Hoy era un nuevo año, día y momento, lo que era parte del pasado no volvería puesto que dejo justamente ahí esa pequeña aventura que tuviera con una de sus alumnas, no podía decir que no lo disfruto en su momento, aprovechar esa inocencia para satisfacer sus deseos mundanos, carnales y la sensación de que era justamente prohibido.

Nunca le menciono que tenía una pareja, era por demás que nunca habría algo formal entre ellos dos, pues era solo una niña que carecía de la experiencia al contrario de una mujer más madura, física y mentalmente, solo era algo para un rato, para pasarla bien o cuando se encontraba aburrido en su misma rutina.

El tiempo que pasara eran ya años, posiblemente era que la chica incluso por la humillación se marchase lejos, no es que le importase verla de nuevo, no tras el drama recibido sobre si no la amaba antes de confesarle que no.

Como caído del cielo, la oferta por dar clases llego por correo una mañana, y no de cualquier lado, sino de una prestigiosa universidad que le daría no solo paso a un mejor nivel de ingresos, sino que se preciaba de tener una buena reputación en cuanto a la educación impartida. El haber tenido algo de experiencia dando algunas clases particulares había funcionado, aunque en casa no era que precisamente todo fuera de perlas, pues la relación con su pareja se veía afectada por las horas de trabajo de cada uno, esperaba que ahora pudieran congeniar un poco más.

-Buenos días clase, están aquí porque tienen que cursar la materia si planean graduarse. –Fue casi de las primeras cosas que menciono al ingresar a clase, mirándolos uno a uno hasta…verla a ella, debía ser una broma, no era posible que estuvieran frente a frente tras tanto tiempo, por lo que continuo la introducción evitando generar dudas.

Estaba emocionada. Ya estaba en proceso de su investigación final de la carrera, sobre las propiedades físicas de las supernovas, pero le faltaba cursar la materia de matemática avanzada. Sobre todo porque era la última que le terminaría de dar forma a su tesis.

Como era en otra Facultad, aún perteneciendo a la misma Universidad, no conocía ni el edificio ni a los profesores, pero le habían dicho que era una asignatura que no debía perderse por nada del mundo si quería hacer la tesis de las supernovas, así que sin pensarlo mucho y sin averiguar mucho más, Agatha se inscribió.

Llegó con su bolso en un hombro y muchas ganas de empezar. Estaba emocionada por ser la última asignatura antes de egresar, y además estaba dispuesta a aprender y sacarle el mayor jugo posible, así que teniendo en cuenta que el aula era en bajada, se sentó para quedar un poco más arriba pero frente al profesor. Se había dado cuenta que era el lugar perfecto para mirar bien y escuchar bien.

Estaba con la cabeza en su cuadernillo, anotando el nombre de la materia y las fechas, hasta que escuchó la voz de su profesor... Aún después de tanto tiempo, podía reconocerlo hasta con los ojos cerrados.

Levantó la mirada y sus ojos se cruzaron con los suyos. Él también la había visto y la reconoció, Agatha estaba segura. Abrió levemente la boca, sintiendo que la habían golpeado en la cara. Sabía que era profesor, que impartía clases, pero jamás creyó que iba a estar ahí, justo en la misma clase que ella. Miró hacia abajo y se colocó un mechón de pelo tras la oreja, sin saber bien qué hacer. ¿Cómo iba a concentrarse ahora? ¿Qué iba a decirle?

Cuando partió caminos con aquella pequeña, lejos estuvo de lograr imaginar que el tiempo la traería de vuelta a su órbita, incluso pensando como muchos otros, que tan solo había optado por irse del continente, pues escuelas donde cursar había por todos lados.

En su carrera lo que le mantuvo fue el trabajo constante, y tratar de sobrellevar cada vez más las demandas de su pareja, quien por suerte no se enteró de nada de lo que hiciera a sus espaldas, si bien le tenía algo de afecto, no podría decir o afirmar que era un amor profundo y verdadero como para perder la cabeza o sentir realmente culpa por tener algo a escondidas con una alumna menor por varios años.

La lista se le dio temprano, es por eso que realmente no tuvo tiempo siquiera de leerla, esto por el dado caso que algún alumno de última hora, hubiera optado por dejar la materia, teniendo casi un día antes aún la opción, algo que para su parecer era un poco informal, dejarlo un día, mínimo una semana y sabría con quienes trabajaría, le habrían ahorrado el leve shock de ver a su pequeña amante ahí entre los demás.

Pudo ver que posiblemente preguntaría o diría algo, sin embargo, no era un momento de irse por la familiaridad. Así que tomo la decisión por ambos de continuar pretendiendo que nada pasaba. Era por eso que comenzó a pasar la lista de los alumnos en un corto afán de mantener la distracción atrás, y pasado eso, comenzó a dictarles los objetivos que tenía pensado que cada uno de ellos tuvieran en mente para poder pasar la clase, a decir verdad, es que no le molestaría tener que suspender a unos cuantos o verlos sufriendo, era poco tolerante a la gente que veía que no se tomaba en serio la educación.

Finalmente es que dio paso a aquella clase, de tanto en tanto mirándolos, de pronto solo a ella, como si percibiera que su atención se dispersaba.

Por haber ido de “prestada” a aquella universidad y que la asignatura era para graduarse, cuando se inscribió la inscribieron y listo, sólo le dijeron en qué campus y en qué horarios. Ni siquiera le avisaron el nombre del profesor. Si hubiera sabido que era él, probablemente hubiera intentado elegir otra clase, aún sabiendo que como era muy especializada, no iba a haber otras -y por esa razón también la inscribieron sin preguntarle o decirle demasiadas cosas-.

¿Podía elegir otra asignatura? Podía desearlo y pedir por favor cambiarla, sí. Pero eso implicaría dejar atrás su idea de la tesis de la supernova y era algo que no quería dejar por nada del mundo porque era lo que había querido estudiar e investigar desde que empezó con la carrera. No quería decepcionar a nadie, ni a sus padres pero mucho menos a sí misma. Además sabía que con una gran tesis de supernovas podría llegar a estudiar el doctorado en astrofísica, era lo que le abriría las puertas. Debería dejar todos sus sueños por él.

Como casi estuvo a punto de hacerlo antes.

Intentó concentrarse, anotar los lineamientos que les estaba diciendo de la asignatura, pero le constaba concentrarse con la voz tan profunda que le entraba hasta por la misma piel. De nuevo. Era increíble que habían pasado los años y todavía seguía teniendo ese efecto en ella. Esperaba que se le pasara lo antes posible porque realmente no sabía cómo iba a pasar la asignatura si le seguía sucediendo eso.

Menos al sentir la mirada de él de vez en cuando, como si mirara directamente dentro suyo. Un par de veces levantó la vista para intentar seguir lo que estaba en el pizarrón pero eran las veces que sus ojos se cruzaban con los suyos y volvía a perderse. Se relamió los labios porque los tenía secos y llevó la punta de la lapicera a su boca para mordisquearla para sacarse un poco la tensión. ¿Se dirían algo? ¿Él le diría algo? ¿Ella saldría corriendo cuando terminara la clase? ¿O lo haría él, como -según ella- había hecho años atrás cuando la dejó? No sabía y le causaba entre ansiedad y emociones diferentes dentro suyo.