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My Life Would Suck Without You
~1x1OriginalRealista - Recuentos de la vida
Dinamarca - 1992 -2004.
Aquellos alumnos se conocieron en la universidad por la misma carrera y aunque suene cliché fue amor a primera vista. Todo se dió de manera rápida e instantánea, pasaron solo cinco días para que se volvieran novios, viviendo grandes momentos y experiencias, mientras seguían muy bien todo en plan académico. Pasó un año, y teniendo ambos 19 años casi al cumplir los 20 años se percataron que habían diferencias y lentamente el amor se fue desvaneciendo. Ella quedó devastada y aunque él le dolió siguió con su vida, a las pocas semanas cuando pensaba volver a comunicarse con ella, notó que ella ya no era alumna de la universidad y se había retirado. Pues Odette optó irse a otra universidad del país y no tenía porque avisarle donde se iba, lo único que sabía es que no iba a poder estar cerca de él mucho más cuando él fue el causante principal del término por querer darse libertades.
Rencor.
August intentó comunicarse pero nada. Habían mensajes que ella contestaba solo que de manera fría como si nada pasara. Al chico solo le quedó continuar, egresar y formar su vida pues pretendía quedarse en el país. Mientras que Odette también le fue muy bien los primeros años, aunque congelo su primera carrera optó por una segunda que ella creía que la haría surgir.
Los primeros años fueron buenos, crecieron y sin saberlo. Sus vidas fueron muy distintas, August se volvió todo un exitoso abogado, mientras que ella. Todo mal. Pues ahí vivía una vida desesperante donde las deudas estaban y lejos de casa, todo se hacía más complicado. Al menos su hermana menor ahora la acompañaba y eso la hacía feliz sin tomar mucho en cuenta su vida solitaria y pocos amigos, para que hablar de su vida amorosa.
Pasaron 12 años y ellos jamás se imaginaron y pensaron que se iban a volver a reencontrar pues todo era parte de su pasado. El amor acarrea oportunidades. Sin embargo, perfectamente el rencor y el orgullo también actúan mucho más cuando saben en el fondo que la atracción aún no se ha acabado.
Aquellos alumnos se conocieron en la universidad por la misma carrera y aunque suene cliché fue amor a primera vista. Todo se dió de manera rápida e instantánea, pasaron solo cinco días para que se volvieran novios, viviendo grandes momentos y experiencias, mientras seguían muy bien todo en plan académico. Pasó un año, y teniendo ambos 19 años casi al cumplir los 20 años se percataron que habían diferencias y lentamente el amor se fue desvaneciendo. Ella quedó devastada y aunque él le dolió siguió con su vida, a las pocas semanas cuando pensaba volver a comunicarse con ella, notó que ella ya no era alumna de la universidad y se había retirado. Pues Odette optó irse a otra universidad del país y no tenía porque avisarle donde se iba, lo único que sabía es que no iba a poder estar cerca de él mucho más cuando él fue el causante principal del término por querer darse libertades.
Rencor.
August intentó comunicarse pero nada. Habían mensajes que ella contestaba solo que de manera fría como si nada pasara. Al chico solo le quedó continuar, egresar y formar su vida pues pretendía quedarse en el país. Mientras que Odette también le fue muy bien los primeros años, aunque congelo su primera carrera optó por una segunda que ella creía que la haría surgir.
Los primeros años fueron buenos, crecieron y sin saberlo. Sus vidas fueron muy distintas, August se volvió todo un exitoso abogado, mientras que ella. Todo mal. Pues ahí vivía una vida desesperante donde las deudas estaban y lejos de casa, todo se hacía más complicado. Al menos su hermana menor ahora la acompañaba y eso la hacía feliz sin tomar mucho en cuenta su vida solitaria y pocos amigos, para que hablar de su vida amorosa.
Pasaron 12 años y ellos jamás se imaginaron y pensaron que se iban a volver a reencontrar pues todo era parte de su pasado. El amor acarrea oportunidades. Sin embargo, perfectamente el rencor y el orgullo también actúan mucho más cuando saben en el fondo que la atracción aún no se ha acabado.
Porque nos pertenecemos ahora,
Unidos para siempre, de alguna manera
Tienes un trozo de mi
Y honestamente,
Mi vida apestaría sin ti
Unidos para siempre, de alguna manera
Tienes un trozo de mi
Y honestamente,
Mi vida apestaría sin ti
Odette Norgaard
PB: Kristen Stewart
EDAD: 19 - 31 años
User: Rising Sun
August C. Madsen
PB: Nicholas Hoult
EDAD: 19 - 31 años
User: Shooting Star
Cronología
— Capítulo 1: Cuando el amor se acaba
— Capítulo 2: Todo lo que quiero por navidad eres tu
— Capítulo 3: Chocolate caliente navideño y una tensa conversación
— Capítulo 4: Cuentas claras
— Capítulo 5: Recuerdos de amor
— Capítulo 6:
— Capítulo 7:
— Capítulo 1: Cuando el amor se acaba
— Capítulo 2: Todo lo que quiero por navidad eres tu
— Capítulo 3: Chocolate caliente navideño y una tensa conversación
— Capítulo 4: Cuentas claras
— Capítulo 5: Recuerdos de amor
— Capítulo 6:
— Capítulo 7:
- Post de rol:
- Código:
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<div class="MM0029-tt"><b>Título del capítulo</b></div>
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<div class="MM0029-tt m2"><span>~</span><i>Personaje</i><i>Fecha</i><i>Lugar</i></div>
<div class="MM0029-txt">Post</div>
</div></div><a class="miMM" href="https://emmescodes.tumblr.com/" title="Code by Emme">Emme</a><link href="https://fonts.googleapis.com/css2?family=Lato:wght@400;900&display=swap" rel="stylesheet"><style>.MM029, .MM029 * { box-sizing: border-box; scrollbar-color: var(--mm-01) #0002 !important; scrollbar-width: thin; --mm-01: #9ab3b9; --mm-02: #FFF; } .MM029 br { display: none; } .MM029 { background-color: #FFF; width: 480px; margin: auto; min-height: 300px; padding: 30px; background-image: url(https://i.pinimg.com/originals/f5/05/24/f50524ee5f161f437400aaf215c9e12f.jpg), url(https://i.pinimg.com/originals/f5/05/24/f50524ee5f161f437400aaf215c9e12f.jpg); background-repeat: no-repeat; background-position: top left, bottom right; border: 1px solid var(--mm-01); font: 12px lato; color: #444; } .MM029 > div { background: #fffd; border: 3px solid var(--mm-01); min-height: 300px; box-shadow: 0 10px 40px -20px #000; } .MM0029-tt { text-align: center; } .MM0029-tt > b { display: block; padding: 15px; background: linear-gradient(-45deg, var(--mm-01), #FFF0 150%); border: 1px solid var(--mm-01); color: var(--mm-02); text-shadow: 1px 1px var(--mm-01), -1px 1px var(--mm-01), 1px -1px var(--mm-01), -1px -1px var(--mm-01), 0 3px 5px #0009; letter-spacing: 2px; font-size: 14px; } .MM0029-tt, .MM0029-img { border-bottom: 3px solid var(--mm-01); padding: 8px; } .MM029 .img { background-position: center; background-size: cover; background-color: var(--mm-01); background-clip: content-box; } .MM0029-img > div { height: 150px; border: 1px solid var(--mm-01); } .MM0029-tt.m2 { display: flex; } .MM0029-tt.m2 > span { background: var(--mm-01); padding: 3px 10px; color: var(--mm-02); font-weight: bold; } .MM0029-tt.m2 > i { flex-grow: 1; border: 1px solid var(--mm-01); margin-left: -1px; padding: 2px 5px; background: var(--mm-02); } .MM0029-txt { padding: 30px; text-align: justify; } .MM0029-pjs > div { border-top: 3px solid var(--mm-01); padding: 8px; display: flex; } .MM0029-pjs > div > span { padding: 5px 10px; flex: 1; margin: 10px 5px; border-left: 3px solid var(--mm-01); } .MM0029-pjs span > i { display: block; } .MM0029-pjs span > i::before { content: ""; display: inline-block; width: 6px; height: 6px; background: var(--mm-01); border-radius: 50%; margin-right: 3px; } .MM0029-pjs span > b { font-size: 14px; } .MM0029-pjs .img { width: 100px; border: 1px solid var(--mm-01); } .MM0029-txt br { display: block; } .MM0029-txt br + br { margin: 5px; } .MM029 div::-webkit-scrollbar { width: 5px !important; height: 5px !important; background: #0002 !important; } .MM029 div::-webkit-scrollbar-thumb { background: var(--mm-01) !important; } .miMM { display: block; font: bold 10px Calibri; letter-spacing: 2px; text-align: center; transition: 0.5s; text-transform: uppercase; padding: 3px; color: #444; } .miMM:hover { letter-spacing: 3px; }</style>
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4. Cuentas claras.
~Odette 24 de Dic - 2004Cafetería
La chica siempre había sido clara de que no se entregaría a nadie solo por hacerlo, que tenía que ser especial. Solo que aquel entonces era muy joven y no se había sentido preparada para hacerlo. Aunque siempre había tenido en claro que si alguna vez ocurría sería con él. Sería con August. En algún punto de su vida llego a pensar que no sucedería nunca, porque incluso en un momento de frustración y debilidad lo intento, pero al final no ocurrió haciendo que el chico solo se molestara con ella y no le volviera hablar.
Sintió un vuelco en el corazón cuando escucho que a pesar de que hubo otras en su vida, ninguna había sido como ella. Es que ahí dictaba la diferencia entre alguien que quieres, a alguien que simplemente te gusta. — Al igual que tú para mí… — murmuro mientras acariciaba su cabello, entregándose por completo a sus besos y caricias. Jamás olvidaría este momento, jamás olvidaría cada huella que estaba dejando en ella. En estos instantes solo se encontraba extasiada con todo esto que todo lo demás había quedado a un lado. — No lo olvidaré, de eso estoy segura. — afirmo, era un momento que no se repetía dos veces y luego de tanto no podría olvidarlo. — ¿Como podría luego de esperar tanto por este momento? — añadió.
Odette ahora no quería pensar en nada más que no fuera el volver a sentir sus besos y tenerlo cerca. Habían pasado tantos años desde la última vez que se habían visto que ahora solo quería olvidar, aunque fuera por un momento lo ocurrido durante ese lapso de tiempo. Era como si el tiempo se hubiera detenido frente a ellos, como sí, en estos instantes no existiera absolutamente nada ni nadie.
Ahora que se encontraba ya recostada en la cama con él, sintiendo su calor cerca, se acomodó un poco para verlo mientras le hablaba. Sus palabras le comenzaban hacer entrar en conflicto. Pues sí lo necesitaba, sí lo quería demasiado y bien era cierto que no pudo evitar entregarse a él sin importar las consecuencias de sus actos. Pero la herida aún estaba en proceso de sanación. No se trataba del perdón, no podía ser tan rencorosa. Es que si no lo quisiera perdonar no hubieras seguido con esto, solo se hubiera marchado desde el primer instante que termino la conversación. Más era algo que tomaría su tiempo, pues le daba miedo que solo fuera esto y nada más. En especial porque él aún tenía novia.
— Yo igual tengo miedo… — murmuro. Y aunque no respondió con palabras a su comentario de quedarse, el que permaneciera en la cama daba a entender que se quedaría. Sin embargo, solo no quería hacerlo pasar otro mal rato. No quería ser tan cruda con él y decirle: todo estuvo fenomenal, ya me voy. Ese no era su estilo. Técnicamente en la madrugada ya sería otro día y ella si cumpliría con quedarse hoy con él. Así que se mantuvo por ahora allí.
Odette prefirió cambiar el tema. Sabía que en tantos años tuvieron que ocurrir muchas cosas, no necesariamente tendrían que ver todas con mujeres en su vida. Ahora que estaba más calmada que antes le daba curiosidad el que como le había ido como abogado. Había logrado lo que ella no. — ¿Ser abogado resulto como lo esperabas? — pregunto expectante, es que no siempre salían las cosas como uno imaginaba con las carreras. — Has ganado casos ya supongo. ¿Son tan intimidantes los jueces como parecen? — la verdad estaba curiosa y se preguntaba que hubiera ocurrido si ella no hubiera terminado en aquella fábrica de pacotilla y mala muerte.
Sintió un vuelco en el corazón cuando escucho que a pesar de que hubo otras en su vida, ninguna había sido como ella. Es que ahí dictaba la diferencia entre alguien que quieres, a alguien que simplemente te gusta. — Al igual que tú para mí… — murmuro mientras acariciaba su cabello, entregándose por completo a sus besos y caricias. Jamás olvidaría este momento, jamás olvidaría cada huella que estaba dejando en ella. En estos instantes solo se encontraba extasiada con todo esto que todo lo demás había quedado a un lado. — No lo olvidaré, de eso estoy segura. — afirmo, era un momento que no se repetía dos veces y luego de tanto no podría olvidarlo. — ¿Como podría luego de esperar tanto por este momento? — añadió.
Odette ahora no quería pensar en nada más que no fuera el volver a sentir sus besos y tenerlo cerca. Habían pasado tantos años desde la última vez que se habían visto que ahora solo quería olvidar, aunque fuera por un momento lo ocurrido durante ese lapso de tiempo. Era como si el tiempo se hubiera detenido frente a ellos, como sí, en estos instantes no existiera absolutamente nada ni nadie.
Ahora que se encontraba ya recostada en la cama con él, sintiendo su calor cerca, se acomodó un poco para verlo mientras le hablaba. Sus palabras le comenzaban hacer entrar en conflicto. Pues sí lo necesitaba, sí lo quería demasiado y bien era cierto que no pudo evitar entregarse a él sin importar las consecuencias de sus actos. Pero la herida aún estaba en proceso de sanación. No se trataba del perdón, no podía ser tan rencorosa. Es que si no lo quisiera perdonar no hubieras seguido con esto, solo se hubiera marchado desde el primer instante que termino la conversación. Más era algo que tomaría su tiempo, pues le daba miedo que solo fuera esto y nada más. En especial porque él aún tenía novia.
— Yo igual tengo miedo… — murmuro. Y aunque no respondió con palabras a su comentario de quedarse, el que permaneciera en la cama daba a entender que se quedaría. Sin embargo, solo no quería hacerlo pasar otro mal rato. No quería ser tan cruda con él y decirle: todo estuvo fenomenal, ya me voy. Ese no era su estilo. Técnicamente en la madrugada ya sería otro día y ella si cumpliría con quedarse hoy con él. Así que se mantuvo por ahora allí.
Odette prefirió cambiar el tema. Sabía que en tantos años tuvieron que ocurrir muchas cosas, no necesariamente tendrían que ver todas con mujeres en su vida. Ahora que estaba más calmada que antes le daba curiosidad el que como le había ido como abogado. Había logrado lo que ella no. — ¿Ser abogado resulto como lo esperabas? — pregunto expectante, es que no siempre salían las cosas como uno imaginaba con las carreras. — Has ganado casos ya supongo. ¿Son tan intimidantes los jueces como parecen? — la verdad estaba curiosa y se preguntaba que hubiera ocurrido si ella no hubiera terminado en aquella fábrica de pacotilla y mala muerte.
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4. Cuentas claras.
~August 24 de Dic - 2004Hotel
Podía notar que Odette estaba completamente segura, se preguntaba de cómo había sido capaz de esperar tanto, tal vez simplemente no se había dado porque estar en pareja o con alguien igual como que era una clase de apoyo, y no podía evitar sentirse mal y culpable por no haber podido rehacer su vida, en fin, imaginaba que era el destino que lo había querido así y por eso se reencontraron.
La instancia para él había estado perfecta, sin presiones, todo fluyó de una manera natural dejándose llevar por los impulsos de algo que cuando joven había anhelado hacer pero donde no había tenido paciencia, es que ahora ya no importaba nada, solo ella, y quería que esto se volviese a repetir otro día. Lo malo de todo esto es que ninguno era de aquí y tenían que volver a sus rutinas y vidas.
Soltó un suspiro. Ahí en la cama, se mantenía acariciando su cabello y luego su cintura, muy satisfecho porque había estado bien todo, aunque en el fondo seguía teniendo miedo, y ella estaba en las mismas, no había contestado a su confesión pero trató de no demostrar que esa omisión no le había agradado para nada.
Fue bueno que cambiara el tema y se llevó la sorpresa que hablaba de abogados, quizás había querido serlo pero lo rechazó, jamás era tarde para realizar los sueños. — Es una carrera excelente, pero como todas tienen sus pro y contras, tuve suerte de encontrar el trabajo que encontre y bueno de a poco he ido subiendo escalones, ahora soy el jefe. Aunque sí está el director, no me quejo, ganó bien — Exclamó siendo sincero, todo lo había hecho con esfuerzo pero reconocía que había tenido suerte por algunos contactos y era como se había mantenido. — Siempre dependen los tipos de jueces, lo más complicado es cuando tienen que defender casos que sabes que no puedes justificar, es parte de… ¿Por qué la pregunta? ¿Qué dijiste que seguiste?— Indicó mientras empezaba a depositar besos en sus hombros de nuevo.
Odette había entendido la indirecta y nuevamente comenzaron a besarse, una cosa llevó a la otra, y esta vez se había relajado tanto que terminó abrazado a ella, el sueño fue tan profundo que no se dio cuenta de nada de lo que ocurrió después.
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4. Cuentas claras.
~Odette 24 de Dic - 2004Cafetería
Ahora solo deseaba disfrutar de aquella tregua. De aquel momento que la hacía sentir nuevamente especial. Porque tal como ella misma le confesó al chico, había quedado muy insegura con ella misma. Había sentido que cualquier chica era mejor que ella. Más ahora August le estaba haciendo ver que valía mucho más y que todo había sido producto de la inmadurez de la época.
Se sentía calmada, recostada a su lado. Pero no dejaba de tener esos pensamientos de temor. Es que aunque quería creer en sus palabras, tomaría su tiempo para que así fuera. Pues antes, ella nunca imagina que la dejaría para irse a vivir la vida loca con cuanta mujer le dijera que sí. Había cambiado seguramente, era parte de madurar, pero una noche no bastaba. Ella necesitaría ese espacio para ver cómo evolucionaba todo, para que su corazón lo perdonara del todo. Por eso, ante sus palabras, prefirió el silencio, al menos respecto a eso.
Lo mejor era no arruinar el momento. Ante este cambio la conversación. Siempre se preguntó que hubiera pasado de haber tenido una carrera distinta. August siempre se vio apasionado por la abogacía y que hubiera logrado cumplir ese sueño le hacía pensar que no todos los sueños eran imposibles. — Supongo que estar en donde siempre quisiste hacer gran diferencia. Más cuando siempre fuiste esforzado. — comento mientras sus miradas aún se cruzaban. — Ya imagino, hay que pararse con mucha seguridad frente al juez, aun cuando uno como persona no crea en la inocencia del cliente. — Pues podía haber de todo, no siempre tocaría defender al inocente.
La chica mordió sus labios un poco frustrada al recordar su propia carrera. — Quería ser notaría. Pero ya sabes… me fui a estudiar a otro lado. La mejor institución en leyes era en la que estudiábamos… Ya es tarde para serlo. Pero si estudié, me fui por otra rama. Por la contabilidad, pero no me fue tan bien como esperaba. — comento. Se había sentido tan bien entre sus brazos que no podía negarse a continuar con los besos y caricias. Por lo que no se amargaría por lo mal que le iba en lo laboral. En eso pensaría y se torturaba después. Simplemente, se dejó llevar por el calor de su cuerpo y terminaron teniendo una segunda ronda de pasión.
Entre una cosa y otra termino por dormir un rato junto a él, más en horas de la madrugada se despertó sin hacer ruido y le escribió una nota.
Sigilosamente, se vistió y salió del lugar dejando sobre la almohada la nota. Había sido lindo, por algo se comenzaba. Pero no podía ser todo así de sencillo. La muchacha regresó a su hogar, aun manteniendo en su mente aquel recuerdo. Fue una noche especial, a pesar de todo, eso nunca iba a cambiar.
Se sentía calmada, recostada a su lado. Pero no dejaba de tener esos pensamientos de temor. Es que aunque quería creer en sus palabras, tomaría su tiempo para que así fuera. Pues antes, ella nunca imagina que la dejaría para irse a vivir la vida loca con cuanta mujer le dijera que sí. Había cambiado seguramente, era parte de madurar, pero una noche no bastaba. Ella necesitaría ese espacio para ver cómo evolucionaba todo, para que su corazón lo perdonara del todo. Por eso, ante sus palabras, prefirió el silencio, al menos respecto a eso.
Lo mejor era no arruinar el momento. Ante este cambio la conversación. Siempre se preguntó que hubiera pasado de haber tenido una carrera distinta. August siempre se vio apasionado por la abogacía y que hubiera logrado cumplir ese sueño le hacía pensar que no todos los sueños eran imposibles. — Supongo que estar en donde siempre quisiste hacer gran diferencia. Más cuando siempre fuiste esforzado. — comento mientras sus miradas aún se cruzaban. — Ya imagino, hay que pararse con mucha seguridad frente al juez, aun cuando uno como persona no crea en la inocencia del cliente. — Pues podía haber de todo, no siempre tocaría defender al inocente.
La chica mordió sus labios un poco frustrada al recordar su propia carrera. — Quería ser notaría. Pero ya sabes… me fui a estudiar a otro lado. La mejor institución en leyes era en la que estudiábamos… Ya es tarde para serlo. Pero si estudié, me fui por otra rama. Por la contabilidad, pero no me fue tan bien como esperaba. — comento. Se había sentido tan bien entre sus brazos que no podía negarse a continuar con los besos y caricias. Por lo que no se amargaría por lo mal que le iba en lo laboral. En eso pensaría y se torturaba después. Simplemente, se dejó llevar por el calor de su cuerpo y terminaron teniendo una segunda ronda de pasión.
Entre una cosa y otra termino por dormir un rato junto a él, más en horas de la madrugada se despertó sin hacer ruido y le escribió una nota.
“Hay cosas que aún me afectan como para seguir como si nada hubiera pasado. Esta noche la atesoraré, fue especial, eso no lo dudes. Más no me puedo quedar. La herida aún no sana por completo y tú te debes a alguien más… y eso tampoco es un detalle menor. Así que lo siento, pero no puedo quedarme. "— Odette.
Sigilosamente, se vistió y salió del lugar dejando sobre la almohada la nota. Había sido lindo, por algo se comenzaba. Pero no podía ser todo así de sencillo. La muchacha regresó a su hogar, aun manteniendo en su mente aquel recuerdo. Fue una noche especial, a pesar de todo, eso nunca iba a cambiar.
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4. Cuentas claras.
~August 24 de Dic - 2004Hotel
El castaño no dejaba de estar inquieto a pesar de todo lo que había pasado entre ellos con solo ese encuentro, es que en el fondo, sabía que no sería un tema fácil cuando fue brutalmente inmaduro en su etapa universitaria y ella misma tenía que entender que tampoco fue del todo correcta en haber dejado todo solo por él, tuvo que tener más estima hacia su propia persona ya que estaban involucrados sus sueños, sin embargo, a veces las cosas del corazón eran así de rudas y uno actuaba por impulso, lo cierto, era por esa razón que sentía responsable de todo esto.
En esos tiempos, solo habían llegado a unos besos, muy pocos recubiertos de pasión ya que Odette no solía ser así y por eso creyó que en el fondo no lo quería, temas que tan solo habían conversado cuando se encontraron porque antes nada, que era lo más triste.
Por lo tanto, al tenerla en sus brazos era todo muy magnifico y relajante, pues confirmaba que nunca debió haberla dejado ir y tuvo que buscarla, la vida y el camino que siguió no se lo permitió pero ahora con este reencuentro tan significativo quería ir por todas, no quería apartarse, tenía que saber más ella, probar rincones que en una sola noche no iba a poder llevar a cabo, ayudarla a seguir un buen camino para su vida, porque Odette no podía estar así, tenía todo para brillar y tan solo tenía que creer en ella misma.
— Totalmente, es toda una osadía pero al menos estoy feliz con lo que hago, partí así pero ahora me encargo de los temas más problemáticos que llegan a la empresa de Abogados y es más papeleo. Todo el día en la oficina. — Ni se quejaba porque ya había trabajado lo suficiente de la otra forma y ahora estaba bastante acomodado, eso sí, era un trabajólico que ni se daba vacaciones era una de las razones porque casi nunca venía a la casa, y ahora que venía, ya ven, había encontrado a su verdadero amor y prefirió irse con ella. Sus padres tenían todo el derecho de quejarse, pero con Odette aquí se iba a quedar unos días, tenía varios días acumulados y era lo justo. — Vaya, comprendo. No… no tiene nada que ver contigo y se ve que no has tenido suerte, es que lo ideal es encontrar una buena empresa de una, yo… si quieres… puedo ayudarte trabajando en mi empresa, solo que si me gustaría que retomarás lo que realmente te apasiona. — Indicó, ya tan cerca de ella que no pudo contenerse y entre caricias junto a besos dieron comienzo a una segunda vuelta que los dejo satisfechos, y tanto que August se durmió.
El chico no se dio cuenta de nada, hasta que de repente ya no empezó a sentir ese calorcito a su lado y cuando medio despertó, sus manos solo rozaron la fría sábana. Al despertar completamente, ya era de madrugada y estaba oscuro, ni siquiera se dio el tiempo de ver su reloj, ni recordaba si había pedido más horas porque todo había sido intenso, hasta que encontró la nota que le había dejado.
Soltó un suspiro y la dejo encima. Podía comprender pero no iba aceptar que esto quedará así precisamente porque estaba haciendo lo mismo que antes: Huir. Y esta vez no iba a dejar que lo hiciera, eso sí, tendría paciencia, tenía que tenerla.
Luego solo se fue a dar un baño, y mientras se vestía encontró uno de los tantos sueters de la chica, así que era la excusa perfecta para volverla a ver. Había sido una grata navidad para dar comienzo y aunque ahora quedaba con ese trago amargo sería él mismo que volvería todo más dulce.
Fin del Capítulo 4
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5. Recuerdos de amor.
~Odette 15 de oct - 1991 Feria
Había llegado al pueblo una de las ferias más famosas y grandes de toda Dinamarca. Un lugar lleno de diversión para todo mundo. Entre atracciones como lo eran las tan esperadas montañas rusas llenas de adrenalinas. O el apacible y romántico carrusel, lleno de hermosas luces y figuras de caballos esculpidos en diversos colores. Además de los pequeños puestos de juegos en donde si lograbas vencer podías llevarte diversos premios demostrando así tu habilidad para la puntería, fuerza o precisión. Y por supuesto también la habilidad para sorprender a tu pareja si eso era lo que querías.
Odette solía ser muy tranquila de las que no le gustaban los grandes bullicios como lo eran las fiestas y las tertulias. Pero una feria era diferente, era un lugar bonito y divertido. La mayoría de la gente iba a pasarla bien de una forma sana y no estaban tratando de llamar la atención del resto de una forma poco correcta. Además de que siempre se había preguntado como sería una salida así con August, pues no era lo mismo a cuando solía ir con sus amigas de pequeña. Sería una experiencia diferente. Por lo cual tan pronto se enteró de que en estos días llegaría la feria, no dudo en soltar el comentario delante del chico a ver si podían darse esa escapadita y pasar un tiempo juntos. Más aún cuando estaban por cumplir un mes adicional de estar juntos. Parecía poco, pero la verdad es que ella cuando se comenzaba una relación esos primeros meses todo mundo los celebraba. No se hagan los que no.
La chica se arregló, con un bonito vestido de flores, sus el cabello largo con unas ondas bien hechas y maquillaje sencillo. Mientras que un bolso color rosado colgado de medio lado le acompañaba para cargar sus cosas. Odette se encontraba esperando con August pacientemente mientras jugaba con el cierre de su bolso. Ellos por suerte no tendrían que preocuparse por las tareas, pues apenas comenzaba el fin de semana. Así que podían pasar una tarde calmada y divertida, pero sobre todo una tarde juntos.
— ¡August! ¡Por aquí! — decía contenta, ese día la chica se veía radiante. Sonriente. Incluso traía en su bolso un bolígrafo con unos ositos abrazados dibujados y sus iniciales grabadas para regalarle al chico.
Odette solía ser muy tranquila de las que no le gustaban los grandes bullicios como lo eran las fiestas y las tertulias. Pero una feria era diferente, era un lugar bonito y divertido. La mayoría de la gente iba a pasarla bien de una forma sana y no estaban tratando de llamar la atención del resto de una forma poco correcta. Además de que siempre se había preguntado como sería una salida así con August, pues no era lo mismo a cuando solía ir con sus amigas de pequeña. Sería una experiencia diferente. Por lo cual tan pronto se enteró de que en estos días llegaría la feria, no dudo en soltar el comentario delante del chico a ver si podían darse esa escapadita y pasar un tiempo juntos. Más aún cuando estaban por cumplir un mes adicional de estar juntos. Parecía poco, pero la verdad es que ella cuando se comenzaba una relación esos primeros meses todo mundo los celebraba. No se hagan los que no.
La chica se arregló, con un bonito vestido de flores, sus el cabello largo con unas ondas bien hechas y maquillaje sencillo. Mientras que un bolso color rosado colgado de medio lado le acompañaba para cargar sus cosas. Odette se encontraba esperando con August pacientemente mientras jugaba con el cierre de su bolso. Ellos por suerte no tendrían que preocuparse por las tareas, pues apenas comenzaba el fin de semana. Así que podían pasar una tarde calmada y divertida, pero sobre todo una tarde juntos.
— ¡August! ¡Por aquí! — decía contenta, ese día la chica se veía radiante. Sonriente. Incluso traía en su bolso un bolígrafo con unos ositos abrazados dibujados y sus iniciales grabadas para regalarle al chico.
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5. Recuerdos de amor
~August 15 de Octubre - 1991Feria
El chico de 18 años estaba enamoradísimo. Era su primera relación de verdad y jamás pensó que encontraría a la chica ideal cuando entró a la universidad. Es que Odette era dulce, tierna y encantadora, se trataba de una niña sana y de bien, de familia y la verdad es que era muy inteligente porque no sabía como era capaz de memorizar todas las unidades e incluso leyes, que a él todavía le costaban mucho. Y lo cierto, es que pasaban los meses y se sentía especialmente bien.
No le costaba para nada socializar y tenía gusto muy disintos a lo de su novia, por lo que significaba calma para su vida y plenitud, al contrario de Odette, si August era más de fiestas y juntas con amigos, por lo que dejaba que la chica eligiera donde quería ir o se iban algún restaurante o algún parque para poder pasar tiempo juntos.
El castaño de ojos azules no era de ferias y ese tipo de eventos, pero solo le basto ver el entusiasmo y motivación de Odette de la feria que había llegado al pueblo cercano al barrio universitario para decir que quería ir con ella. Su recompensa fue precisamente la sonrisa de su chica y aquel abrazo que se dieron al confirmar una nueva cita que tendrían para su colección, ahora sí debía comportarse más romántico, detalles que eran importantes para una relación, claramente se había informado con sus amigos y con la opinión de sus padres que estaban contentos que tuviera novia al fin solo querían conocerla. ¿Y cómo no llevarla si era preciosa? Se iban a derretir cuando la vieran. En definitiva, estaban pasando el mejor momento juntos y esperaba que con el pasar del tiempo todo siguiera igual.
No supo cuanto rato se estuvo alistando para lucir perfecto hasta que se dio cuenta que no era de esos y lo único que debía hacer era parecer presentable, pero sin cambiar su esencia. Era como le gustaba a Odette y no podía cambiar.
Lo que si hizo fue tomar de inmediato el ramo de rosas rojas que había comprado antes antes de salir. Ella merecía lo mejor y quería que se sintiera especialmente bien. Se encontrarían en la entrada de la universidad y sonrió, al notar que su chica con aquel vestido floreado lucía más que hermosa y le encantaba que fuera así de puntual. — ¡Hey, Oddie! — La saludó desde la distancia y apresuró sus pasos para llegar hasta donde estaba, al estar cerca la afirmó de la cintura y atrapó sus labios de manera suave antes de entregarle el ramo de rosas. — Soy feliz cuando estás contenta. — Dijo a la vez con una sonrisa encantadora, mientras tomaba su mano y le daba una vuelta para contemplarla. — Y luces increíble, muy bonita. ¿Vamos? — Señaló aún sosteniendo su mano y luego de su respuesta empezar a caminar hasta donde se encontraba la feria, no estaba muy lejos de la universidad así que imaginaba que aprovecharían de caminar.
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5. Recuerdos de amor.
~Odette 15 de oct - 1991 Feria
La chica estaba muy entusiasmada con su carrera y solía ser muy atenta a los detalles a la hora de las tareas. No cabía duda que era bastante esforzada. Fue en la propia universidad que conoció a August, teniendo ambos ese gusto por el área de las leyes hizo fácil que se comenzarán a entender. Aun cuando en cuanto a personalidad fueran opuestos. Sin embargo, Odette creía plenamente en eso de que los opuestos se atraen. Por lo que aquello no era problema.
August era el primer novio que la chica tenía, pues ella era una muchacha de su casa, sana y que se ilusionaba fácil. El chico de ojos azules era todo un sueño para ella. Lo mejor de todo era que era muy comprensivo. Pues aún, al no ser muy fan de las ferias, ahí estaba complaciéndola.
La emoción se le notaba en los ojitos a Odette los cuales le brillaban. No solo era por ir aquel lugar, sino también era porque cumplían un mes más juntos. Esto se estaba volviendo la experiencia más bonita que ella jamás imagino tener. Esperaba que August se hubiera acordado, porque ella sí lo había hecho y ahí tenía aquel bonito, aunque algo cursi, bolígrafo de regalo guardado en su bolso.
De solo verlo a la distancia ya lo esperaba con los brazos abiertos para un gran abrazo. No pudo evitar notar aquellas hermosas rosas que traía con él y que evidentemente eran para ella. Recibió aquel suave y dulce beso mientras las miradas azules se cruzaban la una con la otra. — ¡Qué hermosas! — Exclamó la chica. Contenta mientras las tomaba en sus manos. — Yo también te tengo algo, es una tontería, pero… — saco el polígrafo con los ositos abrazados y sus iniciales grabadas. Tomo la mano de August y lo deposito en ella. — Esto es para ti. — Dijo sonriendo.
— Y tú me haces feliz a mí. — aseguro apretando una de las mejillas del chico con cariño. Si ahora mismo se encontraba contenta y sonriendo, era gracias a todo lo que le hacía sentir.
— Tu igual, te ves muy bien… te ves, guapo. — le dejo saber mientras sus mejillas se sonrojaban. Odette tomó la mano del chico y comenzaron a caminar hacia la feria.
Cuando llegaron les pusieron unas banditas de papel de colores para identificar que había comprado la entrada. El lugar estaba lleno de tantas atracciones y puestos que no había manera de decidir tan fácilmente por donde comenzar.
— ¿Alguna atracción que te guste? Debe haber alguna… quiero complacerte. — Decía mientras mecía sus manos al ritmo del caminar de ambos. Ella sabía bien lo que le gustaba, pero quería ser justa, así que estaba dispuesta a treparse en la atracción que fuera solo por él.
August era el primer novio que la chica tenía, pues ella era una muchacha de su casa, sana y que se ilusionaba fácil. El chico de ojos azules era todo un sueño para ella. Lo mejor de todo era que era muy comprensivo. Pues aún, al no ser muy fan de las ferias, ahí estaba complaciéndola.
La emoción se le notaba en los ojitos a Odette los cuales le brillaban. No solo era por ir aquel lugar, sino también era porque cumplían un mes más juntos. Esto se estaba volviendo la experiencia más bonita que ella jamás imagino tener. Esperaba que August se hubiera acordado, porque ella sí lo había hecho y ahí tenía aquel bonito, aunque algo cursi, bolígrafo de regalo guardado en su bolso.
De solo verlo a la distancia ya lo esperaba con los brazos abiertos para un gran abrazo. No pudo evitar notar aquellas hermosas rosas que traía con él y que evidentemente eran para ella. Recibió aquel suave y dulce beso mientras las miradas azules se cruzaban la una con la otra. — ¡Qué hermosas! — Exclamó la chica. Contenta mientras las tomaba en sus manos. — Yo también te tengo algo, es una tontería, pero… — saco el polígrafo con los ositos abrazados y sus iniciales grabadas. Tomo la mano de August y lo deposito en ella. — Esto es para ti. — Dijo sonriendo.
— Y tú me haces feliz a mí. — aseguro apretando una de las mejillas del chico con cariño. Si ahora mismo se encontraba contenta y sonriendo, era gracias a todo lo que le hacía sentir.
— Tu igual, te ves muy bien… te ves, guapo. — le dejo saber mientras sus mejillas se sonrojaban. Odette tomó la mano del chico y comenzaron a caminar hacia la feria.
Cuando llegaron les pusieron unas banditas de papel de colores para identificar que había comprado la entrada. El lugar estaba lleno de tantas atracciones y puestos que no había manera de decidir tan fácilmente por donde comenzar.
— ¿Alguna atracción que te guste? Debe haber alguna… quiero complacerte. — Decía mientras mecía sus manos al ritmo del caminar de ambos. Ella sabía bien lo que le gustaba, pero quería ser justa, así que estaba dispuesta a treparse en la atracción que fuera solo por él.
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5. Recuerdos de amor
~August 15 de Octubre - 1991Feria
Eran tan diferentes que a veces se preguntaba como una chica podía ser tan inocente y buena como Odette, y lo cierto, es que bastaba solo verla para quedar totalmente conmovido, derretido y más enamorada. Era tan linda, su sonrisa era como la primavera misma, adoraba el color de su piel, la armonía de su rostro y su cuerpo delgado, por supuesto, que aquel vestido lucía perfecto en su silueta, es que adoraba que usara vestidos, más que nada, que fuera el culpable de sus sonrisas hacía que se sintiera orgulloso, ciertamente a un mes de noviazgo ya se ilusionaba y pensaba en un futuro con ella, donde se veía casado y con varios niños alrededor, ambos abogados así que iban a tener que contratar a una empleada si les iba bien.
— Me agrada que te gusten, las compre hoy en la mañana. No quería que te dieras cuenta hasta ahora. — Dijo con una sonrisita traviesa, y sus ojos azules se abrieron más al ver que ella también le tenía algo. Era lo más cursi que alguna vez le habían regalado, pero aquel bolígrafo tenía toda la esencia y el cariño de Odette, así que una gran sonrisa adornó su expresión. — ¡Está genial! Aunque no quiero gastarlo, ahhh igual sí quiero usarlo. ¡Me gusta, me gusta mucho! ¡Tiene mi inicial! ¡Gracias! — Le dio un pequeño abrazo, es que la encontraba tan delicada, frágil y femenina que pensaba que hasta la podía quebrar, era como una hermosa flor a la cual tenías que cuidar.
Le devolvió la sonrisa. No necesitaba responder porque era completamente mutuo, era muy feliz a su lado y consideraba que eran una pareja ideal que podrían tener muchos planes por delante, una pareja que se amaba de verdad. — Que bah, no tanto como tú.— Le tomó aún más la mano y comenzaron a caminar hacia la feria, y luego de un tiempo ya estaban allí, ya había gente que estaba dentro y muchas que como ellos estaban recién llegando. Por supuesto, que se encargó del pago era lo justo y dejo que le pusieran aquella cinta de papel para andar tranquilos allí.
— Hola, me llamo August y no soy mucho ferias como debes imaginar. — Molestó riendo mientras le daba un toque en la frente con una sonrisa. — Caminemos y allí vemos, yo te acompañaré a todo lo que quieras, aunque claro igual voy a intentar conseguir algún premio para ti. ¿Qué te gustaría hacer primero? ¿Tienes hambre? — Preguntó. Que de camino igual le podría comprar algodón de azúcar o palomitas de maíz, o algo más contundente que él tampoco no comía desde el almuerzo.
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5. Recuerdos de amor.
~Odette 15 de oct - 1991 Feria
Con August la chica se sentía segura, protegida. Amaba como la miraba con aquellos penetrantes ojos azules en los cual solía perderse. El chico era como ese héroe de cuentos que siempre imagino tener a su lado. Uno con el que podría ser feliz para toda la vida. Sus detalles, la forma en que se refería a ella, el cómo la tomaba de la mano, haciendo que se sintiera la chica más importante de la universidad y de toda la localidad.
Por otro lado, la forma tierna y linda de ser de la chica podía hacer sacar una sonrisa a cualquiera. Pues era inevitable que eso se contagiara. Así que a ella igual le hacía muy feliz que por su causa August también lo estuviera. Era como si ambos iluminarán la vida del otro. Estaban en su mejor momento, se podía sentir. Ellos eran el tipo de pareja que muchos hubieran querido ser.
Soltó una risita al escuchar que había tenido que esperar hasta la mañana para no levantar sospechas. — Oh sí, porque si te veo por ahí cargando un ramo de flores no me la creeré que te volviste jardinero. — Bromeó la muchacha. — Me encantan. Están preciosas y huelen muy bien. — Aseguró mientras las acercaba por un momento a su nariz para disfrutar de su aroma. Claro que nada se comparaba con el aroma del perfume del chico cuando lo tenía cerca.
— Aww, me alegra que te guste. Pero sí, úsalo, por favor. Si se le acaba la tinta se le repone. — es que si a veces una cosita tan pequeña e insignificante para otros podía ser muy especial. Pues todo estaba en el significado que tenía para la persona.
— Mucho gusto, me llamo Odette y en ese caso te daré una demostración de lo divertidas que pueden ser. — Molestó con una sonrisa seguida de una risa traviesa mientras volvía a sujetar su mano luego de que le pusieran el brazalete.
— Oh bueno, pues entonces déjame pensar… — la chica se puso pensativa mientras se encontraban parados en el mismo centro de la feria con las personas pasándoles por el lado. Si tenían prisa igual podían rebasarlos que bastante espacio había. Odette se puso a ver todos los puestos y sonrió al notar uno con enormes y hermosos peluches.
— Vez aquel puesto. — Señaló. — Parece fácil… pero requiere de una gran concentración. ¿Aceptas el reto?— Dijo contenta al llegar al puesto. Había como si fuera una pequeña piscina llena a de patitos de hules con unos pequeños aros sobre sus cabezas. El que atendía el puesto entregaba a los jugadores cañas de pescar plásticas con un pequeño gancho al final del hilo. En la pared había un cronómetro. Dependiendo de la cantidad de patitos que logrará pescar en el tiempo establecido, sería el premio que podría reclamar.
Por otro lado, la forma tierna y linda de ser de la chica podía hacer sacar una sonrisa a cualquiera. Pues era inevitable que eso se contagiara. Así que a ella igual le hacía muy feliz que por su causa August también lo estuviera. Era como si ambos iluminarán la vida del otro. Estaban en su mejor momento, se podía sentir. Ellos eran el tipo de pareja que muchos hubieran querido ser.
Soltó una risita al escuchar que había tenido que esperar hasta la mañana para no levantar sospechas. — Oh sí, porque si te veo por ahí cargando un ramo de flores no me la creeré que te volviste jardinero. — Bromeó la muchacha. — Me encantan. Están preciosas y huelen muy bien. — Aseguró mientras las acercaba por un momento a su nariz para disfrutar de su aroma. Claro que nada se comparaba con el aroma del perfume del chico cuando lo tenía cerca.
— Aww, me alegra que te guste. Pero sí, úsalo, por favor. Si se le acaba la tinta se le repone. — es que si a veces una cosita tan pequeña e insignificante para otros podía ser muy especial. Pues todo estaba en el significado que tenía para la persona.
— Mucho gusto, me llamo Odette y en ese caso te daré una demostración de lo divertidas que pueden ser. — Molestó con una sonrisa seguida de una risa traviesa mientras volvía a sujetar su mano luego de que le pusieran el brazalete.
— Oh bueno, pues entonces déjame pensar… — la chica se puso pensativa mientras se encontraban parados en el mismo centro de la feria con las personas pasándoles por el lado. Si tenían prisa igual podían rebasarlos que bastante espacio había. Odette se puso a ver todos los puestos y sonrió al notar uno con enormes y hermosos peluches.
— Vez aquel puesto. — Señaló. — Parece fácil… pero requiere de una gran concentración. ¿Aceptas el reto?— Dijo contenta al llegar al puesto. Había como si fuera una pequeña piscina llena a de patitos de hules con unos pequeños aros sobre sus cabezas. El que atendía el puesto entregaba a los jugadores cañas de pescar plásticas con un pequeño gancho al final del hilo. En la pared había un cronómetro. Dependiendo de la cantidad de patitos que logrará pescar en el tiempo establecido, sería el premio que podría reclamar.
Mini juego
Pesca de patitos: puedes usar el dado de 10 para ver cuántos patitos atrapas y así saber el tamaño de peluche que ganas.
1-3 = pequeño
4-7 = mediano
8-10 = grande
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5. Recuerdos de amor
~August 15 de Octubre - 1991Feria
En realidad, le encantaba que Odette fuera así de detallista porque la verdad si lo veían escribiendo con ese bolígrafo tan tierno y tan de su chica, dictaría orgulloso que se lo había regalado Odette. Es que sí, August estaba muy ilusionado con su primer noviazgo de verdad y con sinceridad ya estaba planificando un futuro junto a ella. Es que solo bastaba ver su sonrisa para estar feliz.
—Promesa, lo voy a usar. — Le dio un beso en la frente de forma de agradecimiento respetando también así su espacio para luego comenzar a caminar al fin a su anhelada feria donde era ella quién estaba más entusiasmada y más contenta con el evento que él mismo pero ahí estaba, comprendiendo que tenía que aceptar sus gustos.
—Bueno señorita Odette voy a aceptar esta demostración y espero divertirme. — Dijo antes de pagar y dejaba que le pusieran esa pulsera de papel para recorrer la feria. No dejaba de sostener su mano, Oddie había omitido completamente lo de la comida o quizás no había oído porque sí que había ruido entre la gente y la música de los diferentes locales. Ya le ofrecería algo de comer al momento que probaran algunos juegos, se notaba que era lo que más quería.
Recorrieron el lugar y elevó ambas cejas ante su proposición, parecía un juego fácil pero si Odette decía que era un juego que requería concentración debía ser cierto, claramente sentía que era mucho más sencillo que pescar de verdad solo que uno nunca sabe lo que pasa y si la suerte no estaba al lado de uno, se podía joder absolutamente todo. Además sabía que algunos juegos podían estar manipulados, sin embargo, no perdía nada con intentar. — Está bien, prometí algún premio para ti aunque ni idea sí será por este juego. Ya te veo derretida con esos peluches. — Los chicos esperaron su turno y con una sonrisa, tomó la caña de pescar y comprobó que quizás no era tan fácil así que trató de concentrarse.
El castaño de ojos azules comenzó. Lo cierto es que no era tan complicado, resultó ser mucho más bueno pescando de lo que imagino. Pue encontró la estrategia exacta para sacar los patitos uno por uno, con demasiada facilidad. Algunas personas empezaron a mirar como lo hacía pero eso no hizo que se intimidara, fue el penúltimo que se le hizo más difícil tomar y aunque lo logró, no tuvo el tiempo suficiente para dar el último de todos. Hizo un puchero.
De todas maneras, se volteó a mirar a Odette con una sonrisa. — Ya sé, aún estoy sorprendido. — Dijo llevándose un dedo a la mejilla para recibir un beso como premio. — ¿Podemos elegir, verdad? — Levantó la mirada hacia el encargado y luego a los peluches que estaban muy juntos a la espera de ser recogidos. — Pueden elegir, jóvenes. — Exclamó. El castaño asintió y le indicó uno, susurrando en su oído. — Elegiría ese oso de peluche solo por lo que dice. — Indicó riendo mientras la abrazaba de lado. — Pero puedes elegir el que más quieras, si gane por tí — Es que también habían otros que decían te amo aunque de otro color y otros animales.
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5. Recuerdos de amor.
~Odette 15 de oct - 1991 Feria
La chica pondría en jarrón con agua las rosas para que así adornen su departamento durante un buen rato. De esta forma preservar durante aún más tiempo aquel hermoso regalo. Sonrió al escuchar cómo August le aseguraba que utilizaría su regalo. Podría ser un detalle muy simple, pero el significado era lo más importante que tenía aquel bolígrafo.
— Ya lo verá, señor August, se va a divertir. — afirmó la chica de forma juguetona. Cuando al fin estuvieron dentro de la feria, la castaña había quedado cautivada por los pequeños puestos con premios. Por lo que de buenas a primeras no capto bien lo de la comida. Odette había quedado hipnotizada por los esponjosos peluches de todos los tamaños y animales.
Viendo que podían jugar, porque ya el chico le había prometido un premio, fue que la muchacha encontró el de la pesca de patitos. — Bueno, si no es aquí, igual puede ser luego en otro. Aunque tienes razón, lo estoy. Es que están tan lindos. — aseguró Odette. La chica sin lugar a dudas le encantaban todo ese tipo de detalles. Pero lo más que amaba era su intensión de querer ganar por ella. Así que grande o pequeño, el premio estaría muy contenta de todos modos.
Odette se paró en un rinconsito a observarlo con detenimiento. No dijo nada, no quería que perdiera la concentración por culpa suya. Por lo que solo lo veía muy atenta, tan atenta como si con la sola mirada pudiera ayudarlo telepáticamente a mantener, sujetó los patitos para que no se le volvieran a caer nuevamente a la piscina. Aunque luciera fácil, no siempre lo era y si no tenías mucho pulso podría eso terminar siendo tu peor enemigo. Por eso mismo, cuando el chico comenzó a sacar tantos patitos los que estaban observando mientras esperaban su turno, y cambien los curiosos, miraba asombrados e incrédulos.
Sí, August hoy traía toda la suerte con él. Cuando termino el tiempo, August tomaba el último haciendo la pesca completa, aunque se le pasaran por algunos segundos el último. La chica aplaudió emocionada por tal hazaña. — ¡Eres el mejor! — aseguro la muchacha dándole el beso en la mejilla.
Sonrió al escucharlo. — Ese lo encuentro completamente adorable. Es perfecto. — afirmo con ojitos brillantes acariciando sus manos. El encargado le extendió el peluche y la chica lo tomo en sus brazos para luego simular como si el osito le diera un beso a August. — Sé que es una cita romántica y todo… pero quiero un poquito de adrenalina. — aseguro Odette. — ¿Te atreves a montarte en la montaña rusa conmigo? — le pregunto mientras le hacía ojitos. — Así, aunque grite, me sentiré segura porque me sujetaré de tu brazo. — Añadió la chica. — Luego ahora sí quiero que vayamos por algún bocadillo. — termino, porque hacerlo antes sería una muy mala idea. Igual quería ir al ca rusel, pero eso ya sería más lueguito.
— Ya lo verá, señor August, se va a divertir. — afirmó la chica de forma juguetona. Cuando al fin estuvieron dentro de la feria, la castaña había quedado cautivada por los pequeños puestos con premios. Por lo que de buenas a primeras no capto bien lo de la comida. Odette había quedado hipnotizada por los esponjosos peluches de todos los tamaños y animales.
Viendo que podían jugar, porque ya el chico le había prometido un premio, fue que la muchacha encontró el de la pesca de patitos. — Bueno, si no es aquí, igual puede ser luego en otro. Aunque tienes razón, lo estoy. Es que están tan lindos. — aseguró Odette. La chica sin lugar a dudas le encantaban todo ese tipo de detalles. Pero lo más que amaba era su intensión de querer ganar por ella. Así que grande o pequeño, el premio estaría muy contenta de todos modos.
Odette se paró en un rinconsito a observarlo con detenimiento. No dijo nada, no quería que perdiera la concentración por culpa suya. Por lo que solo lo veía muy atenta, tan atenta como si con la sola mirada pudiera ayudarlo telepáticamente a mantener, sujetó los patitos para que no se le volvieran a caer nuevamente a la piscina. Aunque luciera fácil, no siempre lo era y si no tenías mucho pulso podría eso terminar siendo tu peor enemigo. Por eso mismo, cuando el chico comenzó a sacar tantos patitos los que estaban observando mientras esperaban su turno, y cambien los curiosos, miraba asombrados e incrédulos.
Sí, August hoy traía toda la suerte con él. Cuando termino el tiempo, August tomaba el último haciendo la pesca completa, aunque se le pasaran por algunos segundos el último. La chica aplaudió emocionada por tal hazaña. — ¡Eres el mejor! — aseguro la muchacha dándole el beso en la mejilla.
Sonrió al escucharlo. — Ese lo encuentro completamente adorable. Es perfecto. — afirmo con ojitos brillantes acariciando sus manos. El encargado le extendió el peluche y la chica lo tomo en sus brazos para luego simular como si el osito le diera un beso a August. — Sé que es una cita romántica y todo… pero quiero un poquito de adrenalina. — aseguro Odette. — ¿Te atreves a montarte en la montaña rusa conmigo? — le pregunto mientras le hacía ojitos. — Así, aunque grite, me sentiré segura porque me sujetaré de tu brazo. — Añadió la chica. — Luego ahora sí quiero que vayamos por algún bocadillo. — termino, porque hacerlo antes sería una muy mala idea. Igual quería ir al ca rusel, pero eso ya sería más lueguito.
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5. Recuerdos de amor
~August 15 de Octubre - 1991Feria
August estaba muy contento de haber logrado esa hazaña, era un descubrimiento de él mismo ante esos juegos, aunque estaba seguro que había sido pura suerte y quizás porque supo como se hacía con tan solo una estrategia, lo cierto, es que estaba sorprendido consigo mismo y era lo más gracioso de todo.
¿Pero cómo no estar contento? Odette era la más feliz de todas por haber ganado un peluche grande que tanto le brillaron los ojitos apenas vio el juego, así que sentía muy orgulloso, claro que también había descubierto que los peluches serían regalos de los más adecuados ante cualquier evento y cumple mes.
Supo que se había sonrojado cuando la chica besó su mejilla y aún así cuando él mismo había prestado su mejilla, no pudo evitar sonreír como todo un embobado. — Gracias, hermosa. — Señaló fascinado esperando cual elegía aunque igual le dio su recomendación es que en el fondo sabía que Odette quedaría feliz con un peluche pequeño o grande. — Imagino que todo fue obra del amor porque te juro que no soy talentoso en esto, que hizo que fuera uno de los más grandes. — Sonrió cuando ella terminó por escoger el oso de peluche blanco con el corazón y que decía “Te amo” en inglés y hizo el ademán de besarlo con este en los labios.
Un poco más lejos del juego porque tenían que darle la oportunidad para que jugaran los otros, el muchachó escuchó lo que proponía, soltó una carcajada. — ¿Quién eres tú y qué has hecho con mi dulce novia? Que yo pensaba que no le gustaba mucho la adrenalina. — Hasta que se dio cuenta que tal vez lo hacía por él que le gustaba la adrenalina aunque ni siquiera lo había pensado.
— Solo si prometes que luego vayamos a la Rueda de la Fortuna. — Le guiñó un ojo porque ese junto al carrusel parecía que le gustarían más a ella, porque sí que prefería por su parte la montaña rusa y los autos chocadores. Imaginaba que comer después de la montaña rusa era lo más adecuado. — Vale, vale. Vamos… que mira la fila es larga. — Dijo tomando la mano de su novia y claro fue recién cuando se percató. — No creo que nos dejen entrar con el oso ¿Crees que puedan cuidarlo? —Molestó mientras la abrazaba por detrás mientras esperaban su turno, se sentía muy bien así, ya que sus fosas nasales se deleitaban del delicado perfume de su princesa.
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5. Recuerdos de amor.
~Odette 15 de oct - 1991 Feria
La emoción generada por ver todo lo ocurrido en aquel juego era parte de esa diversión de ir a la feria. Nunca podías tener con seguridad cuál sería el resultado, esa emoción y tensión, mientras todo mundo observa al que se encuentra jugando, Odette lo encontraba maravilloso. La chica había quedado supercontenta porque su novio había logrado lo que probablemente fuera un recuerdo en aquel juego y todo simplemente en nombre de ella, pues lo había hecho solo para poder conseguirle alguno de los premios.
Sintió bonito cuando vio que se sonrojó con el beso que él mismo había pedido. Aunque tal vez además del beso era por como la muchacha lo elogiaba y le miraba con ojos de orgullo. Pero más derretida quedo cuando le comento que sentía que todo era más por el amor que le tenía, que haber funcionado. — El amor siempre es el arma secreta para que todo salga bien. — aseguro la castaña mientras le daba un suave toquecito en la nariz.
Odette cargaba muy contenta con su oso de peluche mientras caminaba junto August por la feria. Desde donde se encontraban se podía ver aquella gran montaña rusa y escuchar el sonar de los carritos cuando pasaban por las vías, pero sobre todo los gritos entre emoción y algunos de susto de los que se encontraban dentro de la misma. No pudo evitar reír cuando escucho la pregunta del chico. En parte lo hacía para que él tambien tuviera un momento divertido que fuera más a su gusto. Ya que no le había dicho que lugar quería ir y la había dejado decidir a ella. Además, aunque le diera un poco de miedo y posiblemente se lo pensara dos veces para montarse una segunda vez en aquella cosa, al menos podría decir que lo hizo y quien mejor para acompañarla en su primera vez en una montaña rusa que su novio.
— No es que no me guste, más bien aún no lo descubro. ¿Pero quién mejor que tú para ayudarme a descubrirlo? ¿No crees? — comento sonriente — Lo prometo. — dijo levantando su mano como haciendo promesa de niña exploradora. — La verdad es que también me encantaría ir a la rueda de la fortuna. — afirmo la muchacha mientras caminaban hacia la fila que parecía estar bastante concurrida. Porque claro, era una de las atracciones principales. — Yo creo que tienen unos espacios para dejar las cosas mientras se está en la atracción. Así que más vale que cuiden de él. — comento la chica, quien se sentía protegida nada más de sentirlo abrazado a ella.
A pesar de que había bastante gente como eran varios carritos los que se llenaban de pasajeros, la fila no tardo tanto en bajar. Cuando llegaron al la chica estaba un poquito nerviosa, pero simplemente apretó la mano de August y sonrió. — Aquí vamos. — dijo una vez se fueron montando en los carros de la montaña rusa. Pronto comenzaron a subir poco a poco hasta llegar a la parte más alta. Odette no puedo evitar espantarse cuando vio lo alto que se encontraban. — August… qué alto estamos. — dijo ahora escondiendo la cabeza en el hombro del chico. Cuando de pronto y menos lo esperaban, los carritos que ya se habían detenido en el pico de la montaña comenzaban a bajar de manera empinada a toda velocidad. Fue ahí cuando Odette comenzó a gritar como una loca entre la adrenalina y el susto. Sosteniendo fuertemente la mano de su novio.
Sintió bonito cuando vio que se sonrojó con el beso que él mismo había pedido. Aunque tal vez además del beso era por como la muchacha lo elogiaba y le miraba con ojos de orgullo. Pero más derretida quedo cuando le comento que sentía que todo era más por el amor que le tenía, que haber funcionado. — El amor siempre es el arma secreta para que todo salga bien. — aseguro la castaña mientras le daba un suave toquecito en la nariz.
Odette cargaba muy contenta con su oso de peluche mientras caminaba junto August por la feria. Desde donde se encontraban se podía ver aquella gran montaña rusa y escuchar el sonar de los carritos cuando pasaban por las vías, pero sobre todo los gritos entre emoción y algunos de susto de los que se encontraban dentro de la misma. No pudo evitar reír cuando escucho la pregunta del chico. En parte lo hacía para que él tambien tuviera un momento divertido que fuera más a su gusto. Ya que no le había dicho que lugar quería ir y la había dejado decidir a ella. Además, aunque le diera un poco de miedo y posiblemente se lo pensara dos veces para montarse una segunda vez en aquella cosa, al menos podría decir que lo hizo y quien mejor para acompañarla en su primera vez en una montaña rusa que su novio.
— No es que no me guste, más bien aún no lo descubro. ¿Pero quién mejor que tú para ayudarme a descubrirlo? ¿No crees? — comento sonriente — Lo prometo. — dijo levantando su mano como haciendo promesa de niña exploradora. — La verdad es que también me encantaría ir a la rueda de la fortuna. — afirmo la muchacha mientras caminaban hacia la fila que parecía estar bastante concurrida. Porque claro, era una de las atracciones principales. — Yo creo que tienen unos espacios para dejar las cosas mientras se está en la atracción. Así que más vale que cuiden de él. — comento la chica, quien se sentía protegida nada más de sentirlo abrazado a ella.
A pesar de que había bastante gente como eran varios carritos los que se llenaban de pasajeros, la fila no tardo tanto en bajar. Cuando llegaron al la chica estaba un poquito nerviosa, pero simplemente apretó la mano de August y sonrió. — Aquí vamos. — dijo una vez se fueron montando en los carros de la montaña rusa. Pronto comenzaron a subir poco a poco hasta llegar a la parte más alta. Odette no puedo evitar espantarse cuando vio lo alto que se encontraban. — August… qué alto estamos. — dijo ahora escondiendo la cabeza en el hombro del chico. Cuando de pronto y menos lo esperaban, los carritos que ya se habían detenido en el pico de la montaña comenzaban a bajar de manera empinada a toda velocidad. Fue ahí cuando Odette comenzó a gritar como una loca entre la adrenalina y el susto. Sosteniendo fuertemente la mano de su novio.
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5. Recuerdos de amor
~August 15 de Octubre - 1991Feria
De lo que podía estar seguro es que el amor que sentía por Odette era correspondido, y era el más dulce y puro que alguna vez le había tocado, no era un amor fraternal pero se parecía solo que iba hacía lo más romántico. Se sentía orgulloso de tener una novia así y que la hubiera encontrado en la universidad había sido muy grato.
Es que ni siquiera era de ferias y la estaba pasando espectacular mucho más porque la suerte estaba con él, sonrió tiernamente cuando ella dijo sobre que era amor. Eran muy cursis, y no le importaba, es que con sinceridad se la pasaba muy bien a su lado.
Sabía que su chica no era mucho de adrenalina porque era más temerosa y una montaña rusa si que provocaba emociones fuertes, no era un parque de diversiones donde podrían haber juegos más severos pero la montaña rusa dejaba esas emociones. — La verdad es que tienes un punto, además que no tiene nada de malo tener emociones fuertes al menos alguna vez en la vida, así que vale… luego no te quejes. — Le desordenó un poco el cabello y luego se lo ordenó entre risas. —La rueda de la fortuna y el carrusel, no lo olvido. — Dijo con ternura mientras se dirigían a hacer fila que hasta ese momento era larga.
— Ahhhh que bien, entonces ahí lo dejemos. Vamos a tener que hacer eso en este tipo de juegos. Lo cierto… es que me gustaría subirme a los autos chocadores pero no los veo. — Muy probable que estuvieran en otro sector, igual se quería dar un poco de diversión ahora que estaba asumiendo que lo único que quería era pasarla bien.
No tuvieron que esperar mucho hasta que tocó su turno, el castaño dejo de abrazarla y por suerte justo ocuparon un carro para poder sostener su mano, ya notaba que la chica apenas subían comenzaba a sentir miedo, hasta que llegaron a la punta, es que siempre empezaba lento en subida pero cuando bajaban ya iba a mayor velocidad.
—Prepárate. — Acarició su mano con suavidad y dejó que tomara su brazo para sentirse más protegida, cuando el carro descendió empezó a tomar velocidad fue gracioso como gritaba. — Solo disfruta… no te va a pasar nada porque estamos bien afirmados. — Dictaba cuando llegó a una zona que iba lento de nuevo antes de volver a bajar con fuerza. Estuvieron algunos minutos así, hasta que todo se comenzó a calmar y cuando todo se detuvo, ya gracias a los guías del juego pudieron salir del carro.
— ¿Estás bien, princesa? — Susurró mientras la abrazaba, que Odette si había quedado algo temblorosa, así que en cierto modo el abrazo era para calmar todos sus nervios a flor de piel. Además que lógico que le dolía el brazo por como lo había tomado seguro que lo tendría rojo, pero aún así no dijo nada.
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5. Recuerdos de amor.
~Odette 15 de oct - 1991 Feria
Ese amor que tenían era uno especial. Algo tan bonito y puro que valía la pena cuidar de ello. Odette estaba viviendo el sueño de encontrar a esa persona especial que cualquier chica pudiera desear. Cuando entro a la universidad jamás imaginó que viviría algo así tan pronto. Pero ahí estaba, viviendo los momentos más bonitos y dulces de la vida. Se sentía afortunada de haber conocido a un chico tan atento, detallista y también guapo como lo era August.
No le importaba ser cursi, ni nada. Con él lo podía ser. Es que nadie podía entender esto si no se encontraba en dicha posición. Por eso es que muchos de los que estaban alrededor de la pareja podrían pensar que estaban llenos de cursilería y no apreciaban el valor que era tener una compañía tan bonita.
La muchacha con el solo hecho de estar en la feria con él ya se sentía contenta. Así que aun cuando muriera de miedo en la montaña rusa y estaba dispuesta además de emocionada de intentarlo. — Sí, de verdad quiero intentarlo. Nunca se sabe si me podría gustar o ni hasta no intentarlo. — afirmó segura. Sabía que lo más que podía pasar era que estuviera nerviosa y gritara. Pero todo el mundo gritaba en las montañas rusas. ¿No?
— Yo tampoco lo voy a olvidar. — afirmó la chica, estaba deseosa de ir alguno de ellos también. Solo sonrió al notar como había desordenado un poco su cabello. Por fortuna había donde dejar sus cosas mientras estaban en la atracción. Así que eso no sería preocupación alguna.
— Es posible que sea porque están al otro lado de la feria. Quizás debamos revisar los mapas luego para encontrarlos. Siempre tienen que tener uno de esos. — aseguró la castaña, pues los carritos chocones solían ser una atracción muy popular.
Fue toda una adrenalina pura el subir aquella montaña rusa y bien que August había notado su nerviosismo. Es que eran muy evidentes. — Sí, supongo que ya estoy preparada. — afirmó cuando tomó su brazo. Aun así la bajada la había sorprendido y eso bien que el chico lo sintió en su brazo. Escuchó lo que su novio le dijo que no pasaría nada, así que en la siguiente sección e intentó ponerse más relajada y disfrutar. De todos modos no pudo evitar soltar sus buenos gritos.
Con todo y eso había bajado temblorosa de la atracción, así que aferró al abrazo del chico. — Solo estoy algo temblorosa. No estuvo tan mal. Aunque fue suficiente emoción por hoy de ese estilo. — Afirmó riendo. — ¿Vamos por algún caramelo antes de ir a la rueda de la fortuna? Creo que necesito algo de comer para recobrar el color. — comento, aunque ya poco a poco se volvía a sentir ella misma. Miró, a August, les faltaba algo. — Oh, sí. No olvidemos recoger a nuestro hijo. — Bromeó tomando su mano para ir a buscar el oso de peluche. Odette miro el puesto donde estaban las palomitas de más, había algunas que tenían chocolate blanco y chispitas en forma de corazón. Una deliciosa combinación entre lo dulce y salado. — ¿Que tal palomita? ¿Crees que nos dejen subir con ellas a la rueda de la fortuna? — sugirió la chica, igual había más puestos y podían pedir más cosas. Hasta podían compartírselas y así poder probar más cosas.
No le importaba ser cursi, ni nada. Con él lo podía ser. Es que nadie podía entender esto si no se encontraba en dicha posición. Por eso es que muchos de los que estaban alrededor de la pareja podrían pensar que estaban llenos de cursilería y no apreciaban el valor que era tener una compañía tan bonita.
La muchacha con el solo hecho de estar en la feria con él ya se sentía contenta. Así que aun cuando muriera de miedo en la montaña rusa y estaba dispuesta además de emocionada de intentarlo. — Sí, de verdad quiero intentarlo. Nunca se sabe si me podría gustar o ni hasta no intentarlo. — afirmó segura. Sabía que lo más que podía pasar era que estuviera nerviosa y gritara. Pero todo el mundo gritaba en las montañas rusas. ¿No?
— Yo tampoco lo voy a olvidar. — afirmó la chica, estaba deseosa de ir alguno de ellos también. Solo sonrió al notar como había desordenado un poco su cabello. Por fortuna había donde dejar sus cosas mientras estaban en la atracción. Así que eso no sería preocupación alguna.
— Es posible que sea porque están al otro lado de la feria. Quizás debamos revisar los mapas luego para encontrarlos. Siempre tienen que tener uno de esos. — aseguró la castaña, pues los carritos chocones solían ser una atracción muy popular.
Fue toda una adrenalina pura el subir aquella montaña rusa y bien que August había notado su nerviosismo. Es que eran muy evidentes. — Sí, supongo que ya estoy preparada. — afirmó cuando tomó su brazo. Aun así la bajada la había sorprendido y eso bien que el chico lo sintió en su brazo. Escuchó lo que su novio le dijo que no pasaría nada, así que en la siguiente sección e intentó ponerse más relajada y disfrutar. De todos modos no pudo evitar soltar sus buenos gritos.
Con todo y eso había bajado temblorosa de la atracción, así que aferró al abrazo del chico. — Solo estoy algo temblorosa. No estuvo tan mal. Aunque fue suficiente emoción por hoy de ese estilo. — Afirmó riendo. — ¿Vamos por algún caramelo antes de ir a la rueda de la fortuna? Creo que necesito algo de comer para recobrar el color. — comento, aunque ya poco a poco se volvía a sentir ella misma. Miró, a August, les faltaba algo. — Oh, sí. No olvidemos recoger a nuestro hijo. — Bromeó tomando su mano para ir a buscar el oso de peluche. Odette miro el puesto donde estaban las palomitas de más, había algunas que tenían chocolate blanco y chispitas en forma de corazón. Una deliciosa combinación entre lo dulce y salado. — ¿Que tal palomita? ¿Crees que nos dejen subir con ellas a la rueda de la fortuna? — sugirió la chica, igual había más puestos y podían pedir más cosas. Hasta podían compartírselas y así poder probar más cosas.
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5. Recuerdos de amor
~August 15 de Octubre - 1991Feria
La pobre Odette había bajado de la montaña rusa toda temblorosa por eso la sostenía entre sus brazos, abrazándola para que calmara así sus nervios. Le gustaba que hubiera enfrentado sus temores porque no era una chica de adrenalina, solo que de todas maneras se había atrevido y esperaba divertirse o era lo que creía. — ¿Pero te divertiste? ¿Es para repetir? — Dijo con una pequeña sonrisa traviesa pues suponía que no pero bastaba solo con una vez, se la había pasado bien pero no iba a volver subir si ella no estaba preparada. — Lo imagine, es lo mismo con el barco pirata, cuando era niño me asustaba. — Comentó cuando notó que estaba menos temblorosa y sostenía su mano, ahora quería saber que iban hacer ahora. Al menos no veía a su novia mareada que ahí habrían tenido que ir a sentarse, había estado bueno no comer antes de subir.
— Vale, vale. ¡Vamos! — Señaló mientras se disponía a seguirla más bien, porque era ella quién estaba al tanto de todos los lugares, reconocía que tanto local de un lado para otro lo mareaba un poco, sin embargo, antes de partir se acordaron del oso de peluche, soltó una fuerte carcajada. — Somos unos malos padres casi se nos olvida, menos mal que no es uno de verdad ¿Te imaginas? — Decía mientras iban por el peluche y se daba cuenta que algo faltaba, se llevó un dedo al mentón. — Le hace falta un nombre, podría ser uno neutral, es que no sé si es niño o niña. — Señaló divertido más por el color del oso de peluche.
— Comeré palomitas, pero creo que querré salado después, tengo ganas de comer papas fritas ¿Dónde hay? — Empezó a buscar. — Después te va a dar sed... — Igual se fueron directo al local de palomitas donde pidió dos paquetes aunque uno más pequeño para él que igual tenía ganas de papitas fritas.
Terminó comprando. No le importaba gastar dinero por ella aunque sabía que luego iba a tener que contenerse. — ¡Ya las vi! — Dijo al notar un cartel que tenía dibujado un paquete de papas y una hamburguesa, se trataba de un carro donde vendían nachos con salsa de queso, hamburguesas y papas fritas, también habían refrescos de todos los sabores. — ¿Quieres algo? — Le preguntó mientras igual sacaba un montón de palomitas antes de llegar y hacían de nuevo fila.
Un buen descanso estaba bien para seguir subiendo a los otros juegos, y como querían ir a la rueda de la fortuna seguro se relajarían más, se lo estaba pasando muy bien. Odette había acertado con aquella cita y había superado todas sus expectativas.
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5. Recuerdos de amor.
~Odette 15 de oct - 1991 Feria
Había sido una experiencia increíble y única. Aunque sí que también había sido por un momento increíblemente aterradora. En especial cuando llegaron a la cúspide de la montaña y luego defendieron a toda velocidad de manera inesperada, pues el carro se había quedado detenido por algunos segundos allí arriba como si intentará tomarlos por sorpresa, cosa que evidentemente logró. Había sido un momento de mucha emoción, eso Odette lo tenía bien claro.
— No te negaré que ese pico tan alto me espanto. Pero luego que logré relajarme me gustó. — admitió la chica. — Bueno, creo que lo volvería a repetir… pero no hoy. — aclaró la muchacha, es que a pesar del miedo se había divertido. Suponía que era parte de la experiencia en este tipo de atracciones. De seguro, el brazo de August pagó las consecuencias esos primeros momentos. Ya luego, aunque se mantuvo sosteniéndolo, no lo había hecho con tanta fuerza. Había sido más por tenerlo cerca. — ¿Te apreté muy fuerte? Déjame revisar. — preguntó la muchacha soltando una risita nerviosa. No había sido su intención apretarlo más de la cuenta. — Ese igual me daba miedo de niña de solo verlo volar por los aires. — aseguró Odette respecto al barco pirata.
La castaña ya estaba pensando en saborear algo de aquellos puestos cuando recordó que no tenía consigo el osito. Lo gracioso fue como reaccionó ella y para qué negarlo, su novio también luego de cantar cantarse como unos malos padres, pues casi lo dejan atrás. Aunque la realidad solo fue unos momentos, nada más, pero valió para las risas. — Ay, no… no puede ser. ¿Te imaginas? Qué horror. Pobrecito, menos mal. — Comentó mientras reía; y sí, menos mal no era un hijo de verdad o le hubieran generado un trauma.
— ¡Muy cierto! A ver… que tal… ¿Vainilla? Precisamente porque me recuerda al color cremoso de las malteadas de Vainilla Madsen-Norgaard. Y la verdad me parece neutral. Aunque para mí que tiene cara de niño. — si tuviera algún cachorro podría ponerle un nombre así. Lástima que no la dejaban tener animales en el apartamento.
— Sí, debe haber un puesto de papas. — observó ella también a ver si lo encontraba. — Eso es muy cierto. También hay que buscar algo refrescante de beber. — aseguró la chica mientras lo acompañaba en busca de las papas. Odette mientras el chico pedía, comenzaba a probar un poco de aquellas palomitas. — Yo quiero un refresco de tamaño grande, tienes razón, esto da sed y eso que tienen el toque dulce. — comentó la muchacha. — Bueno, quizás una hamburguesa… aunque creo que igual te robaré alguna papita. — Sugirió divertida. — Prometo dejarte una mordida de mi hamburguesa. — añadió la chica.
Una vez ya con la comida, la chica señaló un banco que tenía vista justo hacia la rueda de la fortuna. — Estoy contenta. ¿Sabes? — Le decía mientras le acercaba a la boca del chico la hamburguesa para que tuviera un pedazo. Aunque claro, ella ya igual le estaba robando una papita. — Me encanta cuando pasmos tiempo juntos. — Añadió ahora recostando su cabeza en el hombro ajeno mientras observaba la fila para subir a la rueda. — Al menos para cuando terminemos ya habrá bajado la fila. Ya veo un par de parejitas en modo romántico… como nosotros. — añadió mientras ahora levantaba la vista para verlo a los ojos con ojitos brillantes.
— No te negaré que ese pico tan alto me espanto. Pero luego que logré relajarme me gustó. — admitió la chica. — Bueno, creo que lo volvería a repetir… pero no hoy. — aclaró la muchacha, es que a pesar del miedo se había divertido. Suponía que era parte de la experiencia en este tipo de atracciones. De seguro, el brazo de August pagó las consecuencias esos primeros momentos. Ya luego, aunque se mantuvo sosteniéndolo, no lo había hecho con tanta fuerza. Había sido más por tenerlo cerca. — ¿Te apreté muy fuerte? Déjame revisar. — preguntó la muchacha soltando una risita nerviosa. No había sido su intención apretarlo más de la cuenta. — Ese igual me daba miedo de niña de solo verlo volar por los aires. — aseguró Odette respecto al barco pirata.
La castaña ya estaba pensando en saborear algo de aquellos puestos cuando recordó que no tenía consigo el osito. Lo gracioso fue como reaccionó ella y para qué negarlo, su novio también luego de cantar cantarse como unos malos padres, pues casi lo dejan atrás. Aunque la realidad solo fue unos momentos, nada más, pero valió para las risas. — Ay, no… no puede ser. ¿Te imaginas? Qué horror. Pobrecito, menos mal. — Comentó mientras reía; y sí, menos mal no era un hijo de verdad o le hubieran generado un trauma.
— ¡Muy cierto! A ver… que tal… ¿Vainilla? Precisamente porque me recuerda al color cremoso de las malteadas de Vainilla Madsen-Norgaard. Y la verdad me parece neutral. Aunque para mí que tiene cara de niño. — si tuviera algún cachorro podría ponerle un nombre así. Lástima que no la dejaban tener animales en el apartamento.
— Sí, debe haber un puesto de papas. — observó ella también a ver si lo encontraba. — Eso es muy cierto. También hay que buscar algo refrescante de beber. — aseguró la chica mientras lo acompañaba en busca de las papas. Odette mientras el chico pedía, comenzaba a probar un poco de aquellas palomitas. — Yo quiero un refresco de tamaño grande, tienes razón, esto da sed y eso que tienen el toque dulce. — comentó la muchacha. — Bueno, quizás una hamburguesa… aunque creo que igual te robaré alguna papita. — Sugirió divertida. — Prometo dejarte una mordida de mi hamburguesa. — añadió la chica.
Una vez ya con la comida, la chica señaló un banco que tenía vista justo hacia la rueda de la fortuna. — Estoy contenta. ¿Sabes? — Le decía mientras le acercaba a la boca del chico la hamburguesa para que tuviera un pedazo. Aunque claro, ella ya igual le estaba robando una papita. — Me encanta cuando pasmos tiempo juntos. — Añadió ahora recostando su cabeza en el hombro ajeno mientras observaba la fila para subir a la rueda. — Al menos para cuando terminemos ya habrá bajado la fila. Ya veo un par de parejitas en modo romántico… como nosotros. — añadió mientras ahora levantaba la vista para verlo a los ojos con ojitos brillantes.
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5. Recuerdos de amor
~August 15 de Octubre - 1991Feria
El castaño la miró dulcemente y luego elevó la ceja, conteniendo la risa. — No te vi en ningún momento relajada, amor. — La molestó jugando con sus manos si tan solo hace poco había dejado de temblar, no era una chica de emociones fuertes pero lo intentaba por él y eso le agradaba. — Un poco, sí. Debe estar rojo. — Extendió su brazo para que observará notando por primera vez lo rojo que estaba, es que ambos tenían piel muy blanca. — A mi me gustaba, pero siempre tiene ese algo de masoquista, ya cuando pude subirme solo me sentí todo un héroe. —Masculló recordando los viejos tiempos donde tan solo era un pequeño y salía mucho con su padre y hermana mayor.
Casi había olvidado el oso y esperaba que eso no pasara si algún día llegaban a tener un hijo de verdad, en fin, el oso de peluche estaba donde lo habían dejado y decidieron darle un nombre. Por el color, le agradaba mucho el nombre vainilla además que era bastante neutral, encontró adorable que quisiera poner los dos apellidos. — Me gusta, la madre tiene actitud para dejar también su apellido. — Que siempre dejaban solo el apellido del padre, en fin, le pareció un gesto de lo más adorable.
Solo comenzó a reír que la chica tenía mucha hambre y no quería solo los palomitas, la verdad es que era muy glotón, por lo tanto, apenas llegaron al carro que tenía mesas dispersas alrededor para poder comer sentados — Sabes que no me voy a poder negar con la comida, yo también pediré una hamburguesa, esa de queso se ve fantástica. ¡No olvidaré las papitas!— Con un gesto le pidió que reservara un lugar mientras él compraba y luego de unos minutos llegaba con las dos hamburguesas, los refrescos - ya sabía son sus sabores favoritos no era necesario preguntar - y las papas fritas, que la pidió grande porque sabía que le iba a sacar.
Se dio cuenta que los lugares estaban ocupados así que la encontró en uno de los bancos y fue hasta ella, este estaba cerca de la rueda de la fortuna. Dio una mordida a la hamburguesa que le convidaba y también hizo lo mismo con la suya, terminó de comer antes de responder. — Me alegra mucho que estés contenta, yo también estoy feliz. — Sin poder contenerse mucho se acercó a ella y siseó. — Y tanto que quiero volver a besarte…— Siseó con suavidad, pidiendo permiso antes de acercarse para terminar embriagado con un nuevo beso.
—Con todo lo que vamos a comer, necesitaremos un buen descanso. Además que nada nos detiene podemos quedarnos hasta tarde.— Dijo acariciando su mejilla antes de comenzar a comer. Lo cierto, es que no eran los únicos como pareja, cada cual mantenía su historia. — Nada que envidiar, nosotros somos la mejor pareja. — Siseó mientras le guiñaba un ojo y solo comenzaba a comer, la hamburguesa estaba realmente exquisita y compartirlas era genial, se la estaba pasando bien y lo bueno es que ahora ya con el estómago lleno podía disfrutar más.
Cuando terminaron de comer, el chico botó los desechos en el basurero y nuevamente tomó su mano. — ¿Por aquí no hay un lugar donde nos saquen fotos? Me gustaría tener al menos un recuerdo.— Dos fotos podría ser ideal, una de esas pequeñas o de bolsillo para poder tenerla en su billetera.
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5. Recuerdos de amor.
~Odette 15 de oct - 1991 Feria
Sin duda había sido una experiencia especial. No podía evitar sonreír con todo aquello. Estaba feliz a pesar de las altas emociones en la montaña rusa. Rio al escucharlo, para luego hacer un puchero a modo de juego. — No molestes. — Dijo entre risas. Es que para que negarlo, aquello había sido intenso. — Ay no… — Murmuró ahora en un tono más serio al notar que si se le había hecho marca al brazo del chico.
Recordar esas experiencias de niños era lindo. Por lo que haber logrado traerle eso a la mente la hacía feliz. — Ya imagino, seguro sentías que volabas como superman. — porque sí, daba ese tipo de sensación, solo que de niña sí que no había aguantado.
Lo que no se esperó fue dejar sin querer al osito atrás. Es que con toda la adrenalina del momento se le había escapado a los dos. Pensar que hubiera sido un hijo de verdad, de seguro se hubiera aterrado. Aún era muy joven para pensar en niños, pero seguro en algún momento los tendría y no quería terminar haciendo algo como eso. Si es que bien recordaba como una vez su padre la olvidó a ella y su hermana en él centró comercial. Había ido a hacer unas compras luego de dejarlas en la escuela y por una razón que ya olvidó, ese día no hubo clases. Así que sé las tuvo que llevar con él… el pobre hombre en el ajetreo de las compras olvidó que las niñas lo acompañaban y bueno… hasta que lo llamaron por las bocinas de una de las tiendas.
— Por supuesto, nosotras tenemos nuestra pare en los hijos. Eso sería lo más justo porque es de los dos. — afirmó la muchacha en cuanto a los apellidos mientras abrazaba al oso.
Luego de la adrenalina, al parecer los había atacado el hambre. Vaya que era una tentación tener tanta comida, golosinas y refrescos para escoger. Odette se fue a buscar donde sentarse, en las ferias era toda una misión porque siempre había gente ocupando las mesas. Por fortuna aquel banco que encontró estaba vacío esperando por ella. Desde la distancia lo vio cargando las cosas, así que le hizo una señal con la mano. — Te hubiera ayudado de no ser porque luego tendríamos que comer parados. — comento cuando ya estuvo junto a ella. Ahí estaban los dos juntitos sentados en el banco, bueno los tres, porque en una esquina los acompañaba Vainilla.
Se podía notar el amor y cariño entre esos dos. La muchacha estaba contenta de poder compartir momentos tan especiales como esté con él y le alegraba aún más que él sintiera lo mismo. — Son de esos momentos felices que quedarán plasmados en nuestra memoria. — aseguro la castaña. El chico quería besarla. Ella era bastante tímida para esas cosas. Pero de todos modos le gustaban esos dulces besos que August le daba. — Yo también quiero un beso. — Confesó la chica.
Odette recostó su cabeza del hombro de August mientras comía más palomita y observaba a la gente. Sonreía al sentir el contacto de la mano del chico con su mejilla. — Definitivamente, es necesario el detente. El estar así, recostada de ti, también me hace sentir muy bien. — afirmó la joven. — ¿Entonces podremos recorrer todos los rincones de la feria que queramos? ¿No? — preguntó ilusionada ahora viéndole a la cara. Deposito un pequeño beso en su mejilla cuando menciono que no tenían nada que envidiar a las demás parejas. — Muy cierto. — afirmó. Para luego terminar la comida y así proseguir con la próxima actividad.
— Creo que vi cerca una cabina de fotos. Vamos, sé dónde se encuentra. — Le dijo dándole la mano para que se la tomara y la siguiera. Fue ahí donde lo llevó hasta la cabina fotográfica. Lugar donde comenzó a sacar las fotos de todas las maneras ocurrentes posibles. Incluso algunas hasta con el oso. — ¿Cuál crees que será tu favorita? — preguntó mientras abrazada a él, sentía como iban saliendo las fotos por el costado de la máquina mientras ellos seguían viendo el flash de la cámara a la vez que les lanzaba una nueva foto. La de Odette seria indiscutiblemente esa en la que habían quedado nariz con nariz con una sonrisa en el rostro.
Recordar esas experiencias de niños era lindo. Por lo que haber logrado traerle eso a la mente la hacía feliz. — Ya imagino, seguro sentías que volabas como superman. — porque sí, daba ese tipo de sensación, solo que de niña sí que no había aguantado.
Lo que no se esperó fue dejar sin querer al osito atrás. Es que con toda la adrenalina del momento se le había escapado a los dos. Pensar que hubiera sido un hijo de verdad, de seguro se hubiera aterrado. Aún era muy joven para pensar en niños, pero seguro en algún momento los tendría y no quería terminar haciendo algo como eso. Si es que bien recordaba como una vez su padre la olvidó a ella y su hermana en él centró comercial. Había ido a hacer unas compras luego de dejarlas en la escuela y por una razón que ya olvidó, ese día no hubo clases. Así que sé las tuvo que llevar con él… el pobre hombre en el ajetreo de las compras olvidó que las niñas lo acompañaban y bueno… hasta que lo llamaron por las bocinas de una de las tiendas.
— Por supuesto, nosotras tenemos nuestra pare en los hijos. Eso sería lo más justo porque es de los dos. — afirmó la muchacha en cuanto a los apellidos mientras abrazaba al oso.
Luego de la adrenalina, al parecer los había atacado el hambre. Vaya que era una tentación tener tanta comida, golosinas y refrescos para escoger. Odette se fue a buscar donde sentarse, en las ferias era toda una misión porque siempre había gente ocupando las mesas. Por fortuna aquel banco que encontró estaba vacío esperando por ella. Desde la distancia lo vio cargando las cosas, así que le hizo una señal con la mano. — Te hubiera ayudado de no ser porque luego tendríamos que comer parados. — comento cuando ya estuvo junto a ella. Ahí estaban los dos juntitos sentados en el banco, bueno los tres, porque en una esquina los acompañaba Vainilla.
Se podía notar el amor y cariño entre esos dos. La muchacha estaba contenta de poder compartir momentos tan especiales como esté con él y le alegraba aún más que él sintiera lo mismo. — Son de esos momentos felices que quedarán plasmados en nuestra memoria. — aseguro la castaña. El chico quería besarla. Ella era bastante tímida para esas cosas. Pero de todos modos le gustaban esos dulces besos que August le daba. — Yo también quiero un beso. — Confesó la chica.
Odette recostó su cabeza del hombro de August mientras comía más palomita y observaba a la gente. Sonreía al sentir el contacto de la mano del chico con su mejilla. — Definitivamente, es necesario el detente. El estar así, recostada de ti, también me hace sentir muy bien. — afirmó la joven. — ¿Entonces podremos recorrer todos los rincones de la feria que queramos? ¿No? — preguntó ilusionada ahora viéndole a la cara. Deposito un pequeño beso en su mejilla cuando menciono que no tenían nada que envidiar a las demás parejas. — Muy cierto. — afirmó. Para luego terminar la comida y así proseguir con la próxima actividad.
— Creo que vi cerca una cabina de fotos. Vamos, sé dónde se encuentra. — Le dijo dándole la mano para que se la tomara y la siguiera. Fue ahí donde lo llevó hasta la cabina fotográfica. Lugar donde comenzó a sacar las fotos de todas las maneras ocurrentes posibles. Incluso algunas hasta con el oso. — ¿Cuál crees que será tu favorita? — preguntó mientras abrazada a él, sentía como iban saliendo las fotos por el costado de la máquina mientras ellos seguían viendo el flash de la cámara a la vez que les lanzaba una nueva foto. La de Odette seria indiscutiblemente esa en la que habían quedado nariz con nariz con una sonrisa en el rostro.
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5. Recuerdos de amor
~August 15 de Octubre - 1991Feria
Lo estaba pasando realmente bien con Odette. No era su primera cita del mes que llevaban juntos pero era la que más estaba marcando hermosos recuerdos que estaba seguro que iban a conservarse en sus memorias. Se rieron, se molestaron e incluso, hablaron de hijos e incluso, el oso de peluche obtuvo un nombre con dos apellidos.
Habían decidido comer y lo cierto, es que no bastaron solo las palomitas, ahora en aquel banco comían hamburguesas y papas fritas. — Solo espero que sea uno de muchos más, Odette. — Dijo con una sonrisa, ahora pidiendo un beso que fue aceptado por su chica, que sabía que era demasiado tímida y sentía algo de vergüenza, por eso siempre trataba de ser muy dulce con ella para que disfrutara cada instante. El beso fue suave y soltó un suspiro cuando acabó, quedando con una sonrisa embobada en el rostro. — Jamás pensé que me volvería todo un cursi, es tu culpa. ¿Sabes que te quiero mucho, verdad? — Cuestionó, dándole un toque en su nariz sin dejar de sonreír, es que con tan solo verla, las sensaciones solo eran de felicidad, sabía bien que estaba muy enamorado y no dejaba de pensar en ella, era las consecuencias de un amor épico.
El chico acariciaba de vez en cuando su mano mientras comía hasta que acabó con su hamburguesa, las papas fritas si que la compartieron. — Por supuesto, hasta que la feria termine, no tenemos nada que hacer mañana y lo vale. — Dijo entusiasmado, tratarían de aprovechar cada juego y entretención que habían, esos eran sus planes. Sabía que iba a quedar con los bolsillos vacíos pero lo valía, situaciones así no se daban todos los días.
Y era cierto que no tenían nada que envidiar a las otras parejas, ellos tenían lo suyo. Tenía ganas de tener alguna foto para recordar el buen momento, que una imagen de ellos quedará plasmada y también sonreír cada vez que la encontrará. A Odette le pareció una excelente idea — ¡Siempre te das cuenta de todo! ¡Genial! ¡Vamos! — Murmuró contento yendo hacia aquella cabina de fotos que por lo que notaba sacaba solo una tirita de diferentes fotos, eran cuatro fotos y mejor, porque así se quedaban dos cada uno.
Entraron, y comenzó a pensar que postura era la adecuada, se dejo guiar por Odette, y dejó que rozara su nariz. — Definitivamente con un beso pero tiene que ser al final. Me ha gustado la tuya. — Dijo guiñando un ojo. Luego solo se colocó detrás de ella para quedar mejilla con mejilla y así mirar fijamente la cámara para que fuera una foto frontal. — ¿Ahora el beso? ¿O prefieres que sea yo quién bese tu mejilla? — Murmuró coqueto mientras se acercaba peligrosamente pero a la vez espontáneo, aprovechando de darle un beso en la mejilla.
Cuando sacaron la última foto, salió muy feliz y vieron el resultado. — Oh, está genial Me quiero quedar con esta ¿Puedo? — Dijo con un puchero escogiendo aquella donde August había besado la mejilla de Odette.— Oye, sí que somos muy fotogénicos — Decía mientras dejaba que eligiera un par y ya se quedaba con la otra, total a él le gustaban todos, ojalá poder sacar copias, solo que era bueno siempre tener la original.
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5. Recuerdos de amor.
~Odette 15 de oct - 1991 Feria
Odette estaba tan feliz con August. Jamás imagino que un noviazgo podría darle tanta felicidad. Es que estaban muy enamorados, se les podía notar por encima. Tal vez no llevaban mucho tiempo juntos, pero el tiempo que llevaban lo estaban aprovechando al máximo. Sus momentos juntos rondaban entre la diversión y la dulzura. Ambos parecían complementarse bien. El chico era la parte fuerte y determinada, mientras que ella era la tranquilidad, la alegría.
Nada que envidiar, eso era muy cierto. Podía ver el resto de parejas que pasaban frente a ellos y la realidad es que no les hacía falta compararse con ellos porque cada cual era feliz a su manera.
August y Odette definitivamente lo eran. Incluso ya hasta tenían su propio “hijo”, aquel adorable osito, el cual la muchacha seguramente cuidaría como si fuera uno de verdad, por lo que significaba para ella. Un pedacito de su amado chico.
— Yo también quiero que sean muchos. — afirmo la chica, no podía parar de sonreír. Este momento jamás lo olvidaría. Sentir aquel suave beso fue hermoso, reconfortante. Era cierto que le daba algo de vergüenza que fuera delante de toda aquella gente, pero se lo debía después de lo feliz que la estaba haciendo. — Me declaro culpable. — bromeo alzando su mano en señal de culpa. — Yo también te quiero mucho. — aseguro acariciando su mano. — Me has hecho muy feliz al acompañarme, sabiendo lo mucho que esto me gusta. — Añadió mientras jugaba con sus manos y lo miraba a los ojos azules.
Al fin ya habían terminado con la comida y ahora el resto de las atracciones los esperaban. Pero no sin antes sacarse aquellas hermosas fotos. — Oye, sí es cierto. Por un momento olvidé ese detalle. Mucho mejor. — comento emocionada de recordar que no tenían trabajos para el día de mañana, lo cual les daba completa libertada de pasar toda la noche allí hasta cerrar el lugar.
Con la vista de águila de Odette encontraron la cabina de fotos y ahora jugaban haciendo poses dentro de ella para sacar las fotos más bonitas posibles. — Está bien, que sea con un beso. — Sonrió. Después de todo allí adentro, nadie los vería. Las poses tiernas no faltaron, hasta en una de ellas Vainilla apareció en las fotos. Cuando menciono que ahora era momento del beso ni pudo responder bien porque August fue más rápido que ella y ya le había dado un beso en la mejilla. Estaba segura de que esa foto igual saldría hermosa. — Me hiciste trampa, me tomaste desprevenida. Aunque esas son las mejores que suelen quedar. — murmuro mientras lo abrazaba.
Cuando terminaron se pusieron a ver las fotos, y por supuesto que esa en la que estaban rozando sus narices, la chica la querría para ella. — Está bien, tú te quedas con esa, y yo con esta. — comento señalando dicha fotografía. — Sí que lo somos, es tan difícil escoger. — comento mientras separaban las fotos que se llevarían. La chica ahora volvió a ver hacia el área de la rueda de la fortuna. Se veía muy hermosa con todas sus luces en colores encendidas. — Oh, August. Dime que ahora sí vamos a ir a la rueda de la fortuna. ¿Sí? ¿Sí? — comenzó a pedirle haciéndole ojitos cuál niña que quería un caramelo.
Nada que envidiar, eso era muy cierto. Podía ver el resto de parejas que pasaban frente a ellos y la realidad es que no les hacía falta compararse con ellos porque cada cual era feliz a su manera.
August y Odette definitivamente lo eran. Incluso ya hasta tenían su propio “hijo”, aquel adorable osito, el cual la muchacha seguramente cuidaría como si fuera uno de verdad, por lo que significaba para ella. Un pedacito de su amado chico.
— Yo también quiero que sean muchos. — afirmo la chica, no podía parar de sonreír. Este momento jamás lo olvidaría. Sentir aquel suave beso fue hermoso, reconfortante. Era cierto que le daba algo de vergüenza que fuera delante de toda aquella gente, pero se lo debía después de lo feliz que la estaba haciendo. — Me declaro culpable. — bromeo alzando su mano en señal de culpa. — Yo también te quiero mucho. — aseguro acariciando su mano. — Me has hecho muy feliz al acompañarme, sabiendo lo mucho que esto me gusta. — Añadió mientras jugaba con sus manos y lo miraba a los ojos azules.
Al fin ya habían terminado con la comida y ahora el resto de las atracciones los esperaban. Pero no sin antes sacarse aquellas hermosas fotos. — Oye, sí es cierto. Por un momento olvidé ese detalle. Mucho mejor. — comento emocionada de recordar que no tenían trabajos para el día de mañana, lo cual les daba completa libertada de pasar toda la noche allí hasta cerrar el lugar.
Con la vista de águila de Odette encontraron la cabina de fotos y ahora jugaban haciendo poses dentro de ella para sacar las fotos más bonitas posibles. — Está bien, que sea con un beso. — Sonrió. Después de todo allí adentro, nadie los vería. Las poses tiernas no faltaron, hasta en una de ellas Vainilla apareció en las fotos. Cuando menciono que ahora era momento del beso ni pudo responder bien porque August fue más rápido que ella y ya le había dado un beso en la mejilla. Estaba segura de que esa foto igual saldría hermosa. — Me hiciste trampa, me tomaste desprevenida. Aunque esas son las mejores que suelen quedar. — murmuro mientras lo abrazaba.
Cuando terminaron se pusieron a ver las fotos, y por supuesto que esa en la que estaban rozando sus narices, la chica la querría para ella. — Está bien, tú te quedas con esa, y yo con esta. — comento señalando dicha fotografía. — Sí que lo somos, es tan difícil escoger. — comento mientras separaban las fotos que se llevarían. La chica ahora volvió a ver hacia el área de la rueda de la fortuna. Se veía muy hermosa con todas sus luces en colores encendidas. — Oh, August. Dime que ahora sí vamos a ir a la rueda de la fortuna. ¿Sí? ¿Sí? — comenzó a pedirle haciéndole ojitos cuál niña que quería un caramelo.
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5. Recuerdos de amor
~August 15 de Octubre - 1991Feria
Hay pocos momentos de felicidad, pero esa tarde - noche si que estaba siendo el mejor momento de todos, la mejor cita que sabía que lo estaba enamorando mucho más de su chica. Es que solo bastaba contemplar como le brillaban sus ojitos y la dulzura que transmitía, junto esa maravillosa sonrisa al corresponder sus palabras. — Jamás pensé que lo pasaría tan bien, sé que es por tu compañía así que no me arrepiento ni un poco. — Señaló con ternura. —Además que soy capaz de hacer todo solo para contemplar tu sonrisa. — Luego le había dicho que la quería mucho y fue genial como ella correspondía espontánea y natural, que supo que se querían de verdad, quería que ese amor durará muchos años, iba a ser increíble cuando egresaran juntos, seguro le propondría matrimonio ese mismo día al ser profesionales, sin duda, junto a Odette pensaba en un futuro próspero y recubierto de amor.
Al ir a la cabina de fotos fue otra instancia que se entretuvieron mucho, porque hasta salió vainilla en las dos siguientes fotos.— Estoy seguro que saldrá perfecta. — Le guiñó un ojo por esa foto donde ella salió mirando la cámara y él le estaba dando un beso en la mejilla, la verdad es que esperaba que saliera bien, tal vez el movimiento había sido muy rápido, aún así, cuando salieron y vieron la tirita de fotos la foto estaba realmente genial y era la que quería. — Gracias, está se quedará en mi billetera. — Eligió la que estaba antes de la elegida y así ponía las dos juntas, era divertido hasta como lucía Vainilla, claramente solo eran unos niños que disfrutaban de su primer amor ya que lo estaban viviendo a esa edad.
Vio como su amada miró hacia la rueda de la fortuna, aún tenían que bajar un poco la comida, y bueno caminando estarían más que bien, así que accedió. — ¿Y luego el carrusel? Bueno, debo reconocer que tengo ganas de subir a los autos chocadores, pero… después después… — Señaló mientras entrelazaba la mano con la de ella y por suerte, no había tanta fila en la Rueda de la Fortuna.
Se adelantó unos pasos para quedar como un caballero esperando a su princesa que iba a subir a su carruaje. — ¿Señorita? Usted primero… Será todo un placer escoltarla. — Dijo con galantería y luego besó la palma de su mano.
Fue como se subieron solos quedando frente a frente. Era Odette, quién llevaba el oso de peluche esta vez. — Me gusta verte así de feliz. — Señaló mientras que el juego comenzaba, sabía que lo mejor de ese juego era que el paisaje siempre se veía bonito lleno de luces a esas horas de la tarde - noche.
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5. Recuerdos de amor.
~Odette 15 de oct - 1991 Feria
Era algo increíble, en tan poco tiempo ya ellos se sentían tan complementados. Tan unidos que Odette estaba segura de que si llegaría al altar en algún momento sería con August. No le cabía dudas de que el chico era el hombre de su vida y que serían muy felices en el futuro. Incluso al ambos estudiar leyes podrían tener su propio bufete, ella encargándose de la parte notarial y él de la parte más jurídica. Serían un gran equipo, de eso no le quedaba la menor duda.
— Eres un hermoso. Me estás haciendo sonrojar. — murmuro de forma tímida y con las mejillas rosadas pero con una sonrisa en el rostro. — Para mí de todo esto la mejor parte también es tu compañía, por más que me encanten las ferias. Si no hubieras estado aquí no fuera lo mismo. — afirmo la joven estudiante.
Las fotos era la mejor manera de dejar recuerdos plasmados por mucho tiempo. Por eso a Odette le ilusiono mucho que le pidiera ir a la cabina. Había sido divertido y en extremo tierno. De ser por la castaña se hubiera quedado con todas las fotos, es que estaban preciosas. — Yo la mía, la colgaré de mi espejo, para que sea lo primero que vea cada día al levantarme y comenzar a prepararme. Así lo haré siempre con ánimos. — aseguro la chica con una sonrisa tierna.
Aunque aún mandaba esperar que bajara un poco la comida, poco a poco esto iría ocurriendo mientras caminaban hacia la atracción y también cuando esperaran en la fila que afortunadamente en esta ocasión no era tan larga. — Claro que sí, no podemos irnos sin montarnos en el carrusel. — afirmo la chica. — Oh, pues no se diga más, también damos una parada en los carros chocones. Estaremos hasta cerrar. ¿No? — pregunto con un tonito travieso en la voz. Lo mejor es que mientras más tarde menos niños abrían en los carritos, así que podría darse un gusto enorme tropezándose don aquellos carritos.
Odette caminaba con el osito, al menos en esta ocasión pudo llevarlo consigo en la cesta de la rueda. Poco a poco la cesta comenzó a subir mientras ella observaba el paisaje. Que cada vez se veía más pequeñito. — Es porque me haces feliz. — aseguro la chica ya estando desde lo más alto de la rueda. Recostó su cabeza del hombro de August. — Me encanta la vista desde aquí. Todo se ve tan pequeñito. — Soltó una risita. — Aún no terminamos esta y ya quiero que tengamos otra cita. — dijo ahora mirando al chico. — Más citas, citas por doquier. — bromeo. — Aunque quiero que escojas el lugar donde quisieras ir. Es lo más justo. Algún sitio que sea especial para ti, y me quieras mostrar. — comento ahora si hablando en serio. Tal vez no necesariamente tenía que ser para la próxima cita, pero sí para una que fuera para celebrar alguna oración especial. No lo sabía, solo sabia que quería seguir cultivando momentos así con él.
Aprovechando que estaban allí arriba, solitos, que nadie los podía ver porque todas las canastas quedaban a un nivel diferente, Odette aprovecho de darle un pequeño beso en los labios mientras acariciaba sus manos. — Me vas a tener que enseñar a conducir para que pueda jugar contigo a los carritos chocones. — molesto sonriente.
— Eres un hermoso. Me estás haciendo sonrojar. — murmuro de forma tímida y con las mejillas rosadas pero con una sonrisa en el rostro. — Para mí de todo esto la mejor parte también es tu compañía, por más que me encanten las ferias. Si no hubieras estado aquí no fuera lo mismo. — afirmo la joven estudiante.
Las fotos era la mejor manera de dejar recuerdos plasmados por mucho tiempo. Por eso a Odette le ilusiono mucho que le pidiera ir a la cabina. Había sido divertido y en extremo tierno. De ser por la castaña se hubiera quedado con todas las fotos, es que estaban preciosas. — Yo la mía, la colgaré de mi espejo, para que sea lo primero que vea cada día al levantarme y comenzar a prepararme. Así lo haré siempre con ánimos. — aseguro la chica con una sonrisa tierna.
Aunque aún mandaba esperar que bajara un poco la comida, poco a poco esto iría ocurriendo mientras caminaban hacia la atracción y también cuando esperaran en la fila que afortunadamente en esta ocasión no era tan larga. — Claro que sí, no podemos irnos sin montarnos en el carrusel. — afirmo la chica. — Oh, pues no se diga más, también damos una parada en los carros chocones. Estaremos hasta cerrar. ¿No? — pregunto con un tonito travieso en la voz. Lo mejor es que mientras más tarde menos niños abrían en los carritos, así que podría darse un gusto enorme tropezándose don aquellos carritos.
Odette caminaba con el osito, al menos en esta ocasión pudo llevarlo consigo en la cesta de la rueda. Poco a poco la cesta comenzó a subir mientras ella observaba el paisaje. Que cada vez se veía más pequeñito. — Es porque me haces feliz. — aseguro la chica ya estando desde lo más alto de la rueda. Recostó su cabeza del hombro de August. — Me encanta la vista desde aquí. Todo se ve tan pequeñito. — Soltó una risita. — Aún no terminamos esta y ya quiero que tengamos otra cita. — dijo ahora mirando al chico. — Más citas, citas por doquier. — bromeo. — Aunque quiero que escojas el lugar donde quisieras ir. Es lo más justo. Algún sitio que sea especial para ti, y me quieras mostrar. — comento ahora si hablando en serio. Tal vez no necesariamente tenía que ser para la próxima cita, pero sí para una que fuera para celebrar alguna oración especial. No lo sabía, solo sabia que quería seguir cultivando momentos así con él.
Aprovechando que estaban allí arriba, solitos, que nadie los podía ver porque todas las canastas quedaban a un nivel diferente, Odette aprovecho de darle un pequeño beso en los labios mientras acariciaba sus manos. — Me vas a tener que enseñar a conducir para que pueda jugar contigo a los carritos chocones. — molesto sonriente.
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5. Recuerdos de amor
~August 15 de Octubre - 1991Feria
Las palabras de Odette eran muy dulces y dedicadas con sinceridad, August no podía evitar pensar que se sentía un afortunado de tenerla como su novia. Por supuesto, que planeaba desde ya un futuro juntos y esperaba que su amor no fuera de esas novelas que el amor a primera vista fuera tan fugaz y breve, donde por lo general, ocurría una desgracia. Merecían estar juntos y para siempre, hasta cuando fueran ancianos y ser dueños de su propia empresa.
Sonrió con la misma dulzura que ella le entregaba, acarició sus manos, ya estaba feliz de contemplarla con sus mejillas sonrojadas y escucharla. — Tú eres mucho más hermosa, princesa. Y claro que no, no habría sido lo mismo sin mi. — Bromeó, mientras jugaba con su cabello y la miraba encantado.
— ¿Y la otra? Son dos. — Señaló divertido. — La verdad es que tenemos que encontrar un local para que nos hagan copias, porque yo quiero tenerlas todas. — Reconoció siendo muy honesto, pecaba un poco de egoísta y creía que esto no estaba mal porque precisamente eran parte de sus recuerdos, recuerdos de los dos. — Bonito lugar, así cuando me veas en la universidad sabrás que soy real. — Le guiñó un ojo, jugando con su cabello.
— ¡Sí, así nos subimos a todos los juegos! — Se ilusionó que se quisiera subir a los autos chocadores aunque era un hecho que subirían juntos porque si podía asustarse estando sola y siempre estaban en esas personas que se aprovechaban de molestar. No pasaría si estaban juntos, y él haría lo mismo.
Ya en la Rueda de la fortuna, podían contemplar tranquila y la feria diminuta, donde sobre todo, podían hablar en paz. Llevó el dedo al mentón, porque no se le ocurría nada que cita podrían tener. Se dio el momento para pensar bien y fue que se le ocurrió, así un lugar que fuera de su estilo aún no lo imaginaba, pues todo lo pensaba para pasarlo bien junto a ella. — Pues… podríamos ir a un parque, al zoológico, al museo o a la playa ¿Te gustaría salir a bailar una noche? — Siseó dando muchas opciones aunque haciendo también una pregunta, no la veía en fiestas pero si iban a un local divertido ellos solos se la pasarían bien.
La charla fluía y lo cierto es que no se vio venir ese beso que por iniciativa de su novia, llegó. Lo había pillado desprevenido, rápidamente sus mejillas se pusieron calientes y al notarlo, sonrió tímidamente. — Ahhh.. Odette. No me sorprendas así, que quedo como un tonto enamorado— Molestó un poco, habían quedado cerca así que la atrajo hacía a él para intensificar el beso. Había escuchado bien lo que dijo. — Te enseñaré, aunque por hoy solo tienes derecho de subirte conmigo. — Señaló rozando su nariz y sin dejar de acariciar sus manos.
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5. Recuerdos de amor.
~Odette 15 de oct - 1991 Feria
Los sueños que tenía Odette con August eran muchos. Estaba feliz de tenerlo a su lado. Era la persona especial que siempre soñó tener consigo. La estaba haciendo muy feliz. Podía sonar a una tontería, pero de verdad con tan solo momentos como estos la llenaban de alegría e ilusión. Era todo muy hermoso y el que no lo viera era porque realmente no tenía la menor de las ideas de lo que era querer a alguien. Porque cuando se quería se valoraba esos esfuerzos, esos detalles.
No podía evitar los sonrojos que el chico le provocaba. Por lo que sonrió ante sus palabras. — Por supuesto que no lo sería. — afirmó la chica mientras apretaba una de sus mejillas con suavidad.
— Espera… Con calma. — Soltó una risita mientras observaba las fotos. — Seguro alguien de la universidad ha de saber de algún lugar. Porque yo igual las quiero todas. — aseguró la joven. Seguro como debía de haber un lugar cerca de esos que sacaban copias, revelaban fotos… así que posiblemente también tuviera para duplicarlas. — Siempre es mucho mejor tenerte de forma real. Aunque es lindo tenerte siempre en mi espejo. — ella ya hasta imaginaba cómo se vería puesta allí aquella foto. Seguro la decoraba con algunos corazones alrededor hechos con sus labiales.
Le dio una sensación de satisfacción, el poder ella también complacerlo. Bueno, ya habían subido a la montaña rusa que sabía bien que era algo que le iba a gustar. Pero los carritos chocones los había elegido él mismo, por eso le ilusionaba aún más complacerlo en esta atracción. Además, sabía que no le daría tanto miedo como la anterior.
Mientras tanto ya se encontraban subiendo en las canastas de la rueda de la fortuna. Todo se veía tan pequeño pero bonito desde arriba. Se sentía una especie de tranquilidad que Odette aprovechó para conversar. — Bueno, podría intentarlo. Aunque quizás en un lugar pequeño, ya sabes que no haya tanta muchedumbre. Pero sí, podríamos ir a bailar. — no era de ir a bailar, pero por él podría intentarlo. Pues en realidad solo no quería llamar tanto la atención. Así que realmente creía que si encontraban un sitio adecuado podría felizmente complacerlo bailando con él. Se la debía luego de esto. — Igual digo si a todo lo demás. Porque claro, espero que podamos tener muchas, muchas citas. — añadió contenta.
— Pero si aquí solo te puedo ver yo. — Molestó dando un toquecito en su nariz. — Además, tonto no eres. ¿Pero qué tal lo de enamorado? — añadió sonriente. Hablando de complacerlo, la chica lo tomó por sorpresa cuando le menciono que no solo quería acompañarlo en los carritos chocones, sino que quería aprender a manejarlos. — Está bien. Pero debes prometerme que lo harás. — comento mientras sentía el roce de sus narices. — ¿Lo prometes? — Le extendió el dedo meñique en símbolo de promesa. — ¿Qué tal si es nuestro siguiente juego? — Sugirió divertía mientras le hacia ojitos. Sería interesante la experiencia para ella, y esperaba que también sea divertida.
No podía evitar los sonrojos que el chico le provocaba. Por lo que sonrió ante sus palabras. — Por supuesto que no lo sería. — afirmó la chica mientras apretaba una de sus mejillas con suavidad.
— Espera… Con calma. — Soltó una risita mientras observaba las fotos. — Seguro alguien de la universidad ha de saber de algún lugar. Porque yo igual las quiero todas. — aseguró la joven. Seguro como debía de haber un lugar cerca de esos que sacaban copias, revelaban fotos… así que posiblemente también tuviera para duplicarlas. — Siempre es mucho mejor tenerte de forma real. Aunque es lindo tenerte siempre en mi espejo. — ella ya hasta imaginaba cómo se vería puesta allí aquella foto. Seguro la decoraba con algunos corazones alrededor hechos con sus labiales.
Le dio una sensación de satisfacción, el poder ella también complacerlo. Bueno, ya habían subido a la montaña rusa que sabía bien que era algo que le iba a gustar. Pero los carritos chocones los había elegido él mismo, por eso le ilusionaba aún más complacerlo en esta atracción. Además, sabía que no le daría tanto miedo como la anterior.
Mientras tanto ya se encontraban subiendo en las canastas de la rueda de la fortuna. Todo se veía tan pequeño pero bonito desde arriba. Se sentía una especie de tranquilidad que Odette aprovechó para conversar. — Bueno, podría intentarlo. Aunque quizás en un lugar pequeño, ya sabes que no haya tanta muchedumbre. Pero sí, podríamos ir a bailar. — no era de ir a bailar, pero por él podría intentarlo. Pues en realidad solo no quería llamar tanto la atención. Así que realmente creía que si encontraban un sitio adecuado podría felizmente complacerlo bailando con él. Se la debía luego de esto. — Igual digo si a todo lo demás. Porque claro, espero que podamos tener muchas, muchas citas. — añadió contenta.
— Pero si aquí solo te puedo ver yo. — Molestó dando un toquecito en su nariz. — Además, tonto no eres. ¿Pero qué tal lo de enamorado? — añadió sonriente. Hablando de complacerlo, la chica lo tomó por sorpresa cuando le menciono que no solo quería acompañarlo en los carritos chocones, sino que quería aprender a manejarlos. — Está bien. Pero debes prometerme que lo harás. — comento mientras sentía el roce de sus narices. — ¿Lo prometes? — Le extendió el dedo meñique en símbolo de promesa. — ¿Qué tal si es nuestro siguiente juego? — Sugirió divertía mientras le hacia ojitos. Sería interesante la experiencia para ella, y esperaba que también sea divertida.
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