FIGHT THE DEAD, FEAR THE LIVING.

En un mundo donde se esparció rápidamente un virus que hace volver a caminar a los muertos.  Los sobrevivientes tienen que lidiar con los nuevos obstáculos que la nueva realidad les impone. Luchar contra los muertos y contra los vivos que adoptan una conducta egoísta. Amelia Robinson, una cadete adscrita a la comandancia de King County en el estado de Atlanta, en un intento de buscar municiones para su propia supervivencia, regresa a las localidades de la comandancia donde laboraba. Allí se encuentra con Ryan, un chico que hacía unos días había sido detenido por manejar en estado de ebriedad y quien no tenía el dinero suficiente para pagar su fianza. Quienes laboraban allí lo habían mantenido vivo los primeros días, pero no había sido quienes de dejarlo salir. Como si alguien los fuera a regañar por soltar a un detenido, cuando en realidad el mundo y el gobierno que conocían ya no existía. Sin embargo, eso fue lo único que lo mantuvo vivo. Estar detrás de los barrotes. Pero Ryan Harrison no era un vago sin oficio, como muchos decían. Muerto de hambre si, pero vago no. Pues era estudiante de enfermería. Ahora, tanto la cadete Robinson como Ryan deben hacer equipo para intentar sobrevivir y llegar al refugio más cercano. ¿Las diferencias serán un problema? ¿O podrán complementarse? Más vale que sea lo último porque su supervivencia podría depender de ello. Un AU de la serie de TV de AMC, The Walking Dead. Donde los supervivientes coexisten en el mismo universo que los personajes canon, teniendo contacto con alguno de ellos en ocasiones pero formando su propio destino y ruta de supervivencia.

Cronología

Inspired | 1x1 | The Walking Dead—Series TV

6. La niña perdida

— Dos semanas serán entonces. — Ya era un hecho, la niña iría con nosotros. Y así se mantendría mientras no encontremos a su madre. Si de por sí este mundo vuelto mierda podía ser triste y espantoso para un adulto, no quiero imaginarlo desde los ojos de los niños. Pero era la vida que tocó, así que había que intentar lidiar con ella.

Había que buscar los buenos momentos aunque fueran pocos y vivirlos como si no hubiera mañana. Porque tal vez de verdad no lo había o, por el contrario, terminaba siendo un nuevo futuro para algunos. Yo lo estaba viendo como esto último, pues de no ser así quizás no habría podido encontrar a la persona más maravillosa del mundo. Pues es obvio que ambos teníamos estilos de vida distintos antes de que ocurriera el brote. Estoy feliz de tener a Amy a mi lado, aunque no de tener muertos que terminan queriéndote devorar. — Tampoco lo hubiera imaginado. Pero a pesar de lo malo, conocerte es lo mejor que me ha pasado. — Le aseguré. Era imposible explicar la felicidad que tenía en estos momentos.

Asentí ante las palabras de Amelia hacia la niña. Pasará lo que pasará solo buscaremos que esté bien. Así que sea regresándola con su madre, o permaneciendo con nosotros, la protegeremos mientras esté en nuestras manos hacerlo. No la dejaremos a su suerte. Afortunadamente, Sophia nos creía y, por tanto, se había quedado más tranquila. Debía de ser un alivio el sentirse protegida nuevamente después de estar todo ese tiempo a su suerte. El cual de seguro se sintió eterno para ella.

El próximo objetivo es lograr encontrar un lugar seguro donde resguardarnos y así poder comenzar con la búsqueda de la familia de la niña. La granja que ahora tenemos de frente pareciera ser una buena opción. Pero el que esté abandonada igual hace levantar bandera roja de que algo pasó aquí. Posiblemente, alguien en la familia que aquí vivía se infectó y contagio a todos. Porque dudo que se marcharan de un lugar seguro y sustentable. Eso no haría sentido. Lo cual me lleva a estar casi seguro de que debe de haber muertos vivientes en aquella casa.

Al menos la niña y Wanda estaban en un área segura. Ahora nos tocaba a nosotros asegurar el lugar de los muertos. Tome mi tridente y nos acercamos al lugar de manera sigilosa. Observaba para todos lados e intentaba mantener los oídos bien alertas ante cualquier ruido sospechoso. — Es lo que me temo. — Murmure por lo bajo a Amy. Ese olor a podredumbre era inconfundible. Por suerte a pesar del chirrido de la puerta ni fue suficiente para atraer a ninguno. Así que entrando poco a poco comencé a ver el panorama a mi alrededor.  Al menos la sala de estar parecía bastante limpia hasta que observe el pasillo que había al final. Había sangre en el suelo y las paredes. Sin duda necesitaría una buena limpieza.

— Aquí paso algo feo. — murmure mientras recorría el pasillo que llegaba hasta las habitaciones de la planta inferior de la casa.  Fue en ese momento que me detuve para señalar hacia la primera habitación. Había dos muertos. Uno mirando hacia la ventana, mientras se chocaba con la misma por no poder traspasarla. Se trataba de lo que un día fue una mujer joven de campo con su vestido verde de flores amarillas manchado en sangre, uno de sus brazos tenía una fea herida. Posiblemente, fue donde la mordieron. Mientras que se podía observar desde la puerta que daba al baño privado de la habitación otro muerto vivientes que daba vueltas en círculo dentro del baño. Tenía la boca ensangrentada, era un joven, quizás unos años menor que la chica. ¿Serían los hijos de los dueños de la granja? — ¿Uno cada uno? — Le dije bajito mientras posicionaba mi tridente para adentrarnos en la habitación antes de que se percataran de nuestra presencia. Seguro igual no eran los únicos, pero era mejor ir habitación por habitación.

Ryan K. Harrison ৬ Año 2010 ৬  Bosque

6. La niña perdida

Éramos novios, ni lo podía creer que hubiera surgido de aquella manera y que esa pequeña que acaba de conocer resultara la mayor cómplice. Era lindo, a pesar de las circunstancias y como le decía, Amy había sido lo mejor que me había dado este apocalipsis. Por lo que le sonreí con ternura. — Lo sé, lo sé. — afirme acariciando su mejilla.

Al menos habíamos logrado encontrar una granja ‘vacía’ no era fácil estar viviendo en el auto y ya estaba claro que entrar en la ciudad era la peor de las ideas. Lamentablemente, esa última parte lo habíamos tenido que descubrir por la fuerza. Aún recuerdo como vi mi vida cruzar frente a mí. La niña estaría segura con Wanda en el tractor, o al menos eso esperaba. Lo menos que quería era que después de prometer cuidarla y encontrar su familia, terminara por morir bajo nuestro cuidado.

Dentro de la casa era inevitable sentir ese olor metálico de la sangre. Ya ni siquiera me sorprendía, pues parecía el pan nuestro de cada día, cada vez que entrabamos algún lugar. — Sí, es imprescindible que revisemos de rabo a cabo esta casa. No podemos arriesgarnos. — asegure, si íbamos a dormir aquí no quería tener esa sensación de inseguridad. Esta siempre era la peor parte, sentir como el filo de la navaja o la punta del tridente se clavaba en el cráneo cuál coco seco. Era desagradable y al mismo tiempo era el recuerdo del triste destino que tenían los que se convertían. Pronto el tridente había perforado la parte posterior de aquel joven que había muerto por culpa de esta plaga haciendo que terminara el cuerpo desplomado en el suelo dejando un nuevo charco de sangre.

Amelia había hecho lo propio con la chica. Nos disponíamos a ir a revisar las otras habitaciones cuando los gritos de Sophia y los ladridos de Wanda alertaron que algo no andaba bien. Por lo visto posiblemente se tratarían de los papas de los muertos vivientes que acabamos de matar. Al igual que Amy, no dude en salir corriendo hacia fuera de la casa. Solo que ella era más rápida. — Qué reflejos. — murmure a la castaña. — ¿Estás bien pequeña? — pregunté a lo cual la niña asentía, pero se podía notar como temblaba. — Creo que era el padre. — comenté, los gritos habían alertado a todo lo que había ahí en los alrededores y pude notar como algunas gallinas corrían despavoridas y detrás de ellas lo que una vez fue una señora con su delantal en vez de estar cubierto de tierra o incluso de sucio de cocina, estaba ensangrentado. Tenía una fea herida en el rostro y caminaba tambaleándose pero derechito en dirección a nosotros. Por lo que antes de que la pobre niña se desmayara y sucumbiera al susto, corrí hasta llegar a una distancia prudente para así clavarle en la cien el tridente. Haciendo que la sangre salpicara.

Pronto volví con las chicas, había que terminar esto para poder estar tranquilos. — Creo que en el primer piso estaba ya limpio de caminantes, solo queda segundo. Pues no sabemos si tenían más hijos. Sophia y Wanda se pueden quedar resguardadas en una de las habitaciones limpias del primer piso mientras terminamos. — Sugerí. Ya quería poder tener un poco de tranquilidad, y sé que ellas también lo necesitaban.

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6. La niña perdida

La precaución nunca estaba de más. Siempre la opción en la que se pudiera evitar una situación peligrosa, sería la mejor. Sin embargo, había momentos en el que actuar rápido también podría influir entre la vida o muerte de alguien más. Lamentablemente, no siempre se podía ser tan rápido para evitar la desgracia. Por mi parte, a pesar de todo lo que había ocurrido no podía quejarme de lo que me había tocado. Aún seguía un tanto agobiado por no haber logrado la comunicación con mis padres y sé que fue culpa mía por no aprovechar aquel momento. Pero debía de vivir con ellos y rogar que en algún momento nos pudiéramos encontrar. Sin embargo, nunca me faltó compañía y esa compañía se había vuelto mucho más que eso. Por eso estoy feliz de que aquella cadete de alguacil no dejara a este pobre enfermero preso para que fuera la cena de los muertos vivientes. Amo como nos cuidamos el uno al otro, ha sido algo especial.

— No lo haremos amor, este lugar debe estar completamente limpio. — No podíamos arriesgarnos de ponernos cómodos y luego pasar un susto o algo peor. Era desagradable estas escenas, lamentables. Eran el reflejo del deterioro de la humanidad.

Sophia ahora era nuestra responsabilidad, y cuidaríamos de ella hasta donde las fuerzas nos lo permitan. Fue por eso que ninguno dudo ni por un segundo el salir corriendo a su rescate cuando la pequeña grito. Debo admitir que por un momento temí lo peor, por fortuna no fue él casó y la pequeña estaba ilesa. Sería mejor no permanecer tanto tiempo fuera. Pues al menos ya una parte de la casa estaba limpia.

— Jamás podremos, no es natural. — admití, solo había que hacerlo por necesidad y seguridad. — Es una buena pregunta, si tan solo hubiera forma de saberlo tendríamos más formas de protegernos. — y es que a estas alturas aún no sabíamos exactamente cuáles eran las causantes de aquel virus. Sabía que no nos podían morder, porque nos infectábamos. ¿Pero cómo era el proceso? ¿Cuándo dejábamos de ser humanos o de estar vivos? — Será bueno continuar luchando con la radio a ver si hay algún mensaje. Hasta podemos buscar señal desde el tejado. — sugerí, había que bregar con lo que había. Porque por supuesto que no me gustaba para nada tener que averiguarlo de la forma dura. Que era perdiendo a alguien cercano y que tuviera que pasar por ese proceso. Ayude a poner a mi novia en pie dando un beso en su frente y acariciando la cabecita de la niña para que se calmara.

Menos mal que el mismo ruido saco a la muerta campesina de su escondite y pude verlo a tiempo. Pero aún restaba seguir revisando. Por fortuna la niña iba a estar más segura en aquella habitación junto a Wanda. Por lo que pronto estuvimos en las habitaciones superiores. Cada escena era peor a la otra y no podía evitar afligirme por ello. No había de otra, esperaba que esta que alguna vez fue una linda familia al fin pudieran descansar en paz juntos lejos del sufrimiento.

Estos últimos disparos resultaron más emocionales que los demás. Eran solo unas pequeñas como Sophia y una ancianita. Note la cara de aflicción de Amy. — Ven aquí. — dije envolviéndola en un abrazo. — Sé que todo es impresionante pero esto más. — Murmuraba mientras la abrazaba. — Espero ahora estén mejor, y que este lugar igual resulte más seguro para nosotros. — finalicé, sabía que aunque no decía nada, la tristeza la embargaba al igual que a mí. Así que si tenía que desahogarse ahora que no estaba la niña cerca era el mejor momento.

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