Parecía que al fin había llegado la paz a la Tierra Media. Sauron había sido derrotado, y el equilibrio había vuelto. El tiempo del hombre reinar había llegado al fin. Habían sido años fructíferos del reinado de Aragorn como Rey de Gondor, junto a su amada esposa Arwen quien había optado por la mortalidad. Ambos habían logrado el sueño que todos veían imposible. Ser una familia, esa pequeña que había visitado a la reina en sueños cuando aún eran tiempos de guerra y todos creían que el futuro era incierto, que perecerían. Ese pequeño ahora era real, todo un mujer hecha y derecha, criado para ser el futuro rey de Gondor cuando su padre faltara.

Por otro lado, Eowyn princesa de Rohan vio su corazón restaurado cuando conoció a Faramir, hijo del antiguo senescal de Gondoriano. Noble y guerrero con el cual pudo compartir sus penas y con el tiempo el amor. Pues la joven princesa había tenido que aceptar que el ahora Rey de Gondor, pero en aquel entonces montaraz que la había cautivado, tenía el corazón ocupado. Ahora eran ella también conoció el amor verdadero con Faramir, y del cual nació una hermos hijo. Como senescal de Gondor Faramir había sido dado el título de Príncipe de Ithilien, dejando esa región a su cargo.  

Los años habían pasado y no parecía haber rastros de aquella obscuridad que antes arropaba la Tierra Media. Pero como todo, era posible que pudiera surgir cualquier otro loco con delirios de poder y comenzara a armar su propio caos. Ya habían aprendido a estar siempre preparados en todo y ser unidos sin importar razas. Esperaban que esta nueva generación que emergía no terminara por olvidarlo. Pero de eso se puede hablar luego, pues ahora vamos con los protagonistas de esta historia…

Eldarion siempre había sido terco y testarudo, muy insistenteUn chico que parecería podría conquistar fácil el amor de cualquiera que se propusiera. ¿Quién podría negarse al cortejo de un principe tan encantador como él? Que tenía sangre real por parte de la familia de su madre, por sobrina del rey Eomer de Rohan, pero su título de princesa venía también por su padre, que era el nuevo Príncipe de Ithilien. Por otro lado, estaba Saerith la princesa de Gondor, la chica podía ser linda y amigable, pero no era fácil de conquistar. Se daba su lugar como heredera al trono, el que quisiera ganar su corazón tendría que trabajar para ello. Sin importar que fuera el mejor de los candidatos.
. No se podía pedir más, era el hijo del rey futuro heredero.

Los caminos de Eldarion y Saerith estaban cruzados por todos lados. Se habían criado en el mismo círculo, por tanto, se conocían bien. Además de que, aunque ellos lo desconocían, estaba esa historia de amor no correspondido entre la madre de Eldarion y el padre de Saerith. ¿Acaso esta generación tendría mayor suerte? Porque era esta vez la chica la que parecía no estar tan interesada en él. Aunque la gran diferencia era que Saerith aún no tenía su corazón ocupado, así que ahí recaía la esperanza de conquista.
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Eldarion de Ithilien 22 años — Toby Regbo —  Shooting Star

Saerith de Gondor 21 años — Adeline Kane — Rising Sun

2. CADA VEZ A UN PASO MÁS CERCA DE TI

Definitivamente sentía que ese viaje los acercaría más y se sentía muy bien comprender que ella estaba muy entusiasmada y a gusto de llevarlo a cabo, es que simplemente pudo haber dicho de quedarse allí o partir a sus tierras, pero tal como él quería recorrer el mundo, nuevas tierras y tenía ese gusto a la aventura tal como le pasaba. Eso hizo que le atrajera mucho más porque no todas las mujeres eran así y se sintió mucho más comprometido con ella.

— Tiene toda la razón, mi señora. Y me alegra mucho que también guste de la aventura y esas ganas de conocer el mundo. También creo que nos servirá para unirnos más, conectar, tener química entre ambos y conocernos. Disfrutaremos de ese viaje si lo permiten y formaremos grandes recuerdos. — Prometió, besando una de sus manos y mientras que la miraba a los ojos. Le nacía ser así de piel con ella, solo sintió que debía hacerlo para que notara que estaba interesado en ella. Esperaba que nadie tratara de seducirlo pues sinceramente esta vez era algo más fuerte y no sabía si ella iba a permitir que se frecuentara con otras mujeres.

Siempre sentía un gran orgullo por el discurso de su padre aunque el rey si que era un experto. Quién sabía dar buenos discursos y la población femenina de Ithilien siempre celebraba era los que daba su madre, toda una guerrera que había luchado incluso en la gran guerra sin importarle si quiera ser mujer, si tenía alma de guerrero. Habría hecho exactamente lo mismo como ellos.  Chocó la copa con su prometida y comenzaron a comer, ambos tenían una gran sonrisa y en cierta manera ya estaban conectando muy rápidamente, le agradaba su compañía aquello no podía negarlo.

— Es que el poder en Ithilien caerá sobre mi. Claro que he tenido las enseñanzas desde la cuna creo hacerlo bien pero supongo que siempre estarán los nervios de novato, ¿no? Todo se consigue con la experiencia y la práctica. He dado algunos a los guardias o cuando tengo que hablar en alguna cena...cuando pequeño los practicaba y eran los dos quienes me enseñaban así que no puedo defraudarlos. — Le explicaba el rubio en momentos que dejaba de comer o de beber, la verdad es que estaba mucho más interesado en ella que en la propia comida, y vaya que ganas sentía de tocar su piel o abrazarla.

— Oh...— Escuchó lo que decía al respecto de su temor y también sintió un escalofrío. — Realmente creo que tengo temores, mi señora. Como toda persona, con solo pensar como era Mordor siento escalofríos pero luchar para obtener victorias y vencer al mal creo que llenaba de mucho orgullo a los guerreros, no nos tocó pasar aquello y es una fortuna, pero...a veces digo que estando en esos años quizás habría partido también...— Declaró porque la oscuridad de la maldad no le asustaba del todo. Siempre en el mundo habría maldad y uno tenía que enfrentarse a ella para protegerse y proteger a tus seres queridos, a tu reino, al rey, al pueblo que merecía paz. —Creo que mi mayor temor es fracasar en la vida, decepcionar a los que quiero... hacer todo mal. Preferiría morir. — Exclamó en voz baja para que solo ella escuchará, la verdad es que estaba siendo muy sincero por muy crudas que sonarán sus palabras, solo que era cierto no quería defraudar a nadie y que su vida se viera un fracaso. Era la primera que le contaba a alguien aquello.

Eldarion de Ithilien | JARDÍN DEL GRAN ARBOL BLANCO |  Con Saerith  

2. Cada vez a un paso más cerca de ti

Siempre ayudaba el tener cosas en común para que la relación fuera prosperando cuando se daba de esa manera. Pues no se trataba de dos chicos que habían crecido juntos y se conocían como la palma de sus manos. Más bien de dos personas que estaban concretando un compromiso que podría ser fructífero para el futuro de sus tierras. Pero que al menos tenían posibilidades reales de lograr crear una linda relación. Mientras más Saerith conocía de Eldarion, más le era de su interés, más le gustaba y más se convencía de que hacía lo correcto en aceptarlo como su futuro esposo.

— Exacto, una experiencia como esa nos podría a prueba como pareja en distintos escenarios que luego nos ayudará también para vivir el día a día de nuestra vida cotidiana. Además, siempre es bueno conocer las tierras cercanas. Ayuda a las relaciones entre los distintos reinos. — aquello no solo podía servir para ellos como pareja, también para ellos como entes de autoridad. Sonrió delicadamente al sentir el beso en su muñeca y un leve tinte rosado cubrió sus mejillas.

Con cada momento que pasaba en aquella celebración, el compromiso se hacía más real y oficial. Había sido emotivo los discursos de los padres de la pareja. Saerith sabía que para Aragorn siempre sería su pequeña, que esto le costaba, pero que igual confiaba en su criterio y que, por tanto, estaba haciendo bien con su decisión. Si la joven no hubiera deseado esto, estaba seguro de que se lo hubiera dicho. No era el caso, y por eso estaban aquí. En su fiesta de compromiso.

La chica asintió ante sus palabras, es que no dejaba de ser una responsabilidad. Y ni era fácil tener que hablar a un ejército, por ejemplo, en algún momento de desolación donde no queda esperanza y ahí tener que motivarlos de todos modos. Ni tampoco era fácil hablar a una multitud enorme por primera vez cuando estás acostumbrado a dar discursos a grupos más reducidos. Más cercanos.  — Es culpa de ser primerizo. — sonrió.  — La habilidad está ahí, el porte también. Pero cuando se hace algo por primera vez hasta el más preparado puede darle nervios. Igual tener nervios no implica que saldrá mal. Solo se está más alerta. — y ahí todo dependía de como trabajaba los nervios. Aunque estaba casi segura de que el caso del rubio era más de los que los nervios le servían para estar más alerta de lo que hacía o decía.

La chica bebida de su copa mientras conversaban luego de aquel brindis. Saerith había dejado salir sus miedos con Eldarion. Si serían marido y mujer, era bueno poder confiar en él otro sus temores, no solo las cosas bonitas.  — Lo que me dice hace sentido. A de ser gratificante saber que lograste que tu pueblo esté seguro. Usted se ve un hombre muy valiente mi señor. — afirmó la princesa.  — Yo por mi parte temo, más bien porque dentro de toda guerra vienen incluidos lamentos, tristezas y horrores. Nunca he vivido algo como eso y de solo pensar en que las personas que amo podrían estar en peligro me hace sentir así. El temor ni siquiera es por mí. — le comento para luego verle a los ojos.  — Sé que me preocuparía si a usted también algo le sucediera. — confesó la muchacha. Sus sentimientos hacia él apenas comenzaban aflorar, pero definitivamente le importaba y sabía que podía terminar muy enamorada con cada tiempo que pasarán juntos.

— Gracias por igual compartir eso conmigo. Si estaremos juntos, debemos confiar el uno en el otro. Y… sí, son temores que nadie puede cuestionar. Aunque diga que eso no pasará, y posiblemente sea así. Pero si ocurre quiero que sepas que yo pienso estar ahí siendo de apoyo. Ya somos un equipo. — aseguro la chica que de manera sutil por debajo de la mesa tomó su mano y la apretó suavemente mientras le sonreía con ojos brillantes. En parte era su forma de decir, tu confesión está a salvo conmigo.

— Bueno, una vez finalizado el banquete, para celebrar el futuro de esta unión. Podemos tener el vals de los futuros novios. Mientras tanto disfruten de la música y comida. — Anunció el hombre que estaba de maestro de ceremonia. Había un grupo de jóvenes vestidas en colores verde y azul claro, que tocaban unas arpas, una delicada melodía. Saerith miro a Eldarion con curiosidad. Aún estaban degustando la comida. — ¿La música es de su agrado señor? A mí en lo personal la música me relaja, más las de cuerdas. — comento la muchacha.

Saerith de Gondor | Jardín del Gran Arbol Blanco |  Con Eldarion  

2. CADA VEZ A UN PASO MÁS CERCA DE TI

Saerith era digna y tan perfecta para ser su esposa. Se sentía tan afortunado de haber sido escogido seguro entre muchos para tener un matrimonio, porque sin lugar a dudas, era una flor delicada que debía cuidar mucho y eso a la vez, temía. La veía demasiado esperanzada e ilusionada - cosa que lo hacía sentir orgulloso - pero él no era tan perfecto. Solía frecuentarse con las mujeres aunque claro que no tenían comparación alguna a como era el tipo de la hermosa princesa, y de verdad se preguntaba si iba a caer en las tentaciones, casado no lo haría porque no quería dejarla mal. ¿Pero mientras estuviera comprometido?

Por supuesto que se permitía, pero no tenía claro como ella se lo iba a tomar. Prefería ni pensarlo y ahí seguía con esos pensamientos de que  ella era tan perfecta que no estaba seguro de ser el merecedor de su amor cuando esto era un solo compromiso por una alianza, de unión y se cargaba tanta responsabilidad encima porque en definitiva tenía que cumplir y a la vez, no deseaba hacerle daño. Solo que se conocía, en parte si le gustaba esa libertad que tuvo unos años y ahora ya no sería así.

La miraba a los ojos, quizás con otra mujer hasta habría jugado pero con ella no deseaba hacerlo y estaba entre el querer y deber ser. — Pero ante todo nos va a servir a nosotros para conocernos porque el amor de manera instantánea no existe mucho más cuando es conveniencia, así que tener ese viaje servirá para ver como somos en pareja y experimentar diferentes aventuras creo que fortalecerá demasiado nuestra relación, hay muchos puntos solo que siento que nos irá bien. — Explicó el rubio mientras razonaba todo porque la realidad era que no veía que esto era un amor a primera vista ni nada, era lógico que estaba encantado de lo perfecta y hermosa que era Saerith solo que también amaba su libertad y eso también lo asustaba bastante, no se sentía todavía preparado para casarse, sin embargo, era un deber que debía cumplir por los reinos y la alianza.

No obstante, el muchacho con solo escucharla, ver como se movía su boca y como le brillaban los ojitos hacía que quedara completamente encantado y con una sonrisa boba en el rostro. — Si imagino que los primeros discursos es todo un aprendizaje y si uno comete errores, tiene todo el derecho de mejorar, ya luego solo es un trámite. Veo a mis padres y se manejan muy bien en ellos, solo que supongo que en un principio para ellos también fue difícil. — Terminó por decir y percatándose que la conversación entre ellos estaba siendo muy amena, y más que charlaban que comían. Imaginaba que podían pasar horas conversando y no habría cansancio entre ellos.

Confesar su temor lo hizo sentir algo vulnerable pero  a la vez, también estaba logrando tener más confianza con ella. La sentía como una guardiana de secretos y pretendía hacer lo mismo con ella. — Generalmente no suelo contar de mi mismo y usted lo ha logrado con rapidez, se lo agradezco. Espero que esto siga siendo de este modo. — Señaló suavizando la sonrisa y sin poder evitarlo, jugo un momento con su cabello. — Y tiene toda la razón, somos un equipo. — Siseó despacio y siguió comiendo porque el banquete estaba exquisito y habían muchos manjares.  

Empezó a deleitarse con la música luego de aquel discurso y la conversación comenzó a fluir de nuevo, tomó un trozo de carne y se lo llevo a los labios para comenzar a comerlo y luego la escuchó a ella. Se limpió y asintió. — Me gusta mucho la música y bien que desde niño me han instruido en el baile, también disfruto de la música de cuerdas — Exclamó con calma. — Ya tengo muchas ganas de bailar, prometo que soy un buen acompañante y no tendrá problema alguno con pisadas ni nada parecido. — Contestó. Eldarion si quería que terminará el banquete y estaba listo para el vals cuando fuera el momento.

Eldarion de Ithilien | JARDÍN DEL GRAN ARBOL BLANCO |  Con Saerith  

2. Cada vez a un paso más cerca de ti

Las expectativas de la princesa eran altas. Conforme iba pasando el tiempo que compartía con el joven príncipe, se sentía más atraída, más decidida a que era él a quien deseaba como esposo. Un joven apuesto, valiente, caballeroso pero al mismo tiempo con un toque de aventurero. Le estaba dando la posibilidad de ser ella misma y así cumplir sus sueños de conocer el mundo.

No cualquier marido era tan comprensivo ante ideas como estas. Otros simplemente la dejarían encerrada en su castillo cada vez que salieran para que nada le ocurriera. Olvidando de quién era hija. Pues aunque tal vez no había pasado vicisitudes, pues estaban en un tiempo de paz, Saerith era hija de Aragorn y Arwen. Como tal, por más delicada que fuera, si conocía de armas y cómo defenderse. Aunque claro, estando enfrentada a un peligro real era donde se vería si realmente sabía hacerlo o no. Sin embargo, Eldarion con todo y lo delicada que lucía, había decidido no subestimar ofreciéndole ver el mundo.

El amor solía actuar de manera extraña e impredecible. Así que no podía asegurar que ese tipo de amor a primera vista existiera, por lo que tampoco podía refutar sus palabras. Sin embargo, independientemente de ello, el caso de ambos era distinto al de las parejas enamoradas. Había sido un mutó acuerdo, por tanto, la manera de sembrar el amor entre ambos sería distinta. Más estaba segura de que sería posible. Tal como el rubio decía, mandaba tener ese tiempo para conocerse. — Sí, será de mucha ayuda. Ya verán que cuando regresemos lo haremos más unidos que nunca. Necesitamos estar ese primer periodo de matrimonio sin interferencia de nadie más, solo nosotros dos. — así fortalecerían ese vínculo y avivaría la chispa entre ambos. Estarían cultivando el amor.

Saerith estaba encantada con la sonrisa de Eldarion, con su tono de voz al hablar. Hacía que la conversación se sintiera bien aun cuando estuvieran ahora hablando de discursos. — Es cierto, por lo general la primera vez de todo suele ser así. Por muy elocuentes que ahora sean de seguro pasaron por un momento así. Aunque no lo admitan. — añadió soltando una risita. Es más, un día de estos le iba a preguntar a su padre al respecto solo por la pura curiosidad.

— Me alaga saberlo. Puede estar tranquilo de que esto quedará entre nosotros. Yo estas cosas tampoco me gusta andar ventilándolas. Sin embargo… siento que está siendo una muestra de confianza entre ambos. — comento la morena.

La muchacha comenzaba a comer mientras escuchaba la música. Con su servilleta sobre su regazo mientras tomaba con delicadeza la ensalada que tenía de frente. — ¿Entonces me quieres decir que he de tener por esposo a un gran bailarín? — Preguntó curiosa. — Esa es una buena cualidad. No hay nada peor que una pisada de un hombre fuerte en nuestro frágil pie. — admitió la muchacha, mientras recordaba malas experiencias. — Un día puedo tocarle una pieza musical en mi arpa. — le sugirió la princesa, quien ya estaba deseosa de bailar.

— Bueno, yo ya estoy deseosa de bailar. Me deja saber mi señor cuando está preparado para que me acompañe en el vals. — anuncio la muchacha, por cuenta de ella podía sacarla a bailar cuando deseara.

Saerith de Gondor | Jardín del Gran Arbol Blanco |  Con Eldarion  

2. CADA VEZ A UN PASO MÁS CERCA DE TI

El rubio sonrió porque aunque tenía dudas creía que para conocerse y lentamente formar una relación era irse de viaje por la luna de miel y así lograr ver como eran como pareja. Es que ya lo eran porque estaban comprometidos, solo que estaba seguro que ninguno de los dos se amaba, aunque sí hubiera una fuerte atracción pues no habría aceptado si no.  Y mucho menos ella, cuando sus padres eran quienes estaban al tanto de todos los reinos. Los principales.

Era lógico que querrían el adecuado y el perfecto para ella, por lo que tenía que comportarse. Hasta ahora si aseguraba protegerla y quererla como era debido para que la alianza estuviera firme desde un principio. — Yo también estoy seguro que gracias a eso ya podremos ser una pareja bien establecida y como esperan los reinos. Tenemos que cumplir con nuestro deber. — Dijo con una sonrisa, porque estaba claro que aunque igual tendría que estar atento a todos los conflictos que habían, su matrimonio tenía que ser tranquilo, luego vendrían los hijos y todo, como se establecía en la realeza de la tierra media.

La escuchaba y en otras ocasiones comía o se bebía un trago del licor que le ofrecían. — Lo más importante como ha dicho es que tengamos confianza. — Murmuró el hombre con una sonrisa encantadora. Hasta que mencionaron el hecho de que tenían que bailar y él dejo ver que sabía hacerlo como todo buen hijo de un príncipe así que no tenía problema alguno en hacerlo,  evidentemente se le daba mejor que los discursos. — Es solo saber como guiarla y que usted se sienta bien, toda mi vida he pasado bailando los típicas danzas dentro del castillo. Imagino que usted debe saber bailar muy bien también. — estaba muy seguro de eso, es que consideraba que Saerith era la mujer perfecta que muy probamente muchos pretendían. — Será todo un placer escucharla — Le gustaba disfrutar de la buena música y era probable que luciría completamente encantadora.

— Por supuesto, princesa Saerith.  — Tomó su mano y la llevo a la pista de baile entre aplausos de quienes se habían percatado lo que pretendían hacer. Lo cierto es que se veían encantadores juntos y apenas empezó la música donde quedaron solos al centro y que muy posiblemente después se unirían las demás parejas. En la posición adecuada solo empezaron a bailar en sincronía, sonriendo a la vez por la maestría y talento que tenían los dos en este arte.

Eldarion de Ithilien | JARDÍN DEL GRAN ARBOL BLANCO |  Con Saerith  

2. Cada vez a un paso más cerca de ti

Lo primordial en este matrimonio era comenzar con el pie derecho, porque no solo se traba de la unión de sus vidas, sino que de igual manera también ellos eran la imagen del pueblo. Si ellos se veían unidos, entonces el pueblo se sentiría más seguro y eso que al menos en su caso mayormente estarían gobernando la parte de Itilithien. Era su hermano a quien le tocaba ser el próximo rey de Gondor. Pero si por alguna razón ocurriera algo en el futuro con el heredero al trono de Gondor a ella le tocaría por ser la siguiente en la línea. O, por otro lado, lo mismo ocurría, si pasaba algo con el tío de Eldarion Rey de Rohan. Era su sobrino, el heredero más cercano por ahora. Así que fuera como fuera debían de estar preparados. — Sí, esto no es solo un matrimonio. Detrás del mismo está esa responsabilidad con el pueblo. — Coincidió la chica.

Le encantaba que estuvieran en sincronía. Por lo que sonrió ante su respuesta. Es que definitivamente la confianza lo era todo, podía que no hubiera amor ahora, pero si confiaban el uno al otro, sabían que no habría traición. El corazón del chico podría írselo ganando poco a poco. Así que el que comenzaran de esa manera, abriéndose el uno con el otro, le hacía estar más tranquila. Era una buena señal de que las cosas estaban siguiendo el curso debido para que todo saliera bien.

Pero basta de charlar o comer. Ahora todos deseaban ver a los jóvenes tener aquella danza. — Por supuesto, fui instruida en la danza desde muy pequeña. Poco a poco he ido perfeccionando mis movimientos. Espero poder demostrarle luego. Estoy segura de que estaremos en sincronía. — afirmo la princesa. Había crecido en un palacio y esta eran una de las cosas que le habían enseñado. — Siendo así, un día tocaré para usted mi arpa. Quizás podría ser en un día de campo. — le aseguro Saerith, el arpa la relajaba y le trasmitía paz.

Al fin ya era el momento de pasar a la pista. Saerith tomo la mano de Eldarion y se encaminó hacia el centro del lugar donde tendrían el baile. El baile comenzó y la princesa se movía de manera delicada pero con gracia. Como si estuviera flotando sobre la pista. Podía notar como sus movimientos iban a la par con los del príncipe. Sin dudas estaba siendo la mejor pareja de baile que había tenido y tuvo que comentárselo. — En efecto, baila muy bien… le digo algo. — comentaba en un murmullo bajito solo para ellos. — Cuando mencione lo de las pisadas no fue exageración. — es que algunos hombres lo que tenían era la gracia de un trasgo a la hora de bailar y eso incluía algunos de la corte. Que en su momento había aceptado bailar aquellas piezas por no hacer un desplante, se vería muy feo siendo la hija del rey, más en eventos oficiales. Por suerte, al estar prometida era diferente. No cualquier podría acercarse, pues ya todos ellos habían dejado de ser sus posibles prospectos a esposo. Aunque claro, en realidad nunca lo fueron, pues sabía bien que sus padres iban a ser meticulosos con quien le elegían, y así fue.

Saerith de Gondor | Jardín del Gran Arbol Blanco |  Con Eldarion  

2. CADA VEZ A UN PASO MÁS CERCA DE TI

El rubio estaba muy feliz con su prometida y la fiesta para celebrar su compromiso estaba saliendo muy bien, sus padres y los de ella se veían muy contentos por lo que no podía pedir más. Era tan solo un matrimonio por convivencia pero imaginaba que con el tiempo iba a lograr amarla porque ahora sentía una gran química y atracción por ella. — Sí, y tenemos un gran peso encima porque nuestros padres lo han hecho increíbles, sé que podrá ser una gran princesa en Ithilien — Dijo con una sonrisa, tenían que velar siempre por el pueblo.Y por Gondor. Formar alianzas entre los demás reinos, había tanto trabajo por delante.

La charla había servido para dejar los puntos claros y por supuesto, esperando que no se ilusionara tanto porque se conocía, y era bastante mujeriego, trataría por supuesto de no cometer nada pero las tentaciones eran demasiado grandes, y un príncipe que iría al trono de Ithilien en algún momento siempre era cotizado.

Pero no valía la pena en pensar en aquello por nada del mundo y solo tenían que disfrutar del rico banquete, y el baile, sabía muy bien que en algún momento tenía que bailar.

La miró con una sonrisa porque estaba seguro que bailaba exquisitamente siguiendo todo lo que había aprendido.— Será todo un honor escucharla, princesa — Mantuvo su sonrisa y lo cierto es que ahora solo quedaba bailar, cuando comenzó la música y se fueron directamente a la pista que formaron a todo el estilo medieval y hermoso que tanto le gustaba.

Eldarion bailaba muy bien y la guiaba como la digna mujer que solía ser, acercándola, tomándola para alzar al vuelo y volver en sincronía con la danza, no aparto su mirada de la suya, disfrutando cada paso.

— No tendrá ese problema conmigo… ahora de la mayoría de los bailes no tiene que preocuparse — Señaló cuando acababa la canción y sin más siguieron con la siguiente donde los demás se empezaron a unir, y todo se empezó a volver más festivo.

Esa noche del compromiso fue inolvidable y digna de recordar. Incluso, más animados Eldarion y Saerith se atrevieron hablar con los agradecimientos y ambos lo hicieron muy bien.

Por supuesto, que ya creían que era la pareja perfecta.

Fin del Capitulo

Eldarion de Ithilien | JARDÍN DEL GRAN ARBOL BLANCO |  Con Saerith  

3. Unidos por una misma pasión

Faltaba poco para el casamiento solo algunas semanas, ni siquiera llegaba a hacer un mes completo que me faltaba para que fuera desposada por Eldarion. Así que mientras eso pasaba su familia y la él se dedicaban hacer los preparativos, pues esto sería un evento grande, ella y Eldarion quedaron de dar ese paseo a caballo que tanto le gustaba a la muchacha por las afueras de Minas Tirith. Por supuesto, no se irían muy lejos de las murallas de la ciudad por su propia seguridad. Pero algo le decía que cuando estuviera casada ya podría aventurarse a conocer nuevos lugares, el chico se veía que compartía ese espíritu de libertad con ella. Así que era una actividad que podían recrear ellos juntos.

La princesa se encontraba en el establo con su yegua Despertar. Cepillaba su crin antes de salir mientras esperaba la llegada de su prometido al área de los establos del palacio. Saerith se encontraba en esta ocasión con vestimenta apropiada para cabalgar. En vez de sus típicos y bonitos vestidos, llevaba pantalones. Cosa que no era tan extraña, al menos para alguien que tenía familia elfica. Pues allí, las mujeres comenzando por su madre también solían usarlos dependiendo de la ocasión.

— ¿Estás contenta de que vamos a salir? Estaremos de paseo, y Tempestad nos va a acompañar. — le hablaba la castaña a su yegua como si de una persona se trataba. Mantenía una sonrisa en su rostro mientras continuaba pasándole el cepillo. La melena de Despertar siempre lucia impecable y eso era gracias a que la joven se encargaba ella misma de sus cuidados. Siempre había sido responsable con eso desde muy niña. Sí iba a tener un caballo de mascota cuidaría de él, o en este caso de ella.

Observo por un momento hacia la entrada del establo, esperaba que pronto su prometido apareciera allí para encontrarse con ella. Ambos les apasionaba los caballos, esto los uniría más. Cosa que era justo lo que necesitaban antes de casarse. Aún era temprano, simplemente era que Saerith le gustaba llegar antes, así pasar un ratito con los caballos. Continuo con sus cuidados hacia la yegua mientras tarareaba una vieja canción.

Saerith de Gondor | Establos - Gondor  |  Con Eldarion  

3. UNIDOS POR UNA MISMA PASIÓN

Su boda era un hecho y se estaba percatando que no iba a tener del todo esa libertad que deseaba. Estaba comenzando a sentir presión y tenía que reprimirse mucho, al menos en su castillo podía hacer lo que se venía en gana porque era un hombre soltero, solo que con esto todo aquello ya se había acabado.

Para su pesar, habían mujeres en Gondor que eran muy coquetas y atrevidas. Solo bastaban sus miradas para percatarse de sus intenciones y cuanto deseaban estar en sus brazos, por lo tanto, se hacía mucho más dificil su estadía, no conocía demasiado de ese lugar para escaparse con algún conocido para sentir ese placer que no iba a poder tener hasta tener a Saerith como su esposa.  No se sentía enamorado pero sí muy atraído, por supuesto sería solo sería de ella cuando fuera el momento y trataría de no engañarla, sin embargo, aún quedaban semanas para el matrimonio y se lo estaba pensando.

Recordó que había quedado con ella ese día para cabalgar y eso lo tendría muy animado, porque se quitaría ese peso que llevaba encima y no pensaría en nada de aquellos tormentos que estaban presentes sobre todo cuando ella estaba ausente. Salió de sus aposentos, fue inevitable no miraba a las damas y corresponder con una sonrisa cuando una desviaba su atención de lo que estaba haciendo.

Se mantuvo entretenido en eso mientras caminaba hasta que llego a los establos y la contempló. No debía pensar de esa manera cuando la realidad estaba comprometido con la mujer más bella de todo el reino, aquellos pantalones la hacían ver ejemplar y elegante, percatándose que era una flor rebelde y eso lo cautivaba.

Soltó un suspiro, porque si cuando estaba con ella y pasaban tiempo juntos se sentía muy bien, renacía la química y ya declaraba que esos esos tediosos deseos que tenía eran porque quería estar con ella.  ¿Es qué acaso iba a tener que resistir? Probablemente, solo que los días pasaban lentos y ahí es cuando temía de él mismo de lo que podía hacer.

Se quitó esos pensamientos de su cabeza y llamó su atención — Princesa Saerith — Dijo al momento que se acercaba a ella y se inclinaba para besar su mano —. Veo que está entusiasmada fue mucho más puntual que yo — Se había asegurado de llegar unos cinco minutos antes y ella había llegado primero lo que le parecía estupendo.

— Hola Despertar — Saludó también a la yegua de la princesa, su cabello estaba impecable luego de ser peinada. El suyo parecía mucho más salvaje a su lado que no se había preocupado mucho por él en esos días, y aunque le había pedido a los empleados que lo hicieran por él no era lo mismo cuando se encargaba — Voy por Tempestad que debe estar algo sentido que no he sido el mejor dueño en estos días  — Señaló con una sonrisa. Claramente su caballo se inquietó y alegró apenas lo vio y se mantuvo acariciándolo por un momento declarando que hoy saldría a pasear y esa era su forma de recompensarlo — ¿Quiere salir pronto, princesa? — Siseó con suavidad mientras comenzaba a preparar a su caballo.

— Anhelo que pasemos todo el día juntos — Siseó con ese tono seductor que fluía de un modo tan natural que estaba al tanto que ella se  derretía cada vez que lo escuchaba.

Eldarion de Ithilien | ESTABLOS/GONDOR |  Con Saerith  

3. Unidos por una misma pasión

A pesar de ser un matrimonio arreglado la muchacha tenía las expectativas altas en el mismo. No podían salir mal las cosas cuando te estarían casando con alguien que tenía el mismo tipo de pensamiento que tú. Era además de que la chica sabía perfectamente de la familia que venían, una en la que se podía notar el amor a leguas. Que además también era gente de confianza de sus padres. Eldarion además era caballeroso, encantador y buen mozo. Ponerse a quejarse sería una total falta de respeto, pues la verdad era alguien a quien de quien fácilmente podía llegar a enamorarse.

Teniendo todo eso en mente, Saerith deseaba que de este paseo a caballo pudiera lograr aumentar la conexión que había entre ellos. Llegar a conocerse más, hacer que el otro comenzara a ver con quién estaría compartiendo el resto de sus vidas. Pues es que no era cualquier tipo de compromiso, era uno para toda la vida. Tal como lo habían hecho sus padres, y también los del chico. La castaña lo esperaba en el establo, no le había preocupado tanto que aún no estuviera allí porque sabía que llegaría. Aunque sí no podía evitar ponerse un poco ansiosa, pues ya quería partir. Por suerte el ponerse a peinar a su yegua la distrajo.

— ¿Te agrada Tempestad verdad? Oh, no me mires así. No sé si tendrás su yegua. Eso lo tendrás que averiguar tú. — hablaba con el animal como si la pudiera entender. Y no es que estuviera mal de la cabeza, pues la verdad las criaturas podían llegar a ser mucho más inteligentes y leales que las razas con razonamiento crítico.

Poco tiempo después escuchó una voz, y por supuesto no era Despertar respondiéndole. Era una voz masculina y melodiosa a sus oídos. — Príncipe Eldarion. ¿Cómo amaneció? — pregunto dejando a un lado el cepillo con el cual cepillaba la crin de su yegua para acercarse a él. — No lo pude evitar, me gano el entusiasmo por la salida. Por eso llegué antes de tiempo. — le confesaba la princesa. — Oh sí, ella igual está entusiasmada. — Añadió con una sonrisa.

— Muy mal, pobrecillo. A de estar extrañando a su dueño. — le regaño en un tono juguetón. Alzo una ceja cuando le hizo tal pregunta. — ¿Usted qué cree? Llegue más temprano de la cuenta por algo. ¿No? — afirmo para luego señalarle la canasta que tenía unas correas como si fuera una mochila, llena de cosas. — Yo también deseo que pasemos todo el día juntos. Por eso vine preparada. Ni siquiera el hambre podrá detenernos. — aseguro Saerith poniendo una cálida sonrisa, al admitirlo. Es que igual esa voz la mataba, la derretía. ¿Como no querer?

— Bueno, bueno. Que prefiere nada más para comenzar. Bajar la ciudadela hasta llegar al campo a todo galope, o prefiere ir paseando haciendo un recorrido tranquilo y dejar eso para cuando estemos a campo abierto. Porque le advierto. Yo no me intimido. Bueno… al menos no con esas cosas. — porque vaya que quizás él si a veces podía ponerla nerviosa.

Saerith de Gondor | Establos - Gondor  |  Con Eldarion  

3. UNIDOS POR UNA MISMA PASIÓN

Lamentablemente esto no era un amor que fue instantáneo y se enamoraron al conocerse. Tal como había sido con sus padres y supuestamente con sus suegros. Era un amor que iba ir fluyendo con el tiempo ya que era un matrimonio por conveniencia. Saerith era encantadora, muy dulce y hermosa pero todavía la conocía muy poco para decir que estaba enamorado. Por supuesto, que se sentía atraído pues quedaba encantado con solo llegar a su lado, donde se olvidaba de todo y solo existía ella. Lo tenía muy confundido porque tampoco era que quería cambiar de la noche a la mañana.

Esperaba que con ese paseo y seguro que carrera a caballo serviría para conocerse mejor y  lograr una conexión más profunda. El deseo y la pasión, como al príncipe le gustaba sabía que podría darse después del matrimonio, ya que ahí recién sería su mujer y el respeto se lo debía de muchas formas.

Pero eso ocurría cuando lograban juntarse y quedaba pasmado con su belleza tanto en cuerpo y alma. Era imposible no sonreír de manera embobada con solo enunciar sus primeras palabras, como era el saludo antes de partir a ese paseo al encontrarse en los establos. — Muy bien, princesa. Realmente se han asegurado con una buena habitación y durante estas noches he dormido muy cómodo. Dan ganas de levantarse muy temprano para diferentes planes — Eldarion ya deseaba andar y cabalgar en su caballo, era una de sus actividades favoritos como lanzar flechas a  un muñeco de paja y a la vez,  ir a pelear con espadas en una lucha amistosa entre caballeros. Actividades que hacían que aumentara su adrenalina y tenía mucha diversión.

— Disculpe, yo si demore un poco más. Si habría sabido que tenía muchas ganas de salir, salgo muy temprano y hubiera tenido todo listo, pero aquí estoy siendo un completo impuntual. Le pido que me perdone por esta ocasión ya lo sé para una próxima oportunidad  — Sus ojos claros brillaron porque sinceramente esperaba que fuera una actividad destinada para los dos si resultaba interesante y divertida. —Me alegro que se atreviera a este paseo, le aseguro que cuando se acostumbre se lo estará pidiendo con la mirada todo el tiempo — Sentenció sobre su yegua, que no dudaba que sería una actividad de la cual no estaba acostumbrada y estaría muy feliz.

— El paseo será largo, también me he asegurado de llevar unos aperitivos, sé que querré detenerme en algunos momentos.  ¿Cuánto tiempo tenemos, mi princesa? — Cuestionó. Trató de recordarlo pero imaginaba  que podrían llegar antes que empezará a oscurecer y así sus padres no se preocuparían.  Por supuesto, que notaba que era una joven consentida, muy protegida por ambos e incluso por su hermano mayor, tratada como una flor y un diamante, y él tenía que hacer lo mismo.

— ¿Quiere demostrar que es una mujer temeraria, princesa Saerith? Tampoco soy de los que se intimida fácilmente— Dijo con una sonrisa cómplice y burlona mientras elevaba la ceja.— Yo creo que perfectamente bien podríamos tener un paseo tranquilo y cuando lleguemos a campo abierto, será otra historia.  —Miró tanto a Despertar como Saerith, creía que se vería mejor ante la gente y los ciudadanos que se viera como la dulce dama que era. Una historia distinta sería si estuvieran siendo atacados y ahí que demostrará su valía, sin embargo, ahora no tenían nada que temer y el paseo tranquilo —Además que así tendremos tiempo a conversar y los caballos se irán adaptando poco a poco — Murmuró el rubio impresionado que no se dejara intimidar. Imaginaba que si tenía esa dulzura que expresaba a todo el mundo pero a la vez, tenía mucho carácter que hacía que los demás tuvieran bastante respeto hacia ella, tal como pasaba como la reina Arwen.

Eldarion de Ithilien | ESTABLOS/GONDOR |  Con Saerith  

3. Unidos por una misma pasión

Este día sería crucial para su futuro como pareja. Pues sería cuando realmente podrían compartir juntos de una forma más informal y sin terceros. El tener la oportunidad de compartir sin ningún protocolo o sirvientes a su alrededor les ayudaba a abrirse más, hacer más ellos. Pues al final del camino una pareja era de dos. Así que eran ellos los que debían de entenderse, llevarse bien. Por suerte ambos parecían tener buena química entre ellos, tener gustos en comunes que les ayudaría crear ese vínculo para ser un matrimonio saludable. El amor no surgiría de la nada. Están consciente de que este compromiso era arreglado. Sin embargo, este podría ser el comienzo de algo, de sembrar algún tipo de sentimiento, qué poco a poco con el tiempo fuera creciendo y volviéndose amor.


Saerith le alegro saber que se sentía cómodo con su estadía en Minas Tirith, cosa que igual ayudo a que el chico llegara con todos los ánimos a su encuentro con ella. — Me alegra saber qué la está pasando bien y que lo están tratando como merece. — afirmo la muchacha mientras mantenía aquella cálida sonrisa en su rostro que la caracterizaba. — Lo entiendo, me pasa igual. Me gusta aprovechar los días soleados. — aseguro la princesa.

La castaña negó, no le había molestado el tener que esperar. — Debo reconocer que sí ansió partir, pues me emociona esto. Pero al mismo tiempo me sirvió para pasar un poco de tiempo con Despertar y cepillarla. Ha quedado fabulosa. Aunque no me molestaría si deseara encontrarse conmigo más temprano. Siempre es bueno una agradable compañía para ver el amanecer. — le comento, eran esas horas de la mañana las más hermosas cuando aún se sentía el silencio de la noche, pero al mismo tiempo el sol comenzaba a iluminarlo todo. Claro que ella al ser quien era no tenía muchas oportunidades de ir muy lejos sola a esas horas, pero con una compañía de confianza para sus padres si podría hacerlo. Aunque siendo sinceros, Saerith a veces deseaba tener la libertad de moverse a voluntad, tal como lo hacían ellos en aquellos tiempos en los que aún no se casaban.

La muchacha se puso contenta al ver que Eldarión también había traído aperitivos. Se veía que estaba tan envuelto en esto como ella. — Me parece perfecto, creo que estamos más que preparados para partir. — aseguro la joven. — Tenemos al menos hasta la hora de la cena, pues van a querer que estemos presente en ella. — si por ella fuera estaría hasta más tarde, verían las estrellas, pero ya sería mucho pedir.

Saerith soltó una risita ante su comentario, es que sí, podía llegar a ser algo temeraria. A quien salir tenía. — Pues quisas si pueda ser algo temeraria. — le respondió. — Eso tendría que comprobarlo. — molesto un poquito, la chica no era una que fuera atrevida y avanzada con los hombres, para nada. Pero si podía ser, aunque fuera un poquito coqueta, no era de palo y tampoco era tímida. — Está bien, suena bien la propuesta. Además, se ve una hermosa vista bajando de la ciudad. — afirmo la princesa.

Ya montada en su yegua, comenzaron a bajar por las calles de la ciudadela. — Yo creo que ellos se llevaran muy bien. — murmuro respecto a los caballos. — ¿Tiene algún lugar que desea conocer mucho, mucho, pero que no ha tenido la oportunidad aun de visitar? — pregunto con curiosidad la muchacha. Quizás ya casados podían hacer una lista de los lugares que ambos desearían visitar y aprovechar hacerlo antes de que cayeran sobre ellos más responsabilidades. Porque por supuesto iba a pasar tarde o temprano.

Saerith de Gondor | Establos - Gondor  |  Con Eldarion  

3. UNIDOS POR UNA MISMA PASIÓN

Es que su prometida era una mujer inolvidable y cada día lo sorprendía más no solo por su belleza sino que también por su forma de ser. Hasta se sentía culpable y poco merecedor de esa honra de desposarla. Con solo verla se prometía que lo intentaría para ser mejor persona. Tenían mucha química pero reconocía que tenía miedo de no cumplirlo, habían muchas tentaciones en el mundo y se detestaba en el fondo no ser como su padre que desde que conoció a quién era su madre solo existió ella. ¿Por qué no le podía pasar algo así a él? ¿O era que amaba demasiado su libertad?.

Y ahí estaba, porque cuando se encontraba con ella todo era más fácil, congeniaban rápido y era  grato pasar su tiempo con ella, más cuando compartían su gusto a cabalgar a caballo y tenían ese amor hacia sus propios corceles. Se había limitado a escuchar su respuesta, tratando de controlar esas ganas de acercarse y acariciar su cabello, tomar su mano. Quizás iba a tener que pedir consejo a su padre porque sin lugar a dudas, estaba con mucha confusión y ante todo no quería sentir esa presión o obligación cuando ellos se habían casado muy enamorados, con problemáticas y el corazón roto, habían logrado curar todo por el amor que sentían, así que era una conversación que quería tener con él. — Puede ser mañana  por la mañana si gusta...  — Dijo con respecto a la directa de que quería contemplar el amanecer con compañía y que no le había importado su impuntualidad — Y ahí sí me aseguraré de llegar temprano, realmente es un placer su compañía — Coincidió el futuro príncipe de Ithilien  con una sonrisa en los labios.

Cuando comenzaron a caminar por la ciudadela y veían a la gente que lo saludaban. Era divertido también soltar bromas entre ellos con respecto a su carácter, no se imaginaba que fuera coqueta y eso le fascinó. No era grotesca ni demasiado atrevida como lo eran las chicas que solía frecuentar y sí que sumo varios puntos a su relación. — ¿Un lugar? ¿Aparte de mis favoritos? Rivendel  supongo. No lo sé... voy a donde quiera ir. ¿Usted no conoce Rohan, verdad? — Preguntó con suavidad mientras sonreía y le contaba un poco de sus preferencias.

Sin más, luego de pasar a la ciudadela llegaron a campo abierto donde había varias millas por la cual cabalgar. Tenía que calcular cuanto podrían estar en sus caballos porque si tenían hasta la hora de la cena. Así que sería un largo recorrido donde podrían descansar. — ¿Sabe de algún lugar donde nos podamos detener cuando nos agote la carrera?  Todavía me pierdo un poco de estos lugares a diferencia de mi padre que se sabe cada lugar de memoria. Sí algo sé es por él. Me ha contando tanto de su historia tal como mi mamá. —Suponía que también le gustaba Saerith porque su madre Eowyn tenía mucho de ella también, aunque no estaba seguro si sabía luchar.

En esa conversación se mantuvieron juntos y a cualquier señal de ella comenzaría la carrera.

Eldarion de Ithilien | ESTABLOS/GONDOR |  Con Saerith  

3. Unidos por una misma pasión

Esta sería una nueva etapa en la vida de la joven princesa de Gondor. Algo con lo que soñó desde niña, pues siempre había admirado demasiado el amor que se profesaban sus padres. Conocía su historia de amor al pie de la letra. Por lo que era inevitable soñar con algo igual para ella. Evidentemente, su destino sería diferente, pues a ella sus propios padres habían sido quienes eligieron a quién sería su esposo. Más, sin embargo, no la estaban forzando, solo quería que se dieran la oportunidad de ser felices. No todas las historias comenzaban de la misma manera, pero eso no quería decir que no terminaran viviendo un amor tan intenso como el de ellos. Todo a su tiempo, poco a poco podían crear su propia historia de amor.

Al menos sentía que las cosas entre ellos estaban fluyendo bien. Tenían gustos en común, se llevaban bien, el chico era amable y caballeroso, todo eso implicaba un buen inicio para aquella relación. — Sí, lo dice en serio, me gustaría mucho. Nada como un lindo amanecer. — aseguro la chica cuando noto que Eldarion había captado rápido su deseo de ver el amanecer juntos. El que deseara complacerla hacía que se sintiera especial. — Bueno, más le vale o no lo perderíamos. — molestó un poquito sonriente cuando le mencionó que no llegaría tarde.

Las miradas hacia ellos al bajar eran inevitables; sin embargo, eran miradas amigables y alegres. Lo bueno de tener un buen reinado era que el pueblo se sentía agradecido y contento con sus gobernantes. Aunque Saerith fuera solo, la princesa no dejaba de ser parte de la casa real de Gondor aun cuando no diera órdenes. Pero se había ganado también el cariño de su gente.  Mientras tanto, además de saludar, aprovechaba de mantener la conversación. Quería saber más de él, de lo que le gustaba. Ya había conocido algunas cosas en estos últimos días, pero deseaba saber más. Mientras más se conocieran, mayor seria su conexión al casarse. Al menos así lo veía la joven, quien comenzaba a encandilarse con el príncipe de Ithilien. — Oh, sí, podría mostrarte las reliquias del abuelo. — señalo la muchacha cuando hablo de Rivendel. Era una lástima que ella no hubiera tenido la oportunidad de pasar más tiempo con él antes de que partiera junto a Gandalf y su bisabuela a las tierras imperecederas. Era muy pequeña en aquel entonces.

— Conozco su historia sí, pero no he tenido aún el placer de visitar dicho reino. — aseguro la castaña, quien siempre le había parecido un pueblo valiente que logro sobrevivir las adversidades. Era bueno ya estar en campo abierto. Se podía sentir un fresco más intenso y el olor a naturaleza. — A algunas hectáreas de la pradera hay lo que antes era un puesto de vigilancia. Como ya no estábamos en guerra se usa para descansar. Ni siquiera hay que entrar, tiene al menos un árbol en el área donde podemos poner nuestro pícnic para descansar un rato. — le sugirió la muchacha. Allí estarían bien y podrían descansar antes de seguir cabalgando. Lo mejor es que venían preparados para pasar todo aquel rato allí.

Pero por ahora le apetecía esa buena cabalgada y dócil de adrenalina. La chica alineó su yegua con el caballo del chico y lo miro con una sonrisa. — A la cuenta de tres comenzamos. — le dijo con ánimo de que fuera una carrera justa. — Tres… dos… uno… — ni siquiera lo pensó dos veces cuando comenzó a ir a todo galope mientras lo miraba de reojo con su gran sonrisa.

Saerith de Gondor | Establos - Gondor  |  Con Eldarion  

3. UNIDOS POR UNA MISMA PASIÓN

No se sentía forzado a ese matrimonio. Amaba su libertad con su vida, pero sabía que iba a tener el título por ser el primogenito así que se consideraba afortunado porque era la princesa de Gondor,  hija del rey Arargorn que tanto admiraba después de su padre claro, así que era su destino y debía corresponder.

Saerith era encantadora y sabía que sería fácil enamorarse de ella. El problema era que no se podía controlar del todo y las mujeres le gustaban, capaz que ella podría tolerarlo  aunque no era un hecho que se lo merecía. Tenía muchos pensamientos confusos en su cabeza, solo que ya estaban comprometidos y solo tenía que tener la disposición de conocerse más y así lograr un vínculo.

Asintió. — Trataré de no olvidarlo estaré despierto para ver el amanecer. ¿Nos juntaremos en el establo? — Cuestionó el chico que no quería romper esa promesa y quería cumplir con el plan de ver el amanecer juntos.  Quería complacerla y si era posible poder cumplir  todo lo que quisiera realizar, era una buena chica y tan adorable que daban ganas hasta de protegerla de todo lo malo. Podía notar que solo deseaba era un amor tan real y verdadero como ocurría con sus padres, y claro... era una mujer. El pensaba tan diferente y no se sentía del todo merecedor de su amor.

Quería acallar todos esos pensamientos que venían uno por uno porque la realidad si quería divertirse y disfrutar ese día.

Ya llevaban muchos años de paz y todos los reinos se mantenían estables luego de lo ocurrido con esa guerra donde hubieron tantas perdidas, lamentablemente los orcos y camaradas de Sauron atacaban a los pueblos sin tener compasión con las mujeres, ancianos y niños. Ya todo aquello había quedado atrás y se sentía muy complacido de ver sonrisas. Trato de no mirar más de la cuenta, más aún si había algún burdel por esos lados para escaparse un rato. De todos modos, siguió la conversación y sonrió solo por cortesía más a los niños que se acercaron corriendo a mirarlos pasar. — Quisiera verlas — Dijo contenta que ella compartiera tales cosas con él, le gustaba que lo apreciara.

— Hay mucha alegría ahora. Con bastante vegetación y flores, mi tío Eomer está haciendo un buen trabajo, son tierras de guerreros por eso mi madre es tan valiente voy cuando pueda... si quiere podemos pasar por allí en el recorrido de nuestra luna de miel — Había tanto espacio que podrían cabalgar hasta altas horas del día.  Eldarion cuando se acercara el día iba a buscar en el mapa todas las tierras que podrían visitar para que ella sobre todo descubriera el mundo de la edad media donde ahora los hombres gobernaban, pues no tenía idea donde se ubicaba Hobbiton. No se había logrado escapar con Pippin para que se lo mostrara, sin embargo, estaba al tanto que querían vivir en paz y lejos de todos.

— Ese lugar me parece perfecto... ¿Hay suficiente para el pic nic? Es usted quien piensa en todo por lo que se ve —Murmuró con una agradable sonrisa mientras rozaba su mano al momento que se detenían. — ¿Entonces no es necesario darle ventaja? — Bromeó mientras le guiñaba un ojo, luego solo escucho como ella contaba para dar comienzo la carrera. Así que apenas dio la indicación el partió.

No podía evitarlo, era competitivo e impulsivo por excelencia. Y bien, esperaba que lo comenzará a conocer. De todos modos, sabía que Saerith podría tomar la delantera.

Usaremos dos dados de 10 (uno en cada post) para ver el resultado de la carrera

Eldarion de Ithilien | GONDOR |  Con Saerith  

3. Unidos por una misma pasión

Saerith estaba muy contenta, y la verdad es que poco a poco se ilusionaba más con Eldarion. Es que el joven príncipe estaba siendo todo lo que ella imaginó desde niña. ¿Estaría haciendo lo correcto en poner su vara de expectativas sobre el amor tan alta? No lo sabía, pero ella había crecido en una familia en la que se respiraba el amor, del verdadero. Su madre había elegido la mortalidad por amor. Y su padre en un momento había estado dispuesto a renunciar a ella solo por salvarla de tener que hacer dicho sacrificio. Con tal ejemplo, no se podía culpará a la chica si soñaba con vivir un amor tan bonito como el de sus padres.

— Confió en que no lo hará. Claro que sí, el establo es buen punto de encuentro.  — La idea cada vez, le entusiasmaba más. A Saerith le gustaba apreciar la belleza de la naturaleza mientras soñaba poder ver más allá de sus tierras.

La historia era bueno recordarla. De los errores se aprendía, pero si las futuras generaciones no tomaban de su tiempo para apreciar por todo lo que su pueblo paso, no tendrían conciencia de lo mucho que se sacrificó. No lo apreciarían y por lo mismo estaban propensos a cometer errores que nunca debieron volver a ocurrir. La castaña sonrió, porque el notar que él estaba interesado en conocer las reliquias le daba a entender su aprecio a la historia y los héroes que las escribieron. — Pues descuide, sacaremos un momento para darles una visita. — Dijo con una sonrisa, no podía borrar lo contenta que estaba por cómo se estaban dando las cosas.

La princesa también estaba interesada en conocer del reino de Rohan, sabía que las cosas para ellos habían prosperado. Se vivían nuevos tiempos, tiempos de luz, de alegría, de vida. — Sí, todo ha vuelto a florecer. La vida en la Tierra Media a vuelta a la luz. Yo amaría que fuera allí la luna de miel. — aseguro la chica, poder involucrar las culturas que pertenecían a ambos era importante. En especial porque ellos luego formarían su propia familia.

— Umm creo que sí, tome todas las precauciones posibles. Soy precavida. — le indico señalando la canasta que había traído con ella. — No mi señor, nada de ventajas. Que sea una carrera justa y pareja. Igual tal vez sería bueno elegir un premio para el que gane. — le respondió decidida. Podía ser una tontería, como conseguirle alguna fruta o dulce. Pues le agrado el sentido de competitividad. Pronto cuando estuvieron listos comenzaron a acelerar los galopes. Esto sin duda la relajaba, amaba como se sentía el viento azotando en sus mejillas y como su cabello flotaba tras ella.

Eldarion había tomado muy en serio la carrera y había tenido una buena salida. Iba a una velocidad impresionante, cosa que hizo que Saerith le entrara más el entusiasmo para así echarle más gana. Por lo que la muchacha ahora iba siguiéndolo muy de cerca, aunque aún no lo alcanzaba. — Buena salida. — comento mientras continuaba su galope. No se iba a rendir tan fácil.

Saerith de Gondor | Establos - Gondor  |  Con Eldarion  

3. UNIDOS POR UNA MISMA PASIÓN

Se sentía muy joven y apuesto, tan libre para que esta acabara de la nada para tener casarse. Aunque con el ejemplo de sus padres, claro que creía en el amor solo que aún no estaba preparado y no quería joder la lealtad con una mujer cuando aún estaba pensando así, pero no podía hacer nada. Le gustaba que sus padres lo sintieran como un buen heredero, buen hijo y buen representante para gobernar  Ithilien.  Además que la veía y merecía el mundo entero y se sentía con las ganas de comportarse. ¿Sería capaz de aguantar a las tentaciones? Esa era su pregunta.

— Le diré a uno de mis caballeros que me informe para estar puntual — Quería consentirla y que fuera feliz esos días que estaban prometidos aún cuando llegaran esas dudas repentinas y recaer en el pensamiento de que estaba haciendo. No tuvo que ser tan impulsivo en decir que sí de manera inmediata cuando perfectamente pudo esperar ser más maduro.

Con una sonrisa de oreja a oreja correspondió a su dicho de querer visitar Rohan, se notaba que la princesa solo había estado en su reino y no se había aventurado a diferencia en sus años de sus invencibles padres que ahora solo estaban para ser buenos reyes aunque en sus años hasta tuvieron que enfrentar guerras y enfrentamientos. — Tan solo uno de los lugares, mi bella dama. Quiero que conozca el mundo de la tierra media ahora con más paz — Prometió, porque si quería que fuera un largo viaje para así también profundizar aún más su relación, sentía que no solo bastaba con algunos meses antes de la boda que en su opinión eran pocos.

Estaba asombrado de su gran personalidad tan dulce pero a la vez, aguerrida. Muy competitiva, solo que nunca fallaba el hecho de no poner todo lo de sí para darle algo de ventaja era un caballero y quería que se sintiera bien. Solo que igual quería probar primero que hacía si se adelantaba, para desafiarla y así que haría. — La verdad es que no se me ocurre ningún premio que fuera de su agrado, princesa. — Señaló divertido, por supuesto le habría pedido un beso pero no quería ser tan atrevido antes del matrimonio, que las cosas fluyeran naturalmente. — ¿A usted se le ocurre algo? — Preguntó y cuando respondió, contaron salió a fuerte galope por el prado, sintiendo esa libertad y como el viento movía su cabello. Sin embargo, no debía ni confiarse porque la chica iba muy cerca — No es que sea muy competitivo pero adoro andar a caballo, princesa Saerith — Le guiñó un ojo y solo prosiguió, aumentando incluso la velocidad y alejándose, aunque si que estaba muy seguro de ganar quería que al menos le siguiera el paso y que estuviera tan alejada de él, así sería más divertido.

Usaremos dos dados de 10 (uno en cada post) para ver el resultado de la carrera
Puntaje: 10 + 10 = 20

Eldarion de Ithilien | GONDOR |  Con Saerith  

3. Unidos por una misma pasión

Era una joven princesa que soñaba con una linda historia de amor como la de sus padres. Igual estaba consciente que en el caso de ellos, las cosas no habían sido fáciles para llegar hasta donde ahora estaban. Así que sabía que no todo iba a ser cosas dulces y bonitas, tendría sus retos, sus momentos de pruebas. Estaba consciente de ello, pero ahora lo que quería era asegurarse de que a pesar de que aunque hubiera sus cositas, el chico era el indicado para entregar su corazón.

Eldarion estaba al menos mostrándole un lado que a Saerith le agradaba, la estaba cautivando y eso hacía que según pasaba el tiempo la chica se fuera convenciendo más de que sí quería casarse con él. Tenía la sensación, la corazonada, de que era la persona indicada, que se podía enamorar. — Por supuesto, lo importante es que nos encontremos. — que se tomara la molestia de asegurarse de por nada del mundo fallarle en encontrarse con ella hablaba muy bien de él.

Esperaba que todos esos planes que estaban haciendo se terminaran por cumplir. Claro, seguramente no todos serían rápido. Pero sí esperaba que se cumplieran, pues ella anhelaba tanto conocer el resto del mundo. Era increíble como conocía tan poco de la Tierra Media aun siendo hija de unos aventureros natos, por muy que ahora fueran los Reyes, en especial su padre. Inevitablemente, su sonrisa se ensanchaba cada vez que le aseguraba que la llevaría a conocer cada rincón de aquellas tierras. — Eso espero, porque de verdad es uno de mis anhelos de muchos años. Me haría muy feliz. — afirmo, para que se diera cuenta de lo importante que esto era para la princesa.

Que se pusieran a cabalgar era relajante, pero que tuvieran ese pequeño juego de ver quien llegaba primero la emociono más. Podía ser intrépida por muy delicada que se viera. — No tiene que ser algo extravagante, mi señor. Puede ser algún delicioso fruto, un postre, flores… o incluso alguna bebida que dese en su caso. Algo simbólico. No crea que soy exigente. Aunque me gusten las cosas bonitas, también aprecio lo sencillo y bueno igual depende de quien gane. ¿No? — comento la muchacha encogiéndose de hombros. Quizás no era lo único que deseaba, pero sí lo más correcto. Pedir algo un poco más íntimo sería mucho atrevimiento en especial viniendo de una señorita.

Habían salido bastante parejos aun cuando Saerith iba un poco retrasada no era por mucho. Negaba con una sonrisa cuando aseguraba que no era competitivo. — Pues lo sea o no, cabalgas muy bien. — comento la muchacha mientras se aferraba a las riendas de su yegua tratando de darle alcance. Sin embargo, Eldarion ya le había logrado agarrar una pequeña, pero considerable ventaja que provoco que fuera el que terminara por llegar primero de los dos hasta la zona donde tendrían el picnic.  Por lo que pronto la chica se bajó de su yegua y se acercó a él.  — Bueno, supongo que soy yo la que te debo regalo. En hora buena. ¿Que se te apetece? Igual puedo darte tiempo para pensar si lo necesitas. Que aún tenemos tiempo de sobra. — comento mientras lo miraba a los ojos con ilusión. — ¿Me ayudas con las cosas? — pidió ayuda mientras comenzaba a preparar el lugar donde compartirían.

Puntaje: 9 + 7 = 16

Saerith de Gondor | Establos - Gondor  |  Con Eldarion