Siempre fuiste tu

Original · Épocas Pasadas · OneXOne

El destino tiene misterios inexplicables. Hace que encuentres el verdadero amor después de tantos años, teniéndolo frente a tus propias narices. Como si algo hubiera estado obstruyendo la vista para que dieras miles de tropezones antes de llegar a la persona correcta que terminaba siendo ese amigo, el alma gemela que siempre esperaste y siempre estuvo a tu lado.

Todo comienza en el Londres Victoriano. Dos jóvenes que habían sido desde muy pequeños amigos. Sin embargo, el ser algo más nunca había cruzado por sus mentes, es más, parecía que era algo hasta imposible. No eran para nada iguales, se trataban de polos opuestos. Amber era una chica rebelde que no le gustaba dictarse por los estándares de la sociedad, todo lo cuestionaba, nunca se quedaba callada. Sin embargo, como toda señorita de alta sociedad, tenía que regirse, por lo que su padre dijera, así que, aunque a veces se saliera con la suya, otras veces no corría con la misma suerte. En especial cuando se trataba de asuntos serios.

Por otro lado, tenemos a Philippe, todo un caballero elegante y educado. El sueño de cualquier doncella. Y aunque se le conoció algunos amoríos, el joven siempre fue recto y obediente a lo que su familia esperaba de él. Por lo que pronto buscaban casarlo con una joven de una de las mejores familias de la ciudad. Quien fuera su futura esposa debía de estar a su nivel. Fue por esto mismo que cuando llego la sorpresiva noticia de un compromiso, la chica lo creyó toda una muy mala broma. Como podría ser ella, si su hermana era la que siempre había sido delicada y fina. La que estaba preparada para ser toda una señora. Si se iba a fijar en alguien sería la hermana y no en Amber.

¿Pero cómo llegaron hasta este punto? Es una muy buena pregunta. ¿Lograrán ser felices? Esa también es otra pregunta muy válida.

3. knight, el perro

y Warrior... mejor que sean dos!

Por supuesto que Amber al ser diferente al resto de las chicas no dudaba en aceptar el reto de que le enseñara el tiro con arco. No podrían decirle nada si quien se lo había propuesto era su futuro esposo. Así que había quedado encantada con la idea, incluso olvidando el tema un tanto controvertible de la casa de animales. Amber asintió con una sonrisa entusiasta cuando le aseguro que aquello era una promesa, más valía porque quizás algún otro tipo de cosa se le podría olvidar, pero algo que realmente había llamado su atención, jamás lo olvidaría.

La música era otra algo que caracterizaba a las Fairchild. Lo llevaban en las venas, y, por tanto, era uno de sus pasatiempos favoritos. — Por supuesto, mis cuerdas vocales siempre ha sido mi instrumento musical más destacado. — aseguro contenta, aquel alago hacía que sus ojitos brillaran aún más de emoción. — Pero sí, el violín es un instrumento extraordinario y quede prendada del mismo desde la primera vez que pusieron uno en mis manos. — aseguro la castaña. — Lo llevamos en la sangre… oh gracias, algo me dice que en efecto conozco la respuesta. — Admitió la chica, cada día estaba más convencida de que de verdad podría llegar a ser feliz con Philippe como esposo.

Solo quedaba esperar a ver si se concretaba el cambio a los vehículos motorizados, para que al fin los animales pudieran tener algo de tranquilidad. — Sí, no creo que sea algo que se erradique de golpe. Para cuando ocurra quizás ni nos demos cuenta y terminen siendo solo el recuerdo del transporte del pasado. — comento, al menos ellos pondrían su granito de arena para comenzar un cambio por muy mínimo e insignificante que pareciera.

Amber estaba con esa sensación de emoción, realmente anhelaba que llegara aquel momento entre ellos. Pero por supuesto no podía forzarlo, ella ni siquiera estaba muy segura de como sería. Aquello era una experiencia totalmente desconocida para ella. Solo sabía que lo comenzaba a anhelar. — Lo sé, será algo que no olvidaré. — Reconoció la joven, podía notar aquella suave caricia a su cabello. Como le hubiera gustado poder acercarse más.

Después de aquel recorrido donde habían hablado de todo un poco, había llegado a su objetivo y vaya que habían quedado más que satisfecho con el mismo. Tanto así, que se les fue imposible salir de aquel albergue con tan solo un perro. — Cada día, reconozco más que todo esto ha sido la mejor de las decisiones. Y que tengamos esto en común en una señal que me lo confirma. Por eso yo también agradezco por esos detalles que hacen que me sienta especial. — afirmo la muchacha, y es que no solo eran los regalos, era el cómo de una forma u otra Phill siempre lograba encontrar el término medio para que ambos estuvieran satisfechos. Claro, igual sin salirse de esa línea que la sociedad esperaba no cruzaran.

— Por supuesto, como buenos perritos que son necesitan de su juguete para entretenerse. — aseguro, no todo tenía que ser artículos de primera necesidad. Menos mal no tardaron tanto tiempo en la tienda o Amber se hubiera tentado de salir con más cosas. Pero por lo pronto ya tenían todo lo necesario para comenzar una vida con ellos. Al fin iban en el carruaje cuando el chico le hizo aquella proposición. Sin lugar a dudas la muchacha no tenía muchas ganas de ir a casa, prefería permanecer más tiempo con su prometido. — Esa me parece una maravillosa idea. Sé que a mi hermana tampoco le molestará, más porque querrá conocer a estas hermosuras. — aseguro con entusiasmo, sin duda no iban a querer despegarse de los perritos. La chica estaba contenta porque ahora tendrían dos animalitos que cuidar, sabía que tenían amor suficiente para que ambos se sintieran a gusto con ellos.

Amber · Mansión Fairchild luego el Parque · con Philippe