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Juno
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Recuerdo del primer mensaje :
'Cause I can do it
with a broken heart
"Esta ciudad se cae a pedazos".
Aunque Oliver llevaba escuchando la misma frase toda su vida, pero, él se sabía una persona privilegiada porque tuvo una familia unida y una infancia relativamente feliz, a pesar de que vivían en una de las zonas más empobrecidas de ciudad Tara. La vida de la familia Silva no se vio tocada por la tragedia hasta que Max, uno de sus hermanos mayores, falleció en un tiroteo entre pandillas. Después de la muerte de Max, Oliver se dedicó a mantener un bajo perfil, ocupándose únicamente de sus estudios, pues lo único que deseaba era ahorrarles más disgustos a sus padres y, de paso, ser el primer miembro de la familia en asistir a la universidad. Actualmente, Oliver trabaja en el hospital de la ciudad, convencido de que todos sus sacrificios han valido la pena.
En cambio, Jess aprendió rápido que la única forma de sacar algo de provecho de esta ciudad era manejándose fuera de la ley, torciendo las adversidades a su favor. Huérfano desde pequeño, dejó el último semestre de la escuela para buscar sustento para su abuela y su hermana menor, la única familia que le quedaba. Encontró lo que buscaba en las calles de Tara, donde su tenacidad y astucia lo hizo llamar la atención de Ben Carson, quien lo unió a sus filas y lo tomó bajo su protección, al ver que Jess tenía mucho potencial. Jess no demoró demasiado en probar su valía y también en ganarse la confianza de Ben Carson, asentando su puesto dentro de la banda.
Pero, a pesar de que parecía tener todo bajo control, Jess guardaba un secreto. Uno que tan sólo sabía su hermana Lily y también su difunta abuela. Jess estaba enfermo, una enfermedad congénita que aquejaba su corazón. Sabiendo que en el mundo criminal no estaba permitido tener debilidades, lleva ocultándolo lo mejor que puede, pero no siempre es sencillo conseguir medicinas cuando el sistema hospitalario estaba tan precarizado en la ciudad. El problema para Jess era que, a diferencia de sus conocidos y su círculo usual, era mucho más difícil mentirle a un médico sobre lo grave que estaba.
A Oliver no le tomó más que un par de estudios para comprobar lo que sospechaba: Jess estaba más grave de lo que parecía. Lo que al principio fue un encuentro con un paciente difícil, empezó a convertirse en una vuelca de tuerca para la que ninguno de los dos estaba realmente preparado.
Aunque Oliver llevaba escuchando la misma frase toda su vida, pero, él se sabía una persona privilegiada porque tuvo una familia unida y una infancia relativamente feliz, a pesar de que vivían en una de las zonas más empobrecidas de ciudad Tara. La vida de la familia Silva no se vio tocada por la tragedia hasta que Max, uno de sus hermanos mayores, falleció en un tiroteo entre pandillas. Después de la muerte de Max, Oliver se dedicó a mantener un bajo perfil, ocupándose únicamente de sus estudios, pues lo único que deseaba era ahorrarles más disgustos a sus padres y, de paso, ser el primer miembro de la familia en asistir a la universidad. Actualmente, Oliver trabaja en el hospital de la ciudad, convencido de que todos sus sacrificios han valido la pena.
En cambio, Jess aprendió rápido que la única forma de sacar algo de provecho de esta ciudad era manejándose fuera de la ley, torciendo las adversidades a su favor. Huérfano desde pequeño, dejó el último semestre de la escuela para buscar sustento para su abuela y su hermana menor, la única familia que le quedaba. Encontró lo que buscaba en las calles de Tara, donde su tenacidad y astucia lo hizo llamar la atención de Ben Carson, quien lo unió a sus filas y lo tomó bajo su protección, al ver que Jess tenía mucho potencial. Jess no demoró demasiado en probar su valía y también en ganarse la confianza de Ben Carson, asentando su puesto dentro de la banda.
Pero, a pesar de que parecía tener todo bajo control, Jess guardaba un secreto. Uno que tan sólo sabía su hermana Lily y también su difunta abuela. Jess estaba enfermo, una enfermedad congénita que aquejaba su corazón. Sabiendo que en el mundo criminal no estaba permitido tener debilidades, lleva ocultándolo lo mejor que puede, pero no siempre es sencillo conseguir medicinas cuando el sistema hospitalario estaba tan precarizado en la ciudad. El problema para Jess era que, a diferencia de sus conocidos y su círculo usual, era mucho más difícil mentirle a un médico sobre lo grave que estaba.
A Oliver no le tomó más que un par de estudios para comprobar lo que sospechaba: Jess estaba más grave de lo que parecía. Lo que al principio fue un encuentro con un paciente difícil, empezó a convertirse en una vuelca de tuerca para la que ninguno de los dos estaba realmente preparado.
× × × × × × × × × × ×
C R O N O L O G Í A
Jess Owens 25 años — Delincuente — Jack Kilmer — Minerva | Oliver Silva 25 años — Médico — Manu Ríos — Juno |
ONE ON ONE — ORIGINAL — REALISTA
- Código de respuesta:
- Código:
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Hard to swallow
Chapter III
Jess no pudo evitar regristrar que Paul el cardiólogo estaba aparentemente en lista de espera. Tal vez por eso le había hecho el favor de darle la cita dos veces. Una parte de él se sintió satisfecha al respecto. Él no había tenido que hacerle ningún favor más que ir a una cita médica y ya le había propuesto matrimonio.
Era una locura.
¿Qué dirían en el hospital de que se casara con un paciente?
Estuvo apunto de lanzarle la pregunta pero consideró mejor sus palabras. Continuó comiendo mientras lo meditaba.
—Quieres que me piense la posibilidad de casarme contigo—dijo lentamente—: En cierta forma me hace sonar como el loco que cuestiona una gran oportunidad.
Sonrió, burlándose de sí mismo de solo pensarlo. Pero, ¿qué le diría a Lily si decidía casarse? Con alguien que su hermana ni siquiera sabía que existía.
—¿Cuánto tiempo tengo para pensarlo?—preguntó con curiosidad. —Tú también te lo deberías pensar, siento que lo estás proponiendo muy a la ligera y no has considerado a trasfondo todas las implicaciones que tendría este trato que me estás mencionando.
Antes de aceptar nada debía hablar con Lily, y valorar realmene sus opciones. No podía dejarse llevar solo por el orgullo y decir que no si tenía al frente una oportunidad que marcaría un antes y un después en su vida. Pero tampoco podía ponerse en una situación vulnerable o cuestionable con Oliver aceptando su caso.
02:00PM — Hospital — Con Oliver (y Paul)
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Hard to swallow
Chapter III
Oliver no había conseguido probar bocado, pero al menos logró que Jess lo escuchara. Sí que había terminado su bebida y ahora seguía jugando con la pajita vacía, aplastándola varias veces con el pulgar y el dedo índice. Oliver se sentía un poco liberado luego de haber dicho por fin su propuesta, pero ahora tenía que esperar a que Jess se lo pensara.
No sabía cuánto tiempo sería ideal para que se lo pensara. Jess sí que tenía razón en que no era una decisión simple, en especial porque también implicaba que se vería sometido a un medicamento de manera continuada por primera vez en mucho tiempo. Oliver tenía que hacer tiempo para explicarle con cuidado los efectos secundarios, porque eso de sonsacarle otra cita a Paul para que éste le explicara sería someter a Jess a más estrés. Ya le había pedido a Paul que conservara el archivo de Jess, que él se encargaría de lo demás, no hacía falta entrar en más detalles.
Además, si se casaba, todo el mundo se iba a enterar.
—¿Una semana te parece bien? —preguntó Oliver, pues no sabía si eso sonaba razonable. Nunca había estado en la situación de pedirle matrimonio a nadie, mucho menos en estas circunstancias tan particulares. Oliver le regaló una media sonrisa—: O me puedes llamar cuando hayas tomado una decisión. ¿Tenemos un trato, Jess?
Oliver estuvo a punto de estirar la mano para el clásico apretón que resguardaba un acuerdo, pero no se atrevió. Oliver empezaba a darse cuenta de que, si Jess decía que sí, probablemente iban a tener algo de contacto físico, todo el mundo les haría preguntas.
Se recordó a sí mismo que, si Jess aceptaba, él tendría que soportarlo de buena gana. Incluso si eso del contacto físico le daba terror, porque no tenía la más mínima idea de cómo se llevaba una relación. Incluso si se trataba de una relación falsa.
Quizás tendría que hablar con Wang al respecto de manera urgente. Era la única persona a la que le podía decir la verdad y esperar que no lo tomara por loco. Tan loco.
No sabía cuánto tiempo sería ideal para que se lo pensara. Jess sí que tenía razón en que no era una decisión simple, en especial porque también implicaba que se vería sometido a un medicamento de manera continuada por primera vez en mucho tiempo. Oliver tenía que hacer tiempo para explicarle con cuidado los efectos secundarios, porque eso de sonsacarle otra cita a Paul para que éste le explicara sería someter a Jess a más estrés. Ya le había pedido a Paul que conservara el archivo de Jess, que él se encargaría de lo demás, no hacía falta entrar en más detalles.
Además, si se casaba, todo el mundo se iba a enterar.
—¿Una semana te parece bien? —preguntó Oliver, pues no sabía si eso sonaba razonable. Nunca había estado en la situación de pedirle matrimonio a nadie, mucho menos en estas circunstancias tan particulares. Oliver le regaló una media sonrisa—: O me puedes llamar cuando hayas tomado una decisión. ¿Tenemos un trato, Jess?
Oliver estuvo a punto de estirar la mano para el clásico apretón que resguardaba un acuerdo, pero no se atrevió. Oliver empezaba a darse cuenta de que, si Jess decía que sí, probablemente iban a tener algo de contacto físico, todo el mundo les haría preguntas.
Se recordó a sí mismo que, si Jess aceptaba, él tendría que soportarlo de buena gana. Incluso si eso del contacto físico le daba terror, porque no tenía la más mínima idea de cómo se llevaba una relación. Incluso si se trataba de una relación falsa.
Quizás tendría que hablar con Wang al respecto de manera urgente. Era la única persona a la que le podía decir la verdad y esperar que no lo tomara por loco. Tan loco.
02:00PM — Hospital — Con Jess
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Hard to swallow
Chapter III
Una semana.
Jess lo pensó un momento y asintió. Parecía un tiempo prudente, aunque no creía que fuera a conocer a Oliver en ese tiempo como para decidir que podía ser un buen esposo para él. De verdad no entendía qué más ganaba aparte de una conciencia tranquila por haberlo hecho averiguar de sus opciones de tratamiento.
—De acuerdo—dijo lentamente—: Una semana, si me prometes que tú también te lo vas a pensar detenidamente. Identifica todas las consecuencias que tendría para ti, buenas o malas. Te pudes echar para atrás y no te lo resentiré.
Tampoco era como que el que él le resintiera algo supusiera una gran pérdida para Oliver, considerando que hasta un mes atrás ni siquiera se trataban.
—Así qu esolo dime dónde y cuándo nos veremos—añadió. —Y tendremos una cita.
Pensó en hacer una broma, pero no parecía pertinente. No podía solo decirle que no querí acasarse con alguien con quien no había compartido ni un beso. No podía ser tan sentimental y estúpido cuando era su propia vida lo que estaba en riesgo. ¿Cierto?
Lo peor era que sí que le gustaría conocer mejor a Oliver. Era muy atractivo, así que al menos le estaba ofreciendo tener un esposo atractivo... pero no tenía claro qué significaría eso. Si era solo un contrato daría igual, pero Jess sabía bien que un matrimonio venía con ciertos derechos y expectativas.
No se atrevería a preguntarle a Oliver al respecto, se le caería la cara de la vergüenza. Así que podía comerse la cabeza una semana intentando adivinar qué sucedía con esas cláusulas y qué haría al respecto si finalmente registraban un matrimonio.
02:00PM — Hospital — Con Oliver (y Paul)
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Juno
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He said yes
Chapter IV
Lily se fijó en el círculo rojo que estaba marcado sobre el día del calendario que él y Jess tenían colgado en la cocina. Era su abuela quien tenía manía con los calendarios, cuando ambos estaban en la escuela ella marcaba los horarios de clase, los exámenes y las fechas especiales en un enorme calendario de papel. A Lily siempre le resultó una tontería, pero luego de la muerte de la abuela quiso mantener la tradición, como una forma de perpetuar su legado.
Así que, en el calendario estaba marcado en un círculo que hoy se cumplía una semana desde que su hermano llegó a casa con expresión compungida, dispuesto a darle noticias. Lily se quedó pasmada cuando escuchó aquella historia. Primero, se enojó mucho porque todo empezó en una crisis que llevó a Jess a emergencias, cosas que él no le dijo. Después, resultaba que su hermano no le había pedido a Ben Carson las pastillas que ella ya había encontrado en el baño, sino que un doctor del hospital se las había conseguido. El mismo doctor que ahora pretendía casarse con él para ayudarlo a seguir el tratamiento por un año, con la esperanza de tener una operación que lo ayudara de una vez por todas.
Lily había tenido suficientes días para investigar a Oliver Silva y considerar que parecía trigo limpio. No dudaba que hubiera investigado hasta las últimas consecuencias a ese tipo, pero fue todo más fácil cuando Jess confesó que habían ido juntos la escuela, al mismo curso. Oliver había sido bastante amigo de la prima de Cat, una de sus mejores amigas. Así que esa información era de fiar, junto con todo lo que pudo investigar Lily de sus redes sociales.
Todo parecía encajar, pero su hermano seguía con la misma expresión taciturna de estos días. Él también reconocía que, aunque descabellada, era una idea que podía funcionar. Pero le preocupaba que se arrepintiera al último minuto.
—Jess, ¿me quieres decir hasta cuándo tengo que soportar tu cara miserable? —dijo, mientras colocaba el frasco de pastillas sobre la mesita de la cocina, la única que tenían funcional en casa y donde comían juntos casi todas las noches. Lily buscó la mirada de su hermano, pero éste la evitó, como siempre que pasaba que ella lo iba a enfrentar por sus malas decisiones—: Te queda dosis hasta para pasado mañana. Y te recuerdo que quedaste de verte con tu prometido en una hora.
Lily hizo énfasis en la palabra prometido adrede, para causar la reacción que quería. Pronunció la sonrisa cuando, tal y como imaginó, Jess la miró fijamente. Bingo.
—Llevamos hablando sobre lo mismo durante una semana, Jess… —dijo, mientras tomaba asiento al otro lado de la mesa—. No te irás a echar para atrás.
Así que, en el calendario estaba marcado en un círculo que hoy se cumplía una semana desde que su hermano llegó a casa con expresión compungida, dispuesto a darle noticias. Lily se quedó pasmada cuando escuchó aquella historia. Primero, se enojó mucho porque todo empezó en una crisis que llevó a Jess a emergencias, cosas que él no le dijo. Después, resultaba que su hermano no le había pedido a Ben Carson las pastillas que ella ya había encontrado en el baño, sino que un doctor del hospital se las había conseguido. El mismo doctor que ahora pretendía casarse con él para ayudarlo a seguir el tratamiento por un año, con la esperanza de tener una operación que lo ayudara de una vez por todas.
Lily había tenido suficientes días para investigar a Oliver Silva y considerar que parecía trigo limpio. No dudaba que hubiera investigado hasta las últimas consecuencias a ese tipo, pero fue todo más fácil cuando Jess confesó que habían ido juntos la escuela, al mismo curso. Oliver había sido bastante amigo de la prima de Cat, una de sus mejores amigas. Así que esa información era de fiar, junto con todo lo que pudo investigar Lily de sus redes sociales.
Todo parecía encajar, pero su hermano seguía con la misma expresión taciturna de estos días. Él también reconocía que, aunque descabellada, era una idea que podía funcionar. Pero le preocupaba que se arrepintiera al último minuto.
—Jess, ¿me quieres decir hasta cuándo tengo que soportar tu cara miserable? —dijo, mientras colocaba el frasco de pastillas sobre la mesita de la cocina, la única que tenían funcional en casa y donde comían juntos casi todas las noches. Lily buscó la mirada de su hermano, pero éste la evitó, como siempre que pasaba que ella lo iba a enfrentar por sus malas decisiones—: Te queda dosis hasta para pasado mañana. Y te recuerdo que quedaste de verte con tu prometido en una hora.
Lily hizo énfasis en la palabra prometido adrede, para causar la reacción que quería. Pronunció la sonrisa cuando, tal y como imaginó, Jess la miró fijamente. Bingo.
—Llevamos hablando sobre lo mismo durante una semana, Jess… —dijo, mientras tomaba asiento al otro lado de la mesa—. No te irás a echar para atrás.
03:15PM — Apartamento — Con Jess
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He said yes
Chapter IV
Aunque sabía que no habái tenido otra opción más que contarle todo a Lily, una parte de él se arrepentía porqu esu hermana no había dejado el tema en paz. Estaba super convencida de que si tenía que casarse con el diablo para curarse debía hacerlo, pero además parecía creer que Oliver era una buena opción.
Él también lo creía. Por Dios, de verdad que no lo conocia mucho, pero Oliver era evidentemnete una buena persona o no habría elaborado un plan tan descabellado para ayudarlo. Pero una parte de él sentía que aceptar aquel trato sería aprovecharse de la bondad de Oliver.
—No eres tú quien está por decirle que sí a casarse con un extraño —le recordó.—: ¿Cómo puedes estar tan segura de que no es un error aceptar esto? Hay tantas cosas que podrían salir mal.
Eso era lo primero que tenía claro. Tenía que definir muchas cosas con Oliver. ¿Qué iba a implicar estar casados? ¿Tendrían que vivir juntos? Suponía que sí, o el seguro haría preguntas. Pero, ¿se soportarían el uno al otro? ¿Podrían con la convivencia? Y qué pasaba con su trabajo, Oliver odiaba el mercado negro, pero Jess no podía dejarlo ni pensaba hacerlo. Era su sustento. ¿Estaría Oliver de acuerdo con que su esposo fuera un delincuente? Y luego estaban sus familas. Lily estaba de acuerdo con todo, pero Oliver seguro que tenía más familia a la que dar explicaciones si se casaba de un día para otro.
Y además, ¿qué implicaba para ellos? ¿Qué tipo de relación mantendrían ese año? Si era su esposo no se iba a limitar a poner la mano una vez al mes para recibir sus medicinas. Pero, ¿qué más tendría que hacer? ¿Tendrían que fingir ser una pareja? ¿Tendrían que hacer cosas de parejas de verdad?
No tenía idea. La incertidumbre lo estaba matando, y eso que Jess no se consideraba una persona ansiosa.
—Ya lo hemos discutido —añadió—. Pondré mis términos para decir que sí.
No podía ponerse demasiado exigente tampoco, después de todo era a él a quien le estaban haciendo un favor.
03:15PM — Apartamento — Con Lily
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Chapter IV
Lily torció los labios cuando escuchó a Jess hablar de esa manera. Ella recordaba perfectamente cómo un buen día Jess, que era apenas un niño unos cuantos años mayor que ella, le gritó a la abuela en medio del hospital que no quería volver a ver a un doctor en su vida, que iba a ser muy corta, de todas formas.
"¡De todas formas me moriré, abuela!".
Ella recordaba esa frase con exactitud, sobre todo porque después de eso Lily se puso a llorar tan fuerte en medio del pasillo del hospital, que Jess y su abuela dejaron de discutir. Quizás desde ese preciso momento, Lily se hizo la promesa de que se encargaría de que Jess nunca se rindiese. A veces había sido ella misma quien conseguía medicinas para él. Usaba a sus amigas, gente que le debía favores, para ir al Mercado Negro en su nombre. La ventaja de que fuera un negocio más allá de lo legal, era que nadie hacía preguntas de por qué o para quién se necesitaban los productos.
Pero lo que les estaba ofreciendo Oliver Silva era un trato magnífico. Esperaba que Jess no entrara en otro momento de espiral de autocompasión, o ella misma lo arrastraría al registro civil para que firmara.
—A ver, Jesse Owens… —dijo ella, a lo que su hermano hizo una mueca. La única persona que lo llamaba Jesse había sido su abuela, cuando le llamaba la atención. Así que Lily, para sentir que tenía algo de autoridad sobre él, a veces lo llamaba así—. Ilústrame, ¿cuáles son las cosas que podrían salir mal? Lo que te ofrece ese doctor es precisamente que los medicamentos se obtengan por la vía legal. ¿No te sentirías increíble de saber que estás quebrando al maldito sistema? Tú te mereces esas medicinas, Jess, es sólo que esta maldita ciudad es una…
Lily suspiró hondo, tratando de calmarse un poco, no quería empezar otra discusión. Volvió a mirar el frasco de medicinas, que cada vez tenía menos pastillas. Le parecía increíble que, según Jess le dijo, Oliver no sólo fue capaz de conseguir una, sino dos dosis. Ella sentía una curiosidad inmensa por conocerlo.
Si esto funcionaba, Lily jamás dejaría de estar agradecida con una persona a la que ni siquiera conocía. Iba a estar en deuda con él toda la vida.
—¿Cuáles términos vas a poner? Jess, no vas a ponerte exigente o lo vas a espantar. ¿Entendiste? Mierda, encima me creé un perfil falso para ver sus redes sociales. Es medio esquivo, pero vi algunas fotos. Además, en casa de Cat encontramos un viejo anuario escolar. Encima es guapo, Jess. Eres un suertudo —Lily sabía que comentar eso sólo haría que su hermano se pusiera más nervioso, pero al menos tenía que aligerar un poco la conversación.
Porque lo que estaba diciendo era verdad. Oliver no sólo era buena persona, además era guapo.
"¡De todas formas me moriré, abuela!".
Ella recordaba esa frase con exactitud, sobre todo porque después de eso Lily se puso a llorar tan fuerte en medio del pasillo del hospital, que Jess y su abuela dejaron de discutir. Quizás desde ese preciso momento, Lily se hizo la promesa de que se encargaría de que Jess nunca se rindiese. A veces había sido ella misma quien conseguía medicinas para él. Usaba a sus amigas, gente que le debía favores, para ir al Mercado Negro en su nombre. La ventaja de que fuera un negocio más allá de lo legal, era que nadie hacía preguntas de por qué o para quién se necesitaban los productos.
Pero lo que les estaba ofreciendo Oliver Silva era un trato magnífico. Esperaba que Jess no entrara en otro momento de espiral de autocompasión, o ella misma lo arrastraría al registro civil para que firmara.
—A ver, Jesse Owens… —dijo ella, a lo que su hermano hizo una mueca. La única persona que lo llamaba Jesse había sido su abuela, cuando le llamaba la atención. Así que Lily, para sentir que tenía algo de autoridad sobre él, a veces lo llamaba así—. Ilústrame, ¿cuáles son las cosas que podrían salir mal? Lo que te ofrece ese doctor es precisamente que los medicamentos se obtengan por la vía legal. ¿No te sentirías increíble de saber que estás quebrando al maldito sistema? Tú te mereces esas medicinas, Jess, es sólo que esta maldita ciudad es una…
Lily suspiró hondo, tratando de calmarse un poco, no quería empezar otra discusión. Volvió a mirar el frasco de medicinas, que cada vez tenía menos pastillas. Le parecía increíble que, según Jess le dijo, Oliver no sólo fue capaz de conseguir una, sino dos dosis. Ella sentía una curiosidad inmensa por conocerlo.
Si esto funcionaba, Lily jamás dejaría de estar agradecida con una persona a la que ni siquiera conocía. Iba a estar en deuda con él toda la vida.
—¿Cuáles términos vas a poner? Jess, no vas a ponerte exigente o lo vas a espantar. ¿Entendiste? Mierda, encima me creé un perfil falso para ver sus redes sociales. Es medio esquivo, pero vi algunas fotos. Además, en casa de Cat encontramos un viejo anuario escolar. Encima es guapo, Jess. Eres un suertudo —Lily sabía que comentar eso sólo haría que su hermano se pusiera más nervioso, pero al menos tenía que aligerar un poco la conversación.
Porque lo que estaba diciendo era verdad. Oliver no sólo era buena persona, además era guapo.
03:15PM — Apartamento — Con Jess
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Chapter IV
Estaba cansado de tener esta discusión. Sentía que había discutido toda su vida por lo mismo. Gente pensando que podría prolongar un poco más su vida y él intentando aceptar que su vida sería corta. Pero con quien más difícil le era discutir era con Lily, porque nadie había llorado tantas veces por adelantado su existencia como ella.
—Quiero que tengamos un par de citas —dijo, aunque sonó ridículo en voz alta.—: Que al menos nos conozcamos un poco. ¿Sabes? ¿No se te hace rara la idea de que me case con alguien que apenas conozco?
Se le hacía muy extraño. Tendrían que cuadrar historias al menos. Para sus conocidos. Para los agentes de seguro. Para la policía si llegaba a eso.
—De acuerdo, no soy el tipo más legal del mundo, lo sé —admitió—. Pero Oliver sí, y se puede meter en líos por esto. Si el seguro o su trabajo lo descubren... Además, no hay garantía de que el tratamiento funcione. Si esto sale mal, ¿lo vamos a extender indefinidamente? Oliver se sentiría atado a seguir la farsa de matrimonio si mi salud depende de ello...
El escenario que más le preocupaba de todos los que había visualizado hasta ahora era ese, Oliver atado a él y deseando hacer su vida, pero incapaz de acabar su acuerdo porque Jess seguía enfermo.
Jess no había estado sano un solo día de su vida, por más que la gente se empeñara en intentar curarlo.
Además, Lily tenía razón. Oliver era guapo. ¿Qué se suponía que hiciera con un esposo guapo y bueno que no lo quería como pareja realmente? No olvida que incluso Oliver despreciaba a lo que se dedicaba.
03:15PM — Apartamento — Con Lily
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Chapter IV
Lily se quedó a cuadros cuando escuchó a su hermano decir que sus dichosos términos era tener citas con Oliver. Estuvo a punto de darle una respuesta sarcástica, pero cuando miró a los ojos a su hermano, no tuvo valor. Jess podía engañar a todos, pero no a ella. Su hermano se había hecho una máscara, creado un personaje, para cuando tenía que tratar con sus amigos, con sus colegas en el mercado negro y, sobre todo, las veces que tenía que lidiar con Ben Carson. Había una fachada de indiferencia y despreocupación que parecía genuina, pero Lily lo conocía bien.
Jess no había tenido citas de verdad con nadie, ni tampoco había salido con nadie en serio. Estaba tan convencido de que moriría en cualquier momento, que no se permitía vivir como cualquier otra persona. Efectivamente, a Lily le parecía bien que tuviera citas con Oliver.
—Bueno, no es que sea un completo extraño para ti. ¿De verdad no hablaron nunca en la escuela? Estuvieron juntos en clase durante todos los días por varios años, yo recuerdo algunas cosas de ciertos compañeros de clase aunque no fueran mis amigos… —comentó Lily, dubitativa, pues no quería discutir—. De todas formas, no me parece mal que se conozcan un poco. Después de todo, si todo sale bien, van a pasar casados mínimo un año.
Lily no estaba segura cómo una persona iba a aguantar durante un año el carácter de su hermano, en especial cuando se ponía terco e imposible de lidiar. Pero eso no iba a decírselo a Jess, quería alentarlo, no espantarlo.
Además, sí era cierto lo que estaba diciendo, aunque se casaran, no era sólo firmar un papel. Lily creía que como mínimo tendrían que vivir en el mismo lugar. No sabía si Oliver Silva vivía con su familia o si vivía solo. ¿Dónde la dejaba eso a ella? Ahora trabajaba, pero tampoco le alcanzaría para vivir sola tan pronto, serían demasiados cambios.
—Si Oliver mismo te lo propuso, quizás si está dispuesto a arriesgarse, ¿o no? Y no te preocupes por qué va a pasar después del tratamiento, Jess. De todas formas, pase lo que pase, sería un año de acceso a tus medicinas —dijo Lily, con voz quebrada. Se sintió culpable, porque había jurado no hacer una escena, pero era imposible no emocionarse—. ¿Cuánto hace que pudimos tener algo así?
Lily no lo recordaba, las medicinas de Jess siempre fueron un problema. Su abuela había hecho cuanto había podido, pero en Tara no se obraban los milagros. Por eso Oliver Silva estaba ofreciendo algo que ni en sueños Lily hubiera imaginado, había que tomar esa oportunidad.
Jess no había tenido citas de verdad con nadie, ni tampoco había salido con nadie en serio. Estaba tan convencido de que moriría en cualquier momento, que no se permitía vivir como cualquier otra persona. Efectivamente, a Lily le parecía bien que tuviera citas con Oliver.
—Bueno, no es que sea un completo extraño para ti. ¿De verdad no hablaron nunca en la escuela? Estuvieron juntos en clase durante todos los días por varios años, yo recuerdo algunas cosas de ciertos compañeros de clase aunque no fueran mis amigos… —comentó Lily, dubitativa, pues no quería discutir—. De todas formas, no me parece mal que se conozcan un poco. Después de todo, si todo sale bien, van a pasar casados mínimo un año.
Lily no estaba segura cómo una persona iba a aguantar durante un año el carácter de su hermano, en especial cuando se ponía terco e imposible de lidiar. Pero eso no iba a decírselo a Jess, quería alentarlo, no espantarlo.
Además, sí era cierto lo que estaba diciendo, aunque se casaran, no era sólo firmar un papel. Lily creía que como mínimo tendrían que vivir en el mismo lugar. No sabía si Oliver Silva vivía con su familia o si vivía solo. ¿Dónde la dejaba eso a ella? Ahora trabajaba, pero tampoco le alcanzaría para vivir sola tan pronto, serían demasiados cambios.
—Si Oliver mismo te lo propuso, quizás si está dispuesto a arriesgarse, ¿o no? Y no te preocupes por qué va a pasar después del tratamiento, Jess. De todas formas, pase lo que pase, sería un año de acceso a tus medicinas —dijo Lily, con voz quebrada. Se sintió culpable, porque había jurado no hacer una escena, pero era imposible no emocionarse—. ¿Cuánto hace que pudimos tener algo así?
Lily no lo recordaba, las medicinas de Jess siempre fueron un problema. Su abuela había hecho cuanto había podido, pero en Tara no se obraban los milagros. Por eso Oliver Silva estaba ofreciendo algo que ni en sueños Lily hubiera imaginado, había que tomar esa oportunidad.
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Chapter IV
Jess había hecho mucha memoria esa semana, intentando recordar más de Oliver en el colegio. No habían tenido demasiado contacto. Oliver evitaba a los chicos problema como él. Hizo bien, así terminó estudiando medicina después de ser un estudiante ejemplar en el colegio.
Jess había sido un problema. Se había metido en muchos líos. Fumaba, tomaba e intentaba olvidar que se iba a caer muerto en cualquier momento. No le veía sentido a estudiar. ¿Para qué tanto esfuerzo si todo iba a terminar de un momento a otro? Así que no se había esforzado siquiera.
—No era el tipo de persona que a Oliver le interesara tratar —respondió.—: Era un buen estudiante. Todo lo contrario a mí.
Sonrió con cierta nostalgia.
Oliver seguía siendo un buen chico. Una buena persona y un buen médico.
—Oliver se ofreció porque se siente culpable y porque cree que tiene alguna responsabilidad sobre mí —replicó—. Pero luego llegará otro paciente que quiera ayudar. O llegará una pareja con la que sí se quiera casar. Y voy a estar yo ahí atravesado. No quiero qu ese amarre a mí porque tenga una extraña idea de su responsabilidad como médico. Ningún médico llegaría tan lejos para ayudar a un paciente...
A ratos se preguntaba si era un proyecto para Oliver. Una misión que cumplir. No quería ser solo eso, pero tal vez, como lo veía Lily, era su oportunidad en la vida.
Tampoco quería ilusionarse. Podía tomar el tratamiento un año y que no fuera suficiente para el tratamiento.
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Chapter IV
Lily conocía bien a su hermano y sabía bien cuándo le estaba mintiendo, esta no era una de esas ocasiones. Parecía que era verdad que no habían sido más que simples compañeros de clase que compartían aula y poco más. Pero tal vez había una explicación descabellada, una que ella estaba considerando, para darle algo de sentido a este enrevesado suceso.
Sabía que Jess la tomaría por loca, pero era una teoría que Lily quería por lo menos poner sobre la mesa.
—¿Y qué tal si Oliver secretamente tenía un enamoramiento contigo? —dijo al fin, con una sonrisa de autosuficiencia—. Porque tú dices que nunca hablaban mucho y que él no quería nada que ver contigo, pero en la escuela normalmente uno se comportaba como estúpido si había alguien que le gustara. ¿Qué tal si es eso? Se reencontraron, Oliver vio una forma de ayudarte y cumplir en secreto sus extrañas fantasías.
Lily sabía que Jess se le iba a reír en la cara por insinuar semejante tontería, pero ella ya había visto suficientes locuras en esta maldita ciudad para saber que esto ni siquiera era tan loco. Además, daría lo que fuera para que Jess dejara de ser tan paranoico. Allí estaba otra vez, pensando siempre los peores escenarios. Lily se frustraba mucho cuando se ponía en esa espiral de autocompasión inútil.
—Jess, pero es que ni siquiera has aceptado y ya estás pensando en todas esas cosas. Yo sólo te recuerdo que ya lo hablamos y que nunca te perdonaría si se te ocurre echarte para atrás. Mereces que te pasen cosas buenas, Jess. ¿Por qué no puedes dar un salto de fe? Sólo por esta vez —Lily, sin poder contenerse, estiró el brazo sobre la mesa hasta tomar el de Jess. Le regaló una sonrisa torcida, tratando de contener el llanto que tenía en la garganta. Sabía que Jess odiaba cuando se ponía a llorar, pero a veces tenía la impresión de que ella lloraba en su lugar, porque su hermano reprimía todo siempre—. Me vale una mierda sonar egoísta, pero eres la única familia que me queda. Eres todo lo que tengo. Además, piensa que esto es en parte tu culpa porque la solución fácil es que hablemos con Ben y que él nos ayude.
Lily sabía que eso era un poco trampa, porque estaba usando el miedo que tenía Jess de que ella le dijera a Ben Carson la verdad. Ella hasta ahora había respetado los deseos de Jess, porque temía que si tomaba un disgusto muy fuerte su corazón empeoraría, tendría una crisis y entonces Jess podría morirse enfadado con ella. Pero Lily sabía, y Jess también, que lo más práctico era conseguir las medicinas en el Mercado Negro. Ben Carson jamás se las negaría y encontraría la manera de que no salieran tan costosas, podían llegar a un arreglo. Pero Jess no quería ni oír hablar de eso, así que aceptar la propuesta de Oliver Silva era lo segundo mejor.
Sabía que Jess la tomaría por loca, pero era una teoría que Lily quería por lo menos poner sobre la mesa.
—¿Y qué tal si Oliver secretamente tenía un enamoramiento contigo? —dijo al fin, con una sonrisa de autosuficiencia—. Porque tú dices que nunca hablaban mucho y que él no quería nada que ver contigo, pero en la escuela normalmente uno se comportaba como estúpido si había alguien que le gustara. ¿Qué tal si es eso? Se reencontraron, Oliver vio una forma de ayudarte y cumplir en secreto sus extrañas fantasías.
Lily sabía que Jess se le iba a reír en la cara por insinuar semejante tontería, pero ella ya había visto suficientes locuras en esta maldita ciudad para saber que esto ni siquiera era tan loco. Además, daría lo que fuera para que Jess dejara de ser tan paranoico. Allí estaba otra vez, pensando siempre los peores escenarios. Lily se frustraba mucho cuando se ponía en esa espiral de autocompasión inútil.
—Jess, pero es que ni siquiera has aceptado y ya estás pensando en todas esas cosas. Yo sólo te recuerdo que ya lo hablamos y que nunca te perdonaría si se te ocurre echarte para atrás. Mereces que te pasen cosas buenas, Jess. ¿Por qué no puedes dar un salto de fe? Sólo por esta vez —Lily, sin poder contenerse, estiró el brazo sobre la mesa hasta tomar el de Jess. Le regaló una sonrisa torcida, tratando de contener el llanto que tenía en la garganta. Sabía que Jess odiaba cuando se ponía a llorar, pero a veces tenía la impresión de que ella lloraba en su lugar, porque su hermano reprimía todo siempre—. Me vale una mierda sonar egoísta, pero eres la única familia que me queda. Eres todo lo que tengo. Además, piensa que esto es en parte tu culpa porque la solución fácil es que hablemos con Ben y que él nos ayude.
Lily sabía que eso era un poco trampa, porque estaba usando el miedo que tenía Jess de que ella le dijera a Ben Carson la verdad. Ella hasta ahora había respetado los deseos de Jess, porque temía que si tomaba un disgusto muy fuerte su corazón empeoraría, tendría una crisis y entonces Jess podría morirse enfadado con ella. Pero Lily sabía, y Jess también, que lo más práctico era conseguir las medicinas en el Mercado Negro. Ben Carson jamás se las negaría y encontraría la manera de que no salieran tan costosas, podían llegar a un arreglo. Pero Jess no quería ni oír hablar de eso, así que aceptar la propuesta de Oliver Silva era lo segundo mejor.
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Chapter IV
Jess rió ante la hipótesis de Lily. Podría ser buena investigadora si no fuera tan imaginativa.
—Oye, Oliver no es sacado de una de esas historias románticas que te gustan —replicó.—: No va a ser uno de esos chicos buenos con un crush por el chico malo de la escuela.
Puso los ojos en blanco de solo escucharse a sí mismo. Era una idea ridícula. Oliver había sido un chico centrado y listo. No iba a perder el tiempo suspirando por un mal portado que estaba más fuera que dentro del colegio.
Al menos Lily sabía que en el fondo aceptar aquella oferta de Oliver era egoísta. Jess siempre había hecho sus tratamientos pensando justamente en eso. Primero en la abuela y luego en Lily. Si había algún chance de no morirse tenía que aprovecharlo. Pero esto era aprovecharse de una persona.
Lily decía que pensaba demasiado.
Lo de decirle a Ben era un golpe bajo. Jess se negaba a hacer eso. Ben era el único que lo había empleado. Veía en él a un subordinado eficiente, y si supiera la verdad no lo dejaría trabajar más en lo que hacía. Perdería la confianza que tenía en él. Lo vería como un chico enfermo que necesitaba ayuda.
Jess quería mantener algo de dignidad aunque fuera en su trabajo. Por eso se había enojado tanto con que Oliver lo fuera a buscar al Mercado Negro.
—No vuelvas a mencionar decirle a Ben —replicó con frialdad—. Sabes que esa no es una posibilidad. En cuanto a dar un salto de fe, nunca he sido un hombre de fe. No me pidas que empiece ahora. Pero voy a hablar con Oliver, como te dije. Llegaremos a un acuerdo. Lo prometo.
Solo necesitaba sentir que le estaba dejando algún margen a Oliver para salirse del pésimo trato que estaban haciendo.
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Chapter IV
Lily arrugó los labios cuando Jess le echó en cara las historias románticas que veía. No tenía absolutamente nada de malo creer en historias romáticas en la vida real, sobre todo considerando que esta ciudad estaba llena de mierda. Lily podía tener un poco de fe en el amor verdadero, pero no pensaba discutir eso con Jess, su hermano era un pesimista de cuidado.
—Bueno, digamos que tienes razón. Pero si van a estar casados por mínimo un año es mentira que no se pueden enamorar —comentó Lily con una sonrisa muy maliciosa—. Quita esa cara Jess, cuando dejas de fumar como chimenea o beber como un desquiciado y te pones ropa decente eres hasta guapo.
Sin embargo, aunque actuara despreocupada, Lily sí que se preocupaba por su hermano. Además, sabía que si se iban a casar, tendrían que vivir juntos. Todavía no hablaban de dónde la dejaba eso a ella, pero no pensaba traer ese tema sobre la mesa justo ahora. Lily no era tonta, tenía que asegurarse de que Jess aceptaría el trato.
Si ella tenía que irse y vivir bajo un puente para que Jess se acomodara con su nuevo esposo, lo haría. Sabía que eso era virtualmente imposible, pero de todas maneras estaba dispuesta a hacerlo.
—¡Ya te prometí que no le diría nada a Ben! —exclamó, como si eso fuera a hacer su promesa más verdadera de la cuenta. Lily suspiró, sabiendo que ese tema ponía a Jess de mal humor automáticamente—. Jess, mira, ve a hablar con él y acepta lo que sea que te permita tomar esos medicamentos todos los meses. Eso sí, por favor, tienes que ponerte guapo. Al menos pásate un cepillo por el pelo, Jess, aunque Oliver sepa que trabajas en el Mercado Negro, que por lo menos te vea decente. Y escucha, no importa a qué tipo de acuerdo llegues, siempre y cuando te beneficie a ti. Yo me las voy a arreglar, ¿entiendes?
Lily se sintió estúpida porque ahí estaba dejando caer el tema de que ella vivía aquí, con Jess, pero si su hermano era listo, dejaría el tema estar por el momento. Ambos sólo se tenían el uno al otro desde la muerte de la abuela, no iban a empezar a distanciarse justo ahora. Pero quería que, por una vez, su hermano sólo pensara en él.
—Bueno, digamos que tienes razón. Pero si van a estar casados por mínimo un año es mentira que no se pueden enamorar —comentó Lily con una sonrisa muy maliciosa—. Quita esa cara Jess, cuando dejas de fumar como chimenea o beber como un desquiciado y te pones ropa decente eres hasta guapo.
Sin embargo, aunque actuara despreocupada, Lily sí que se preocupaba por su hermano. Además, sabía que si se iban a casar, tendrían que vivir juntos. Todavía no hablaban de dónde la dejaba eso a ella, pero no pensaba traer ese tema sobre la mesa justo ahora. Lily no era tonta, tenía que asegurarse de que Jess aceptaría el trato.
Si ella tenía que irse y vivir bajo un puente para que Jess se acomodara con su nuevo esposo, lo haría. Sabía que eso era virtualmente imposible, pero de todas maneras estaba dispuesta a hacerlo.
—¡Ya te prometí que no le diría nada a Ben! —exclamó, como si eso fuera a hacer su promesa más verdadera de la cuenta. Lily suspiró, sabiendo que ese tema ponía a Jess de mal humor automáticamente—. Jess, mira, ve a hablar con él y acepta lo que sea que te permita tomar esos medicamentos todos los meses. Eso sí, por favor, tienes que ponerte guapo. Al menos pásate un cepillo por el pelo, Jess, aunque Oliver sepa que trabajas en el Mercado Negro, que por lo menos te vea decente. Y escucha, no importa a qué tipo de acuerdo llegues, siempre y cuando te beneficie a ti. Yo me las voy a arreglar, ¿entiendes?
Lily se sintió estúpida porque ahí estaba dejando caer el tema de que ella vivía aquí, con Jess, pero si su hermano era listo, dejaría el tema estar por el momento. Ambos sólo se tenían el uno al otro desde la muerte de la abuela, no iban a empezar a distanciarse justo ahora. Pero quería que, por una vez, su hermano sólo pensara en él.
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Chapter IV
Jess palideció de solo escucharla decir que en un año podrían enamorarse.
—Lily, no bromees con eso, ¡menos con Oliver! —le advirtió.—: No va a pasar nada entre nosotros. Es solo un contrato y tendremos que vivir en la misma casa... pero no es como en otras épocas que la gente tenía que tener sexo para que se considerara casada. Digo, el contrato no es como que nos obligue a tener que ser una pareja.
Oliver no había dicho nada sobre sexo. No creía que fuera el tipo de persona que le fuera a pedir sexo a cambio de su ayuda. ¿Pero qué se suponía que haría él si llegaban a eso en algún momento?
Se obligó a respirar profundo. Iba a sacar el tema en la negociación con Oliver. Misma casa, pero sin sexo.
¡Casa!
A eso se estaba refiriendo Lily. Ese sería el término más importante de todos. Lily seguiría viviendo con ellos.
—No quiero que te preocupes por ti —le señaló con total seriedad—. Esa será una de mis condiciones también; tú vivirás conmigo. Sabes que eres la principal motivación de todo lo que hago.
Incluso el tratamiento, su principal motivación era que Lily no sufriera ni se quedara sola. Jess no quería morir, pero había aceptado que era algo que iba a suceder. Pero Lily no. Nunca lo había aceptado.
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Chapter IV
Lily no pudo evitar reírse, porque la situación era ridícula: Jess estaba nervioso ante la sola insinuación que Oliver, quien ya le había propuesto matrimonio, se enamorara de él. Ella no pensaba volver a tocar el tema, mucho menos frente a Oliver, pero Lily no podía creer que ella fuera la única que pensara que esa era una posibilidad real. Después de todo, la convivencia era lo que hacía el amor.
Además, ella mejor que nadie era consciente de que Jess, a pesar de sus apariencias y de que le gustaba jugar al indiferente, en realidad era una persona noble. Su hermano era un magnífico partido, pero él estaba empeñado en no verlo.
—Está bien, no volveré a decir nada al respecto, pero… —Lily se tapó los labios con la mano, antes de que dijera algo que hiciera enfadar de verdad a Jess. Tan sólo soltó una risita, mientras se encogía de hombros.
Jess parecía interesado en otras cosas, como el tema de dónde iban a vivir. Lily se dio cuenta de que sí iba a aceptar si ya estaba diciéndole que exigiría que ella siguiera viviendo allí. Pero quizás Oliver tenía un mejor espacio, después de todo era médico, debía de recibir un salario fijo y tenía un puesto en el hospital. Ella y Jess vivían en la zona más empobrecida de la ciudad, eso aterraría a cualquiera.
Sin embargo, Lily era lista y no iba a discutir ese punto. Se convenció que era algo que tendrían que acordar Jess y Oliver. Su futuro cuñado. La sola idea le parecía una locura, pero si eso venía de mano con las medicinas de su hermano, estaba lista a aceptarlo.
—Bien, si todo está dicho, entonces… —Lily sonrió, levantándose un instante y pasándole una mano por el cabello a su hermano, como si quisiera peinarlo—. Más vale que vayas guapo a verlo. Y no quiero que regreses aquí hasta que me digas que ya tienes todo arreglado. ¡Y que vamos a tener para tu tratamiento!
Lily trató de sonar amenazante, pero sabía que eso no funcionaría con Jess. Ella tan sólo esperaba que todo saliera bien, quería que Jess pudiera completar su tratamiento. Se conformaba con eso, prefería no pensar en lo que venía después. Un año. Con posibilidad de que lo operaran. Era bastante más de lo que Lily había aspirado.
Además, ella mejor que nadie era consciente de que Jess, a pesar de sus apariencias y de que le gustaba jugar al indiferente, en realidad era una persona noble. Su hermano era un magnífico partido, pero él estaba empeñado en no verlo.
—Está bien, no volveré a decir nada al respecto, pero… —Lily se tapó los labios con la mano, antes de que dijera algo que hiciera enfadar de verdad a Jess. Tan sólo soltó una risita, mientras se encogía de hombros.
Jess parecía interesado en otras cosas, como el tema de dónde iban a vivir. Lily se dio cuenta de que sí iba a aceptar si ya estaba diciéndole que exigiría que ella siguiera viviendo allí. Pero quizás Oliver tenía un mejor espacio, después de todo era médico, debía de recibir un salario fijo y tenía un puesto en el hospital. Ella y Jess vivían en la zona más empobrecida de la ciudad, eso aterraría a cualquiera.
Sin embargo, Lily era lista y no iba a discutir ese punto. Se convenció que era algo que tendrían que acordar Jess y Oliver. Su futuro cuñado. La sola idea le parecía una locura, pero si eso venía de mano con las medicinas de su hermano, estaba lista a aceptarlo.
—Bien, si todo está dicho, entonces… —Lily sonrió, levantándose un instante y pasándole una mano por el cabello a su hermano, como si quisiera peinarlo—. Más vale que vayas guapo a verlo. Y no quiero que regreses aquí hasta que me digas que ya tienes todo arreglado. ¡Y que vamos a tener para tu tratamiento!
Lily trató de sonar amenazante, pero sabía que eso no funcionaría con Jess. Ella tan sólo esperaba que todo saliera bien, quería que Jess pudiera completar su tratamiento. Se conformaba con eso, prefería no pensar en lo que venía después. Un año. Con posibilidad de que lo operaran. Era bastante más de lo que Lily había aspirado.
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Chapter IV
No podía dejar que Lily lo pusiera más nervioso. Se miró nuevamente en el espejo, y decidió que no iba a cambiarse. No quería que Oliver pensara que se estaba esforzando por verse bien por alguna razón en especial. No era como que fueran novios que se gustaran que iban a verse. Aquello era solo una cuestión legal y práctica.
Sin embargo sí que se peinó un poco. No estaba de más. Al menos no iban a verse en el hospital, odiaba ese lugar.
Salió rápidamente de casa, mientras verificaba la dirección que Oliver le había dado. Iba bien de tiempo, aunque le ponía nervioso pensar que iba al apartamento de Oliver. Era buena idea discutir aquel asunto en un lugar privado, pero no dejaba de pensar que estaba en desventaja siendo su territorio.
Cuando llegó a la zona del apartamento de Oliver observó todo con mucha atención. Era una zona más bonita y segura de donde Lily y él vivían, porque era la zona del hospital. ¿Oliver querría que vivieran ahí? No sabía si tenía idea de que Lily venía dentro del paquete.
Por eso había muchas cosas que tenían que hablar.
Tocó al timbre y esperó. Se sentía nervioso, y con ganas de salir corriendo, pero Lily lo mataría si regresaba sin una fecha para la boda. Solo lo haría si Oliver aceptaba que sería un mal trato para él.
Cuando Oliver apareció y lo hizo pasar, Jess miró con curiosidad a su alrededor. Aquel era un apartamento pequeño, un monoambiente cómodo y bonito, que Jess no podría pagar en su vida. Nunca había entendido cómo lugares más pequeños podían ser más caros que un lugar como el de Lily y él, que tenía dos habitaciones pero en una zona fea.
Dejó de curiosear pensando que Oliver se lo tomaría mal, y se giró a verlo.
—Hola —saludó, pensando que Oliver se veía muy bien sin su ropa de médico.—: Aquí estoy, como prometí..
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Chapter IV
“Ollie, ¿no estás dando muchas visitas a la farmacia últimamente?”.
Aunque había intentado distraerse, la verdad era que Oliver no había dejado de escuchar la pregunta de Paul desde que regresó del hospital. Sabía que Paul no lo delataría, no diría nada, eran amigos, pero había algo muy malicioso en su tono de voz que lo puso de los nervios. Necesitaba que Wang volviese, pero su amigo seguía incapacitado, había quedado de verlo mañana. Wang insistió mucho por teléfono en que estaba bien, aunque Oliver se sintió un poco culpable por esperar hasta mañana.
Pero había quedado de verse con Jess y temía que si le reprogramaba, éste lo podía ver como una señal de que quería deshacerse de él. Así que Oliver esperó hasta que, por fin, sonó el timbre de su apartamento. Oliver se quedó mirando a Jess un instante antes de abrirle la puerta para dejarlo pasar. La verdad era que, en el fondo, se había temido que no apareciera. Que lo bloqueara en el teléfono y que no volviera a verlo. Porque Oliver sabía que le estaba sugiriendo algo absurdo y descabellado.
—Pasa, Jess… —dijo, mientras lo hacía tomar asiento en el sofá. Era el único que había en la sala y solamente tenía dos asientos, así que Oliver tomó asiento en la silla vacía que usaba como una escalera auxiliar cuando necesitaba alcanzar algo en el librero que estaba junto al sofá. Antes de que Jess pudiera decir algo, le extendió la mano para entregarle el paquete de pastillas, sin abrir, a su nombre—. Toma. Son tuyas. Te dije que, de todas maneras, iba a conseguirte dosis para el próximo mes.
Oliver le regaló una sonrisa sincera, pero cargada de nerviosismo. Jess quizás creía que no le había dado vueltas a este asunto, que estaba siendo impulsivo y que veía esto como una especie de proyecto de caridad, pero no era así. De verdad quería ayudarlo. Estaba convencido de que Jess se merecía esta oportunidad, nadie merecía morirse porque el medicamento no estaba a su alcance.
Aunque había intentado distraerse, la verdad era que Oliver no había dejado de escuchar la pregunta de Paul desde que regresó del hospital. Sabía que Paul no lo delataría, no diría nada, eran amigos, pero había algo muy malicioso en su tono de voz que lo puso de los nervios. Necesitaba que Wang volviese, pero su amigo seguía incapacitado, había quedado de verlo mañana. Wang insistió mucho por teléfono en que estaba bien, aunque Oliver se sintió un poco culpable por esperar hasta mañana.
Pero había quedado de verse con Jess y temía que si le reprogramaba, éste lo podía ver como una señal de que quería deshacerse de él. Así que Oliver esperó hasta que, por fin, sonó el timbre de su apartamento. Oliver se quedó mirando a Jess un instante antes de abrirle la puerta para dejarlo pasar. La verdad era que, en el fondo, se había temido que no apareciera. Que lo bloqueara en el teléfono y que no volviera a verlo. Porque Oliver sabía que le estaba sugiriendo algo absurdo y descabellado.
—Pasa, Jess… —dijo, mientras lo hacía tomar asiento en el sofá. Era el único que había en la sala y solamente tenía dos asientos, así que Oliver tomó asiento en la silla vacía que usaba como una escalera auxiliar cuando necesitaba alcanzar algo en el librero que estaba junto al sofá. Antes de que Jess pudiera decir algo, le extendió la mano para entregarle el paquete de pastillas, sin abrir, a su nombre—. Toma. Son tuyas. Te dije que, de todas maneras, iba a conseguirte dosis para el próximo mes.
Oliver le regaló una sonrisa sincera, pero cargada de nerviosismo. Jess quizás creía que no le había dado vueltas a este asunto, que estaba siendo impulsivo y que veía esto como una especie de proyecto de caridad, pero no era así. De verdad quería ayudarlo. Estaba convencido de que Jess se merecía esta oportunidad, nadie merecía morirse porque el medicamento no estaba a su alcance.
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Chapter IV
Que Oliver lo recibiera con las medicinas de su siguiente mes era un golpe bajo. De hecho, si hubiera creído que Oliver quería obligarlo a casarse con él habría pensado que era un manipulador de primera. Pero no era así. Oliver no ganaba nada haciendo que se casara con él. ¿Cierto?
Sonrió viendo el paquete de pastillas y se lo guardó en el bolsillo, agradeciendo las bolsas extras de sus pantalones.
—Gracias —replicó, y luego levantó la mirada hacia él.—: Supongo que quieres probarme que eres un hombre de palabra.
Se sonrojó ligeramente y desvió la mirada otra vez.
—Supongo que es parte de convencer a alguien de que se case contigo —añadió, en tono de broma.—: Vas muy en serio con eso.
Por eso estaban reunidos. Se suponía que iban a hablar del tema del matrimonio precisamente. Se suponía que tenía que decirle lo que había pensado, y se acercaba peligrosamente a que Oliver volviera a exponerle todas sus razones, así que se apresuró a llevar la conversación al rumbo que debía.
—Lo he estado pensando mucho, te aseguro que lo tomo en serio —le advirtió.—: Tengo varias cosas que me gustaría que discutamos antes de darte una respuesta. Hay mucho que no sabes. Por ejemplo, si vamos a vivir juntos, mi hermana tiene que vivir con nosotros, no puedo dejarla sola y no se puede pagar su propio lugar.
Eso era lo primordial. Lily. Tenía que estar protegida y cubierta. No podía ser un problema aquel aspecto cuando todo lo demás estuviera resuelto porque era una condición que no iba a quitar en ninguna circunstancia.
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Chapter IV
Le parecía que Jess venía con todo un discurso preparado, porque, antes de que Oliver pudiera decir algo, éste empezó a decirle varias cosas. Al parecer, creía que Oliver era un hombre de palabra. No estaba seguro si eso era una especie de halago, pero decidió que se lo tomaría a bien. Pero luego Jess empezó a hablar de su hermana, que todavía vivía con él y que, si iban a vivir juntos, ella venía en el paquete.
Oliver había hecho bastante memoria la última semana, dándose cuenta de que recordaba más detalles de la vida de Jess de lo que inicialmente creía. Sabía que vivía con sus abuelos y que tenía una hermana menor. Recordaba que Cindy, quien fue una buena amiga durante toda la escuela, tenía una prima pequeña, Cat, que la acompañaba a todos lados. Cat solía ir acompañada de una niña rubia que siempre tenía algo que decir. Lily. Varias veces la había visto acompañar a Jess a la parada de autobús.
Él y Jess tomaban la misma ruta para regresar a casa, pero no sabía si éste lo recordaba.
—Lily… —dijo, buscando la mirada de Jess, quien tenía una expresión que parecía de sorpresa—. Así se llama tu hermana, ¿no? Creo que la recuerdo. Era muy amiga de la prima de Cindy.
Oliver se sintió un poco estúpido por estar soltando detalles así, pero entonces decidió volver a lo importante. Era evidente que su apartamento no tenía espacio para Lily. Tal vez podrían acomodarse de cierta manera, pero eso dejaría a Lily durmiendo en un sofá que era demasiado pequeño. No podía permitir eso y seguro que Jess, por el tono en que estaba hablando, no permitiría que su hermana lo pasara mal.
—No sé qué tan quisquillosos se pongan en el seguro, pero supongo que es mucho más sencillo si vivimos juntos una temporada. Al menos cuando empieza el tratamiento, eso sólo que… —Oliver señaló avergonzado a su alrededor—. En este espacio como mucho acomodaríamos a dos personas, tres creo que es virtualmente imposible. Supongo que lo que me quieres decir es que tengo que ir a vivir contigo y con tu hermana.
Oliver sí que había pensado en aquella posibilidad. La verdad era que sólo vivía en esta zona porque podía irse caminando al hospital. Eso le ahorraba molestias, gasto en transporte y, sobre todo, le daba horas de sueño muy valiosas. Sin embargo, había tirado todos sus años de estudiante de medicina del transporte público y de tener ojeras de tanto madrugar. No creía que fuera una pesadilla, sólo era volver a acostumbrarse si Jess vivía muy distante del hospital.
Oliver había hecho bastante memoria la última semana, dándose cuenta de que recordaba más detalles de la vida de Jess de lo que inicialmente creía. Sabía que vivía con sus abuelos y que tenía una hermana menor. Recordaba que Cindy, quien fue una buena amiga durante toda la escuela, tenía una prima pequeña, Cat, que la acompañaba a todos lados. Cat solía ir acompañada de una niña rubia que siempre tenía algo que decir. Lily. Varias veces la había visto acompañar a Jess a la parada de autobús.
Él y Jess tomaban la misma ruta para regresar a casa, pero no sabía si éste lo recordaba.
—Lily… —dijo, buscando la mirada de Jess, quien tenía una expresión que parecía de sorpresa—. Así se llama tu hermana, ¿no? Creo que la recuerdo. Era muy amiga de la prima de Cindy.
Oliver se sintió un poco estúpido por estar soltando detalles así, pero entonces decidió volver a lo importante. Era evidente que su apartamento no tenía espacio para Lily. Tal vez podrían acomodarse de cierta manera, pero eso dejaría a Lily durmiendo en un sofá que era demasiado pequeño. No podía permitir eso y seguro que Jess, por el tono en que estaba hablando, no permitiría que su hermana lo pasara mal.
—No sé qué tan quisquillosos se pongan en el seguro, pero supongo que es mucho más sencillo si vivimos juntos una temporada. Al menos cuando empieza el tratamiento, eso sólo que… —Oliver señaló avergonzado a su alrededor—. En este espacio como mucho acomodaríamos a dos personas, tres creo que es virtualmente imposible. Supongo que lo que me quieres decir es que tengo que ir a vivir contigo y con tu hermana.
Oliver sí que había pensado en aquella posibilidad. La verdad era que sólo vivía en esta zona porque podía irse caminando al hospital. Eso le ahorraba molestias, gasto en transporte y, sobre todo, le daba horas de sueño muy valiosas. Sin embargo, había tirado todos sus años de estudiante de medicina del transporte público y de tener ojeras de tanto madrugar. No creía que fuera una pesadilla, sólo era volver a acostumbrarse si Jess vivía muy distante del hospital.
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Chapter IV
Al ver el rostro de Oliver supo que nuevamente su impulsividad le había ganado. Toda la vida había sido así. Siempre abría la boca y hablaba antes de tiempo. Eso lo había metido muchas veces en líos. Con sus profesores porque hablaba sin que le dieran la palabra. Con sus amigos por decir algo inapropiado. Con sus enemigos por soltarles lo que pensaba.
Con Oliver debía hacer las cosas mejor, pero ahí estaba, dejando que su lengua lo traicionara.
Sin embargo, cuando lo escuchó concluir que le estaba diciendo que se fuera a vivir con él sintió que lo desarmaba. Sacudió la cabeza y se inclinó hacia él.
—No, mira, lo que estoy diciendo es que hay decisiones que tomar si vamos a hacer esto —le dijo—: Como dónde vivirá mi hermana, que no la voy a dejar desprotegida. Pero antes de decidir lo de vivir juntos y dónde, tenemos que ver si de verdad vamos a hacer esto.
Le había dicho a Lily que lo haría, pero seguía resistiéndose a ceder de una vez. Tal vez solo con esto Oliver ya empezaba a pensárselo.
—Vivo en el lado malo de la ciudad —le recordó.—: Lo recordarás, íbamos al mismo colegio, así que eras de la zona No tienes por qué dejar este apartamento bonito para venir a vivir con nosotros allí. No será cómodo ni bonito..
Su casita no era lujosa, era humilde pero tenía un par de habitaciones. Solo que sería incómodo compartir cuarto con él.
—Si crees que es lo apropiado para que el seguro nos crea, tendremos que decidir si mi casa será el lugar adecuado o tenemos que resolver otra cosa —añadió.—: Es un poco más grande, pero no demasiado. Si tenemos que vivir juntos allí estaríamos uno encima del otro todo el tiempo. Tendríamos que compartir una cama, un baño y un armario. No tienes por qué dejar todo esto solo para que yo tenga medicinas.
Bueno, lo había dicho. Le había dejado a Oliver una salida. Solo debía tomarla y él lo entendería perfectamente. Ya lidiaría con Lily después.
03:15PM — Apartamento — Con Lily
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He said yes
Chapter IV
Oliver hizo una mueca cuando Jess dijo el lado malo de la ciudad, pues hacía mucho tiempo que escuchaba esa expresión. En la escuela, los estudiantes solían decirla todo el tiempo, como una especie de chiste tétrico para lidiar con el hecho de que vivían en la zona más empobrecida de una ciudad que no trataba bien a nadie. Oliver sabía que lo había pasado relativamente bien, considerando las circunstancias del vecindario, al menos hasta que Max decidió que entrar a las filas de Deacon Sullivan era buena idea y acabó con una bala en el costado que le provocó la muerte.
Pero aunque creía que Jess estaba diciendo eso como una advertencia, una manera de que se asustase, la verdad era que, más allá de la logística y lo lejos que quedaba de su lugar de trabajo, Oliver sabía que podía lidiar con eso. Le angustiaba más lo de compartir una misma cama, un baño y un espacio que sonaba reducido. Además de lidiar con una tercera persona, porque no tenía la más mínima idea de cómo lo traría Lily Owens.
—Mi familia sigue viviendo en el mismo sitio y los visito con frecuencia —dijo, encogiéndose de hombros, buscando la mirada de Jess—: No es como que haya dejado de frecuentar mi casa de toda la vida. Conozco bien la zona, Jess, sé todo lo malo que tiene, pero también lo bueno.
Oliver miró a su alrededor, la verdad era que su apartamento le gustaba, aunque el espacio era reducido, era práctico y no necesitaba mucho más para vivir. Pero los muebles no eran suyos, así que no tendría que trasladar nada más que sus cosas personales si iba a mudarse. No creía que eso fuera un problema, pero había algo en la manera en que Jess hablaba que le hacía pensar que, para él, sí que lo sería.
—De hecho, tampoco tengo mucho tiempo viviendo en este apartamento. Lo renté porque el dueño es buen amigo de uno de mis mentores del internado, me quedaba cerca del trabajo y así mi hermano y mi cuñada podrían ocupar la que era mi habitación porque estaban pensando en tener un bebé. No era un mal trato, pero puedo mudarme si eso es necesario —Oliver sonrió a medias, sin saber por qué le estaba dando tanta información a Jess. Pero, si de verdad iban a casarse, lo mejor era tener el menor secretismo posible—. Más bien dime a ti qué te parece la idea de que de pronto un extraño vaya a vivir contigo y tu hermana, Jess.
Pero aunque creía que Jess estaba diciendo eso como una advertencia, una manera de que se asustase, la verdad era que, más allá de la logística y lo lejos que quedaba de su lugar de trabajo, Oliver sabía que podía lidiar con eso. Le angustiaba más lo de compartir una misma cama, un baño y un espacio que sonaba reducido. Además de lidiar con una tercera persona, porque no tenía la más mínima idea de cómo lo traría Lily Owens.
—Mi familia sigue viviendo en el mismo sitio y los visito con frecuencia —dijo, encogiéndose de hombros, buscando la mirada de Jess—: No es como que haya dejado de frecuentar mi casa de toda la vida. Conozco bien la zona, Jess, sé todo lo malo que tiene, pero también lo bueno.
Oliver miró a su alrededor, la verdad era que su apartamento le gustaba, aunque el espacio era reducido, era práctico y no necesitaba mucho más para vivir. Pero los muebles no eran suyos, así que no tendría que trasladar nada más que sus cosas personales si iba a mudarse. No creía que eso fuera un problema, pero había algo en la manera en que Jess hablaba que le hacía pensar que, para él, sí que lo sería.
—De hecho, tampoco tengo mucho tiempo viviendo en este apartamento. Lo renté porque el dueño es buen amigo de uno de mis mentores del internado, me quedaba cerca del trabajo y así mi hermano y mi cuñada podrían ocupar la que era mi habitación porque estaban pensando en tener un bebé. No era un mal trato, pero puedo mudarme si eso es necesario —Oliver sonrió a medias, sin saber por qué le estaba dando tanta información a Jess. Pero, si de verdad iban a casarse, lo mejor era tener el menor secretismo posible—. Más bien dime a ti qué te parece la idea de que de pronto un extraño vaya a vivir contigo y tu hermana, Jess.
04:15PM — Apartamento — Con Jess
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