El Aquellarre Ravenhurst había reinado Gran Bretaña durante los siglos XVIII y XIX con mano de hierro, perversidad y derroche. Arrastrándose entre la alta sociedad y corrompiendo las familias más pudientes, se habían destacado en diseccionar la sociedad humana, aunque no solo eso, sino ganándose enemigos en el submundo y pecando de soberbia. Los clanes más pequeños de brujas decidieron que era tiempo de poner fin la tiranía y retomar las buenas prácticas a finales de 1835.

Elspeth Grimsbane encabezó la revuelta. Masacró junto a sus seguidores y algunas alianzas menores, dejando un único miembro vivo a petición de su primogénito. “Para dejar una advertencia de que sucede si la magia se corrompe”, racionalizó, como si fuera una misericordia aunque todos sabían que no lo era.

Evander Ravenhurst fue despojado de todo y lo único que lo dejó vivir fue la necesidad de vengarse alguna vez de aquellas brujas que tomaron todo lo que amó y lo destruyeron. Si su magia ya estaba corrupta, la ensangrentó más. Y todo conocimiento que pudo adquirir, lo consumió hasta que no quedó nada. Siempre buscando más, sin sentirse lo suficientemente fuerte, pero sabiendo que la única razón de no cumplir su cometido era que el día que terminara con su propósito ya no tendría nada más por qué existir.

El siglo XXI es extraño. Adaptarse a la vida moderna puede costar, pero aquellos que han hecho pactos con fuerzas superiores para mantenerse en la vida terrenal debieron de reconstruirse. Evander ha conseguido el puesto de profesor de Historia, en un pueblo que guarda más secretos del que nunca se podría revelar. X acaba de mudarse, también ha conseguido trabajo cercano. No se llevan mal, en realidad han congeniado bien, Es un humano interesante, le gustan las artes oscuras y parece interesado en el folklore; Evander no ha visto un mundano tan interesante en siglos, probablemente.