Axl lleva generaciones haciendo travesuras en el instituto al que una vez asistió y en el que murió durante un incendio. Era un macarra, le gustaba el rock, fumar y ser el chico malo de aquella época. Se ha acostumbrado a estar solo allí y disfruta con sus aventuras, poseyendo a algunos de los alumnos y creando caos, entre tantas otras cosas.
Hasta que un día hay un accidente.

Carys es una chica tímida, buena estudiante, no llama la atención de los que le rodean. De pronto despierta y nadie puede verla, lo cuál no es tan extraño, de no ser porque la atraviesan. Pasea por los pasillos intentando llamar la atención hasta que de pronto choca contra un chico al que no había visto antes y que la mira como si fuera un fantasma. Precisamente porque ES UN FANTASMA.

La aceptación no sucede de inmediato, pero va escuchando lo que dicen por los pasillos sobre la chica que murió y le es imposible salir del perímetro del instituto. Intentar cruzar la verja es como chocar contra un muro.
Así que termina acercándose a Axl, que decide enseñarle las ventajas de ser un fantasma, sus nuevas habilidades y cómo utilizarlas.

Axl Cooper 17 años — Bill Skarsgård — Red

Carys Dawson 16 años — Ariel Winter — Timelady

Inspired — Películas — One on one

La vida como fantasma podía ser ligeramente menos glamurosa de lo que las películas hacían creer. Hay un hecho del que no solían hablar, lo de quedarte anclado a un lugar. Podía resultar algo aburrido y, si encima, era tu instituto, pues tanto más. No obstante, Axl Cooper siempre había sido un chico listo, al menos para aquello que le interesaba, por lo que se adaptó pronto a la situación que, de hecho, no estaba tan mal. Podía hacer lo que quisiera cuando quisiera sin rendirle cuentas a nadie y se lo pasaba en grande gastándole bromas pesadas a los alumnos sin tener que pasarse luego toda una tarde en el aula de castigo.

La vida como fantasma, ciertamente, no estaba tan mal. Pero, porque siempre tenía que haber un pero, a veces echaba de menos hablar con alguien. Claro que, si tenía muchas ganas de conversación siempre podía poseer a alguien, pero no acaba de ser lo mismo.

Aquel día empezó como cualquier otro, con Axl deambulando por los pasillos pensando en qué podría hacer para divertirse. Los vivos caminaban con prisa para llegar a clase antes de que sonara el último timbre, un par de chicos cargaban una maqueta, un grupo de animadoras se retocaba el maquillaje, una profesora cargaba una botella llena de café y, Axl sabía por experiencia, llevaba un buen chorro de whisky.

Sip, era un día como cualquier otro, hasta que una chica cabizbaja se chocó contra él.

Axl se tambaleó, pillado por sorpresa, y mantuvo el equilibrio a duras penas para no caer de culo al suelo. Durante el primer instante no se percató en lo especial que era aquel choque, solo se quejó y dejó ir un par de palabrotas hasta que reaccionó.

— ¿Me has tocado? —farfulló, confuso y, de pronto frenético, la agarró por los hombros buscando sus ojos. Él también podía tocarla, ¡él que llevaba años sin poder tocar nada!— ¿Puedes verme?

Axl Cooper — Instituto — Mañana

¿Qué estaba pasando?
Obviamente no era la chica más popular del instituto y no le importaba ser invisible, pero al menos había algunos que la saludaban, aunque solo fuera para luego pedirle los apuntes. El conserje no la había ni mirado y la señora Winham tampoco le había respondido como de costumbre a su "buenos días".
Aunque no fue lo peor, lo peor fue cuando creía que Matt iba a arrollarla como de costumbre y simplemente pasó por su lado, ni siquiera la rozó, aunque notó algo extraño cuando pasó. De no haber cerrado los ojos preparándose para el impacto seguramente se había dado cuenta de que la había atravesado.

Caminaba con la cabeza gacha hasta su primera clase cuando chocó contra alguien.- Ay. Vaya. Yo... Lo siento. -Se apresuró a disculparse cuando al levantar la vista vio a un chico al que no había visto en su vida pero que por las pintas no parecía precisamente simpático.
Se quedó quieta cuando él la agarró, no sabiendo por qué lo hacía, algo asustada además, ¿qué clase de preguntas eran esas?

- Suéltame, por favor. O gritaré. -Pidió e intentó amenazar al momento. Pero nadie a su alrededor parecía ver aquello, claro que solían pasar de todo, solo que ni los profesores reaccionaban. Así que optó por responder- S-sí, puedo verte y tocarte. -Se atrevió a darle con un dedo en el pecho.- Ha sido sin querer, de verdad. Po-por favor, suéltame. -Volvió a pedirle.

Carys Dawson — Instituto — Mañana

Estaba feliz, feliz de verdad, no feliz solo por haberle arruinado el día a alguien, el tipo de felicidad más común para él. Era feliz de verdad porque por primera vez en no recordaba cuánto tiempo alguien era capaz de verlo y tocarlo. Era algo distinto, un suceso que se salía de su rutina y, joder, cuanto lo necesitaba.

— Perdón. —todavía sonriendo la dejó ir, alzando las manos con las palmas hacia ella en un signo que pretendía indicar paz. La chica tenía gran parte de razón, de todos modos, probablemente había parecido un perturbado agarrandola de esa manera. La emoción le había podido.

— Es solo que hacía tantos años que nadie me veía… Supongo que me he venido arriba. —pasó entonces a evaluarla. No le sonaba ni remotamente, no parecía ser una chica de las que solían llamar la atención, por lo que no le extrañó. Si hubiera podido pedir compañía a la carta Axl no se habría decantado por ella precisamente. Pero una cervatilla era mejor que nada, supuso.

— ¿Cuántos años tienes? —preguntó a bocajarro.— ¿Eres de primer curso o algo así? —intentó hacer memoria, tal vez alguna vez la vio aseando por el pasillo o le gastó una broma, pero nada llegaba a su cabeza. Decididamente tenía que ser nueva.— ¿Cuánto hace que estás por aquí? No he oído que nadie la haya palmado así que imagino que debe ser reciente. —ni una hora, quizás. ¿Cómo debía haber muerto?

Axl Cooper — Instituto — Mañana

Dio un paso atrás cuando el chico raro la soltó, asintiendo levemente cuando se disculpó. Aunque su postura no dejaba de ser defensiva, como era costumbre cuando hablaba con alguien cuyas intenciones no conocía, con las manos jugando con los puños de su jersey, mostrando cierto nerviosismo además.

- ¿Qué? -No entendía lo que estaba diciendo. Mucho tiempo que nadie le veía, ¿qué demonios significaba eso? Incluso a ella que era la chica más invisible del instituto la buscaban a veces aunque solo fuera por el mero interés. Y él, además, no tenía pinta de pasar desapercibido precisamente.

Las preguntas también le parecieron extrañas, pero igualmente decidió que tenía que responder, porque no quería tener problemas y aún no se fiaba mucho.- Tengo dieciséis años y voy a tercero. -Le contó. ¿Tenía pinta de ser de primero?
Pero de pronto tuvo que pararse a procesar lo que había dicho.- ¿Pal-pal-pal-PALMADO? -Terminó gritando- Palmado como en ¿muerto? -¿Qué estaba diciendo? ¿Quería decir que ella estaba...? ¿Que era...?- Yo no estoy muerta. Yo no... -Su cabeza empezaba a darle significado a ello, a contemplar la posibilidad- Mira, si es una broma, no ha tenido gracia. Me voy. -Se alejó de él, aunque se giró para decirle- Y yo no estoy... -Muerta. Iba a decir muerta cuando una chica pasó corriendo justo a través de ella.

Un leve instante se quedó paralizada y al siguiente salió corriendo, asustada de aquella idea.

Carys Dawson — Instituto — Mañana

Axl observó a la chica con deje incrédulo ante su afirmación de ser de tercero pues, a sus ojos, tenía aspecto de ser poco más que una cría. Precisamente por eso no debía recordarla, no solía fijarse en los de primero, le daba pena gastarles malas jugadas, quizás porque le recordaban a su hermano.

— ¿Cómo en qué otra cosa si no?—respondió él con burla ante su pregunta, aunque la chica no parecía estar prestándole demasiada atención.

Axl se dio cuenta de dos cosas en ese momento: primero que la chica no tenía ni idea de que estaba muerta y segundo que aquello podía ser un buen divertimento para salir de la rutina. No obstante, no tuvo tiempo de decir nada antes de que ella saliera corriendo. Axl la observó alejarse, poniendo los ojos en blanco ante lo que consideraba un injustificado ataque de pánico. Cuando él murió se lo tomó de una manera más tranquila, claro que él había sabido que iba a morir.

Gruñó, apartando los recuerdos y encerrándolos de nuevo bajo llave antes de lanzarse a la carrera tras la chica. Ella todavía se desplazaba como un vivo, Axl había aprendido que como fantasma no hacía falta caminar para desplazarse, algo que fue muy bien recibido por su vaguería crónica.

— No hace falta que corras. —aconsejó una vez llegó a su lado.— No hay ningún lugar al que puedas huir. Ni siquiera vas a poder salir del recinto.— supuso que era lo que pretendía. Aunque al menos no había empezado a pellizcarse para comprobar que o estaba dormida.— Vamos, tranquilízate.

Axl Cooper — Instituto — Mañana

No podía ser. Ella no podía estar muerta. ¿Verdad que era una locura?
Corría tratando de repetirse aquello, de convencerse de que nada raro había pasado y aquel chico solo se estaba metiendo con ella de la forma más retorcida.
Pero no encontraba una forma de explicar cómo la había atravesado aquella chica. ¿Un efecto óptico? ¿Un holograma? Era demasiado para una broma de instituto, pero quería aferrarse a cualquier explicación que no fuera "eres un fantasma".

El chico apareciendo de repente a su altura la asustó hasta el punto de que casi se tropezó.- ¡Déjame en paz! -Le gritó y de pronto el foco que tenían encima de la cabeza parpadeó hasta fundirse con un chispazo. Se quedó mirándolo y después volvió a mirar al chico extraño.- No he sido yo, ¿verdad? -Preguntó, algo asustada de que aquello estuviera pasando.- ¿Soy un fantasma? Pero si yo no he... no he muerto. No recuerdo nada.

Carys Dawson — Instituto — Mañana

El foco parpadeó sobre ambos y Axl alzó la mirada justo para verlo reventar. De estar todavía vivo el sentido de preservación le habría obligado a apartarse o, por lo menos, a intentarlo, pero hacía ya mucho que él había perdido eso.

— Yo seguro que no he sido.—respondió con burla.— Vamos, te pones nerviosa y explota una bombilla, tienes que haberlo visto en alguna película. Las películas sobre fantasmas no equivocan demasiado el tiro, la verdad. —pero desde que había muerto tal vez el cine había cambiado.— ¿Siguen haciendo películas de fantasmas? —se estaba desviando otra vez del tema, pero hacía mucho tiempo desde que hablaba con alguien y estaba ligeramente desentrenado.— Da igual, estás muerta, acéptalo, tampoco es para tanto.—al parecer, también había perdido el sentido del tacto o, quizás, nunca había tenido de eso.

El bedel se asomó por el pasillo en aquel momento empujando su carro de la limpieza y al contemplar los restos del foco en el suelo dejó ir una palabrota. Sacando la escoba se propuso barrer los trozos de vidrio, sin darse cuenta que iba atravesando a ambos fantasmas en sus movimientos con la escoba.

— ¿Lo ves? —todavía flotando a unos centímetros del suelo señaló al hombre que había empezado a tararear una vieja cancioncilla.

Axl Cooper — Instituto — Mañana

Sí, claro, alguna película había visto, o escenas o cosas... siempre que decían que había un fantasma las cosas se movían solas, se oían ruídos raros o la electricidad fallaba. Casper era una de sus películas favoritas de pequeña, sabía todo lo que podían hacer los fantasmas en las películas.
Pero eran eso, películas.
Los fantasmas no existían. ¿O sí? Y ahora ella era uno.

- No es tan fácil. Y sí que es para tanto. -Respondió de mala gana, pero intentando no volver a gritar, porque no le había gustado mucho lo de reventar una lámpara.

El bedel pasó por allí sin hacerles ningún caso, simplemente recogiendo los cascos del suelo, atravesándoles con la escoba en el proceso. Carys trató de llamar al hombre, pero ni se inmutó cuando su mano le atravesó el brazo.

- Pero... si he muerto... ¿qué ha pasado? ¿Y mis padres? ¿Y... y...? -Diría "mis amigos" pero no tenía ninguno en realidad, así que seguramente nadie se había inmutado de su falta.- Tengo... tengo que ir a la biblioteca. -Si había muerto, habría aparecido en algún periódico o noticia o un algo, ¿no?
Salió pitando hacia el lugar que tan bien conocía pero al llegar y tratar de conectar el ordenador no pudo hacerlo, también lo traspasaba. Se volvió mirando a todos lados intentando ver si el chico raro la había seguido... ¿le había dicho cómo se llamaba?

Carys Dawson — Instituto — Mañana

Axl puso los ojos en blanco ante la terquedad de la chica. ¿Él también había sido tan testarudo el primer día? No se acordaba, pero claro, él había estado solo, había estado solo durante mucho tiempo y se le habían ido olvidando muchas cosas. Quizás era lo que tenía ser un fantasma, que te ibas olvidando de todo hasta que ya no quedaba nada. A veces, Axl pensaba que era lo mejor.
Tras chasquear la lengua, siguió a la pequeña fantasma, llegando hasta la biblioteca. No era uan estancia que visitara a menudo, ni siquiera cuando estaba vivo. De eso se acordaba bien. Nunca le habían gustado los lugares silenciosos, tampoco nunca se había interesado lo suficiente en los estudios para necesitar pasar tiempo allí.
— ¿Si no puedes tocar al bedel, qué te hace pensar que podrás tocar el ordenador? —preguntó apareciendo, literalmente, de la nada. Era una de las mejores cosas de ser un fantasma y, por fin, podía utilizarla con alguien.
— Debes esperar a que alguien lo encienda. —explicó con voz paciente.— Después, si te concentras lo suficiente, puedes hacer algunas cosas con el ordenador. —la dejarían agotada, él no había sido capaz más que de mover un poco el puntero y había acabado sintiéndose como si hubiese levantado 50 kilos de peso.— O puedes decantarte por la opción fácil y usar a alguien. —echó una mirada a la vieja bibliotecaria, entretenida ordenando una pila de libros de páginas amarillentas.— Aunque cuesta un poco pillarle el truco. —meterse en el cuerpo de otro humano no se sentía natural, era como estar dentro de una máquina y tener que dirigir todas sus palancas y apretar los botones adecuados en el momento adecuado. La primera vez que él lo intentó hizo que el pobre chico se cayera escaleras abajo.

Axl Cooper — Instituto — Mañana

Dio un salto hacia atrás cuando el chico apareció a su lado, recordándole que no iba a poder tocar el ordenador. Ya se había dado cuenta, no hacía falta que se pusiera a burlarse de ella.

Prestó atención a las opciones que tenía. Esperar a que alguien lo encendiera, concentrarse mucho... Concentrarse sabía, igual podía intentarlo, pero estaba tan nerviosa y agitada que iba a costarle bastante y con él al lado posiblemente no pudiera hacerlo.
La opción fácil... siguió su mirada hasta la bibliotecaria. No. No pensaba meterse dentro de una persona. Conocía a esa mujer, era maja. No iba a hacerle eso.

Pero...- ¿Tú sabes hacerlo? ¿Se te da bien? -Le preguntó, intentando tantear el terreno.- ¿No podrías hacerlo tú? Buscar mi nombre en las últimas noticias y ver qué me pasó. Por favor. -Le pidió casi suplicante, porque de verdad que quería saber qué había ocurrido, o al menos si es que de verdad estaba muerta. Pero hacerlo ella misma le parecía... complicado y peligroso.

Carys Dawson — Instituto — Mañana

Todavía flotando unos centímetros por encima del suelo Axl contempló a la chica suplicante. Era bastante mona, pensó, de pronto, y se recriminó al instante por ello. ¿Desde cuándo pensaba él que algo era mono? Esto de volver a tener compañía lo estaba trastornando.

— Bien, lo haré por ti. —aceptó, poniendo los ojos en blanco y una voz cansina.— Pero si quieres entretenerte por aquí vas a tener que empezar a practicar la posesión. —dejó de flotar y se posó en el suelo, después se tronó los nudillos, como si estuviera preparándose para una pelea.— Ahora, observa la magia. — Las comisuras de su boca se torcieron en una sonrisa maliciosa a la par que emprendió camino hacia la bibliotecaria.

Poseer a alguien era como vestir una especie de armadura, primero metías los brazos, luego las piernas y el resto del cuerpo. Una vez dentro ya no veías como tú, si no como la otra persona y no te sentías como tú tampoco. Desde el cuerpo de la bibliotecaria Axl carraspeó, dejó caer el libro que la mujer tenía entre las manos y se acercó hacia el ordenador.

—Vale, dime que quieres que busque. —su voz sonó extraña, aguda y cascada, la voz de la bibliotecaria. El cambio de voz era algo a lo que nunca se acostumbraría.

Axl Cooper — Instituto — Mañana

Casi no se podía creer que de verdad hubiera accedido a ayudarla con aquello.- Muchas gracias. -Respondió, con una sonrisa. Porque de verdad que no sabía qué iba a hacer si no la ayudaba, aunque fuera un poco.

Aunque luego hizo una mueca porque lo de practicar la posesión de verdad que no le hacía ninguna gracia. Es que... solo pensar meterse en alguien era como... muy raro. U horrible. Algo de eso.
Aún así, por curiosidad de cómo se hacía aquello, le siguió con la mirada, atenta a sus movimientos. Miró a la señora Smith con cara de pena. No le gustaba hacerle eso, o que se lo hiciera el chico, pero era necesario para saber lo que le había pasado. Quizá cuando tuviera bastante entrenamiento o concentración pudiera escribirle una nota de disculpa.

Cuando terminó de meterse, abrió mucho los ojos porque ahora era como si la viera, o era que sabía dónde estaba, y le hablase. Era un poco chocante.
- Emmm... -Se había quedado pillada un momento.- Sí. Esto... Puedes probar a buscar mi nombre. Carys Dawson. O el de la escuela en últimas noticias. A ver si dice algo de lo que me ha pasado. -Era lo único que se le ocurría. Como poco encontrarían una esquela.

Carys Dawson — Instituto — Mañana

Axl asintió y tecleó, muy despacio y usando únicamente sus dedos índices el nombre de la chica en el buscador. Cuando él murió el tema de los ordenadores apenas estaba empezando, por lo que no lo controlaba demasiado bien, pero había visto infinidad de veces a los alumnos utilizarlos, aunque seguía sin entender del todo su gusto por aquellas máquinas.

— Vale, ya está.—pulsó entonces enter y durante un segundo la página se quedó en blanco para, al momento, aparecer más de 2000 resultados.— Vaya, parece que te has vuelto muy popular. —dejó ir con cierto tonillo burlón mientras movía el ratón para clicar en el primer resultado.

Era la web del instituto, todo en blancos y azules pulcros, en el tablón de anuncios donde se exponían concursos y chorradas de las tantas que hacía el Instituto, había una fotografía de Carys junto a un pequeño texto que no se molestó en leer antes de clicar para poder ver la noticia completa.

“Una ola de cariño para Carys Dawson.”

Rezaba el titular, Axl se abstuvo de poner los ojos en blanco. Una rápida lectura confirmó lo que ya le había dicho él, sí, estaba muerta, muertísima y al parecer también ligeramente sofreída. Tuvo, por lo menos, la suficiente decencia como para no decirlo en voz alta, solo restó en silencio esperando la reacción de ella.

Axl Cooper — Instituto — Mañana

Se llevó el pulgar a los labios y empezó a mordisquearse la uña por los nervios. Claro que paró cuando se dio cuenta porque había muchas dudas sobre eso. ¿Podía morderse las uñas? ¿Seguían creciendo siendo fantasma? ¿Por qué nadie hablaba de esas cosas? Necesitaba un tutorial o algo...

Pero no era el momento ahora. Quería saber lo que le había pasado y aunque Axl había sido un poco lento tecleando al final había conseguido obtener los resultados. Notó el nudo en el estómago mientras la página cargaba y cómo se intensificó al ver su foto ahí.

Leyó el artículo. No hablaba mucho de ella, no de un modo personal, sí de su expediente académico, de los profesores... pero nada más. Aparte de eso, se relataba la forma de su muerte, el fallo en la alarma de incendios y los aspersores del detector de humos.

Quizá por el cúmulo de emociones que estaba sintiendo o un simple fallo en el cableado, las luces volvieron a parpadear, amenazando con fallar y el ordenador se apagó.- Creo que... creo que necesito un momento. -Murmuró, más para sí misma que para él, saliendo de la biblioteca.

No sabía muy bien hacia donde iba al principio, pero se dio cuenta de que estaba en ese pasillo y decidió seguir hasta llegar a la sala donde ella había muerto.

Carys Dawson — Instituto — Mañana

Durante unos minutos se quedó allí, todavía en el cuerpo de la vieja bibliotecaria y frente al ordenador, sin saber qué hacer. ¿Debería seguirla? ¿Y qué hacía si la seguía? Parecía que iba a llorar y él nunca había llevado muy bien el tema de ver a una chica llorando. Por otro lado, él no había tenido a nadie durante su “transición” y aunque no lo reconocería nunca en voz alta, sabía que podía ser un poco complicado.

— Hola, señorita Davis. —saludó de pronto una voz aguda. Axl volteó a su izquierda para ver a un chico que conocía de sobras, se pasaba media vida en la biblioteca.

— Aquí va un consejo, vive un poco, la vida es más corta de lo que crees. —se puso en pie, listo para abandonar el cuerpo de la bibliotecaria, pero entonces como si hubiera olvidado algo volvió a mirar al chico.— Y deja de ponerte esas alzas en los zapatos, no engañas a nadie. —y con eso, abandonó el cuerpo de la bibliotecaria dejando tras de sí a dos personas muy confusas. Él fue tras Carys.

No le costó encontrarla, puesto que hizo lo mismo que había hecho él en su día, acudir al sitio donde murió. El aula estaba hecha un desastre, las paredes y el suelo ennegrecidos, lo que parecían restos de sillas y pupitres medio quemados por todas partes… el cuerpo ya había sido retirado.

— Oye, esto no te va aportar nada. —dejó ir, por primera vez inseguro. No sabía qué debía decirle, era un momento demasiado complicado.— Te lo digo por experiencia.

Axl Cooper — Instituto — Mañana

Había llegado al aula, si es que se podía llamar así ya a la habitación.
Aún no la habían limpiado, así que se podían ver fácilmente los montones de conglomerado calcinado, dónde había ardido todo. Estaba destrozado.

Cuando Axl llegó a su lado, ella apenas se había movido de la entrada, solo lo miraba todo y no reaccionaba más allá de alguna lágrima que se le resbalaba por las mejillas. Era como si volviera a escuchar lo de que estaba muerta. Como si la primera vez no lo hubiese creído del todo, pero ahora, estaba clarísimo.

Escuchó al chico.- ¿Y qué otra cosa puedo hacer? -Preguntó, triste, apenas un hilo de voz.- Estoy muerta. No puedo salir de aquí. ¡Ni siquiera puedo volver a ver a mis padres! -Su tono de voz fue subiendo conforme hablaba hasta que gritó al final y la puerta se cerró de un portazo, allí se podían ver marcas de golpes... quizá sus intentos por salir de allí.

Carys Dawson — Instituto — Mañana

La pregunta de Carys era totalmente normal y ojalá Axl hubiera tenido una respuesta que darle. Sus labios se curvaron en una mueca, molesto consigo mismo por no saber qué decir. El portazo a sus espaldas no lo pilló desprevenido, cuando eras un fantasma esas cosas pasaban, era tan normal como caminar para los vivos.

— Por favor, no llores. —susurró, tan bajito que quizás la chica no llegó a escucharlo.— Escucha, sé que esto es una mierda. —avanzó hasta colocarse frente a ella, tapándole en gran parte el espectáculo quemado de la sala.— Pero te prometo que en el fondo no es tan malo, estaré aquí contigo. —y después, muy despacio, le dio unas palmaditas en la cabeza. ¿Lo estaba haciendo bien? No tenía ni idea.

— Puedo enseñarte algunos trucos. —aventuró, de pronto.— Y tal vez podamos hacer que hablas con tus padres otra vez. —era una esperanza algo vana, pero no del todo imposible. Que los fantasmas existieran le había parecido algo imposible en su día y no obstante, allí estaba él.

Axl Cooper — Instituto — Mañana

Evidentemente, Carys hizo caso omiso de la petición del chico de no llorar, y quizá solo por el hecho de que lo pidiera sollozó más fuerte. No por molestar, es que le había salido así. Se volvía peor cuando los demás le decían que no lo hiciera.

- ¿Cómo no va a serlo? Estoy muerta. -Y sí, él también. ¿Cómo podía decir que no era tan malo? No solo estaban muertos, sino que encima, a saber por qué, no habían pasado a donde quiera que tuvieran que ir cuando se morían. Se habían quedado ahí atrapados en el instituto. Que una cosa es que no le le pareciera tan insufrible como al resto de sus compañeros, pero no quería pasarse allí la eternidad tampoco.

Lo de los trucos sería entretenido, unos días, pero estaban hablando de... a saber cuánto tiempo. Sin embargo, la posibilidad de hablar con sus padres, de despedirse, eso sí la hizo levantar la cabeza.- ¿Podríamos? ¿Podríamos hacer eso? -Preguntó, ahora sí, interesada en lo que tuviera que decirle.

Quizá esa posibilidad había sido suficiente para que no se quedase sin lágrimas o más ganas de llorar, centrándose en aquello. El caso es que se secó la cara con el puño de sus mangas.- ¿Tú lo hiciste? -Preguntó, dándose cuenta de que hasta ese momento no le había preguntado por sí mismo.

Carys Dawson — Instituto — Mañana

Lo de consolar a la chica no le estaba saliendo demasiado bien, no había sido algo que hubiera tenido que hacer nunca antes, ni en vida, ni en muerte, y lo cierto es que podría haber pasado completamente sin tener que hacerlo. No obstante, su último intento por consolarla sí que pareció surtir efecto.

”Bueno, mierda.” Pensó con acritud. Técnicamente no había sido una mentira, pero no tenía ni idea de cómo, siquiera, intentarlo.

— No. —respondió a su pregunta inmediatamente, su respuesta fue tan abrupta que sonó casi insultante. Temeroso de volver a hacerla llorar se apresuró en dar una especie de explicación.— Tampoco es que lo intentara. Quiero decir… —calló, un momento, los recuerdos de su madre precipitándose en su memoria amenazando con dejar salir sentimientos que había enterrado hacía mucho.— ...No habría sabido qué decir.—balbuceó, pero rápidamente cambió de tema.— Pero si he aprendido algo en todo el tiempo que llevo muerto, es que todo es posible, solo tienes que hacerte un poco más fuerte y yo puedo ayudarte con eso.

Axl Cooper — Instituto — Mañana

La idea de poder hablar con sus padres le había insuflado un poquito de esperanza, de esa que había perdido del todo al descubrir que estaba muerta y se había convertido en un fantasma que vagaría por la eternidad entre las paredes de un instituto...

Pero había que reconocer que se le fue otro tanto al escuchar la negativa como respuesta. Si él no había podido, ¿cómo podía decirle que ella sí? Lo entendió un poco más después, cuando dijo que no lo había intentado. Eso no sonaba demasiado bien, la verdad. ¿Por qué no querría hablar con sus padres?

De todos modos, no parecía querer hablarle de eso, solo siguió diciendo que podría ayudarla a conseguirlo, hacerse fuerte para poder intentarlo hasta lograrlo. Porque nada era imposible como fantasma.- Gracias. -Pronunció con una leve sonrisa.- Supongo que es mejor no estar sola aquí. -Mencionó, pensando en algo que había dicho.- ¿Cuánto tiempo llevas tú... muerto? -Le costaba decirlo como si fuera lo más natural del mundo, pero lo cierto es que las cosas eran como eran.- Te sorprendiste mucho cuando nos chocamos. -No se podía imaginar lo que habría sido descubrir todo aquello estando sola.

Carys Dawson — Instituto — Mañana

Algo de lo que había tardado en darse cuenta una vez se convirtió en fantasma fue que ya no percibía el tiempo de la misma manera. De hecho, a veces tenía la sensación de que ni siquiera lo percibía un poco, el tiempo pasaba, pero él no se daba cuenta por sí solo. Nunca estuvo seguro de si era debido a lo de estar muerto o un efecto de pasar tanto tiempo solo (o ambos).

No obstante, en aquel momento, era dolorosamente consciente del paso del tiempo, del muy lento paso del tiempo. Contemplar a Carys intentando tumbar una lata vacía de Coca Cola no se había antojado como una idea tan aburrida al principio, pero después de un rato...

— Vamos, no tienes que pensar tanto el cómo lo haces. —le recordó, como un profesor exasperado tras haber repetido la fórmula más simple veinte veces a su alumno. Pero él no le había dado más directrices que una simple orden: túmbala.— Tienes que desearlo, no en tu cabeza… —le dio unos toquecitos en la frente, antes de darle un par más en el pecho, justo sobre donde estaría su corazón.—... Si no aquí... y siento lo de haberte medio sobado el pecho, no lo he pensado bien.

Se puso entonces él mismo tras la lata, enmarcando con ambas manos.— Ahora no tenemos cuerpo, o bueno no cuerpo físico, ya me entiendes. Ahora tienes que usar la fuerza de tu interior. Vamos, inténtalo otra vez, deséalo, desea tumbar esta lata como si fuera lo único que puedes desear en este mundo.

Axl Cooper — Instituto — Mediodía

Siempre le había parecido que estar en el instituto cuando no había nadie debía ser aterrador.
Y ahora que podía comprobarlo, lo era. Porque resulta que las historias de que había algún fantasma por allí eran ciertas. Y, mira por donde, ella también era uno de ellos.

Un fantasma muy torpe, para más información.
Porque era capaz de destrozar bombillas cuando se asustaba o se ponía triste, pero no conseguía tumbar una simple lata de refresco vacía. ¡Que eso lo hacía hasta el aire!

Intentaba concentrarse y recordar paso a paso las instrucciones que le había dado Axl. O más bien su demostración, para intentar imitarle. Pero es que él había hecho que pareciera tan fácil... y no lo era. Ni su asomo.
Y no era ella la única que estaba perdiendo la paciencia.

- Es que no sé cómo NO pensar. -Se defendió. Porque era sí, siempre había pensado demasiado, analizado las situaciones y posibilidades antes de hacer nada. Y precisamente por eso no había llegado a hacer muchas cosas. Era un poco triste pensarlo. Pero Axl seguía intentando explicarle cómo tenía que hacerlo. Miró su mano cuando le dio los toquecitos en el pecho. Entendiendo el mensaje y prefiriendo no pensar en que sí, la había sobado hasta que él lo dijo.- Gracias. -No todos los tíos se disculpan por eso, no que a ella le hubieran tocado el pecho mucho, pero... en fin.

Le vio colocarse tras la lata y se concentró muchísimo, con todas sus fuerzas, mientras le escuchaba.- ¿Pero por qué voy a desear esto más que nada en el mundo? -Preguntó, porque aquello había roto su concentración.- Lo siento. Vale. Voy. -Dijo antes de que él respondiera y volvió a la concentración.
Trató de imaginarse que quería hacer algo con la lata, pero teniendo a Axl ahí en frente solo se le ocurría darle con ella en la cara, que no es que quisiera pegarle por nada, porque se había portado muy bien intentando enseñarle cosas, pero es que estaba ahí delante y quería demostrarle que podía y era la mejor forma de demostrar nada, ¿no?
El caso es que no supo muy bien cómo, terminó pasando y la lata en vez de tumbarse, saltó hacia arriba.

Carys Dawson — Instituto — Mediodía

La lata le atravesó la cabeza, no había mejor manera de decirlo que aquella. No le hizo daño, por supuesto, simplemente sintió un pequeño calambre recorrerlo, ligeramente molesto, pero cuando uno llevaba tanto tiempo sin sentir nada, cosas como aquella casi que se agradecían.

— Bueno, no ha estado mal, es un comienzo. —soltó mientras veía la lata caer hacia el suelo y dar un par de rebotes antes de detenerse.— Aunque como vuelva a pasar voy a comenzar a pensar que tienes algo contra mí. —se burló.— Aunque si sigues así igual a la NASA es interesa contratarte para que hagas despegar sus cohetes.

— ¿Quieres descansar un rato? —usar su energía podía ser agotador, sobre todo al principio, él lo había descubierto por las malas.— Aunque siendo fin de semana no hay mucho que hacer. —los fines de semana el instituto estaba vacío, excepto por la ocasional visita del conserje los sábados por la mañana.

— ¿Qué harías en un fin de semana normal si todavía estuvieras…? —dejó la frase colgando, dándose cuenta de que tal vez estaba siendo algo insensible. Él ya se había acostumbrado a lo de estar muerto, pero Carys todavía estaba “sensible” con el tema.— Ya sabes.

Axl Cooper — Instituto — Mediodía

Cuando vio la lata subir y atravesar la cabeza de Axl se llevó las manos a la boca sin saber si estaba contenta porque lo había conseguido o arrepentida porque... bueno, era lo que estaba pensando y había pasado.

- Lo siento. -Le dijo al final, aunque temía echarse a reír por lo tonto que había sido el resultado. Y el caso es que por eso o por la broma, terminó riéndose de verdad.- Con lo que he tardado en hacerlo con la lata, necesitaría un siglo para un cohete. -Se atrevió a bromear también.

La lata ya había caído y una parte de ella quería volver a levantarla para seguir intentándolo. Pero lo cierto es que no pudo negarse a lo que Axl le preguntó.- Sí, estaría bien. -La verdad era que se había cansado mucho haciendo aquello. Así que se sentó en un sitio más cómodo y dejó que todo su ser, porque ya ni siquiera tenía músculos propiamente dichos, se relajase un poco.- No sé cómo lo has hecho todo este tiempo aquí tú solo... -Comentó sin pensar cuando dijo que al ser fin de semana, no habría nada interesante que hacer.

Pero cuando le preguntó lo que hacía ella los findes... pues se imaginó que no era tan diferente visto desde fuera.
- Pues no mucho, la verdad. -Respondió ella con una sinceridad que casi le dolió.- Trato de terminar los deberes y estudiar por adelantado la siguiente lección para no quedarme atrás. Y si tengo algo de tiempo libre leo algún libro o veo películas y series. -Se encogió un poco de hombros.- A veces voy al asilo de mi abuela y hago un poco de voluntariado. Pero nada más.

Carys Dawson — Instituto — Mediodía