Declan suspiró un poco aliviado cuando Wang estuvo recostado por fin en la cama. También se habían llevado el hielo para que Wang pudiera colocárselo en el costado otra vez. Declan no se esperaba escuchar de Wang una disculpa.

Soltó un respingo cuando escuchó aquello, mientras negaba automáticamente con la cabeza. ¡Esto no era culpa de Wang! Si había que buscar culpables, Declan era el primero en la lista, por arrastrarlo a estaba investigación que todavía no le llevaba a ningún lado. O, si lo pensaba con más detenimiento, esto era culpa de Lucius Cobbert, porque sabía que hacerle daño a Wang era la forma perfecta de llegar a él.

Declan odiaba haber puesto a Wang en esta posición. Llevárselo a vivir consigo no había servido de nada, Cobbert tenía ojos y oídos por toda la ciudad.

Se sentó con mucho cuidado al borde de la cama, para no molestar a Wang.

—Por favor, no quiero que vuelvas a disculparte. Eres un civil, por más cuidado que hubieras tenido, estabas en desventaja. Lucius Cobbert tiene demasiados secuaces y no se detiene ante nadie para conseguir lo que quiere —comentó Declan de mala gana, mientras ayudaba a Wang a sostener la compresa de hielo en el costado, para que fuera más cómodo para él y no tuviera que estar estirando demasiado los brazos. Rozó con cuidado los dedos de Declan, fue un simple roce, pues no se atrevió a más. Estaba demasiado avergonzado como para tratar de consolarlo con una simple caricia. No era suficiente, nada de esto era suficiente—: En todo caso, quien tiene que pedirte perdón por todo esto, soy yo.

Declan hizo un esfuerzo por mostrarse sereno, pero era bastante difícil. Estaba demasiado alterado. Había revivido demasiados monstruos luego de esto, la misma angustia cuando le dijeron que Anne y Sophie habían sufrido un accidente.

Si le hubiera pasado algo a Wang, nunca se lo perdonaría.

Declan estaba echándose la culpa. Justo lo que Wang habría querido evitarle. Extendió la mano para tomarlo del brazo y moverlo suavemente.

—Hey —dijo con suavidad. No podía decir que le tomara por sorpresa la reacción de Declan. —Eso es lo que querían golpéandome, hacerte sentir mal. Pero los dos sabíamos en lo que nos estábamos metiendo..

Tal vez él no había creído que fuera tan real que eventualmente podrían atacarlo. Y tal vez era cierto que Declan podría haber tenido un poco más claros los riesgos. Pero Wang no había ido a ciegas a su trato.

Lo que sí lo alegraba realmente, era volver a verlo. Por un momento había temido que lo matarían y Declan nunca se lo perdonaría. Tiró de él, para que lo volviera a ver.

—Ya estoy aquí contigo y todo va a estar bien —dijo, y le dedicó una sonrisa que se obligó a aguantar a pesar del dolor que sentía en el costado. —Nunca fui tan feliz como cuando apareciste ahí por mí..

También había pensado que lo dejarían ahí solo y pasarían días antes de que alguien lo encontrara. Wang no era que se diera fácilmente a los pensamientos catastróficos, pero había descubierto que en un momento así no era fácil pensar claramente.

Frunció el ceño. No debería hablar más o iba a acabar diciendo alguna tontería, como lo mucho que le gustaba Declan o lo feliz que lo hacía verlo. Había pensado decirle que le pusiera algo para el dolor, pero ahora tal vez mejor pensárselo. Podría decir algo inapropiado.

Declan quiso explicarle a Wang que no era lo mismo que él supiera las consecuencias como policía a que Wang tuviera que vivir ahora todo el tiempo mirando por encima de su hombro. No lo era, pero en este momento no pensaba discutir con él. Sería inútil y ahora lo importante era que Wang descansara y se encontrara bien. Al menos parecía que no iba a ir al hospital, Declan no sabía cómo iba a irse a trabajar a la comisaría dejándolo solo, pero algo podría arreglar. En su apartamento tenía cámaras de seguridad y alarmas que le avisarían si algo iba mal, aunque después de lo sucedido se le quedaba la sensación de que no era suficiente.

Nada era suficietne si significaba que Wang estuviera a salvo. Declan conocía muy bien esa sensación, había sucedido exactamente igual en el momento en que colocó el anillo de compromiso en la mano de su esposa. Él estaba dispuesto a entrar en la línea de fuego, era parte del trabajo, pero con Wang, todo cambiaba.

—No sabes lo angustiado que estuve mientras no aparecías, Wang —Declan suspiró hondo, controlándose lo mejor que pudo. No tenía caso explicar lo angustiado que se había sentido, era algo que no podía poner con palabras, aunque tal vez sí que debería hablar con Adam al respecto.

Su amigo, como siempre, solía tener la razón. Se estaba tomando el asunto de Wang mucho más personal de lo que pensó en un inicio. Adam se lo había dicho, que llevarlo a su casa no era buena idea. Debió hacerle caso, porque ahora Declan estaba traspasando una línea delgada que ni siquiera se había dado cuenta de que estaba allí.

—Wang, escucha, yo… —Declan se contuvo, otra vez, pues no estaba seguro de qué debería decir. Si lo hubiera perdido a él también, ni siquiera todo el amor de su madre, el apoyo de su suegra y la incondicionalidad de Adam habrían conseguido tranquilizarlo. Declan hubiera estado al borde de la locura. Conocía esa sensación, pero no estaba seguro si estaba bien—: Descansa, ¿si? Me quedaré cuidándote esta noche y mañana por la mañana, te dejaré el almuerzo y luego me iré a trabajar, después de cerciorarme de que estás bien.

Declan lo miró, esperando que se diera cuenta de que no iba a mediar, ya había tomado su decisión.