Notaba que su mejor amigo había pasado un problema y eso la angustio porque no iba a poder acompañarlo lo suficiente. Soltó un suave suspiro cuando dijo que no había pasado un buen día. ¿Habría ido en esas condiciones a donde sus padres? En ese caso, si lo iba a tener que regañar, solo que por otra parte igual era bueno que fuera a visitarlos, dado que nunca tenía el suficiente tiempo para hacerlo, ya se lo había dicho en muchas oportunidades.

Hasta había sentido mucha pena cuando se aferró a su abrazo hasta tembló un poco. Era de esos días que de verdad la necesitaba y ya se estaba sintiendo muy mal. Demasiado a decir verdad y lo peor es que no estaría por un problema grande que quizás estaba pasando, pero es que por otra parte, igual sentía que no se había equivocado. ¡Se lo había dicho!— O una agenda, habría sido un buen regalo para esta ocasión — Dijo con una pequeña sonrisita también para alivianar un poco el ambiente tenso.

Y seguía sintiéndose muy mal. Lo notaba con la voz quebrada y que de verdad quería quedarse. La había dejado plantada en algunas ocasiones, pero esa era su diferencia; ella no lo hacía. — 10 minutos me parece bueno... insisto que llegaste justo — Porque unos minutos después ni siquiera lo habría podido atender y tampoco hubiera sido bueno llegar con Azriel a su lado solo por querer terminar la conversación, el chico no merecía eso. Se había comportado muy bien con ella.

— ¡Perfecto! Prometo que será increíble ¿Prefieres el 16 o 17? — Preguntó de inmediato y ahí si lo molestaría mucho para agendar y lograr realizarlo, pasara lo que que pasara con Nicholas esa tarde, iba a tener que entender que Azriel seguiría siendo su mejor amigo. Tomó la cajita y esta vez, la tomó rápido y la abrió, quedando maravillada. — Ohhh... me combina para hoy. ¿Quieres ayudarme a colocarlo? — Amaba la mariposa — Gracias, Az. Siempre te luces con tus regalos. — Sentenció muy contenta y feliz, como siempre lograba que se le subiera los ánimos por momentos. — Espero que te guste el mío — Agregó mientras que le entregaba el pequeño regalo con el brazelete, la carta gran carta que de verdad le había escrito mucho  junto la foto. — Mmmm... que paso esta vez con tu papá, Azriel. Supongo que fuiste a casa, verdad? — Le preguntó y Mary esperaba no confirmar sus sospechas. Es que era notorio que estaba algo ebrio e ido.

Se sentía un poco mal por Azriel pues sabía que la necesitaba y ella solo le podía dar 10 minutos nada más. Sin embargo, estaba al tanto que no podía sentir tanta culpa porque ella le había avisado y el chico no le había prestado suficiente atención. De todos modos, ese era su día especial como amigos donde se habían conocido así que desde ahora no se volvería a ocupar a menos que con trabajo y se tuvieran que juntar durante la tarde. — Ni siquiera la usarías, prefiero comprarte algo más práctico y que te vea usarlo  — Susurró con una sonrisa divertida para apaciguar el ambiente.

— Perfecto, entonces será ese día. Haré tu comida favorita que igual me gusta mucho como disculpas... me da cosita igual dejarte hoy— Tuvo que admitir solo que tampoco podía dejar a Nicholas, el chico le gustaba, era muy atento con ella y se la había jugado tanto que sí se sentía muy querida.  — Trae el postre, estoy segura que lo amaré — Señaló sin tomar tanto en cuenta su soda dado que se había lavado ya los dientes.

— ¡Mucho! — Contestó muy emocionada y feliz por el presente siempre lo elegía bien y aunque fuera de ayuda de la señora Phoebe eso lo volvía mucho más significativo porque para que le preguntara era porque no quería fallar y si que la consideraba demasiado. Como era un colgante le pidió que le ayudara a colocárselo, solo su contacto la hacía poner más nerviosa, olía a alcohol pero su perfume seguía siendo igual de exquisito. ¿Cómo era posible que la provocara tanto después de tanto tiempo?  — Es precioso — La chica se miró al espejo que estaba en una de las paredes y amo el resultado, volvió a soltar un nuevo suspiro.

Y era hora de que hablaran al respecto, miró su reloj y casi muere cuando notó que habían pasado 5 minutos. Lo bueno es que podía desaparecerse así que dos minutos que agregará no sería mucho. — Te regaño porque fuiste así. ¿Verdad? ¿Qué te dijo ella? ¿Le llevaste los libros que te pedí?— Dijo mientras tomaba su mano y la acariciaba con suavidad, es que sabía que hacía todo eso para olvidar cosa que no era la mejor forma — La vida no es fácil querido amigo. Nunca lo ha sido y esa maldición es lo que peor que pudo pasar y es tan lamentable, sabes que contaran conmigo para todo — Señaló sintiendo mucha tristeza por lo que estaba ocurriendo.

Eran los años de amistad que hacían que Mary lo conociera tan bien, que hasta podía decir sus gustos, disgustos, virtudes y defectos con tanta rapidez que cualquiera se sorprendía. Estaba en la parada que ya no quería nada amoroso con él, de aquello también había hablado en su terapia donde quedo más clara que su amistad era tan única que no se podía echar a perder, pero si en algún momento llegaba a ser diferente por parte de los dos, que solo se dejará llevar. No obstante, igual había aparecido Nicholas, que era un hombre apuesto, genial y que se notaba que estaba tan interesado en ella que eso era lindo, y hace tiempo que no tenía novio, era obvio que le quería dar una oportunidad, lo merecía. — Claro que te conozco bien, como tu a mi — Dijo juguetona porque en definitiva, un regalo como una agenda nunca sería parte de ella a menos que Azriel le dijera cuando estuvieran de compras.

Lo bueno es que habían quedado en otro día para celebrar el aniversario y ya estaba al tanto, que el año que venía iba a ser muy diferente porque era un hecho que el 15 de Junio era su día y eso nada ni nadie lo podía cambiar, si igual se sentía mal por dejarlo abandonado y eso que él la había dejado mil veces plantada, pero nunca ese día por lo cual tenía que ser memorable.

Confiaba que el postre que haría Azriel sería exquisito y eso la tendría muy animada. Miró a hacia a otro lado, encontrándose justamente con aquella foto de todos juntos e inclusive Mulciber, sonreían y la hacía pensar que esos tiempos eran mejores, pero le gustaba demasiado esa foto ya que la había aprendido valorar y terminaba haciendo que se pusiera feliz, todo lo que le regalaba Azriel la ponía muy contenta.

— Tus regalos siempre son muy especiales — Fue lógico que se sintió incomoda y avergonzada, el contacto de Az siempre le producía cosas, demasiadas que hasta se se sentía una tonta por ir donde otro chico que finalmente la invitaría a salir, solo que Mulci no cambiaba, no le gustaba el compromiso y si era mejor que todo se mantuviera como estaba porque todo era increíble así, aún cuando el castaño estaba pasando un duro momento donde se sentía responsable de ayudarlo. ¿Cómo no? Lo haría sin dudarlo, porque la había ayudado muchísimo.

Suspiró. Le dolía mucho la enfermedad de Phoebe, era alguien que quería y la consideraba un ser querido, pues era una mujer encantadora que nunca lo juzgo y que creía que era una buena influencia para su hijo, una mujer con la que podía charlar muchas temáticas y que no se cansaban, la consideraba como una tía, quizás una madrina que estaba ahí para ayudarla, y ella como podía correspondía. — No siento que la hayas defraudado, eso nunca porque es tu mamá. Muy probablemente le duele que llegues así a verla pues  sé que te supera pero no debes volver hacerlo, por eso tu padre te regañó  después. Tienes que demostrarle a los dos, pero sobre todo a ella que la próxima vez irás mejor. Si quieres te acompaño — Se ofreció, y bien que sabía el diagnóstico a la señora Mulciber no le quedaba mucho tiempo así que era recomendable darle compañía, si hasta de hecho su mamá quería verla.

— Lo sé, Az. Es muy triste verla así y es imposible no quebrarse, hay que hacerle compañía — Dijo soltando un suspiro mientras seguía acariciando sus manos porque notaba que Azriel se sentía perdido por lo que estaba ocurriendo. — ¡No! No digas eso... es más por la frustración, piensa en la gran pena que le hubieras causado a tus padres. Ellos siempre van a preferir que todo les suceda a ellas, es muy terrible perder a un hijo.  — Trató de calmarlo, veía que su autoestima estaba baja, su motivación estaba por el suelo, su ansiedad muy elevada, definitivamente necesitaba ayuda. — Oh no... no te pongas a llorar — Señaló porque realmente le dolía verlo de esa manera, fue hasta a él y lo abrazo para que acomodara su cabeza en su hombro. Ya no importaba los minutos que quedaban, quería ser un consuelo para Azriel y creía que un abrazo siempre iba a ser de ayuda. ¿Cuántas veces la había ayudado a ella?

La chica había descubierto que Azriel Mulciber solo era una careta, pero que en verdad era muy sensible cuando se frustraba y agobiaba con problemas que no eran sencillos. Claramente que estuviera era solamente porque se sentía muy mal por el asunto de su madre, porque la veía peor cada día, pero incluso a pesar de eso, conocía tanto de él que la asustaba y por eso, siempre sería el chico de su vida aunque no fuera del todo correspondida porque no estaba dispuesto a cambiar y aunque le gustara - se lo había dicho - no podía ir más allá. Y ella tampoco estaba dispuesto a eso por nada ya que siempre buscaba estabilidad, no era de andar con chicos por el rato, solo que nunca iba a decir nunca, ella crecía y los cambios eran evidentes.

De todos modos, trataba de mantenerse en esa línea.

— Creído, pero es verdad — Le guiñó un ojo divertida tratando de animarlo. ¿Sería bueno prepararle un café? Se preguntaba muchas cosas, lo malo es que no tenía tiempo porque se tenía que juntar con Nicholas. — Es que tenía que ser un hipogrifo, siempre me gusto esa historia que me contaste — Señaló con cariño, porque era una anécdota y una aventura que no se le había olvidado, de ese año que estuvieron separados. Sabía bien que lo llevaba a todas partes desde que se lo regaló.

Era tan normal que se sintiera de esa manera porque si que era devastador saber que cada día perdía a su madre, por un rencor injustificado solo porque no quisieron involucrar en las filas, y los conocían bien porque sabían que Phoebe era la prioridad tanto para Rigel y Azriel y de ese modo los iban a destruir.

Solamente lo escucho porque necesitaba desahogarse sacar todo lo que tenía contenido, ya que había sido demasiado fuerte ese momento y tan jodido que se sentía como la mierda, porque en el fondo sabía que se había equivocado, y ni era capaz de decirles que era justamente que no sabía tolerar ver mal a su mamá. — Porque es una buena persona y que los mantiene a ustedes, sé que tu padre debe estar tan dolido como tu. Por eso quiere que actúes de manera correcta, y es el que más pasa con ella así que debe saber lo que siente, solo que ambos te quieren y mucho, no se van a sentir desilusionados de ti, quizás enojados pero sabes que vas a poder superar todo — Exclamó la chica. Es que sentía con todo su corazón que eso pasaría y ante todo, aunque llevara tiempo lo iba hacer, porque aquel que veía ya no era el Azriel de antaño, y tanto ella y los Mulciber lo sabían.

— Es que tienes que tomar consciencia cuando vayas a visitarla que no debes ir a fiestas ni a bares porque sabes como quedas. Sé que estás en un buen momento pero los excesos no ayudan en estos casos, así que sí seré yo quién te acompañaré para la próxima ocasión. ¿Cuándo quieres ir? Y descuida, si te dijo que no te volvieras a aparecer, trataré de convencerlo. ¿Vale? — Le prometió, Mary concordaba con muchos que Rigel era estricto y mucho, pero eso no quería decir que flaqueara cuando se trataba de Phoebe y Azriel. Notaba que se llevaban más que antes.

— Puede ser y es frustrante. Lily tampoco lo merecía ni James, hay muchas injusticias en esta vida, solo que no digas que tu no eres tan buena persona porque si lo eres, tu apellido no debe ser tu sombra creo que eso tus padres lo saben — No le gustaba que dijera que no era buena personas pero comparándose con lo dulce que era Phoebe estaba siendo muy sincero.

Negó con la cabeza, no necesitaba disculpas. La chica lo abrazó aún más cuando el pelinegro lo hizo, soltando sollozos ahogados. — Suelta todo, amigo. Que yo estoy contigo tal cual como muchas veces lo hiciste conmigo — Señaló conteniéndolo, acariciando su espalda y también su cabello. Lo veía tan vulnerable y con tanto dolor, que sabía que lo perdería en muchos aspectos cuando Phoebe fallecería, era lógico que la mujer ya solo quería estar en paz y descansar sin sentir dolor. — Ya sé, cariño — Le dijo con dulzura — Los abrazos entre nosotros son terapéuticos — Acercó su cara para depositar un beso a su frente. — ¿Quieres que vayamos a tu casa? Te dejo ahí porque estoy segura que necesitas descansar — Propusó y trato de no pensar tanto en Nicholas, es que sinceramente estaba perdiendo una gran oportunidad, si lograba comprender ese retraso lo iba a valorar mucho más, es que Azriel era Azriel. No podía dejarlo así.

Asintió. Loa regalos que se hacían siempre se volvían especiales porque se conocían demasiado bien al ser los perfectos amigos. Animada, terminó por confirmar con la cabeza repetidas veces — Realmente me encantaría — Es que aunque le tenía un poco de susto a las criaturas mágicas. ¿Quién no querría volar al menos una vez en un hipogrifo?  Además que irían juntos.

Esperaba que en esos minutos se encontrara mucho mejor pero si que lo notaba angustiado y con muchas razones, porque venía de la casa de sus padres donde hubieron problemas y terminó regañado por este, más que Phoebe se había sentido desilusionada de él al verlo de esa manera. ¿Es qué como se le ocurría aparecer así?

— No lo hagas más porque siempre terminará siendo lo mismo si vuelves a repetirlo —  Señaló la chica con franqueza pues reconocía que su mejor amigo se había equivocado y no era algo que debía sentirse orgulloso. Se estaba excediendo mucho y estaba perdiendo gran parte de su esencia. — Por eso mismo te acompañaré las veces que quieras, solo dime y me iré organizando. ¿Vale? —  Le dio unas palmaditas en sus hombros para que no se agobiara más porque no tenía que repetir esa actitud cuando fuera con ella.

Ella trataba de contenerlo lo que más podía porque sabía que lo necesitaba demasiado y ni siquiera ya le importaba perder minutos, algo le decía que Nicholas la iba a esperar sea lo que sea. Para ella también Azriel era muy especial, y Nick tenía que comprender que formaba parte de su vida desde que salió del colegio y cuanto tiempo había pasado, este era otro año más. — Lo sé, pobre Harry. Siempre cuando puedo lo observo ahora que esta muy pequeño no es que lo tengan mucho al jardín pero tengo la esperanza que después sí, Dumbledore me pidió que no me involucrara demasiado porque debe crecer alejado de toda la fama que tiene —  Murmuró la chica —  Lo sé, te tiendes a comparar porque cualquier perdida es horrible, superaremos esto, Azriel. Ella quiere que estes estable y bien. Tienes que hacerlo por ti y por ella. —  Acarició con dulzura su cabello y trataba de dejar el mejor consejo en toda circunstancia.

— Nunca dejemos de abrazarnos —  Le pidió. No quiso ni mirar el reloj y con una sonrisa recibió aquel beso en la mejilla. — Te dejaré acostado. —  Señaló divertida y cuando Azriel y ella estuvieron listos, desaparecieron hasta su hogar. Tal como lo había dicho, la chica lo dejo acostado y se mantuvo allí un poco más, ya luego se tuvo que despedir. Volvió a desaparecer. ¡Habían pasado 20 minutos más de la hora! Y Nicholas aún estaba esperándola, la sonrisa que le dedicó cuando se apareció fue asombrosa. Estuvieron conversando muchas horas y sinceramente pensó que si tenía que darle una oportunidad, era un chico que valía la pena. Se besaron y luego terminó por ir la casa del pelirrojo para continuar.

Fin del Capítulo

Todavía no creía que estaba en su mejor momento, pero se sentía bastante estable a comparación de otros años, sobre todo de aquel de la muerte de su querida Lily. Lo estaba aceptando y que llevaría para siempre ese dolor, no obstante, había que recordar los buenos momentos. Además que ahí estaba Nicholas, tenía que reconocer que el primer año había sido increíble y no extrañaba tanto la ausencia de Azriel. Que sabía que de mal iba a ir en peor con el fallecimiento de la pobre Phoebe Mulciber, que también había sentido demasiado y con la cual estuvo con ella sus últimos días, ciertamente el descanso era lo mejor que podía pasar dado que esas dolencias eran terribles para poder soportar, no estaba segura si se fue tranquila por la tristeza tanto de su marido como su hijo, era el pilar de afecto en aquella familia, y sinceramente esperaba que ambos pudieran salir adelante.

Ni la llamaba tanto, pero estaba consciente y ya lo había hablado con Nicholas - con quién estaba buscando casa para vivir juntos - que ese día tan importante tenía que juntarse con Azriel. Era genial que lo aceptara y que comprendiera aquello, que era una prioridad. No habían quedado en nada y quería caerle de sorpresa con una rica comida porque sinceramente sentía que no tendría mente para comprar un regalo.  Y por supuesto, que llevo dulces para endulzar su vida y claro, iba a corresponder de la misma forma que lo hizo él cuando estuvo más mal.

Se vistió bonita porque sabía que a él le gustaba, no lo había dejado ir todavía, Mary estaba segura que toda su vida lo amaría, pero tenía que conformarse que serían amigos y eso era mucho mejor que tenerlo lejos.

Al menos tenía las llaves de su casa y al llegar con las bolsas ahí sintió el olor a cigarrillo y alcohol insoportable. Ahí estaba Azriel todo desdichado. Algo había pasado y esperaba que no fuera una nueva pelea. — Que bueno que hoy en nuestro día porque no me gusta verte así y justo estoy aquí. Traje comida rica y los dulces te gustan para celebrar un poco — Fue hacía a él, dejo las bolsas en una mesa y se sentó en el sillón que estaba frente a él, mirándolo con un semblante tranquilo.

Mary estaba consciente que esta vez, Azriel era quién tenía que pasar un duelo y sin ayuda, era muy difícil salir de eso. A ella le había costado mucho superar la muerte de Lily, y aún creía que era un dolor que tenía en su corazón, por lo tanto, el dolor de perder a una madre que se apreciaba iba a ser igual de fuerte. Azriel estaba cambiando y apagando, ya no tenía esa luz que tanto a ella le gustaba. Y no importaba, tampoco le había comprado algo porque sabía que no iba a recordar el aniversario, quizás más adelante le compraría algo que de verdad apreciara para recordar a su querida mamá, hasta ahora sabía lo que más podía hacer era acompañarlo y comer rico, solo que al encontrarlo así no estaba muy segura si iba a poder tolerarlo.

Lo miró con una expresión neutral, tratando de no mostrar lo que realmente sentía que era pena porque no le gustaba ver a su persona favorita y mejor amigo en ese mal estado, y no porque estuviera ebrio, sino que sabía que tenía mucha tristeza en su corazón, ella misma se veía hace unos años atrás cuando ocurrió aquello de los Potter. Nunca lo olvidaría.

De todas maneras, no había comparación porque a Phoebe Mulciber la habían maldecido y eso de alguna manera se tenía que pagar, porque la pobre tuvo años de tortura con su salud, y que se fue apagando lentamente hasta que no pudo más y murió. Aquello ni siquiera era para un perdón.

— Imagine que lo olvidarías pero no importa, se entiende  la razón — Dijo con una suave sonrisa porque era lo suficiente madura que no tenía mente para pensar en otra cosa que aquello — Ni te culpes, tómalo con una visita sorpresa. Yo solo traje comida esta vez, porque la verdad no estamos para andar celebrando este año, pero una rica comida tampoco viene mal. ¿Verdad? Si no te importa hasta me quiero quedar aquí, no me pude desocupar más temprano, traje hasta la ropa para irme a la consulta por la mañana. — Se acercó para ver esa fea herida. — ¿Qué paso esta vez? — Cuestionó y como se conocía el apartamento de memoria,  con un hechizo levitador atrajo todas las pociones de sanación disponible para comenzar a limpiar esa herida. — Te voy a curar, aunque siento que primero tienes que bañarte, te dejaré ropa limpia sobre la cama. ¿De acuerdo? ¿Te  gustaría una pijamada? — Hacía todo aquello para animarlo. ¿Cómo no? Azriel la había ayudado tantas veces que eran manos de vuelta.