La realidad es que no se enojaba casi nunca con Azriel, fueron pocas ocasiones en todos esos años porque la realidad había tanta confianza y química que estaban ahí para caerse bien y perdonarse rápido cuando pasaba algo. Cuando se enojó en serio, y luego se le paso rápido, fue ese día que fueron de vacaciones y se bañaron desnudos en aquella playa nudista, donde le dijo que le atraía, que le gustaba y él confeso lo mismo, solo que le gustaban muchas personas si ella quería podían tener una noche o algo así, porque la verdad no estaba para compromisos. Y no recordaba tantas ocasiones que se hubiera enojado.

Solo que esta vez si que estaba enojada y muy desilusionada.

Estaba dándose la vida loca y lo cierto, es que tenía que ser un adulto responsable ya con sus 26 años, estaba estropeando todo y no sabía como sacarlo de ese vacío, era un talento que se estaba perdiendo, no quedaba mucho del energético y carismático, Azriel Mulciber. Eso le daba mucha pena, porque se sentía una fracasada por no haberlo ayudado como lo hizo él. De todas formas, sabía que con ella se daba los ánimos y en esta ocasión la había defraudado. ¿Cómo iba a olvidar algo tan importante para ella? Le había hablado de aquello por semanas y le re contra juro que iba a ir, y no se había aparecido por estar de nuevo en sus excesos.  

En ese momento, no podía ser la simpática y compasiva Mary, porque si que la había cagado en muchos sentidos. ¡Hasta un mensaje o que se hubiera excusado habría sido bueno! ¡Pero nada! ¡Lo había olvidado completamente! — Sabías que este show era importante para mi y te quería cerca, les prometí a los niños que estarías y de ti nada. ¿Cómo pudiste olvidarlo? — Le reclamó y estaba tan enojada, que hasta levantaba la voz. No lo dejo responder.— ¡Claro! Si solo te gusta pasar de fiesta para olvidar tus problemas, te habría entendido que te sentías mal por lo que paso en la radio, pero arrggg ni avisaste y estoy... estoy tan furiosa, y me carga sentirme así y que seas el responsable de esto — Siguió diciendo y más sintió rabia que si podía ir ahora.

— ¡Ni siquiera te sabías la hora! ¡Ya termino todo! — Gruñó mientras que comenzaba a ordenar las cosas y dejaba el espejo en un mueble y en una posición que pudiera verla bien para comenzar a ponerse la ropa con rapidez, por supuesto que se ocultó del espejo cuando quedo con ropa interior. Cuando ya estaba con su vestido y se ponía su chaleca, se dejo ver de nuevo. — Estoy demasiado enojada contigo, ya ni quiero celebrar ni nada. ¡Estoy muy desilusionada! — En ese instante, solo quería cortar la comunicación y no hablarle por días.

Envolverse en su intento por no pensar en el problema que tuvo ocasionó que olvidara la promesa a Mary y los niños. — De veras quería llegar, sé que lo prometí. Perdí la noción del tiempo. — aseguró el chico. Que si en parte era cierto. Por otro lado, lo pudo haber evitado si no se hubiera ido a olvidar los problemas como últimamente lo solía hacer. Ni siquiera estuvo atento a la hora para así poder salir a tiempo para acompañarlos. Simplemente, perdió la noción del tiempo. — Tenía la cabeza en otra parte en ese momento. Tampoco es fácil ver como esa gente te comienza a señalar y se creen con el derecho de asumir cosas de tu vida. ¡No sé cómo liberarlo de otra forma! — algo era cierto, la gente a veces se creía con derecho a juzgar los trabajos ajenos y eso le molestaba mucho. En especial porque lo hacían ver como lo peor del mundo. Por otro lado, lo que pasó allí con aquella gente no era excusa para no haber asistido.

Fue terrible porque había sido algo que le había asegurado por mucho tiempo a la chica. Había insistido en que llegaría, que no le fallaría. Pero ahora era justamente eso lo que había terminado de hacer. Para completar de la peor manera. Porque se había ido a olvidar todo el desmadre del día en la discoteca. Ni siquiera podía decir que fue culpa del problema del trabajo porque bien se habría podido distraer de alguna otra manera más sana y que lo mantuviera con los pies en la tierra. De esa forma tal vez no habría olvidado su compromiso.

Soltó un suspiro al escuchar que ya se había terminado. Ya ni para que refutar el sí sabia o no a qué hora era el evento porque daba igual, el resultado era el mismo. No asistió. —Mary… Iré al siguiente, sé que te esperan más cosas. Estoy seguro de ello. — y por muy bonito que eso sonara no cambiaba el hecho de que había faltado a su promesa. ¿Cómo esperaba que ahora le creyera? Era totalmente esperable la reacción de Mary, estaba furiosa y con justa razón. ¿Cómo podía justificarse cuando la realidad es que ni había forma de hacerlo?

No recordaba haber visto esa mirada en ella y eso dolía porque la verdad es que no hubiera querido defraudarla. Pero lo hizo. Ni siquiera se comparaba con la vez que discutieron en la playa y eso que a su entender aquel tema era más delicado. — Escúchame Mary, aunque no haya ido, no quiere decir que no quiera verte. Sí quiero. — aseguró mientras comenzaba a tomar sus cosas para salir de aquel lugar. Podía notar que la chica se comenzaba a cambiar para irse de donde estaba. De seguro se regresaría a casa en vez de encontrarse con él. — ¡Fue un maldito error! — decía ya comenzando a frustrarse porque de verdad quería verla, por muy que diera la impresión de que aquello no le habia importado. Pintaba que sería una larga y triste noche.

La morena lo miró muy enojada. Podía estar diciendo la verdad, pero eso no quitaba el hecho que la había dejado plantada en un evento importante. Un evento que había ensayado por varios meses con los niños, que estaban ilusionados por verlo a él como figura conocida, se lo había prometido y le falló, se sentía muy mal. Azriel no era así.

— Apenas se entiendo lo que hablas — Gruñó y lo miró mal — Si y lo perdiste porque te fuiste de fiesta como siempre. ¡Solo piensas en ti! — Reclamó sin poder evitarlo, mientras escuchaba como se excusaba con todo el tema de la mañana y donde lo sacaron del aire. — ¡Tanto tu padre como yo te hemos ofrecido mucha ayuda y no lo aceptas!  Es el colmo que estés haciendo esto, tu madre no te habría querido ver así, si quieres mejorar piensa en ella, hay muchas formas para liberar la rabia y la tristeza. ¡No quiero que te pierdas! — Fue demasiado honesta y en ese instante no tenía idea como lo iba a tomar al respecto. Pero necesitaba sincerarse y dejarle claro que podía avanzar pero sin dejar de hacer esto. Ya ni siquiera le estaba importando ella.

Luego cuando estuvo lista y aún así se encontraba molesta, solo le dio la oportunidad para hablar. — Sabes que todo esto, lleva ensayos y meses, no quiero ilusionar de nuevo a los niños que no te podrán ver, sabes que tienen diferentes horarios de visita a excepción de aquellos que vienen seguido. — No habría otra oportunidad y si había otro, prefería no invitarlo como animador ni nada, si quería venir que lo hiciera pero no sería por ella.

— ¡Ya no te creo nada! — Dijo, ya que últimamente el chico siempre se lamentaba con errores y no cambiaba esas feas actitudes, Rigel le decía que era la única que podía sacarlo del vacío pero no lo estaba logrando y eso era muy frustrante. Necesitaba unos días para meditar. — No quiero verte por unos días, así que ni se te ocurra aparecerte en mi casa ni nada pues necesito pensar, estoy muy enojada y no quiero que sigamos peleando. — Fue dura en sus palabras, Mary no habría cortado la comunicación si no escucha esos golpes en la puerta.

Nicholas había escuchado lo último y ella salió muy roja afuera. —  No sé porque sigues insistiendo con ese fracasado y lo mala que es su amistad. — Exclamó enojado y eso fue peor, porque no le gustaba que juzgara a Azriel solo porque sí, cuando era con ella que se había equivocado, Azriel ni siquiera le hablaba a él. — Si hablamos de fracasados tu estás en las mismas. — Le respondió enojada y se percató que era mejor dejar las cosas así o todo se pondría peor. — No me siento bien, iré a la casa de mis padres por hoy. — Le respondió dejando a su novio callado, lo malo es que le había dicho una buena verdad, Nicholas no tenía trabajo siempre y eso lo desmotivaba a seguir y últimamente si tenía que correr con todas las cuentas, si hablaba de quien era la casa nueva era de ella, no dependía de él, sino que él de ella.

El ascensor la muchacha sintió como sus ojos se empañaban en lágrimas y apenas apareció en el sector de aparición, desapareció hacia ese rincón que tenía en la casa de sus padres. Ellos lo identificaban bien, y apenas su madre salió por el ruido, la abrazó y comenzó a llorar sin poder contenerse.

Aquel problema que había tenido más temprano con la gente de la radio estaba pasando a un segundo plano. Sí, era un problema y serio, pero ahora mismo por dejarse llevar por las emociones y no aprender de sus errores le había fallado a Mary. Lo había hecho aun cuando había jurado e insistido tanto en que cumpliría aquella promesa. Eso lo tenía aún más frustrado, y dolía. En especial la parte en la que le decía que estaba decepcionada. Tomó un bocado de aire y volvió hablar cuando le dijo que no se le entendía. ¿De verdad estaba tan inentendible? ¿O se lo decía porque estaba enojada? — No digas eso… claro que pienso en ti. — aseguraba insistentemente el muchacho. — ¡Me importas! — exclamaba frustrado. Lo había hecho mal, muy mal. Pero eso no quitaba cuanto la quería y cuanto le importaba. A pesar de que no había sabido demostrarlo en aquel momento.

No tenía idea de cómo arreglar lo que había provocado por no estar atento a los detalles, a no ponerse a pensar en las consecuencias de sus actos antes de llevarlos a cabo. — Lo qud puedo decirte es que no he tomado las mejores decisiones de mi vida. ¿Crees que soy feliz así? Esto es solo una anestesia. Una que se me ha salido de control. — la verdad no sabía en qué momento había ocurrido, pero poco a poco se había estado perdiendo a sí mismo. No se había dado cuenta de cuán grave era todo hasta ahora que le daba ese golpe de realidad. Comenzaba a sentir una sensación de temor en el pecho, temor a perderla. — Ya lo sé, lo sé que no lo querría… — decía mientras caminaba en círculos agarraba la cabeza. Había dejado el espejo sobre una banca donde lo pudiera ver. Estaba ansioso por lo que estaba ocurriendo.

Darle vuelta atrás al tiempo no se podía, él no tenía un gira tiempo. Además de que nunca le habían gustado esos aparatos, le daban mala espina. — Ya no puedo hacer nada respecto al ahora y lo siento mucho por ellos. Pero si puedo cambiar, juro que lo puedo hacer. — insistía en que podía cambiar.

Que le dijera que no le creía lo rompía por dentro, y no podía quedarse con esa sensación. Tenía que verla, tenía que estar frente a frente. Verla a los ojos. Para acabar de rematar también sentía que le dejaba a la chica en bandeja de plata a Nicholas. Porque de seguro con lo decepcionada y triste aquel se querría hacer el héroe ante ella. Eso le perturbaba, sentía que se la robaba. — ¡No me dejes con la palabra en la boca! — protesto antes de que pudiera decir más ya la chica había cortado la comunicación.

Podía llegar a ser terco e insistente. No era de los que se conformará con un “no quiero verte ahora, no me busques". Azriel no se iba a quedar tranquilo hasta poder verla. Por lo que tomo su espejo y lo guardo, para salir a toda prisa de allí y llegar a la casa de la chica. — Lo siento Mary, pero no pienso dejar las cosas así. — Murmuró para sí mismo, pues a mal paso darle prisa. Toco insistentemente la puerta de la casa. — Mary, por favor sal. ¡Necesitamos hablar! — insistía de manera desesperada. Solo que pronto la puerta se abrió, pero para su sorpresa no era Mary. — Eres tú… Necesito ver a Mary. — Le dijo a Nicholas. Esperaba no pusiera peros y lo intentara ningunear porque no tenía la paciencia para aguantarlo. — ¿A qué vienes? No tienes nada que decirle. Hazle un favor y desaparece de su vida. — reprocho el chico con una expresión molesta.

— Oh, no… no. Tú no me vas a prohibir verla. ¿Dónde está? ¡Mary! ¡Mary! — gritaba desde la puerta mientras intentaba colarse haciendo que el otro buscará la manera de bloquearle el paso. — Yo solo quiero resolver las cosas. Será mejor que te quites o me digas donde está. No lo hagas difícil porque no me voy de aquí hasta saberlo. — Sentenció ya molesto Mulciber. Para el resto Nicholas podría ser la mejor persona del mundo, para él era un no grato.
— Pues no está aquí, y no es de tu incumbencia donde está. Ya te dijo que no te quiere ver. Eres solo un resentido de la vida que solo le trae problemas. — refutó el otro chico empujándolo para qué se apartará. Eso solo lo había molestado más. ¿Con qué derecho se metía? — Quizás… y quizás no he tomado las mejores decisiones. No respondo si me sigues poniendo las manos encimas. Pero dime. ¿Tú que has hecho con la tuya? No mucho por lo visto, y no me pienso mover ya te lo dije. Procura no volver a ponerle la mano encima. — Le advirtió molesto. — No hables de lo que no sabes. — protesto Nicholas, por un momento comenzó el forcejeo entre ellos con empujones y golpes. No lo decían, pero aquella pelea era algo más que por lo del evento, era por la atención de Mary. — Está con sus padres, ya lárgate de aquí. No quiero volverte a ver. — Dijo el otro chico con fastidio mientras se acomodaba el cabello y la ropa. Azriel hizo lo mismo, lo miro serio y se volteó para ir a buscarla a casa de sus papás. Cuando llegó, tocó a la puerta mientras rogaba que está vez si fuera la chica quien lo recibiera.

Mary se preguntaba que tan cierto era eso que ella le importaba. Por una parte creía que sí,  porque desde el año pasado sentía que la miraba diferente, no una mirada de precisamente "amigos" eso le traía esperanzas, de todos modos, tenía que reconocer que la actitud que tenía ya no le gustaba por mucho que lo quería. Era el chico del cual siempre había estado enamorada y por mucho que quería, no se lo podía quitar de su mente y corazón, era capaz de perdonarlo por cualquier cosa solo que igual se estaba cansando. — Si tanto te importo debiste haber venido, era importante para mi y te lo dije tantas veces. — Dictó decepcionada y enojada con el chico que estaba haciendo todo para que no lo regañara.

— Sé que estás pasando un duro momento que te va a costar salir, pero sabes muy bien que estás tomando el camino equivocado y eso hace que te hundas, no quiero que sea peor, por eso tengo que advertirte, tanto tu padre como yo lo hacemos. — Sentía que a aunque se sentía más segura de que la quería, a la vez, él mismo hacía cosas que la hacía apartar y no quería que fuera avanzando, la verdad es que si esto seguía así con peleas y enojos, no iba a ir para ningún lado. — Todos lo que te queremos, necesitamos que cambies. Es frustrante y mucho no poder ayudarte, Azriel. Pero igual en mayor parte depende de ti — Señaló la chica aún molesta, pero ante todo, dolida. Es que no le gustaba la sensación que le dejaba pelear con él.

No quiso creerle y a la vez, aunque no quería cortar la comunicación fue cuando apareció Nicholas y se terminó peleando con él, por suerte no le contestó porque la verdad, sabía que habría sido peor y quizás hasta hubieran terminado. Es que no le gustaba que se criticaran mutuamente cuando no se conocían bien. Ninguno tenía derecho de juzgar al otro cuando se tenían que preocupar más de ellos mismos.

Se termino marchando a la casa de sus padres porque estar con Nicholas tampoco era bueno, cuando llegó allí, se lanzó a los brazos de su madre. — Pensé que estarías contenta con tu show de talentos. Deja adivinar, ¿Azriel otra vez? — Murmuró su mamá mientras acariciaba su espalda y cabello, se quedó un momento allí con ella. — Se fue de fiesta y no fue al show, lo esperaba ¿sabes? Le había dicho a los niños y quedaron desilusionados, y me enoje con él. ¡No me gusta esto! Pero no sé esta comportando como es debido de hace tiempo, no puedo estar aceptando sus disculpas todo el tiempo cuando al final seguirá haciendo lo mismo — Su madre tomó su mano y las volvió acariciar.

— Sabes que el muchacho esta pasando un mal momento, no le está yendo bien en su trabajo. Es cuando debes estar más cerca, supongo que debes ponerle límites pero por ahora no lo dejes solo. Creo que se deben una conversación muy sincera. — Murmuró y Mary asintió, entrando finalmente a su casa donde su hermana y padre se notaron de inmediato que estaba triste, era la hora de la cena así que le sirvieron un plato y se quedaron conversando. Terminaba los últimos bocados cuando sintió un Pum y en realidad ya se esperaba que fuera Nicholas, pero en vez de él, ahí estaba, Azriel. Nuevamente todo herido y golpeado. ¿Qué había pasado?

Se disculpo con sus padres, es que igual no podía permitir que lo vieran así. Se quedo en el patio trasero con él. — Ya te dije que no quiero verte... Y... y... ¿Qué te paso? ¿En que otra pelea te metiste? —Preguntó exasperada y preocupada. No le gustaba que se metiera en peleas. ¿Habría sido en la fiesta?

Las cosas con el tiempo habían evolucionado entre ellos, ya no se podía decir que se veían simplemente como mejores amigos. Habían mantenido la relación así por el simple hecho de no querer perder al otro. ¿Pero realmente era lo mejor? Quizás sin darse cuenta hasta se estaban haciendo daño ellos mismos. Esos sentimientos los llevaba reprimidos en su corazón haciendo que junto a todos los problemas por los que había pasado y su mal manejo de ellos, fueran los ingredientes perfectos para la mala vida que se estaba dando. Lo peor del caso es que Mary tenía razón cuando decía que le habían ofrecido ayuda, pero él como siempre creyendo que podía resolver por sus propias fuerzas no había hecho caso. Ese era uno de sus mayores problemas, porque Mulciber tomando decisiones no era el mejor y aquí se estaban viendo los resultados. — ¡Claro que me importas! Puedes dudar de cualquier cosa de mí, menos de eso. — aseguraba y sentía que le dolía el pecho por todo aquello, aunque no de forma literal, sino emocional. Dolía darse cuenta de las cosas tarde, dolía darse cuenta de que no podía cambiar lo ocurrido, dolía el haberla decepcionado y no haber logrado llegar al lugar.

— Yo lo sé, lo que ha pasado está muy en mí. Ha sido tanto que ni sé en donde todo se comenzó a desmoronar. Lo menos que he querido es terminar por arrastrarlos en esto. Por eso digo que de verdad quiero hacer las cosas mejor. — Quería arreglar las cosas, pero no sabía cómo hacerlo. Pero tenía otro problema adicional y ese era que dijera lo que dijera, ya la morena había dictado que no podía creerle. En momentos así lo mejor era darle tiempo al tiempo. Pero para Azriel esa no era opción, porque se desesperaba por encontrar una solución y que fuera rápido. No le gustaba que todo se sintiera de esa manera, no le agradaba tener esa sensación de culpa y cargo de conciencia. Sabía que la había cagado al punto que no quiso seguir hablando con ella. Y como justamente no podía evitar querer resolver las cosas en el ahora salió a buscarla. No podía tener paz hasta no verla frente a frente.

Cuando fue a casa de Mary, fue otro martirio. Porque se topó con la cara que menos le interesaba toparse, Nicholas. No lo soportaba y al parecer era mutuo. Lo peor es que ni siquiera era porque el otro chico fuera mala persona, pero ambos luchaban por la atención de Mary. Aquel momento pareció ser la gota que colmó la gota de su paciencia y su cansancio de fingir que se toleraban. Estando los dos solos no podía terminar de otra manera que no fuera en pelea. Mulciber solo quería ver a la chica y aquel tipo no se lo iba a impedir. Si no lo quería ver que se lo dijera ella misma, frente a frente, viéndole a la cara. De lo contrario no lo creería.

Después de aquella pelea, al final había terminado por decirle con tal de salir de su presencia seguramente. Cada uno había terminado con su “recuerdito” en sus caras de aquel forcejeo. Pero eso era lo de menos, ya había podido dar con el paradero de Mary y eso era lo único que le importaba. Por suerte cuando esta vez tocó a la puerta si había sido Mary quien lo recibió. — Porque no podía dejar las cosas así. Podría restarle importancia si fuera con cualquier otra persona, pero eres tú.  — aseguró el porqué estaba frente a la puerta de sus padres. — Antes de venir aquí, fui a tu casa. Muy amable Nicholas, por cierto. — respondió con sarcasmo eso último y en un tono molesto. Dejando ver por primera vez lo mal que le caía el chico. — Él estaba impidiendo que te viera ahora, me dijo que saliera de tu vida y no me iba a quedar de brazos cruzados cuando me provocó. — confeso el muchacho con seriedad.

Ya se estaba cansando de todo esto, la verdad es que sabía que si lo pensaba y había una compensación de por medio, una promesa que iba a intentar dejar todo y recibir la verdadera ayuda, podía ser posible que se arreglaba todo, seguro que hasta con juntarse pero por ahora estaba enojada y no quería seguir más peleando, más encima, con tal interrupción había estado obligada a cortar toda la comunicación y la verdad es que ni ganas tenía de hablar en el espejo, porque estaba enojada y solo tenía ganas de llorar. Lo peor es que hasta le había contestado muy mal a Nicholas, recalcando aún lo que le molestaba, porque era cierto que era la que estaba corriendo con los gastos de aquella casa.

Pero lo quería, así que tenía que aguantarlo pues se había portado muy bien con ella, siempre encontraba la forma de hacerla reír. Y ahora seguro que estarían enojados, era otro tema que tendría que solucionar después. Terminó yendo a su casa, y la conversación con su madre y luego en compañía de su familia la animo un poco, había sido una excelente idea venir. A veces, tenía que estar en casa, siempre la apoyaban mucho.

Lo que no se imaginaba que Azriel llegaría a buscarla allí mismo, se preocupaba mucho que no estuviera en buenas condiciones y que sus padres la vieran así, claro que entendían la razón pero no tenían que verlo así. Por eso, a la vez, prefirió hablar con él en el patio trasero que era el lugar donde se podían aparecer y desaparecer sin ser vistos,  al menos se podía quedar tranquila porque ellos no la iban a interrumpir, esperaba que no viniera intenso porque aún no se le quitaba del todo el enojo y la tristeza.

Lo malo es que sí venía herido, así era probable que se hubiera involucrado en otra pelea. Suspiró, al pedir explicaciones. — O simplemente te sientes muy culpable por lo que hiciste, la verdad es que aún estoy defraudada — Confesó con tristeza y con su corazón latiendo que la viniera a ver para tratar de solucionar todo. — ¿Qué? — Cambio su expresión al escuchar que había pasado por su casa primero y justo se encontró con Nicholas. — No me digas que...— No alcanzó terminar porque ya Azriel estaba explicando que Nicholas estaba impidiendo que la viniera a buscar así que la respuesta era obvia: se habían peleado.

— Te prometo que no es así, pero discutimos antes de venir aquí por lo mismo así que probablemente estaba enojado. ¡No deberían ponerse a pelear! — Exclamó porque sabía que Nicholas igual en cierta manera se sentiría desdichado por preferir siempre a Azriel, porque así era y más encima, había sido el Mulciber quién la había venido a ver para tratar de solucionar todo. Soltó un nuevo suspiro. — Tienes suerte que en mi cartera siempre traigo pociones y así — Siseó, mientras hacía que se sentará en una banca, su madre prendió la luz pues ya se hacía de noche, le agradeció por la ventana, esta a la vez, saludó a Azriel. Soltó un nuevo suspiro.

Lo comenzó a curar aunque manteniendo distancia porque no sería correcto que hiciera lo de la última vez, el año pasado, donde se había cumplido exactamente un año. — Te he dicho mil veces que no te metas en peleas. ¿Con quién será después? ¿Con el productor? —Es que en el fondo sabía que estaba mal por eso y por aquella razón hasta perdió la noción del tiempo. — Sigo enojada, no creas que te perdonaré tan fácil, es que hubieras visto las caras de los niños, sobre todo el de Erik — Lo regaño.

La decisión de ir a buscarla ni siquiera la había pensado, solo lo hizo. Azriel sentía una necesidad desesperada de cambiar las cosas no podía quedarse con esa angustia en el pecho. Sabía en su corazón que esta vez lo que había ocurrido traería consecuencias. No era un incidente aislado, lo que paso había afectado directamente a Mary. Ese era el problema, había cruzado la línea de lo que la chica podía tolerar. Su intención siempre fue ir, pero no llegó, y eso es lo que realmente cuenta. No siempre la intención es suficiente, no al menos cuando va acompañada de malas decisiones e irresponsabilidad.

Dar con la chica no fue tan simple como esperaba. Había ido hasta su casa y solo había encontrado más problemas. Encontrándose frente a frente con el novio de la chica, las máscaras se terminaron por caer. Era obvio que no se agradaban el uno al otro, pero antes no había llegado a más allá de algún comentario con sarcasmo. Pero ahora que estaban solos, sin nadie que los detuviera de dejar salir lo que sentían el uno por el otro, resultó inevitable que terminaran en pelea. Porque entre el enojo de lo ocurrido y también su disputa por Mary habían hecho que estallaran. — Por supuesto que también siento culpa, no me es indiferente saber que te has sentido defraudada. Aunque creas que no, sí me duele. — Reconoció el muchacho.

Quizás el notar lo arrepentido y afectado que eso lo tenía hubiera jugado a su favor. Pero su pelea con el novio de la morena podía resultar en los clavos de su ataúd. Buena o mala su reacción, Azriel no se iba a quedar como si nada después que le dejara claro que lo quería alejar de la muchacha. Daba igual quien fuera él, había llegado después a su vida y no tenía derecho a meterse en la relación de ellos. Él había luchado con todas sus fuerzas para no meterse en la de Nicholas y Mary. Puede que se le haya escapado algo por ahí, como un beso por ejemplo, pero de eso él nunca se acordó. Al menos no de que fue real. Para Mulciber aquel beso solo había pasado en sus sueños, pues estaba muy ebrio en aquel entonces. Aunque tampoco es que le hubiera remordido la conciencia por el otro chico, la verdad.

No le tuvo que decir directamente lo que paso, con lo que le había dicho era suficiente para saber que había sido con Nicholas con quien se había peleado. — Pues no será así contigo, más vale… pero está claro que no le caigo bien Mary. No es solo el enojo, sus ojos lo decían todo. — le aclaro, pues estaba seguro de que si antes no le dijo nada fue por él. — Y la verdad ni me importa, es mutuo. Lo que me molesta es que se meta. — protesto el slytherin.

¿Cuándo sería que no terminara curándolo? A pesar de su molestia con él, ahí estaba haciéndolo. — Tú siempre estás preparada. — murmuro ante su comentario. Alzo la vista al notar a la madre de Mary por la ventana a la que le ondeo la mano desde la distancia saludándola. Extrañaba tanto esa parte maternal en su vida. Dejo que lo comenzara a curar, hizo una mueca ante su comentario. — Ya me peleé con él también… aunque no a golpes. — aquella discusión había sido la gota que le había colmado la gota ese día y la raíz a todo lo que paso después. — Aah… sé que no será fácil. Pero tenía que intentarlo. — le respondió. — Auch… ay no Erik… era el más entusiasmado… ¿Verdad? — dijo llevándose la mano la frente. Iba a tener que hacer algo al respecto, pero era mejor ir a la acción aunque ella no lo viera, a decirle que iba a buscar comenzar al niño de alguna manera y que después pasara algo y no lo hiciera.

La muchacha no dejaba de estar enojada, pero todo se estaba apaciguando por el simple hecho que la había venido a buscar, Azriel era orgulloso así que si lo había hecho era porque le importaba así que en gran parte se sentía bien por esa actitud del chico. Más encima, estaba todo golpeado de nuevo y lo malo es que los protagonistas de aquello no eran más que Nicholas, su novio y él. Sabía que a Nick le caía mal porque creía que no era una buena influencia para Mary y que le hacía mal, quizás hasta sospechaba que tenía sentimientos hacia a este, pero de aquello nunca lo conversaron.

Suspiró y se llevo la mano a la frente porque sabía que le esperaba cuando llegara a casa al día siguiente, quizás por la tarde porque iría al hospital. Lo comenzó a curar los golpes, aplicando el suero aunque antes limpio las heridas y ordeno su cabello, mientras tanto conversaban. — Entonces no vuelvas a repetir algo así, no me gusta sentirme de esa manera tampoco. — Le reclamó tratando de no levantar la voz porque ya había tenido su momento de mucho enojo.

— Pues tendrán que aguantarse porque los dos son importantes para mi, no quiero estar al medio y darle la razón a uno solo, cuando son los dos que están equivocados, ya te regañe a ti y claro que Nicholas también se lo diré. Además que peleamos antes de venir aquí, por eso su humor estaba de esa manera — Dijo negando con la cabeza, porque era claro que no le gustaba que se pelearan. — Sí, lo sé... no tiene porque meterse en nuestra amistad, como tampoco tú en nuestra relación— Terminó por decir con tranquilidad, hasta que se enteró que  también se había peleado con el productor.

Nuevamente se llevo la mano a la frente — Tienes que tener cuidado también, hasta puedes perder el trabajo y que tu canal se de baja. Tienes que hablar con tu representante, quizás hasta hay otro proyecto que te mantendrá — Lo peor de todo, es que la que estaba obteniendo más popularidad y lo tendían a comparar era Candy, sabía que quizás tenían algo pero ya daba igual pues ella también estaba de novia.

— Agradezco que hayas venido a solucionar todo — Le dijo a pesar que sabía que la molestia no se le iba a quitar de un día para otro, pero esto ya era un gran avance. De a poco veía que las heridas se iban cerrando y al menos ya no parecía un matón ni nada de eso. Soltó un nuevo suspiro — Bueno siempre le he dicho que no te escuche mucho en la radio porque a veces usas lenguaje para menores, pero vale tiene quince y te admira. Los más pequeños saben más de ti por tus eventos, tienes que dar el ejemplo — Al menos desde ahí todo se iba calmando.

Ahora tenía otro dilema. Es que no salía de una para meterse en la otra y este quizás podía ser la gota que colmara la copa. Pues haría que la chica se sintiera entre la espada y la pared. Las máscaras entre los chicos se habían caído y posiblemente tal como él ahora se quejaba de Nicholas, el otro lo haría a la que se encontrara con la morena. Haciendo que se preguntara si esta vez se terminaría por decidir por él, o de plano insistirá en estar con aquel tipo que solo estaba siendo un mantenido a su parecer. — Pues que no busque provocar, mientras no lo había hecho todo está bien. Solo lo he aguantado justamente por ti. — aseguro, dando a entender que no era de ahora, nunca le había agradado. Lo peor es que no era por su personalidad, sino porque al parecer estaba siendo el único que realmente había logrado ser el hombre de la vida de Mary o eso creía. Y es que sentía remordimiento por algo que pudo evitar, pero no lo hizo por querer seguir llevando la vida de siempre y ahora la llevaba porque no podía llevar la vida que hubiera querido junto con ella. Las vueltas de la vida, le pasaba por nunca estar seguro de lo que quería. — Yo no lo he hecho… — murmuro, en teoría no se había metido en su relación. Al menos no conscientemente.

Lo del programa era otro problemon que no encontraba que hacer con él. Pues también influía los comentarios de la prensa. — Es que da igual si tengo o no cuidado. La prensa se ha dedicado crucificarme por todos lados porque soy el que está al frente mientras el productor se lava las manos como si no fuera quien mandara a poner algunas cosas en los libretos. ¿Cómo no perderle el amor, y las ganas a las cosas así? — cuestiono, por eso ya ni le importaba cuando llegaba de mal humor, o se tomaba algo antes de comenzar. Porque era para “animarse” y así lograr terminar el programa. — Quizás me deba ir de forma independiente, no lo sé. Donde no me digan tienes que ser como fulana… ¡Pero es que no quiero tampoco darles ese gusto! ¡No quiero parecer que fracase! — comento frustrado llevando una vez las manos a su cabeza, y ahí era donde su ego entraba en acción, era la única razón por la que no había renunciado. Estaba consciente que irse a otra parte, hasta eso de ser independiente sería mejor para él. Pero no quería comenzar de cero, no quería que vieran como se hundía. Aun cuando lo que estaba haciendo solo estaba provocando que aquello ocurriera de todas formas y de una forma mucho más rápida.

Soltó un suspiro. Que le dijera eso era un poco de alivio. Alimentaba su esperanza de que su enojo no fuera tan grande. — No sé si lo estoy logrando, pero eso intento. — le respondió. Qué suerte tenía de tenerla y de que lo curara. De lo contrario hubiera tenido que intentar hacerlo el mismo porque si su padre lo veía así no estaría para nada contento. — Después que no lo repita el vocabulario… al menos no hasta dentro de algunos años. — comento sobre Erick, era una pena que hubiera dejado al chico ilusionado. Quizás hasta quería ser como él. Pero no, que no fuera como él. No quería que emulara lo que él era porque ahora mismo estos eran sus peores años para imitar. Si tan solo le pudiera mostrar al Azriel de hace algunos años que, si bien seguía siendo mujeriego, al menos era más sano y con un corazón más limpio, sin rencores. — Quisiera resarcirlo, y serlo para ellos. Pero estoy consciente que ahora mismo, este Azriel Mulciber no es el mejor de los ejemplos. ¿Cómo hago para serlo? Estoy cansado de defraudar a la gente. — le dijo haciendo una mueca de frustración. ¿Realmente merecía que lo perdonaran? ¿Los merecía en su vida? ¿La merecía a ella?

Negó con la cabeza. La verdad es que no le gustaba para nada que estuvieran hablando o juzgando cuando no tenían idea que podrían estar pasando, los dos lo estaban pasando mal y por eso, también estaba arrepentida por decirle aquello a su novio al estar en caliente luego de tener aquella pelea con Azriel. No quería estar peleada con ninguno de los dos.

— Sé que no... pero lo demuestras con la expresión y ambos, no se llevan bien — Exclamó la chica con una mirada de disculpa pues tenía que decirle la verdad y lo que estaba sucediendo, es que uno era su mejor amigo "el amor de su vida" y el otro, su novio "aquel que le hacía bien" no quería perder a ninguno y estar en contra entre ellos. Era complicado.

— Siento que en el último tiempo y perdona por decirlo, porque sabes que siempre te trato de apoyar en todo, solo que ahora has mostrado tu peor faceta, hasta suenas ebrio en algunas ocasiones, demasiado exaltado y eso ha provocado que hablen más de ti, lo que tu tienes que hacer es demostrarles lo contrario, sino bueno... perderás todo y tendrás que comenzar de nuevo, yo no quiero comparar y sabes lo que te voy a decir sobre Candy — Su colega era quién salvaba las situaciones con su simpatía y buena racha con la gente, imaginaba que igual era una reconocida mestiza que luchaba hasta por los derechos de los magos y todos quienes tenían magia, dando una buena calidad y diversión a todo el público que quedo dañado después de la guerra.

—Creo que es una muy buena opción para trabajar como independiente pero primero debes sanar — Lo aconsejó, porque sinceramente igual les seguiría dando razones, notaba que de a poco iba a perder pero igual Azriel tenía seguidores que siempre estarían con él y por eso se quedaba, y lo aceptaban como era, incluso su representante y productor. ¿Pero por cuanto duraría? — Tranquilo, ya le he dicho que no tiene que repetir tu vocabulario — Murmuró con suavidad y soltando una risita porque muchas veces se pasaba de sarcástico y grosero, era muy atrevido.

Acarició sus manos. — Me he dado cuenta que no puedes solo pero estás reacio a mejorar porque no sabes como hacerlo. Yo creo en la psicología he ayudado a mucha gente a sanar, pero no todos son iguales. Debes encontrar ese algo que te haga darte cuenta que puedes ser la mejor versión de ti mismo. Yo por ahora seguiré apoyándote, solo que porfa.... no vuelvas a repetir algo así, que dolió — Dijo con un puchero, fuera como fuera no lo podía dejar solo. Era su persona y tenía que estar ahí.

Las cosas no eran tan simples como él hubiera deseado con el novio de la chica. No solo por el hecho de que no se caían bien, sino por la verdadera razón por la cual no se caían bien. Pues al menos por su parte le jugaba un gran papel ese sentimiento que había cambiado dentro de él y que solo quería decir una cosa, se había estado enamorado de su mejor amiga. Por lo cual, por más que ella intentara ponerle frente a sus narices todas las buenas características que el otro chico tenía jamás las iba a poder percibir.

— Es que no lo puedo evitar cuando se trata de ti. — confesó, y es que Mary no dejaba de ser la persona más especial para él después sé su difunta madre, por muy que se hubiera vuelto experto en cagar las cosas en estos últimos tiempos. Desgraciadamente a veces sus actitudes no reflejaban lo que realmente había en su corazón.

— Sé que he cometido errores, pero no todo lo que dicen de mí es cierto.  — Añadió, era lo único que podía decir en su defensa porque la realidad era que no podría decir más. Le carcomía escuchar todo aquello porque sabía que por muy que intentara buscarle una razón o motivo para estar siendo como era, no la tenía. Azriel se había sumergido tanto en ese mundo de descontrol que no era hasta ahora que veía las cosas más difíciles, que la relación entre ellos comenzaba a flaquear, que se daba cuenta de cuan grave era todo. Candy tampoco es que fuera una santa, pero parecía que tenía tanto carisma que podía compensar, además de que evidentemente se encontraba mejor que él emocionalmente hablando. — Ella tiene la suerte de tener un gran carisma. — y él había tenido el suyo, pero lo había dejado perder por no saber cuándo poner un detente.

Sentía que no era justo dejarlo todo lo que había construido y que la otra terminara gozando de ello mientras él debía comenzar desde cero. El problema es que era eso, o seguir como estaba arriesgándose ahechar por la borda lo que le quedaba de carrera y ahí no tendría ni mucho, ni poco. — Lo debo de pensar, necesito saber bien qué haré. — y es que debió de tomar una decisión y pronto. Se podía notar en la mirada que no era feliz y se la pasaba más triste que alegre, en especial cuando la escucho decir que debía sanar primero que cualquier cosa. — Supongo que sí. — Añadió dejando escapar un suspiro.

Su rostro cambió un poco al escuchar su suave risa cuando menciono lo del niño. — Muy bien, muy bien. Ya tendrá tiempo de soltar groserías. — dijo intentando bromear. — El norte, la motivación más grande me la arrebataron, pero… ojalá tengas razón y pueda encontrar ese algo. Porque quiero a ser el de antes, ese que se disfrutaba y apreciaba de verdad la vida, no solo la parte banal. — Respondió. Le habían quitado a su madre, y él por estúpido había dejado perder el amor. ¿Acaso podía haber algo más o alguien más que le devolviera eso? —  Lo quiero hacer, de verdad ser mejor. — Sentir el tacto de sus manos le devolvía la tranquilidad, no lo pudo evitar y la abrazo recostando su cabeza en su hombro. Se preguntaba si podría cumplir todo lo que prometió. Quería sentir que sí, y rogar que no fuera demasiado tarde. Un paso en falso y todo se podía ir por un tubo. No se la merecía y hoy lo había confirmado, lo había aceptado a sí mismo como un hecho. Eso era doloroso, aunque todo pareciera que estaba mejor.

En ese último año habían pasado muchas cosas. No todo iba muy bien con Azriel, se veían en pocas ocasiones y aunque no discutían estaban algo distanciados, solo de vez en cuando hablaban por el espejo, quizás le estaba haciendo aguantar su trabajo y seguía saliendo en esas ostentosas fiestas con sus colegas. La relación con Nicholas iba de mal en peor, era hasta un punto que lo consideraba una molestia y la verdad es que si seguía con él era por lástima, lo que sí tenía claro era que no lo amaba, y extrañaba infinitamente a Azriel.

Se ilusionó mucho cuando él la invito a un ostentoso restaurante donde le decía que lo iban a pasar muy bien, y que se vistiera bonita porque era un lugar muy exclusivo y que había reservado hace meses, pero lo más importante para Mary, era que lo veía, si la verdad solía ver más a Rigel cuando le llevaba libros o iba a conseguir ingredientes para sus pociones. Quería verlo, casi era como un desconocido por lo poco que lo había visto.

— No sé porque te arreglas tanto si apenas te cotiza, sabe bien que tenía que hacerlo así pues bien poco le importa — Le dijo Nicholas mientras escuchaba la radio y se comía un paquete de papas fritas. Ella soltó un suspiro, no le gustaba que le juzgara, lo mismo pasaba cuando Azriel lo hacía. No quiso decir nada porque no quería que se jodiera su buen humor. — Es nuestro día y es importante, nosotros también lo tenemos....— Comentó con suavidad algo cansina mientras se colocaba los aros y luego se retocaba los labios. — Voy a llegar temprano, come unos trozos de pizza. — Besó su mejilla y partió hacia el lugar.

Tenía que reconocer que iba ansiosa y tendría que preguntar por él. Lo bueno es que la estaba esperando afuera, Azriel se veía increíble. Muy elegante y hermoso. Suspiró y lo llamó llena de ilusión que esa noche sería bonita. — Hola extraño,  andaba por aquí y no sé si me pueda colar en este restaurante. ¿Podrías ayudarme hacerlo? — Molestó con una sonrisa mientras mantenía la distancia, el abrazo llegaría en el momento preciso.

Ya había pasado todo un año desde aquel incidente y aunque él hubiera querido decir que las cosas habían mejorado después de aquella conversación la verdad es que no había pasado. Poco a poco la comunicación entre ellos mermaba. Azriel sabía que él no le hacía bien, que no la merecía y poco a poco en su subconsciente se comenzaba a resignar al hecho de que había perdido la oportunidad con ella. Pues Mary continuaba con Nicholas, y eso parecía que no iba a cambiar. Aun cuando el pelirrojo a su entender estuviera más insufrible que nunca. Esa era otra de las razones por las que casi no se juntaban. La tensión entre los dos chicos cada vez era peor. Así que era difícil verse sin tener que aguantar las ganas de pelearse con el otro, por lo que eso había hecho que sus visitas disminuyeran. Por otro lado, el muchacho si le estaba yendo mejor que antes. Solo que justamente eso también lo traía muy distraído, Azriel luego de todo lo que había pasado se dejaba deslumbrar fácilmente y era un hecho el que la tentación por los excesos siempre estaría allí. Más aún cuando lo invitaban a tantos eventos, fiestas, eso hacía también que cada vez su tiempo con ella se fuera reduciendo.

Él aún no encontraba eso que lo motivara a dejarlo todo y sentar cabeza. Porque una vez más, reconocía a Mary la había perdido en ese aspecto. Pero claro, a él eso aunque le perturbaba, tenía la seguridad de que estaba allí. La tenía a su lado aunque no dijera nada, tenía la seguridad de que podía contar con ella, de que seguía en su vida aun cuando fuera solo su amiga. Dolía, porque de verdad la quería, la amaba, pero lo podía soportar mientras siguiera ahí. Mientras la tuviera aunque fuera solo como amiga.

Estaba volviendo a la cima y quería con ello así celebrar por todo lo alto esa fecha especial. El chico sabía bien que ahí no podría el otro asomar sus narices, era algo de ellos dos nada más. Así que eran de los pocos días en los que se habían podido quedar para reunirse. La invito a un lugar caro, y siendo muy sinceros el sitio era más al gusto de él que al de ella.

Pronto se reunieron, por suerte al menos estaba siendo puntual. Sonrió, al verla, eso siempre se daba automático. — Siempre tengo tiempo para ayudar a una chica linda, yo te cuelo. — Le aseguró a la vez que la envolvía en un abrazo y le daba el brazo para caminar. — ¿Entramos? — Preguntó, el lugar se podía notar ostentoso, llamativo. Para nada discreto o humilde.

Aún cuando sentía que el vestido negro que llevaba se acoplaba al tipo de ambiente del restaurante, el sector y el tipo de gente no le gusto. Increíblemente, Azriel lo había hecho de nuevo que estaba pensando más en sus preferencias que en los de ella, que habría preferido uno más sencillo y más tranquilo, es que eso era lo que pasaba. Estaba plagado de gente extrovertida, algo famosa y con un trajes mágicos muy coloridos que ella se sentía fuera de lugar.

Pero no comentó nada al respecto, porque lo más importante es que al fin sacaba tiempo - en realidad ambos - para ver a Azriel y era eso lo que priorizaba por completo. El humor de Azriel la contagio, ya hace un par de años que notaba que la mirada del chico era muy diferente a la amistosa que siempre le dedicaba, más bien, se sentía una tensión entre ellos, sin embargo, no pasaba nada entre ellos y ese beso que ocurrió nunca más se volvió a repetir, pues claro que estaba muy borracho para saber que fue real y que ella había correspondido, siempre sería su gran amor y platónico, no podía esperar más.

Ella también lo abrazó y le sonrió tierna — Que bah, no creo que sea tan así — Murmuró con una suave risa — Entre nos, este sitio es más uno donde podría encontrar mis jefes y todo lo contrario que suelo frecuentar. Realmente te esmeraste, lo había escuchado pero nunca pensé que iba a venir. — Decidió darle la oportunidad porque sabía que se había esforzado ya que para tener una reserva era por meses y a la vez, solo llegaba gente vip como él.

— Por favor —Cuando entraron, el sitio era espectacular pero tenía pinta de ser algo más nocturno, vendían cigarrillos, se escuchaban grandes carcajadas y algunos hombres ocupaban sofás con un par de mujeres. En definitiva, no era su tipo de ambiente y la verdad, es que ni siquiera iba a pedir. Se fueron a una mesa que quedaba al lado de una pareja tranquila por fortuna. Cuando estuvo sentada frente a él, volvió a sonreír, sentía que  si se enfocaba solo en él todo estaría bien — Hace tanto que no nos vemos que hasta se me hace extraño, parece que te ha ido mejor. ¿Estás bien?— Y vaya que deseaba que fuera así, lo malo es que si no se alejaba de ese mundo de excesos por un tiempo, lo emocional del chico nunca se iba a mejorar.

Una chica muy guapa con un gran escote y una minifalda se acercó a ellos. — ¿Cigarrillos? — Le ofreció mientras que ella algo intimidada decía de inmediato que no. En ese instante, la chica ni sabía lo que iba a suceder esa noche.

Era un reencuentro en cierto modo, después de que habían tenido tantos obstáculos para verse. Unos que habían sido inevitables, y otros que sinceramente había sido por enfocarse más en sus propios intereses. Azriel se había encaminado a volver a revivir su carrera a como diera lugar, lo había conseguido era un hecho, pero también una vez más lo estaba alejando de Mary. Si tan solo hubiera seguido sus propios consejos de irse en un proyecto independiente en el que él mismo pudiera tener el control de escoger a quienes tenía trabajando a su alrededor. Pero no lo hizo, aun cuando la propia Mary le había dicho que era buena idea y lo que probablemente más le convenía. No hizo caso, y lo hizo de la forma más fácil que tuvo para salir del problema.

En fin, aquello solo le había llevado a más distracciones y a que se olvidara de las cosas pequeñas. Era como si le hubiera puesto un candado a su corazón por no sufrir las consecuencias de sus propias decisiones. Quería engañarse a sí mismo de lo que sentía por Mary, ver si todas aquellas distracciones le hacían olvidar que ya no la veía solo como amiga. El verla menos le evitaba la tentación de entrometerse en su relación con Nicholas, si aún quedaba la remota posibilidad de algún día estar juntos no quería que fuera de esa forma. Aunque para eso cayera en la tentación de involucrarse con otras chicas por despecho. ¿Era la mejor decisión? Probablemente no, Azriel no se caracterizaba últimamente por tomar las mejores decisiones en su vida. Por eso lo perseguían los problemas.

A pesar de todo esto, hoy no dejaba de ser ese día especial. La quería ver, mentía si decía que no la extrañaba. Muestra era la sonrisa que se dibujaba en el rostro al verla. Había llegado de buen humor por fortuna, no recordaba cuando había sido el último año en el cual habían estado alegre en uno de sus aniversarios. — ¿Como de qué no? No seas modesta. — le reprocho, porque evidentemente aunque el comentario había sido jugando, la verdad es que siempre la encontraría linda. Azriel definitivamente no capto el mensaje y se tomó como algo bueno el que dijera que fuera un que nunca pensó venir porque entonces eso quería decir que la había sorprendido. — Siempre hay una primera vez, y sí quería que fuera diferente. Sorprenderte. — comento mientras hacían entrada al local.

Buscaban una mesa en la cual acomodarse, como era exclusivo no tardaron en encontrar su mesa, ya que había sido reservada por Mulciber con tiempo de anticipación. Al menos estaba en una zona bastante tranquila, aunque no se dejaba de ver a su alrededor ese ambiente ostentoso, era justo del tipo de lugares que Azriel últimamente solía visitar. — Oh sí, han pasado mucho tiempo que tampoco lo puedo creer. — aseguro el muchacho. — Pues la verdad sí, mi carrera volvió a revivir. Las cosas han mejorado increíblemente. — dijo con confianza, y es que parecía que tenía más suerte de la que creía. El problema es que siguiera en aquel ambiente. — ¿Y tú como llevas todo? ¿Estás bien? — le pregunto el muchacho antes de tomar la carta del menú. Él que era débil a las tentaciones más cuando andaba en despecho, no pudo evitar notar a la muchacha de los cigarrillos. Que si bien Mary negó cuando la chica le pregunto si quería, Mulciber si decidió comprarle. — Yo sí deseo unos, señorita. — le dejo saber con una sonrisa pícara en el rostro mientras hacia la transacción, y sin poder evitar echarle un ojo cuando se comenzó a alejar de ellos.

Aquel día era muy importante porque cumplían 10 años de amistad, el tiempo había pasado con sucesos y momentos positivos junto a negativos, no podía decir que era su mejor año en varios aspectos, así que al menos tenía a su amigo para desahogarse;  le quería contar la fallida relación que estaba teniendo con Nicholas que notaba que la adoraba pero ella no sentía para nada lo mismo, pero se conformaba, a la vez, igual quería decirle que estaba triste porque estaba empezando una nueva historia y no había momento alguno para inspirarse, había empezado y sin gustarle, tuvo que volver a comenzar. Nada. Durante la mañana ese proceso había sido un fiasco.

Le gustaron sus elogios aunque era divertido contestar en broma, lo cierto es que estaba en la peor versión de Azriel donde fingía que todo estaba bien pero la verdad era solo una coraza, se había vuelto hasta soberbio y se apartó de ella, por eso, este día había que aprovecharlo esperando que todo saliera bien.

El lugar era deslumbrante solo que no de su tipo para nada. Era más del tipo del propio Azriel, porque de verdad ella aún en un carrito y en su compañía habría sido feliz, no sabía desde cuando se había puesto muy al modo que pudo haber sido siendo sangre pura. Y no podía evitarlo, era su amigo y solía ser bastante sincero. —Es muy lindo y distinto, pero la próxima sabes que no tienes que sorprenderme tanto porque solo disfruto de tu compañía — Inculcó la chica solo viéndolo a él, porque quedaba algo absorta al ambiente que estaba contemplando, tan elegante y a la vez, ruidoso. Muy moderno a su gusto, ella era más tradicional.

—Eso noto, parece ser que estás llevando la gran vida porque ni siquiera has tenido tiempo para poder coordinar una salida, y justo cuando lo haces soy yo la que tengo que hacer — Murmuró la chica con suavidad. —Pues, no tengo idea por donde empezar ha pasado tanto. Y tengo algo de sed. ¿Puedo pedir una soda?— Evidentemente, Mary no era de bebidas alcohólicas ni nada parecido, era muy sana, porque estaba en un ambiente de medimagos y sanadores, que debían estar con buena salud, y no estaban del todo con los excesos, solo de vez en cuando, muy pocas veces y mucho menos iba a fumar. La chica había quedado descolocada con la interrupción de la chica tan linda y sexy. — Oh, disculpe... yo no fumo. —Respondió para no dejarla con las palabras en la boca, era educada. Alzó la ceja cuando Azriel comenzó a coquetear y eso la hizo sentir algo incomoda, pero de cierta manera no tenía porque enojarse cuando siempre había sido de esa manera. — Elija cuales guste... — Dio el precio de las cajetillas y luego del pago se marchó caminando hasta hacia a otras personas, su falda era tan pequeña que hasta se le veía el trasero.

—¿Crees que ella se divierte? Quiero decir.... es la única que está usando una falda tan corta. Muy probable que la obliguen hacerlo, por cuestiones de trabajo ¿no? — Dijo mirando a la chica con algo de preocupación. Sentía que hasta era algo injusto, porque no veía a ninguna chica así y eso que habían varias trabajando sirviendo tragos y ese tipo de cosas.

Ya estaban allí, después de tantos intentos fallidos en reunirse al fin lo habían logrado. Que bueno que así fuera, porque al menos había concordado con la fecha de aniversario de su amistad. Azriel creía que la iba a sorprender con todo esto, porque a su parecer este lugar era excelente, un lugar donde no cualquiera podía ir y él la estaba llevando allí. No podía decir que él se iba con cosas minúsculas cuando se trataba de ella. Parecía que se olvidaba que un día fue ese chico que solo le había regalado chocantes y ella fue feliz, que le regalo una pluma y ella fue feliz… habían sido detalles pequeños y Mary nunca se quejó, al contrario, los atesoro. ¿Así que porque después de diez años tenía que ser diferente? No se trataba de que fuera mediocre tampoco, pero sí valía la pena recordar el hecho de que las pequeñas cosas a veces solían ser más especiales que lo extravagante. — Ya sé que disfrutas de mi compañía, pero pretendía que fuera algo diferente. La comida es excelente, no te cohíbas. —

El tiempo pasaba y él no la había dejado de elogiar. Es que al menos nada de eso había cambiado por fortuna. Mary seguía gustándole como desde esa primera noche, incluso más al punto de que los sentimientos por ella se lo carcomían por no poder ya mostrarlos. Era tarde para eso. Llenaba ese vacío con quien le diera toda su atención, como si eso fuera a borrar todo, a desaparecer lo que sentía, pero en realidad las otras chicas con las que solía estar eran solo una anestesia temporal.

— Eh estado muy ocupado, me solicitan de aquí, de allá. Oye, que tampoco es mi culpa que no logremos coincidir. Pero vamos, que se diera justamente hoy es un regalo de la vida. — Aseguro el Slytherin mientras buscaba en la carta que se tomaría. Levanto la vista al escuchar que quería una soda. — ¿Solo una soda? Mary, es tu decisión… pero estamos celebrando. ¿Ya si de plano no deseas alcohol al menos un sorbete de frutas o algo suave como la Sidra? — sugirió el muchacho, sabía que no era de tomar alcohol, pero no era necesario que fuera tan modesta como para solo tomar una soda que bien la podría tomar en cualquier otro lugar.

Aquella camarera era la tentación andante para él, pues así se sacaba de la cabeza la idea de querer irse a solas con la morena, de besarla y olvidar que tenía novio. — Estos están bien. Cualquier cosa si se me ofrece algo más, yo te llamo. No te preocupes. — aseguro a la muchacha con una guiñada coqueta antes de que ahora si se alejara de ellos. Había estado algo embelesado cuando escucho de nuevo la voz de Mary. — ¿Obligando? Bien lo dices, es la única. Si fuera obligado estuvieran todas así, eso les daría más ganancia a los dueños. Y ella sabe portar bien ese uniforme, sabe que se ve sexy y lo demuestra. — le respondió mientras encendía el cigarro. — ¿Decías que no sabías por donde comenzar? ¿Bueno qué tal el trabajo? ¿Te han dejado descansar? ¿Has tenido vacaciones? — pregunto restando importancia a lo anterior y con la intención de evadir el que le saliera con comentarios sobre Nicholas.

Sentía que estaba bien explorar e ir a un lugar diferente, pero tenía que reconocer que aún le picaba el bichito de que era más gusto de él que de ella, que se cohibía con esos lugares tan estrafalarios y modernos, no era su tipo de ambiente, pues la chica era sencilla y tanta elegancia la intimidaba bastante. — En primera instancia si sabías que me cohíbo no debiste haberlo escogido, pero vale... es algo nuevo y estaré en tu compañía, espero que lo pasemos bien después de tanto tiempo sin vernos — La morena por mucho que quería guardar cosas no podía hacerlo con Azriel que por lo general la notaba con un libro abierto así que prefería ser sincera.

Normal que le preguntaba como se encontraba, al menos tenía un trabajo renumerado y le estaba bien, así se distraía pero no estaba segura si seguía con la pena en su corazón, igual el chico que estaba al frente era muy distinto al que había conocido. Era como si estuviera evitando el dolor y no llevaba un buen proceso de duelo. — Entiendo, me alegro que te este yendo mejor en lo laboral, así te distraes. Te he escuchado en la radio pero como dices que te solicitan de aquí para allá. ¿En qué estas? —Quiso saber mientras esperaba que le comprara una soda, no era mucho de beber. Quedó perpleja cuando Azriel le ofreció alcohol cuando nunca lo había hecho antes, más que nada lo que más tomaba era un rico vino y con eso se hubiera quedado conformo. Lo miró incomoda. — Vale, quizás si necesito algo fuerte y una embriaguez inmediata después de como ha sido este año. Solo que si podría ser un licor más suave — No tomó en cuenta mucho sus recomendaciones y como supuestamente era conocedor de todo aquello le daría el indicado. Se estaba comportando raro. ¿Es qué acaso estaba drogado y había tomado un poco más de la cuenta?

Al estar sentados y esperaban su trago comenzaron a conversar  llego la chica de los cigarrillos y Azriel solo le prestó atención a ella, era algo que hacía así que solo le quedaba aceptarlo, nunca sería así con ella más que tampoco se lo permitía. Recordó aquel beso y era triste que ni siquiera se acordaba, la verdad es que las veces que lo había  visto no estaba en toda su consciencia. — Con sinceridad creo que es porque no tiene remedio, lo necesita porque ninguna chica lo haría con tantas ganas cuando deben haber cerdos que se quieren aprovechar de eso, no valoran del todo su trabajo, no es tan solo por sentirse sexy  sino que también se arriesga siendo la única así — Reflexionó la chica con suavidad si hasta era capaz si disfrutaba del todo su trabajo, algo en la mirada de la chica la hacía percatar que lo hacía más como un deber, pero todos ahí eran tan superficiales que ni se daban cuenta.

Recién estaba tomando en cuenta su conversación que le había dicho hace un rato. — Ah... sí todo esta bien en el trabajo, no quiero darme vacaciones porque sigo con los talleres junto a los niños, estoy tomando un curso para también entenderlos más a ellos. ¿Quien sabe? Hasta podría tener una vacante en Hogwarts pero la realidad es que disfruto estando ahí. — Decidió no hablar mucho de sus problemas con Nicholas hasta que lo adivinara como solía hacerlo. — Mmm... con Nicholas bien, creo. Hace unos días fuimos un fin de semana al campo con mi familia, la verdad es que lo adoran sobre todo mi padre, lo hace reír mucho. Mi madre también se lleva muy bien con él, no pueden creer que lleve tanto tiempo con alguien — Le contó con suavidad — ¿Y tú? ¿Sigues con Candy? — Le preguntó notando que Azriel estaba inquieto.

¿Dijera lo que dijera ya no había vuelta atrás, ya se encontraban allí y de todos modos estaba con él… no? Así que no tenía por qué ser una mala experiencia. Después de todo la idea era reunirse después de todo ese tiempo en el que no habían podido hacerlo, fuera por la razón que fuera, eso ahora era irrelevante. — Insisto que no tiene por qué ser algo malo, solo dale la oportunidad al lugar. Y así es, estamos los dos aquí. Esa es la parte importante. — aseguró el chico, para dar por finalizado esos reclamos. La verdad si él realmente estuviera poniendo de su parte, si no se le hubiera ocurrido tomarse algo para ‘relajarse’ antes de venir, quizás hasta podía haber logrado que todo fuera más llevadero para la chica. Hacer que aunque no fuera su lugar favorito, le terminara por agradar la experiencia.

Azriel canalizaba el hueco de falta de afecto que su madre había dejado, con la atención superficial que los medios, seguidores y colegas le dieran. Sin contar justamente el detalle de la distancia que se había creado entre él y Mary por no poder frecuentarse, y el hecho que siendo sinceros Mulciber no le quedaban más amigos vivos aparte de la chica. Al menos no amigos de verdad. — Sí, tenía que hacer oídos sordos a esa gente que solo quiere destruir a uno. Y no me he vuelto a meter en peleas. — aclaro, eso sí era una buena señal. Una de las pocas cosas buenas de su nuevo comportamiento. — Pues me han invitado para animar varios eventos importantes. Como el medio tiempo de la final de la liga de Quidditch por ejemplo. — Decía con orgullo de sus logros.

— Vaya, año pesadito. No me imagino por qué. — murmuro en un tono sarcástico y es que claro, pasar un año al lado del pelirrojo no lo veía como algo fácil. — Te pediré la sidra entonces. — Sugirió el chico, era lo que tenía menos alcohol que recordaba de momento.

¿Pero es que Mary tampoco se ayudaba, que le importaba a él la vida ajena de los empleados de aquel lugar? Y no es que fuera insensible, pero no podía ser el salvador de todos aunque quisiera. Pues ni siquiera se estaba salvando a sí mismo de la vida que llevaba como para preocuparse de una camarera que ni conocía. Si la chica era coqueta y correspondía bien, si no seguía de largo.  — Puede que sí, puede que no. No sabemos, que la trajo a trabajar hasta aquí ni porque es la única, y es mejor no intervenir. Que tal que por eso se quede sin trabajo y con quien sabe qué necesidades por cubrir. — Advirtió el muchacho, a veces era mejor no juzgar las decisiones ajenas.

Quiso preguntar por ella porque ya le había aburrido el tema de la camarera, hasta le había quitado las ganas y el interés en ella. Ya encontraría alguien más. — Oh sí cuéntame más. Eso sería bueno, volver a Hogwarts que tiempos… — Decía mientras le comenzaba a hacer señas al mesero para que viniera a tomar la orden de las bebidas. — Por favor, una sidra para la señorita y un whiskey para mí. Ya luego más al rato le aviso para ordenar la comida. — le comento al chico que tomaba la orden. — ¿Decías?  — pregunto un tanto perdido en lo que le decía, hasta que escucho el nombre de Nicholas. Era justo de lo que no tenía ganas de hablar. — Eh… Nicholas. Yo tampoco lo puedo creer… — comento antes de ponerse de pie, luego de esto necesitaba algo más, aquel cigarrillo no era suficiente. Ni siquiera le respondió la pregunta sobre Candy en ese momento. — Vengo. — murmuro sin dar muchas explicaciones dejándola hablando sola, para irse al baño y drogarse un poco para bajar la rabia que le causaba escuchar lo muy querido que era el otro chico por la familia de la chica, no podía evitar que se lo quisieran comer los celos. Luego volvió como si nada y se sentó nuevamente. — ¿En qué estábamos?  —

No le gustaba ese tipo de ambientes llenos superficialidades, por supuesto que era elegante pero más moderno que otra cosa, que casi podía parecer cabaret, todos jóvenes con dinero y más del estilo de Azriel. — La próxima vez lo haré yo, y seré un poco mala porque me iré por un lugar de mi preferencia — Dijo soltando el chiste pero la realidad no era uno tan divertido sino que se pasaba de sincera.

— Sí, hay que hacer oídos sordos pero a la vez, intentar mejorar y no evitar... creo que lo mejor que se puede hacer porque ya sabes que sé bastante de eso, luego se acumula y ahí sabes cuando no puedes salir. —Era evidente que Mary seguía preocupada por el chico que tenía entendido no había hecho ninguna terapia y no tenía ningún otro amigo que ella que lo influenciará a lo bien y que empezará hacer las cosas correctas, la verdad es que ahí solo veía una coraza. — Me alegro que no te metas ya en peleas. Por cierto... ¿Cómo esta Rigel?  — Le preguntó sabiendo aún que se mantenían muy alejados y cada uno seguía su vida sin hablarse, lo peor es que veía al señor Mulciber bastante solo, atento a su trabajo y todavía teniendo el recuerdo de su querida esposa, tal vez hasta lamentándose en no poder llegar a su hijo.

Mary lo miro asombrada cuando le dijo sobre que lo habían llamado a animar un partido de quididtch. — ¡Pero Azriel ni siquiera te gusta el quidditch! ¿Cómo lo vas hacer? — Preguntó curiosa y confusa. —Es como si te llamaran a escribir una columna y ni tengo idea de que escribirías. — La verdad nunca lo había visto escribiendo o leyendo, solo que si era conocedor de mucho.

— Sí, piensa igual de ti — Murmuró la chica entendiendo la indirecta, la verdad es que ni se podían cruzar o verse. — Vale...— Probaría la sidra aún cuando no le gustará pues era un momento supuestamente importante para los dos.

Lo notó incomodo y algo desinteresado como hablo de la mujer de los cigarrillos que el chico de repente se volteaba a ver, seguro muy concentrado en sus curvas y el trasero que casi llevaba a la vista. — Ojalá que se de cuenta sola y deje este trabajo, con lo bonita que es, hasta podría tener un mejor trabajo y así pagarse unos estudios que realmente valgan — Siguió opinando y vaya que podía ser pesada cuando insistía en un tema, sobre todo cuando tenía que ver con la mujer, no le gustaba que la sexualizaran o que la vieran como objetos.  Todas valían mucho.

—Pero no creo porque estar allí me traería varios recuerdos, estoy bien en San Mungo. Gano bien y es lindo, la especialidad vendrá de manera estupenda... Infanto- Juvenil Mágica. Y son solo dos años. — Dijo contenta por su logro. —Por supuesto, y la casa también va bien, arreglamos la escalera. ¿Te acuerdas que nos resbalábamos a cada ra....? — No alcanzó a terminar porque se levantó, dejándola completamente contrariada. — Ehm sí....— Volvió a decir confusa, tragando saliva y demasiado incomoda. ¿Habría dicho algo malo? La espera fue eterna, miraba a su alrededor y se sentía totalmente inadaptada.

Lo vio salir del baño, coquetear nuevamente con la chica de los cigarrillos y volver hasta a ella. Venía un poco más inquieto, con un gesto extraño en su nariz, era obvio lo que había estado haciendo. — Estábamos hablando, pero olvide de que. — Respondió la chica que también se distrajo con el menú mientras esperaba — Trato de descifrar el menú, la verdad es que no se que pedir, no entiendo porque le ponen nombres extraños. — Murmuraba mientras recorría con la mirada y ver que plato iba a querer saborear. Solo que al verlo así, hizo que se le quitara el apetito.

Azriel la miro mientras negaba por su comentario y se tomó el comentario como lo que se suponía era… “Una broma.”  — Huy, me pones en intriga. — Respondió a su intento de broma. — Sabes que igual voy. — aclaro, ahora más en serio. ¿Es que acaso él nunca había ido a los lugares de su preferencia? Que recordara sí la había complacido bastantes veces… bueno el problema era que llevaban tanto sin encontrarse que siendo sinceros aquello ya casi ni contaba.

— Pero sí he mejorado, de lo contrario no hubiera llegado hasta aquí. — Respondió respecto a su trabajo y bueno tal vez le había puesto algo más de empeño, pero eso no implicaba que las cosas estuvieran bien. Que los cimientos de su carrera no se tambalearan a la primera vez que cometiera un error. Porque él tal vez se hacía el loco y olvidaba todo lo que le afectaba, pero los que estaban a su alrededor no, mucho menos sus jefes y no iban a perder más galeones por su culpa. — Vez, es una de las cosas en las que es bueno evitar. — señalo cuando se refería a lo de las peleas, y más le valía por su propio bien. — Papá… bueno distraído trabajando, con sus negocios… supongo. ¿Qué quieres que te diga? No hemos hablado mucho últimamente. — confeso, y había preferido que fuera así porque se evitaba los encontronazos con él. No es que no lo extrañara, pero sabía lo que iba a pasar a la que se vieran. Terminarían peleados.

Con tal de cumplir sus logros Azriel le estaba sometiendo a lo que fuera, incluso al quidditch. — ¿Qué tan difícil puede ser? Solo es cuestión de alabar al equipo local y criticar al visitante. La gente lo que se quiere es distraer en lo que pasa el tiempo muerto. — le respondió despreocupado. Ya se le ocurriría algo, era bueno entreteniendo. — Pues qué bueno que no es una columna lo que tengo que hacer. — afirmo el muchacho.

— Sí, el sentimiento es mutuo. — Diría que eso no le importaba, pero en realidad solo le echaba más leña al fuego. ¿Qué se creía Nicholas? ¿Fue el último en llegar, vivía como sanguijuela a costillas de ella y luego él era él irresponsable bueno para nada? Bueno, esperaba algún día Mary se diera cuenta de ello.

— ¿Que te hace creer que no tiene estudios? No todos consiguen trabajo luego de graduarse. — ya se estaba irritando con el temita, cada quien era un mundo aparte, no sabían ni los motivos, ni las razones del porqué estaba allí. — Podríamos dejar ese tema hasta aquí. ¿Vinimos a divertirnos no? No analizar a los empleados. — termino por decirle, no se quería enojar con ella. Eso no le gustaba, pero ya le estaba fastidiando el tema. Si ella luego quería decirle algo que lo hiciera. Él no podía hacer nada al respecto, tenía que repetirlo, no era salvador de nadie. Ni siquiera de sí mismo.

La verdad es que no estaba atendiendo bien lo que le decía por estar haciéndole señas al mesero. Por eso lo única parte que recordó fue la mención de Hogwarts, así que fue lo que le comento. — Bueno, pero a veces es bueno intentar nuevas experiencias. No te cohíbas. No tienes que conformarte donde estás. — comento cuando se ubicó un poco en lo que decía. Solo que luego llego el mesero e hizo el pedido. Fue cuando comenzó hablar de su parte personal especialmente de su novio que comenzó Azriel a perder el interés, o más bien a sentir que le quemaba por dentro. Si iba a su casa se sorprendería por el cambio en las escaleras porque la verdad es que ni atención le había puesto a su comentario.

Salió del baño y se topó con la chica de los cigarros, se le hacía fácil el coqueteo aunque no llegara a nada. Es que necesitaba dejar salir esas emociones, canalizarlas aunque fuera en eso. Para cuando volvió ya ni se acordaba ninguno de los dos del tema o al menos él se hizo el loco para no continuar el tema. — A ver Mary, no es tan complicado. Lo que pasa es que los platillos están en otros idiomas. Es cosa de cultura. Por ejemplo yo creo que pediré Carpaccio de res Wagyu. Es carne de res japonesa conocida por su marmóleo y sabor excepcional, es de calidad premium. — le explicaba como el más intelectual en platillos caros. Por lo visto ya se había dado la tarea de probarlos todos.

Mary no entendió porque negaba con la cabeza. — Más te vale — Amenazó en broma porque la verdad no supo que decir, parecía que se sentía la tensión entre los dos y no de la buena. Es que al menos la morena no estaba muy conforme con el lugar, pues sentía que era más del gusto de él.

— A veces uno cree que sí pero es más como un mecanismo de defensa, puede ser que estás negando como verdaderamente te sientes — Era inevitable para Mcdonald no sacar su lado profesional, y pecaba de sincera, por lo tanto, ni tomaba mucho en cuenta lo que opinará Azriel, era lógico que ella sabía que todavía no superaba el duelo. Mary estaba consciente que ni siquiera visitaba a su padre, a diferencia de ella que a veces coincidía con el en San Mungo, porque él si había tomado una terapia y a veces lo iba a superar, en esas ocasiones nunca había visto a Azriel y cuando hablaba de él, Rigel se ponía triste o se enojaba, frustrado. — ¿Y eso por qué? Deberían verse, es tu padre — Le contestó con una ceja alzada porque evidentemente eso no le gustaba, eran familia y era un momento para estar unidos.

— Bueno espero que te prepares bien, y espero que te entreguen lo que tengas que decir — Sentía que no se debía tomar las cosas a las ligera pues lo cierto que era un trabajo, no todo consistía en una cara bonita, pero lo bueno es que Azriel sabía salir bien de las situaciones a menos que se bloqueara. — Pues no sabes lo que puede pasar y te puedes bloquear como si por ejemplo te empiezan a gritar cosas malas — Tendía a buscar todas las situaciones y las más exageradas, para que se preparara para el caso, eso sí, la morena ni estaba consciente de como lo podía tomar, si estaba siendo un poco ruda, aún cuando fuera con la mejor intención del mundo. — Por favor, Azriel... sé que si te saliera un trabajo de escribir una columna igual lo harías — Bufó, porque lo conocía bien.

Lo fulminó con la mirada y se mordió el labio. — Puede ser....no tengo idea, es solo lo que siento como puede ser, no hay que dejarse llevar por los juicios, solo que igual veo muchas personas y las estadísticas - solo que no siempre - dictan eso — Exclamó, pero claro su comentario la había hecho sentir mal porque se sintió como una prejuiciosa, ya que ni siquiera conocía a la chica. —Vale vale... —Señaló soltando un suspiro, extrañando ese lado de Azriel que le gustaba debatir.

— ¿Ah? — Lo miró afligida, él más que nadie sabía que amaba mucho su trabajo aunque igual quería escribir un libro, que aunque tuviera que ver con la psicología, igual insertar una novela. Su simple comentario la hizo acordar de ello, más encima, el chico se levantó como si nada interrumpiendo lo que decía con respecto de Nicholas y de su casa, y ni siquiera le respondió de Candy, llegó mucho tiempo después donde ella estaba por completo descolocada, en definitiva no lo estaba pasando bien, Azriel no se comportaba como siempre y eso dolía.

Cuando llegó, quedó asombrada por todo lo que sabía de la comida, sabía que era muy conocedor de estas pero la verdad nunca sonó un sabelotodo o soberbio, hasta su tono sonaba engreído. — ¿Y a ese carne se le achinan los ojos? — Soltó como una mala broma, dejando en claro que era del tipo japonesa. Además que la había hecho sentir ignorante, volvió a mirar el menú. — Sigo sin entender y no me gusta mucho la carne.... pareces muy conocedor de repente — Volvió a mirarlo a los ojos, y sinceramente no quería pedir nada porque se le había quitado el apetito, no podía descifrar ese tipo de comidas extrañas para su paladar.

— No me contaste de Candy. ¿Esta todo bien? Pensé que iba a bien porque he notado que le ha ido increíble y cada vez tiene más programas y eventos, me gusta mucho escucharla. — Lo triste era que supuesta "chica" lo estaba superando con creces.

Las cosas no estaban siendo como antes. Quizás tenían ya demasiadas cosas acumuladas y, por tanto, se les estaban comenzando a escapar. Es que Azriel estaba viviendo en un mundo de fantasía donde nada lo perturbaba o eso es lo que él pretendía. Pero la vida no era así de simple, tarde o temprano la realidad le iba a pegar y se caería toda esa coraza haciendo que le doliera el doble de lo que él quería. — Pues no se a qué te refieras, pero yo sí me siento superado. — comentó encogiéndose de hombros. Claro que si lo veían desde el punto de su carrera Se podría decir que sí, pero si íbamos más al ámbito personal que era justamente lo que él estaba ignorando entonces la respuesta era un rotundo. Estaba peor que antes.

El tema de su padre lo había tomado desprevenido, jamás imaginó que las cosas llegarían hasta este punto con él. Pero mucho había influido la falta de Pheobe. Ella era la que mantenía unida a la familia, quien hacía que hubiera orden y quien servía de intermediaria para limar asperezas cuando las había. Sin duda al arrebatárselas habían destruido lo que quedaba de la familia Mulciber. — Las cosas con mi padre hace mucho que no fluyen bien. Las pocas veces que nos hemos intentado reunir sale todo mal, termina siempre enojado, incluso cuando apenas estoy acabando de llegar ya lo está. ¿Así que para quién causarle malos ratos con mi presencia? — Y es que claro, el chico había acumulado tantos dolores de cabeza, a su padre que hasta que no lo resolvieran todo seguiría igual.

Siendo sinceros, a él nunca le había agradado ir a ver a los sanadores. Incluso desde pequeño siempre había tenido problemas con eso. Su mamá solía llevarlo casi a rastras cuando se enfermaba, no sin antes de que hiciera un berrinche y se pusiera a llorar porque no quería ir. Había cosas que simplemente nunca cambiaban y con el asunto de ir a terapia era un todo aún peor. Pues el problema que tenía el chico es que no era capaz de abrirse con cualquier persona, y justamente con la única persona que podía hacerlo estaba éticamente incorrecto. Además de que había cosas que no se las podía contar a Mary sin terminar por delatar lo que estaba sintiendo en su corazón por ella ¿Así que cómo lo hacíamos entonces?

— Estaré preparado, por lo general siempre lo tengo todo anotado. — decía seguridad, por lo general era bueno sacando ases debajo de la manga. Eso no se podía negar, pero bajo presión extrema podía llegar a desesperarse. — ¿Por qué tienes que sacar el peor escenario? Eso no va a pasar, hace tiempo que no me ocurren esas cosas. No tendría que ser ahora distinto. — aseguró Mulciber, a quien el consejo por muy que fuera con buenas intenciones no le había gustado nada. — Pues sí, no lo voy a negar. No desperdició oportunidades. — añadió dando a entender que a pesar de lo que pudieran decir, él era capaz de intentarlo.

— Ahí está el detalle, no conocemos su caso particular. Además, tampoco se puede cuestionar a las que sí les gusta ser el centro de atención. — comentó, había de todo en esta vida, y a él era uno que le estaba gustando eso de ser el centro de atención. — Es mejor así. — añadió para dar por finalizado el tema, o de lo contrario terminarían peleados por causa de una desconocida.

Azriel se mostraba ansioso, por un lado, había querido impresionarla, hacer que todo quedara perfecto. Pero, por otro lado, estando más pendiente a esos detalles, y a mantener sus emociones controladas de la peor manera para ser sinceros, pues drogarse para anestesiar todo nunca sería una buena idea. Esto estaba haciendo que en vez de ser un momento que de verdad disfrutarán, fuera un momento tenso. Tal parecería que incluso todo lo que se decían el uno al otro causaba que terminaran por querer llevarse la contraria. En estos momentos estaban metidos en una olla de presión que pronto estallaría y de la peor forma.

— ¿Qué? Es cierto. — Murmuró cuando se quedó perpleja por su comentario respecto a las oportunidades de su trabajo. ¡Claro que sí Azriel! No peleen por una desconocida, mete leñas en cosas personales de las cuales luego te terminarás por arrepentir de haber dado consejos que nadie te había pedido.

— Muy graciosa. Por supuesto que no, al menos que contemos los ojos brotados del pecado como hinchados. — comento con sarcasmo. — Sé me hace más que no quieres entender. Hay más cosas para escoger, no tiene que ser carne. ¿De pronto te volviste vegetariana? — Cuestionó el muchacho. — Claro, amo la comida. La gente hasta quiere que deguste lo que preparan. — decía con orgullo.

El asunto con Candy volvió a salir, era mejor eso que el de Nicholas, pero… igual no le hacía mucha gracia las comparaciones. — Todo, bien todo excelente. Cada uno tiene su público. Yo por mi parte soy más del público nocturno. Ambos somos un buen equipo entreteniendo. — comentó un tanto indignado de que elogiara a Candy diciendo que le gustaba escucharla y a él no le dijo nada. Eso lo hizo sentir mal, y en vez de decirlo se dedicó a él mismo ensalzarse.

La morena lo miró mientras lo analizaba y como psicóloga mágica se daba cuenta que estaba pasando en un proceso de negación, se había dejado llevar por ese golpe de éxito donde consideraba que estaba bien, cuando la realidad no estaba tomando en cuenta lo personal.— No debes dejar de lado lo personal y el golpe fue muy fuerte, no lo estoy diciendo solamente como profesional sino que también porque lo viví. Sé que hay que seguir adelante, pero a la vez, cuidar nuestra salud mental no quiero que se vuelva peor — Opino al respecto, porque sinceramente se sentía con el derecho de hacerlo, era su mejor amiga que lo conocía y lo quería.

— ¿No has pensado que tal vez igual se siente solo? Y estoy segura que no solo de él, sino que ambos... vas con mala disposición desde un principio y claro si tienes tiempo. Lo he visto en San Mungo, no esta en su mejor estado... pero claro, dudo que lo sabías — Contestó enojada por lo poco empático e injusto que estaba siendo con él en ese sentido, es que era lógico que se frustraba también cuando veía en su hijo la peor de sus versiones, y tanto como ella, no tenía idea como ayudarlo.— Ehm... simplemente porque esta bien ponerse en todos los escenarios para así prevenir y que no ocurra. Es una buena estrategia, no sé porque te enojas, solo te estoy ayudando — Hace mucho que no había una conversación tan tensa entre ellos y lo cierto si hablaba de escenarios, en ese caso, nunca lo había pensado y era un hecho que la única solución que alguno se quedaba callado, sin embargo, ambos eran de aquellos que no cerraban la boca y tenían su opinión muy clara. Mary no se daba cuenta que estaba siendo insoportable.

— Imagino que no — Dijo de mal humor rodeando los ojos. El tema de la chica de los cigarrillos había quedado hasta ahí porque era obvio que discrepaban en opiniones. Soltó un suspiro, en definitiva, no estaba disfrutando nada.

Al ver el menú nuevamente la hizo sentir muy ignorante, los nombres eran extraños y no entendía de verdad. —Estoy hablando en serio, y no se me esta apeteciendo. No es que sea vegetariana pero por lo general no la consumo tanto... —Tampoco veía que le sugiriera algo rico, solo se elogiaba él mismo de lo mucho que sabía de gastronomía. Para su mala suerte, un mesero llegó a la mesa y pidió sus pedidos. ¿O había sido Azriel quién había llamado en algún momento y no se dio cuenta? Al momento de pedir solo dijo lo primero que entendió y ya, que parecía pescado. — Patatas fritas rosas con bacalao. — Respondió bajando la mirada — Y quisiera agregar una copa de vino tinto, por favor — No le había gustado la sidra y el vaso estaba lleno.

— Trato de escucharte pero  a veces llego tan agotada del trabajo que me quedo dormida  — Tampoco era que quisiera ser mala con ella, pero lo había escuchado un par de veces y ya con respecto a su lenguaje, lo había dejado de escuchar. Demasiado liberal y sucio, se iba hacia lo sexual. No, no era su tipo de programa al contrario de Candy que estaba para todo público y priorizaba el empoderamiento de las mujeres, cosa que le encantaba. — La temática de hoy fue demasiado interesante, hablo de la educación después de Hogwarts e invito personas que dieron su testimonio. Además que el tono de su voz es muy agradable, la noto cambiada a como empezó, supongo que también es la madurez, fuera poco igual estamos llegando a los 30 años — Rió con suavidad mientras se relajaba un poco y veía su alrededor. Aún así todavía sentía un nudo en su garganta, ambos estaban inquietos.