Ready, camera, Love!

ONE ON ONE | ORIGINAL | REALISTA

Una pelirroja canadiense de 18 años,  luego de salir del colegio solo persigue sus sueños. Desde sus 14 años donde es descubierta por una mujer que la llevo a la fama. Madura rápido y se enfrenta a todo lo que tiene que ver con la fama, lo positivo y negativo. Sin embargo, muestra sus dotes de actriz y modelo durante esos años. Aun así desea que todo se tiene que dar de una forma más profesional y decide asistir a una de las mejores academias de artes y teatro de Toronto. Alejándose un poco de la fama, quiere cumplir con aquel desafío, superarse y luego volver.

Como su madre es canadiense vuelve donde ella,  con una nueva familia, con la cual tiene que convivir y cuesta adaptarse, todo vuelve a ser normal para ella y es como comienza el primer día en la Academia topándose con un muchacho que choca fuertemente con ella. ¿Día de mala suerte? Tal vez.

Por otro lado, un chico de 20 años tiene muchas aspiraciones y sueños de ser artista, solo que no es el mejor en aquel talento. Siempre admiro a Melodie Grenier, y su sueño es aparecer en escena en algún momento con ella. De todos modos, que su entrada la Cotizada Academia de Teatro y Artes de Toronto es  solo por ser el hijo de uno de los senadores del distrito, ni siquiera habría sido admitido si no es el caso.

Al menos el muchacho tiene las ganas y las buenas intenciones de dar lo mejor de sí, aun siendo algo torpe. Aunque ahora se encuentra soñando despierto al notar que su amor platónico piso el mismo lugar donde estudia.

La verdad es que la relación que llevaban esta fluyendo de maravillas, se sentía muy enamorada y tenía puesto sus ojitos solo en Henry que era la persona más admirable y adorable del planeta. Solo le asustaba como podía controlar la fama que estaba generando en las redes sociales, y sabía que en parte igual era por ella que ya con el hecho de que estuvieran juntos hacía que al chico lo encontraran talentoso - es que cantaba demasiado bien -  y lo siguieran. El asunto es que también la vida de Henry había cambiado de la noche a la mañana, y no estaba acostumbrado a nada de eso.

Ya estaban en los últimos meses de la universidad y comenzarían el nuevo semestre, y Melodie creía sabiamente que Henry tenía que cambiarse de carrera para dedicarse a la música que era donde podía crecer más. Y los representantes ya lo estaban buscando, de hecho, la suya estaba muy interesada en su querido novio.

No se habían dejado ver más que en las redes y en la universidad tan solo actuaban como compañeros y nada más. Solo que ahora tenía que ser distinto, la pelirroja sentía que estaban en su mejor momento y no tenían porque ocultar nada. Quienes podían suponerlo, adelante, le daba lo mismo, porque por muy famosa que fuera la chica tenía derecho a tener una vida normal y estar con el chico que quisiera. Y Henry era su novio. Al que encontraba perfecto.

Desde el momento que estacionaron el auto sintió la mirada hacia a ellos y bueno, para Melodie era costumbre. No hacían más que mirar y si les placía comentar como estaba vestida o que perfume hubiera usado, le preguntaban si tenía que filmar alguna serie y nada más. Es que era una universidad así que tenía derecho a la tranquilidad, no estaba firmando autógrafos ni en una conferencia de prensa. — ¿Tu crees que piensas que te estás aprovechando de mi fama? — Preguntó con una ceja alzada — ¡Sabes bien que no es así!  Nos gustamos mutuamente y si que tuve que ser yo para dar el primer paso, así que ni te preocupes. Y respecto a lo otro, tienes talento y tienes que hacerlo fluir y eso solo depende de ti, no por lo que digan — Fue su opinión al respecto y ese beso le supo a poco.

— Vamos — Exclamó mientras ponía la alarma del auto y lo llamó — Henry, amor — Y sorprendiéndolo, solo fue hasta él, se puso de puntitas y rodeando el cuello del chico con sus brazos, lo besó con profundidad. Deleitándose así con un beso que consideraba verdadero y de todo el amor que sentía por su pelinegro. No tenía que temer y que estuvieran mirando, ella lo quería y con eso debería bastarle. Cuando se detuvo, la chica se quedó mirándolo con coquetería. — Ahora sí que sí, deja que digan lo que quieran — Indicó  con una sonrisa en los labios que seguro tendría que retocarlos.

Para Henry se encontraba en un sueño del cual no quería despertar. De verdad todo estaba saliendo tan bien que no podía recordar la última vez que se sintió tan dichoso y feliz. Y no es que tuviera mala infancia, la verdad tenían unos padres que lo amaban. Pero si hablábamos en aspectos más personales, sí, Melodie era lo mejor que le había ocurrido. No solo porque ahora estaban juntos, sino porque también había sido quien abrió sus ojos para que tuviera más confianza en sí mismo. Pudo lograr mejorar su desempeño y había descubierto cuál era su fuerte. Sin duda su vida había dado un gran cambio.

Aquí el detalle estaba en que ahora la popularidad lo comenzaba alcanzar. Cosa con la que antes no había tenido que lidiar. Lo peor del caso es que el chico no estaba seguro de cuan sincero era todo. Quizás los que lo comenzaban a seguir por las redes que nunca lo habían conocido en persona estaban dándole un apoyo más sincero que esos que se suponen eran sus compañeros de la academia. Sabía que mucho también tenía que ver su relación con Melodie, abrían los que se alegrarían, pues realmente era algo muy personal y por muy competitivos que fueran no les importaría. Pero otros podrían pensar mal o también envidiar lo que tenía. Eso último lo comprendía un poco, es que la pelirroja era preciosa. ¿Quién no la querría tener de novia? Así que evidentemente le preocupaba un poco como sería la nueva dinámica allí adentro ahora que habían decidido que no tenían por qué ocultarse más.

Al llegar al estacionamiento fue evidente la expresión de preocupación del chico al notar las miradas en su dirección y eso que aún no bajaban del auto. — Esas cosas yo las sé, tú las sabes. Yo estoy seguro de que todo es sincero y real. Pero hay tanta gente viperina aquí que me dan mala espina cuando se quedan viendo así. — Admitió el chico, él estaba muy seguro de cómo se dieron las cosas y no dudaba que era mutuo. — Lo dejaré fluir, sí… sí… eso haré. Igual solo estoy exagerando y es paranoia. — dijo intentando relajarse y no pensar en ello.

— ¿Qué? — se volteó al escucharla llamarlo sin esperarse lo que paso después. Es que luego de aquel pequeño beso dentro del auto no se esperó que la chica lo sorprendiera una vez fuera del auto con un nuevo beso. Un beso más apasionado y profundo. Henry amaba sus besos y aunque no estaba acostumbrado a estas muestras de afecto en público, al menos no estaba acostumbrado a los besos reales no actuados en público; aun así se dejaba llevar fácilmente. Podía disfrutar del dulce sabor de sus labios, sin darse cuenta la había sostenido por la cintura hasta que al fin se soltaron. Ni había caído en cuenta de que tenía labial en los labios. — Debo admitir que valió la pena, tus besos siempre lo valen. — murmuro tomando su mano para comenzar a caminar, se podía ver las mejillas rosadas al recordar que los estaban viendo.

Cuando entraron comenzó a escuchar murmullos detrás de ellos. Había un grupo de chicas mirándolos y aunque él creía que era por Melodie, no era el caso. Era por él. — Amor, esas chicas nos parecen estar siguiendo por todo el pasillo. — murmuro bajito mientras apretaba su mano. ¿Sería eso bueno o malo?