Comentó con una sonrisa. Es más, igual los telekianos tenían que intentarlo, tal vez no aguantaban su atmosfera y su ambiente, pero intercambiar artefactos que provocaran una adaptación en distintos planetas era esencial.
— Ojalá podamos, si logras sacarme de aquí. Si me daré el tiempo de acompañarte a ese gran viaje. — Señaló, aunque esto no podía prometerlo porque la realidad no se sabía todavía que podía pasar con él que dependía de una poción para sobrevivir.
Para olvidarlo, el chico salió del manantial y se lanzó en picado, salpicando agua para todos lados. — También soy peligroso — Molestó entre risas al momento que salía del agua. Sinceramente Zuviam había hecho bien en obligarlo a bañarse ahí porque estaba disfrutando mucho.
Olivier Lambert • Telikós • Con Zuviam
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3. SIN LOCURA NO HAY DIVERSIÓN
“ESO QUE HOY PARECE UNA LOCURA MAÑANA SERÁ UNO DE TUS MAYORES RECUERDOS"
— Para mí lo es. — molesto, cuando le menciono que no era un elogio, lo de atrevido. El alienígena no era peligroso, al menos no lo era para el otro chico. Porque no dejaba de ser ágil, fuerte. Sabía pelear muy bien, y también deshacerse de las criaturas. Pero todo aquello era parte de su trabajo. Incluyendo el velar por los civiles, saco en el cual Oliver caía. Solo le sonrió ante su comentario. Estos piques estaban siendo divertidos.
Quizás anatómicamente podrían ser distintos, y quizás ni tanto, al menos no los de los telekinianos como Zuviam que al menos solían tener un aspecto más humanoide. Era una civilización bastante similar en muchos bastantes aspectos. Que no creía que la convivencia fuera conflictiva. Claro, de no ser por la mala voluntad que algunos parecieran tenerles. ¿Sería que acaso los telekinianos como él tendrían algún tipo de parentesco con los humanos? Pues quizás era la razón de los parecidos y algo tuvo que haber pasado para que luego no se llevaran, tratando de borrar su existencia.
— Definitivamente hay distintas personalidades. Yo creo lo mismo, si se dieran la oportunidad y dejaran a un lado los prejuicios, se podría convivir fácilmente. Sería muy interesante, porque igual no dejan de haber diferencias. Costumbres que de seguro parecerían fascinantes para el otro. — comentaba. — Lo comprendo, los de aquí muchos son bastante cerrados. Eso ni te lo tengo que decir, ya viste las miradas. Hay que saber con quién tratar. — porque siempre había alguien dispuesto ayudar, alguien dispuesto a escuchar. Solo había que abrir bien los ojos.
El moreno se acomodó en la roca mientras escuchaba su respuesta respecto a sí, se vería extraño y asustaría a los humanos si se apareciera frente a ellos. — Pues sería interesante intentarlo. Quizás con algo de camuflaje, podría pasar como humano. — comento pensativo con una sonrisa. — O sea, imagínate, quizás con un color de ojos más natural de humano… algo para que no se note tan azulada la piel. Podría lucir como todo un humano… uno bastante grande. — pero imaginaba que igual, aunque no fueran muchos tal vez había algunos grandes.
Igual tenía que pensar en sí podría respirar allí, pero imaginaba que sería un caso parecido al de Oliver aquí pero invertido. Eso le hizo pensar una vez más en que debía de intentar recrear aquella poción para así darle más tiempo al astronauta. — Eso sería genial. No se me ha olvidado que prometí buscar replicar la poción. Cuando volvamos seguro comienzo a intentarlo aprovechando que, ya que tengo la mente despejada. Igual esperó ya tener noticias de la mecánica que nos ayudara con la nave. — señalo el telekiniano.
No pudo evitar reírse luego de aquellas salpicadas, se la estaba pasando bien. — Ya lo veo, ya lo veo. Pero se necesita más que eso para intimidarme. — Añadió con una ceja alzada antes de darle otro salpico en su dirección.
Quizás anatómicamente podrían ser distintos, y quizás ni tanto, al menos no los de los telekinianos como Zuviam que al menos solían tener un aspecto más humanoide. Era una civilización bastante similar en muchos bastantes aspectos. Que no creía que la convivencia fuera conflictiva. Claro, de no ser por la mala voluntad que algunos parecieran tenerles. ¿Sería que acaso los telekinianos como él tendrían algún tipo de parentesco con los humanos? Pues quizás era la razón de los parecidos y algo tuvo que haber pasado para que luego no se llevaran, tratando de borrar su existencia.
— Definitivamente hay distintas personalidades. Yo creo lo mismo, si se dieran la oportunidad y dejaran a un lado los prejuicios, se podría convivir fácilmente. Sería muy interesante, porque igual no dejan de haber diferencias. Costumbres que de seguro parecerían fascinantes para el otro. — comentaba. — Lo comprendo, los de aquí muchos son bastante cerrados. Eso ni te lo tengo que decir, ya viste las miradas. Hay que saber con quién tratar. — porque siempre había alguien dispuesto ayudar, alguien dispuesto a escuchar. Solo había que abrir bien los ojos.
El moreno se acomodó en la roca mientras escuchaba su respuesta respecto a sí, se vería extraño y asustaría a los humanos si se apareciera frente a ellos. — Pues sería interesante intentarlo. Quizás con algo de camuflaje, podría pasar como humano. — comento pensativo con una sonrisa. — O sea, imagínate, quizás con un color de ojos más natural de humano… algo para que no se note tan azulada la piel. Podría lucir como todo un humano… uno bastante grande. — pero imaginaba que igual, aunque no fueran muchos tal vez había algunos grandes.
Igual tenía que pensar en sí podría respirar allí, pero imaginaba que sería un caso parecido al de Oliver aquí pero invertido. Eso le hizo pensar una vez más en que debía de intentar recrear aquella poción para así darle más tiempo al astronauta. — Eso sería genial. No se me ha olvidado que prometí buscar replicar la poción. Cuando volvamos seguro comienzo a intentarlo aprovechando que, ya que tengo la mente despejada. Igual esperó ya tener noticias de la mecánica que nos ayudara con la nave. — señalo el telekiniano.
No pudo evitar reírse luego de aquellas salpicadas, se la estaba pasando bien. — Ya lo veo, ya lo veo. Pero se necesita más que eso para intimidarme. — Añadió con una ceja alzada antes de darle otro salpico en su dirección.
Zuviam Orione • Telikós • Con Olivier
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3. Sin locura no hay diversión
“Eso que hoy parece una locura mañana será uno de tus mayores recuerdos"
Esta bien, sabía que había exagerado y eso mismo hizo que se avergonzará después por la actitud que tuvo. Parecía que le había tomado poca importancia y eso le permitió seguir hablando tanto de la personalidad y que sabía interactuar pero que era difícil adaptarse a otras costumbres. —Es que a eso voy, quizás otra persona hubiera sido más desinhibida y no le importaría que te bañaras desnudo. Hay muchas personas así en la tierra, pero supongo que igual yo soy más cerrado en ese aspecto y vergonzoso. ¿Me explico? — Aclaró mientras abría más sus ojos castaños y esperando que el chico entendiera a lo que iba. — Es que supongo que en todas partes pasa eso, Zuviam. Hay personas más cerradas en la tierra también, con costumbres distintas y en ciertos lugares no esta bien lo que en un sitio es considerado correcto. — Reveló el chico que al parecer Zuviam siempre había vivido en su planeta y no viajaba a todas partes como lo hizo alguna vez él. Es que no quería ni pensarlo ya que ahora sin la poción solo estaba destinado a morir.
— Bueno no hay mucha diferencias aunque sabrían que de inmediato que no eres humano. Pero da igual en la tierra todo es más accesible en estos años mientras no se quieran ir contra nuestra planeta todo estará bien. Es que claro siempre piensan en las ventajas por su tecnología pero al ser más conscientes ahí se dan cuenta que luego que es el más poblado de todos — Dijo al momento que se encogía de hombros ya que comenzaba hablar no había nadie que lo parara, sin embargo, era divertido que Zuv era de los mismos y ahí si congeniaban.
Olivier podía notar que tenía ese espíritu aventurero de igual forma al querer salir de su planeta. — ¿Quién sabe? En el último tiempo hay muchas investigaciones e inventos que logran aquello. ¿Cómo está Telikós en ese aspecto? No es que salgan mucho ¿O sí? — Quiso saber. Se sabía poco del planeta estaba la información esencial pero todavía había mucho por aprender.
El pelinegro había logrado su cometido de lanzarle agua porque si que consideraba a Zuviam muy astuto y ya pensaba que se daría cuenta. Solo que no fue así y termino con un ataque de agua a la vez. Sin embargo, era vengativo y ahí terminaron en una lucha de agua divertida. Se sumergió en el agua para lanzar uno de más cerca. Se puso a reír, esto lo hacía más bien cuando era un niño pero ya de adulto era imposible con su trabajo y todo lo que tenía que hacer. Quizás lo mejor que podía hacer ahora que no le quedaba mucho tiempo era disfrutar de las pequeñas cosas de la vida como esta. — De acuerdo, me alegra que fuiste insistente en meterme al agua. Hace mucho que no lo pasaba tan bien — Reconoció nadando un poco más y ahora justo como un niño ya no se quería salir del agua, disfrutaría hasta que Zuviam dijera que tenían que partir o a comer, que habían traído alimentos para la tarde.
— Bueno no hay mucha diferencias aunque sabrían que de inmediato que no eres humano. Pero da igual en la tierra todo es más accesible en estos años mientras no se quieran ir contra nuestra planeta todo estará bien. Es que claro siempre piensan en las ventajas por su tecnología pero al ser más conscientes ahí se dan cuenta que luego que es el más poblado de todos — Dijo al momento que se encogía de hombros ya que comenzaba hablar no había nadie que lo parara, sin embargo, era divertido que Zuv era de los mismos y ahí si congeniaban.
Olivier podía notar que tenía ese espíritu aventurero de igual forma al querer salir de su planeta. — ¿Quién sabe? En el último tiempo hay muchas investigaciones e inventos que logran aquello. ¿Cómo está Telikós en ese aspecto? No es que salgan mucho ¿O sí? — Quiso saber. Se sabía poco del planeta estaba la información esencial pero todavía había mucho por aprender.
El pelinegro había logrado su cometido de lanzarle agua porque si que consideraba a Zuviam muy astuto y ya pensaba que se daría cuenta. Solo que no fue así y termino con un ataque de agua a la vez. Sin embargo, era vengativo y ahí terminaron en una lucha de agua divertida. Se sumergió en el agua para lanzar uno de más cerca. Se puso a reír, esto lo hacía más bien cuando era un niño pero ya de adulto era imposible con su trabajo y todo lo que tenía que hacer. Quizás lo mejor que podía hacer ahora que no le quedaba mucho tiempo era disfrutar de las pequeñas cosas de la vida como esta. — De acuerdo, me alegra que fuiste insistente en meterme al agua. Hace mucho que no lo pasaba tan bien — Reconoció nadando un poco más y ahora justo como un niño ya no se quería salir del agua, disfrutaría hasta que Zuviam dijera que tenían que partir o a comer, que habían traído alimentos para la tarde.
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3. SIN LOCURA NO HAY DIVERSIÓN
“ESO QUE HOY PARECE UNA LOCURA MAÑANA SERÁ UNO DE TUS MAYORES RECUERDOS"
Era claro que había diferencias culturales que podían llegar a ser chocantes. No solo eran de razas distintas, también eran de planetas distintos. Más aún así compartían algunas cosas. Solo eras cuestión de buscar cuáles eran. Zuviam asintió ante sus palabras, es que otro detalle también era el de las personalidades. — Comprendo, no es solo cultural. También es un rasgo de personalidad. No todo mundo es capaz de hacer las mismas cosas aun estando dentro de una misma cultura. — afortunadamente, el telekiniano comprendía aquello. No se iba a ofender por tal hecho. Pues el astronauta no es que estuviera criticando su forma de ser, solo lo había tomado muy por sorpresa y, por tanto, había sido una impresión fuerte la que se llevó.
— En resumen, donde haya seres vivos con una civilización todo se complica. — comento el alienígena. — Los animales y criaturas no tienen ese problema. — Añadió negando. — Pero igual es lo que nos hace especiales. Aunque tienes razón, algunos se creen que lo que piensan o creen es ley condenando al resto que piense diferente. — Admitió el guardia telekiniano.
Zuviam sonrió al saber que había una buena posibilidad de ser bien recibido si es que lograba viajar a la Tierra. Aun cuando tuvieran sus diferencias. El ser humanoide tal vez no los espantaría tanto a diferencia de otras razas con tentáculos, escamas, u ojos adicionales. — Eso me da buenas posibilidades entonces. Que yo no pensaría ir a invadirlos. Más bien se podría decir que iría de vacaciones. — aseguro mientras seguía disfrutando del agua.
— No a todos les gusta salir, y los que salen es por trabajo. Algo así como el que tú haces. Para explorar. Aunque sí suelen viajar a planetas cercanos. Hasta donde sé, no ha salido ningún vuelo de aquí a la Tierra. — Quizás por la misma razón que casi ni se mencionaba. — Quizás sea el primer telekiniano en pisar la Tierra. — afirmo con orgullo.
A pesar de los “contratiempos” habían logrado divertirse, y sobre todo relajarse. Que era lo que más Zuviam quería. Los chapotazos de agua no se hicieron esperar. Porque él, por supuesto, no se dejaría intimidar tan fácilmente por el astronauta. Al final habían terminado riendo de lo lindo. — Te lo dije. Sería divertido y realmente lo necesitabas. Bueno, yo en verdad también lo necesitaba. Había estado trabajando mucho por estos días. — le aseguro al chico.
Disfrutaron del manantial por un buen rato. Todo hasta que sus estómagos les avisaron que debían comer. Al final solo estuvieron un rato más en la orilla comiendo lo que Zuviam llevo para luego partir. La habían pasado muy bien, pero ahora tenían muchas cosas por hacer. No se le olvidaba la reparación de la nave, ni el que intentaría recrear la poción de respiración de Oliver. Pondría manos a la obra en aquello.
— En resumen, donde haya seres vivos con una civilización todo se complica. — comento el alienígena. — Los animales y criaturas no tienen ese problema. — Añadió negando. — Pero igual es lo que nos hace especiales. Aunque tienes razón, algunos se creen que lo que piensan o creen es ley condenando al resto que piense diferente. — Admitió el guardia telekiniano.
Zuviam sonrió al saber que había una buena posibilidad de ser bien recibido si es que lograba viajar a la Tierra. Aun cuando tuvieran sus diferencias. El ser humanoide tal vez no los espantaría tanto a diferencia de otras razas con tentáculos, escamas, u ojos adicionales. — Eso me da buenas posibilidades entonces. Que yo no pensaría ir a invadirlos. Más bien se podría decir que iría de vacaciones. — aseguro mientras seguía disfrutando del agua.
— No a todos les gusta salir, y los que salen es por trabajo. Algo así como el que tú haces. Para explorar. Aunque sí suelen viajar a planetas cercanos. Hasta donde sé, no ha salido ningún vuelo de aquí a la Tierra. — Quizás por la misma razón que casi ni se mencionaba. — Quizás sea el primer telekiniano en pisar la Tierra. — afirmo con orgullo.
A pesar de los “contratiempos” habían logrado divertirse, y sobre todo relajarse. Que era lo que más Zuviam quería. Los chapotazos de agua no se hicieron esperar. Porque él, por supuesto, no se dejaría intimidar tan fácilmente por el astronauta. Al final habían terminado riendo de lo lindo. — Te lo dije. Sería divertido y realmente lo necesitabas. Bueno, yo en verdad también lo necesitaba. Había estado trabajando mucho por estos días. — le aseguro al chico.
Disfrutaron del manantial por un buen rato. Todo hasta que sus estómagos les avisaron que debían comer. Al final solo estuvieron un rato más en la orilla comiendo lo que Zuviam llevo para luego partir. La habían pasado muy bien, pero ahora tenían muchas cosas por hacer. No se le olvidaba la reparación de la nave, ni el que intentaría recrear la poción de respiración de Oliver. Pondría manos a la obra en aquello.
Fin del Capitulo
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4. En confianza
“No todo es tan malo"
Habían pasado algunos días y ciertamente al astronauta le parecían eternos. Realmente este planeta no era su ambiente, no era como la tierra y con sinceridad prefería estar viajando por el espacio. Cada día asumía más que moriría porque la poción se le estaba agotando, aunque con dos si era capaz de aguantar por un año, pues claro con los viajes y todo aquello si lo equipaban con lo necesario, tal vez si tenía suerte; dos.
Estaban arreglando la nave, no todos eran antipáticos como lo creyó en un principio y era mucho más humildes como había visto algunos de la otra parte, que de solo de curiosos a veces se aparecían. Solo lo había visto una vez, y Zuviam le pidió que se mantuviera oculto pues capaz que habría pasado si hubiese sido capturado.
Solo que no había pasado nada y se entretenía observando como arreglaban la nave sin mucho éxito la verdad, y a la vez era divertido porque parecía que estuvieran arreglando un juguete. El solo se metía allí cuando tenía que probar si funcionaba o no, y hasta ahora no había pasado.
Luego de un gran día de esfuerzos donde habían ido de nuevo al manantial, ya estaba oscuro - es decir, sin estrellas - cuando volvieron a casa. Y tal día lo encontró diferente pues la temperatura empezó a disminuir con rapidez. No preguntó porque en la tierra también pasaba y se fue acostar.
El problema fue que cuando estaba acostado sentía mucho frío, calculando seguro estaba bajo a cero. Comenzó a tritar y por mucho que se movió no pudo quitar el frío, estaba congelándose. ¡Esto no podía ser normal! No le gustaba molestar a nadie cuando dormían, pero fue imposible quedarse allí, por lo tanto, tocó la puerta de la habitación de quién estaba considerando un muy buen amigo - por todo lo que lo apoyaba.— ¿Zuviam? — Lo llamó al golpear la puerta. Repitió su nombre y al escuchar respuesta fue cuando abrió la puerta. Se llevó los brazos alrededor de su pecho y lo miró ahí muy cómodo como si no pasara nada. Es decir; el alienígena había estado durmiendo perfectamente bien muy al contrario de él. — ¡Santo Cielo! ¿Cómo es posible? ¿Acaso no notas el frío que hace? — Preguntó hasta fastidiado por lo que acababa de descubrir.
Estaban arreglando la nave, no todos eran antipáticos como lo creyó en un principio y era mucho más humildes como había visto algunos de la otra parte, que de solo de curiosos a veces se aparecían. Solo lo había visto una vez, y Zuviam le pidió que se mantuviera oculto pues capaz que habría pasado si hubiese sido capturado.
Solo que no había pasado nada y se entretenía observando como arreglaban la nave sin mucho éxito la verdad, y a la vez era divertido porque parecía que estuvieran arreglando un juguete. El solo se metía allí cuando tenía que probar si funcionaba o no, y hasta ahora no había pasado.
Luego de un gran día de esfuerzos donde habían ido de nuevo al manantial, ya estaba oscuro - es decir, sin estrellas - cuando volvieron a casa. Y tal día lo encontró diferente pues la temperatura empezó a disminuir con rapidez. No preguntó porque en la tierra también pasaba y se fue acostar.
El problema fue que cuando estaba acostado sentía mucho frío, calculando seguro estaba bajo a cero. Comenzó a tritar y por mucho que se movió no pudo quitar el frío, estaba congelándose. ¡Esto no podía ser normal! No le gustaba molestar a nadie cuando dormían, pero fue imposible quedarse allí, por lo tanto, tocó la puerta de la habitación de quién estaba considerando un muy buen amigo - por todo lo que lo apoyaba.— ¿Zuviam? — Lo llamó al golpear la puerta. Repitió su nombre y al escuchar respuesta fue cuando abrió la puerta. Se llevó los brazos alrededor de su pecho y lo miró ahí muy cómodo como si no pasara nada. Es decir; el alienígena había estado durmiendo perfectamente bien muy al contrario de él. — ¡Santo Cielo! ¿Cómo es posible? ¿Acaso no notas el frío que hace? — Preguntó hasta fastidiado por lo que acababa de descubrir.
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4. EN CONFIANZA
“NO TODO ES TAN MALO"
Los días o noches en este caso… habían cambiado para Zuviam desde que tenía la presencia de Oliver a su alrededor. Lo había sacado de la rutina. No es que fuera aburrido, pero a veces cuando no tenías alguien con quien compartir el día a día, todo se podía volver monótono, pues faltaba quien le diera variedad a tu día. Así que la verdad le agradaba, pues en estos momentos de su vida se encontraba solo, y su madre que era la persona más cercana a él se la pasaba viajando. Por lo que también tener con quien cruzar palabras era bueno.
Claro que no todo era tan bonito como el chico quisiera. Los trabajos de reparación de la nave estaban tardando más de lo que imagino. Y eso que había conseguido a buenos mecánicos para que trabajaran en las reparaciones. Pero cómo se trataba de un vehículo con el que jamás habían bregado por muy buenos que fueran en su trabajo, les estaba costando. Por otra parte, tenía un problema más grande que apremiaba más. La poción del astronauta. Zuviam había estado intentando emularla, pero lo estaba haciendo con suma precaución, pues sería algo que podía afectar la salud del moreno si no funcionaba. Aún seguía con la duda de que pasaría sin no la tuviera. ¿Solo se le dificultaría un tanto respirar o de plano perdería por completo el aire? La verdad no se iba a arriesgar. Por lo que cada que podía sacaba un rato para trabajar en ella.
Había tenido una jornada bastante agitada y ahora dormía plácidamente. El clima estaba más fresco de lo normal, pero eso a él no le afectaba, estaba acostumbrado así que no fue problema para que siguiera durmiendo. Claro, todo hasta que sintió que lo llamaron.
— Pasa, pasa. Está sin seguro. — Le indico al otro mientras se restregaba los ojos y se sentaba en la cama. Ni siquiera estaba arropado con una manta y vestía ropa ligera. — ¿Por qué aún sigues despierto? — preguntó, algo debía de ocurrirle para que llegara así a la habitación a estas horas.
— ¿De qué hablas? No hace tanto frío. ¿Te sientes bien? — Cuestionó con una ceja alzada. — A ver acércate. — Aún estaba medio dormido y le daba flojera ponerse de pie así que le señalo al borde de la cama para qué se acercará. Quería comprobar si era que tenía fiebre o que simplemente su cuerpo no estaba acostumbrad
Claro que no todo era tan bonito como el chico quisiera. Los trabajos de reparación de la nave estaban tardando más de lo que imagino. Y eso que había conseguido a buenos mecánicos para que trabajaran en las reparaciones. Pero cómo se trataba de un vehículo con el que jamás habían bregado por muy buenos que fueran en su trabajo, les estaba costando. Por otra parte, tenía un problema más grande que apremiaba más. La poción del astronauta. Zuviam había estado intentando emularla, pero lo estaba haciendo con suma precaución, pues sería algo que podía afectar la salud del moreno si no funcionaba. Aún seguía con la duda de que pasaría sin no la tuviera. ¿Solo se le dificultaría un tanto respirar o de plano perdería por completo el aire? La verdad no se iba a arriesgar. Por lo que cada que podía sacaba un rato para trabajar en ella.
Había tenido una jornada bastante agitada y ahora dormía plácidamente. El clima estaba más fresco de lo normal, pero eso a él no le afectaba, estaba acostumbrado así que no fue problema para que siguiera durmiendo. Claro, todo hasta que sintió que lo llamaron.
— Pasa, pasa. Está sin seguro. — Le indico al otro mientras se restregaba los ojos y se sentaba en la cama. Ni siquiera estaba arropado con una manta y vestía ropa ligera. — ¿Por qué aún sigues despierto? — preguntó, algo debía de ocurrirle para que llegara así a la habitación a estas horas.
— ¿De qué hablas? No hace tanto frío. ¿Te sientes bien? — Cuestionó con una ceja alzada. — A ver acércate. — Aún estaba medio dormido y le daba flojera ponerse de pie así que le señalo al borde de la cama para qué se acercará. Quería comprobar si era que tenía fiebre o que simplemente su cuerpo no estaba acostumbrad
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4. En confianza
“No todo es tan malo"
Definitivamente, había sido una larga jornada de trabajo donde no podía ayudar mucho, pero como sabía como estaba construida la nave les explicaba a los mecanicos y a Zuviam como funcionaba y de que material estaba hecha cada cosa. Era repartidor, y ahí se mantuvo de un lado para otro entregando cosas y ver si funcionaba o no. El asunto es que no sabía bien como iba a soportar estar con vida en el viaje, perfectamente en el universo y todos los sistemas se podía quedar sin aire, y ese sería su fin. Lo bueno, es que ellos estaban más avanzados en la tecnología, incluso allí.
La temperatura había disminuido mucho durante la noche y era imposible quedarse dormido de esa manera. Por más que lo intento y así no molestar al alienígena, fue completamente imposible así que no le quedó de otra que interrumpir su sueño. ¡Se veía tan cómodo y como si no hubiera pasado nada! Lo bueno es que también tenía el sueño bastante ligero y no fue demasiado la insistencia, eso lo hizo sentir más cómodo. — ¡Es que hace mucho frío! ¿Tu de verdad no sientes nada? Calculando debe ser grado cero, hasta me duele la piel — Dijo afligido, simplemente no era climas extremos, no le gustaba el excesivo calor y tampoco morirse de frío, le gustaba estar a una temperatura moderada, la que tenía su nave.
— Sí que hace, lo que pasa es que tú estás acostumbrado, Zuviam. ¡Yo no! — Señaló quejón y ni respondió la pregunta que le hizo porque era obvio que se sentía mal. Lo que si hizo fue acercarse cuando este se lo pidió y quedo frente a Zuv. De esa manera hasta era tentable, más que se veía lindo adormilado. Le terminó por tocar la frente y sí, estaba a una temperatura que hizo que sintiera calor. — Me pregunto porque estás caliente, y uy... claro que te hablo de una buena manera y no en doble sentido. ¿Notas lo helado que estoy? Real me congelo — Extendió sus manos que estaban terriblemente heladas, ni siquiera la ropa de pijama que llevaba en ese momento lo abrigaba, y no sabía ni como decirle si por esa noche podía acostarse con él. ¡Iba a ser demasiado el atrevimiento!.
La temperatura había disminuido mucho durante la noche y era imposible quedarse dormido de esa manera. Por más que lo intento y así no molestar al alienígena, fue completamente imposible así que no le quedó de otra que interrumpir su sueño. ¡Se veía tan cómodo y como si no hubiera pasado nada! Lo bueno es que también tenía el sueño bastante ligero y no fue demasiado la insistencia, eso lo hizo sentir más cómodo. — ¡Es que hace mucho frío! ¿Tu de verdad no sientes nada? Calculando debe ser grado cero, hasta me duele la piel — Dijo afligido, simplemente no era climas extremos, no le gustaba el excesivo calor y tampoco morirse de frío, le gustaba estar a una temperatura moderada, la que tenía su nave.
— Sí que hace, lo que pasa es que tú estás acostumbrado, Zuviam. ¡Yo no! — Señaló quejón y ni respondió la pregunta que le hizo porque era obvio que se sentía mal. Lo que si hizo fue acercarse cuando este se lo pidió y quedo frente a Zuv. De esa manera hasta era tentable, más que se veía lindo adormilado. Le terminó por tocar la frente y sí, estaba a una temperatura que hizo que sintiera calor. — Me pregunto porque estás caliente, y uy... claro que te hablo de una buena manera y no en doble sentido. ¿Notas lo helado que estoy? Real me congelo — Extendió sus manos que estaban terriblemente heladas, ni siquiera la ropa de pijama que llevaba en ese momento lo abrigaba, y no sabía ni como decirle si por esa noche podía acostarse con él. ¡Iba a ser demasiado el atrevimiento!.
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4. EN CONFIANZA
“NO TODO ES TAN MALO"
Había terminado agotado con todo lo que habían trabajado y aun así el avance que había logrado con la nave no era mucho. Esto estaba tomando más tiempo del debido y mientras eso pasará Oliver tendría que permanecer allí. Era por eso que Zuviam había intentado hacer que su estadía en el lugar fuera lo menos tediosa posible. Claro que no era lo mismo, claro que igual estaba ese miedo a que las cosas saliera mal y terminara sin poder respirar. Pero por eso el telekiniano se encontraba investigando para poder replicar la fórmula de aquella poción. Mientras dormía plácidamente no se esperó aquella repentina visita a su habitación. El joven aún medio dormido no reparo en atender al astronauta. ¿Y si era por algo serio? Se había acomodado en su cama mientras intentaba lograr asimilar lo que estaba ocurriendo.
La verdad no se esperaba que Oliver le dijera que la razón por la que seguía despierto era por culpa del frío. Para él no era tan frío, claro si había bajado la temperatura. Pero no para que pareciera que se caía a mil pedazos. — De verdad que no. O sea, no es que no sienta un poco de frío. Pero es de ese frío tolerable, bueno para dormir. — más como un fresco para él, como los sería dormir con aire acondicionado para los humanos. — Bueno esa parte de que no estás acostumbrado al clima igual debe de ser un motivo por el cual te sientes así. — era una opción, pero igual preferiría descartar el cual fueran por alguna otra cosa. Era justamente por eso que le pidió acercarse a ver si tenía calentura.
Fue ahí que el otro chico le comentó que era él quién estaba caliente y eso quizás explicaba el porqué era más resistente a las bajas temperaturas de Telikos. Intento no reír ante su adorable reacción de corregir su comentario. Zuviam había entendido a lo que se refería. Pero aun así el astronauta quiso aclarar sus palabras. — Descuida entiendo a lo que te refieres. Supongo que es porque mi sistema corporal está más adaptado al clima de Telikos. — aseguro el alienígena. Mientras notaba cuán cierto era que el otro chico estaba completamente helado.
— Oh rayos. Por un momento me preocupé de que estuvieras con fiebre. Pero es todo lo contrario. No sé mucho de medicina. Solo sé que no me arriesgaré a que agarres alguna enfermedad por el frío. — decía llevándose a la cabeza las manos intentando pensar en algo. — Bueno, igual la otra habitación al estar del lado de la vegetación es aún más fresca… será mejor que te quedes aquí. Sí, sí no me vayas a ver raro que lo digo enserió. Además, aquí mismo la única fuente de calor soy yo mismo. — añadió pensativo. Era obvio que el telekiniano no se preocupaba mucho por el que dirán por qué así era la vida en aquel planeta. Aunque claro que siempre respetando la opinión ajena. No por nada había decidido bañarse con ropa aquella vez en el manantial. — Sí no se te hace incómodo puedes quedarte por esta noche aquí. Prometo mañana ir a comprar ropa y cobijas más calientes. No se me ocurre nada mas. — Sugirió mientras esperaba por su respuesta. Es que igual aun seguía medio adormilado como para pensar en algo más elaborado. Al final lo que importa era que no muriera de frío.
La verdad no se esperaba que Oliver le dijera que la razón por la que seguía despierto era por culpa del frío. Para él no era tan frío, claro si había bajado la temperatura. Pero no para que pareciera que se caía a mil pedazos. — De verdad que no. O sea, no es que no sienta un poco de frío. Pero es de ese frío tolerable, bueno para dormir. — más como un fresco para él, como los sería dormir con aire acondicionado para los humanos. — Bueno esa parte de que no estás acostumbrado al clima igual debe de ser un motivo por el cual te sientes así. — era una opción, pero igual preferiría descartar el cual fueran por alguna otra cosa. Era justamente por eso que le pidió acercarse a ver si tenía calentura.
Fue ahí que el otro chico le comentó que era él quién estaba caliente y eso quizás explicaba el porqué era más resistente a las bajas temperaturas de Telikos. Intento no reír ante su adorable reacción de corregir su comentario. Zuviam había entendido a lo que se refería. Pero aun así el astronauta quiso aclarar sus palabras. — Descuida entiendo a lo que te refieres. Supongo que es porque mi sistema corporal está más adaptado al clima de Telikos. — aseguro el alienígena. Mientras notaba cuán cierto era que el otro chico estaba completamente helado.
— Oh rayos. Por un momento me preocupé de que estuvieras con fiebre. Pero es todo lo contrario. No sé mucho de medicina. Solo sé que no me arriesgaré a que agarres alguna enfermedad por el frío. — decía llevándose a la cabeza las manos intentando pensar en algo. — Bueno, igual la otra habitación al estar del lado de la vegetación es aún más fresca… será mejor que te quedes aquí. Sí, sí no me vayas a ver raro que lo digo enserió. Además, aquí mismo la única fuente de calor soy yo mismo. — añadió pensativo. Era obvio que el telekiniano no se preocupaba mucho por el que dirán por qué así era la vida en aquel planeta. Aunque claro que siempre respetando la opinión ajena. No por nada había decidido bañarse con ropa aquella vez en el manantial. — Sí no se te hace incómodo puedes quedarte por esta noche aquí. Prometo mañana ir a comprar ropa y cobijas más calientes. No se me ocurre nada mas. — Sugirió mientras esperaba por su respuesta. Es que igual aun seguía medio adormilado como para pensar en algo más elaborado. Al final lo que importa era que no muriera de frío.
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4. En confianza
“No todo es tan malo"
Es que de verdad el frío era estar muchos grados bajo 0, y su ropa no era la efectiva para tolerarlo. Quizás hasta enfermaría, pero al menos no había empezado con estornudos y su frente la sentía más helada que tener temperatura elevada. Pero tal vez por la mañana si despertaría enfermo y ahí si se aburriría como nunca. ¡Le cargaba estar enfermo!
El único que podía ayudarlo era Zuviam y por eso fue su habitación. Solo que sintió que no lo comprendía por nada del mundo, y solo terminaba haciendo pucheros que no duraban por los dientes ya comenzaban a rechinar. Terminó por escudarse con sus propios brazos mientras el alienígena hablaba. — Sí, la temperatura aquí es distinta. O sea, no tanto como es estar en los polos de la tierra por lo que me han contado pero sí que esta muy helado —Agregó el chico tratando de juntar bien las palabras y que fuera entendible.
Sintió sus manos muy calientes cuando le tocó la frente y le agradó su calor, tenía que comentarlo aunque sonaba muy feo así que tuvo que corregirse, vio una mueca de risa en el chico, pero trato de ignorarlo o sino, se terminaría muriendo de frío si se alejaba, en estos momentos lo necesitaba más que nunca. Solo asintió. Ni siquiera era capaz de sonrojarse.
Se sorprendió él mismo al sugerir que si se podía acostar con él porque no era de ese tipo, solo que seguramente hasta lo iba a abrazar si no se pasaba, esperaba que sí. ¡Era su única esperanza! — De verdad espero que no pase, un resfriado estaría muy mal con todo lo que hay que hacer, no me gusta enfermarme y como no me pasa seguido en la tierra, cuando ocurre estoy días así... — Señaló tratando de no ponerse ansioso por si lo pescaba.— Puede ser... pero esta habitación también esta helada te necesito a ti — Dijo como un niño que tiene miedo y que necesita acostarse con sus padres.
— Es un poco incomodo, pero prefiero acostarme a tu lado que pasar más frío. ¿Venden ropa temperada? ¡Sería perfecto! — Exclamó, y sin perder más tiempo se acurrucó a su lado. — Oh... esto es vida... parece como si tuvieras un calienta camas, esta genial. — Murmuró el chico mientras se acurrucaba, el problema es que se le había quitado el sueño. — Acércate — Siseó, tratando de aumentar la confianza, ya que tantos días ahí en Telikos si podía considerar un amigo a Zuv — Conversemos de algo, hasta que me atrape el sueño — Insistió. Al menos ya empezaba a sentirse mejor.
El único que podía ayudarlo era Zuviam y por eso fue su habitación. Solo que sintió que no lo comprendía por nada del mundo, y solo terminaba haciendo pucheros que no duraban por los dientes ya comenzaban a rechinar. Terminó por escudarse con sus propios brazos mientras el alienígena hablaba. — Sí, la temperatura aquí es distinta. O sea, no tanto como es estar en los polos de la tierra por lo que me han contado pero sí que esta muy helado —Agregó el chico tratando de juntar bien las palabras y que fuera entendible.
Sintió sus manos muy calientes cuando le tocó la frente y le agradó su calor, tenía que comentarlo aunque sonaba muy feo así que tuvo que corregirse, vio una mueca de risa en el chico, pero trato de ignorarlo o sino, se terminaría muriendo de frío si se alejaba, en estos momentos lo necesitaba más que nunca. Solo asintió. Ni siquiera era capaz de sonrojarse.
Se sorprendió él mismo al sugerir que si se podía acostar con él porque no era de ese tipo, solo que seguramente hasta lo iba a abrazar si no se pasaba, esperaba que sí. ¡Era su única esperanza! — De verdad espero que no pase, un resfriado estaría muy mal con todo lo que hay que hacer, no me gusta enfermarme y como no me pasa seguido en la tierra, cuando ocurre estoy días así... — Señaló tratando de no ponerse ansioso por si lo pescaba.— Puede ser... pero esta habitación también esta helada te necesito a ti — Dijo como un niño que tiene miedo y que necesita acostarse con sus padres.
— Es un poco incomodo, pero prefiero acostarme a tu lado que pasar más frío. ¿Venden ropa temperada? ¡Sería perfecto! — Exclamó, y sin perder más tiempo se acurrucó a su lado. — Oh... esto es vida... parece como si tuvieras un calienta camas, esta genial. — Murmuró el chico mientras se acurrucaba, el problema es que se le había quitado el sueño. — Acércate — Siseó, tratando de aumentar la confianza, ya que tantos días ahí en Telikos si podía considerar un amigo a Zuv — Conversemos de algo, hasta que me atrape el sueño — Insistió. Al menos ya empezaba a sentirse mejor.
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“NO TODO ES TAN MALO"
A Zuviam la temperatura no le afectaba, pero era porque estaba adaptado al lugar. Tal como le pasaba a los demás que allí habitaban. Las pocas veces que viajaba al lado de día de Telikos a él igual le solía molestar la temperatura, pero por lo caliente. Así que aunque al comienzo había puesto en dudas si realmente hacía frío o no, comprendió pronto que el problema era que el cuerpo del otro chico no estaba acostumbrado a tan bajas temperaturas. De todos modos la preocupación del chico era genuina, y es que no podía evitar el tratar de ayudar. Oliver no llevaba mucho tiempo en aquel lugar, pero había logrado tenerle aprecio. — Está bien, tienes razón. Pero de todos modos no quiere decir que no sea perjudicial para la salud. — argumento, pues si bien el astronauta sentía mucho frío por la temperatura y no porque tuviera calentura, eso no quería decir que el frío no lo pudiera enfermar. Aquello era justamente lo menos que necesitaban.
Había sido por esto que se aseguró de todos modos que esa parte estuviera bien. Lo que no imagino es que el otro lo sintiera tan cálido. Quizás era que el mismo no se podía dar cuenta, pero daba igual aquello podía ser buenas noticias para solucionar el asunto. Comprendió por qué se corregía luego de haber hecho aquellos comentarios, y es que sí sonaba bastante mal. Para ser sinceros al telekiniano no le molestaba tenerlo cerca. No lo decía, porque él a veces solía ser mejor con las acciones que con las palabras. A Zuviam siempre le había atraído los de su mismo sexo, cosa que no era para nada fuera de lo común en telikos. La verdad era que la cercanía con Oliver le estaba haciendo despertar sentimientos y pensamientos que hacía tiempo no tenía. Pues llevaba ya un tiempo soltero.
— Mejor ni menciónalo. Estarás bien. Quizás un poquito de estornudos, pero nada más. Igual es molesto. Pero lo importante es evitar que enfermes. — comento, tampoco podía hacer milagros si ya había agarrado algo de frío. Pero sí podía ayudarlo a sentirse mejor. — Descuida, no me iré. Igual me quedaré. ¿Sabes? Es extraño, nunca había estado consciente de cuanto calor emitía. — claro que no es que fuera una estufa caliente. Pero sí se podía sentir una calidez agradable al contacto de su piel.
— Eso, igual también es en lo que te acostumbras. Es raro pasar de dormir solo a tener a alguien al lado. — comento el alienígena. — ¡Claro! Para los que vienen del área que es de día. Ya imaginarás, allí lo que hace es calor. — comento pasándole así de paso un dato curioso del lugar. Zuviam se acomodó mejor de medio lado en la cama cuando dijo que se acercara quedando los dos frente a frente. A él ya igual se le había espantado un poco el sueño. — ¿Bueno, que te puedo decir? La verdad me agrada tener compañía, créeme que me has sacado de la rutina monótona del trabajo a la casa y viceversa. Aunque ya vimos que mi trabajo no es para nada monótono. — comento soltando una risa. — ¿Tú que hacías cuando no estabas en el espacio? Salias o aprovechabas para descansar. Qué igual imagino que se extraña la sensación hogareña luego de estar tanto tiempo de viaje. — comento mientras le miraba, sinceramente estar tan cerca era agradable.
Había sido por esto que se aseguró de todos modos que esa parte estuviera bien. Lo que no imagino es que el otro lo sintiera tan cálido. Quizás era que el mismo no se podía dar cuenta, pero daba igual aquello podía ser buenas noticias para solucionar el asunto. Comprendió por qué se corregía luego de haber hecho aquellos comentarios, y es que sí sonaba bastante mal. Para ser sinceros al telekiniano no le molestaba tenerlo cerca. No lo decía, porque él a veces solía ser mejor con las acciones que con las palabras. A Zuviam siempre le había atraído los de su mismo sexo, cosa que no era para nada fuera de lo común en telikos. La verdad era que la cercanía con Oliver le estaba haciendo despertar sentimientos y pensamientos que hacía tiempo no tenía. Pues llevaba ya un tiempo soltero.
— Mejor ni menciónalo. Estarás bien. Quizás un poquito de estornudos, pero nada más. Igual es molesto. Pero lo importante es evitar que enfermes. — comento, tampoco podía hacer milagros si ya había agarrado algo de frío. Pero sí podía ayudarlo a sentirse mejor. — Descuida, no me iré. Igual me quedaré. ¿Sabes? Es extraño, nunca había estado consciente de cuanto calor emitía. — claro que no es que fuera una estufa caliente. Pero sí se podía sentir una calidez agradable al contacto de su piel.
— Eso, igual también es en lo que te acostumbras. Es raro pasar de dormir solo a tener a alguien al lado. — comento el alienígena. — ¡Claro! Para los que vienen del área que es de día. Ya imaginarás, allí lo que hace es calor. — comento pasándole así de paso un dato curioso del lugar. Zuviam se acomodó mejor de medio lado en la cama cuando dijo que se acercara quedando los dos frente a frente. A él ya igual se le había espantado un poco el sueño. — ¿Bueno, que te puedo decir? La verdad me agrada tener compañía, créeme que me has sacado de la rutina monótona del trabajo a la casa y viceversa. Aunque ya vimos que mi trabajo no es para nada monótono. — comento soltando una risa. — ¿Tú que hacías cuando no estabas en el espacio? Salias o aprovechabas para descansar. Qué igual imagino que se extraña la sensación hogareña luego de estar tanto tiempo de viaje. — comento mientras le miraba, sinceramente estar tan cerca era agradable.
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4. En confianza
“No todo es tan malo"
El chico se sintió mucho mejor desde el momento que se acostó al lado de Zuviam, que estaba tan calentito que era acogedor estar ahí cerca de él. No le respondió todo de una, porque la verdad es que tenía tanto frío que lo único que quería estar a su lado, ni pensó en la vergüenza y que se iba a cohibir por nada, además que en esos días había ganado más confianza con el alienígena.
Allí más cómodo, respondió todo. — La verdad es que no quiero enfermarme, se atrasaría lo de la nave y dependo de esos días, todavía hay suficiente poción pero... no, no quiero resfriarme, imagina que aquí es contagioso. Imagino que hay diversidad de enfermedades en cada lugar — Comenzó hablar como cotorra para que se le pasara el frío y así entrar en calor gracias al cuerpo de Zuv — Si estoy bien, mañana mismo vayamos a comprar esa ropa que la necesito urgentemente, aunque eso me hace pensar que no tengo ni un dólar, Zuv — Lo miró con ojitos de borrego y se acomodó inconscientemente más cerca de él.
Como le había pedido hablar, ahí escuchó contento lo que le contaba que era una compañía y que lo sacaba de su tediosa rutina — No somos tan distintos, ¿sabes? — Le dijo con calma esperando que le entrara el sueño, tan cómodo que hablaba con más confianza, permitiendo abrirse a contar también de él mismo, no lo hacía mucho en su vida diaria, a excepción, cuando iba a donde sus padres y visitaba sus tíos y primos, lleno de niños. Era el independiente y trabajador tío astronauta de ellos. "Que vivía con sueño" — También estoy enfocado mucho a mi trabajo, y si que me demanda tiempo porque hay mucho que hacer, ya se acostumbraron a no verme mucho en casa y así, por lo tanto, no es que tenga muchas actividades extras, pero cuando la tengo siempre me voy a visitarlos, los llevo a un restaurante a comer lo que quieran y vamos a la playa. Uff, ahora que lo pienso, hace años no me tomó vacaciones, hasta ahora estar aquí es como si lo fueran —Confesó. Le gustaba su trabajo, pero ahora que se sentía relajado, se percataba que había perdido muchas cosas sobre todo con su familia. ¿Ya lo creerían muerto?
Allí más cómodo, respondió todo. — La verdad es que no quiero enfermarme, se atrasaría lo de la nave y dependo de esos días, todavía hay suficiente poción pero... no, no quiero resfriarme, imagina que aquí es contagioso. Imagino que hay diversidad de enfermedades en cada lugar — Comenzó hablar como cotorra para que se le pasara el frío y así entrar en calor gracias al cuerpo de Zuv — Si estoy bien, mañana mismo vayamos a comprar esa ropa que la necesito urgentemente, aunque eso me hace pensar que no tengo ni un dólar, Zuv — Lo miró con ojitos de borrego y se acomodó inconscientemente más cerca de él.
Como le había pedido hablar, ahí escuchó contento lo que le contaba que era una compañía y que lo sacaba de su tediosa rutina — No somos tan distintos, ¿sabes? — Le dijo con calma esperando que le entrara el sueño, tan cómodo que hablaba con más confianza, permitiendo abrirse a contar también de él mismo, no lo hacía mucho en su vida diaria, a excepción, cuando iba a donde sus padres y visitaba sus tíos y primos, lleno de niños. Era el independiente y trabajador tío astronauta de ellos. "Que vivía con sueño" — También estoy enfocado mucho a mi trabajo, y si que me demanda tiempo porque hay mucho que hacer, ya se acostumbraron a no verme mucho en casa y así, por lo tanto, no es que tenga muchas actividades extras, pero cuando la tengo siempre me voy a visitarlos, los llevo a un restaurante a comer lo que quieran y vamos a la playa. Uff, ahora que lo pienso, hace años no me tomó vacaciones, hasta ahora estar aquí es como si lo fueran —Confesó. Le gustaba su trabajo, pero ahora que se sentía relajado, se percataba que había perdido muchas cosas sobre todo con su familia. ¿Ya lo creerían muerto?
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4. EN CONFIANZA
“NO TODO ES TAN MALO"
Al comienzo Zuviam había quedado un tanto confundido porque no había caído en cuenta que el astronauta no estaba acostumbrado como él a dicha temperatura. Y es que esta vez había bajado algo más que días anteriores por lo que era normal que hasta ahora fuera que sintiera el cambio de forma más drástica. Pero ya estaba consciente de que para él otro no sería asunto fácil el tener que aguantar dicha temperatura. Podía enfermar, las posibilidades eran reales, así que el telekiniano decidió no arriesgarse. Por lo que no tenía problema alguno de que lo acompañara aunque fuera por esta noche. Ya luego podrían comprar con calma ropa adecuada, también sabanas que le ayudaran a dormir mejor.
— Tienes razón en ello. No podría garantizarte si es igual o diferente las enfermedades o si solamente tienen nombres diferentes. Pero es mejor no arriesgarse, no necesitamos averiguar eso por el momento. — Coincidió el moreno. El muchacho no le molestaba para nada la presencia del otro en su habitación y de hecho como ya se le había pasmado un tanto el sueño al menos lo entretendría en lo que se volvía a dormir.
— A primera hora, así puedes buscar con calma a ver que te va mejor. — comento el alienígena. — Oh, bueno no te preocupes. Yo puedo costearlo. Pero si quieres ganar dinero quizás puedas postularte para guardián temporero. Con el entrenamiento como astronauta y algo extra con las criaturas, podrías acompañarme. Lo digo porque es un trabajo que no muchos quieren por eso es más fácil es aplicar. O, pero pagan muy bien. — aseguro el telekiniano. — Igual podríamos ver si hay alguna plaza de vendedor en alguna de las tiendas. Tú decides. — le explicaba, solo que lo último estaba un poco más difícil por aquello de que no eran muy bien vistos los humanos y atender las exigencias de los telekinianos iba a ser un dolor de cabeza más grande que una de esas criaturas. Y eso era mucho decir.
Zuviam aprovechó de comentarle un poquito de su día a día que en realidad no era la cosa más extravagante de la vida. Sonrió al escucharlo hablar de su vida. Se notaba que era muy unido con su familia. Eso le agradaba. Por su parte era solo él y su madre. — Es lo que ocurre cuando uno le gusta su trabajo. Dígame loco, pero a mi igual me gusta lo que hago. Me siento más tranquilo cuando lo hago porque eso implica que es una amenaza menos para esos que me importan. — aseguro Zuviam. — Veo que eres muy cercano a tu familia. Imagino que los has de extrañar. ¿No? — pregunto el moreno. — Claro, unas vacaciones forzadas, pero vacaciones al fin. En el lugar más exótico que pudieras encontrar. — comento, y es que para el humano Telikos definitivamente tenía que ser un lugar extravagante comparado con la Tierra. Pues estaba seguro de que, si fuera al revés, para él la Tierra también sería un sitio exótico. — No te puedes quejar, que, aunque no te lleve a una playa si te lleve a bañarte. — bromeo mientras acomodaba un poco mejor su almohada.
— Tienes razón en ello. No podría garantizarte si es igual o diferente las enfermedades o si solamente tienen nombres diferentes. Pero es mejor no arriesgarse, no necesitamos averiguar eso por el momento. — Coincidió el moreno. El muchacho no le molestaba para nada la presencia del otro en su habitación y de hecho como ya se le había pasmado un tanto el sueño al menos lo entretendría en lo que se volvía a dormir.
— A primera hora, así puedes buscar con calma a ver que te va mejor. — comento el alienígena. — Oh, bueno no te preocupes. Yo puedo costearlo. Pero si quieres ganar dinero quizás puedas postularte para guardián temporero. Con el entrenamiento como astronauta y algo extra con las criaturas, podrías acompañarme. Lo digo porque es un trabajo que no muchos quieren por eso es más fácil es aplicar. O, pero pagan muy bien. — aseguro el telekiniano. — Igual podríamos ver si hay alguna plaza de vendedor en alguna de las tiendas. Tú decides. — le explicaba, solo que lo último estaba un poco más difícil por aquello de que no eran muy bien vistos los humanos y atender las exigencias de los telekinianos iba a ser un dolor de cabeza más grande que una de esas criaturas. Y eso era mucho decir.
Zuviam aprovechó de comentarle un poquito de su día a día que en realidad no era la cosa más extravagante de la vida. Sonrió al escucharlo hablar de su vida. Se notaba que era muy unido con su familia. Eso le agradaba. Por su parte era solo él y su madre. — Es lo que ocurre cuando uno le gusta su trabajo. Dígame loco, pero a mi igual me gusta lo que hago. Me siento más tranquilo cuando lo hago porque eso implica que es una amenaza menos para esos que me importan. — aseguro Zuviam. — Veo que eres muy cercano a tu familia. Imagino que los has de extrañar. ¿No? — pregunto el moreno. — Claro, unas vacaciones forzadas, pero vacaciones al fin. En el lugar más exótico que pudieras encontrar. — comento, y es que para el humano Telikos definitivamente tenía que ser un lugar extravagante comparado con la Tierra. Pues estaba seguro de que, si fuera al revés, para él la Tierra también sería un sitio exótico. — No te puedes quejar, que, aunque no te lleve a una playa si te lleve a bañarte. — bromeo mientras acomodaba un poco mejor su almohada.
Zuviam Orione • Telikós • Con Olivier
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