Let the music be our guide

A veces lo echaba de menos, el lazo que les unía a través de la maldición. Por doloroso que fuera, les unía de esa forma que solo hacen las familias.
No es que una vez roto el hilo se hubiera terminado su relación, pero todo se sentía diferente. Él mismo había sido diferente desde el momento mismo en que se despidió de Akito.
Los únicos momentos en que se volvía a sentir como entonces era cuando tocaba el violín. Pero debía hacerlo a solas, practicar sin un maestro y no dejar que nadie más lo supiera. Ni siquiera en el instituto, a pesar de que Momo nunca iría allí. Podría haber recitales y ella interesarse... Sabía que era peligroso y lo aceptaba por el bien de todos.

Sin embargo, no puede evitar sentirse atraído por la música que salen de las cuerdas, sobre todo por la forma de tocar de esa chica de primero de la que solo conoce el nombre por las listas. Siente curiosidad por ella y por su música, pero sabe que el club de fans que ahora le tiene como "príncipe" le haría la vida imposible.
Así que por ahora simplemente puede escucharla desde el aula de al lado, mientras estudia o se va quedando dormido.

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Music is back

Se rio un poco al escuchar al forma de Sakura de hablar de su madre. Le gustaba verlas a las dos, cómo se comportaban juntas. Era lo más cerca que podía estar de algo como aquello. Entre los Sohma las relaciones con los padres, especialmente las madres, siempre resultaban complicadas.
A veces se preguntaba cómo habría sido si él no hubiera sido parte del zodiaco... pero se daba cuenta de que eso no servía de mucho. Era solo que aún no era lo suficiente fuerte para luchar contra lo que sus recuerdos causaban.

Pero Sakura también le daba la oportunidad de distraerse. Era adorable cuando se ponía tan roja y bajaba la cabeza. Seguramente si le mirase y viera la sonrisa divertida que se le dibujaba a Momiji se enfadaría con él. Aceptó que dijera que le gustaba mientras tocaba. Pero después añadió todas esas cosas buenas de él.
- Me alegra ser una persona que te haga sentir segura. -Respondió él, totalmente sincero. En su vida no había tenido muchas personas así, le gustaba serlo para alguien.- A mi me gusta que seas tú misma. -Le contó, tomando entre sus dedos un mechón de su pelo suave para acariciarlo.

La soltó poco después y se levantó para alcanzar el violín.- Será mejor que empiece a hacer magia o mi profesora se enfadará conmigo. -Bromeó dedicándole una gran sonrisa.- ¿Querrás hacer magia conmigo?

con Sakura — calle — Por la tarde

Music is back

El color rojo de sus mejillas se mantuvo al escuchar a Momiji, alzando la mirada justo cuando el joven tomaba uno de sus mechones para ponerlo tras su oreja. El corazón de Sakura se disparó y sintió que las palabras se quedaban atascadas en su garganta. Claro que Momiji era hermoso, lo supo desde el momento en que lo conoció, aún cuando su corazón había sido más grande. Ahora era incapaz de no verlo como algo más, sentía que podría salir volando en cualquier momento y que no sabría como bajar.

¿Cuánto había durado ese momento? Fueron tan solo unos segundos o se había alargado mucho más. No estaba segura, pero cuando lo vio coger el violín se acordó de respirar.

— No soy tan buena como tú — dijo en voz baja, alisándose la falda que se había puesto para estar en casa y levantándose para mirarlo —. Pero si gustar, para mi será el mayor de los placeres acompañarte.

Era una oportunidad única, pues no sabía cuanto tiempo podrían mantener aquello. Momiji le había indicado a su madre que iría esos dos primeros meses, tras ello el rumbo podía tomar muchos caminos y Sakura no deseaba que acabase.

Colocada a su lado sonrió en su dirección, contando hasta tres para que el joven empezase con el primer tempo y ella acompañándola como su segundo violín. Una armonía casi perfecta que fueron construyendo juntos, disfrutando de la música y de aquello que los unía. Los ojos de Sakura brillaron, siguiendo los pasos del talento aplastante de Momiji, estaba destinado a ser alguien grande en el mundo de la música, nadie podía decirlo lo contrario.

Así que siguió tocando, subiendo en esa melodía que comenzaba a arrebatarle el corazón y que solo tenía el nombre de una persona grabado en él: Momiji Sohma.

con Momiji — calle — Por la tarde

Silcence is imposed

Momiji se había sentido más pleno desde que la maldición terminara. Sentía que podía respirar libremente y que por fin podía tomar sus propias decisiones. Claro que no se había alejado tanto de la línea. Ahora tenía un piso propio, pero seguía visitando el estado principal. También con su padre tenía reuniones semanales, una cena y poco más. No eran una familia apegada, pero seguía siendo lo único que tenía.

No había duda de que lo que más feliz le hacía eran esas tardes en casa de los Kitagawa, volviendo a tocar el violín, pasando tiempo con Sakura y su madre. Era como si una pieza de su corazón todavía faltase y se estuviera recomponiendo gracias a esas tardes rodeado de música.

Cuando salió del instituto aquella tarde supo que no había sido más que una ilusión y que estaban a punto de robárselo de nuevo. El coche de su padre le esperaba fuera. Subió al coche y saludó, después solo guardó silencio mientras él le recordaba que había hecho una promesa de no hacer nada que pudiera interferir en la vida de Momo, aunque aquellas clases tuvieran lugar fuera del estado Sohma, todavía podía llegar a sus oídos si participaba en algún recital o algo así.
Momiji no habría aceptado hacer nada público, pero no lo dijo. No le iban a escuchar.

Antes de lo que le hubiera gustado, estaban en la residencia Kitagawa.- Papá, no es necesario. Yo hablaré con la señora Kitagawa y terminaré con esto. -Trató de detenerlo al fin, antes de que llamase a la puerta. Pero parecía demasiado tarde, porque esa puerta se abrió.

con Sakura — calle — Por la tarde

Silcence is imposed

Sakura había salido de clase un poco antes, esperando a Momiji en la puerta como solía hacer siempre que tenían clase en su casa. Después de unas cuantas semanas aprendió a ignorar las miradas de algunas compañeras de clase, pero a diferencia de otros días vio a Momiji entrar directamente en un coche de color oscuro con las ventanas tintadas.

Dando por hecho que aquel día no iría a su casa y que tendría que haber pasado algo grave para que su familia le fuese a buscar empezó a caminar hacia casa sola. No sabía muy bien que estaba esperando, menos cuando al acercarse se dio cuenta que su madre de alguna manera se había puesto como una barrera entre Momiji y un señor que parecía tener el rostro desencajado por la tozudez de su madre.

— Lo que usted no entiende señor Sohma es que no acepto dinero de gente como ustedes. Mi trabajo siempre ha sido por y para la música, así cuando saber que alguien tiene talento, si usted no quiere ver el talento que tiene su hijo no seré yo la que le ponga el cartel en frente, lo que si le diré es que mientras este muchacho quiera seguir en contacto con la música las puertas de mi casa estarán abiertas.

— Señora, ya le he dicho que mi hijo no…

— ¿No quiere o usted no le deja? Parece que tiene miedo de algo que yo desconozco y no seré la persona que se ponga a indagar en los trapos sucios de una familia que no me concierne, pero ¿de verdad quiere a su hijo? Porque si es así lo dejaría hacer algo que ama, lo dejaría disfrutar del talento que tiene y se alegraría porque alguien este permitiéndole nutrirlo en lugar de cortarle las alas.

Sakura se quedó un poco congelada en la entrada cuando la gente se dio cuenta que ella estaba allí. Su madre la observó y cambio el gesto por un momento, como si la situación no fuese la más violenta posible.

— Oh, Sakura querida, por favor ponle una bebida a Momiji mientras yo terminó de dialogar con este testarudo señor, hay cosas que los niños no deben escuchar.

Conocía bien esa expresión de su madre, así que sin dudarlo un solo segundo pasó por al lado de su amigo. Entrelazó los dedos de sus manos y empujó de él hacia casa, ninguno de los dos quería contrariar a su madre en ese escenario, de eso podía estar segura.

con Momiji — calle — Por la tarde

Silcence is imposed

Su padre se había presentado ante la señora Kitagawa y le había comunicado del modo más frío y formal posible, que su hijo no regresaría allí. Y después de eso todo había empezado a ir demasiado rápido.
Que la señora Kitagawa era una fuerza de la naturaleza, ya lo había notado desde el momento en que la conoció. Tenía verdadera pasión por la música y había visto su talento de un modo que ni siquiera él mismo era capaz de apreciar. Era por ella y por Sakura que Momiji se había atrevido a desobedecer, a tener un secreto como ese. Pero no había sido suficiente.

Antes de que pudiera hacer nada, esa mujer se había colocado entre él y su padre, que estaba sorprendido ante una situación que no era capaz de controlar. Miraba a Momiji por encima de ella, como esperando que hiciera algo, pero en cuanto pronunciaba un "señora Kitagawa" para intentar mediar, ella le silenciaba pidiéndole que dejara que se ocupara sola.

Le conmovía la forma en que le defendía, a él, a su derecho de tener aquello que tanto bien le hacía... no quería tocar solo porque tuviera talento para ello, sino porque le ayudaba a sanar. Por eso no tenía fuerzas para apoyar a su padre en su decisión. Porque quería que ella ganara, quería quedarse allí. Por una vez...

Sus ojos se abrieron de más al descubrir a Sakura también allí, ¿cuándo había llegado? ¿Cuánto habría escuchado? Su madre cambió por completo para indicarle que entraran dentro, él incluido. Y la chica le tomó de la mano para llevarle sin que él tuviera fuerzas para oponer resistencia, ni para mirar a su padre.
- Lo siento. -Dijo apesadumbrado cuando estuvieron dentro.- Esto no debería estar pasando. Lamento que mi padre esté haciendo esto. Tu madre... no debería exponerse de este modo por mí. Tendría que pararla, pero... -Todos esos pensamientos salieron a borbotones mientras miraba a la rubia, todavía en la entrada. Como si necesitara que ella le perdonara, que le entendiera, que le quisiera allí.

con Sakura — calle — Por la tarde

Silcence is imposed

Apretó la mano de Momiji para intentar animarlo, entendía que pudiese estar sintiéndose responsable, pero su madre se ocuparía. Los niños no tenían culpa de lo que sus padres deseaban para ellos, menos cuando eran tan estrictos que pretendían que sus expectativas y sueños los cumplieran sus hijos. Sakura había visto el cambio de Momiji desde que había vuelto a tocar, como esa primera sonrisa que le dedicó no se parecía en nada a la que tenía cuando tocaba.

— Mi madre esta acostumbrada a lidiar con hombres que creen que saben más que ella — respondió Sakura para calmar a Momiji —. La música no ha sido el campo más amable para las mujeres y ella peleó su posición con uñas y dientes. No dejará que nadie le diga lo que debe hacer y realmente desea que abraces tu talento, Momiji.

Esperaba que eso fuese suficiente para que él no quisiera dejarlo. Dio otro apretón a su mano, dejándolo en el sofá y yendo a servir un poco de agua. Escuchaba a su madre discutir en el fondo, impidiendo el paso al padre, casi escucho algo sobre servicios sociales que hizo que este se callara.

— Al contrario, debo decir que lamento si la actitud tajante de mi madre te causa problemas. No quiero que te sientas incomodo porque ella necesite dejarle clara su postura a tu padre — le había pedido que metiese a Momiji en casa aún cuando lo trajeron para dejarlo.

con Momiji — calle — Por la tarde

Silence is imposed

Sakura no parecía aceptar sus disculpas, más bien no parecía quererlas o necesitarlas. Pero no quitaba que no se sintiera culpable, temía lo que su padre pudiera hacer, o la familia si se empeñaba demasiado. No estaba seguro de lo que podrían hacer contra los Kitagawa, pero al menos trataba de pensar que no sería tan horrible como cuando la maldición aún existía, cuando Akito aún era... esa otra persona diferente a quien era ahora.

- Puedo entenderlo. -Asintió a la explicación de por qué la madre de Sakura tenía la necesidad de enfrentarse a su padre y defender su postura. También el talento de Momiji. Un pensamiento que le hizo sonreír internamente.

Sakura le dejó en el sofá y regresó con unos vasos y una jarra de agua. Tomó el vaso, a pesar de que no bebió, todavía escuchando a los dos adultos discutir fuera.- No me siento incómodo, Sakura. Me siento agradecido. -Le confesó, sabiendo que nadie hasta ahora le había plantado cara a su padre por él. Ni siquiera Tohru, quizá porque no tuvo ocasión, aunque él no lo habría querido.- Pero me preocupa que pueda causaros problemas. No a mí, yo... no creo que me pase nada. -Le prohibiría tocar, de nuevo, y se aseguraría de que no volviera allí. Quizá poniendo un coche que le recogiera del instituto y le llevara a casa cada día. Pero no pasaría nada más. Su padre desaparecería de su vida de nuevo, a pesar de seguir controlándola.

con Sakura — calle — Por la tarde