Por un tiempo se habían mantenido al margen, no cabía duda alguna de que los humanos estaban pasando no solo la fuerza de la naturaleza por un costado, sino que a todas las creaciones las tomaban como inferiores, la cabeza les había crecido al igual que el ego a un punto en donde contemplaba que si los golpeaba en la cabeza saldría mucho aire y luego la masa gris donde es que sus cerebros tendrían que estar colocados.

El consejo fue creado a partir de que las primeras criaturas y las más viejas, pudieron sobrevivir a tan extraña epidemia que sacudiera al pueblo hasta los cimientos, siempre mantenidos al margen de conflictos no dejando que los humanos hicieran malos actos, pero tan ingenuos fueron que estos aprovecharon la bondad que tenían de no atacarlos, fueron los primeros en romper la sana convivencia al punto de cazarlos como meros animales comunes.

Lance no existía en ese entonces, era una creación extraña de un humano soñador que alguna vez fue descendiente de otro, creían que podían devolver la vida a lo muerto, y aunque era mitad verdad, la otra parte era que honestamente no estaban vivos, su cuerpo era un conjunto de ciencia con tabús que pocos humanos tocarían, la conciencia a veces le fallaba, por muy racional que se viera.

En años más recientes comenzaron a desaparecer cada vez más de ellos, al punto de que el consejo se encontraba reunido con representantes de todas las criaturas que pudieran estar presentes, el mismo estaba ahí francamente porque pocos como él, los experimentos no siempre salían bien, la ventaja que tenía era la fuerza y algo de la velocidad sobrehumana para moverse, no tanta como los vampiros o como los hombres lobo, pero se entendía. El tema era serio, porque solo había rumores de lo que pasaba tras las paredes de Dinamo, pero nadie estaba seguro de nada.
Poco a poco todos tomaron asiento, y él se estiro, iba a tomar un largo rato que los más ancianos decidieran que hacer.

Cuando su lugar no estaba ni el cielo ni el infierno, Elliot muchas veces no sabía siquiera dónde estar físicamente. La tierra era un buen lugar sí, pero también al tener contacto con ambas partes, podía ir de acá para allá, y eso a la gente del consejo le interesaba mucho, por lo que trabajaba de especialista en ambos lugares.

El problema empezó cuando hubo desaparición de criaturas sobrenaturales (y no tan sobrenaturales también). Y empezó a nombrarse en todos lados el lugar de Dinamo. Elliot no tenía mucha idea, pero aparentemente tenían algo que ver con la desaparición pero nadie sabía qué sucedía adentro.

Los ancianos todavía estaban reunidos y él estaba haciendo guardia afuera junto a un licántropo con malas pulgas que estaba fumando un cigarrillo humano. Decidió entrar y su aura de luz y oscuridad llenó todo, al igual que pasaba cuando alguno de ellos entraba o salía de una habitación.

Sabía que era mirado de manera extraña porque eran muy poco comunes las “cruzas” entre demonios y ángeles, pero Elliot era aquella excepción que no sólo había llegado a sobrevivir sino que además se había ganado un buen lugar.

Entró en la habitación, sabiendo que un haz tanto de luz como de oscuridad lo rodeaba porque no estaba completamente en su forma humana. Los ancianos seguían hablando.

Se acercó a un asiento libre, al lado de un rubio que no conocía, y se sentó en el apoyabrazos. —¿Todavía nada? —preguntó con voz grave al muchacho mientras miraba a los ancianos asentir y negar con la cabeza según lo que decían.

Estaba espaciandose, noners un secreto que los humanos sencillamente se crecieron al saber que tenian formas de someter a las criaturas abusando de la buena voluntad antes compartida entre ellos. Derivando de que eran capaces de reproducirse a niveles veloces mientras que varios de ellos tan solo podían aspirar a tener descendecia cada cierto tiempo. Por otro lado algunas otras criaturas no contaban con esos lujos.

Como era su caso, era una cruza de algo muerto con vida artificial, no muchos de ellos podían ser creados y quienes trataban de recrearlos no tenían el mismo tipo de éxito. Más de la mitad de las veces se quedaban en fracados y terminaban descartando el experimento.

El consejo estaba más ocupado deliberando sobre como debían continuar, puesto que cada vez se les dificultaba pensar en como liberar a los que se encontraban atrapados en el Dinamo.

Deberiamos marchar por la fuerza y a tomarlos a todos los humanos ahí como rehenes, alguien debe poder tener el acceso para liberar al resto. Los humanos deben rendirse.

El lo dudaba, si podían ser superados en número no tendrían opción alguna en esto. La mente de Lance comenzaba a divagar intensamente pero pensó que ese era uno de los planes más estúpidos del mundo.

Mientras que otros pensaban en que debía reforzarse la guardía donde se concentraban las poblaciones más grandes de criaturas para evitar más raptos.

Nada inteligente, me sorprende encontrar que el consejo esta lleno de ideas y ancianos ridículos. Y si lo escuchaban no le importaba para nada, era la verdad. Además dudaba que su nuevo acompañante quisiera estar acá por diversión. ¿Aburrido de estar parado afuera? Yo si lo estaría hace mucho pero acá no parece estar mejor. ¿Tú que harías en esta situación? Pregunto.

Elliot se había ganado el lugar dónde estaba por medio de mucho esfuerzo y él sentía que eso le daba un cierto... poder frente al resto. No tanto como el Consejo, por supuesto, porque él trabajaba para el Consejo (en realidad trabajaba para alguien que trabajaba para otro alguien que trabajaba para el Consejo). Pero era un nephilim, y aquellos seres eran vistos de otra manera.

Había cosas que aceptaba y otras que no. Para él la acción era lo más importante, aunque sabía que había momentos de calma, investigación y decisión. Pero creía que en ese tema en particular, específicamente de la desaparición de criaturas, era el momento de algo más activo.

Por eso esperaba fuera junto al hombre lobo. No quería escuchar las palabrerías y las ideas que no llegarían a ningún lado. Diría lo que tenía que decir en caso de que fuera necesario aunque esperaba que no, a pesar de que las esperanzas le flaquearan.

Cuando entró fue directamente hacia quien no parecía tan... normal y corriente como él mismo. —No te sorprendas tanto. Están ahí para eso —dijo con un suspiro entre frustración y resignación.

Sacudió la cabeza y respondió en voz baja, aunque a nadie parecía interesarles si estaban charlando. —Ya conozco toda la pantomima del Consejo. Intentarán por todos los medios no hacer nada hasta que sea demasiado tarde, aunque ya es demasiado tarde —dijo negando con la cabeza para hacerle énfasis. —. Iría, entraría y los mataría a todos, pero entiendo que no siempre funciona así y que evidentemente hay algo que impide que las criaturas salgan, por lo tanto las criaturas están en peligro.

—Pero usted no, Sanderson —dijo una voz cerca a él. Era uno de los miembros del Consejo, de esas criaturas aladas y que se podían acercar a uno sin que se diera cuenta. Si no fuera porque estaba acostumbrado a eso, hubiera dado un respingo. —¿Señor? —preguntó Elliot con interés alzando una ceja. El resto del Consejo estaba mirándolos, por lo que el resto de la gente también lo hacía.

—Ninguno de ustedes es una criatura... convencional —dijo esta vez también mirando a su acompañante. —. Necesitamos infiltrados que sean inmunes a lo que el resto de las criaturas. Un ser de la luz y de la oscuridad a la vez y un... muerto vivo —Elliot abrió la boca para acotar algo porque dudaba que sea el término correcto pero la cerró. —que tampoco sufre las condiciones normales de las criaturas. Queremos saber qué pasa allí antes de actuar, y queremos que ustedes dos, Sanderson y Smasher entren como infiltrados.

Elliot se lo quedó mirando con una ceja levantada. —¿Y qué se supone que tenemos que hacer? —preguntó el nephilim. De todos modos habían captado su atención. Él estaba entrenado para ese tipo de cuestiones y aunque no fuera ir a atacar directamente, por lo menos tendría un poco de acción.

No era la persona a la que alguien asi porque si pensaba recurrir, ni de chiste, pero sin embargo en el había algo que además de ser realmente un único en su tipo, a menos que se pudiera llegar a recrear la fórmula, pues contaba con algunas características que eran conocidas y otras no, pues siempre era importante mantener un secreto al menos para no mostrar su mano del todo, o la gente le encomendaría más tareas de las necesarias.

Lo rehuían y no le importaba en lo absoluto, ¿Por qué lo haría si era claro que por lo mismo las criaturas le tenían miedo de lo que pudiera hacer? Eran realmente pocos los que se atrevían a aventurarse por ahí esperando a ver el beneficio de sus esfuerzos. Lo que discutían era casi una misión de suicidio y no veía ahí a los más bocones que muchas veces se habían estado mostrando como unos “fieros guerreros” capaces de lo que fuera.

Hacen que me vea mucho más inteligente y eso ya es mucho decir. -Dijo a modo de broma, pues no era realmente tan estúpido como se pensaba. Y los ancianos eran propensos a querer oírse los unos a los otros sin parar.

Si no fuera algo complicado, realmente más de uno de estos idiotas de verdad ya habrían ido marchando pronto a las puertas del Dinamo, si nadie ha salido es porque además de la seguridad, los humanos han encontrado como someter a las criaturas, entrar de prontos sin un plan puede terminar en otro cadáver a la colección.

Arqueo la ceja ante la tan repentina interrupción y sentir las miradas del consejo en ellos, vale que, si habían comentado algunas cosas, supuso que más de uno tenía el oído bastante agudo si se estaban metiendo en esto. Pero tan solo miro de frente a todos, curioso por saber que pensaban decir o a que se referían exactamente.

Soltó algo parecido a un resoplido, un muerto vivo sonaba demasiado ridículo, realmente era solo una anormalidad, y no era como los vampiros que si se podían categorizar más de ese modo. En fin, dejando de lado nos tecnicismos fingió que realmente le iba a interesar lo que estos iban a proponer claro. -Así que se cansaron de pensar como meter a una criatura normal o solo se dieron por vencidos con el plan que trataron de debatir todo este rato entre todos viendo que sería como los anteriores, algo completamente inútil porque el Dinamo no es el sencillo parque que esperaban.

Cruzo sus brazos, y continuo. -Francamente, no me termina de sorprender del todo el tiempo que les ha tomado llegar a esa conclusión ni cuantas criaturas podrían haber sido ya rescatadas, esperaba un par de milenios más claro. Pero escuchare el plan antes de dar mi respuesta, después de todo no quiero arriesgarme a hacer algo que fallará.

La cuestión del Dinamo era algo que preocupaba a Elliot, sin lugar a dudas. La desaparición de las criaturas también. Pero lo que más le preocupaba era la inacción de los miembros del Consejo.

Claro que no armaría una rebelión contra ellos ni nada por el estilo, pero sentía que hacía tanto tiempo que estaban tranquilos en sus asientos largos que habían perdido la capacidad de actuar rápidamente en cuestiones de urgencia. Por eso más de una vez le había dicho a Krantus, el ser con el que más confianza tenía, que necesitaban gente joven en ese lugar. Por supuesto recibiendo una negativa al respecto.

—Sí, es cierto. Pero yo no soy un ser convencional. Dudo que encuentren la manera de apresar a un miembro del Cielo como del Infierno. En ese caso implicaría que los humanos se fueron muy arriba con su tecnología anti criaturas —mencionó frunciendo el ceño. Tenía que admitir que apresar a un vampiro era más fácil que a un ángel y un demonio a la vez.

Pero el resto de la conversación o lo que podía llegar a decir quedó dentro suyo porque los del Consejo se habían dirigido a ellos directamente con una misión muy particular. Justamente, ir a ver qué estaba ocurriendo.

Asintió a las palabras del otro, porque el Dinamo no parecía un lugar al que entrabas simplemente y como si nada y luego salías lo más campante. Era mucho más. —¿Quieren que entremos para hacer informes y luego ver qué hacer con ello? —preguntó arqueando una ceja. Le iba a ser difícil no meterse a matar humanos si veía que, efectivamente, andaban haciendo cosas con las criaturas. Su parte del infierno solía ser más fuerte que la de ángel, producto de vivir mucho tiempo entre humanos.

—Calma, ambos dos —dijo con voz seria uno de los más fuertes del Consejo, un vampiro que tenía casi tantos años como la humanidad misma. —. Hacemos todo con tiempo prudente porque así hemos sobrevivido milenios enteros y así seguiremos —continuó, centrándose en Lance y en sus últimas palabras.

—¿Qué quieren que hagamos? —volvió a preguntar Elliot con el ceño fruncido, levantándose e imperceptiblemente moviéndole la manga a su compañero para que se levante también. Si los iban a mandar a ese lugar, mínimo iban a hablar como iguales.

—Serán ustedes los encargados de hacerse pasar como humanos. Hay que hacer pruebas, pero creemos que por los poderes del cielo y del infierno tuyos, Elliot, y el haber sido creado a partir de piezas humanas, Lance, ambos son perfectos para no ser detectados por los cazacriaturas. Por esa razón tienen los trabajos que tienen. Imaginamos que no es distinto en Dinamo —observó y dijo el más antiguo de los miembros del Consejo. —. Primero les haremos unas pruebas, las más tecnológicas que poseemos para asegurarnos que no son detectados como criaturas.

—¿Y si esas pruebas no nos detectan pero en Dinamo sí? —preguntó con las cejas levantadas.

—Entonces, señor Sanderson, todas las criaturas pereceremos —dijo con cansancio el anciano. Y Elliot lo entendió. Si la propia tecnología sobrenatural que tenían aquellos seres era menor a la que tenían los humanos, entonces podían empezar a despedirse de sus vidas.

Los seres que de una forma o la otra fueron a pasar a control de Dominion, era algo que de un tiempo a lo reciente preocupaba a Lance, más en el momento en que pudieran unir dos y dos y fuera una parte de sus experimentos, claro que era cuidadoso, paranoico y violento, pero no se aventuraba demasiado a donde estaban los humanos, así evitaba que lo reconocieran a cualquier costo, más siendo único en su tipo, anomalías de la creación gracias a una mente lo suficientemente loca pero brillante, misma que se llevo sus secretos a la tumba. Y si Lance los sabía, nadie lo haría hablar para revelarlos.

La inactividad del Consejo, dijeran lo que dijeran llevaban al mismo resultado, que nada se resolviera, entonces todos los pobre seres que ya estaban en el Dinamo estaban destinados a no salir de ahí a menos que fuera en una bolsa negra. Lance no se iba a meter como ladrón en una de las zonas más fortificadas, pero había estado tratando de encontrar el modo de que estos viejos hicieran algo pronto.

Ahora es cuando ya se encontraban en el borde de la desesperación que se veían sacudidos al punto de que ya pensaban en actuar, y si le molestaba, ¿Cuántos cuerpos más tendrían que haber encontrado para poder tomarlo como una emergencia? -No quiero darles demasiado crédito, pero me parece que se han ido por las criaturas ya conocidas, son las que no pueden controlar o apresar las que más temen que sigan sueltas por ahí, deben comerse la cabeza pensando como pueden usar algo a su favor para al menos debilitarnos.

Y era realmente claro eso, no por menos los humanos y miembros del Consejo se veían tan preocupados de pronto. Unos por el poder, otros por los seres en peligro. Lástima que la conversación se viera cortada tan de pronto. Y claro que tendría que hacer ver su punto de vista, si iba a tener que arriesgar varias cosas, les señalaría todas y cada una de las faltas de esos miembros, no dejaría las cosas solo así.

Solo escuchar la naturaleza de la misión hizo que se preguntase si de verdad ya habían perdido totalmente la cabeza, meterse al Dinamo a reportar lo que estaba pasando al interior. No era religioso, distaba mucho de eso pero que el señor los ayudara a darles algo de inteligencia a estos miembros, claro manden al sujeto cuyo fuerte es golpear cosas sin ser delicado. En serio, completos genios.

Solo porque le pedían calma no significaba que estuviera calmado, todo lejos de ello, más optó por ahora por escuchar más de aquella genial idea, y por un mínimo de respeto al vampiro solo por ser más viejo que Matusalén.

Levantándose como si fuera alguna clase de salón, bueno si lo era, pero hasta en eso estaba encontrando cierta diversión, mirando fijamente al encargado de darles la larga explicación. Vaya forma de decir que no eran la cosa más común de la sala, y de revelar todo al mismo tiempo.

Supongo que no quedará otra forma de poder entrar al Dinamo a menos que podamos ser indetectables, siendo invisibles no creo que sea suficiente para que podamos pasar totalmente desapercibidos por estos. -Francamente todo se centraba en que si esto era bueno entrarían y si no estaban jodidos del todo y sus días estaban contados. -Bien, no debe ser tan malo ser el conejillo de indias, solo espero que no me maten antes de tiempo, sino todo seria para nada. -Expreso, aunque seguía sin gustarle del todo ese plan.

No le gustaba nada de nada todo lo que estaba pasando. Sentía que peligraba su mismísima existencia, y era algo que ni los ángeles ni los demonios temían, pues ellos eran la razón misma de la existencia del mundo... ¿Cómo podían pretender que él pensara que había una posibilidad de perder para siempre su vida?

La idea que proponían, aquel plan que parecía recién pensado y sin darle muchas vueltas... No sabía qué pensar. Podía llegar a ser una buena idea, y en parte también tenían razón: Si alguien como él, que era un ángel y un demonio a la vez, era captado por la tecnología del Dinamo, entonces todos podían despedirse de sus vidas.

Entendía lo que estaban diciendo, era esperable que quisieran que criaturas no convencionales se arriesguen por un bien mayor. Su parte angelical quería decir que sí, su parte infernal le decía que se preserve y se vaya a otro lugar. Su parte de seguridad y necesidad de acción decía que aceptase. Así que finalmente fue dos a uno, así que tuvo que aceptar.

Finalmente suspiró al escuchar la respuesta de su compañero. Era evidente que no les quedaba otra opción más que decir que sí y prepararse para aquellas pruebas. —Está bien, entonces. Nos infiltraremos en el Dinamo —dijo, en parte contento de tener algo qué hacer. Además, era una misión con un peligro inminente: Si lo encontraban, probablemente lo matarían. Algo divertido para cortar la semana.

—Muy bien, caballeros. Descansen bien esta noche. Mañana haremos las pruebas que seguramente tomen toda la semana, además de darles los mapas y toda la información que requieren saber, mientras nuestro equipo infiltrado con los humanos les crearán empleos para entrar en Dínamo —dijo el vampiro, probablemente feliz de que le hubiesen dicho que sí así no tenía que pensar otro plan.

—De acuerdo —dijo Elliot sin más y se dirigió hacia la salida sin esperar que lo despidan, esperando que el chico fuera con él también. No había mucho más qué charlar con el Consejo, sólo prepararse para aquellas pruebas y esa misión tan importante.

Tenía que ser alguna broma de mal gusto, pero no lo era, si uno de los más ancianos lo estaba diciendo es porque la situación realmente no era la mejor, claro que eso lo expreso hace tiempo, pero ahora más que nada continuaba sosteniéndolo, justamente por eso mismo no se metía en estas cosas y de modo discreto cuando no se le necesitaba para nada, se encontraba el mismo haciendo algo de investigación sobre el Dinamo.

No eran grandes los avances, pero sabía que era casi suicida ir por su cuenta a tal sitio, especialmente si lograban someterlo, al ser único en su tipo, si lograban dar con cómo estaba creado el resto de la comunidad de sobrenaturales se podía dar por completamente jodida, sumado a la naturaleza de su compañero, y contando con que los humanos gustaban de combinar todo lo que pudieran como la pizza con piña…

No mejor era que incluso evitara derramar una gota de sudor o un pelo dentro del sitio, si es que aceptaba la misión, porque por primera vez, lo estaba pensando, no por miedo, sino por cautela, en un plan que parecía haber sido rifado en una urna de estúpidos planes y saliendo como el elegido.

Pero antes de guardarlo en su mente, la otra parte de su cerebro abrió la boca aceptando, bueno jodido todo, pero ahí estaba, no quedo de otro modo, su creador no sabía si estaba vivo o no, algo le decía que no, se habría llevado una buena bronca por hacerle eso, que hablara antes de pensar.

Si logramos pasar las pruebas nos vamos a poder meter en la boca del lobo. –Sin perder de vista como los que eran de esa especie parecían ofenderse, bueno nadie le dijo que tenía que tener tacto en esto. Nada como invitar al peligro en tu puerta con té y galletas.

Aún estaba renuente, pero bueno al menos uno de ellos tres se veía mucho más feliz, el por su parte ni sabía si dormiría, a intentarlo no quedaba más que eso. –Mañana temprano entonces. –Dijo sin esperar a por más, si acaso lo que restaba era irse, igual saliendo detrás de su compañero, en el caso de que debieran decirse algo, lejos de los oídos de todos ellos. -Dime que tienes un plan además de este. -Fue en un tono casual que lo dijo.

Elliot no estaba totalmente convencido del plan. Imaginaba que habían sopesado muchas otras opciones sin éxito hasta buscar aquella que quizás sí triunfarían, pero lo usarían de conejillo de indias y no estaba seguro de querer hacerlo.

Claro, era más fácil irse a la tierra y olvidarse del asunto si fuera por él, al menos su parte demoníaca pensaba así. Él estaba en el medio, y si era así y no era detectado, podría seguir gozando de su don y rareza sin tantos problemas.

Pero, como en varias ocasiones, su parte angelical terminaba por imponerse. Y, además, su gusto por el peligro. Dudaba realmente que le pudieran hacer algo. Era medio ángel medio demonio, ¿qué humano podría destruirlo o hacerle daño? No era igual que un vampiro o un licántropo, él estaba mucho más allá.

Cuando salió estaba en dudas todavía, pero ya cada vez se iba decidiendo más. Se prendió un cigarrillo y escuchó que el otro chico iba detrás suyo. —Sí, es cierto. Supongo que habría que intentarlo. ¿Qué es la vida sin un poco de amenaza con tortura y muerte si llegáramos a fallar una misión? —dijo con una media sonrisa sarcástica.

—Mañana —confirmó asintiendo una vez y después pensó por unos segundos la pregunta y luego se encogió de hombros. —A menos que tengan una red anti alas de ángel, si me llegan a descubrir pienso volar lejos y matar a todos los que pueda. Mejor si quemo todo el maldito lugar en el proceso —dijo dándole unas palmaditas en el hombro al muchacho.

—Hasta mañana. Descansa y recuerda que si quieres escapar, tienes que ir por la puerta del Lobo, siempre a la izquierda, y ahí cuando salgas al río Nevado, ve contra la corriente dos kilómetros —dijo casual en caso de que el chico finalmente decidiera no cumplir con esa misión. Él, por lo menos, estaría en la habitación de las pruebas a la hora solicitada. O no, y quizás llegara tarde, pero en algún momento llegaría.

Lance odiaba el plan, era así de sencillo que para nada le gustaba esa idea de tener que ser conejillos de indias de otros solo porque no tenían idea de que la cosa se les iba a salir completamente de las manos, cabe decir que a su parecer era completamente estúpido, no había de otra, así de simple, así de punto.

Por otro lado, tenía la maldita curiosidad de saber que planes o qué tipo de pruebas tenían en mente estos locos, que estaban realmente desesperados, y no era por nada, pero le daba una parte de satisfacción ver lo inútiles que eran para esto, cuando pudieron hacer algo antes de que escalase a más. En fin, nada que decir adicional.

Ah claro, tiene mucho que no recuerdo el dulce sabor de la tortura desde el tiempo en que la gente usaba palas y picos para tratar de matarme. –Dijo moviendo su cuello para que tronase, luego de estar sentado, hasta sentía que no tenía trasero, al menos deberían poner las bancas más cómodas en aquel sitio y no solo ser concreto. –Pero es lo más de reto que he tenido en tantos años, ya si nos matan pueden terminar de extinguir al resto de las razas, supongo.

Mañana no puede ser tan pronto, y a menos que tengan idea de cómo matarme que ni yo lo sé, y mi creador no dejo un manual, tendré que salir a base de golpes, no quiero un cuarto con mi nombre allá con los humanos. –Al menos la palmada no lo mando al suelo, uno que otro tenía bastante fuerza. –Lo tendré en cuenta por si lo necesito. –Dijo agradecido, antes de hacer su camino a su morada, que de humilde nada tenía.

El día siguiente no pudo llegar más veloz, sentía que apenas y había cerrado los ojos cuando de nuevo estaba ahí, rodeado de un grupo bastante lamentable de pseudo investigadores que le estaban dando un ropaje especial, a lo que resoplo como si fuera alguna clase de armadura, porque eran solo algo normal, ni el hilo tenía algo de especial, y mientras tanto esperaba por su compañero para que les dijeran que harían además de correr. –Deberían ofrecernos algo de comer, ya que nos tienen tan temprano, o me puedo comer a alguno de ustedes, solo tardare en digerirlos más. –Dijo por causar una polémica reacción de estos y echarse a reír.

Elliot no sabía qué era lo que tenían que esperar tanto en el lugar de entrenamiento como en aquel lugar de los humanos. ¿De verdad eran capaces de saber quiénes eran, su verdadera identidad y su verdadera raza? Ni siquiera las mismas criaturas sabían bien qué era Elliot, ¿cómo podrían saberlo los humanos?

Pasó las primeras pruebas aburrido. Su parte demonio le decía que destruyera a todo con una simple mirada, mientras que su parte angelical era más paciente. El problema era que, después de trabajar tanto en el mundo humano para el consejo de Dominion, normalmente tenía que dejar ganar a su parte de demonio para sobrevivir mentalmente.

El segundo día llegó fumando un cigarrillo a la entrada de las instalaciones. Ese día harían pruebas físicas, como si realmente las necesitaran. Esta vez se encontraría con quien sería su «compañero de juerga» o, básicamente era lo mismo, su compañero de infiltración.

Sonrió al llegar a su lado y escucharlo. —Quizás esperan que si tenemos pocas energías puedan testear los límites de nuestra energía. No sé tú, pero soy una maldita criatura, no me cansaré por no beber un café por la mañana. —dijo poniendo los ojos en blanco. Por eso también fumaba. Era un maldito híbrido entre una ángel y un demonio, ¿qué pensaban? ¿Que tenía las mismas debilidades que un humano? —. Me sorprende que sean criaturas las que hacen estas cosas, como si no nos conocieran. En fin. —dijo encogiéndose de hombros. —¿Qué piensas que tendremos que hacer hoy? —preguntó intentando mirar el campo de entrenamiento, pero para dentro de unos minutos no tendrían pista.

Dudaba que los humanos se encontraran tan avanzados, y, por otro lado, el claro hecho de que muchos de sus compañeros monstruos nunca salieran de ese sitio, implicaba algo más macabro, evitaba la voz que susurraba que podría haber un traidor entre ellos, más no sería inusual, siempre habría algún hambriento de poder, pero esto llevaba ya tanto tiempo que se veía como una jugada muy arriesgada, sin un claro objetivo, si eso fuera el caso.

Y ahora, tenía que encontrarse acá como conejillo de indias para que otros lo estudiasen como criatura que era, algo sin duda alguna que era fuera de lugar, la formula ni el mismo la sabía, o si en existencia el creador de Lance había replicado el proceso, con otro como él rondando anónimamente. Esas pruebas de las que tanto se ufanaban…iban a matarlo, pero de aburrimiento, meditaba en fallarlas a propósito para ver la causa de tal cosa. o cuanto demorarán en llorar con tal fallo.  Ni para hacerlas con su supuesto compañero porque se trataba de hacerlas por cuenta propia, largas explicaciones, de las que solo fingía prestarles atención.

En lo físico, bueno, verían algo, tal vez...hasta su compañero no le encontraba el sentido, en eso estaban de acuerdo.Esperan eso, o que saque algún poder misterioso del que yo tampoco sepa, y sean los primeros en decir que lo suponían, estoy pensando que esto solo haría que nos descubran más pronto. Ni yo me cansaría, pero me gusta joder la existencia de ellos por la mañana, verlos enojarse es divertido. –Tampoco necesitaba dormir demasiado, lo hacía por mero placer.

Nos van a poner a correr como ganado loco, al punto de saber si colapsamos o continuamos corriendo hasta formar un espejo en el suelo, o que carguemos cosas, alguna ridiculez así, siendo criaturas, dudo que unas toneladas nos afecten, solo pierden tiempo valioso y no recopilan información de interés, prefiero que traigan datos buenos sobre Dominion, o lo que hay en el interior como trampas, mapas, cuantas personas hay, soldados, todo.

¿Tú que crees que puedan aprender viéndonos entrenar? ¿El color de mis ojos cuando me da el sol? –Otra mala broma para pasar tiempo.