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what a real magical fever10/6/2024 · 7:15 am · Brooklyn
Mi cuerpo había estado raro estos últimos días. Me había acostumbrado tanto a mis horarios, que el cambio ocurrido en estas últimas semanas me estaba volviendo loco. Sí, quería creer que era el cambio, y nada más; pues aún insistía con el plan ilógico de ignorar el peso que habia caído sobre mí.... el hecho de que el poder que ahora cargaba conmigo lo sentía a todas horas como un sol abrazador golpeando todo mi interior, que, en el caso de esta metáfora, terminaba convirtiéndose en un pequeño cubito de hielo que se encontraba haciendo todo lo posible por no derretirse.
Mi cuerpo estaba cubierto de sudor en el momento en que terminé sosteniéndome de mis rodillas cuando llegué a la entrada de mi apartamento. Aún era temprano, pero la señora Esther, la cual nunca perdía la oportunidad de saludarme, se encontraba sacando a su pequeña poodle a pasear cuando disimulé una mirada observando mi reloj.
—Buenos días, Ricardo —exageró el acento—. Hoy vaya que has madrugado.
—Cinco y veinte —respondí.
—Demasiado temprano para mi gusto —abrió sus ojos fingiendo sorpresa—. Si no fuera por, Jessica, dormiría un poco más.
Sonreí por inercia en el momento en que la pequeña perra ladró al reconocer su nombre. Su cola blanca y esponjosa se detuvo cuando me examinó por un par de segundos. Sentía que me odiaba, o que de cierta forma conocía mis secretos.
—Saluda a tu hermano de mi parte, ¿está bien? Dile que me quedé esperando su mensaje.
Se despidió con una mano al aire y terminé por sonrojarme al darme cuenta de lo mucho que acababa de observarla mientras se iba. No sabía si aquello era producto del poder que estuviera creciendo en mí, pero últimamente cualquier tipo de calor, absolutamente cualquier tipo, me resultaba imposible de soportar y el reloj en mi muñeca no solo me advertía sobre la hora, sino también sobre la cantidad absurda de calorías que había supuesto mi fiebre durante mi mañana de entrenamiento.
—Voy a tener que comer muchísimo más —suspiré.
Acto seguido, busqué un puesto en un pequeño muro de concreto que formaba una especie de mini jardín no muy lejos de la entrada. No era la zona más lujosa de Brooklyn, pero siempre había agradecido la tranquilidad y el palpable mantenimiento que caracterizaba al edificio.
Mi cuerpo estaba cubierto de sudor en el momento en que terminé sosteniéndome de mis rodillas cuando llegué a la entrada de mi apartamento. Aún era temprano, pero la señora Esther, la cual nunca perdía la oportunidad de saludarme, se encontraba sacando a su pequeña poodle a pasear cuando disimulé una mirada observando mi reloj.
—Buenos días, Ricardo —exageró el acento—. Hoy vaya que has madrugado.
—Cinco y veinte —respondí.
—Demasiado temprano para mi gusto —abrió sus ojos fingiendo sorpresa—. Si no fuera por, Jessica, dormiría un poco más.
Sonreí por inercia en el momento en que la pequeña perra ladró al reconocer su nombre. Su cola blanca y esponjosa se detuvo cuando me examinó por un par de segundos. Sentía que me odiaba, o que de cierta forma conocía mis secretos.
—Saluda a tu hermano de mi parte, ¿está bien? Dile que me quedé esperando su mensaje.
Se despidió con una mano al aire y terminé por sonrojarme al darme cuenta de lo mucho que acababa de observarla mientras se iba. No sabía si aquello era producto del poder que estuviera creciendo en mí, pero últimamente cualquier tipo de calor, absolutamente cualquier tipo, me resultaba imposible de soportar y el reloj en mi muñeca no solo me advertía sobre la hora, sino también sobre la cantidad absurda de calorías que había supuesto mi fiebre durante mi mañana de entrenamiento.
—Voy a tener que comer muchísimo más —suspiré.
Acto seguido, busqué un puesto en un pequeño muro de concreto que formaba una especie de mini jardín no muy lejos de la entrada. No era la zona más lujosa de Brooklyn, pero siempre había agradecido la tranquilidad y el palpable mantenimiento que caracterizaba al edificio.
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What a real magical fever10/6/2024 · 7:15 am · Brooklyn
Un carro de policía pasó a toda velocidad frente a la entrada de la zona residencial, llamando a las miradas de muchos vecinos curiosos de un área relativamente tranquila. Detrás de la patrulla iba otro carro, ambos se detuvo al final de la calle donde algunos policías ya se encontraban acordonando un edificio al final de la avenida.
En el segundo carro habían dos hombres, uno ya un poco entrado en años y otro significativamente más joven, quien era quien había estado conduciendo. El mayor se vio un poco frustrado una vez se bajó del carro.
—Haré como si ese viaje no pudo ser parte de una escena de El Veloz y Furioso —aunque había algo de hastío en su voz, no se lo reprochaba del todo, solo le daba la indicación indirecta de que esta vez no lo volviera a hacer.
—Rápidos y Furi... —dijo Derek, casi al instante para corregir, pero ante a la mirada prefirió simplemente asentir y se tragó el comentario—, entendido —dijo levantando la mano y ambos caminaron a la clara escena del crimen. Ambos buscaron sus placas y las mostraron sin dejar de caminar, mientras el policía de custodio alzó el cordón.
—Detectives Turner y Navarro —agregó el mayor cuando se dirigió a los policías que habían atendido el caso, una mujer a cargo y un hombre.
—Bienvenidos, síganme detectives. Estamos esperando al forense, puedo puedo darles los detalles hasta ahora —les comentó, mientras les hizo una indicación para seguirla.
Derek notó que el apartamento se veía relativamente normal, sin embargo al avanzar hacia la habitación principal pudo visualizar varios símbolos astrológicos, velas y otro tipo de adornos que vinieron a su mente de inmediato, pues no era el primer caso de ocultismo que veían ese mes. Al llegar a la zona superior aún se encontraba el cuerpo de un hombre en el medio de un pentagrama, había rastro de quemaduras, pero el cuerpo se veía intacto. El pelinegro negó, mirando hacia un lago y luego al cuerpo.
—Déjame adivinar, nadie forzó la entrada y no hay señal de forcejeo —dijo el pelinegro latino y vio cómo captó la atención de la policía, quien asintió—, ni arma homicida, ¿cierto? —dijo, con visible frustración, pero al mismo tiempo hizo un gesto de "lo sabía" que se ganó la mirada de reproche de Turner.
Derek se aclaró la garganta de una vez, volviendo a su postura inicial profesional.
—¿Han hablado con los vecinos? ¿Alguien que estuviera por aquí y pudiera ayudarnos? —preguntó, queriendo saber si habría testigos de algún tipo, pero asumía que no.
En el segundo carro habían dos hombres, uno ya un poco entrado en años y otro significativamente más joven, quien era quien había estado conduciendo. El mayor se vio un poco frustrado una vez se bajó del carro.
—Haré como si ese viaje no pudo ser parte de una escena de El Veloz y Furioso —aunque había algo de hastío en su voz, no se lo reprochaba del todo, solo le daba la indicación indirecta de que esta vez no lo volviera a hacer.
—Rápidos y Furi... —dijo Derek, casi al instante para corregir, pero ante a la mirada prefirió simplemente asentir y se tragó el comentario—, entendido —dijo levantando la mano y ambos caminaron a la clara escena del crimen. Ambos buscaron sus placas y las mostraron sin dejar de caminar, mientras el policía de custodio alzó el cordón.
—Detectives Turner y Navarro —agregó el mayor cuando se dirigió a los policías que habían atendido el caso, una mujer a cargo y un hombre.
—Bienvenidos, síganme detectives. Estamos esperando al forense, puedo puedo darles los detalles hasta ahora —les comentó, mientras les hizo una indicación para seguirla.
Derek notó que el apartamento se veía relativamente normal, sin embargo al avanzar hacia la habitación principal pudo visualizar varios símbolos astrológicos, velas y otro tipo de adornos que vinieron a su mente de inmediato, pues no era el primer caso de ocultismo que veían ese mes. Al llegar a la zona superior aún se encontraba el cuerpo de un hombre en el medio de un pentagrama, había rastro de quemaduras, pero el cuerpo se veía intacto. El pelinegro negó, mirando hacia un lago y luego al cuerpo.
—Déjame adivinar, nadie forzó la entrada y no hay señal de forcejeo —dijo el pelinegro latino y vio cómo captó la atención de la policía, quien asintió—, ni arma homicida, ¿cierto? —dijo, con visible frustración, pero al mismo tiempo hizo un gesto de "lo sabía" que se ganó la mirada de reproche de Turner.
Derek se aclaró la garganta de una vez, volviendo a su postura inicial profesional.
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what a real magical fever10/6/2024 · 7:15 am · Brooklyn
No pasé ni cinco minutos en silencio y tranquilidad cuando una punzada que se extendió por toda mi columna vertebral me hizo voltear hacia una patrulla. ¿Pasó algo anoche? Me pregunté, pero tampoco estaba en la mejor de mis condiciones como para hacer cabeza. Había visto un carro temprano cuando salí a hacer ejercicio, pero… definitivamente ninguno me había causado esta sensación que ahora cargaba conmigo.
—Las Halliwell no terminaron de contarnos muchas cosas —quise estar enojado, pero terminé exhalando hondo mientras buscaba mi móvil.
Mis clases empiezan dentro de unas horas. Me recordé mientras vacilé en el reloj de la pantalla, dejando que mis dedos buscaran algún contacto que me conectara en directo con las embrujadas. No porque fuera extremamente necesario, pero conocía la punzada que acababa de sentir, no podía explicarlo, pero sabía que era algo “mágico”.
—Hey —saludé con cansancio—. Sé que es demasiado temprano, pero ocurrió algo aquí —pausé un momento—. No ha ocurrido nada en realidad, no conmigo, pero siento que me estoy volviendo loco, ¿sabes? Tu tienes más experiencia, ¿no? ¿Siempre será así? No quise contactar con tu mamá o tus tías, me dio verguenza hacerlo solo por un presentimiento... pero necesito consejos.
Mientras creaba la nota de voz, mis pies comenzaron a moverse solos sin yo darme cuenta. Mi corazón siempre se agitaba un poco cuando me comunicaba con Chris Halliwell. En el fondo, creo que era por eso que lo había elegido como mi primer contacto, pero siempre lo disfrazaba con el hecho de que resultaba ser el más contemporáneo conmigo; además, Wyatt me causaba el mismo “respeto” que las tres grandes, así que…
—¿Crees poder devolverme el mensaje cuando puedas? Siento que no tardaré en meterme en problemas —Terminé.
Y ahí estaba. Sin percatarme. Frente a frente con el problema.
La patrulla no era diferente a cualquier otra. Era una hermana gemela de la que llevaba ahí quién sabe desde cuándo. ¿Estaba mientras hacia ejercicio? Ni siquiera recordaba si había pasado por esa esquina temprano. ¿Qué mierdas le pasaba a mi cabeza?
Me ubiqué entre los vecinos presentes, tratando de pasar desapercibido mientras mis oídos intentaban escuchar lo que decían. Había muerto alguien. Un ritual satánico. El diablo estaba entre nosotros. Fue un crimen pasional. Reubiqué ideas por un instante, y mientras lo hacia, mis ojos contactaron con uno de los oficiales y no supe que fue demasiado contacto hasta que ya me encontraba sujetando la mirada directamente con él.
—Las Halliwell no terminaron de contarnos muchas cosas —quise estar enojado, pero terminé exhalando hondo mientras buscaba mi móvil.
Mis clases empiezan dentro de unas horas. Me recordé mientras vacilé en el reloj de la pantalla, dejando que mis dedos buscaran algún contacto que me conectara en directo con las embrujadas. No porque fuera extremamente necesario, pero conocía la punzada que acababa de sentir, no podía explicarlo, pero sabía que era algo “mágico”.
—Hey —saludé con cansancio—. Sé que es demasiado temprano, pero ocurrió algo aquí —pausé un momento—. No ha ocurrido nada en realidad, no conmigo, pero siento que me estoy volviendo loco, ¿sabes? Tu tienes más experiencia, ¿no? ¿Siempre será así? No quise contactar con tu mamá o tus tías, me dio verguenza hacerlo solo por un presentimiento... pero necesito consejos.
Mientras creaba la nota de voz, mis pies comenzaron a moverse solos sin yo darme cuenta. Mi corazón siempre se agitaba un poco cuando me comunicaba con Chris Halliwell. En el fondo, creo que era por eso que lo había elegido como mi primer contacto, pero siempre lo disfrazaba con el hecho de que resultaba ser el más contemporáneo conmigo; además, Wyatt me causaba el mismo “respeto” que las tres grandes, así que…
—¿Crees poder devolverme el mensaje cuando puedas? Siento que no tardaré en meterme en problemas —Terminé.
Y ahí estaba. Sin percatarme. Frente a frente con el problema.
La patrulla no era diferente a cualquier otra. Era una hermana gemela de la que llevaba ahí quién sabe desde cuándo. ¿Estaba mientras hacia ejercicio? Ni siquiera recordaba si había pasado por esa esquina temprano. ¿Qué mierdas le pasaba a mi cabeza?
Me ubiqué entre los vecinos presentes, tratando de pasar desapercibido mientras mis oídos intentaban escuchar lo que decían. Había muerto alguien. Un ritual satánico. El diablo estaba entre nosotros. Fue un crimen pasional. Reubiqué ideas por un instante, y mientras lo hacia, mis ojos contactaron con uno de los oficiales y no supe que fue demasiado contacto hasta que ya me encontraba sujetando la mirada directamente con él.
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What a real magical fever10/6/2024 · 7:15 am · Brooklyn
—La llamada la dio una vecina que vio humo saliendo del cuarto alrededor de las 6:20, habrían pocas personas pasando por aquí a esa hora —le aclararon.
Derek había crecido en Brooklyn y conocía ea parte de la ciudad como la palma de su mano, le dolía ver que estos crímenes estaban llevándose a gente joven y que no parecía estaban más cerca de encontrar al menos un sospechoso o algo que les guiara en la investigación.
El pelinegro revisó los alrededores de la habitación con cuidado, notando una única calcomanía en la laptop del chico con un símbolo que vio similar a un trébol con espirales. Lo temrnó imitando en su libreta y viendo los demás artículos de ocultismo y brujería de la habitación, como un cristal amarrado a una cadena, velas e inclusive un pequeño ¿caldero? Era la primera vez que veía uno.
Turner terminó de hablar con la policía y les indicaron que ya había llegado el forense. Derek salió hasta la entrada donde ya había varias personas amontonándose y murmurando cosas.
—Les pedimos cooperación por favor, estamos trabajando —dijo a los que estaban, aunque la mayoría eran señoras, la gente que iba al trabajo solo les dedicaba una mirada de reojo ante las cintas amarillas de "investigación en proceso". Poco a poco algunos se fueron, pero varios se quedaron y entre ellos un chico captó su atención, había sostenido la mirada a tal punto que él mismo se desconcentró antes de continuar.
—Si alguien ha visto algo extraño, personas extrañas al vecindario, por favor necesitamos se comunique con la policía directamente —advirtió en un tono seguro, pero bastante cálido. Volvió a mirar al chico de antes y bajó las escaleras de la casa, notando la ropa que cargaba.
—Hey, buenos días, ¿cómo vas? —le preguntó al muchacho, siguiendo su corazonada—, ¿saliste a entrenar hoy por la mañana? Queremos saber si alguien ha visto algo —le preguntó, aunque sintió que probablemente estaba siendo muy directo con él, pero por alguna razón le resaltaba sobre el resto.
—Disculpa, soy Derek —pero se aclaró la garganta y corrigió casi de inmediato—, agente Derek Navarro —dijo ofreciendo estrechar su mano.
Derek había crecido en Brooklyn y conocía ea parte de la ciudad como la palma de su mano, le dolía ver que estos crímenes estaban llevándose a gente joven y que no parecía estaban más cerca de encontrar al menos un sospechoso o algo que les guiara en la investigación.
El pelinegro revisó los alrededores de la habitación con cuidado, notando una única calcomanía en la laptop del chico con un símbolo que vio similar a un trébol con espirales. Lo temrnó imitando en su libreta y viendo los demás artículos de ocultismo y brujería de la habitación, como un cristal amarrado a una cadena, velas e inclusive un pequeño ¿caldero? Era la primera vez que veía uno.
Turner terminó de hablar con la policía y les indicaron que ya había llegado el forense. Derek salió hasta la entrada donde ya había varias personas amontonándose y murmurando cosas.
—Les pedimos cooperación por favor, estamos trabajando —dijo a los que estaban, aunque la mayoría eran señoras, la gente que iba al trabajo solo les dedicaba una mirada de reojo ante las cintas amarillas de "investigación en proceso". Poco a poco algunos se fueron, pero varios se quedaron y entre ellos un chico captó su atención, había sostenido la mirada a tal punto que él mismo se desconcentró antes de continuar.
—Si alguien ha visto algo extraño, personas extrañas al vecindario, por favor necesitamos se comunique con la policía directamente —advirtió en un tono seguro, pero bastante cálido. Volvió a mirar al chico de antes y bajó las escaleras de la casa, notando la ropa que cargaba.
—Hey, buenos días, ¿cómo vas? —le preguntó al muchacho, siguiendo su corazonada—, ¿saliste a entrenar hoy por la mañana? Queremos saber si alguien ha visto algo —le preguntó, aunque sintió que probablemente estaba siendo muy directo con él, pero por alguna razón le resaltaba sobre el resto.
—Disculpa, soy Derek —pero se aclaró la garganta y corrigió casi de inmediato—, agente Derek Navarro —dijo ofreciendo estrechar su mano.
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what a real magical fever10/6/2024 · 7:15 am · Brooklyn
Por más que intenté hacerme el tonto o simplemente salir huyendo, ahí me quedé, fijo y petrificado cual estatua, completamente anclado. Anclado a aquel suceso por alguna razón y anclado directamente al oficial que ahora mismo se me presentaba con cierta cordialidad ante mí, pero sabía perfectamente lo que disfrazaban sus palabras. Respiré con calma y miré como los demás vecinos a se alejaban disimuladamente de entre nosotros dos, pues nadie quería ser el próximo en ser interrogado.
—Salí temprano, sí —confesé—. Pero hoy no creo ser la mejor persona para dar una declaración.
Tengo fiebre mágica. Pensé en decir y sonreí en mi mente por lo imbécil que no me escuché. No le des la mano, no le des la mano. Gritó mi subconsciente un segundo después, pero no le hice caso. O quizás lo escuché demasiado tarde, pues para cuando volví en mí, ya llevaba demasiado tiempo sosteniendo la suya sin decirle ni una palabra.
—Ricardo. Ricardo Valiente —solté su mano al terminar—. Disculpa por eso.
No solía ser una persona que se muriera de la vergüenza. De hecho, era todo lo contrario, siempre alguien seguro de sí, pero esos días… esa hora y la misma situación, me tenían mucho más descolocado de lo que estaba acostumbrado. Estaba siendo literalmente un tonto frente la ley durante la inspección de un crimen. No podía ser más sospechoso porque me faltaría un cartel en la frente que lo dijera.
—De verdad lo siento —me apresuré a decir—. Es la fiebre y el cansancio, hoy no he sido yo mismo desde que me desperté. Debe ser alguna gripe o algo.
—Salí temprano, sí —confesé—. Pero hoy no creo ser la mejor persona para dar una declaración.
Tengo fiebre mágica. Pensé en decir y sonreí en mi mente por lo imbécil que no me escuché. No le des la mano, no le des la mano. Gritó mi subconsciente un segundo después, pero no le hice caso. O quizás lo escuché demasiado tarde, pues para cuando volví en mí, ya llevaba demasiado tiempo sosteniendo la suya sin decirle ni una palabra.
—Ricardo. Ricardo Valiente —solté su mano al terminar—. Disculpa por eso.
No solía ser una persona que se muriera de la vergüenza. De hecho, era todo lo contrario, siempre alguien seguro de sí, pero esos días… esa hora y la misma situación, me tenían mucho más descolocado de lo que estaba acostumbrado. Estaba siendo literalmente un tonto frente la ley durante la inspección de un crimen. No podía ser más sospechoso porque me faltaría un cartel en la frente que lo dijera.
—De verdad lo siento —me apresuré a decir—. Es la fiebre y el cansancio, hoy no he sido yo mismo desde que me desperté. Debe ser alguna gripe o algo.
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What a real magical fever10/6/2024 · 7:15 am · Brooklyn
Aunque Derek tenía la mejor de las intenciones, la placa hablaba primero que él, cosa que no ocurría cuando era voluntario para el cuerpo de bomberos, el cuál tenía hasta el efecto inverso. Miró a la gente alejarse un poco y respiró con algo de resignación, volviendo a fijarse en el chico.
Sintió el apretón de manos algo familiar, peor también especialmente caliente, como si el chico tuviese fiebre o una tetera dentro del bolsillo, pues aún la mañana se encontraba bastante fresca.
—No tienes que disculparte, no es una declaración, siento que haya sonado así. Solo quiero entender... —pero se quedó a medias en lo que iba a decir, porque probablemente era mejor así. Negó un par de veces y sonrió cuando le mencionó su nombre y guardó su mano en el bolsillo para después sacar su cartera marrón y verde neón.
—Si recuerdas algo, ponte en contacto conmigo —le dijo entregándole su tarjeta por que sí, la gente todavía utiliza tarjetas (aunque tenía un código QR pequeño para escanear los datos)—, y ten cuidado con salir tan temprano o muy de noche, por favor, puede que no sea seguro —le advirtió en un tono fuerte, pero cargado de simpatía y hasta un tinte de curiosidad por el chico—, chécate esa fiebre, no te exijas mucho.
Por lo que veía, Ricardo calzaba con la edad y género de todas las víctimas anteriores, a pesar de que dudaba estuviera envuelto en prácticas de ocultismo y/o astrología, pero quién realmente podía estar seguro de nada. Por poco le dice que se bañe con agua fría o tirarle algún remedio con la voz de su mamá.
Finalmente se despidió con un saludo de mano corto y asintiendo con la cabeza, mientras terminó por girarse y dirigirse hacia la entrada de la casa, donde se encontraba Turner con su usual semblante de pocos amigos (pero que ya Derek comenzaba a conocer y apreciar).
El día comenzaba difícil, pero sentía que todavía podían encaminar el caso en la dirección correcta.
Sintió el apretón de manos algo familiar, peor también especialmente caliente, como si el chico tuviese fiebre o una tetera dentro del bolsillo, pues aún la mañana se encontraba bastante fresca.
—No tienes que disculparte, no es una declaración, siento que haya sonado así. Solo quiero entender... —pero se quedó a medias en lo que iba a decir, porque probablemente era mejor así. Negó un par de veces y sonrió cuando le mencionó su nombre y guardó su mano en el bolsillo para después sacar su cartera marrón y verde neón.
—Si recuerdas algo, ponte en contacto conmigo —le dijo entregándole su tarjeta por que sí, la gente todavía utiliza tarjetas (aunque tenía un código QR pequeño para escanear los datos)—, y ten cuidado con salir tan temprano o muy de noche, por favor, puede que no sea seguro —le advirtió en un tono fuerte, pero cargado de simpatía y hasta un tinte de curiosidad por el chico—, chécate esa fiebre, no te exijas mucho.
Por lo que veía, Ricardo calzaba con la edad y género de todas las víctimas anteriores, a pesar de que dudaba estuviera envuelto en prácticas de ocultismo y/o astrología, pero quién realmente podía estar seguro de nada. Por poco le dice que se bañe con agua fría o tirarle algún remedio con la voz de su mamá.
Finalmente se despidió con un saludo de mano corto y asintiendo con la cabeza, mientras terminó por girarse y dirigirse hacia la entrada de la casa, donde se encontraba Turner con su usual semblante de pocos amigos (pero que ya Derek comenzaba a conocer y apreciar).
El día comenzaba difícil, pero sentía que todavía podían encaminar el caso en la dirección correcta.
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what a real magical fever10/6/2024 · 10:40 am · CCNY
Más de tres horas habían pasado y aún no lograba sacarme al policía de mi cabeza. A La escena del crimen de mi cabeza. ¿Acaso pensó que podría estar en peligro? ¿Debería estarme involucrando más en esa situación? En fin, no podía hacer más nada por ahora y aún Chris no me respondía. Me tocaba esperar.
Por más que me comieran las ansias.
La mañana en la universidad había estado técnicamente tranquila: no muy exigente en cuanto a las materias por ver, aunque si un tanto molesta por la fiebre que aún no se me quitaba. Si se trataba de una gripe me resultaba extraño que no tuviese ningún otro síntoma por ahora, tan solo el calor corporal y un hambre insaciable que supongo era provocada por la cantidad de calorías que estaba utilizando mi organismo. La posibilidad de morir por mi propio cuerpo era un chiste nunca mejor contado.
—¡Estas ardiendo! —Fueron las palabras de Clary que contuvo un instinto de madre al no revisar mi frente para asegurarse del calor.
—Estoy bien —mentí parcial y justificadamente.
—¿Y los demás que estamos contigo? ¿Seguro no es un virus? No quiero tener que perderme semanas de clase por una enfermedad tonta.
Me alcé de hombros y dejé que se angustiara por mi despreocupada respuesta.
Clarissa Tylerera mi amiga más antigua en el campo. No era la persona con más tacto del mundo, pero mi confianza era plena con ella, pues siempre había sido muy buena conmigo; y aunque algunos solían tacharla de superficial e individualista, yo tenia otra descripción para ella: visionaria, preocupada… y quizás mandona, pero al final siempre buscaba su bienestar, tanto para ella como para los suyos.
—Lo digo enserio, Richard. —Ella odiaba tanto como yo el “Ricardo”—. Si mañana llego sentirme mal al despertar, sentirás la furia de una Tyler en sus días más peligrosos.
—Vale, vale —Me dio tiempo de entender su referencia.
Y digo que me dio tiempo de hacerlo, pues luego mi mirada fue directamente al suelo, mientras que se me hizo completamente imposible el manejar mi cuerpo para evitar la caída.
Todo se volvió negro.
Por más que me comieran las ansias.
La mañana en la universidad había estado técnicamente tranquila: no muy exigente en cuanto a las materias por ver, aunque si un tanto molesta por la fiebre que aún no se me quitaba. Si se trataba de una gripe me resultaba extraño que no tuviese ningún otro síntoma por ahora, tan solo el calor corporal y un hambre insaciable que supongo era provocada por la cantidad de calorías que estaba utilizando mi organismo. La posibilidad de morir por mi propio cuerpo era un chiste nunca mejor contado.
—¡Estas ardiendo! —Fueron las palabras de Clary que contuvo un instinto de madre al no revisar mi frente para asegurarse del calor.
—Estoy bien —mentí parcial y justificadamente.
—¿Y los demás que estamos contigo? ¿Seguro no es un virus? No quiero tener que perderme semanas de clase por una enfermedad tonta.
Me alcé de hombros y dejé que se angustiara por mi despreocupada respuesta.
Clarissa Tylerera mi amiga más antigua en el campo. No era la persona con más tacto del mundo, pero mi confianza era plena con ella, pues siempre había sido muy buena conmigo; y aunque algunos solían tacharla de superficial e individualista, yo tenia otra descripción para ella: visionaria, preocupada… y quizás mandona, pero al final siempre buscaba su bienestar, tanto para ella como para los suyos.
—Lo digo enserio, Richard. —Ella odiaba tanto como yo el “Ricardo”—. Si mañana llego sentirme mal al despertar, sentirás la furia de una Tyler en sus días más peligrosos.
—Vale, vale —Me dio tiempo de entender su referencia.
Y digo que me dio tiempo de hacerlo, pues luego mi mirada fue directamente al suelo, mientras que se me hizo completamente imposible el manejar mi cuerpo para evitar la caída.
Todo se volvió negro.
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What a real magical fever10/6/2024 · 7:15 am · CCNY
Nico había estado teniendo un día muy MUY raro en la universidad, esquivando a casi todo el mundo que se le acercaba y también trató de no tocar nada directamente con sus manos para no "leer algo" sin querer.
—Hey, ¿cómo sigue tu gatita? Creo que deberías llamar a casa —le dijo a una chica con que se había topado. Últimamente había estado siendo capaz de ver cosas borrosas que ocurrían en otros lados en el presente.
Él usualmente era el tipo de chico que no hablaba mucho con nadie desde la escuela y casi siempre se la pasaba distraído dibujando o pensando en las nubes. Tampoco era el más aplicado a los libros o estudioso, pero sí muy creativo y ese era su modo de estar seguro, pues su familia también le había tenido muy apartado. En la universidad se le había hecho difícil mantener ese modus operandi solitario y aún más aún con esta nueva magia que estaba experimentando. Para bien o para mal, conocer a Richie y a Clary le había cambiado mucho y también se sentía más libre para explorar.
Aún estaba camino al salón cuando escuchó que alguien se había desmayado y casi de inmediato pensó en el castaño. Cuando se encontró a Clary, le dijo lo que había pasado...
La enfermería se encontraba dle lado nrote del campus, había una pequeña recepción y luego una dos salas más grandes. Dentoro de cada sala, las cama so camillas estaban separadas por cortinas y algunos espacios tenían sillas para sentarse. Ya había pasado un rato desde el "incidente", una hora o así, Nico le insistió a Clary que fuera a clases que él se quedaría con Richie y le avisaría cuando despertara.
Cuando la enfermera salió un momento de la sala, Nico se levantó de la silla donde estaba distraído "leyendo" frente a la camilla donde se encontraba Richie. Dejó los libros sobre la silla, algunos académicos y entre ellos otros más cortos de... hechicería. No había tenido tiempo todavía (o ganas) de transcribirlos o de tomarles foto.
Sacó un tarrito de su mochila que ya de por si cargaba para la "protección" y lo abrió, solo eran sales. Se lo acercó a la nariz del desmayado (ya suponía toda la universiddd lo sabía) y que estuviera en un rango donde se pudiera oler.
—No sé dónde está nuestro guía blanco cuando se necesita.... —dijo bastante bajo, pero sin llamarlo, porque no le agradaba mucho. Él podía ocuparse de eso.
—Espíritu dormido, escucha mi llamado. Despierta ahora, de este estado anclado... —le sonó un poco estúpido, sí, pero solo se le ocurrió eso. Últimamente su magia era mucho más fuerte y quizás funcionaría.
—Hey, ¿cómo sigue tu gatita? Creo que deberías llamar a casa —le dijo a una chica con que se había topado. Últimamente había estado siendo capaz de ver cosas borrosas que ocurrían en otros lados en el presente.
Él usualmente era el tipo de chico que no hablaba mucho con nadie desde la escuela y casi siempre se la pasaba distraído dibujando o pensando en las nubes. Tampoco era el más aplicado a los libros o estudioso, pero sí muy creativo y ese era su modo de estar seguro, pues su familia también le había tenido muy apartado. En la universidad se le había hecho difícil mantener ese modus operandi solitario y aún más aún con esta nueva magia que estaba experimentando. Para bien o para mal, conocer a Richie y a Clary le había cambiado mucho y también se sentía más libre para explorar.
Aún estaba camino al salón cuando escuchó que alguien se había desmayado y casi de inmediato pensó en el castaño. Cuando se encontró a Clary, le dijo lo que había pasado...
***
La enfermería se encontraba dle lado nrote del campus, había una pequeña recepción y luego una dos salas más grandes. Dentoro de cada sala, las cama so camillas estaban separadas por cortinas y algunos espacios tenían sillas para sentarse. Ya había pasado un rato desde el "incidente", una hora o así, Nico le insistió a Clary que fuera a clases que él se quedaría con Richie y le avisaría cuando despertara.
Cuando la enfermera salió un momento de la sala, Nico se levantó de la silla donde estaba distraído "leyendo" frente a la camilla donde se encontraba Richie. Dejó los libros sobre la silla, algunos académicos y entre ellos otros más cortos de... hechicería. No había tenido tiempo todavía (o ganas) de transcribirlos o de tomarles foto.
Sacó un tarrito de su mochila que ya de por si cargaba para la "protección" y lo abrió, solo eran sales. Se lo acercó a la nariz del desmayado (ya suponía toda la universiddd lo sabía) y que estuviera en un rango donde se pudiera oler.
—No sé dónde está nuestro guía blanco cuando se necesita.... —dijo bastante bajo, pero sin llamarlo, porque no le agradaba mucho. Él podía ocuparse de eso.
—Espíritu dormido, escucha mi llamado. Despierta ahora, de este estado anclado... —le sonó un poco estúpido, sí, pero solo se le ocurrió eso. Últimamente su magia era mucho más fuerte y quizás funcionaría.
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what a real magical fever10/6/2024 · 11:00 am · CCNY
Cualquiera diría que por ser mitad guía blanco su sentido del amparo, bienaventuranza y paciencia deberían de ser altos o por lo menos estar bien forjados, pero para Cassian Blackwood, ese “poder” no había llegado a despertar aún en él. No lo había hecho y, honestamente, él no tenía esperanzas de que lo hiciera; no después de unos 5 largos años de haber tenido que atender a los peores “protegidos” del mercado.
—A veces joden demasiado y uno necesita un pequeño escape —soltó luego de aparecer entre las características luces blancas que lo transportaban—. No tienes idea lo que es estar tranquilo en Hong-Kong, tomando en un bar, uno bueno de hecho, y que en tu cabeza no paren de sonar campanitas porque algún brujo inexperto no sabe ni cuidarse de una fiebre. —Dijo todo aquello en mandarín y dejando una estela con aroma a alcohol alrededor de su presencia.
Cassian suspiró luego de terminar y ver la escena en la que había aparecido. Los nuevos. Pensó, dejando que su expresión redactara el ligero, pero persistente sentimiento de desgano que les tenía.
—¿Qué le pasó? —preguntó entre la molestia chasqueando sus dedos para convertirse en alguna enfermera que seguramente vio en algún programa de televisión, pero que ahora mismo no recordaba. En ese momento las cortinas a su alrededor se convirtieron en la única frontera que separaba la magia del resto de personas “mundanas” que se encontraban en ese edificio.
A continuación, y sin esperar respuesta alguna, Cassian llevó su mano a la frente de Ricardo y la retiró casi de inmediato mientras la sacudía. La frente del brujo acababa de quemarlo.
—¿Qué clase de magia hicieron? —Fue la primera piedra que lanzó, asumiendo que alguno de los dos había sido el responsable de poner al que estaba en la camilla en esa posición—. ¿Hierbas, hechizos? Dímelo todo ahora —exigió, pues a pesar de que Cassian podía no ser el mejor guía blanco del mundo, si era un experto en una gran cantidad de temas de brujería por su familia.
—A veces joden demasiado y uno necesita un pequeño escape —soltó luego de aparecer entre las características luces blancas que lo transportaban—. No tienes idea lo que es estar tranquilo en Hong-Kong, tomando en un bar, uno bueno de hecho, y que en tu cabeza no paren de sonar campanitas porque algún brujo inexperto no sabe ni cuidarse de una fiebre. —Dijo todo aquello en mandarín y dejando una estela con aroma a alcohol alrededor de su presencia.
Cassian suspiró luego de terminar y ver la escena en la que había aparecido. Los nuevos. Pensó, dejando que su expresión redactara el ligero, pero persistente sentimiento de desgano que les tenía.
—¿Qué le pasó? —preguntó entre la molestia chasqueando sus dedos para convertirse en alguna enfermera que seguramente vio en algún programa de televisión, pero que ahora mismo no recordaba. En ese momento las cortinas a su alrededor se convirtieron en la única frontera que separaba la magia del resto de personas “mundanas” que se encontraban en ese edificio.
A continuación, y sin esperar respuesta alguna, Cassian llevó su mano a la frente de Ricardo y la retiró casi de inmediato mientras la sacudía. La frente del brujo acababa de quemarlo.
—¿Qué clase de magia hicieron? —Fue la primera piedra que lanzó, asumiendo que alguno de los dos había sido el responsable de poner al que estaba en la camilla en esa posición—. ¿Hierbas, hechizos? Dímelo todo ahora —exigió, pues a pesar de que Cassian podía no ser el mejor guía blanco del mundo, si era un experto en una gran cantidad de temas de brujería por su familia.
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What a real magical fever10/6/2024 · 7:15 am · CCNY
Por un momento el brujo pensó que el hechizo podría funcionar, pero no vio al castaño estar más cerca de despertarse y desistió de repetir el hechizo nuevamente, quizás solo le faltaba potencia.
Se impresionó (y asustó un poco) cuando vio la estela de luz comenzar a formarse en la habitación. La irritable y condescendiente voz de Cassian le hicieron cambiar el semblanete a Nico casi de inmediato a uno más enojado, todavía no se acostumbraba a estar a cargo alguien tan irresponsable como él y bien podrían estar ellos dos solos.
—Nihao para ti también tonto, ¿sí sabías que Richie estaba mal? —dijo moviendo la mano para disipar el aroma del alcohol, incluso olió del mismo frasco que el había dado a oler a Richie, mientras se hizo unos pasos hacia atrás. No le agradaba para nada por más cara bonita que tuviera.
Niko dejó las sales en la mesita de al lado y se cruzó de brazos mientras el contrario hacía lo suyo de una forma que al brujo le pareció sobreactuada.
—Apuesto a que no sabes cómo curarlo, ¿verdad? Típico —dijo, entrecerrando los ojos, pero poco sorprendido por la falta de efectividad del angel con una situación que estaba totalmente dentro de su currículum—. Eres literal el peor guía blanco, nosotros no hicimos nada —y lo sabría si estuviera más pendiente de ellos, pero finalmente suspiró y miró a Richie con preocupación.
—Él llegó así a la universidad, Clary me dijo que estaba caliente, pero hablaba bien y luego... Ya no, solo se desmayó. ¿Sstá muy caliente? ¿No será mejor llevarlo al hospital? —no sabía mucho más y tampoco lo había tocado en la frente como el otro hizo.
—¿Y si son sus poderes? Todo el día también he estado raro, sintiendo... Todo y a todos, es abrumador, quizás él también esté así —le confesó, aunque quizás no debió hacerlo, seguro encontraría una forma de burlarse o quién sabe. A Niko le preocupaba mucho Richie y se le notaba en el rostro, buscando la mirada del guía a ver si sabía qué hacer (pues para eso estaba).
Se impresionó (y asustó un poco) cuando vio la estela de luz comenzar a formarse en la habitación. La irritable y condescendiente voz de Cassian le hicieron cambiar el semblanete a Nico casi de inmediato a uno más enojado, todavía no se acostumbraba a estar a cargo alguien tan irresponsable como él y bien podrían estar ellos dos solos.
—Nihao para ti también tonto, ¿sí sabías que Richie estaba mal? —dijo moviendo la mano para disipar el aroma del alcohol, incluso olió del mismo frasco que el había dado a oler a Richie, mientras se hizo unos pasos hacia atrás. No le agradaba para nada por más cara bonita que tuviera.
Niko dejó las sales en la mesita de al lado y se cruzó de brazos mientras el contrario hacía lo suyo de una forma que al brujo le pareció sobreactuada.
—Apuesto a que no sabes cómo curarlo, ¿verdad? Típico —dijo, entrecerrando los ojos, pero poco sorprendido por la falta de efectividad del angel con una situación que estaba totalmente dentro de su currículum—. Eres literal el peor guía blanco, nosotros no hicimos nada —y lo sabría si estuviera más pendiente de ellos, pero finalmente suspiró y miró a Richie con preocupación.
—Él llegó así a la universidad, Clary me dijo que estaba caliente, pero hablaba bien y luego... Ya no, solo se desmayó. ¿Sstá muy caliente? ¿No será mejor llevarlo al hospital? —no sabía mucho más y tampoco lo había tocado en la frente como el otro hizo.
—¿Y si son sus poderes? Todo el día también he estado raro, sintiendo... Todo y a todos, es abrumador, quizás él también esté así —le confesó, aunque quizás no debió hacerlo, seguro encontraría una forma de burlarse o quién sabe. A Niko le preocupaba mucho Richie y se le notaba en el rostro, buscando la mirada del guía a ver si sabía qué hacer (pues para eso estaba).
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what a real magical fever10/6/2024 · 11:00 am · CCNY
El guía blanco entrecerró los ojos con clara expresión de desprecio. Si el alcohol sacaba lo peor de las personas, en el caso de Cassian aquello se le iba de las manos.
—Perdón por no sentir amor por un chamaco que apenas conozco —comentó aburrido como respuesta a las acusaciones.
El pelinegro no sabía muy bien cómo iba todo aquello de curar, fuera con manos sanadoras o con alguna clase de luz divina, lo había investigado por años, pero al final nunca nada había funcionado y había terminado desistiendo. No era lo suyo según él, y a pesar de que sus superiores le habían dicho que tenía que ver con algo relacionado al amor a la vida; Cassian se veía así mismo como una persona inmune a dicho sentimiento.
…Y si tenía que ser el peor guía blanco, iba a ser el mejor siendo el peor de ellos.
—¿Sus poderes? —repitió analítico, tan solo dejando ver una pizca de cordura a través de su borrachera. Justo como una pequeña llama que es incapaz de apagarse.
—¿Tú también tienes fiebre? —preguntó. Sin embargo, antes de obtener alguna respuesta o permiso, él mismo se acercó a Niko más de la cuenta y aprovechó de colocar una de sus manos sobre la frente de muchacho—. Nada que ver.
Cassian quiso decir algo más, pero antes de continuar la cortina de su pequeño espacio se abrió para mostrar a una de las enfermeras encargadas.
—¿Doctor? —preguntó luego de unos segundos de sorpresa en los cuales analizó el uniforme del disfraz del guía blanco—. Disculpa no lo conozco, pero me parece familiar…
El hibrido volvió sus ojos a su protegido el cual aún se encontraba demasiado cerca. Su mirada pidió quizás un poco de auxilio, pero las palabras no salieron de su boca. No en dirección a Nico.
—Soy el medico principal de la familia Valiente —soltó su coartada improvisada—. Me han llamado y he venido en cuanto he podido. ¿Qué han podido ver?
Cassian se alejó en ese momento de Nico con cierta cautela y manteniendo la distancia con la enfermera, aunque imaginó que su olor no era tan fácil de glamurizar como su apariencia.
—Intuimos que pudo ser una baja de azúcar. Quizás por su alimentación. ¿Alguno sabe si desayunó bien? —preguntó haciendo como si nada pasara.
—¿Solo eso? ¿El azúcar? —soltó extrañado, olvidándose de su papel por un momento. Luego, aclaró su garganta y continuó—: ¿Y que hay de la temperatura?
—¿La temperatura? —preguntó acercándose al cuerpo del inconsciente con un termómetro que sacó de un bolsillo de su uniforme—. Al tacto está bien, así que déjeme ver…
—¿Esta bien? —abrió sus ojos como plato, buscando de inmediato la mirada de Nico. ¿Entonces eso quiere decir que solo nos quema a nosotros? Pensó, aunque recordó que el otro acababa de decirle algo sobre otra compañera que lo llegó a notar así.
—Perdón por no sentir amor por un chamaco que apenas conozco —comentó aburrido como respuesta a las acusaciones.
El pelinegro no sabía muy bien cómo iba todo aquello de curar, fuera con manos sanadoras o con alguna clase de luz divina, lo había investigado por años, pero al final nunca nada había funcionado y había terminado desistiendo. No era lo suyo según él, y a pesar de que sus superiores le habían dicho que tenía que ver con algo relacionado al amor a la vida; Cassian se veía así mismo como una persona inmune a dicho sentimiento.
…Y si tenía que ser el peor guía blanco, iba a ser el mejor siendo el peor de ellos.
—¿Sus poderes? —repitió analítico, tan solo dejando ver una pizca de cordura a través de su borrachera. Justo como una pequeña llama que es incapaz de apagarse.
—¿Tú también tienes fiebre? —preguntó. Sin embargo, antes de obtener alguna respuesta o permiso, él mismo se acercó a Niko más de la cuenta y aprovechó de colocar una de sus manos sobre la frente de muchacho—. Nada que ver.
Cassian quiso decir algo más, pero antes de continuar la cortina de su pequeño espacio se abrió para mostrar a una de las enfermeras encargadas.
—¿Doctor? —preguntó luego de unos segundos de sorpresa en los cuales analizó el uniforme del disfraz del guía blanco—. Disculpa no lo conozco, pero me parece familiar…
El hibrido volvió sus ojos a su protegido el cual aún se encontraba demasiado cerca. Su mirada pidió quizás un poco de auxilio, pero las palabras no salieron de su boca. No en dirección a Nico.
—Soy el medico principal de la familia Valiente —soltó su coartada improvisada—. Me han llamado y he venido en cuanto he podido. ¿Qué han podido ver?
Cassian se alejó en ese momento de Nico con cierta cautela y manteniendo la distancia con la enfermera, aunque imaginó que su olor no era tan fácil de glamurizar como su apariencia.
—Intuimos que pudo ser una baja de azúcar. Quizás por su alimentación. ¿Alguno sabe si desayunó bien? —preguntó haciendo como si nada pasara.
—¿Solo eso? ¿El azúcar? —soltó extrañado, olvidándose de su papel por un momento. Luego, aclaró su garganta y continuó—: ¿Y que hay de la temperatura?
—¿La temperatura? —preguntó acercándose al cuerpo del inconsciente con un termómetro que sacó de un bolsillo de su uniforme—. Al tacto está bien, así que déjeme ver…
—¿Esta bien? —abrió sus ojos como plato, buscando de inmediato la mirada de Nico. ¿Entonces eso quiere decir que solo nos quema a nosotros? Pensó, aunque recordó que el otro acababa de decirle algo sobre otra compañera que lo llegó a notar así.
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What a real magical fever10/6/2024 · 7:15 am · CCNY
Niko no se esperó aquella respuesta, pues, a pesar de entender que los poderes están muy ligados a las emociones de cada uno, no pensaba que una habilidad tan vital como la sanación tuviera que tener una forma tan complicada de usarse. ¿Tenían que hacerle una fiesta a Cassian para que les curara una herida mortal?
—Espera qué estás... —cuando el guía banco le tocó la frente, Niko se quedó completamente tieso y en silencio. Un estúpido cosquilleo le subió desde la punta del pie, recorrió despiadadamente su espalda y le llegó hasta la parte más alta de su cabeza en menos de un segundo. Estaba seguro que su corazón se había saltado dos o tres latidos.
Al momento vio a su izquieda y ahí estaba la enfermera y el pelinegro se sintió atrapado con las manos en la masa sin hacer nada. Se volvió a encontrar con la mirada del guía blanco y por suerte dijo algo. Agradeció que se alejara y aprovechó para meter sus cosas en la mochila mientras los escuchaba.
—De hecho no... No lo sé, probablemente no —dijo simplemente, no sería la primera vez que Richie no comiera luego de entrenar por la mañana, pero asumía siempre estaba en buena forma y salud.
Sin embargo, lo de la enfermera le dejó frío, ¿cómo que ella no lo sentía? Tampcoo estaba seguro si Clary llegó alguna vez a tocarlo y solo repitió lo que dijo el propio Richie.
—Eh, doctor familiar, ¿puedo hablar con usted allá afuera? —dijo mientras se aproximó a Cassian y aguantándose la respiración s elo llevó del brazo fuera del alcance de la enfermera en la recepción donde de momento no había nadie.
—¿Eso siquiera es posible? Cómo puede tener... No sé qué es eso, ¿temperatura selectiva? Lo acabaste de tocar y fue como si agarraras una tetera con la mano —dijo intentando pensar qué podían hacer—, ¿y si te lo llevas de aquí? O quizás... —dijo simplemente tirando ideas, pero ahora estaba más confundido que antes. ¡Necesitaba guía! ¡De su guía!
—¿Chris Halliwell no es amigo tuyo? Sé que Richie tenía contacto con él, tal vez sabe algo —dijo, altamente confundido y al final solo miró a Cassian con ojos casi suplicantes para que les ayudara.
—Espera qué estás... —cuando el guía banco le tocó la frente, Niko se quedó completamente tieso y en silencio. Un estúpido cosquilleo le subió desde la punta del pie, recorrió despiadadamente su espalda y le llegó hasta la parte más alta de su cabeza en menos de un segundo. Estaba seguro que su corazón se había saltado dos o tres latidos.
Al momento vio a su izquieda y ahí estaba la enfermera y el pelinegro se sintió atrapado con las manos en la masa sin hacer nada. Se volvió a encontrar con la mirada del guía blanco y por suerte dijo algo. Agradeció que se alejara y aprovechó para meter sus cosas en la mochila mientras los escuchaba.
—De hecho no... No lo sé, probablemente no —dijo simplemente, no sería la primera vez que Richie no comiera luego de entrenar por la mañana, pero asumía siempre estaba en buena forma y salud.
Sin embargo, lo de la enfermera le dejó frío, ¿cómo que ella no lo sentía? Tampcoo estaba seguro si Clary llegó alguna vez a tocarlo y solo repitió lo que dijo el propio Richie.
—Eh, doctor familiar, ¿puedo hablar con usted allá afuera? —dijo mientras se aproximó a Cassian y aguantándose la respiración s elo llevó del brazo fuera del alcance de la enfermera en la recepción donde de momento no había nadie.
—¿Eso siquiera es posible? Cómo puede tener... No sé qué es eso, ¿temperatura selectiva? Lo acabaste de tocar y fue como si agarraras una tetera con la mano —dijo intentando pensar qué podían hacer—, ¿y si te lo llevas de aquí? O quizás... —dijo simplemente tirando ideas, pero ahora estaba más confundido que antes. ¡Necesitaba guía! ¡De su guía!
—¿Chris Halliwell no es amigo tuyo? Sé que Richie tenía contacto con él, tal vez sabe algo —dijo, altamente confundido y al final solo miró a Cassian con ojos casi suplicantes para que les ayudara.
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what a real magical fever10/6/2024 · 11:00 am · CCNY
Cassian asintió y acompañó a Nico hasta afuera para seguir su papel en el juego que ambos estaban jugando.
El alcohol continuaba jugando con el cuerpo del guía blanco, pero aún mantenía cierto grado de atención en todo lo que ocurría a su alrededor. De tratarse de una persona común, después de haber consumido todo lo que cargaba encima, probablemente estaría en coma, pero al final sus “responsabilidades” al parecer si lo ayudaban de alguna manera.
—Temperatura selectiva me parece una definición adecuada —comentó pensativo, analizando su memoria a ver si había leído de algún tipo de enfermedad así.
Había ciertas aflicciones que solo atacaban a las “criaturas” mágicas, Cassian había leído sobre ellas en el pasado: La varicela enana, la gripe de dríadas, las alergias de las hadas… de alguna forma ese tipo de enfermedades eran ajenas al mundo mortal, se manifestaban de otra forma para ellos; sin embargo, lo que acababa de decirles la enfermera, la seguridad con la que había interpretado su desmayo solo como una situación alimenticia… era raro.
—¿Llevármelo cómo? —se burló—. ¿No has visto que literalmente me ha quemado?
El guía blanco vaciló por unos momentos y arrugo su frente con lo que escuchó a continuación. Amigo de Chris Halliwell. Bufó, poniendo luego los ojos en blanco, como si aquello hubiese sido la ofensa más grande que acabaran de hacerle en su propia vida.
—Me parece una insolencia que creas que los Blackwood podemos llevarnos bien con los Halliwell —dijo serio, pero dejándose llevar por la atmosfera de alcohólico que llevaba consigo—. Menos aún que yo pueda llevarme bien con los supuestos primeros “mestizos”, “hibridos” o como quieras llamarles —pausó por un segundo, midiendo sus palabras—. No todos tuvimos a un Leo, un ex-anciano como padre. O la dichosa historia de ser una “embrujada”.
Y acto seguido, así como un pequeño niño berrinchudo, y además sin importarle si alguien más pudiese estar viendo, Cassian se volvió pequeñas esferas de luz y desapareció de ese lugar.
En definitiva, no era el mejor protector. Mucho menos estaba deseando serlo.
La enfermera salió segundos más tarde.
—¿Y el doctor? —preguntó sin extrañeza—. Bueno, no importa, cuando lo veas coméntale que nada de fiebre. De hecho, acaba de despertarse, está un poco confundido, pero estará bien. Debo buscar al residente encargado de su caso. Nos vemos en un minuto.
El alcohol continuaba jugando con el cuerpo del guía blanco, pero aún mantenía cierto grado de atención en todo lo que ocurría a su alrededor. De tratarse de una persona común, después de haber consumido todo lo que cargaba encima, probablemente estaría en coma, pero al final sus “responsabilidades” al parecer si lo ayudaban de alguna manera.
—Temperatura selectiva me parece una definición adecuada —comentó pensativo, analizando su memoria a ver si había leído de algún tipo de enfermedad así.
Había ciertas aflicciones que solo atacaban a las “criaturas” mágicas, Cassian había leído sobre ellas en el pasado: La varicela enana, la gripe de dríadas, las alergias de las hadas… de alguna forma ese tipo de enfermedades eran ajenas al mundo mortal, se manifestaban de otra forma para ellos; sin embargo, lo que acababa de decirles la enfermera, la seguridad con la que había interpretado su desmayo solo como una situación alimenticia… era raro.
—¿Llevármelo cómo? —se burló—. ¿No has visto que literalmente me ha quemado?
El guía blanco vaciló por unos momentos y arrugo su frente con lo que escuchó a continuación. Amigo de Chris Halliwell. Bufó, poniendo luego los ojos en blanco, como si aquello hubiese sido la ofensa más grande que acabaran de hacerle en su propia vida.
—Me parece una insolencia que creas que los Blackwood podemos llevarnos bien con los Halliwell —dijo serio, pero dejándose llevar por la atmosfera de alcohólico que llevaba consigo—. Menos aún que yo pueda llevarme bien con los supuestos primeros “mestizos”, “hibridos” o como quieras llamarles —pausó por un segundo, midiendo sus palabras—. No todos tuvimos a un Leo, un ex-anciano como padre. O la dichosa historia de ser una “embrujada”.
Y acto seguido, así como un pequeño niño berrinchudo, y además sin importarle si alguien más pudiese estar viendo, Cassian se volvió pequeñas esferas de luz y desapareció de ese lugar.
En definitiva, no era el mejor protector. Mucho menos estaba deseando serlo.
La enfermera salió segundos más tarde.
—¿Y el doctor? —preguntó sin extrañeza—. Bueno, no importa, cuando lo veas coméntale que nada de fiebre. De hecho, acaba de despertarse, está un poco confundido, pero estará bien. Debo buscar al residente encargado de su caso. Nos vemos en un minuto.
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What a real magical fever10/6/2024 · 7:15 am · CCNY
—Siento que estás exagerado ahí, ¿no te parece? —acotó, pensando que si bien el chico podría tener temperatura, tampcoo era como tocar lava o llevarse quemaduras de tercer grado. Acababa de recordar que el doctorcito seguía estando en estado etílico.
Niko no se esperó la reacción tan desmedida a la mención del pelinegro de los Halliwell, pero en el fondo sí pensó que podía al menos sacar a Cassian de su estado tan poco cooperativo. ¿Cómo iba a saber él que tenía un desagrado especial por la familia mágica más fuerte? O al menos por Chris. Cuando el brujo quería interrumpirlo para enfocarlo, el contrario seguía hablando y hablando.
De un momento al otro todo se salió de las manos y el bendito angelito ya se estaba yendo, ¿eso no era penalizable? ¡Maldito guía blanco!
—Cassian, no te atrevas a... N-no, Cass.... ¡Ah! —dijo mientras saltó tratando de agarrar alguno de esos efluvios de luz que desaparecieron en el aire—. Gracias por nada, ¡y no regreses hasta que seas util! —dijo hablando simplemente desde el enojo. Si alguna vez les tocara enfrentar a algo realmente serio, ¿cómo podrían contar con él? Eso a Niko le aterraba.
Sin embargo cuando escuchó una voz detrás suyo, simplemente se giró y trató de hacer como si nada. Ella continuó hablando, así que prefirió no darle explicaciones y que pensara que había regañado al doctor solamente
—¿¡En serio está mejor!? ¡Gracias! ¡Richie! —dijo alto bastante animado y sorprendido de que al menos algo haya funcionado. Niko se fue hasta la habitación super rápido a por su amigo y comprobar que en serio se encontrara bien.
Luego de pasar la cortina se quedó quieto viendo hacia la cama y casi se abalanza sobre la cama, pero luego cuando estuvo a punto de tocarlo se acordó y se detuvo en seco.
—Me alegro mucho que despertaras nuestro guía blanco no sirvió para nada. Pero uno, ¿qué rayos está pasando? Y dos, ¿puedo abrazarte? —le preguntó evidentemente contento y entusiasmado por contarle todo lo que había pasado en los último... cinco minutos.
Niko no se esperó la reacción tan desmedida a la mención del pelinegro de los Halliwell, pero en el fondo sí pensó que podía al menos sacar a Cassian de su estado tan poco cooperativo. ¿Cómo iba a saber él que tenía un desagrado especial por la familia mágica más fuerte? O al menos por Chris. Cuando el brujo quería interrumpirlo para enfocarlo, el contrario seguía hablando y hablando.
De un momento al otro todo se salió de las manos y el bendito angelito ya se estaba yendo, ¿eso no era penalizable? ¡Maldito guía blanco!
—Cassian, no te atrevas a... N-no, Cass.... ¡Ah! —dijo mientras saltó tratando de agarrar alguno de esos efluvios de luz que desaparecieron en el aire—. Gracias por nada, ¡y no regreses hasta que seas util! —dijo hablando simplemente desde el enojo. Si alguna vez les tocara enfrentar a algo realmente serio, ¿cómo podrían contar con él? Eso a Niko le aterraba.
Sin embargo cuando escuchó una voz detrás suyo, simplemente se giró y trató de hacer como si nada. Ella continuó hablando, así que prefirió no darle explicaciones y que pensara que había regañado al doctor solamente
—¿¡En serio está mejor!? ¡Gracias! ¡Richie! —dijo alto bastante animado y sorprendido de que al menos algo haya funcionado. Niko se fue hasta la habitación super rápido a por su amigo y comprobar que en serio se encontrara bien.
Luego de pasar la cortina se quedó quieto viendo hacia la cama y casi se abalanza sobre la cama, pero luego cuando estuvo a punto de tocarlo se acordó y se detuvo en seco.
—Me alegro mucho que despertaras nuestro guía blanco no sirvió para nada. Pero uno, ¿qué rayos está pasando? Y dos, ¿puedo abrazarte? —le preguntó evidentemente contento y entusiasmado por contarle todo lo que había pasado en los último... cinco minutos.
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what a real magical fever10/6/2024 · 11:05 am · CCNY
Encontrarme en la enfermería al despertar me tomó por sorpresa y la sonrisa de la enfermera no fue suficientemente convincente como para relajarme. ¿Qué había pasado? Recordaba estar hablando con Clarissa, pero luego…
Nada.
Busqué mi móvil durante el segundo que permanecí solo. El único mensaje que figuraba en mi bandeja era el de la rubia, pero ya le avisaría dentro de unos minutos, por ahora solo me preocupaban otros temas… Chris era uno de ellos, pero también el qué había pasado en verdad. O, mejor dicho, qué habían dicho los médicos, pues la enfermera había sido demasiado casual para mi gusto y podía sentir como la fiebre continuaba sin bajar.
La voz de Nico me advirtió de su presencia antes de que este cruzara la cortina. Su calidez fue reconfortante ante el ambiente deprimente que siempre solían producir las habitaciones clínicas.
—¿He estado tan mal así? —pregunté por sus ganas de abrazarme—. Sigo con fiebre, pero puedes aventurarte con un abrazo —dejé.
Con respecto al tema de nuestro guía blanco… pues no me sorprendía. No demasiado.
—¿Él estuvo aquí? ¿De verdad pudo curarme? —sabía la respuesta, porque en teoría me sentía igual de mal que lo ultimo que recordaba—. Si él vino es porque… ¿tú lo has llamado? ¿Yo lo llamé? Estamos hablando de un tema mágico, ¿cierto?
Mi cabeza se había llenado de dudas.
—Lo último que recuerdo es estar hablando con Clary —empecé—, pero más allá de eso… ¿cómo llegaste tu a todo esto? ¿Cuánto tiempo llevo inconsciente?
Nada.
Busqué mi móvil durante el segundo que permanecí solo. El único mensaje que figuraba en mi bandeja era el de la rubia, pero ya le avisaría dentro de unos minutos, por ahora solo me preocupaban otros temas… Chris era uno de ellos, pero también el qué había pasado en verdad. O, mejor dicho, qué habían dicho los médicos, pues la enfermera había sido demasiado casual para mi gusto y podía sentir como la fiebre continuaba sin bajar.
La voz de Nico me advirtió de su presencia antes de que este cruzara la cortina. Su calidez fue reconfortante ante el ambiente deprimente que siempre solían producir las habitaciones clínicas.
—¿He estado tan mal así? —pregunté por sus ganas de abrazarme—. Sigo con fiebre, pero puedes aventurarte con un abrazo —dejé.
Con respecto al tema de nuestro guía blanco… pues no me sorprendía. No demasiado.
—¿Él estuvo aquí? ¿De verdad pudo curarme? —sabía la respuesta, porque en teoría me sentía igual de mal que lo ultimo que recordaba—. Si él vino es porque… ¿tú lo has llamado? ¿Yo lo llamé? Estamos hablando de un tema mágico, ¿cierto?
Mi cabeza se había llenado de dudas.
—Lo último que recuerdo es estar hablando con Clary —empecé—, pero más allá de eso… ¿cómo llegaste tu a todo esto? ¿Cuánto tiempo llevo inconsciente?
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What a real magical fever10/6/2024 · 7:15 am · CCNY
Niko se sintió bastante aliviado al escuchar la voz de su amigo, estos asuntos mágicos siempre se podían poner feos bastante rápido. Se volvió a acercar un poco con más calma, pero con una sonrisa muy sincera, entándose ahora a su lado en la cama.
Iba a abrazarlo, pero se distrajo con el tema de Cassian y su semblante se tornó más enojón al recordar cómo le había dejado hablando solo.
—Empecemos con que no supo cómo hacerlo, algo tiene que ver con que nos odia, no sé —dijo negando al respecto, si bien ese era todo el punto de los guías blancos asumía él—. Pero eso es lo otro, tampoco había nada que curar. Para la enfermera... tu temperatura está normal, solo se te bajó el azúcar —le indicó con algo de preocupación, por que sí era un tema mágico y esperaba que el mismo Ricardo supiera algo.
—Clary me fue a buscar a clases después que te trajeron aquí y le dije que me quedaría contigo. Eso fue como hace dos o tres horas —relativamente lleva dormido bastante poco, pero les había causado un susto más grande de lo que pensaba, incluído a Cassian.
Finalmente entonces sí le dio un abrazo a su amigo. Sí estaba algo caliente, pero no demasiado como para soltarlo tan bruscamente como hizo su ángel guardián.
Luego de un segundo, Niko sintió una ola de frío y calor al mismo tiempo envolviéndole el cuerpo, provocándole un pequeño espasmo.
En su cabeza se empezó a reproducir una escena en un lugar distante de la universidad y vio a un hombre con placa montándose solo a un carro luego de ver un papel con una dirección. Poco tiempo después, una especie de encapuchado claramente le siguió en una motocicleta y finalmente el brujo despertó del trance.
Por un momento Nik se quedó MUY quieto y observó a Richie, ladeando la cabeza en confusión.
—¿Conociste a algún policía inusualmente atractivo hoy? Like, really hot? —comentó intrigado—, alguien lo está siguiendo... —luego miró hacia abajo—, ¿este en serio es mi poder? No sé cómo sentirme.
Iba a abrazarlo, pero se distrajo con el tema de Cassian y su semblante se tornó más enojón al recordar cómo le había dejado hablando solo.
—Empecemos con que no supo cómo hacerlo, algo tiene que ver con que nos odia, no sé —dijo negando al respecto, si bien ese era todo el punto de los guías blancos asumía él—. Pero eso es lo otro, tampoco había nada que curar. Para la enfermera... tu temperatura está normal, solo se te bajó el azúcar —le indicó con algo de preocupación, por que sí era un tema mágico y esperaba que el mismo Ricardo supiera algo.
—Clary me fue a buscar a clases después que te trajeron aquí y le dije que me quedaría contigo. Eso fue como hace dos o tres horas —relativamente lleva dormido bastante poco, pero les había causado un susto más grande de lo que pensaba, incluído a Cassian.
Finalmente entonces sí le dio un abrazo a su amigo. Sí estaba algo caliente, pero no demasiado como para soltarlo tan bruscamente como hizo su ángel guardián.
Luego de un segundo, Niko sintió una ola de frío y calor al mismo tiempo envolviéndole el cuerpo, provocándole un pequeño espasmo.
En su cabeza se empezó a reproducir una escena en un lugar distante de la universidad y vio a un hombre con placa montándose solo a un carro luego de ver un papel con una dirección. Poco tiempo después, una especie de encapuchado claramente le siguió en una motocicleta y finalmente el brujo despertó del trance.
Por un momento Nik se quedó MUY quieto y observó a Richie, ladeando la cabeza en confusión.
—¿Conociste a algún policía inusualmente atractivo hoy? Like, really hot? —comentó intrigado—, alguien lo está siguiendo... —luego miró hacia abajo—, ¿este en serio es mi poder? No sé cómo sentirme.
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what a real magical fever10/6/2024 · 11:05 am · CCNY
¿Normal? Al final si tenía que imaginarme que mis síntomas eran… ¿mágicos? Pero Clarissa lo había sentido, ¿no? Estaba seguro de ello, confiaba en su palabra, así que la que estaba mal tenía que ser la enfermera. ¿Pero por qué no iba a ser consciente del calor que emana mi cuerpo?
—Han sido muchas horas —comenté corto, obviando el hecho de que teníamos un guía blanco bastante peculiar.
De alguna forma, era como si estuviera ahí y en otro lugar al mismo tiempo. Sonreí a Nico cuando me dio el abrazo y traté de concentrarme por los dos cuando noté como ahora era él quien se alejaba de la enfermería.
—¿Más atractivo que yo? —bromeé permitiéndomelo. Necesitábamos un alivio cómico—. Oye, pero poder es poder, ¿no? Suena a algo interesante, como el principal de la tía de Chris.
Y aquello golpeó de cierta forma mi ego. Volví a ver mi teléfono y nada, continuaba sin un solo mensaje de parte del famoso Halliwell. Me obligué a pasar la página.
—¿Qué me decías sobre el policía? —continué, empezando a ponerme de pie.
Odiaba sentirme débil, por algo le dedicaba tanto a mi cuerpo desde pequeño. Y hablando de eso, me costaba creer que mi situación se debiera a una “baja de azúcar”, como si no supieran la dieta que tenia que cargar con mis entrenamientos.
—Han sido muchas horas —comenté corto, obviando el hecho de que teníamos un guía blanco bastante peculiar.
De alguna forma, era como si estuviera ahí y en otro lugar al mismo tiempo. Sonreí a Nico cuando me dio el abrazo y traté de concentrarme por los dos cuando noté como ahora era él quien se alejaba de la enfermería.
—¿Más atractivo que yo? —bromeé permitiéndomelo. Necesitábamos un alivio cómico—. Oye, pero poder es poder, ¿no? Suena a algo interesante, como el principal de la tía de Chris.
Y aquello golpeó de cierta forma mi ego. Volví a ver mi teléfono y nada, continuaba sin un solo mensaje de parte del famoso Halliwell. Me obligué a pasar la página.
—¿Qué me decías sobre el policía? —continué, empezando a ponerme de pie.
Odiaba sentirme débil, por algo le dedicaba tanto a mi cuerpo desde pequeño. Y hablando de eso, me costaba creer que mi situación se debiera a una “baja de azúcar”, como si no supieran la dieta que tenia que cargar con mis entrenamientos.
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What a real magical fever10/6/2024 · 7:15 am · CCNY
—No molestes —dijo riendo—, pero sí, un poco más —le sacó la lengua y le hizo un toque con el hombro mientras reía, por lo menos ahora se encontraban ambos más animados.
Al poder que se refería Richie era la precognición de Phoebe Halliwell, pero por lo que empezaba a notar eran asuntos que ocurrían en el mismo presente. ¿Aunque quizás podría desarrollarlo de alguna forma? Era todo extraño.
—Aparentemente puedo ver cosas que no estoy viendo, o que suceden en otro lado ahora mismo, no lo sé —dijo, tratando de explicarle pero todo esto sería más extraño si tuvieran algún tipo de Libro de las Sombras al menos—, supongo que sucede cuando toco algo que está cargadas de magia o no sé —se encogió de hombros, volviendo a sentarse en la cama y hasta acostarse viendo al techo.
El techo le recordaba al guía blanco. Estúpido Cassian... En fin.
—El policia guapo tenía un papel que decía "Catacumbas de Greenwood" y salió rápido de la estación. Luego un encapuchado comenzó a seguirlo en una moto —comentó, pues era lo único que recordaba. Aunque había tenido esa visión, no había escuchado o sentido nada, era como reproducir un video sin audio ni contexto—. No creo que los entes del mal ahora anden en dos ruedas —pero esa era su propia apreciación, tampoco le gustaba la idea de enfrentar a nadie.
—¿Eso cuenta como estar en peligro? Si ya lo vi, ¿debemos ayudar? Eso harían las Embrujadas —preguntó, ahora volviendo a mirar a Richie. Todavía no habían abordado bien el tema de usar sus poderes para el bien, según las Halliwell esto que tenían ellos seguiría creciendo, pero aún no estaban completos sin el tercer elegido.
Al poder que se refería Richie era la precognición de Phoebe Halliwell, pero por lo que empezaba a notar eran asuntos que ocurrían en el mismo presente. ¿Aunque quizás podría desarrollarlo de alguna forma? Era todo extraño.
—Aparentemente puedo ver cosas que no estoy viendo, o que suceden en otro lado ahora mismo, no lo sé —dijo, tratando de explicarle pero todo esto sería más extraño si tuvieran algún tipo de Libro de las Sombras al menos—, supongo que sucede cuando toco algo que está cargadas de magia o no sé —se encogió de hombros, volviendo a sentarse en la cama y hasta acostarse viendo al techo.
El techo le recordaba al guía blanco. Estúpido Cassian... En fin.
—El policia guapo tenía un papel que decía "Catacumbas de Greenwood" y salió rápido de la estación. Luego un encapuchado comenzó a seguirlo en una moto —comentó, pues era lo único que recordaba. Aunque había tenido esa visión, no había escuchado o sentido nada, era como reproducir un video sin audio ni contexto—. No creo que los entes del mal ahora anden en dos ruedas —pero esa era su propia apreciación, tampoco le gustaba la idea de enfrentar a nadie.
—¿Eso cuenta como estar en peligro? Si ya lo vi, ¿debemos ayudar? Eso harían las Embrujadas —preguntó, ahora volviendo a mirar a Richie. Todavía no habían abordado bien el tema de usar sus poderes para el bien, según las Halliwell esto que tenían ellos seguiría creciendo, pero aún no estaban completos sin el tercer elegido.
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what a real magical fever10/6/2024 · 11:05 am · CCNY
Escuché con atención y mientras Nico terminaba de explicarme la cuestión sobre nuestras nuevas responsabilidades asumiendo el antiguo rol de las embrujadas, saqué una pequeña tarjeta del bolsillo de mi pantalón que esperaba pudiera ayudarnos.
—Sé que has dicho que lo has visto en las Catacumbas, pero si lo de recibir señales por medio de objetos cargados es real, creo que más que usarme a mí, quizás debas ver si al tocar esto se activa algo otra vez.
Tal vez estaba siendo egoísta, pero siendo honestos, no dije aquello con el fin de buscar pistas para el caso, sino más bien con el propósito de ir evaluando nuestras posibilidades con nuestros poderes. Aún me sentía como si me encontrara abrazando un lienzo en blanco y tuviera que entregar una obra maestra para el día de mañana. No estábamos poniéndonos en los zapatos de cualquiera. Era un tanto imposible para nosotros agarrarle el ritmo a ese trabajo que llevaba años funcionándole a las embrujadas, pero si las hipótesis nos ayudaban a salir de dudas, lo mejor era exprimirlas lo más que pudiéramos.
Si había una oportunidad para crecer y entender todo esto, había que tomarla sin titubear.
—No contamos con un guía blanco que nos lleve y nos traiga —tosí, intentando llamarlo, pero por alguna razón sentí como si tuviese mi línea con él cortada. Decidí asumir que se debía a su enfado.
Aún no me encontraba completamente al cien por ciento, a pesar de que no me había pasado “nada”, pero le daría el tiempo a Nico para hacer lo que tuviera que hacer y luego iríamos a ese lugar…
—Greenwood has dicho, ¿no? —pensé en voz alta—. Quizás hasta Clary pueda llevarnos. Aún debe estar en la universidad. Si tuviera que apostar, en alguna biblioteca para sentirse la más lista y comprometida que existe —reí un poco.
—Sé que has dicho que lo has visto en las Catacumbas, pero si lo de recibir señales por medio de objetos cargados es real, creo que más que usarme a mí, quizás debas ver si al tocar esto se activa algo otra vez.
Tal vez estaba siendo egoísta, pero siendo honestos, no dije aquello con el fin de buscar pistas para el caso, sino más bien con el propósito de ir evaluando nuestras posibilidades con nuestros poderes. Aún me sentía como si me encontrara abrazando un lienzo en blanco y tuviera que entregar una obra maestra para el día de mañana. No estábamos poniéndonos en los zapatos de cualquiera. Era un tanto imposible para nosotros agarrarle el ritmo a ese trabajo que llevaba años funcionándole a las embrujadas, pero si las hipótesis nos ayudaban a salir de dudas, lo mejor era exprimirlas lo más que pudiéramos.
Si había una oportunidad para crecer y entender todo esto, había que tomarla sin titubear.
—No contamos con un guía blanco que nos lleve y nos traiga —tosí, intentando llamarlo, pero por alguna razón sentí como si tuviese mi línea con él cortada. Decidí asumir que se debía a su enfado.
Aún no me encontraba completamente al cien por ciento, a pesar de que no me había pasado “nada”, pero le daría el tiempo a Nico para hacer lo que tuviera que hacer y luego iríamos a ese lugar…
—Greenwood has dicho, ¿no? —pensé en voz alta—. Quizás hasta Clary pueda llevarnos. Aún debe estar en la universidad. Si tuviera que apostar, en alguna biblioteca para sentirse la más lista y comprometida que existe —reí un poco.
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What a real magical fever10/6/2024 · 12:00 pm · Greenwood Cemetery
Cuando Nico llegara a tocar la tarjeta del detective, se estaba esperando ver algún detalle más sobre lo que acababa de ver. Sin embargo tendría una visual del agente dentro del carro y escucharía la conversación que recién estaba teniendo por el celular con su compañero:
—Estoy siguiendo una pista que encontré entre las denuncias. Parece que uno de los celadores del Cementerio de Greenwood ha estado viendo a alguien merodear las catacumbas, pero no le han logrado agarrar —luego esperó un momento—, yo me adelanto que ya estoy en camino. Sí, sí, lo sé, es una corazonada, pero está tan cerca de las víctimas como para ser una coincidencia —sus palabras transmitir tal nivel de certeza que a Turner no le dio más que darle la razón.
El gris de los edificios en poco tiempo se transformó en verde cuando el terreno de uno de los cementerios más grandes y viejos de la ciudad quedó a la vista del pelinegro. Él había crecido en Brooklyn, pero Greenwood Heights era una zona de ricos y aquí ellos enterraban a sus muertos. Por la misma razón le había llamado la atención las denuncias que nadie había relacionado con los recientes casos de asesinatos vinculados al ocultismo.
Le costó un poco dar con la entrada exacta (el cementerio era enorme), pero eventualmente Derek entró a las premisas del cementerio y luego de recorrer un par de minutos se estacionó en las premisas de una pequeña laguna dentro del cementerio, donde justo al frente se alzaba una entrada modesta hacia las catacumbas. Ahí había un hombre algo mayor, quién le recibió con un manojo de llaves.
—Buenas días o más bien buenas tardes, soy el agente Navarro. Me contacté con ustedes por teléfono —le dijo al señor estrechando su mano. Se esperó que le atendería alguien más de la administración, pero lo prefirió así que trabajara directamente con las tumbas.
—Sí, soy el celador. m nombre es Gustavo. Me dijeron que vendría —le dijo en respuesta con sencillez, haciéndole una seña para que se acercara mientras habría las puertas de metal. Derek se acercó
—Sr. Gustavo, un gusto. ¿Dicen que han tenido a alguien rondando por las noches? ¿Se han llevado algo o solo están asustando? La entrada se ve bien —le preguntó, mientras trataba de prestar atención al lugar. Por lo menos por fuera no se veía muy especial, quizás no había nada por acá.
—No sabría decirle bien, no sé cómo entraron, pero por aquí siempre hay su par de chiquillos que quieren estar molestando. No saben que a los muertos hay que dejarlos descansar —dijo, dejando pasar al detective primero y luego le siguió.
Como aún era de día, ninguno vio la necesidad de tener mayor precaución. Vio entonces un gran pasillo con varias puertas.
—Acá hay como unas 30 bóvedas acá abajo, puede echarle un vistazo cuanto quiera, solo avíseme cuando se vaya para cerrar. Voy a estar en la caseta por la entrada —le indicó, para luego despedirse amablemente del detective.
Ahí dentro había cierto ambiente muy pacífico, pero también bastante tétrico. La familia materna de Derek y en especial su abuela era muy creyentes religiosos y también de ciertos artilugios relacionados a la brujería latina y afrocaribeña. Aunque a esta edad no creía particularmente en nada de eso, eso no le impedía siempre llevar su collar de crucifijo de plata al cuello. Tantos casos relacionados a la "brujería" le hacían pensar mucho en ello.
—Definitivamente tengo que llegar al fondo de esto o voy a volverme loco, pero algo me dice que estoy perdiendo el tiempo... —dijo para sí, mientas caminaba entre las bóvedas. Era un pasillo largo y a pesar de los tragaluces, la oscuridad se asomaba entre las esquinas...
—Estoy siguiendo una pista que encontré entre las denuncias. Parece que uno de los celadores del Cementerio de Greenwood ha estado viendo a alguien merodear las catacumbas, pero no le han logrado agarrar —luego esperó un momento—, yo me adelanto que ya estoy en camino. Sí, sí, lo sé, es una corazonada, pero está tan cerca de las víctimas como para ser una coincidencia —sus palabras transmitir tal nivel de certeza que a Turner no le dio más que darle la razón.
El gris de los edificios en poco tiempo se transformó en verde cuando el terreno de uno de los cementerios más grandes y viejos de la ciudad quedó a la vista del pelinegro. Él había crecido en Brooklyn, pero Greenwood Heights era una zona de ricos y aquí ellos enterraban a sus muertos. Por la misma razón le había llamado la atención las denuncias que nadie había relacionado con los recientes casos de asesinatos vinculados al ocultismo.
Le costó un poco dar con la entrada exacta (el cementerio era enorme), pero eventualmente Derek entró a las premisas del cementerio y luego de recorrer un par de minutos se estacionó en las premisas de una pequeña laguna dentro del cementerio, donde justo al frente se alzaba una entrada modesta hacia las catacumbas. Ahí había un hombre algo mayor, quién le recibió con un manojo de llaves.
—Buenas días o más bien buenas tardes, soy el agente Navarro. Me contacté con ustedes por teléfono —le dijo al señor estrechando su mano. Se esperó que le atendería alguien más de la administración, pero lo prefirió así que trabajara directamente con las tumbas.
—Sí, soy el celador. m nombre es Gustavo. Me dijeron que vendría —le dijo en respuesta con sencillez, haciéndole una seña para que se acercara mientras habría las puertas de metal. Derek se acercó
—Sr. Gustavo, un gusto. ¿Dicen que han tenido a alguien rondando por las noches? ¿Se han llevado algo o solo están asustando? La entrada se ve bien —le preguntó, mientras trataba de prestar atención al lugar. Por lo menos por fuera no se veía muy especial, quizás no había nada por acá.
—No sabría decirle bien, no sé cómo entraron, pero por aquí siempre hay su par de chiquillos que quieren estar molestando. No saben que a los muertos hay que dejarlos descansar —dijo, dejando pasar al detective primero y luego le siguió.
Como aún era de día, ninguno vio la necesidad de tener mayor precaución. Vio entonces un gran pasillo con varias puertas.
—Acá hay como unas 30 bóvedas acá abajo, puede echarle un vistazo cuanto quiera, solo avíseme cuando se vaya para cerrar. Voy a estar en la caseta por la entrada —le indicó, para luego despedirse amablemente del detective.
Ahí dentro había cierto ambiente muy pacífico, pero también bastante tétrico. La familia materna de Derek y en especial su abuela era muy creyentes religiosos y también de ciertos artilugios relacionados a la brujería latina y afrocaribeña. Aunque a esta edad no creía particularmente en nada de eso, eso no le impedía siempre llevar su collar de crucifijo de plata al cuello. Tantos casos relacionados a la "brujería" le hacían pensar mucho en ello.
—Definitivamente tengo que llegar al fondo de esto o voy a volverme loco, pero algo me dice que estoy perdiendo el tiempo... —dijo para sí, mientas caminaba entre las bóvedas. Era un pasillo largo y a pesar de los tragaluces, la oscuridad se asomaba entre las esquinas...
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