I love you so much it hurts

Historia y personajes extraídos de  Siempre fuiste tu

Ambos eran de familias de la nobleza y de renombre. Se habían conocido desde que eran unos niños donde compartían juegos aunque Emily si lo consideraba muy brusco. Ella desde muy pequeña era toda una señorita que le costaba entenderlo. Pero todo cambia, cuando se presentó en la sociedad y él solo por que quiso - o tal vez porque no la quería ver con nadie más - comienza a pretenderla y enamorarla.

Las familias estaban ilusionadas porque el compromiso se dio y con el pasar de los meses no ocurrió nada. Jeremy partió con sus padres y hermanos a su hogar, y todo quedo en nada, provocando una gran desilusión en Emily, es que todo iba tan bien y cambió de la nada. Había quedado con el corazón destruido y eso provoco que por muy hermosa que fuera no tuviera prospectos.

Pasaron los años y los Cavendish volvieron a la ciudad donde vivían las Fairchild. Philippe, el hermano mayor y futuro duque buscaba esposa y fue una gran sorpresa que eligiera muy rápidamente a la rebelde Amber. Eran amigos y se encontraba el aprecio, sinceramente eran perfectos.

Fue inevitable, por parte de los dos hermanos menores sintieran algo de envidia - no de la mala - sino porque eran ellos los destinados a casarse y los chicos habían tomado el protagonismo, ella no quería apartarse de su hermana y Jeremy, viendo lo molesta que estaba con él quería mejorar las cosas aunque sin promesas: ¿Un matrimonio por convivencia no estaría tan mal, verdad?

Muchas veces el amor llega después y cuando están más juntos.

1. Solo los sueños son color de rosa

Desde pequeños se había cruzado sus caminos. Solían jugar, compartir juntos. Sus familias eran cercanas y estaba más que claro que muchos tenían expectativas de en algún momento lograr emparentar. La gran pregunta era quienes de sus hijos serían quienes les darían aquella dicha. Incluso algunos pensaron que tal vez la combinación ideal sería Philippe y Emily, él muy caballero, ella muy señorita refinada. Pero a veces la vida daba vuelcos incomprensibles, pues Jeremy, el hermano menor varón de Philippe desde que entraron en la adolescencia, le había echado ojos a la joven. Aun cuando fuera totalmente opuesto. Su madre a cada rato le debía de recordar sus modales, sus responsabilidades. Que si bien no era el heredero del título de duque, tenía una reputación como parte de la familia que cuidar.

Jeremy hasta el momento había tendió bastante precaución con sus andadas, pues otro detalle es que aun cuando le gustaba la joven Fairchild, no era la única que llamaba su atención y terminaba por caer en las tentaciones. Era mucho más fácil estar con una y con otra sin compromiso alguno que el enlazarse con una sola por más que le gustará. Él había optado por seguir su vida sin compromiso alguno, con suma tranquilidad. Todo esto hasta que se enteró de que los Fairchild estarían presentando ante la sociedad a Emily.  Cuando una señorita era presentada, eso significaba una cosa. Los pretendientes comenzarían aparecer y si alguien más la pretendía antes que él estaría perdido. Pues de pretenderla a estar en un comienzo había solo un paso. Quizás sonaría egoísta, pero aun cuando no estaba preparado aún para dejar ir su soltería y lo que aquello implicaba, tampoco estaba dispuesto a dejarla ir. Emily era ese tesoro que anhelaba su corazón. La pregunta estaba en sí, sería capaz de saber valorarlo.

Por supuesto que Jeremy allí estuvo en el momento en el que la presentaron. Habia sido de los primeros en anotarse en la lista de interesados en prfetender a la chica. Desde que llegó no podía evitar quedar fascinado con la chica. Lucía más hermosa que nunca. Cuando la música comenzó a sonar para el momento de la danza, el muchacho no dudo en dos veces el acercarse a ella para sacarla a bailar. Incluso intento recordar todas las cosas que se suponía hiciera y las que no, cuando se dirigía a una señorita como ella. — Señorita Emily. ¿Me concedería esta pieza?— Le pidió haciendo una leve inclinación como reverencia y extendiendo su mano para sacarla a bailar. — Claro, también si su señor padre me lo permite. — añadió al acordarse al ver cerca al señor Fairchild.

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Estaba nerviosa en esos días luego de presentarse en sociedad, lo bueno es que no había ido sola aunque su hermano no tenía que hacer semejante locura, aunque si Amber que tenía la misma edad que ella. Eran trillizos.

Había ido a la presentación con la reina y ahora tenía que asistir junto a sus padres y hermano a montones de fiestas que habían sido invitadas, la primera era el baile de los Lastrong y esta era solo una de las tantas que tendría que asistir en la temporada, se preguntaba como su padre tenía dinero para tanta tela por doble para nuevos vestidos que no se repetían.

Lo único que la había mantenido tranquila era haber pasado el día con sus mascotas pero ya de noche sentía la presión de que tendrían que sacarla a bailar y así conocer a diferentes chicos. Esperaba que no muy mayores y jugaba con su con la cartola que se encontraba colgada en su muñeca.

Vio miradas hacia a ella y no se quiso ilusionar cuando de repente la familia fue interrumpida por nada menos que Jeremy Cavendish. Ella parpadeó, recordaba esos días cuando eran niños y se alejaba simplemente porque era muy brusco aunque cada vez que volvían del condado ellos lograron hablar.

Claramente, tomo aquella hazaña como un rescate pero a quien no vio muy contento era a su hermano. Tal vez había visto cosas en el colegio que no eran muy agradables, eso la hizo dudar pero en el fondo si quería al menos tener una pieza. Espero la palabra de su padre que la miró a ella y asintió. — Está bien — Sonrió con encanto así que mientras la llevaba a la pista ella solo le devolvió una sonrisa a su hermana porque estaba algo nerviosa e incomoda.

— ¿Y eso que fue? — Preguntó al momento de tener cercanía antes que empezará la hermosa melodía de un vals. — Perdone, es que me pareció extraño que me sacara a bailar — Tuvo que decir porque no podía quedarse callada cuando le pareció muy curioso lo que había ocurrido. hasta donde ella sabía el chico se alejaba de las chicas y si fuera por él seguro se terminaría casando a los 30 años.

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Las tradiciones a veces podían llegar a ser agotadoras, aburridas. Siempre mucho protocolo, muchas reglas. Eso nunca había sido algo, lo cual agradará mucho a Jeremy. Él prefería lo sencillo, lo rápido, aunque solo le diera placer momentáneo. Pero si era aquello, lo que debía hacer para lograr acercarse a la joven Fairchild lo haría. Además de su belleza, era justo esa inocencia que veía en ella, esa delicadeza, que lo atraía tanto. Era la chica perfecta. Jeremy sabía que debía casarse tarde o temprano. Para él de preferencia, tarde. Pero lo tendría que hacer en algún momento.

Emily era la adecuada, la ideal para ser su esposa. Además, había un cariño especial por ella desde niños, a pesar sé que la chica lo evadía muchas veces por sus juegos toscos. Estaba consciente de que habría muchos posibles candidatos. Así que si no quería perderla debía de estar dispuesto a dar el paso. Aunque fuera solo a medias.

Jeremy pudo notar las miradas que le daba el mayor de los hijos Fairchild. El chico seguro se había dado cuenta de las debilidades del Cavendish por su época juntos en el colegio. Pero no dejaría que su opinión lo dejara mal parado. Ni mucho menos lo intimidará. Además, él había crecido, todos lo habían hecho. Así que, por tanto, la gente cambiaba con los años, y se iba a amparar en ello. Aun cuando la verdad es que para que Jeremy cambiará por completo su forma de ser faltaba mucho tiempo. Pero quizás si Emily le tenía paciencia y lo esperaba, podía llegar a ser el esposo que merecía. Solo que seamos sinceros, era un pensamiento egoísta. ¿Por qué tendría que desperdiciar sus mejores años de juventud esperando a que él decidiera sentar cabeza cuando podía tener a otros pretendientes? Jeremy Cavendish no era el centro del universo, debía entender eso.

El Cavendish llegó justo a tiempo a sacarla a bailar. Podía notar en la mirada de la chica pidiendo auxilio, pues estaba nerviosa y al mismo tiempo de reojo había visto aún bastante mayor con intensiones, seguramente de acercarse a sacarla a bailar. — Gracias por la oportunidad. — aseguro mientras la llevaba hacia la pista, no sin antes hacerle un gesto de cortesía a su posible futuro suegro… muy futuro.

— ¿Qué fue de qué? — preguntó haciéndose el más inocente. Porque si bien la había salvado de un encuentro desagradable, también era para ser él quien capturara primero su atención. — Oh, no se preocupe, no tiene que disculparse. Se ve sumamente encantadora en esta noche y no pude evitar quedar deslumbrado, es la realidad. — Le confesó, y no mentía, a pesar de no estar diciendo la verdad por completo, sé sus motivos. Ahora que la tenía más de cerca podía apreciar mejor la bonita sonrisa de la chica. — Igual quería salvarla. — Murmuró por lo bajo cuando comenzaron a bailar y la tuvo cercana a él con una mano en su cintura. — Ve aquel caballero de allí. — Le contó señalando con su mirada al hombre mayor y no de muy buen aspecto, pero que seguro era un viudo podrido en dinero. — Tenía intenciones de sacarla a bailar. — confesó mientras daban una vuelta al son del vals.

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Emily aún estaba muy confundida que Jeremy hubiera llegado a ella de una forma extraña porque bien sabía que era de estar de un lado a otro, al menos en las festividades familiares porque recién estaba también para este tipo de fiestas. Sabía que llamaba la atención, era la contraparte absoluta de Philippe, eran unos hermanos que si tenían un gran parecido físico y muy atractivos , pero en cuanto a carácter al segundo hermano se le notaba esa chispa de atrevimiento, rebeldía y dispuesto de sobrepasar la moral. Cosa que no podía con lo último pues si había una equivocación hasta podría manchar su propia reputación y la de alguien más, por suerte, igual estaba su familia presente así que no formaría ningún escandalo. En cuanto a tipo, Jeremy no encajaba a lo que ella buscaba en su vida pero si asumía que era muy apuesto y se sentía afortunada en sacarla bailar.

El color subió a sus mejillas ante el elogio y trato de aguantarlo porque en ese momento bailaban. Sus ojos castaños se alumbraron y sin poder evitarlo, le dedicó una sonrisa tímida. Trato de ser menos formal porque la realidad es que si se conocían de toda la vida, no era una amistad que pudieran reforzar en todo un año porque los Cavendish solo se quedaban siempre un par de meses y luego volvían a Devonshire. Como su hermano mayor y heredero al titulo por ser unos minutos mayor que ellas que se llamaba "Henry" asistía al mismo establecimiento que el chico y luego probablemente irían a la universidad siempre se iba con ellos para empezar sus clases y luego volvía al terminar todo. Lo bueno es que tan solo quedaba un año y lo vería más seguido, pero no veía que ellos fueran muy amigos la verdad.

— Gracias, era lo que esperaba más que esta es mi primera temporada y de alguna manera tenemos que brillar. ¿No? — Dijo contenta y se reprimió el comentario que él lucía apuesto esa noche. No quería ilusionarlo y a veces hasta la palabra más bonita podría provocar pensamientos equivocados. — Oh, ya veo.... — Miró disimuladamente y sintió un escalofrío en su espalda, es que no era por nada, ella no buscaba un hombre mayor para casarse, era apenas una novata así que esperaba tener suerte y fuera escogida en esta o en la siguiente, no se lo podía pasar mucho la edad. — Entonces gracias por salvarme aunque si está realmente interesado en algún momento de la noche se acercará —Por fortuna, si vio que algunos chicos más apuestos y simpáticos la contemplaban aunque claro que ella tendría que estar más pendiente del Cavendish.

Que por si fuera poco era el que más le gustaba. Philippe era todo un caballero pero la realidad es que tampoco se iba a entrometer en la amistad que tenía con Amber y a la vez, eran demasiado parecidos. —De verdad pensé que solo su hermano tenía el talento para bailar— No pudo molestar con una sonrisa aunque pocas palabras podían intercambiar, ella tenía que mirarlo todo el tiempo fijamente y seguir cada paso tal como le habían enseñado.

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Jeremy no era el típico caballero correcto que todos salieran esperar. Su compás moral estaba un tanto roto, o al menos esos dirían los más ancianos que se las daban de ni haber roto un plato. Cuando era bien sabido que muchos tuvieron sus andadas, solo que con más discreción. De todos modos, no era que el chico hasta el momento hubiera hecho algo comprometedor. Solo era la reputación que le precedía por ser más rebelde.

El Cavendish sabía lo que esta fiesta implicaba, perder la oportunidad con la Fairchild. La chica le gustaba demasiado, le tenía cariño. Solo que él no se daba cuenta de que todo aquello no era suficiente si él no estaba dispuesto a hacer sacrificios. Sacrificios que en este caso sería su libertad. Pero por supuesto que él debía siempre aprender las cosas por las malas. — Por supuesto, debe ser la flor más brillante de todas. Y créame, lo es. — y es que independientemente de sus intenciones egoístas, la chica lo deslumbraba. No por nada quería ser el primero.

La chica notó rápidamente las intenciones de aquel hombre. Por ahora se había salvado, pero quién sabía luego. De todos modos no lo veía como competencia, pero sí como alguien que podía poner incomoda a la chica. — Es posible, pero al menos ahora se lo replanteará, y si aun así lo hace, al menos no la tomará por sorpresa. — el comento mientras continuaban el baile, Jeremy, al igual que sus hermanos, había sido instruido en el arte de la danza. Una de las pocas lecciones obligatorias que había estado dispuesto a tomar sin queja alguna y la cual ahora rendía frutos.

— Tengo mis talentos ocultos. — Le respondió con una sonrisa algo coqueta. — La realidad es que me obligaron a tomar las clases. — Terminó por añadir con más sinceridad. — Pero aun cuando al comienzo quizás me daba pesar, al final resultó ser una de mis clases favoritas. Supongo que el poder estar bailando con una bella dama y que aprecie eso, hace que valiera la pena el tiempo invertido. — le comentaba tranquilamente. La verdad E sentía orgulloso de su forma de bailar.

— ¿Usted igual tomó clases de baile? Porque pareciera que flota cuál cisne en la pista. — Le elogiaba y vaya que para hablar podía tener labia. — Mi habilidad para el baile no sería nada si no tuviera una buena compañera de baile. — añadió el joven. — Dígame… ¿Cómo ha estado? — se atrevió a preguntar por aquello de meterse en una conversación más personal, pero al mismo tiempo casual.

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La Fairchild estaba muy sorprendida de las nuevas actitudes de Jeremy. Nunca la había tratado mal y era muy detallista, destacaba su belleza todo el tiempo pero aquello lo creía para que se lo dijera a cualquier señorita así que nunca tomó sus palabras en serio. Hasta ahora que si parecía ir de esa manera ahora que estaba siendo presentada y yendo a los diferentes eventos que era invitada junto a su familia como típica tradición de la sociedad.

Nuevamente el color se le estaba yendo a las mejillas. Claramente se estaba sobrepasando y el elogio la había tomado por sorpresa. — Supongo que se esmeraron mucho para que esta noche fuera perfecta para nosotras y eso conlleva a que una se vea bonita — Si sentía que lo era y ante todo tenía que mostrar seguridad, pero vaya que era complicado cuando estaba frente a frente a Jeremy empezando el vals.

— No quiero darle esperanzas se lo debo dejar claro a mi padre después — No ahora. Mucho menos cuando estaba recién comenzando, quería tener la ilusión de que tendría varios prospectos y ahí podrían elegir uno decente para ella, porque realmente se preguntaba si su padre estaba esperanzado con esa pieza de baile, y la realidad es que ni quería mirar hacia donde se encontraba su familia.

Siguió la danza y le causo gracia porque hablaba mucho y se notaba que aunque era un excelente bailarín no seguía la regla que se debía mantener callado. — Me alegra que haya tomado sus piezas de baile desde que era un niño, siendo segundo hijo de un duque conlleva mucho para todos ustedes. — Siguió bailando con él y un poco más confiada, y decidida en darle una oportunidad para conversar se dio el atrevimiento de decir — Estoy muy bien, gracias. ¿Quiere seguir hablando luego? Creo que no es momento para hacerlo cuando podemos tener una instancia muy pronto que dejemos de bailar si eso desea — Suponía que solo sería un momento luego de ese vals, tal vez ya sus prospectos se habrían intimidado con la presencia del rubio que de por sí había sido atrevido en sacarla a bailar, y eso quería decir que había mucho interés de por medio.

Ella aún estaba impactada con toda la escena solo que no se sentía incomoda ni molesta por eso. Jeremy tenía su encanto.

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Cuando noto las mejillas sonrojadas no pudo evitar sonreír. Simplemente hermosa, tan delicada, tan inocente. Jeremy posiblemente podría parecer el candidato ideal. Un chico de buena familia, con dinero, culto, joven y guapo. Pero si seguía con el patrón que llevaba, llegaría un día en el que ese estatus de caballero distinguido desaparecería. Por igualmente era irreverente, no muy de seguir reglas y mucho menos de ser comprometido. Ni siquiera por algo o alguien que realmente le gustará. En otras palabras, Jeremy no merecía la atención de Emily. — Yo no creo que requiera de mucho esfuerzo para verse así. Pero de todos modos hicieron excelente trabajo. — Finalizó.

— Es lo mejor que le dejé saber a su padre. Así se evitan los malos entendidos. — y es que el señor rápido podría hacerse el ofendido cuando en realidad habiendo tantos prospectos en el salón, ninguna de las chicas estaba obligada a aceptarlo. Igual dependía de la familia, si fuera una familia que estuviera teniendo problemas y necesitaba del dinero del hombre, ahí las cosas cambiaban haciendo que todo el matrimonio se volverá un negocio. Pero los Fairchild no tenían ese problema. Solo necesitaban casar a sus hijas con un buen prospecto por el estatus social nada más.

— Lo sé, es mucha presión, esperan mucho de nosotros. Aunque más de mi hermano. — admitió y por lo mismo era que también no se abrumaba tanto. Mientras su padre no E enterara de sus andadas, todo estaría bien.

Se suponía que el baile debía ser callado, pero eso al chico no le importaba. Él solo quería llamar la atención de la joven. No ser alguien que pasara desapercibido. Tenía a su favor el hecho de conocerse desde niños, de que siempre había sido lindo con ella. Pero como todo, a la hora de la verdad, todo se resumía a una primera buena impresión. Y el que quisiera ir a conversar con él luego de haber bailado era una buena señal. — Me alegro de que así sea. Y tiene razón, disculpe. A veces me envuelvo en las conversaciones y olvido lo que para todo hay su momento. — y la verdad no le importaba el protocolo. Pero tampoco intentaba incomodarla. Además, Había logrado tener la excusa para tener un momento con ella fuera de la pista.

— Claro que me gustaría. Por esos momentos de la niñez. — Le aseguró mientras danzaban. Sabía que no se podían ir a un lugar alejado, pero sí podían buscar un área menos atestada del salón.  — ¿Desea champan? ¿Una mimosa? — Le preguntó al terminar la pieza de baile. Podía sentir en la nuca las miradas de sus familiares. — ¿Aún tiene esa pasión por los animales? La recuerdo siempre recogiendo pajaritos heridos para cuidarlos en lo que se mejoraban y podían volver a volar. — comento cuando estuvieron fuera de la pista.

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No entendía porque tanto elogio. O sea, notaba que siempre la miraba más de la cuenta  pero siempre se alejaba cuando era niño, porque ella terminaba llorando o se enojaba con él por su brusquedad. Cuando comenzaron a crecer fue inevitable no tener ciertas conversaciones, un día notó que el quería una mascota y le recomendó un gato, y muy bien sabía que el gato "que no sabía su nombre" aún estaba muy bien instalado en el castillo o mansión de Devonshire. Había confianza entre los dos, solo que no lo veía como un posible prospecto hasta ahora que veía que sus intenciones eran totalmente opuestas a lo que pensó. — Le agradezco sus palabras y elogios. Usted también se ve muy apuesto esta noche — Dijo por cordialidad y porque no podía mentir, Jeremy tenía esa chispa tan opuesta a Phill e incluso hasta parecía más divertido. Pudo notar que algunas chicas lo miraban aunque claro el que llamaba más la atención era Philippe que seguro estaría obligado a sacar a bailar a unas cuantas señoritas, y seguramente a su hermana mayor que de verdad ellos si que eran amigos.

— A él y a mi hermano Henry — Dijo con una sonrisita aprovechando que estaban en unos pasos cercanos. No quería hablar mucho porque eso llamaría la atención y aunque no era del todo impropio que estuvieran hablando iba hacer que pensaran que había sido una química instantánea entre ellos dos y que ambos habían escogido. De todos modos, ella se sentía muy bien, encontraba a Jeremy muy guapo y lo consideraba mucho más diferente a ella, sentía que las risas entre los dos por su causa no faltarían. — Supongo que sí, yo tampoco cargo con esa carga por ser la tercera de los hermanos, pero igual me quieren ver casada muy pronto — Y era lo que esperaba y había practicado toda su vida, no podía arruinarse ese plan y ante todo si quería sentir atracción por ese alguien, por mucho que no veía un amor verdadero entre sus padres si había mucho afecto y eso le encantaba. Para madre había sido muy caótico a educar tres niños a la vez.

A veces se preguntaba como había nacido Corey mucho más tarde que tan solo tenía 9 años.  Le doblaban la edad y aún así era el regalón del hogar al ser el menor. — Gracias por comprender —Susurró con una sonrisa tierna y terminaron el baile más callados, disfrutando de cada paso.

— Cualquier refresco sin alcohol, no me gusta su sabor y lo hago a menos que sienta esa presión de hacerlo. No sé como brindar con la familia — Señaló mirando un refresco mejor de lo que le había ofrecido y seguía sujetando su brazo.

El nuevo tema la hizo sonreír, porque en realidad si habría podido estudiar algo y solo por ser mujer no podía, se habría dedicado a todos los animales, aún así los caballos, los pavos reales, los gatos y perros eran sus favoritos. Amo a Lady, su gata cuando se la regalaron por su cumpleaños y luego todos los demás que vinieron, en realidad, tenía 6 mascotas ya y sinceramente deseaba más. — Sí, todavía sigo siendo una apasionada por los animalitos. Por mi tendría un refugio para todos ellos ya que no todos pueden ser mis mascotas. ¿Y su gato como se encuentra? ¿Al fin se decidió por un nombre? — Hablo unos segundos más.

En ese momento llegaron a donde se encontraban sus padres y dos hermanos  — Me gustaría quedarme con Jeremy hablando por unos minutos más si no es molestia. Creo que es necesario ponernos al día después de un año sin vernos. — Sus padres muy gustosos accedieron a diferencia de Henry que no estaba muy a gusto — Si eso deseas, pero me quedaré observando de cerca pues no confió en nada en Jeremy Cavendish a diferencia de su hermano. — Con mucho carácter soltó la directa dejando asombrada a Emily y a su madre que no supieron que decir.  — Pues si mis padres accedieron no creo que haya problema alguno, y se ve que no me conoces, hermano. No me dejaría influenciar, Jeremy siempre ha sido amable conmigo —De todas modos, quedo con la duda porque su hermano los protegía mucho a los tres al ser el mayor.

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Con el tiempo las personas cambiaban de prioridades. Era justo lo que ocurría con el joven. Ya no era ese niño que solo le gustaban los juegos bruscos y las travesuras. Sabía bien que incluso en algún momento Emily hasta le llego a tener un poco de miedo por sus juegos bruscos. Y aun así habían logrado entablar una amistad. Hasta recordaba que fue por ella que ahora tenía un gato de mascota. Pero ahora que era más adulto podía ver que ella ya no era una niña, era una mujer. Una encantadora que sinceramente sería tonto si no intentaba llamar su atención. Más tomando en cuenta que era alguien a quien le tenía cariño. La quería a su manera por muy que no fuera romántico. Bueno, pero sí era seductor, y eso lo usaba a su favor.

Escucharla decir que se veía apuesto era justo lo que le faltaba para agarrar más confianza de que estaba teniendo una buena noche. Para ella era de buen ver, y aunque él sabía que lucia bien, nunca estaba de más la confirmación. Porque ya saben… Para los gustos los colores y no siempre todos tienen la misma opinión. Jeremy solo asintió con una sonrisa ante su comentario. La verdad es que se le hacía fácil hablar con ella y él que de por sí no necesitaba de tanta cuerda para hablar, hacía que todo fluyera de manera natural.

Se sentía afortunado de no tener que ser el hermano mayor, pues sinceramente él no hubiera tenido la paciencia de seguir todas esas reglas y protocolo que su hermano seguía. Qué igual de todas maneras se suponía que él siguiera muchas de ellas, pero como no era el primogénito los ojos de la gente no solían estar sobre él para juzgar sino sobre los de Philippe. — Es el precio a pagar por ser los primeros en nacer. — bromeo el joven ante la situación. El escuchar la palabra ‘casada’ no le hacía tanta gracia. Pues aunque él estaba interesado en la joven, y sabía que sería la que le gustaría para esposa, no deseaba que fuera rápido. ¿Y si tenían un compromiso largo? Eso, igual los ayudaría a enamorarse… o decepcionarse…

— Los padres así son, siempre querrán algo de nosotros o de lo contrario no son felices. Lo que le puedo asegurar es que usted nunca tendría problemas para conseguir pretendientes. — afirmo, y es que era más que evidente. Comenzando por él.

Terminando el baile, el chico dejo que fuera de su brazo hasta la mesa de las bebidas. Era mejor conversar a solas y sin tener que estar pensando en coordinar el siguiente paso de baile. — Vaya, vaya. Sí que piensas en grande. No es mala idea. Interesante. Puede ser una meta a futuro. — comentó y es que no le era indiferente los animales, por eso tenía su gato. La verdad era triste tener tantos animalitos en las calles pasando hambre cuando se tenía el dinero y se podía hacer algo al respecto. — Está muy bien, a veces se escapa al tejado a maullar en la madrugada como si no hubiera mañana… a, pero a la hora de la comida entra a mi habitación exigiendo comida. — le contaba, y es que los gatos eran animales con personalidad fuerte. — Oh, sí, su nombre es Fury. Ya sabe, por su carácter. —

Para suerte de Jeremy, los padres de la Fairchild parecían agradarle la idea de que conversaran, pues no se habían opuesto cuando ella les pidió más tiempo con él. Quien no parecía feliz era Henry. El rubio trató de aguantar sus ganas, de despotricar en su contra, de quejarse por ser tan mal educado y hablar de él de esa forma frente a sus narices como si no estuviera presente. Pues sabía que no le convenía el verse como problemático. No le daría ese gusto. — Sí, los señores Fairchild dieron su aprobación, todo está en orden. Debería confiar más en las decisiones de sus padres y de su hermana. — le dijo con tranquilidad sin alterarse, aunque por dentro no estaba contento. Para luego mirar a Emily. — No podría tratarla de mala manera jamás. Sabe que no. — le aseguro a la chica. — Lamento el momento incómodo. Solo pretendía que tuviéramos una conversación tranquila. — aseguro.  

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A veces decía que la vida de los hombres era mucho más fácil que la mujer, pero en su caso, con solo el hecho de ser herederos habían cargas que tenían que asumir desde muy pequeños y no tenían del todo libertad porque no podían manchar por nada la reputación. Su mismo hermano, estaba al tanto que debía cumplir todo al pie de la letra y cuando pudiera también tendría que ponerse a buscar esposa. Aunque aquello no se diferenciaba mucho en la mujer, ella tenía que conseguir a un buen marido - ojala con un titulo aunque ese tema era de lo menos si por prioridad había afecto - y así formar una familia.

Ella asintió a sus palabras y ambos lo entendían porque veían a sus hermanos todo el tiempo. No dijo mucho porque tan solo estaba bailando pero entendió muy bien la directa de que él era una de sus pretendientes, eso sí que esperaba que no fuera el único. Por el momento con él estaba bien, no era muy buen visto que mostrara tanto interés por eso tenía que irse con cuidado, es que nada que hacer con una sociedad alta tan estricta que se fijaban mucho en el modo de comportarse.

El vals estuvo bien y comenzaron a conversar con lentitud un rato antes de ir a donde sus padres para pedir permiso para tener más tiempo de charla. Pero todo fluyo mucho más cuando empezaron hablar de animales, a Emily le fascinaban y por eso tenía tantas mascotas en casa, es que a su juicio eran muy leales. — Lo sé... no es un mal plan y tener mi mismo refugio dentro de mis territorios si llego a lograrlo — Sentencio con una sonrisa antes de hablar del gato que había adoptado gracias a su ayuda, no pudo evitar sonreír cuando este dijo que tenía carácter y le gustaba maullar mucho — Cuando lo vi me di cuenta que necesitaba mucho afecto así que agradezco que se lo este dando y a l vez, tenga ese espacio. Se debe sentir muy confiado y apegado a usted — Volvió a sonreír ante su nombre — Definitivamente es un nombre muy particular y que pega también en el estilo de nombre que daría usted — Comentó un poco antes de dirigirse donde sus padres, que aceptaron con rapidez porque no dejaba de ser un Cavendish, las familias eran amigas desde hace tiempo así que solo lo aceptaban. Pero Henry fue totalmente otra historia.

No confiaba en él y Emily no entendía mucho la razón. ¿Habría algo que no le gustara?

Sin embargo, iba a ser una gran falta de educación si lo rechazaba cuando estaba siendo correcto con ella y tenían el permiso. —Sabes muy bien porque lo estoy diciendo, Emily es uno de mis tesoros y debo protegerla — Respondió, donde Emily solo esperaba que su padre tuviera unas palabras con él y se apaciguara. — Estaremos en ese sector, hermano — Dijo escueta y con Jeremy se fueron hacia a ese sitio.

— Henry tiene mucho carácter y no teme en decir todo lo que piensa con respeto. Discúlpelo, porque supongo que esta nervioso que dos  sus hermanas hayan sido presentadas este año, igual le gusta tener esa responsabilidad con nosotras. No dudo que Philippe lo protege de igual manera — Comentó. Sabía que sacar información a él no sería mucho de ayuda porque iba a mostrar su lado más positivo y ocultar el negativo, tendría que hablar con su hermano luego, no obstante, no le gustaba juzgar a nadie y Jeremy le caía muy bien. — ¿Y en que íbamos? Ah... en Fury, su gato. ¿Tiene alguna anécdota divertida de su minino? — Cambio rotundamente de tema. La idea era pasar un buen momento en el evento, uno de tantos que habría esa temporada.

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Jeremy agradecía no haber sido el primogénito. Era una carga muy grande que sinceramente no se sentía capaz de cumplir. Tenía que mantener un perfil de caballero del cual cuidar por su propio bien y la reputación de su familia. Así que al menos esa parte creía que podía cumplirla. Después de todo él no dejaba de ser un chico culto y agradable. Aunque también tenía la tendencia de meterse en problemas, pero hasta ahora había corrido con suerte de no meterse en uno del cual luego no pudiera salir airoso. O peor aún, en uno que resultara de dominio público.

Intento dejar hasta allí la conversación mientras bailaban. Así no llamaban la atención más de la cuenta. ¿Que era lo que realmente Jeremy deseaba? ¿Por qué realmente hacia todo aquello? Mero capricho se podía decir, pero también tenía expectativas con todo ello. Solo que a largo plazo se atrevería decir para disfrazar su acto egoísta. El asunto estaba en que para bien o para mal parecían tener química, lucían como una bonita pareja y ya sus padres murmuraban como si comenzaran a conspirar algún plan que los involucrara.

Hablar de animales era fácil y hacia una conversación amena, entretenida sin llegar a tocar temas comprometedores que luego pusiera alguno de los dos en una situación incómoda. Que era justo lo que intentaba evitar. Además, era un tema que tenían en común así que servía de conexión para ambos. — Sería de ayuda y una obra altruista que muchos deberían de apoyar. Más proviniendo de alguien de una familia distinguida como los Fairchild. — y ahí no exageraba, si las demás familias se involucraban poniendo su granito de arena quedaría un lugar fantástico donde los animales tendría un techo. Hacer labores sociales también eran parte esencial.

— Definitivamente, lo necesitaba, conmigo cerca es cuando se queda más tranquilo, se siente seguro. También le gusta que le rasquen la panza cuál perro. — comento con una sonrisa. — Por supuesto, me gusta ponerles nombres imponentes que impartan respetos. Como él, ya nadie se atreverá hacerle nada. — Añadió y es que de verdad le había tomado un tiempo en lograr que luciera como ahora, todo regordete, con pelaje brillante y reluciente.

También que iba el tema, todo tan tranquilo… hasta que llego Henry a meter sus narices. Al señor Fairchild se lo permitía, era el padre y tenía un alto título, además de seguir esa regla de 'respetar a los mayores' pero no tenía porque aguantarle las intromisiones al hermano. De verdad se estaba resistiendo por mantenerse sereno, él no era diplomático como Philippe, que te podía decir su desacuerdo de manera fina y elegante pero con firmeza. Se tenía que repetir a sí mismo en la mente una y otra vez, no lo arruines. Serás el que salga perdiendo. — Yo estoy siendo muy respetuoso, pero sí aun así le perturba cualquier objeción hable con su padre. — dijo sin abundar más.

— Bueno, entiendo que se preocupe. Pero no me pareció del todo respetuoso que hablara sobre mi persona como si no estuviera cerca. — le dijo con toda sinceridad porque de verdad había sido un momento incómodo. — Descuide, todo está bien. A veces los nervios traicionan. — le dijo para que se quedara tranquila, pero estaba seguro de que aquello era más que solo nervios. — Claro que sí, es parte de ser hermanos. — era mejor echarle la culpa a ello. — Aunque la mayor parte de esa protección se la lleva nuestra hermanita. — Añadió.

Emily sabía como alivianar el ambiente al retomar el tema de los animalitos. Cosa que hizo que se relajara y se pusiera pensativo. — Pues bueno… un día lluvioso se le ocurrió irse a revolcar por el fango y luego entro a la casa dejando pequeña huellas por todo el camino. Tuve que correr a tomarlo antes de que mi padre lo vieran. Así que mientras la servidumbre limpiaba la alfombra en complicidad, yo por mi parte tenía una batalla campal en el baño intentando lavarlo. Hubo fango por todos lados. Horrible, porque no se quedaba quieto, no le gusta bañarse o, pero sí que no le importo estar bajo la lluvia y el lodo. El término limpio mientras que yo parecía cerdito. — le contaba dramatizando un tanto la anécdota.

1. Solo los sueños son color  de rosa

Fue un rato agradable de conversación antes de acercarse a sus padres que apoyara su idea de refugio de animales que podían darse de adopción o poderlos curar era un sueño que esperaba cumplir. Todavía sí era muy joven y para eso tenía que tener dinero como lo solía tener una mujer casada cuando su marido la apoyaba, por un momento, pensó en Jeremy como su esposo y si que lo vio ayudándola en todo aquello, sí claro que sería más fácil si no llevaba un título. — Espero cumplirlo, porque al menos cuento con el apoyo de mis hermanos — Dijo con una sonrisa — Claro, es un nombre imponente y que genera un respeto pero si sale mucho por los terrenos, algún perro de caza lo podría confundir con una liebre y ahí quedo el nombre, debe cuidarlo mucho, Jeremy — Señaló. Es que ella era muy preocupada de sus mascotas y siempre estaba al pendiente si podía hacerlo o sino se los dejaba encargado a sus damiselas.

Henry había sido muy irrespetuoso y fue bueno alejarse por mucho que este estaba a distancia siendo chaperón. Sabía que sacaba mucho el tema de él mismo se iba acercar más. Era demasiado sobreprotector, y aunque la responsabilidad era de su padre si se daba el deber de seleccionar a buenos prospectos, parecía que Jeremy no era del todo de su tipo para ella. Y eso la agobiaba porque el joven Cavendish le parecía encantador y muy detallista con ella, al menos podían tener una conversación fluida y eso no siempre ocurría. —Oh, su hermana, tan encantadora que es. Ya imaginaba que tenía la protección de ambos al ser la única mujer y la más pequeña —La chica era preciosa y muy distinguida, adorable y con tanta inocencia que no dudaba que se iba a casar rápido al momento de presentarse.

Recordaba muy bien que Jeremy era muy bueno contando anécdotas solo que nunca imagino que la haría reír por lo que había hecho Fury. — Se ve que es muy rebelde e intenso. Fue bueno que lo haya pillado a tiempo porque habría dejado toda la casa sucia. Me lo imagino todo sucio después — Decía mientras apaciguaba la risa que había fluido con naturalidad, era muy divertido pasar tiempo con él. Sentía algunos miradas sobre ellos y nadie se acercaba, suponía que ya estaban pensando que eran una posible pareja. Eso la cohibió bastante porque la verdad no parecía ser tan malo. — La verdad es que no es el único que ha pasado por eso, es una lucha bañar a mis mascotas se quedan quietos pero apenas les lanzó el agua helada se desesperan. Los sirvientes me regañan porque siempre lo intento hacer y mis vestidos quedan sucios— Murmuró con una sonrisa hasta que se atrevió a preguntar,  su hermano le iba a dar los minutos suficientes y después iba a interrumpirlos.

Por lo tanto, tenía que ser rápida.

— Debo decir que me sorprende que se haya acercado y aunque admito que me agrada porque usted me cae bien, es extraño porque yo pensaba que me veía como una amiga. ¿Qué cambió? Mis disculpas, pero ser suelo muy curiosa y debo conocer muy bien a quién me pretende antes de tomar una decisión — Exclamó la chica. Veía a sus padres felices, en todo caso, Jeremy era hijo de duques así que casarse no estaba mal a nivel social y sería bien visto en la sociedad.

1. Solo los sueños son color de rosa

— Eso es bueno, si se involucra toda la familia mejor. — y por lo visto pronto tendría un prospecto marido cambien. Cosa que lo hacía volver a pensar… ¿Qué rayos estoy haciendo? Pero luego recordaba que solo estaba asegurándose de ganársela.  Si lograba haber algo más fuerte de lo que ya había entre ellos que era una amistad, aquello podría implicar que quizás la chica no quisiera casarse con alguien más que no fuera él. Por tanto, cuando llegara el momento y se sintiera listo podría hacerlo.

— Por lo general no se va tan lejos mi estimada Emily. Créame que lo cuido, pero la naturaleza de los felinos no son como la de los canes. A ellos no les agrada estar todo el tiempo dentro de la casa. A veces, sinceramente, es un poco complicado descifrar para donde va. Pero está lo más vigilado posible. — le dijo con una sonrisa, Jeremy lo solía cuidar, pero tampoco pretendía corretear al gato todo el día.  Al menos el personal cada que lo veía en un lugar donde no debía de estar lo ahuyentaba de vuelta a la casa.

— Así es, Irina es demasiado especial y la cuidamos mucho. — Solo que en la mayoría de los casos si estaba junto con Phill y algo ocurría, era este el que solía tomar la batuta de intervenir, pues era el que tenía más compostura y elegancia. Oh, pero si la cosa apretaba no había poder humano que evitara que el rubio interviniera por defender a su hermanita. ¿Por qué se molestó con la actitud de Henry? Porque había sido el peor momento. Cuando estaban teniendo una conversación autorizada por sus padres. Intervenir aún sabiendo que tenía el permiso del patriarca de los Fairchild, le pareció una verdadera falta de respeto. Y claro, era orgulloso. Eso también influía y era motivo más que suficiente para ofenderse.

La conversación lo remontaba a cuando eran pequeños. Cuando podían tener conversaciones sin que nadie los viera raro, o creyeran que necesitaban chaperones. Pues solo eran niños jugueteando y contándose historias. — No tiene idea, no tiene idea. — Asintió cuando menciono que el gato era rebelde e intenso. No por nada le había puesto de nombre furia en inglés. — Muy a tiempo, tenía la adrenalina a millón rogando que no nos fueran atrapar. En la vida, cuando niño, había logrado quedar tan sucio como quede por culpa de Fury.  — comento riendo al acordarse de aquel suceso. — Estuve más de una hora en el baño sacando todo aquello. — por suerte los criados se habían encargado del resto.  — Ve, usted si sabe el caos que eso implica. Aunque sí es cierto que se espera que una señorita como usted no ande en esas fachas. — le comento. — Pero los sirvientes deberían ayudarle más que regañarle. Qué atrevimiento. — comento indignado. — De todos modos resulta un tanto divertido. Ya sabe, hace que nos remontemos esos momentos de la niñez. ¿No le pasa? — comento pensativo haciendo que vinieran a su mente recuerdos.

Ya podía notar con el rabillo del ojo que Henry estaba impaciente, pero prefirió prestar atención a lo que la chica decía. Aunque alzo la ceja. ¿Acaso no se podía simplemente acercar? — Justo porque ha sido mi amiga durante estos años. Tiene razón en querer saber más de los pretendientes, y creo que en nuestro caso esa amistad es un punto a favor. No se trata de cualquier persona, hay más… confianza. — le aseguro. — Lo otro ya se lo comenté, se ha vuelto aún más hermosa de lo que era de niña y sinceramente ha llamado mi atención. Además de mi evidente cariño por su familia y usted. — finalizo el Cavendish.

1. Solo los sueños son color  de rosa

Era una sensación extraña pero que le gustaba. Porque a Jeremy lo conocía y siempre había sido agradable con ella, aunque no en ese sentido que se mostrara interesado y hacerse pasar incluso como un prospecto. Había notado a otros que creyó que podrían ser posibles candidatos pero el castaño le había ganado a todos ellos. Ella solo asintió porque era un plan a futuro que esperaba realizar, era mucho el amor que sentía por los animales.

— Confió en su palabra, Cavendish. Ya creo un vínculo con Fury y estoy segura que le da los cuidados necesarios, sé que los gatos son animales muy independientes a diferencia de los perros que son más leales — Y bien que sabía que los gatos también lo eran, pero sí que podían escapar en algunas ocasiones y estar muy bien gracias en otra casa hasta que se cansaba, les gustaba mucho pasear y por eso era peligroso.

— Es adorable — Dijo por Irina. Ella aún era mucho más joven que todos ellos y aún así se comportaba como toda una señorita, destacaba mucho por su simpatía, elegancia y buenos modales, estaba más que segura que cuando llegará su momento estaría preparada hasta para desposar a un príncipe.

No se dejo intimidar por su hermano y la conversación siguió fluyendo. Había aprecio entre ambos, algo que era muy importante y también confianza para que se sintiera cómoda a su lado, y en realidad era lo que buscaba en un hombre, además que no podía negar la obviedad que era muy guapo.  Fue divertido escuchar la anécdota de Fury y asintió repetidas veces — Sí, tener mascotas nos regresa a nuestra infancia. Como no voy a saberlo si tengo más de cuatro y espero tener un quinto en algún momento. Al menos mis padres también son cercanos a los animales pero me han dicho que ahora igual tengo que asistir a eventos y tendré que dejarlos más solos —Y la verdad eso era clave para ella, quien quisiera desposarla iba a tener que aceptar a sus mascotas porque perfectamente podía negarse y sin quedar mal ante nadie porque eso se notaría rápido.

Ya luego no aguantó más y le preguntó. Los minutos a solas se estaban acabando y ya veía que Henry se acercaría a ella. Quedó sorprendida y  cohibida ante sus palabras — Es muy cierto que tenemos ese punto a favor, nos conocemos desde niños, nuestras familias se aprecian y hay más confianza, hasta que parece querer a su mascota y eso me agrada mucho, mi lord  —Exclamó aún con sus mejillas sonrojadas y algo nerviosa. —Sí es lo que desea le permitiré que me visite en mi casa y bueno ya veremos que ocurre... — Normal que se sintiera atraída.  Lamentablemente, su hermano llegó justo en ese momento y con elegancia se despidió de Jeremy — Nos vemos, mi lord — Tuvo que despedirse azorada y durante la fiesta solo se quedo con sus padres y acepto un par de bailes más. No se quedaron hasta tan tarde y cuando ya estuvo en cama solo pensó que era afortunada que Jeremy Cavendish la hubiera escogido entre tantas.  Ni siquiera había tomado en cuenta las palabras de Henry  de que era liberal.  

No conocía esa faceta y en esos momentos dudaba que se atreviera hacerle daño alguno a ella.

1. Solo los sueños son color de rosa

Tal parecía que Jeremy había logrado hasta el momento capturar la atención de la joven. ¿Y como no? Si estaban teniendo una conversación fluida y amena sobre un tema que a ambos le agradaba. Aquello era otro punto a su favor. Es más el chico estaba casi seguro de que por mucho que hubiera buenos candidatos para cortejar a la muchacha, él era el que más ventaja llevaba.

El chico decía en serio lo de que tenía los cuidados necesarios para con su gato, simplemente había algunas cosas que no se podían controlar, pues era parte de la naturaleza del animal. — Sí, le aseguro que tiene los mejores cuidados. Así que al menos puede estar segura de que mientras esté en mis manos, me aseguraré de que así siga siendo. — afirmo, Fury era muy querido por él y le daba todos los cuidados necesarios. Sin embargo, esa independencia hacía que tomara sus propias decisiones y terminara por a veces meterse donde no debía. Solo esperaba que nunca se fuera a meter en un lío mayor.

Su hermana posiblemente era su punto débil, al menos en el sentido de que era la que se lo ganaba fácilmente. Pero por lo mismo también hacía que fuera muy protector con ella, la chica era inocente y dulce. Lo cual lo hacía una presa fácil para cualquier chico… en especial para los que eran igual a él o peor. — La verdad lo es, aunque no se lo diga o se aprovechara de ello. — le aseguro.

A pesar del inconveniente con Henry, las cosas no pasaron a mayores y pudieron seguir disfrutando de su conversación. — Es muy bonito la verdad, sirven de distracción y compañía. — aseguro, era imposible no remontarse a sus años de niñez al tener que corretear a su gato para bañarlo. El lodo, las carreras, la risa. Sin duda era algo que le llenaba. Así que aun cuando el Cavendish no fuera el chico más humilde del mundo, si podía apreciar algunas cosas sencillas de la vida. — Se comprende, es que hasta que no pase esa etapa no tendría tanto tiempo para atenderlos. Pero cuando todo esto acabe no creo que tenga problema. —

El tema de los animales había quedado a un lado cuando la muchacha hizo aquellas últimas preguntas. Jeremy por supuesto que no dudo en responderlas. Aunque claro con verdades a medias. Porque por más interés que tuviera, por más que le gustaba la idea de que fuera Emily su prometida, su responsabilidad hacia lo que aquello implicaba era dudosa.

— Me alegra que comprenda mis motivos. Es que sí, hay muchos puntos a favor. — le aseguro el chico. Una sonrisa coqueta se dibujó en su rostro. Sí era cierto que seguro no sería el único porque debían tener ‘turnos’ para visitar a la chica hasta que la familia decidiera. Pero ser el primero siempre era bueno, y Jeremy estaba seguro de que había dejado una impresión muy marcada. — Por supuesto, me pondré de acuerdo con su padre para que este todo en orden. No se preocupe. Nos volveremos a ver. Puede estar segura de eso. — finalizo el chico. Noto la presencia de Henry a lo que busco ponerle la menor de las importancias. No se iba a dejar intimidar. — Así será mi lady. — finalizo tomando su mano de manera elegante para dejar un beso de despedida. El tiempo paso y el chico se dedicó a conversar con el resto de los caballeros y su hermano. Aquel baile había salido mejor de lo que imaginaba, y no había podido evitar observarla desde la distancia.

2. Vinculo y confianza

Había sido una gran noche como comienzo de la nueva temporada. Cada familia tendría su evento y debía reconocer que hasta la propia la tendría en la fecha que tenía propuesta, ahí su madre tendría que organizar todo y ella sería feliz de contemplar lo que iba a lograr, no podían haber equivocaciones pues si eran una familia de nobleza.

Todavía seguía curiosa por lo sucedido con Jeremy Cavendish y despertó con una sonrisa de oreja a oreja. Admitía que le gustaba y sentía una sensación linda cuando estaba a su lado. Luego de dejar que su dama la ayudará con su baño, con su vestuario del día y peinara fue a desayunar con sus padres y ahí este le dijo que el joven Cavendish había ofrecido visita ese día por la tarde.

Eso la hizo sentir nerviosa aunque cuando se alistó ya cuando se acercaba la hora se percató que de alguna manera había llamado la atención y habían como 4 candidatos que la pretendían y querían cortejarla, le habían traído regalos y si que estaba ocupada. Lo más gracioso es que su hermana también había recibido dos, era muy bella pero siendo su melliza sabía que no le gustaba ser parte de los modales y por ella rompería todas las reglas así que era muy normal que se viera fastidiada. Era gracioso contemplarla desde la distancia.

Cuando hablaba con el último chico que resultó ser muy simpático y era tan solo un par de años mayor que ella que declararon la entrada de Jeremy. Su madre de inmediato fue a recibirlo y con una sonrisa encantadora le pidió que esperara solo unos minutos que ella estaba ocupada. Sin embargo, para la castaña ya con solo notar su presencia no podía evitar mirarlo y sonreír, y por más que trato de prestar atención al pobre muchacho, este se dio cuenta que no estaba interesada y muy cortésmente se despidió y se marchó.

Ahí en aquel sofá color turquesa suave lo espero para que se sentara a su lado. Al frente había una mesa con pastelillos y bocadillos salados, y suponía que iba a querer tomar el té.  Solo sonrió cuando estuvo cerca y espero que tomara la palabra, porque ella si sentía ya ese cosquilleo en su estómago.

2. Vinculo y confianza

Luego de aquel baile el chico había quedado satisfecho. No había sido el único en sacar a bailar a la joven Fairchild, pero sí el primero y también con quien se notó a la chica más cómoda. A Jeremy de verdad la muchacha le gustaba y no estaría contento hasta no lograr ser quien la terminara por conquistar. Por supuesto que sus padres habían quedado intrigados y hasta entusiasmados con la idea. ¿Cómo no? Emily era una de las hijas de una de las familias más influyentes. Estaban a su misma altura. Gente importante, gente elegante y con clase. Además de que tenían una vieja amistad entre ambas familias.

Por supuesto que su hermano conociendo como él era intento aconsejarle. Y sí bien el chico insistía en saber lo que estaba haciendo la realidad era otra. Pues estaba dejando que su capricho se volviera un juego peligroso del cual después no podría salir. Porque por muy que le viera como buena candidata a esposa, él no se quería casar tan pronto.

Allí estaba, alistándose para tener esa primera visita a la casa de los Fairchild. El rubio se preparó con su atuendo más elegante y cortesía de su madre consiguió una rosa blanca para que se las entregara y acumulará puntos. Pues a cuenta suya, seguro ni se le ocurría. El romántico y caballeroso era Philippe. No es que él no supiera hacerlo, pero no le salía tan natural como a su hermano. Aunque él tenía su propia forma de conquistar.

Pudo notar el esmero al revivirlo de la señora Fairchild o quizás había recibido a todos con el mismo entusiasmo y él en su vanidad ya se estaba haciendo ideas que no eran. De todos modos el asunto estaba en que noto como el otro chico se marchó que si bien lo había hecho con educación no pudo evitar notar en su mirada cuando se cruzaron que no le había ido como esperaba. Por el contrario, Jeremy prefirió enfocarse en como la joven se veía, deslumbrante y con una sonrisa hermosa que adornaba su rostro.

El rubio le hizo una reverencia a la madre de la chica y cuando fue su momento se acercó hacia ella. — Buenos días mi lady Emily. — Le saludo haciendo una reverencia. — Es para usted. — señalo extendiéndole la rosa a la chica mientras también le regalaba una sonrisa. — ¿Cómo se encuentra? Debo de reconocer que yo no he podido parar de pensar en aquel baile. — comento porque por supuesto no lo podía evitar.

2. Vinculo y confianza

Emily pensó que Jeremy tenía mucho de su hermano en cuanto a ser detallista y muy caballero con las damas. Aunque por el contrario, del chico que ahora la estaba pretendiendo, Philippe no estaba con ganas de conseguir pareja todavía así que ya estaba suponiendo que parecía que era Jer quién se quería casar primero y eso era una total sorpresa para todos.

Le había gustado el detalle de la rosa que era muy bonita y bien elegida. — Muchísimas gracias, me encantan las rosas. La dejaré en mi habitación — Dijo mientras la olía porque hasta tenía un rico perfume. Se la paso a Claire, su dama y le dijo que la dejará en su habitación con una sonrisa, luego volvió a prestar atención al chico.

Era agradable su presencia y se sentía tranquila en su compañía, además que no había incumplido su promesa de visitarla esa tarde, y eso la tenía muy contenta. — Muy bien. ¿Y usted? — Cuestionó aunque ya en parte le había dicho que no dejaba de pensar en aquel baile lo que hacía que pensara que la noche anterior había sido grata al igual como lo tomó ella.

— Sí, debo admitir que fue un gran baile para ser el primero, mi lord. Ya quiero que sean los otros pero por lo que tengo entendido el siguiente es hasta la semana entrante. — Exclamó, porque a pesar de ser una novata en este tipo de eventos se había sentido cómoda y creía que era por su causa. — ¿Quiere una taza de té? Tenemos muchos bocadillos hoy... nunca pensé que con mi hermana llamaríamos tanto la atención ayer — Musitó mientras miraba a su hermana que junto a su madre miraban de vez en cuando hacía a ellas. Quería preguntarle cuando se marchara Jeremy a Amber que le parecía. No había tenido la oportunidad de hablar con ella.

2. Vinculo y confianza

Nadie nunca imaginó que sería él quien estaría en dichas andadas, cortejando a la joven cuando siempre parecía ser su hermano quien se encontraba a la delantera en aquellos temas. Más ahí estaba, metiéndose en la boca del lobo. Tan acostumbrado a salirse con la suya que se sentía muy seguro de que las cosas iban a salir bien y nada se le iba a complicar.

Esta era un tipo de conquista nueva para él, diferente y eso era lo que lo hacía más interesante. En especial porque se trataba de alguien conocida, una chica a la cual había visto crecer y desarrollarse en toda una mujer. Emily era especial y eso no lo podría negar. Las formas que conocía para conquistar debía de refinarlas si quería ganarse a la joven, y la verdad no le era tan difícil por el simple hecho de que por cosas de la vida ambos parecían tener una conexión. Cierta química que hacía que el hablar entre ellos se diera fácil, que no tuvieran que esforzarse mucho por agradar al otro porque salía natural.

— Puedo traerle más, una de un color diferente cada que me permita verla. — le propuso con una sonrisa al notar que la rosa le había gustado. En su mente agradecía a su madre por la idea. Tal vez no era el más romántico, pero no dejaba de ser inteligente como para no le llegaran ideas como la de traerle más. A las mujeres les gustaban estas cosas, los detalles bonitos. No importaba que fueran algo pasajero como lo eran las flores.

Sabía que la madre y hermana de la chica estarían a lo lejos como sombras vigilándolos. Así solían ser las cosas en la época que se encontraban. Pero ni la presencia de las otras mujeres o la servidumbre lo apabullaban. Jeremy se mantenía carismático y risueño. — Yo también me encuentro muy bien, gracias por pregunta. Me alegra que esté teniendo un buen día. — aseguro, pues igual debía de ser un tanto tedioso tener que estar recibiendo gente durante el día. En especial porque a muchos de ellos los debía recibir por el puro compromiso, por cortesía. Pues luego se iba a ver como mala educción rechazar algunos sí y a otros no.

— Entonces estamos en sincronía. Fue un baile estupendo, más con una bailarina tan estupenda como usted. — le elogió y no metía, la joven danzaba muy bien, cual cisne. — Oh sí, sí. Eso supe. Una semana podría parecer una eterna espera para poder volver a invitarla a bailar. Pero de seguro valdrá la pena, al menos yo así lo siento. — afirmo el muchacho.

— De acuerdo, un poco de té y unos bocadillos nunca vienen mal. — le aseguro permitiendo que una de las muchachas le sirvieran los mismos. Tomo la tasa en su mano mientras escuchaba sus palabras. — Yo me hubiera sorprendido más si hubiera sido de otra forma, si me permite ser sincero. — Respondió a su pregunta, pues eran jóvenes hermosas de buena familia, una familia adinerada y prestigiosa.

2. Vinculo y confianza

Para Emily el chico era lo bastante agradable para tener una conversación, mucho más audaz y con tanto carácter que eso le atraía. Se había convertido en todo un hombre porque cuando niño lo encontraba muy inquieto y desordenado, pero había sido en la adolescencia que comenzó a notar lo atractivo que era.

Estaba muy contenta que hubiera cumplido su promesa dado que era una visita que esperaba a pesar que tuvieron unas cuantas que atender, imaginaba que podría ser un buen marido y que estarían siempre charlando de la vida y haciendo viajes por el mundo antes de la llegada de los hijos donde Emily, muy feliz, pues si quería tener familia estaría para su cuidado junto a sus mascotas, claro que fomentaría en ellos ese cariño hacia sus pequeños y adorados animales. Ese era otro punto fuerte, Jeremy la aceptaba siendo una animalista.

Pensó que estaría más nerviosa cuando el joven se acercó a ella y sonreía en todo momento. Le gustaba la forma que la miraba y que fuera educado en todo momento. Además que esa rosa era demasiado hermosa para quedar más que fascinada — Entonces... ¿pretende visitarme seguido con flores de diferentes colores? Lo cierto es que me gustan todas las flores —Terminó diciendo con una sonrisa en los labios y engatusada de ver el interés hacia a ella de Cavendish.

Solo inclino la cabeza al escuchar que se encontraba bien y se precipito a mandar a los empleados a servirle té y acercar unos bocadillos, en esos momentos ella ya se encontraba muy satisfecha y no podía probar ni un bocado más.  —Me están gustando mucho los eventos, siempre oí hablar de ellos pero son lo mejor que esperado, me ilusiona asistir al próximo —Quería decir - pero le pareció impropio - al estar cerca de su madre y hermana que "sobre todo era porque estaría él". Ya en ese momento, la chica lo único que deseaba que siguiera pretendiéndola suponiendo que por un tiempo y que al fin le pidiera a su padre cuanto era la dote para poder casarse con ella. Sería un sueño realidad por mucho que su hermano mayor le hubiera dicho que no se ilusionará tanto, además que estaba segura que hasta había hablado con su padre, es que como futuro conde igual veía que le convenía o no. — Espero que los disfrute, los bocadillos son de manjar y salsas exquisitas, los elogiaron mucho hace un rato — No supo entender mucho su comentario y elevo sus cejas — Pues si estoy sorprendida porque anoche me la pase con usted y pensé que sería el único. Pero esta bien, ahora está aquí y me complace con su buena compañía. Ayer olvide preguntarle si trajo a Fury  — Se refirió que si estaba pasando la temporada afuera con él porque si sentía ganas de verlo, igual tenía ganas de mostrarles a sus incontables mascotas.

2. Vinculo y confianza

Ambos habían cambiado mucho desde que se conocieron cuando pequeños. Los intereses ahora eran otros. Y quizá era por eso que la muchacha se sorprendió de que la cortejara. Porque claro de niño lo único que le interesaba era hacer sus travesuras y al ser un tanto brusco no era algo que estuviera muy en agrado de Emily que en aquel tiempo era una niña pequeña y delicada. Pero ahora era un cuento distinto y Jeremy estaba dispuesto a conquistarla.

Había tomado mucha nota de lo que necesitaba hacer para agradarle. No quería dar una mala impresión en el primer intento de cortejo. Más aún cuando notaba que era justamente él quien había capturado la mayor de sus atenciones. Lo cual quería decir que estaba yendo por muy buen camino. Lo de las flores había resultado en un gran acierto, él que más que romántico solía ser atrevido, fogoso, debía de aprender a suavizar las cosas en estos momentos. Sacar su lado más intrépido desde ya solo podía espantarla. Pero ya cuando fuera algo completamente mutuo, podía arriesgarse un poco, ir probando terreno. Un roce por aquí, un beso a escondidas por allá. Pues no iba a negar que realmente sentía esa ganas. Por ahora las flores eran sus mejores aliadas. Además, le daba un toque cariño, un recordatorio de que pensó en ella. Porque a pesar de todo ese cariño que se tuvieron de pequeños seguía ahí. — Eso es correcto, merece todas las flores del mundo. Y ahí se preguntará. ¿De qué color será la flor que Jeremy me traerá en el día de hoy? Comento con una sonrisa. —

A Jeremy le entusiasmaba la próxima fiesta porque si bien tendría que ver como otros más la pretendían, también era la oportunidad de pasar tiempo más de cerca con ella. No era lo mismo estar tomando el té con tu posible suegra y cuñada velándote. Que estar bailando en medio de la pista que sí bien había mucha más gente viéndote, había también otras parejas en el mismo asunto por lo que no siempre serían el foco de atención. Además, así podía tenerla más cerquita, sentir su aroma. — Puede llegar a ser un evento muy entretenido y ameno. Más cuando se pasa con buena compañía. Es la parte más importante. — aseguro el rubio mirándole con una sonrisa, pues era evidente que con buena compañía se refería a ella.

El Cavendish tomó de los bocadillos a lo que asintió a la chica para confirmarle que estaban muy buenos. — Pues no estaban errados, son muy buenos estos bocadillos. — le aseguro el joven. Noto la expresión en su rostro ante su comentario. — Es porque fui el primero en dar ese primer paso, pero créame. Usted es una hermosa dama, hubiera sido imperdonable que solo yo hubiera tenido interés por usted. — le dijo con sinceridad. Aquello era evidencia de lo hermosa y adorable que era. Aunque por supuesto, él prefería que él restó estuviera lejos. Pero igual era seguro de sí mismo, no se iba a intimidar. — Por supuesto que vino conmigo. No podía dejarlo solo mucho tiempo. Si gusta verlo, en una próxima visita podría traerlo conmigo. ¿Le gustaría? — Sugirió el joven para luego tomar un sorbo de su té

2. Vinculo y confianza

Era tan encantador que la chica no podía evitar sentirse atraída por él. Claramente no podía hacer mucho más que una conversación que se alejara de lo impropio porque su madre y hermana la observaban a lo lejos, y claro que su hermano podía llegar en cualquier momento y sin duda, no le iba importar interrumpir la conversación amena y llena de elogios que se estaba formando. Las mejillas de Emily se sonrojaron al escucharlo y desvió la mirada hacia su pastelillo donde luego la volvió a levantar cuando se sintió menos tímida. — Realmente es un hombre muy encantador y sus elogios no dejan de sorprenderme — Señaló y se atrevió agregar — Me gustan muchos colores y no temo en decir que mis favoritas son; el rojo, rosa oscuro y suave para terminar con el blanco. Oh sí... el amarillo también es bonito  — Terminó por decir mientras le dedicaba una sonrisa, tal vez solo era una joven ilusionada pero veía que Jeremy estaba poniendo mucho de su parte y eso era muy cautivador. Jamás pensó que un chico tan atractivo se fijará en ello, y era lo de menos que no tuviera título como su hermano al ser el segundo. Creía que congeniaban y se estaban conociendo poco a poco.

— Supongo que si usted va no me aburriré aunque mi hermano dice que tengo que aceptar más piezas está vez — Indicó la chica, dejando en claro que para su desgracia por algunos minutos iba a tener que abandonarlo, cuando en el fondo quería pasar tiempo con él, tan solo que si era lo adecuado porque igual se tenía que mostrar sociable y atractiva para el resto porque era la manera de conseguir marido, nada ni nadie la apresuraba solo que también era una ilusión ser una mujer casada y luego formar su propia familia.

— Son deliciosos  — Siseó amable y haciendo un gesto que comiera todo lo que quisiera. Si le gustaban claramente hasta podrían ir al salón de té donde vendían pasteles y postres exquisitos. Sí, tenía muchas ganas de salir con él. Mostrarse y no fingir más que estaba buscando a hombres cuando ya había conseguido al mejor de todos. — ¡Me encantaría! — Sentenció con efusividad y alegría porque amaba los animales y a Fury no lo había visto hace mucho tiempo. Su madre carraspeo y al mirarla hizo un gesto que se mostrara más calmada. — Mis disculpas, Jeremy. Claro que me gustaría verlo para otra ocasión y si gusta traerlo... nosotras estaremos encantadas de recibir también a Fury. ¿Cierto, madre? — Elevó la voz para que su madre comprendiera que estaban hablando justo de su gusto favorito ya que no era un secreto que amaba los animales, sobre todo los perros y gatos. — Si gusta y parece, podría mostrarle a los míos... por mi los tendría todos aquí son muy calmados y amables — Le comentaba mientras se llevaba un pastelillo a la boca solo por la ansiedad que sentía. Jeremy realmente era alguien que la animaba y tenía buenas ideas. Era una buena señal incluso para su madre que miraba fascinada la escena de los dos y le había dicho que sí no había ningún problema en traerlo.

2. Vinculo y confianza

Jeremy estaba fascinado por como la joven sonreía y se le ponían sonrojadas las mejillas. Ver como ese toque de timidez la atrapaba cuando desviaba su mirada. Era encantadora y al mismo tiempo con todo aquello le expresaba más de lo que seguramente ella quisiera. No tenía duda que había logrado comenzar a ganársela. — Igual gracia por él algo. Para mí es todo un placer. — le aseguro mientras escuchaba sus preferencias de colores. — Créame que tomaré notas para dejar los colores más favoritos para las ocasiones especiales. — afirmo, aunque de verdad iba a tener que apuntarlos para no olvidarlo o iba a tener tremendo lío. Lo que sí es que con aquello le estaba asegurando que le gustaría que hubiera más ocasiones en las que compartieran.

— Tiene toda la razón, me encargaré de que no se aburra. — le aseguro. No sabía por qué no le sorprendía que Henry le hubiera dicho ese comentario. Una vez más entrometiéndose cuando estaba seguro de que al señor Fairchild había quedado más que complacido. Jeremy solo le sonrió ocultando su descontento, porque su molestia era con el hermano de ella y para nada con la joven. — Lo comprendo, aunque quizás con que acepte algún par más que la anterior debería quedar satisfecho. Estará cumpliendo lo que le pidió. Así no se abruma tanto con la idea. — le comento como consejo, aunque de todos modos él no tenía temor alguno. Era indiscutible que era él quien llamaba más su atención. Aquello era solo para que el otro chico no la siguiera molestando con lo mismo.

El chico había probado de los bocadillos que le ofrecían y no dudo en elogiarlos. Así solía ser el Cavendish, muy labioso, incluso para acumular puntos gracias a elogiar la comida. Pero sin duda lo más que había entusiasmado a la joven era la propuesta de traer a Fury. Tanto que la muchacha se había ganado una mirada un tanto desaprobadora de su madre por su exceso de emoción. — No se preocupe. Comprendo cuanto le gustan los animales y Fury es especial. Fue por usted que hoy vive conmigo. — le aseguro en especial para que su madre no se fuera a molestar. Que recordara que a su hija ese era el tipo de cosas que la apasionaban. Por lo que luego la miro. — De verdad estaría encantado de traerlo. Si no es molestia señora Fairchild. — dijo ahora dirigiéndose a la mujer.

— Esa sería una gran idea. Imagino que a de tener nuevos miembros de su familia de mascotas. ¿Cuántos ya tiene? — cuestiono por curiosidad. Miraba con el rabillo del ojo y noto que la madre de la chica se veía ahora animada y contenta. Eso era bueno. No podía evitarlo, Emily era especial.

2. Vinculo y confianza

Su comentario dejaba claro que seguiría pretendiéndola y eso, hacía que tuviera mucha ilusión al respecto porque ya lo conocía desde hace tiempo, aun cuando recién empezaba la conquista. Lo encontraba atrevido y tan diferente a ella que definitivamente llamaba su atención y por supuesto, deseaba ver ese lado romántico y dulce que solía entregar.  Era inevitable, no estar con las mejillas sonrojadas y desviar la mirada, pues solía intimidarla mucho con el color de sus ojos y mirada pícara.  ¡Y esa sonrisa tan linda! — Veo que realmente va en serio si hace tantas anotaciones — Tenía que ser un poco atrevida o si no, iba a mostrar su lado más tímido y no era que se considerara así todo el tiempo, claro no tenía el carácter rebelde de Amber y tampoco el fuerte de Henry.  Cada mellizo tenía su particularidad. — Por supuesto, tendré guardadas algunas piezas para usted. ¿Tiene alguna predilecta? — Era un hecho que en aquella velada lo estaría esperando y sin más, bailaría antes con los demás para luego pasar tiempo con él si sus padres se los permitían. Ante todo,  tenía que comenzar con el cortejo.

Se había exaltado mucho por la emoción y felicidad, ya que tenía muchas ganas de ver a Fury que había venido con él. Lo recordaba de pequeño, así que seguramente había ganado bastante tamaño y peso. Ante la disculpa hacia su madre, ella solo mantuvo la sonrisa dulce en sus labios por querer regalarle ese momento.  Jeremy se quedaría a comer así que era ese día que podían conversar más y conocerse en otros aspectos, es que se conocían muy bien aunque tan solo como amigos, con temas triviales y de rutina, ella nunca pensó que alguien como él se iba a fijar en ella.

— Termine su té y vamos… — asintió animada y volvió a sonreír. ¿Es qué acaso no iba a poder sacar la sonrisa boba de su cara? Estaba siendo demasiado evidente y aunque eso era poco adecuado, era inevitable, le gustaba mucho, y apenas sus padres le pidieran su opinión, iba a decirles que realmente le gustaba Jeremy. ¿Acaso era el efecto Cavendish? Era impresionante.  — Son cinco, tres perros y dos gatos — Confirmó esperando el momento que terminará y cuando notó que concluyo la chica solo lo invitó a levantarse para salir al jardín donde sus perros solían pasar, sus gatos sí que eran más perezosos y se encontraban en su habitación, así que le pidió a su dama que los fuera a buscar.

Apenas llegaron al jardín donde Amber le tocó ser de chaperón - gracias a Dios no había llegado Henry - sus queridos perros, que en realidad eran todas hembras, llegaron hacia ellos. Al ver que el chico era extraño se intimidaron e incluso ladraron —  Uy, deben saber que es más amigo de los gatos —  Dijo con una risita —  La spaniel es Belle,  la  terrier es Rose y la mestiza y la más tiernita en realidad, se llama Perla. —  Las presentó esperando que sus perritas tomaran confianza.