Nadie imaginaba que un niño pequeño iba a poder vencer al mago más oscuro de todos los tiempos. Harry Potter, con tan solo un año de edad, había hecho desaparecer a Lord Voldemort quién sabía por cuánto tiempo. Gracias al sacrificio de Lily Potter, Harry había podido salvarse del maleficio asesino, pero también le dejaba una impronta: Tendría que permancer con alguien de su misma sangre.

Albus Dumbledore tenía dos opciones. Podía dejarlo con la familia de la hermana menor de Lily, Petunia, y estaba a punto de hacerlo. Ellos odiaban la magia y todo lo que conllevaba aquello, Albus sabía por qué al haber tenido contacto con la pequeña Petunia hacía tanto tiempo atrás, pero imaginaba que era una buena manera de que Harry no saliera de Inglaterra. Pero Severus Snape, que había amado a Lily hasta el último aliento, le recordó a Albus que había otra opción: La hermana mayor de Lily que se había mudado hacía demasiado tiempo atrás a Estados Unidos.

Morticia Addams nunca había sido una bruja, ella era vidente. Y cuando enviaron la carta de aceptación de la Academia Nevermore en Estados Unidos, dejó su vida en Inglaterra para no volver jamás. No porque no quisiera a su familia, les escribía casi siempre aunque Petunia estaba enfurecida con ella, y luego con Lily, con quien tuvo una mucho mejor relación, sobre todo al enterarse que era bruja, pero nunca llegó a conocer a su familia.

Albus decidió que lo mejor para Harry sería permanecer con su familia en Estados Unidos, donde Morticia se había casado con Homero Addams y habían tenido dos hijos, la mayor de la misma edad que Harry así que iban a poder crecer juntos a la par. Morticia y Homero aceptaron con tristeza aquella decisión, que implicaba la muerte de su hermana, pero manteniendo su escencia viva en su hogar.

Harry creció como hermano adoptivo de Pericles y Merlina Addams e inevitablemente compartiendo varias de sus excentricidades. Él no sabía mucho sobre Hogwarts porque nadie de aquella familia había asistido, pero sabía que en algún momento era probable que fuera y se alejara de su familia americana.

¡Que sorpresa cuando, al cumplir once años, les llegó la carta no sólo a Harry sino también a Merlina! Ambos fueron aceptados en Hogwarts, ambos eran magos y por suerte no tenían que separarse. Y así es como Harry Potter y Merlina Addams empezaron Hogwarts juntos, contentos de poder compartir aquella aventura.

Pero no todo es color de rosas, y en Albania se encuentra la amenaza más profunda del mundo mágico. Lord Voldemort no murió, sino que sigue vivo y dispuesto a recuperar su poder, y para eso, debe matar al Niño que Vivió. Pero para hacerlo debe pasar por encima del cadaver de Merlina, que hará todo para defender a su hermano.

Merlina no sabía mucho de Hogwarts porque su madre había ido a la Academia Nevermore en Estados Unidos. Sólo sabía que su tía Lily había ido allí porque era una bruja (no una vidente natural como su madre) y que allí conoció a su tío James y tuvieron a su primo Harry.

Todo eso se enteró junto a Harry mismo, porque ambos tenían la misma edad y cuando se mudó con los Addams, el pequeño Potter tenía un año al igual que ella.

Y ahora ambos habían recibido la carta de Hogwarts porque aparentemente, a diferencia de su mismísima madre, Merlina había heredado los poderes mágicos de su tía Lily, aunque Morticia le dijo que no dejara de cursar Adivinación porque era probable que también tuviera aquel don.

Merlina no podía estar más feliz.

No sólo se alejaría de su madre sino también de la sombra de ella, porque sabía que en Nevermore sería un suplicio porque Morticia iba a querer que fuera a imagen y semejanza y Merlina quería alejarse de absolutamente todo eso. Aunque sí iba a extrañar a su hermano menor, Pericles; esperaba que no se pusiera triste en su ausencia.

Así que ahí iban, partiendo de Estados Unidos a Inglaterra, un lugar que nunca había conocido más que por historias y algunas fotos que tenía su madre guardadas y que en todas las Navidades las sacaba para recordar a su hermana con cariño.

Largo los había acompañado todo el viaje después de saludar a sus padres en el aeropuerto. Había sido difícil hacer que se quedaran en casa y no ir hasta Inglaterra con ellos, pero Merlina había insistido demasiado y al final ganó ella.

En ese momento viajaban en el auto con Largo en el volante, Merlina a su lado y Harry atrás. La chica estaba mirando el camino, pensando en que Londres, con aquella niebla, nuboso y con poco color, era un lugar bastante aceptable.

—Le he dicho que le escribiré de vez en cuando. Creo que el problema será si no llega a venir a Hogwarts con nosotros —le respondió Merlina mientras miraba por la ventana. Pericles no había dado muestras de magia pero aún no significaba nada, debían esperar un tiempo más.

Pensó por un momento la pregunta. —Suena a que ganaste una guerra, Pero no cuenta porque eras un bebé —dijo negando con la cabeza, dubitativa. —. Puedes usarlo como arma, amenazarlos y esas cosas. Pero la verdad que si empiezan a llamarte para que firmes autógrafos, tendrás que buscarte otra hermana —agregó seriamente porque no quería ser parte de eso en absoluto.

—¿A qué casa quieres ir? —preguntó girándose de lado levemente para observarlo. —¿Gryffindor como tus padres? —Si fuera por ella, lo más alejada de su madre que pudiera, aunque claro, la madre de Harry no era Morticia.

El haber heredado poderes mágicos era muchísimo más interesante que tener profecías, eso por seguro. Así que Merlina estaba más que contenta al recibir la carta del director que los admitía tanto a ella como a Harry en Hogwarts.No sabía bien por qué irían a Hogwarts teniendo otras escuelas de magia en el continente, pero su madre les había dicho que, al nacer en Inglaterra, era posible que por esa razón los hubieran admitido allí.

Y por suerte no iría Harry solo. No porque no fuera capaz, claro, pero Merlina tenía una especie de protección hacia él por lo que había pasado y para ella era importante estar a su lado. No le gustaba dejar a Pericles atrás pero era optimista y esperaba que al cumplir los once años fuera también con ellos a Hogwarts.

—Sí, le mandaremos cosas para que no se sienta solo —dijo asintiendo porque no quería que su hermanito menor sufriera por estar lejos de ellos. —. Ella no está segura, piensa que puede llegar a ir a cualquiera de las dos escuelas. Ya veremos si llega a recibir la carta, espero que sí así estamos los tres juntos —Siempre habían sido los tres muy unidos, no le gustaría pasar los siguientes siete años lejos de Pericles.

Asintió con la cabeza una vez. —Imagino que ya lo veremos. Según mamá eres bastante famoso en todo el mundo, veremos qué tan cierto sea. Espero que no mucho —No le gustaba la exposición y aunque fuera para proteger a Harry si tenía que pelearse con cualquiera que le pida un autógrafo lo haría. —. Y también espero que no te pidan autógrafos, sino tendré que pelearme con todo el mundo —dijo sacudiendo la cabeza como si fuera realmente un problema., como si no hubiera intentado asesinar a los que molestaban a Pericles en la escuela y lo mismo pasaría con Harry.

Se quedó pensando un momento en su respuesta mientras le daba vuelta. —Bueno, eso sí. Dirán lo de destino y todo eso. Hay una posibilidad grande de que vayas a Gryffindor. Yo en cambio, espero que no. Me gusta Slytherin —dijo sonriendo casi malévolamente. Habían escuchado cosas de las casas pero nunca en primera persona porque no conocían a nadie que haya ido a Hogwarts.

—Ya veremos qué ocurre. Según lo que leí, es un sombrero el que elige las casas. ¿No te suena extraño? ¿Cómo un sombrero va a elegir tu destino por los siguientes siete años? —preguntó sorprendida mirando por la ventana, el paisaje que iba oscureciéndose cada vez más. Los europeos eran extraños.