Había crecido con esa leyenda contada en las celebraciones del pueblo, una en especial dedicada al protector de la tribu, junto al fuego narraban como ese ser había aparecido para causas las desgracias orillándolos a no poder acercarse al bosque para continuar con la vida pacífica que llevaban antes de todo esto, dicen que antes era un lugar lleno de vida, donde ahora la muerte reinaba, y aquellos que optaban por aventurarse no pensaban en la consecuencia de verse arrastrados para no ver de nuevo la salida.

Senja pensó en la idea de que fuera alguien tan arrogante que eso fuera su caída, en su ser sentía o al menos presentía que tan solo era una parte de la historia, puesto que algunas cosas se contaban siempre a favor del vencedor no sería raro que fuera tal el caso, así que sin cuestionar la leyenda ella comenzó a investigar por su cuenta, los adultos no le darían la razón incluso en ello.

Cuando era más pequeña veía el bosque como si buscara algo en la lejanía, tratando de entrar al bosque una y otra vez algo parecía echarla del interior de este, como si no deseara su presencia en este, movida mucho más por esa curiosidad de ver de lo que los grandes hablaban y con todo y los regaños de su madre por tratar de hacer algo tan peligroso como eso, pero era inevitable para ella.

Deseaba saber si algo podía ser hecho para ella misma ayudar al ser que vivía ahí y que el bosque fuera como antes.

Miro ese día hacia el bosque, los tiempos helados vendrían siendo casi imposible conseguir demasiada leña sin poderse adentrar del todo en el sitio, muchos sentirían un terrible frio, cada invierno se volvía mucho más crudo que el anterior. “No creo que el pueblo resista por mucho tiempo, sería mejor irse de este sitio.” “No tenemos a donde ir, en otros lados también seremos forasteros donde tendremos que adaptarnos a las costumbres nuevas.” -Escuchaba a sus padres tras la puerta, incrédula, nunca contemplo la idea de irse, mucho menos el residir en otro sitio que no fuera este.

Con una capa en su cuerpo por el frío, se acerco al borde del bosque, llevaba una canasta que esperaba llenar de algunas ramas y hojas que pudieran mantener un poco más la fogata, incluso los troncos encontrados en los bordes no eran suficientes, si ella podía traer más, los pueblerinos podrían tener una oportunidad, respirando con fuerza puso el pie en el interior, sentía esa sensación de maldad, de muerte, y miedo, tuvo que aguantar un grito, su familia dependía de que fuera posible tener éxito.

La idea era no molestar a la entidad que estaba dentro, creía que tendría derecho a refugiarse en sus dominios, más de un tiempo acá, la cantidad de muerte que se sentía y que no solo era ella quien la veía, incrementó de un modo que no había otra forma, si podía encontrarle y razonar, posiblemente se viera alguna clase de trato con el que pudieran beneficiarse todos, al menos si no es que alguno de la idea era tan idiota como para arruinarlo.

Tampoco creía que desde un inicio fuera un ser tan cruel como lo pintaban, no, algo tendría que haber pasado para que, de ser solo un espíritu normal, ahora fuera una criatura completamente despiadada que enviaba lo peor por el bosque, siendo tan lúgubre que apenas entro, pensó que era de noche, sabiendo que el sol estaba en su apogeo, apenas y podía ver un poco de por donde caminaba. No se atrevía a sacar su lampara de aceite, por temor a que eso atrajera a alguna criatura peligrosa.

Podía sentir el frío totalmente que se colaba por su capa haciéndola tiritar completamente. Se cubrió un poco más y avanzo despacio y a tientas, mientras las hojas crujían bajo los pies, en el silencio tan grande resonaba el doble de fuerte.

No encontraba mucho, solo un poco de hojas secas, y una que otra pequeña rama que de nada serviría, estaba frustrada, no sabía cuanto tiempo había caminado en ese bosque. El ruido de un ave la hizo saltar medianamente atemorizada, al punto de que pensó que podría ser mejor idea marcharse, sin embargo, debía perseverar, quería llevar solo unos cuantos troncos, no volver con las manos totalmente vacías.

Algo la hizo tropezar y sintió como es que iba cayendo, soltó la canasta que portaba y coloco sus manos al frente, no sabía si había mas rocas o raíces, en ese momento si temió que el bosque fuera mucho más terrible de lo esperado…y sin embargo no se golpeó, solo parecía…estar flotando, o más bien, como si algo hubiera detenido su caída congelándola.

La capa con todo eso, tuvo suerte de que no se rompiera con nada, puesto que de haber pasado se sentiría completamente mortificada, y romper la ropa en un momento donde el lujo de no poder reponerla le haría sentir mucha culpa al respecto, era por eso que prefería tratar de volver con unos maderos para el fuego muy a pesar del temor que sentía en el bosque por lo obscuro y la sensación que continuaba poniéndole los pelos de punta.

Entre los árboles le pareció que algo se movía entre estos, más no podía ver demasiado, atenta a como estaba de no pisar incorrectamente entre lo que había ya por el sueño, y de todos modos, considero que era en vano, por mucho que echara en aquella canasta, no era suficiente, la impotencia formo lágrimas en sus ojos ante ello, de verdad que sentía toda la desesperación, esperaría el regaño de su madre cuando viera en qué condiciones llegaba, y a su padre suspirando, pesé a ser leñador de oficio, sentía como este envejecía de golpe su hacha no hacía mucho daño a los troncos como para tumbarlos.

Fue así como en tal descuido la tragedia casi la consumía de no haber sido salvada se habría llevado un enorme golpe que incluso la dejaría inconsciente un buen rato sin ver que caería a una muerte segura, o a saber qué clase de cosas tenían pensadas las sombras de las que no se percato muy a pesar de la clara advertencia emitida por el rey cuervo.

Sus ojos se abrieron cuando se dio cuenta de que realmente no estaba muerta o se había ido al fondo de ese lugar, la rodeo un terrible escalofrío de solo pensarlo así que tardo un momento en siquiera poner atención a aquella voz y a su salvador.

Yo…si eso creo, lo siento, no quería causar problemas, esta demasiado obscuro y no mire. ¿Te lastimaste salvándome? -Pregunto más preocupada por este que por ella misma.

No quería admitirlo, pero sintió bastante miedo en esos momentos, creyendo que posiblemente moriría en algún punto de aquel bosque, pero si no era eso, era que cada vez se convencía de que aquello que sus padres y otros prominentes miembros del sitio dijeran no era una mentira, la verdad es que si era un sitio aterrador al que ahora pensaba que no debió ingresar.

Más lo que aún no veía era a aquella criatura que todos temían, o ella era bastante tonta como para darse cuenta si estaba con ella, por más que entornase sus ojos o tratase de encontrarle con la mirada, nada de nada. Solo las manos salvadoras que evitaron el fatal accidente le devolvieron a que de verdad se fijase en quien le auxiliara.

Yo lo sé, no debí venir, pero tengo que encontrar…algo, si eso tengo que encontrar unas cuantas cosas en el bosque prometo que no te haré tener que salvarme de nuevo, porque no quiero que te lastimes, tratando de sacarme de otro problema. –Aunque tampoco pensó que fuera a ser la única, o mejor dicho lo confundió creyendo que se trataba de alguna clase de cazador que venía por algún venado o pichones de aves raras.

Si puedo caminar, pero no quiero irme sin algo de leña para mantener mi hogar cálido, las pocas ramas que encontré no servirían para mucho, y quiero ayudar a mi familia. –Dijo, pese a que este pudiera considerar que estaba loca por arriesgarse de tal modo. - ¿Podemos caminar solo unos metros más? Si no encuentro nada prometo que volveremos. ¿Por favor? –Rogó esperando que se apiadase de ella, sabiendo que la canasta se veía demasiado vacía y pobre.

Conocía las advertencias sobre entrar en el bosque, no eran solo juegos o inventos de los miembros del pueblo. Generaciones anteriores intentaron cazar a la criatura solo para no volver a salir de este. Lo que desconocían es que era de quien menos debían cuidarse, otros peligros estaban en el sitio, a la espera de inocentes o cazadores para tomar sus vidas.

No buscaba algo más allá, salvo que la criatura, si es que lo era, se apiadase de ella para darle paso a hacer lo debido, dejando el bosque una vez cumpliera con llevar algunos troncos, no es que pudiera cargar tanto como un hombre haría, sin embargo, tenía un filial deber con su familia, la cual acomodaba necesidades básicas, algunas familias por otro lado dejaron el pueblo con la intención de buscar probar suerte en otro sitio, no uno tan maldito como este.

Oh, tengo una lámpara para volver, aunque no sé si pueda cargar ambas cosas al mismo tiempo, más tienes razón, es mejor no esperar a que se encuentre completamente a obscuras, el camino ya peligra así, no quiero imaginar cuando la noche cae. –Ni la clase de animales peligrosos, pensó. Acompañada de este, sentía más seguridad al caminar, sin embargo, no buscaba importunar tanto.

Ya entiendo, si hay más posibilidad, tomare los troncos caídos, la tierra da lo que necesitamos, y quisiera evitar hacer daño a los arboles de ser posible, o de atraer atención con ruido. –Dijo mirando hacia la dirección en que este apuntaba. –La resiliencia de los arboles permitirá que de donde han caído las ramas, o crezca vegetación, o los insectos y animales más pequeños hagan sus hogares, a la vez nuevas ramas les van a crecer con hojas o frutos. Si cortamos algunas, estoy segura de que luego de un tiempo sin hacerles más cambios, darán vida.

No, no tengo una, no sabría cómo manejarla, por eso quería solo recolectar lo del suelo. –Dijo algo apenada, debió pensar en eso o en traer al menos un cuchillo para cortar hojas, tonta que era. - ¿Tienes una?-Cuestiono.

Tengo que revisarla. –Dijo algo pensativa, no era por más pero claro que era importante si casi se había caído ella, que la lámpara funcionara, de por si encontrar materias para poder crear cosas era complicado, como para que ella las gastase en la incursión por el bosque, y no quería imaginar el regaño de sus padres, más tendrían razón si había sido descuidada con ello.

No quiero pasar por eso, tienes razón, mejor reviso la linterna, sino vamos a terminar en un pantano. –Aunque no quería sentirse descorazonada de que no pudiera siquiera lograr encontrar más troncos, el bosque era peligroso, por eso mismo, pero debía perseverar ante los peligros, de lo contrario solo estaría perdiendo valioso tiempo. Al sacarla, pudo ver algunas fisuras que no eran graves, pero ciertamente no soportaría una segunda caída. –No esta perfecta, más creo que nos alumbrara lo suficiente para salir del bosque. –Dijo mostrando en donde estaba dañada.

Me gusta eso, que un ser humano o una planta o animal pueden dar vida entre la muerte, aunque prefiero que no sea una muerte violenta, no me gusta que alguien sufra, ni algo. –No le gustaba cazar, pero comprendía que era parte del estilo de vida en el pueblo, y sin que la vieran emitía plegarias a esos animales que la alimentaban por el sacrificio hecho.

Oh entiendo, creo que no tenías pensado encontrarte con alguien en peligro por el medio del bosque, así que es normal, pero bueno, no podemos hacer nada, si vas a casa puede hacerse más tarde y nos acabaríamos perdiendo. –Además no le sonaba verlo, pero a lo mejor era que venía de lejos, en ese momento no le dio tanta importancia.

Sí, eso ayudara bastante, de verdad te lo agradezco mucho por ayudarme con todo esto, sola no podría hacerlo, y acompañada es mejor. –Casi que conversar hacia el camino menos peligroso. –Vivo cerca de la parte más pegada al bosque, a veces no sé si es bueno o malo, pero complicaría mucho tener que cambiar donde estamos ahora, mis padres prefieren esta parte más tranquila que el centro del pueblo, los ruidos son menos. -¿Y tú en que parte vives?