El mundo cambiaba y giraba cada día, pero pocas veces era para mejor, en los últimos tiempos la delincuencia había subido, especialmente en los núcleos urbanos. Londres no era menos, aunque siempre se la había conocido por aquello, incluso grandes obras de ficción le dedicaban su tiempo al peligro de sus calles, a las bandas y la criminalidad.
Todo ello hacía que las salas de urgencias de los hospitales fueran generalmente un caos, especialmente aquellos que se encontraban en las zonas menos favorecidas por el crecimiento económico.

En uno de ellos, conocido popularmente como el "Second Star" es donde trabaja Wendy. Aún está de prácticas, pero pone todo el empeño en ayudar a tantas personas como puede cada día que pasa. Sus pacientes la adoran por lo detallista que es, siempre acordándose de cualquier detalle que les cuenten, preguntando por la familia o consiguiendo gelatina extra para el postre.
Su vida está a punto de cambiar, aunque no lo sepa, cuando un niño llega a urgencias acompañado de quien dice ser su hermano mayor.

Peter Pan Huérfano — KJ Apa — Red
	Wendy Darling Enfermera — Danielle Panabaker — Timelady

Inspired — Otros — Peter Pan — 1x1.

La enorme cruz roja lo guió durante la apresurada carrera. El niño cargado a su espalda respiraba con dificultad contra su oído, pareció intentar decirle algo, pero Peter fue incapaz de entenderlo. No le pidió que lo repitiera, no quería hacerlo esforzarse, por lo que apretó los dientes y apresuró la carrera aunque ya sentía el corazón a latiendo a toda velocidad contra su pecho.

El hospital apareció ante ellos, la entrada iluminada y vacía. Peter traspasó las puertas automáticas por un pequeño hueco, sin poderse esperar a que se abrieran del todo. La mujer tras el mostrador de recepción se puso en pie, pero el chico no le dio tiempo a decir nada

— ¡Necesita ayuda! —gritó, mucho más alto de lo estrictamente bien visto en un hospital.— ¡No puede respirar, se está ahogando! —la mujer tras el mostrador no se movió. Peter sabía lo que veía, la ropa vieja y desgastada, las costuras deshilachadas, el cabello alborotado, la completa falta de un acompañante adulto. Generalmente aquella clase de gente lo cabreaba y se ganaba algún comentario mordaz por su parte. Pero en aquel momento no había tiempo para ello.

— ¿Es que no lo ve? ¡Se va a morir! —se movió para que pudiera ver mejor al niño en su espalda y eso pareció hacerla reaccionar. Levantó el teléfono a su lado y llamó por ayuda, no obstante cierta mirada de desconfianza siguió allí.

Peter — Hospital — Noche

Había sido una guardia intensiva, porque había cambiado turnos con una compañera de prácticas, que necesitaba tener libre un día muy especial y aunque en principio todo debería estar bien con los horarios, un desajuste de última hora la había hecho pasar en el hospital las últimas... sí, puede que llevara todo un día en el hospital y sin dormir más que una pequeña siesta en la sala de enfermeras y a base de café.

Cuando pasaba por el pasillo de camino a su taquilla para poder irse a casa y dormir como era debido se tuvo que parar para dejar pasar al equipo de urgencias que iban a atender a un chico que había llegado a la puerta. Vio que no iba solo y que nadie daba indicaciones al joven que le acompañaba, así que ella misma tuvo que apresurarse e interponerse en su camino.- No puedes entrar ahí, te avisarán cuando puedas verle. -Informó, creyendo que entendería la situación y sin darse cuenta de que el guardia de seguridad se acercaba por si había problemas.- Aquí están los mejores profesionales, va a estar bien, te lo prometo. -Quiso tranquilizare, aunque ya le habían advertido que no debería ir regalando esas promesas.

- Ven por aquí, vas a tener que rellenar unos papeles para ayudar. -Puso la mano suavemente en su brazo e indicó el camino hasta el mostrador. Sí se dio cuenta de la mirada de Dolores, que la recriminaba un poco, aunque no supo entender si era por estar ahí todavía a pesar de que ya debería haberse ido a casa, o por estar ayudando a un chico con aquella apariencia. Wendy simplemente intuyó que era lo primero, dado que a lo segundo no le había dado la más mínima importancia de momento.

Cuando se apartó del mostrador se dio cuenta, aunque lo único que le preocupó era que pudiera rellenar el formulario, que estaba lleno de tecnicismos que no cualquiera entendería.- Disculpa de nuevo. -Dijo al volver a acercarse.- No es que quiera asumir cosas, pero ¿necesitas ayuda para rellenarlo? -Tenía que preguntarlo, había algo superior a ella que la empujaba a ayudar siempre.- Sé que es difícil de entender, pero cuanto más detalladas sean las respuestas mejor podrán ayudar a tu... ¿hermano? -Dudó, porque tampoco sabía la relación que les unía.- Soy Wendy, por cierto.

Wendy — Hospital — Noche

En cuanto los médicos se acercaron a prisa con una camilla y una bombona de oxigeno le quitaron a Curly. El niño, con la mirada velada y expresión aterrorizada se aferró a la manga de su chaqueta, pero el doctor le obligó a soltarse. Por inercia Peter se adelantó hacia el niño intentando agarrarlo de nuevo, pero los doctores insistían en que debía dejarlo. ¿Cómo iba a hacerlo? Peter había prometido no dejarlo solo.

Decidido, intentó seguirlos por el corredor, pero alguien le bloqueó el camino y Curly y los médicos desaparecieron tras las puertas dobles al final del corredor. Enfadado su vista se fijó en aquel, aquella en ese caso, que se había interpuesto en su camino. La muchacha, una enfermera, parecía de su misma edad, pero la rodeaba una especie de madurez que lo dejó sin palabras.

Guiado por la chica, Peter volvió junto al mostrador. Una serie de papeles le fueron puestos delante, así como un bolígrafo atado con un cordel a la mesa. Peter miró los papeles, llenos de líneas de texto y espacios en blanco y agarró el bolígrafo con aspecto tenso. Pero no empezó a escribir, si no que se quedó mirando los papeles en silencio.

— Es muy pequeño, ¿seguro que estará bien? —preguntó a media voz. Una de las mujeres tras el mostrador le lanzó una mirada de reojo, pero entendió que la pregunta no iba para ella.— Se ha puesto enfermo alguna que otra vez ya, pero nunca ha sido tan fuerte yo… no sabía qué hacer. Debería estar con él, estará asustado… —Curly era el más pequeño de todos, también el que siempre se metía en más problemas.

— Diles que necesita estar conmigo. —apremió a la joven enfermera, todavía con el boli en la mano, tirando tanto de él que la cuerda estaba tensada al máximo.

Peter — Hospital — Noche

Aquel chico parecía estar sumido por la preocupación por el más pequeño. Aquello a Wendy la hizo conmoverse aún más que antes. Escuchó la pregunta y asintió suavemente.- Sí, estará bien, estoy convencida. -Aseguró nuevamente, queriendo reafirmarle en el pensamiento de que todo iría bien.
Escuchó, además, que no era la primera vez que le pasaba algo así.- Tranquilo, has hecho bien en traerlo. Aquí le ayudarán para que no vuelva a pasarle, en la medida de lo posible. -Apenas lo había visto, así que no sabía lo que le ocurría al otro chico, pero seguro que iban a poder ayudarle. O eso quería creer.- Ahora mismo le estarán haciendo pruebas, podrás ir con él cuando terminen. -No quería decir que el chico no se asustaría, seguramente era una experiencia bastante mala para alguien tan joven.

Miró los papeles buscando la línea que necesitaba.- Aquí. -Señaló.- Escribe aquí tu nombre, como su acompañante o familiar y vendrán a avisarte en cuanto puedas pasar. -Puede que fuera el hermano mayor del chico, pero igualmente iban a necesitar un padre o tutor que se hiciera cargo de todo aquello.- Cuanto mejor rellenes todo esto, mejor le podrán ayudar. -Le contó, esperando que así entendiera la importancia del formulario, era un procedimiento bastante frío en su opinión, pero con los tiempos con los que trabajaban, era el más completo.- También deberías ponernos alguna forma para contactar con vuestros padres. -Insinuó, buscando con la mirada el apartado de contactos de emergencia.

Wendy — Hospital — Noche

Peter contempló el formulario, sus ojos fijos en la línea señalada por la joven enfermera, su mente corriendo a toda prisa para inventar una mentira creíble. Generalmente se le daba mucho mejor inventarse excusas para situaciones como aquella, donde no podía presentar a unos tutores legales porque, simple y llanamente, no los había.

Volvió a mirar a la chica, la placa en su uniforme rezaba su inicial y apellido: W. Darling. Era bastante joven, tal vez en torno a su edad, lo que podría usar en su beneficio porque probablemente no tuviera aquel molesto sentimiento paternalista del que pecaban muchos adultos.

— No, no puedo llamar a nuestros padres. —se apresuró a farfullar al mismo tiempo que garabateaba su nombre y un apellido cualquiera en la hoja y hacía lo mismo con el nombre de Curly.— Ellos no están en el país. Se han marchado de viaje… de novios. —completó, entregándole el formulario con el mínimo de datos complementados, todos inventados.

— ¿Tardaran mucho con esas pruebas? —preguntó entonces, antes de que ella pudiera decir nada más. Quería saber realmente si tardaría mucho, cierto, pero también estaba buscando desviar la atención.

Peter — Hospital — Noche

La chica se extrañó un poco por aquello de que no pudieran llamar a sus padres, casi tanto como de escuchar que se habían ido de viaje y les habían dejado.- ¿Y no hay ningún adulto responsable a cargo de vosotros? -El chico parecía tener su edad más o menos, pero la verdad es que no era una situación que nadie debiera enfrentar tan joven. Ser responsable de algo así era un palo bastante fuerte, la verdad.

Igualmente era algo de lo que podrían preocuparse más adelante, pues era natural que la urgencia del chico estuviera en el niño que estaba dentro. Como hizo notar cuando preguntó si tardarían mucho.- Le estabilizarán y harán lo necesario para averiguar qué le pasa. Posiblemente tenga que quedarse. -No lo había visto de forma directa como para saber lo que había ocurrido, pero se imaginaba que sería algo grave.- Puedo entrar y ver cómo va. -Se ofreció.- Rellena todo lo que puedas mientras, ¿vale? Ayudará mucho en el diagnóstico. -Le dedicó una sonrisa conciliadora.- Ah, toma este boli, puedes sentarte en una de las sillas para hacerlo si quieres. -Le dijo, para que no tuviera que estar ahí en el mostrador. Sería mejor que intentara estar tranquilo para hacer aquella tarea.

Ella por su parte entró para buscar la sala a la que habían llevado al niño y ofrecerse a ayudar al tiempo que se interesaba por la situación y comentaba la presencia de su hermano fuera, tratando que le dejaran entrar para ayudar a que el pequeño estuviera más cómodo y tranquilo con todo aquello.

Wendy — Hospital — Noche

Sentado en la sala de espera rellenó algunos campos más de la hoja de datos, aunque no puso demasiado ahínco en poner respuestas creíbles, pues su cabeza estaba con Curly y lo que estaría el niño sintiendo.

En algún momento la joven enfermera salió a su encuentro, permitiéndole la entrada a los boxes donde podría, por fin, ver al niño. Peter prácticamente corrió al interior, buscando al niño entre las camillas que se entreveían entre cortina y cortina. Escuchó la risa de Curly al fondo de la sala y allí lo encontró, en su propia camilla, con una bata de hospital estampada con payasos y una bombona de oxígeno.

— ¡Peter! —llamó por él, apartándose la careta un momento para poder hablar. La doctora se la volvió a colocar al instante.

— Ahora está estable, pero deberá quedarse esta noche en observación y sobre todo debe mantener la máscara de oxígeno. —informó la doctora y Peter asintió sin mirarla mientras se acercaba hacia la cama para agarrar la pequeña mano de Curly.

— Me has dado un susto de muerte, enano. —regañó, pero la sonrisa en sus labios delataba que no había enfado alguno.— Muchas gracias. —la doctora asintió antes de salir del box, dejando a solas al niño con Wendy y Peter.— Gracias a ti también por ayudarme. —esta vez, su agradecimiento era por entero para la joven enfermera.

Peter — Hospital — Noche

Wendy habló con la doctora que se estaba ocupando del chico, Curly, para intentar que dejase entrar a su hermano, le contó la situación por encima y creyó que el niño estaría más tranquilo con alguien conocido presente. Por mucho que el hospital tuviera un área infantil completa para ayudar a pasar el trago a los críos. Aquello era urgencias y siempre era más problemático.

Finalmente, con permiso, salió de nuevo a la sala de espera para llamar a Peter y decirle que podía pasar si había terminado los formularios, que quedaron en el mostrador. Le acompañó hasta la sala de boxes y antes de que pudiera indicarle la cama que ocupaba él ya estaba buscando al niño.
La escena del reencuentro le pareció muy tierna, aunque la doctora no parecía tener el mismo pensamiento y solo se limitó a decir lo que tenía que hacer antes de marcharse.

Wendy sonrió al escuchar ese agradecimiento hacia ella.- No es necesario, solo he hecho lo que he podido. -Ayudar nunca estaba de más y los pacientes y sus familias necesitaban más a menudo que ellos intentaran colaborar de alguna forma.- Ahora os toca hacer caso a lo que diga la doctora, para que pueda ponerse mejor. -Recordó, porque era necesario que no se pasaran mucho.- Toma, esto es para cuando puedas quitarte la mascarilla. -Le enseñó a Curly un par de piruletas, de las que siempre llevaba en el bolsillo y se terminaba comiendo cuando se notaba baja de azúcar en mitad de un turno.- Mañana vendré a verte y os traeré más. Pero tenéis que portaros bien o no me dejarán hacerlo. -Sonrió por última vez.- Hasta mañana, chicos. -Se despidió para poder irse a casa a descansar. Al día siguiente al menos su turno empezaba por la tarde.

Wendy — Hospital — Noche

Con una última sonrisa agradecida, Peter vio desaparecer a la amable enfermera tras las cortinas del box. Curly buscó su mano y desde detrás de la mascarilla de oxígeno le dio lo que parecía una especie de sonrisa divertida. Curly era un niño muy avispado, tal vez demasiado para su edad, pero como al resto de la pandilla no le había quedado más remedio que madurar antes de tiempo, tenían que hacerlo si querían sobrevivir.

— Es guapa.—concedió Peter con un encogimiento de hombros.— Anda, intenta descansar un poco mientras pienso en cómo saldremos de aquí sin que nadie se dé cuenta. —zanjó el tema, dándole a su vez un ligero apretón a la manita que había intentado envolver la suya.

Debía pensar en una manera de salir del hospital sin ser detectados antes de que alguien se diera cuenta de que sus datos eran totalmente falsos. Supuso, que si nadie se había molestado todavía en llamar a los servicios sociales fue solo porque era muy tarde en la noche y parecía ser un turno ajetreado en el hospital. Pero tarde o temprano alguien intentaría indagar y, para entonces, ellos tendrían que estar fuera de allí.

La oportunidad llegó unas horas después, en lo que parecía ser el anticipo al cambio de turno. Los doctores y las enfermeras estaban cansados, deseando irse a casa, a Peter no le costó demasiado deslizarse en silencio mientras cargaba a Curly hasta una de las salidas traseras. Se llevó un par de inhaladores por si cCurly los necesitaba en un futuro y, ya que estaba, se llevó también un bote de pastillas que no tenía ni idea para qué podían servir, pero en las calles siempre había interesado en comprar pastillas y el dinero siempre les iba bien.

— No deberíamos irnos sin avisar. —le susurró Curly quien, pese a que ya estaban a más de una calle del hospital, parecía seguir temeroso de ser pillado.— La enfermera guapa se meterá en problemas, ella hizo que nos ayudaran. —Peter sintió una punzada de malestar ante el pensamiento, pero lo enmascaró rápidamente con su rápida picardía.

— Nah, estará bien. Además de guapa, es lista, y no le pueden echar la culpa de que nos hayamos ido, no te preocupes.—Curly no respondió, pero Peter podía imaginarse su cara de poco convencimiento, pues era la misma que él luchaba por no dejar salir. Pero la chica estaría bien, volvió a intentar convencerse, como mucho le echarían una bronca, él tenía cosas más serias por las que preocuparse.

Peter — Hospital — Noche

Wendy había aparecido al día siguiente en el hospital con un par de pastelitos de lo que no podía ver la nutricionista del hospital. Pero seguro que a esos dos chicos les venía bien algo así. Sobre todo al mayor, que igual no había despegado de su hermano y no comía. Pero cuando fue a buscarles, no había ni rastro y si preguntaba en recepción nadie sabía nada. Se habían esfumado. Muchos hablaban de esos vándalos de las calles y de cómo ya no se podían fiar de nadie... pero Wendy estaba sinceramente preocupada por el estado de ese chico y por la razón que pudieran tener para mentir así.

Habían pasado ya un par de semanas desde entonces y Wendy no se había olvidado. Podrían decir que cuando veías a tantos pacientes terminabas sin reconocer personas, solo diagnósticos. Pero la chica seguía pensando en que ese niño necesitaría un seguimiento médico. Era más fácil olvidar cuando sabías que la persona iba a estar bien, que tenía un tratamiento y un seguimiento, que no iba a terminar en la misma situación u otra peor.

Terminó su turno aquella noche y rechazó tomarse algo con sus compañeros, estaba agotada y solo quería irse a dormir un poco. Tenía que hacer la compra al día siguiente y no le apetecía mucho.
Estaba en el parking, buscando las llaves en su bolso, demasiado grande para ser funcional cuando vio unas sombras acercarse hacia ella. ¿Se la podía culpar porque de pronto le entrase el miedo? No creía, pero empezaba a buscar con algo más de desesperación las llaves o el spray de pimienta.
Solo que no fue lo bastante rápida.

Wendy — Hospital — Noche

La punta de la navaja presionó contra la espalda de la chica, no lo suficiente para hacer herida, pero si lo bastante como para asustar. Binky esperaba que no pudiera notar el tembleque de su mano.

— No te gires. —hizo su mejor intento por poner una voz grave y amenazante, pero al cruzar la mirada con su hermano pensó que no debía haberlo conseguido, no a juzgar por el entrecejo fruncido de su gemelo. Lo ignoró, no obstante, Rufio siempre creía que podía hacer las cosas mejor que él.

— Vas a acompañarnos. —la voz de Rufio sonó ciertamente más autoritaria, Binky dejó ir un gruñido de insatisfacción, pero mantuvo la navaja en su lugar. Le dejaría hablar a su hermano, a él de todos modos no se le daban bien las palabras. A sus doce años Binky era muy consciente de sus flaquezas.

— No chilles o te haremos daño. —continuó Rufio, y Binky tuvo ganas de decirle que n estaba sobreactuando. No obstante, la voz chillona que se entrometió no el dio tiempo.

— ¡No le hagáis daño! —Curly asomó de su escondrijo, todo preocupación y ojos llorosos. — Solo tenemos que pedirle que nos ayude. —los gemelos pusieron los ojos en blanco ante la inocencia del más pequeño del grupo, ellos también fueron así una vez. Pero ya no.

— Cállate Curly. —ordenó Rufio.— Tenemos que salvar a Peter y esta es la única manera.—Binky asintió, ejerciendo un poco más de presión en la navaja.— Ahora, sube al coche, nosotros te diremos dónde ir. —tal vez no era la mejor idea mostrarle el camino a su escondrijo, pero Peter necesitaba ayuda y rápido, no había tiempo que perder. — Binky siéntate a su lado y si hace algo raro, le clavas la navaja, como aprendimos. —su hermano asintió y Rufio se preparó para dar las indicaciones, sería la primera vez que hacía el viaje en coche, pero se sabía las calles de memoria.

Lost boys — Hospital — Noche

Sacó la mano del bolso rápidamente, y en el gesto se le cayeron las llaves del coche al suelo. Qué bien. El sonidito agudo que se le escapó al notar la navaja a su espalda tampoco es que la dejara demasiado bien. Pero era la primera vez que pasaba por aquello y podía estar asustada.

Sin embargo, las voces no parecían... bueno, aterradoras. Por lo que tuvo la tentación de girarse, cosa que no hizo porque aunque no dieran tanto miedo, seguían con algo afilado a su espalda. Pero cuando escuchó una voz casi infantil que sí que le sonaba sí que quiso girarse para asegurarse. Aunque, de nuevo, no lo hizo.- ¿Curly? -Pronunció el nombre, dubitativa. Tenía que ser el crío aquel, seguro. Quizá solo por eso y por las menciones a que alguien necesitaba ayuda fue que decidió obedecer.- De-de acuerdo. Haré lo que queráis. Pero... no hace falta la navaja, ¿vale? -Intentó razonar y quitarse cuánto menos aquello de la espalda.

Se agachó para coger las llaves y abrir el coche, esperando que ellos también entrasen.- Tenéis que poneros el cinturón. -Avisó. Poco a poco se había vuelto un poco más valiente como para mirarles, eran adolescentes y no parecían del todo peligrosos.- ¿Hacia dónde?

Los chicos le fueron indicando el camino y ella trató de seguir las indicaciones, dándose cuenta de que estaban entrando en una zona bastante problemática.- ¿Qué es lo que ha pasado? -Preguntó mientras seguía conduciendo.- Tú... ¿Curly? ¿Estás bien? -Se dirigió al crío al que conocía, el que había dejado el hospital sin el alta. No parecía que necesitara atención.

Wendy — Hospital — Noche

Curly encontró los ojos de Wendy a través del espejo retrovisor. La chica parecía genuinamente preocupada y el niño se sintió mal por estar haciéndole aquello. Curly podía ser el más pequeño de los chicos de Peter, pero no era tonto y pese a saber que la necesitaban para ayudarlos, lo que le estaban haciendo no estaba bien. La estaban asustando.

— Lo siento. —musitó el niño, pareció que iba a decir algo más, pero Rufio le agarró la mano y le dio un ligero apretón a la par que negaba. El niño se retrajo en el asiento, la vista fija en el paisaje nocturno a través de la ventanilla una excusa para que nadie lo viese intentar aguantar el llanto.

— Gira por ahí y detente delante de la señal de obra. —indicó Rufio. El esqueleto de un edificio en obras apareció en cuanto giraron, el cartel marcando la obra apareció a la vista, viejo y desvencijado, debía llevar allí por lo menos 12 años, probablemente los mismos que hacía que habían abandonado el proyecto del edificio.

— Baja despacio. —indicó entonces Binky una vez pararon.  Rufio lideró el camino, todavía agarrando la mano de Curly, se internaron en el interior de la obra apartando una vieja valla oxidada. La navaja no dejó de presionar la espalda de Wendy en ningún momento, el pulso de Binky tampoco dejó de temblar.

Se internaron más en la obra, adentrándose en lo que parecía haber sido destinado a ser un párking. El suelo todavía era de tierra y la naturaleza parecía haber empezado a reclamarlo, algo que jugaba en contraste con las columnas de hormigón. Había una zona ligeramente iluminada al fondo, paredes improvisadas de uralita y un montón de pequeñas luces de patio, la puerta era una sábana vieja y, al descórrela, se reveló el pequeño reino de los niños perdidos. Su rey, rodeado por otro puñado de chicos, se encontraba estirado sobre un montón de mantas manchadas de sangre, su mano presionando su costado, su respiración demasiado rápida.

— Vaya, parece que tenemos visita. —el amago de broma solo le causó una mueca de dolor.

Lost boys — Hospital — Noche

Intercambió una mirada con el chico y vio como el otro le refrenaba. Estaba claro que pasaba algo y no se lo iban a decir hasta que llegara, así que siguió las indicaciones, pensando que si la hacían ir hasta allí era porque de verdad necesitaban ayuda.
El letrero de la obra apareció y ella aparcó allí. A saber cuántos años llevaba aquel sitio abandonado, la última gran crisis había provocado que parte de la ciudad que empezaba a verse favorecida quedara completamente abandonada.

Bajó del coche y rápidamente sintió de nuevo la navaja contra su espalda mientras la guiaban hacia el interior del edificio. Estaba oscuro y habría agradecido poder coger su móvil para andar con la linterna, pero no iba a tentar a su suerte de todos modos.
Lo extraño es que aquel edificio abandonado tenía un espacio donde había luz y sábanas, quizá algunas cajas también o incluso muebles que alguien habría abandonado en un contenedor.

Pero no pudo ponerse a admirar la decoración, ya que cuando llegaron lo primero que atraparon sus ojos fue la figura tendida y la sangre.- Cielo santo. -Poco le importó la navaja o la broma de aquel chico, se apresuró a ir a su lado y apretar aquella herida, aunque era algo que él ya estaba haciendo.- Pero ¿qué ha pasado aquí? -Quiso saber, aunque era lo que menos importaba, antes de buscar respuesta se giró a uno de los chicos que la habían traído.- Coge las llaves y corre a mi coche, en el maletero hay un botiquín grande, traelo tan rápido como puedas. -Lo tenía equipado con todo lo que podría necesitar en caso de accidente. Que no era aquel, pero seguro que todo servía.- Necesito agua y gasas... -que no iban a tener.- trapos limpios. -Aquello era terrible.- ¿Es profunda la herida? ¿Cuánto tiempo llevas sangrando? -Era importante saber si estaba perdiendo demasiada o no.

Wendy — Hospital — Noche

La conmoción de la chica no era algo que hubiera esperado. ¿Que estuviera asustada? Por supuesto, ¿enfadada por su posible secuestro? Indudablemente. Pero parecía preocupada y ciertamente eso lo sorprendió lo suficiente para acallarlo durante el tiempo suficiente para que ella tomara el mando.

— Es más de lo que parece. —atinó a responder, siempre intentando mantener la apariencia por los niños, no quería asustarlos. De hecho, les había dicho tanto a Rufio como a Binky que no hicieran ninguna locura, pero era obvio que había sido pedir demasiado. Los niños hacían lo que veían y Peter era demasiado resto a hacer esa clase de locuras.

Slightly entró a la carrera, cargando el botiquín pedido por Wendy, mientras que Rufio se acercaba con unos trapos hechos jirones que Peter reconoció de inmediato como las sábanas de la propia cama de Rufio. Peter no pudo evitar sentirse mal, se suponía que él debía protegerlos, no causarles más problemas.

— Es mejor que nos dejéis a la doc y a mí a solas. —habló, con la voz ronca por el dolor. Los niños lo miraron con los ojos bien abiertos, algunos conteniendo las lágrimas. Rufio se negó a marcharse, pero una dura mirada de Peter bastó para que tanto él como Binky guiasen al resto de niños hacia la salida dejando a Peter y a Wendy a solas.

— Estaremos justo afuera. —advirtió Rufio antes de correr de nuevo la cortina que hacía las veces de puerta.

— Imagino que no te han pedido amablemente que vinieras y tú has accedido, ¿verdad? —de haberse sentido capaz habría dejado ir un suspiro, todo lo que salió de su boca, en cambio, fue un gemido de dolor.— Lo siento, son buenos chicos, no tienen la culpa. —solo estaban preocupados y asustados, hicieron lo único que se les ocurrió para ayudarlo.

Lost boys — Hospital — Noche

Wendy alzó las cejas al escuchar cómo le quitaba importancia a la herida, sinceramente, aún no la había visto, pero no hacía falta el título de medicina para saber que sí que era grave. De todos modos, cuando vio la cara de los críos a su alrededor decidió no decir nada.

Agradeció al chico que le trajo el botiquín y pidió que se lo pusiera al lado y lo abriera. Repasando el material con el que contaba para casos de cortes como ese. Mientras tanto, los demás fueron saliendo, cosa que también era de agradecer.

- Desde luego, ha sido el secuestro más amable del que he sido víctima. -Respondió mordaz a su pregunta.- Supongo que no podíais llamar a una ambulancia. -Y se imaginaba los motivos, claro. No los culpaba en realidad, estaban fuera del sistema y aquella había sido la única forma para tratar de ayudarle.

De todos modos, Wendy decidió centrarse en el trabajo que tenía entre manos.- Tengo que retirar todo esto para limpiar la herida y comprobar si sigue sangrando. Siento no tener anestesia, porque te va a doler. -Advirtió antes de empezar a retirar lo que habían utilizado para parar la hemorragia.
En su bolso tenía una botella de agua que usó para limpiar aquello, haciendo que la sangre siguiera su camino con ella.- Supongo que podría haber sido peor, pero vas a necesitar antibióticos y medicinas para prevenir infecciones, yo solo puedo ponerte puntos. -Se desinfectó las manos con alcohol y sacó el instrumental.- Tengo que preguntarte si tienes las vacunas al día. -Se imaginaba la respuesta, pero era importante. Se guitó la bufanda que llevaba al cuello y se la pasó.- Suena medieval, pero será mejor que muerdas algo mientras hago esto.

Wendy — Edificio "abandonado" — Noche

Si no le doliera tanto se habría reído. La chica tenía valor, desde luego, y también una lengua rápida. Peter pensó que le gustaba y, entonces, pensó que el dolor le estaba afectando, no era el momento ni el lugar.

— Lo que tu digas, Doc. —apartó las manos para que la chica pudiera deshacerse de las improvisadas vendas con las que había intentado taponar la herida. Trabajó rápida y minuciosa, pero con extremo cuidado, Peter apenas noto cómo le retiraba las vendas, aunque tal vez era porque había perdido tanta sangre que empezaba a volverse insensible.

— ¿En serio tengo que responderte a eso? —respondió a su pregunta con otra pregunta, cierto tonillo de sabelotodo se escapó entre los graves por el dolor. Peter no tenía ni idea de vacunas, por no saber no sabía ni su verdadero nombre, ¿cómo iba a saber si estaba vacunado y de qué?— Simplemente cóselo y dime qué medicinas necesitaré, ya me encargaré de conseguirlas. —en las calles, si sabías dónde buscar, podías encontrar cualquier cosa y Peter, desde luego, sabía todos los lugares habidos y por haber.

— De acuerdo. —durante un segundo pensó en disentir, pero ella era la que sabía lo que estaba haciendo y, en cuanto clavó la aguja por primera vez en su piel, Peter agradeció tener la bufanda para contener sus gritos y evitar asustar a los niños. Dolía como el infierno.

Lost boys — Hospital — Noche

Intentaba no distraerse de la tarea que estaba haciendo, porque su empeño era que Peter saliera de aquella de la mejor manera posible y no con una infección que le llevase a problemas mayores.
Pero no podía evitar preguntarse cómo era posible que estuviera tan tranquilo y fuera capaz de comportarse así en aquel escenario. Aunque podría ser perfectamente algo relacionado con el shock de la situación, cada persona reacciona a un trauma de un modo diferente, aunque aquella tranquilidad quizá se rompiera después.

Decidió por tanto - Lo imaginaba. -Replicó con un suspiro a su pregunta sobre las vacunas. Era un peligro que corrían, él y todos aquellos chicos, pero era el sistema quien no los protegía y permitía que no les quedara otra que vivir de aquella manera.

Pudo ver que era algo reticente a la bufanda, pero al menos obedeció y pudo comprobar pronto cómo se hizo necesaria. Después de aplicar los puntos, y dando gracias de que no se hubiese desmayado por el dolor, le colocó vendas limpias.

Pensó en sacar de su botiquín algunos suministros que iban a necesitar, pero tomó la decisión de dejarlo todo allí.- En el botiquín tienes más vendas para poder cambiarte al menos durante un par de días. Es importante que lo hagas. -Le recordó.- Os lo dejaré todo aquí, por si sucede otra emergencia. -Así no tendrían que secuestrar a nadie más.
Después, cogió una libreta que llevaba en su bolso y apuntó los nombres de los medicamentos que pensaba le ayudarían más.- Si tenéis algún problema para encontrarlos o conseguirlos, podéis venir a que os haga una receta legal. -Ofreció. Quizá incluso podría sacar algunos medicamentos del hospital en un caso de extrema necesidad, pero le parecía demasiado arriesgado.- Sé que no me debes nada, pero... quisiera comprobar que estás bien, alguna vez. -Le daba igual si él mismo se pasaba por allí o era ella quien tenía que visitarle. No podía simplemente olvidarse de que aquello había pasado y de que tenía un par de pacientes perdidos en las calles.

Wendy — Edificio "abandonado" — Noche

vCuando finalmente terminó de coserle los puntos Peter todavía respiraba irregularmente. Había llegado a un punto donde tenía la sensación de que le dolían incluso los dedos de los pies y la sangre simplemente le ardía. Mientras Wendy hablaba, Peter todavía resollaba.

— Espera. —apremió pensando que ya iba a marchar. No lo pensó cuando se movió para tratar de detenerla. Sus dedos se enrollaron en torno a la muñeca femenina, pero el aguijonazo de dolor que estalló en su interior lo hizo doblarse y gemir. El dolor lo dejó sin aire como para maldecir en voz alta, pero en su cabeza desfilaron toda una retahíla de insultos que habrían avergonzado al más deslenguado.

— No te vayas todavía. —consiguió pronunciar, al fin, cuando el dolor empezó a calmarse y se las pudo ingeniar para volver a recostarse.— Dame unos minutos, en cuanto salgas entrarán todos en estampida y quiero que cuando vuelvan a verme no parezca tanto un cadáver. —dudaba que tal recuperación pudiera darse en unos minutos, pero algo de paz no le iría mal.

— Gracias por venir. —soltó entonces tras un corto silencio.— Sé que no has tenido mucha alternativa, pero aún así… —calló, no sabiendo qué más decir exactamente. Al fin y al cabo la habían secuestrado, ¿qué le dices a alguien a quien en esa situación cuando precisamente tú eres la razón del secuestro?

— También me ayudaste la última vez con Curly, espero que no te metieras en muchos problemas al escaparnos. Lo siento por eso. —normalmente no se sentía mal por aquellos a los que estafaba, nadie era inocente en aquel mundo. Pero con Wendy si que había sentido la espina de la culpa clavada, por mucho que le había repetido a Curly que se olvidara de ella, él no había podido hacerlo.

Lost boys — Hospital — Noche

Estaba dejando la hoja con todo lo que había apuntado en el botiquín cuando se vio sorprendida por la mano del pelirrojo aferrada a su muñeca.
Por puro instinto su cuerpo se inclinó hacia atrás, tratando de poner distancia, para después acercarse al ver que el movimiento le había hecho daño.

- No puedo ayudarte con esa parte, tardarás un poco en recuperar el color. -Advirtió, había perdido mucha sangre y no creía que su dieta fuera la mejor para poder recuperarla pronto.- Pero sí que deberías guardar reposo y tratar estar tranquilo. Te vas a sentir débil durante unos días. -Y solo podía esperar que no sufriera una infección. Por más cuidado que ella hubiera puesto, las condiciones de aquel sitio no eran las ideales.

Que le diera las gracias la tomó desprevenida, aunque la aclaración hizo que sonriera un poco.- También habría venido si me lo hubieran pedido bien. Probablemente. -Añadió al final, porque era verdad que no podía poner la mano en el fuego por sí misma de haberse metido allí sola sin más. Por más que quisiera ayudar y cumplir con su juramento, había situaciones en las que primaba la supervivencia.

Asintió cuando mencionó su visita al hospital y los problemas en que se había metido por aquello.- Creo que solo servirá para que me consideren una ingenua toda mi vida, pero no hubo represalias contra mí. -La habían escudado en que había pagado la novatada con el engaño de unos críos.- Al parecer, no es la primera vez que pasa en un hospital o clínica... -Le miró de reojo, ¿lo harían a menudo ellos? ¿Serían otros chicos? ¿Cuántas bandas así había por la ciudad?

El silencio lo envolvió todo durante un momento y ella solo pudo mirar alrededor, aquella especie de guarida secreta en mitad de un edificio abandonado.- Te llamas Peter, ¿verdad? -Preguntó entonces, recordando tanto la forma en que le llamaba Curly, como que los chicos le habían mencionado durante el secuestro.- ¿Puedo preguntarte algo? -En realidad pensaba continuar igualmente.- ¿Por qué estáis aquí? ¿Todos esos chicos...? -Apenas terminó la pregunta, pero se preguntaba cómo era posible que los hubieran abandonado de ese modo.

Wendy — Edificio "abandonado" — Noche

—Me alegra oír eso y estoy seguro de que a Curly también, se sintió muy culpable. —él también, por supuesto, pero con los años había aprendido a ignorar el sentimiento de culpabilidad, debía de hacer lo necesario para sobrevivir, de eso se trataba.— Si quieres, la próxima vez se lo hacemos a alguno de tus superiores, seguro que entonces dejan de considerarte tan ingenua, simplemente es que se me da bien lo de escaquearme. —le guiñó el ojo tras su intento de broma, pero incluso eso le hacía doler la herida. ¿Cómo era posible?

El silencio que siguió no fue incómodo, más bien agradecido. Era cómodo y calmado y necesitaba ambas cosas. No obstante, las siguientes palabras de Wendy lo sacaron al instante de tan comodidad. La miró un momento, parpadeó y la volvió a mirar fijamente. Normalmente no le gustaba responder preguntas así de personales, o ninguna pregunta para el caso, pero a ella se lo debía. Probablemente acababa de salvarle la vida.

— No tenemos otro sitio donde ir.—respondió entonces con simpleza.— Todos nosotros somos olvidables, estábamos solos en el mundo, algunos nos llamarían basura. Yo fui el primero, al menos de entre nosotros, pero estoy seguro que antes de mí vinieron muchos más.— apartó la mirada de Wendy, recorriendo la habitación, fijando los ojos en cualquier punto menos en los ojos de la chica, sabedor de que acabaría viendo allí una compasión que no quería.

— Los fui encontrando uno a uno, excepto a los gemelos, claro. No era mi intención quedarme con ellos, pero no los podía dejar así que… —hizo el intento de cruzarse de hombros, pero no pudo moverse a penas.— …De alguna manera acabaron siguiéndome y hemos formado esta especie de… —calló, no sabiendo nunca como llamarlo. Algunos lo llamarían familia, pero Peter no sabía lo que era una familia.— …grupo.

Lost boys — Hospital — Noche

Dibujó una leve sonrisa al escuchar que, pese a todo, les había preocupado lo que le hubiera pasado por haberles ayudado en el hospital. Eso quería decir que no eran simples aprovechados, que lo habían hecho por necesidad.
Abrió los ojos de más cuando propuso hacerlo con un superior suyo una vez próxima.- Preferiría que no tuvierais que ir si no es porque os hace verdadera falta. -Respondió, pensando en las consecuencias.- Si los jefes se enteran de que merodeáis por allí redoblarán la seguridad. -Y suponía que eso no era algo que les conviniera que pasara.

Pero, ¿por qué le advertía de esas cosas? ¿Por qué quería ayudarles aunque fuera con consejos que podían simplemente ignorar?
De algún modo no podía evitar preocuparse por ellos, querer saber más, querer ayudarles si podía...
Quizá por eso había preguntado por la historia de esa especie de banda que habían formado.

Por un momento pensó que Peter no respondería. Pero lo hizo.
Frunció un poco los labios al escuchar el calificativo "olvidables", no podía ser así. Alguien debía haberles querido, en algún momento, haberles buscado, haberse preocupado por ellos. No se puede olvidar a las personas sin más.
Pero comprendió a lo que se refería. Les dejaban de lado. La sociedad apartaba a ciertos individuos cuando no les interesaba. Los más débiles quedaban desprotegidos. Abandonados como aquel edificio.

- ¿Y no hay instituciones que les acepten? ¿Alguien que os ayude? Las autoridades deberían tratar de mantener a esos niños a salvo. -Por no hablar de sus familias, pero intuía que ese tema era aún más espinoso o trágico.- Este sitio no es... lo ideal para un grupo de muchachos. -Había corregido lo que iba a decir para no ofenderle, no del todo, pese a que seguía diciendo lo mismo. No estaba bien, aquel no era un buen lugar para que nadie viviera.

Wendy — Edificio "abandonado" — Noche

Ante las preguntas de Wendy no pudo si no dejar ir un suspiro. Entendía por qué lo decía, pero cuando no has vivido la verdad sobre las casas de acogida y el sistema era fácil pensar así. Wendy no tenía la culpa, no lo iba a pagar con ella por frustrante que fuera.

— El sistema está lleno de niños como ellos… como yo. No pueden atenderlos a todos, ni siquiera pueden atender a unos pocos. La mayoría de las casas de acogida son lugares sucios donde se apelotonan los niños y apenas se les hace caso y eso en el mejor de los casos… —él tenía recuerdos muy malos de las casas de acogida. Había huido siendo muy pequeño y jamás se arrepintió.

— Sé que esta no es la mejor vida, pero al menos aquí son libres y saben que me tienen, que cuidaré de ellos. —todos los niños se merecían más, mucho más, como una verdadera familia, un hogar… pero sus circunstancias eran las que eran y habían tenido que aprender a vivir con ellas.

— Hoy nos has visto en un mal día, pero prometo que normalmente esto no es así. Ya sabes, lo de tenerme casi desangrado. —bromeó a la par que lanzaba una mirada significativa a sus heridas. — Pero gracias por esto. —a espaldas de Wendy la cortina que hacía las veces de puerta se movió dejando entrever un ojo curioso de Curly.

— Se hace tarde, tal vez deberías volver ya, prometo que seguiré tus órdenes y me portaré bien. —pero la sonrisa pícara que acompañó sus palabras pareció restar parte de verdad a sus palabras. No se podía evitar, Peter era un pícaro sin remedio.

Lost boys — Casa — Noche

Wendy no compartía del todo lo que Peter decía o dejaba entrever con sus palabras. Pero tenía que reconocer que había demasiados niños en la calle como para que aquello no fuera cierto, al menos en parte. Al parecer las autoridades no hacían nada para cambiar aquella situación y todo se iba acumulando hasta que empezaban a culparles del vandalismo y la delincuencia sin tener en cuenta los motivos.

Wendy quería preguntarle más cosas, quería hacerle ver que aquella situación no podía servir para siempre. Esos niños crecerían y no podían mantenerse así para siempre, en las calles, sin una educación, sin documentación... ¿Qué futuro iban a tener?
Pero también sabía que aquello no iba a ayudarles en ese momento. Solo importaba que Peter estuviera sano y que se recuperase.

Se giró cuando vio que Peter miraba algo a sus espaldas después de darle las gracias y sonrió a Curly, entendiendo que aquella era una señal para marcharse.- ¿Puedo venir, alguna vez? -Preguntó, esperando tener permiso o saber si seguirían allí. Sobre todo quería asegurarse de que se curase bien, pero también podría traerles algunas cosas para que estuvieran mejor.- Duerme mucho y descansa unos días. -Fue su última recomendación antes de levantarse y coger su bolso.

Dejó a Peter y acompañó a Curly que le ofreció la mano para caminar.- Si tiene fiebre o la herida coge un color extraño, venid a buscarme. Pero sin sustos. -Le pidió antes de encontrarse frente a los chicos mayores que la habían llevado hasta allí. Sacó su monedero y los billetes que tenía en él.- Si tenéis donde cocinar en los supermercados hay una zona de comida a punto de caducar que es más barata. Si no, comprad algo ya hecho. -El chico que cogió el dinero dijo que ya sabía todas esas cosas.

Se despidió de todos y se marchó hasta casa.
Pero una vez allí no podía dejar de pensar en todo lo que ella tenía y esos chicos no. En todo lo que a ella le sobraba y ellos podían utilizar. En cómo podía ayudarles. En cómo quería hacerlo.

Wendy — Edificio "abandonado" — Noche