Cada momento que pasaba todo se volvía un tanto más tenso entre ellos. ¿Por qué siempre tenía que pasar algo? Aunque esta vez no había forma de culpar fuentes externas. Lo que estaba pasando era producto de las reacciones de ambos. Era triste, porque el amor que se tenían de verdad era sincero. — ¿Tan mal me ves? Porque yo siento que estoy tranquilo. No hay porque estar removiendo el pasado sabiendo cuánto me afectó, no todo el mundo lleva las cosas de igual manera. — comentó el muchacho en estos momentos no estaba dispuesto a dejar todo esto salir. Ni deshacerse de lo que lo mantenía distraído para volver a abrir viejas heridas, aun cuando esas heridas nunca hubieran cicatrizado muy bien.

Azriel debía de sobre todas las cosas, buscar una reconciliación con su padre. Era la única familia cercana que tenía. En eso Mary tenía razón. Aunque si era cierto que no todo era tan simple. No era lo mismo el cómo ella se llevaba con Rigel, que el cómo la situación estaba con su hijo. Quizá lo mejor para el chico era reconciliarse una vez hubiera un verdadero cambio en él. Porque la realidad es que de lo contrario cada intento que hiciera para verse sería todo un infierno para los dos. — ¿Eso es lo que te dice de mí? Papá está tan enojado que ya no ve la diferencia entre sí voy de buenas o malas. ¿Por qué culparme de todo? — negaba, porque aquello le caía como balde de agua fría.

Al chico a veces le pasaban las cosas justamente por ser demasiado lanzado. Estaba bien tomar retos, pero tampoco se podían tomar a la ligera. Había que ser realistas con lo que se proponía. No es que no pudiera lograrlo, pero sí que necesitaba tomarse su tiempo para estudiarlo todo. En vez de lanzarse al ruedo a ver qué pasaba. Tener apuntes no era suficiente si ocurría. Algo de imprevisto que tuviera que improvisar, más si se trataba de un tema del que no era muy conocedor.  — Tal vez, pero no solo hay que ponerse en el peor de ellos. No me ayuda mucho que digamos si solo sacas los peores escenarios. — Bufó porque en realidad eso solo lo estaba comenzando a crear inseguridad después de que se sentía seguro para ello.

Menos mal que ya al menos la parte de lo de la chica había terminado. Pero eso no quería decir que las conversaciones tensas y con discordia concluyeron. Porque la verdad es que entre un tema y otro, no se lograban poner de acuerdo en ninguno por alguna razón hoy no coincidía en absolutamente nada. Solamente se estaban llevando la contra en todo. Esto no iba a terminar bien.

Algo tan sencillo como la comida también estaba siendo un problema, y probablemente por toda la tensión que ya había. Claro que Azriel no cooperaba haciéndose el experto. ¿Desde cuándo estudio artes culinarias? — Es que debe de haber algo que llame tu atención.  Si me lo dices yo puedo explicarte de lo que trata y así decides si te gusta o no. — Le decía con tranquilidad el chico, no se daba cuenta de que la estaba forzando a envolverse en un mundo que no era.

— ¿Solo eso? Bueno… — Murmuró el muchacho al notar lo que pedía la chica para comer. Ni siquiera sé había tomado la sidra. — Pensé que no eras tanto de alcohol. Habérmelo dicho antes y hubiera pedido una botella de vino de las mejores. — comentó, y seguía saliendo el Mulciber superficial a flote.

— Pero no es tan tardé, deberias darale un poco mas de chance. — se preguntaba entonces por qué a Candy sí la escuchaba. Probablemente, porque su contenido sí se podía oír en la oficina del consultorio en San Mungo. A diferencia del programa del chico que en definitiva no era algo para todo público. — Algo me comentó sobre eso. Se ha vuelto algo más sobria… y un tanto aburrida. Pero supongo que hay que hacer contenido para todas las audiencias. — comentó, y es que aunque no fuera verdad que creyera que todo aquello era aburrido, si le pegaba que le estuviera yendo mejor que él. Se sentía desplazado y para colmo podía notar el interés de Mary en el programa de Candy a diferencia del suyo. Como si no tuviera suficiente con tener a Nicholas acaparando el lado sentimental de la chica, para también tener a su colega teniendo su atención como exportadora.

Pronto la comida llegó y el mesero la dejo frente a ellos. — Mira, mira qué delicioso se ve. — comento inhalado el olor de la comida efusivamente estando más pendiente del platillo que de la chica.  

Mary alzó la ceja con el comentario de Azriel. Estaba en completa negación, terminó por encogerse de hombros. — Solo digo que todavía tienes heridas que no has sanado del todo y aunque puedes verte bien, los que te conocemos de verdad, sabemos muy bien que no es así — Respondió sabiendo que talvez aquello no era lo más conveniente, sin embargo, no se podía quedar callada.

Y por no quedarse callada la embarraba, pues luego se le salió hablar de Rigel y que había visto en San Mungo y con quien se juntaba.  — Si eres su hijo, ¿cómo no va a hablar de ti? Te extraña, y se ha intentado juntar contigo, pero tal como a mi, siempre no puedes hacerlo. No me ha dicho nada de peleas, tiene tan solo las mismas preocupaciones que yo — Respondió enfadada porque Azriel estaba muy a la defensiva y eso era que no estaba del todo bien como decía.

En definitiva, no estaba pasándola bien en esa salida, por las interrupciones y el tono que usaban los dos. Porque Mary no se podía quedar callada y le respondía todo lo que decía. Eso le dolía, porque no le gustaba estar de esa forma con el chico que amaba y con quien también compartía una hermosa amistad llena de confianza, y está ese día,  SU DÍA, se estaba yendo al carajo. — Ay, ya olvídalo. Solo era para prevenir. — Cortó el tema en seco y miró hacia la mesa. La rabia se estaba acumulando en la morena. Ahora tocaba esperar que le fuera bien en ese evento o sino la iba estar culpando.

Ya era demasiado tarde cuando comenzó con la sugerencia de la comida, no le quiso decir nada porque no le gustaba que se la diera de sabelotodo y soberbio. De todos modos, no alcanzo hacerlo porque el mesero llegó hasta donde estaban y termino pidiendo lo primero que entendió, sabía que quizás ni le iba a gustar. — ¿Qué es lo que acabas de decir? — Lo fulminó con la mirada — Creí que sabías que disfrutaba de las copas de vino, es alcohol sí... pero me gusta servírmelo en comidas, lo hacía con Lily y contigo. ¿O es qué acaso se te ha olvidado? — Lo miró a los ojos y negó con la cabeza, porque ella recordaba perfectamente las ocasiones que compartieron un vino tanto por el espejo cuando este estuvo en Francia y luego en otras ocasiones en Londres.

—Trataré, es que llego agotada del trabajo — Comentó antes de hablar de Candy, que supuestamente era su novia pero no hablaba si lo fuera. — ¿Aburrida? Yo encuentro está tan bien que seguro estará en la cúspide de su carrera, le gusta a todo el público, si la ves le mandas saludos, por favor. — La había visto en algunas ocasiones y había sido muy simpática con ella, era muy difícil que le cayera mal.

Fue cuando la comida que llegó que la apariencia de su plato parecía decente, pero el que tenía Azriel era muy espectacular que hasta ella se le apeteció. Tomó una patata y estaba bien, extraño el kétchup solo que no dejaban estar bien, el problema fue con el bacalao, que cuando lo probó estaba muy frío. Algo malhumorada lo dejo y tomó un poco de vino. Al ver que con la mirada entendía una pregunta que era de lo que pasaba, negó con la cabeza y solo dijo. — No estoy segura si realmente el bacalao es así, pero lo encuentro frío. Supongo que solo me comeré las patatas. —Dijo sacando otra y luego nuevamente se bebió un trago de vino.

Estaba resultando terriblemente mal desde un inicio y aun así el chico tenía la expectativa de la cosa mejorará según transcurría la noche. Pero estaba bastante claro que eso no iba a ocurrir, por el contrario, probablemente todo se pondría peor según pasará en las horas. Mary insistía en sacar un tema del que él no quería hablar. Para el chico su estado de ánimo dependía primordialmente de su desempeño en el trabajo. Toda esa parte sensible y dolida, la tenía bien resguardada en el rincón más oscuro de su corazón con la intención de no sufrir por ello. Si bien esto no era la mejor opción tampoco podía obligar a que lo hiciera. Pues al ser algo muy personal, debía ser voluntario. De lo contrario no iba a ser una sanación genuina. — No es el momento para sacar esas heridas. — Murmuró con seriedad, esperando que no insistiera más con eso. La vida de Azriel se trataba últimamente de eso, de posponer las cosas, de bloquear todo lo que le perturbaba. Sin darse cuenta cada vez hacía más grueso el muro que ponía entre él y sus sentimientos.

Se resistía a creer que esto terminaría mal. ¿Siempre resolvían? ¿No? Por mucho que discutieran, por mucho que discreparan. Quería creerlo, pero al mismo tiempo no podía evitar ponerse de a la defensiva. — No lo disculpes Mary, si has sacado esa conclusión es porque ha salido con quejas. Los dos tenemos que ver en que estemos distanciados. — Dijo fastidiado, y al mismo tiempo en negación de que fuera ella misma la que sacara aquella conclusión. Porque eso quería decir que algo había visto, algo había notado en él, que al propio Azriel no podía notar. Pues él estaba tan bloqueado que no veía la parte en la que fallaba.

Una discusión tras otra. Lo de la presentación en el quidditch no estaba siendo la excepción. — Yo prevengo, pero a mi forma. — para este punto estaba más interesado en la comida que en cualquier otra cosa, porque de verdad no quería pelearse. Era su día, no tenía por qué volverse un caos. Quizás enfocándose en otra cosa el ambiente mejoraría…

No, eso no estaba pasando. De todas las veces que se habían reunido nunca se había sentido tanta tensión. Alzó una ceja cuando le dio aquella mirada. — Como estabas reacia a tomar algo más fuerte, creí que habías perdido esa costumbre. — respondió, porque él no sabía quedarse callado. — Pero bueno, mejor si no es así. Siempre me gusto esos momentos de compartir unas copas. — reconoció el muchacho ahora un tanto más relajado. Comenzaba a hacerle efecto lo que había consumido. Era como un calmante, uno para nada recomendado eso sí.

— Puedes escucharme antes de meterte a la cama. Me escuchas mientras te quedas dormida. Así será mi voz lo último en el día que escuches, como si estuviera allí. — Sugirió en sí intento de hacer que la muchacha tuviera algún tipo de interés.

Su relación con Candy no tenía idea de cuánto tiempo iba a durar. Pues era claro que no la amaba, tampoco había exclusividad y para rematar había esa competencia profesional entre ellos. Solo estaban juntos porque lucían bien juntos, y nada más. Porque Mulciber buscaba cualquier forma de olvidar lo que sentía por su amiga y Candy era buena haciéndolo olvidar, aunque fuera por un corto tiempo. — Que le vaya bien no implica que no pueda ser aburrida. Pero cada día la gente sorprende más con sus gustos. Cuando nos juntamos la cosa cambia. Es más… animada la dinámica. — comentaba el chico. — Sí, le daré un “hola” de tu parte. — ¿Por qué se preguntaba? En fin, la comida apareció y era cuando al menos más genuinamente se veía entusiasmado. Por otro lado, Mary no se encontraba muy convencida de lo que tenía frente a ella. — Siempre la puedes cambiar. No tienes que comer solo eso. — aquello parecía genuina preocupación de que no comiera, y lo era. Pero… por supuesto que Azriel tenía que rematar con algún comentario innecesario. — Sí me hubieras hecho caso, te dije que me dejaras saber para comentarte del plato. — Sí, nos jodimos ahora con el más chef. Que, si bien su tiempo en Francia había aprendido algo, era solo postres. Así que nada que ver con la cocina como tal.