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1x1 — Original — Épocas pasadas
Año 1830
La familia Sallow tenía una gran finca en el Condado de Yorkshire. Los señores Sallow tenían cuatro herederas y ya estaban en la edad de pensar en su herencia y poder casarlas con hombres de la alta sociedad.
Un día llega a la ciudad el Conde de Langdale junto a su familia y a su inseparable amigo: El misterioso Henry Percy, II conde de Beverley. Inmediatamente después de llegar, el Conde realiza un baile donde los terratenientes podían asistir, y con ellos su familia.
Las hermanas Sallow estaban muy entusiasmadas excepto la mayor: Darleen. A ella no le interesaba la aristocracia. Era feliz como estaba y no le interesaban demasiado los bailes ni estar fingiendo toda la noche nada. De todas maneras, la señora Sallow (obsesionada con conseguir un pretendiente a sus hijas) decidió que irían todas.
La segunda hermana mayor, tan hermosa y agradable, comenzó a bailar con el Conde, que parecía encantado con ella. A partir de entonces, todos en la casa hablaban de que ella será la heredera de Langdale.
En cambio, Darleen tuvo un desencuentro con Henry durante el baile. Ambos comenzaron a discutir y dejaron en claro que jamás podrían llevarse bien. El problema era que parecían una polilla y la luz. Siempre que se encontraban descubrían que había un imán que los atraía.
Cronología
Capítulo 01: No me agradas
Capítulo 02: Hate seems stronger than love
La familia Sallow tenía una gran finca en el Condado de Yorkshire. Los señores Sallow tenían cuatro herederas y ya estaban en la edad de pensar en su herencia y poder casarlas con hombres de la alta sociedad.
Un día llega a la ciudad el Conde de Langdale junto a su familia y a su inseparable amigo: El misterioso Henry Percy, II conde de Beverley. Inmediatamente después de llegar, el Conde realiza un baile donde los terratenientes podían asistir, y con ellos su familia.
Las hermanas Sallow estaban muy entusiasmadas excepto la mayor: Darleen. A ella no le interesaba la aristocracia. Era feliz como estaba y no le interesaban demasiado los bailes ni estar fingiendo toda la noche nada. De todas maneras, la señora Sallow (obsesionada con conseguir un pretendiente a sus hijas) decidió que irían todas.
La segunda hermana mayor, tan hermosa y agradable, comenzó a bailar con el Conde, que parecía encantado con ella. A partir de entonces, todos en la casa hablaban de que ella será la heredera de Langdale.
En cambio, Darleen tuvo un desencuentro con Henry durante el baile. Ambos comenzaron a discutir y dejaron en claro que jamás podrían llevarse bien. El problema era que parecían una polilla y la luz. Siempre que se encontraban descubrían que había un imán que los atraía.
Cronología
Capítulo 01: No me agradas
Capítulo 02: Hate seems stronger than love
Henry Percy, II conde de Beverley
20 años — Sam Riley — Moonchild
Darleen Sallow
18 años — Millie Bobbie Brown — Dauntless
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- Código:
<center><div class="wicked16"><div class="wicked17">TÍTULO DE CAP</div><div class="wicked21"><div class="wicked20" style="background:url(IMAGEN AQUI); background-size:cover;"></div></div><div class="wicked19">POST AQUÍ</div><div class="wicked18">PERSONAJE — LUGAR — FECHA</div></div><div style=" Width: 400px; margin-top:0px; font-size:8px;font-family: arial; text-align: center;"><a href="http://treeoflife.foroactivo.com/u3">~</a></div></center>
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Capítulo 1: No me agradas
Será un baile donde los mejores y más prominentes asistentes comenzaran a buscar futuras esposas como mis hijas deben dar la mejor impresión para ser notadas por ellos y con suerte tendremos propuestas en puerta.Las palabras de su madre resonaron desde el momento en que por la mañana tomase asiento y comenzaran el desayuno una vez su padre tomo su primer bocado. Siempre debían esperar al jefe de la familia salvo en contadas excepciones donde no estuviera disponible y ni un minuto tarde.
Sus hermanas sonaban emocionadas por el baile, desde el anuncio de este habían estado hablando de lo que usarían sus vestidos y los hombres que conocerían. Darleen por su parte lo veía como algo vacío, encontrar algo así le sonaba vacío y sin conocer realmente a una persona, ¿como podría compartir el resto de su vida? ¿Que pasaría si a la larga no había un poco de amor? Ella sabía que no lo soportaría. En ocasiones ella pensaba que sus padres como varios otros estaban juntos por conveniencia y sin sentir amor el uno por el otro y en otras que si había amor pero no lo desplegaban como ella esperaría.
Mientras sus hermanas devoraban sus deyaunos ansiosas por ir a prepararse para la noche ella lo hacia a ritmo lento. Cada bocado era como comer clavos y su estómago se revolvía en repudio por el show que debía ser montado. Su madre era quien decidiera que todos debían asistir cuando ella podría pasar su tarde en el jardín.
Sostuvo su taza de ya frío té contra sus labios bajo la desaprobadora mirada de su madre. Apenas lo termino la envio acompañada de una chica de servidumbre para bañarse y ser arreglada.
Fue la última en bajar y entrar en el carruaje horas más tarde, mismo que de inmediato emprendio camino a donde el baile se celebraba. Con su gesto de fastidio y completamente contra su voluntad, sus saludos sonaban muy secos y la música no la animaba ni un poco.
Sus hermanas sonaban emocionadas por el baile, desde el anuncio de este habían estado hablando de lo que usarían sus vestidos y los hombres que conocerían. Darleen por su parte lo veía como algo vacío, encontrar algo así le sonaba vacío y sin conocer realmente a una persona, ¿como podría compartir el resto de su vida? ¿Que pasaría si a la larga no había un poco de amor? Ella sabía que no lo soportaría. En ocasiones ella pensaba que sus padres como varios otros estaban juntos por conveniencia y sin sentir amor el uno por el otro y en otras que si había amor pero no lo desplegaban como ella esperaría.
Mientras sus hermanas devoraban sus deyaunos ansiosas por ir a prepararse para la noche ella lo hacia a ritmo lento. Cada bocado era como comer clavos y su estómago se revolvía en repudio por el show que debía ser montado. Su madre era quien decidiera que todos debían asistir cuando ella podría pasar su tarde en el jardín.
Sostuvo su taza de ya frío té contra sus labios bajo la desaprobadora mirada de su madre. Apenas lo termino la envio acompañada de una chica de servidumbre para bañarse y ser arreglada.
Fue la última en bajar y entrar en el carruaje horas más tarde, mismo que de inmediato emprendio camino a donde el baile se celebraba. Con su gesto de fastidio y completamente contra su voluntad, sus saludos sonaban muy secos y la música no la animaba ni un poco.
Darleen Sallow — Yorkshire — 1830
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01. No me agradas
Henry, II Conde de Beverley, se estiró aburrido en el salón del Conde de Langdale (o, como él le decía cuando estaban solos y tranquilos, simplemente Charles) y volvió a repasar lo que su amigo le decía — ¿De veras piensas encontrar pretendiente en este... lugar? — Preguntó asombrado. La hermana de Charles, Becky, hizo un gesto con las palmas como diciendo «eso decía yo» — No entiendo por qué, de verdad. No sé por qué vinimos en primer lugar — Henry era heredero a Conde de Beverly, pero su padre todavía no falleció. No estaba enfermo ni había razones para creer que moriría pronto, así que aprovechaba esa situación para poder irse con su amigo (que sí era Conde oficial) a recorrer algunos lugares y quizás que él pueda conseguir alguna pretendiente.
— Pues deberías hacer lo mismo tú, Hen. Herederás el Condado de Beverley y deberás tener una esposa. Y mi hermana ya está comprometida — Dijo su amigo negando con la cabeza. Era cierto que Charles se preocupaba más que él mismo por todo eso de conseguirle una esposa — No la pienso conseguir aquí — Dijo levantándose y caminando hacia la ventana para mirar el exterior.
Estaban en una mansión en las afueras de la ciudad encima de una colina, así que sólo se podía ingresar mediante carruaje. Era una mansión casi nueva y Charles estaba pensando en comprarla (aunque Henry no entendía para qué). Y por supuesto, incluía un gran salón de baile que utilizarían esa noche.
Así que pasó ese día refunfuñando y leyendo algo que lo sacara del pensamiento del baile de esa noche. No estaba interesado en conocer a nadie; era extremadamente adinerado (y de conocimiento popular) así que seguramente todas las que se acercarían a él durante la noche serían interesadas de clase media-alta que esperaban ser las elegidas para un futuro mejor. O peor, madres que querían que se casara con cualquiera de sus hijas. Todo eso le daba bastante vergüenza ajena.
Estuvo a punto de no asistir al baile, diciendo que estaba enfermo o algo por el estilo. Pero en realidad imaginó que podría llegar a ser divertido en algún punto. Y, más realidad aún, no quería dejar a su amigo solo. Charles era como su hermano y no podría dejarlo y ya. Tenía, además, que recomendarle lo que era mejor para él.
Pero no iba a ir a la hora puntual donde estaban todos llegando emocionados y esperando verlos. Se colocó el traje con tranquilidad y bebió un vaso de whisky en la biblioteca mientras todos comenzaban a aparecer y el ruido en la mansión se hizo insoportable.
Salió aburrido del primer piso y bajó las escaleras del salón con aburrimiento. Notó varias miradas posadas en él pero no tenía ningún tipo de interés de corresponderlas. No tenía ganas de tener que aguantarse a esas mujeres superfluas muriendo por tener un poco más de oro y ya.
Bajó y tomó una copa que uno de los sirvientes le ofreció y miró todo el sitio con interés. Esperaba no tener que ir por ahí presentándose a esa calañana. Aunque seguramente los padres de las mujeres solteras iban a querer hacerlo, Charles incluso hasta se lo había recomendado para conocer pretendientes.
— Pues deberías hacer lo mismo tú, Hen. Herederás el Condado de Beverley y deberás tener una esposa. Y mi hermana ya está comprometida — Dijo su amigo negando con la cabeza. Era cierto que Charles se preocupaba más que él mismo por todo eso de conseguirle una esposa — No la pienso conseguir aquí — Dijo levantándose y caminando hacia la ventana para mirar el exterior.
Estaban en una mansión en las afueras de la ciudad encima de una colina, así que sólo se podía ingresar mediante carruaje. Era una mansión casi nueva y Charles estaba pensando en comprarla (aunque Henry no entendía para qué). Y por supuesto, incluía un gran salón de baile que utilizarían esa noche.
Así que pasó ese día refunfuñando y leyendo algo que lo sacara del pensamiento del baile de esa noche. No estaba interesado en conocer a nadie; era extremadamente adinerado (y de conocimiento popular) así que seguramente todas las que se acercarían a él durante la noche serían interesadas de clase media-alta que esperaban ser las elegidas para un futuro mejor. O peor, madres que querían que se casara con cualquiera de sus hijas. Todo eso le daba bastante vergüenza ajena.
Estuvo a punto de no asistir al baile, diciendo que estaba enfermo o algo por el estilo. Pero en realidad imaginó que podría llegar a ser divertido en algún punto. Y, más realidad aún, no quería dejar a su amigo solo. Charles era como su hermano y no podría dejarlo y ya. Tenía, además, que recomendarle lo que era mejor para él.
Pero no iba a ir a la hora puntual donde estaban todos llegando emocionados y esperando verlos. Se colocó el traje con tranquilidad y bebió un vaso de whisky en la biblioteca mientras todos comenzaban a aparecer y el ruido en la mansión se hizo insoportable.
Salió aburrido del primer piso y bajó las escaleras del salón con aburrimiento. Notó varias miradas posadas en él pero no tenía ningún tipo de interés de corresponderlas. No tenía ganas de tener que aguantarse a esas mujeres superfluas muriendo por tener un poco más de oro y ya.
Bajó y tomó una copa que uno de los sirvientes le ofreció y miró todo el sitio con interés. Esperaba no tener que ir por ahí presentándose a esa calañana. Aunque seguramente los padres de las mujeres solteras iban a querer hacerlo, Charles incluso hasta se lo había recomendado para conocer pretendientes.
Henry Percy II Conde de Beverley — Yorkshire — 1830
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Capítulo 1: No me agradas
La sra. Sallow desde el desayuno miro a su hija mayor con completa desaprobación, no comprendía en que se equivoco con ella. Le dio toda la mejor educación posible así como comodidades en costante seguridad de que no le faltaría nada.
Con la llegada de sus demás hijas un total de 4 pasaba menos tiempo con la mayor que constantemente tenía la cara en un libro o se le encontraba por los jardines. Por varios años le indico que cuando alcanzará la edad para hacer conexiones y contratos de matrimonio tendría que aceptarlo. Por eso miraba con desaprobación y exasperación el comportamiento de su hija con los jovenes asistentes.
No gracias. Era la quinta vez que lo decía y a la quinta persona que rechazaba un baile en ese tono cortante. Imitar a un mono sería más divertido que fingir diversión y reír falsamente con los intentos de humor. Solo saludaba a algunos lords por fingir cortesía a sabiendas de que solo veían un signo monetario con un contrato si alguna de las Sallow terminaba emparejada.
Sus hermanas al contrario no paraban de danzar o mezclarse entre los asistentes. Comenzaron los murmullos de quien podria conquistar el corazón de un lord y sus posibilidades con los anfitriones.
Con fastidio tomo la copa de la bandeja de un mesero y con enojo bebío su contenido. Solo eso faltaba que se vieran como un grupo de lobos esperando al jugoso cordero.
Entre paso y paso llego casi junto a una columna donde se discimulaba y observaría todo. Estaba cumpliendo con atender y no causar problemas pues el famoso conde ya habia llegado.
La música paro para presentarlo y luego se reanudo. Las chicas más cercanas esperando a ver quien seria la primera de ellas que bailaría con este. Patético, simplemente patético.Dijo por lo bajo cuando se sintío observada y justo se topo con la mirada del Conde.
Con la llegada de sus demás hijas un total de 4 pasaba menos tiempo con la mayor que constantemente tenía la cara en un libro o se le encontraba por los jardines. Por varios años le indico que cuando alcanzará la edad para hacer conexiones y contratos de matrimonio tendría que aceptarlo. Por eso miraba con desaprobación y exasperación el comportamiento de su hija con los jovenes asistentes.
No gracias. Era la quinta vez que lo decía y a la quinta persona que rechazaba un baile en ese tono cortante. Imitar a un mono sería más divertido que fingir diversión y reír falsamente con los intentos de humor. Solo saludaba a algunos lords por fingir cortesía a sabiendas de que solo veían un signo monetario con un contrato si alguna de las Sallow terminaba emparejada.
Sus hermanas al contrario no paraban de danzar o mezclarse entre los asistentes. Comenzaron los murmullos de quien podria conquistar el corazón de un lord y sus posibilidades con los anfitriones.
Con fastidio tomo la copa de la bandeja de un mesero y con enojo bebío su contenido. Solo eso faltaba que se vieran como un grupo de lobos esperando al jugoso cordero.
Entre paso y paso llego casi junto a una columna donde se discimulaba y observaría todo. Estaba cumpliendo con atender y no causar problemas pues el famoso conde ya habia llegado.
La música paro para presentarlo y luego se reanudo. Las chicas más cercanas esperando a ver quien seria la primera de ellas que bailaría con este. Patético, simplemente patético.Dijo por lo bajo cuando se sintío observada y justo se topo con la mirada del Conde.
Darleen Sallow — Yorkshire — 1830
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01. No me agradas
Lo aburrían los bailes, le parecían grotescos y desagradables. Con sólo mirar a la prole rogando un mínimo de atención de la gente un poco (bastante) más rica. Sumamente interesado y él ya las había vivido todas.
Pero su amigo Charles no. Estaba como pez en el agua, e incluso un poco nervioso de tener que bailar con tantas mujeres. Henry lo quería como un hermano, ya que fue quien estuvo a su lado desde la muerte de su madre, y esas actitudes más que asquearse de él lo hacían reír. Por esa razón lo aceptaba como era y lo acompañaba en la medida que su paciencia lo permitía.
Caminando por el salón notó las miradas. Charles y él sabían quién era más famoso de los dos, pero Henry estaba seguro de que era por la millonada que tenía el padre (por supuesto) y por los rumores que decían que era desagradable con la gente (lo era).
Así que caminó sin ver a nadie hasta que un idiota lo frenó — Conde Percy, es un honor que asista al baile — Henry lo miró con una ceja hacia arriba. ¿Por qué se comportaba tan mal frente a él? No le dijo nada y el hombre siguió hablando. Él sólo siguió bebiendo de su vaso.
Pasó la mirada por el salón, buscando algo que quizás lo sacara de la monotonía. Y la encontró parada contra una columna. Una chica que parecía tan enfadada de estar ahí como él, aunque lo suyo era más notorio. Henry sólo dejaba que las cosas pasaran.
Así que dejó al hombre hablando solo, sin decirle nada, y se dirigió con aire aburrido hacia allí. En ese mismo momento, Charles sacó a bailar a una dama — ¿No le gustan los bailes? — Preguntó apoyándose levemente contra el otro lado de la columna, salteándose las normas sociales. En ese momento se lo permitía porque la atención había ido a su amigo, que parecía contento de bailar con esa mujer.
Pero su amigo Charles no. Estaba como pez en el agua, e incluso un poco nervioso de tener que bailar con tantas mujeres. Henry lo quería como un hermano, ya que fue quien estuvo a su lado desde la muerte de su madre, y esas actitudes más que asquearse de él lo hacían reír. Por esa razón lo aceptaba como era y lo acompañaba en la medida que su paciencia lo permitía.
Caminando por el salón notó las miradas. Charles y él sabían quién era más famoso de los dos, pero Henry estaba seguro de que era por la millonada que tenía el padre (por supuesto) y por los rumores que decían que era desagradable con la gente (lo era).
Así que caminó sin ver a nadie hasta que un idiota lo frenó — Conde Percy, es un honor que asista al baile — Henry lo miró con una ceja hacia arriba. ¿Por qué se comportaba tan mal frente a él? No le dijo nada y el hombre siguió hablando. Él sólo siguió bebiendo de su vaso.
Pasó la mirada por el salón, buscando algo que quizás lo sacara de la monotonía. Y la encontró parada contra una columna. Una chica que parecía tan enfadada de estar ahí como él, aunque lo suyo era más notorio. Henry sólo dejaba que las cosas pasaran.
Así que dejó al hombre hablando solo, sin decirle nada, y se dirigió con aire aburrido hacia allí. En ese mismo momento, Charles sacó a bailar a una dama — ¿No le gustan los bailes? — Preguntó apoyándose levemente contra el otro lado de la columna, salteándose las normas sociales. En ese momento se lo permitía porque la atención había ido a su amigo, que parecía contento de bailar con esa mujer.
Henry Percy II Conde de Beverley — Yorkshire — 1830
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Capítulo 1: No me agradas
Era mejor que se hubiera alejado de las demás jovenes. De pronto sus muy agudas voces amenazaron la cristalería que reposaba no solo en las mesas sino en candelabros que adornaban el techo de la residencia.
Claramente más de uno de los asistentes se encogieron como si se vieran lastimados de los oídos causando que soltara una ligera risa. Eso les iba a esperar si se casaban con alguna de ellas y no cedían a sus demandas. No era descabellado que incluso una pelea de damas seria todo un circo.
Las hermanas de Darleen no podían creer lo que sus ojos vieran, justamente los jovenes a los que esperaban estaban haciendo acto de presencia y estaban igualmente dispuestas a ser las primeras en darse a notar para bailar con ellos especialmente con el elusivo conde.
Claro que los signos monetarios y el status eran partes de algunas chicas que desde pequeñas habían sido educadas para solo una cosa: encontrar maridos de estatus para no avergonzar a la familia.
Roto el hechizo de la entrada pronto la música se resumio sin dudarse asi como los bailes y la conversación. Ella permanecío en la columna, le apetecía la idea de tomar un carruaje prestado e irse aunque luego fuera a lidiar con sus furiosos padres.
Incluso el conde extranjero se vio acosado por esos otros que solo querían ser notados. Espero que un mesero estuviera cerca, otro trago no le vendria nada mal.
Lo que le dejo con cierta curiosidad es porque continuaba mirandola. Seguro que había chicas que llamaban la atención mejor que ella.
¿Te gustan a ti? Los veo aburridos como todos los bailes anteriores. No hay algo nuevo y se bien que muchos solo vienen por el estatus no por ser genuinos. Ella decía lo que pensaba sin pena, si terminaba o no ofendiendolo no perdería el sueño.
Darleen Sallow — Yorkshire — 1830
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01. No me agradas
Le caía mal la gente que estaba en ese baile. Casi nadie era la excepción. La hermana de Charles estaba bailando con alguien de por ahí pero dudaba que fuera algo de verdad porque ella opinaba lo mismo que él. Es más, la única razón por la que no se casaban era porque ella ya estaba comprometida. No le gustaba la hermana de su amigo, pero casi nadie se casaba por amor o gustándole su prometida. La idea era elegir a la menos peor, y por supuesto que no la encontraría allí.
Le llamó la atención la chiquilla que estaba contra la columna con mirada de «no me importa este lugar aburrido», y a él le parecía lo mismo. La cuestión allí tenía que ver más bien con la posición de cada uno. Él sí podía expresar que todo eso era un aburrimiento tremendo en su concepción, pero una chica de su edad, viniendo al baile con -probablemente- su familia, desesperados por un matrimonio... Quizás a ella no le serviría tanto como a él.
Habían estado en algunas reuniones los días previos con los terratenientes más famosos del condado (que eran pocos y bastante poco famosos), algo era algo. Se habían reunido con algunas familias pero Charles era el interesado de establecerse allí. Henry viviría en el lugar de su padre y esperaba que casado con alguien que le pudiera ofrecer más que una finca. Por supuesto que lo haría. No podía aspirar a una princesa, lo sabía, ese tipo de realeza era demasiado para él, pero nada menos que una condesa. Eso seguro. Todo era poder y allí había poco.
Pero igual le llamó la atención y decidió acercarse y escucharla — Interesante — Murmuró en respuesta sin responderle su pregunta todavía — No estoy interesado en los bailes. En ellos solamente hay deseos puramente monetarios y de poder. La herencia es extremadamente importante para algunos. Y yo no estoy interesado en ellos.— Miró a Charles como hacía un segundo baile con esa dama y alzó las cejas. Eso sí era nuevo — ¿Dónde está su familia? — Preguntó, asumiendo directamente que su familia era exactamente de esas que estaba describiendo. Y claro, sino probablemente no estarían ahí.
Le llamó la atención la chiquilla que estaba contra la columna con mirada de «no me importa este lugar aburrido», y a él le parecía lo mismo. La cuestión allí tenía que ver más bien con la posición de cada uno. Él sí podía expresar que todo eso era un aburrimiento tremendo en su concepción, pero una chica de su edad, viniendo al baile con -probablemente- su familia, desesperados por un matrimonio... Quizás a ella no le serviría tanto como a él.
Habían estado en algunas reuniones los días previos con los terratenientes más famosos del condado (que eran pocos y bastante poco famosos), algo era algo. Se habían reunido con algunas familias pero Charles era el interesado de establecerse allí. Henry viviría en el lugar de su padre y esperaba que casado con alguien que le pudiera ofrecer más que una finca. Por supuesto que lo haría. No podía aspirar a una princesa, lo sabía, ese tipo de realeza era demasiado para él, pero nada menos que una condesa. Eso seguro. Todo era poder y allí había poco.
Pero igual le llamó la atención y decidió acercarse y escucharla — Interesante — Murmuró en respuesta sin responderle su pregunta todavía — No estoy interesado en los bailes. En ellos solamente hay deseos puramente monetarios y de poder. La herencia es extremadamente importante para algunos. Y yo no estoy interesado en ellos.— Miró a Charles como hacía un segundo baile con esa dama y alzó las cejas. Eso sí era nuevo — ¿Dónde está su familia? — Preguntó, asumiendo directamente que su familia era exactamente de esas que estaba describiendo. Y claro, sino probablemente no estarían ahí.
Henry Percy II Conde de Beverley — Yorkshire — 1830
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Capítulo 1: No me agradas
Irse de ese lugar, incluso de la ciudad o pueblo era una idea que se formó alguna vez en su mente. Ser libre y viajar por el mundo más allá de lo que ella conocía solo por libros. Experimentar una libertad como ninguna otra que habia bajo el yugo de su madre y con las ideas de que ya era edad para verla casada en espera de sus primeros hijos.
Desconocía al genio que tenía la noción de casarse a cortas edades pero siempre que se cumpliera la mayoría si no se tenían contratos de cortejo. Algo que su padre no habia hecho.
Si no perteneciera a la clase noble seguramente las celebraciones serían más genuinas y divertidas. Incluso habria menos pretender por su parte que era una persona accesible.
Su padre no estaba cerca, se había ido con algunos lords y condes a la mesa donde hablaban como en cada fiesta sobre negocios y bebían del mejor whisky que el dinero comprase.
Este no iba a ser el último baile del año cada familia siempre buscaba llevar a cabo uno y eran bastante frecuentes. Dinero siempre derrochandose en frivolidad.
Concuerdo. El unirse de por vida solo por una reputación y estatus no va a llevar a nada más que a la completa infelicidad. Las damas solían quejarse de sus maridos en las reuniones de té cuando creían que nadie pondría atención suficiente.
Muchas eran infelices y completamente amargadas porque sus maridos ya no eran afectuosos con ellas. Como si fuera completamente el fin del mundo, era lo que ellas habian obtenido a cambio de sus ambiciones.
Estan presentes. Mi padre con los demás condes y lords, mi madre seguro expresando su desaprobación de mi con las otras damas y mis hermanas ansiosas de bailar con los más codiciados.¿Por qué no estas bailando? Muchas chicas sw ven completamente decepcionadas.
Darleen Sallow — Yorkshire — 1830
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01. No me agradas
A Henry no le gustaba ser parte de la prole, pero no es porque detestara la realeza. Sólo detestaba a aquellos wannabe’s que necesitaban un poco más para sentirse mejor que otros wannabe’s. Si la fiesta era en el reino, o en su propio condado, definitivamente no sería lo mismo y la cara de él sería mucho más que la de un limón agrio.
No entendía como su amigo podía estar disfrutando tanto ese lugar con esa gente de tan poco nivel, tan distinta a ellos. Pero Charles era un alma libre y un poco su hermana y él intentaban que no se fuera por las ramas o podría salir muy lastimado. La palabra «alerta» estaba en la mente del hijo del Conde estaba metida en su mente desde que habían llegado.
Sin embargo él sabía que no caería en nada de eso porque toda esa gente era muy diferente a él, a sus valores, a sus bolsillos y a sus campos. No encontraría ni esposa ni amigo en ese lugar, y odiaba tener que asistir a ese tipo de reuniones. Esperaba que su amigo Charles no se enamorara de nadie de ese lugar porque no lo soportaría.
Aunque algo divertido y fuera de lo común era la niña que estaba frente a él haciéndose la que no le interesaban los bailes, y por eso le llamó la atención. Quizás era una actitud que tenía para ver si captaba la atención de alguien (había captado la suya, así que esa actuación hubiera estado bien) pero no creía que fuera así.
— ¿Así que usted es de esas personas que piensan que hay que casarse por amor? — Eso lo sorprendió bastante porque en realidad nadie se casaba por esa razón en esos días. Salvo que justo el matrimonio arreglado fuera algo perfecto para los novios, que ya estuvieran enamorados y todo lo demás. O que fueran de clase baja y no aspiren a casarse con nadie que fuera de su clase — Normalmente las damas esperan poder casarse con alguien que tenga mejor estatus y más dinero para poder tener una mejor vida —comentó al respecto.
Asintió sobre su familia, ya sabiendo de antemano esa respuesta y esperó que Charles no estuviera bailando con una de sus hermanas. En realidad, esperaba que Charlie no estuviera bailando con nadie en general, pero parecía bastante contento por toda la situación, para desgracia de Henry — No me gusta bailar —replicó con indiferencia, en realidad tampoco ninguna merecía que lo hiciera — Y usted no parece entusiasmada por bailar con ningún lord —comentó. Ese acto no era natural para nada en una persona de su clase.
No entendía como su amigo podía estar disfrutando tanto ese lugar con esa gente de tan poco nivel, tan distinta a ellos. Pero Charles era un alma libre y un poco su hermana y él intentaban que no se fuera por las ramas o podría salir muy lastimado. La palabra «alerta» estaba en la mente del hijo del Conde estaba metida en su mente desde que habían llegado.
Sin embargo él sabía que no caería en nada de eso porque toda esa gente era muy diferente a él, a sus valores, a sus bolsillos y a sus campos. No encontraría ni esposa ni amigo en ese lugar, y odiaba tener que asistir a ese tipo de reuniones. Esperaba que su amigo Charles no se enamorara de nadie de ese lugar porque no lo soportaría.
Aunque algo divertido y fuera de lo común era la niña que estaba frente a él haciéndose la que no le interesaban los bailes, y por eso le llamó la atención. Quizás era una actitud que tenía para ver si captaba la atención de alguien (había captado la suya, así que esa actuación hubiera estado bien) pero no creía que fuera así.
— ¿Así que usted es de esas personas que piensan que hay que casarse por amor? — Eso lo sorprendió bastante porque en realidad nadie se casaba por esa razón en esos días. Salvo que justo el matrimonio arreglado fuera algo perfecto para los novios, que ya estuvieran enamorados y todo lo demás. O que fueran de clase baja y no aspiren a casarse con nadie que fuera de su clase — Normalmente las damas esperan poder casarse con alguien que tenga mejor estatus y más dinero para poder tener una mejor vida —comentó al respecto.
Asintió sobre su familia, ya sabiendo de antemano esa respuesta y esperó que Charles no estuviera bailando con una de sus hermanas. En realidad, esperaba que Charlie no estuviera bailando con nadie en general, pero parecía bastante contento por toda la situación, para desgracia de Henry — No me gusta bailar —replicó con indiferencia, en realidad tampoco ninguna merecía que lo hiciera — Y usted no parece entusiasmada por bailar con ningún lord —comentó. Ese acto no era natural para nada en una persona de su clase.
Henry Percy II Conde de Beverley — Yorkshire — 1830
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Capítulo 1: No me agradas
Las reglas y tradiciones arcaicas se iban manteniendo. Que casualmente cada vez eran menos necesarias pero preferían que no se dieran cambios limitando incluso los actos de las siguientes generaciones. Por un lado sonaba a como tratar de vivir a través de ellos lo que no pudieron.
Darleen quizá era una radical de esos pensamientos donde era mejor ser libre de elegir que atarse a quien seguro ni se molestaría en ver que es lo que ella necesitaba.
Como todo estaban los que realmente lo disfrutaban o si era para curar sus propios egos lastimadoa codeandose con los importantes aun si fuera con un mero saludo y una asistencia donde al momento eran olvidados por los demás.
De los presentes casi nadie se podía considerar como genuinos o que si encontrasen a su pareja perfecta sin hipocresía de por medio.
Era un juego de ajedrez y todos esos peones que solo iban a ser el sacrificio. Pocos llegarían al final, incluso se preocupo ligeramente por sus hermanas si al final de la noche no obtenían lo que buscaban ella escucharía sus lamentos el resto del tiempo.
Difícilmente existe eso. La mayoría dudo que puedan reconocer el amor aun si se lo topasen de frente, solo creo que sería una muy aburrida existencia casarse con la pared.
¿De que sirve el dinero y el status si se es infeliz toda la vida? Estar con una persona que solo te use de trofeo porque te veas bien a su lado.
Y era una total verdad. Por eso estas reuniones eran capaces de enfadarla tan pronto. Si bailara con uno de ellos los demás se irían como moscas a la miel a querer bailar con ella igualmente.
Porque no quiero bailar con alguien que luego piense que con eso caeré rendida a sus pies o para que me digan que tan ricos son mientras pisan mis pies. Es mejor rechazarlos de una vez y retirar de sus cabezas esas ridículas ideas.
Darleen Sallow — Yorkshire — 1830
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01. No me agradas
Mientras estaba allí apoyado contra la columna, Henry miró a los presentes de la misma manera que una persona ve unos monos en un circo. Esperaba que terminara rápidamente toda aquella reunión para poder tomar un whisky con Charles y su hermana en el balcón y que fuera la misma rutina: Charles diciendo que estaba encantado con los pueblerinos y que Maya diga que todo eso era encantadoramente aburrido.
Tampoco es que quería sobreanalizar la situación. Cada vez que iban a cualquier lugar era lo mismo, no es que hubiera algún tipo de excepción. Todas esas cosas eran iguales en todos los condados y ducados a los que iban para establecer alianzas. No había nada fuera de lo común en ningún lugar que fuera digno de mencionar.
Pero sí la chica con la que estaba compartiendo ese momento era algo un poco fuera de lo común, lo admitía. La muchacha parecía aburrida de estar ahí, además de ser bastante irrespetuosa de las normas sociales. Se preguntó la forma en que su madre la podría llegar a castigar por haberla visto de esa forma, o peor, si la llegara a escuchar.
— La teoría está muy bien hasta que sus padres deciden casarla con el mejor postor, ¿cierto? —comentó Henry en respuesta. Él no tenía ese problema, porque tanto Henry como Charles eran quienes elegían con quién casarse, si es que tenían que hacerlo (Charles seguro que sí quería). No se había encontrado a alguien que pareciera tan abiertamente reacia a casarse con alguien, pero dudaba que siguiera con esa postura en unos años, cuando viera que no tendría cómo pagar las cuentas y que sus hermanas estaban casadas con gente que no tenía problemas económicos. Siempre era igual.
— Así que no está cómoda con personas de mayor status que usted, ¿verdad?—preguntó alzando una ceja, no tan sorprendido pero sí un poco divertido— ¿Alguna vez ha tenido la oportunidad de bailar con uno de nosotros?— Diferenciaba la clase de ella con la suya porque había una gran línea que los dividía, y los únicos que hacían que esa línea desapareciera eran ellos, Henry y los suyos. A veces algún terrateniente suponía que la simpatía de Charles implicaba que estaban en el mismo nivel, y era Percy el que tenía que aclarar los tantos de una manera un poco exagerada según Charlie.
Tampoco es que quería sobreanalizar la situación. Cada vez que iban a cualquier lugar era lo mismo, no es que hubiera algún tipo de excepción. Todas esas cosas eran iguales en todos los condados y ducados a los que iban para establecer alianzas. No había nada fuera de lo común en ningún lugar que fuera digno de mencionar.
Pero sí la chica con la que estaba compartiendo ese momento era algo un poco fuera de lo común, lo admitía. La muchacha parecía aburrida de estar ahí, además de ser bastante irrespetuosa de las normas sociales. Se preguntó la forma en que su madre la podría llegar a castigar por haberla visto de esa forma, o peor, si la llegara a escuchar.
— La teoría está muy bien hasta que sus padres deciden casarla con el mejor postor, ¿cierto? —comentó Henry en respuesta. Él no tenía ese problema, porque tanto Henry como Charles eran quienes elegían con quién casarse, si es que tenían que hacerlo (Charles seguro que sí quería). No se había encontrado a alguien que pareciera tan abiertamente reacia a casarse con alguien, pero dudaba que siguiera con esa postura en unos años, cuando viera que no tendría cómo pagar las cuentas y que sus hermanas estaban casadas con gente que no tenía problemas económicos. Siempre era igual.
— Así que no está cómoda con personas de mayor status que usted, ¿verdad?—preguntó alzando una ceja, no tan sorprendido pero sí un poco divertido— ¿Alguna vez ha tenido la oportunidad de bailar con uno de nosotros?— Diferenciaba la clase de ella con la suya porque había una gran línea que los dividía, y los únicos que hacían que esa línea desapareciera eran ellos, Henry y los suyos. A veces algún terrateniente suponía que la simpatía de Charles implicaba que estaban en el mismo nivel, y era Percy el que tenía que aclarar los tantos de una manera un poco exagerada según Charlie.
Henry Percy II Conde de Beverley — Yorkshire — 1830
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Capítulo 1: No me agradas
Era lmentable que algo que podía ser un evento memorable solo fuera recordado por los bailes con la gente prominente, el dinero gastado y quien usaba las mejores joyas.
Nunca sería por buenas relaciones, también si los egos eran aplastados con suma claridad en un día las enemistades iban a surgir quien tuviera mayor influencia destruiría al otro. Por eso mismo su madre quería casarla con alguien para elevar el status y si todas lo lograran sería de las más altas en la categoría.
Y si la mirada de su madre recayo en ella en cada momento que la lograba encontrar pero incapaz de acercarse a ella para reñirla, al final cuando volvieran lo haría evitando escándalo que dañara a sus otras hijas mientras las veía a ellas con orgullo siguiendo las normas.
¿Acaso no es justamente el motivo del baile? Visto de ese modo no sería mejor que ir a una carnicería a comprar la carne más fina.Sonaba muy crudo pero verdadero a fin de cuentas.
Si la desheredaban al menos encontraría un modo de sobrevivir, no se iba a rendir solo por eso.
Suena mucho a que disfrutaría comparar quien tiene más dinero con los demás condes. Yo no le impido que vaya y hable con otros.
Antes, cuando era completamente ingenua y no sabía que esto sería mi vida al crecer, luego solo se hizo aburrido y predecible. No deje que lo detenga de bailar con las chicas que lo esperan ansiosamente. Ya algunas notando que el esperado joven estaba cerca y empezando a notar a ambos hablando.
Darleen Sallow — Yorkshire — 1830
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01. No me agradas
Henry no estaba acostumbrado a ese tipo de damas, definitivamente. Quienes lo rodeaban eran muy diferentes, siempre intentando agradar, siempre adulando sus comentarios y confirmando lo que ya sabía. La única diferente a todas era su propia hermana menor, que con ocho años sabía mucho más que personas adultas. Incluso la hermana de Charles, Augusta, tenía sus defectos al respecto.
Y la chica con quien hablaba no tenía nada de parecido a las demás damas. Con sus comentarios dudaba siquiera merecer decirle “lady”. — Supongo que usted no tiene tantos pretendientes, ¿me equivoco?— Era una pregunta fuera de lugar, pero conviniendo las cosas que decía ella, no estaba tan desentonado.
Henry dejó salir una pequeña sonrisa de costado — No necesito comparar nada, mi lady. El que tiene más dinero aquí soy yo. — No tenía ninguna duda al respecto, ni él ni ninguno de los lords y señores (y las respectivas mujeres) que estaban asistiendo a ese baile.
Por esa razón llamaba la atención, inevitablemente. Incluso Augusta lo estaba mirando de reojo. Siempre solía actuar aburrido en los bailes, bebiendo alcohol y bailando sólo porque era su obligación (y para que no lo olvidaran lo bien que bailaba), y el hecho de mantener una conversación con una mujer sin haberla sacado a bailar, definitivamente llamaba la atención.
— Entonces baile usted conmigo, mi lady, y sigamos hablando de lo mucho que le molesta la aristocracia—ofreció su mano como si fuese un desafío para ella. Era una prueba y estaba algo interesado en cómo saldría. Al fin algo lo había sacado de su monotonía habitual.
Y la chica con quien hablaba no tenía nada de parecido a las demás damas. Con sus comentarios dudaba siquiera merecer decirle “lady”. — Supongo que usted no tiene tantos pretendientes, ¿me equivoco?— Era una pregunta fuera de lugar, pero conviniendo las cosas que decía ella, no estaba tan desentonado.
Henry dejó salir una pequeña sonrisa de costado — No necesito comparar nada, mi lady. El que tiene más dinero aquí soy yo. — No tenía ninguna duda al respecto, ni él ni ninguno de los lords y señores (y las respectivas mujeres) que estaban asistiendo a ese baile.
Por esa razón llamaba la atención, inevitablemente. Incluso Augusta lo estaba mirando de reojo. Siempre solía actuar aburrido en los bailes, bebiendo alcohol y bailando sólo porque era su obligación (y para que no lo olvidaran lo bien que bailaba), y el hecho de mantener una conversación con una mujer sin haberla sacado a bailar, definitivamente llamaba la atención.
— Entonces baile usted conmigo, mi lady, y sigamos hablando de lo mucho que le molesta la aristocracia—ofreció su mano como si fuese un desafío para ella. Era una prueba y estaba algo interesado en cómo saldría. Al fin algo lo había sacado de su monotonía habitual.
Henry Percy II Conde de Beverley — Yorkshire — 1830
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Capítulo 1: No me agradas
Creían que ella contaba alguna clase de broma al respecto cuando mencionaba el solo hecho de que estas reuniones no le eran de su agrado, justo cuando creía que era su padre quien comprendía mejor esto, llegaba su madre imponiendo su voluntad y pasando encima de este. Es por eso que a veces ni siquiera contaba con la comprensión de su familia.
Solto una risa como si le contase un chiste. Qué observador, me preocuparía si hubiera una fila interminable que estorbase en la entrada. Al igual que ella misma no ponía el interes necesario para llamar la atención de estos por muchos rumores sobre que era bella y quisieran una oportunidad con ella se dieran. Pero era ella misma que al momento de tener las "citas arregladas" quien los desmoralizaba del todo.
No es es el primero en mencionarlo. La extravagancia de las decoraciones habla por si misma. Justamente por eso la mejor nobleza estaba más que muerta de ganas por incluso pasar unos minutos en el interior. Su madre la miro curiosa como si fuera alguna clase de milagro que no hubiera gritos en el salón y que ella fuera la causante.
Al mismo tiempo era porque raramente alguien tenía una conversación intelectual con ella. Cuando le propuso el baile supo que tenia la opción de rechazarlo y luego reírse de ello o aceptar y reírse de todas las que habían ansiado esa oportunidad.
Eligiendo lo segundo tomo su mano aceptando el baile. Para que podamos continuar claro el tema y los nobles tengan más de que hablar.
Darleen Sallow — Yorkshire — 1830
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01. No me agradas
Se preguntó por un momento cómo se llevaría con sus padres. Probablemente mal, por lo que decía y por lo que pensaba él que eran sus padres. La normalidad en esos casos era lo opuesto a la chica y se preguntó qué tan preocupada estaba su madre, o si la casaría a la fuerza en algún momento próximo. Dudaba que ella elegiría abiertamente un matrimonio.
Se preguntó también cuánto dolor de cabeza significaba para sus padres la chica durante toda su vida. En ese momento, y lo notaba por las miradas, ella podría elegir ser encantadora y quizás aspirar a un baile con él o, soñando más alto, que llegara a enamorarse de ella a primera vista. Pero, también notado por la mirada de quién suponía era su madre, estaba esperando más bien que la arruinara de alguna manera, aunque probablemente siga esperanzada.
Siempre era igual. Las miradas siempre eran las mismas. Todas rezando para que las escogiera. Y la chica, con su desagradable forma de ser, podía traerle un poco de aire fresco y acaloradas escenas para mejorar las cosas. En ese momento rió por el comentario de la decoración — Yo no he tenido que ver con ellas. En mi caso prefiero el estilo... diferente— Las decoraciones ridículas le parecían, justamente, ridículas.
Que aceptara su proposición del baile podría indicar un buen camino. O por lo menos que él era lo bastante interesante como para merecer su atención — Oh, no se preocupe que hablarán—aseguró, ya notaba las miradas incrédulas, sobre todo de Augusta. Charles seguía distraído así que no se dio cuenta de nada.
La gente tomaría la iniciativa de bailar con ella como algo positivo, que por fin había elegido a alguien para el baile, pero en realidad sólo le causaba curiosidad y cómo se empeñaba por ser diferente — Así que... ¿Cuál fue el problema? ¿Algún conde te ha roto el corazón? —preguntó, porque imaginaba que ese odio tenía que salir de algún lado, y la opción más sencilla por su género y edad era la que mencionó.
Se preguntó también cuánto dolor de cabeza significaba para sus padres la chica durante toda su vida. En ese momento, y lo notaba por las miradas, ella podría elegir ser encantadora y quizás aspirar a un baile con él o, soñando más alto, que llegara a enamorarse de ella a primera vista. Pero, también notado por la mirada de quién suponía era su madre, estaba esperando más bien que la arruinara de alguna manera, aunque probablemente siga esperanzada.
Siempre era igual. Las miradas siempre eran las mismas. Todas rezando para que las escogiera. Y la chica, con su desagradable forma de ser, podía traerle un poco de aire fresco y acaloradas escenas para mejorar las cosas. En ese momento rió por el comentario de la decoración — Yo no he tenido que ver con ellas. En mi caso prefiero el estilo... diferente— Las decoraciones ridículas le parecían, justamente, ridículas.
Que aceptara su proposición del baile podría indicar un buen camino. O por lo menos que él era lo bastante interesante como para merecer su atención — Oh, no se preocupe que hablarán—aseguró, ya notaba las miradas incrédulas, sobre todo de Augusta. Charles seguía distraído así que no se dio cuenta de nada.
La gente tomaría la iniciativa de bailar con ella como algo positivo, que por fin había elegido a alguien para el baile, pero en realidad sólo le causaba curiosidad y cómo se empeñaba por ser diferente — Así que... ¿Cuál fue el problema? ¿Algún conde te ha roto el corazón? —preguntó, porque imaginaba que ese odio tenía que salir de algún lado, y la opción más sencilla por su género y edad era la que mencionó.
Henry Percy II Conde de Beverley — Yorkshire — 1830
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Capítulo 1: No me agradas
La relación con sus padres no era estable. Eso era un completo hecho de que un día los complacía y los siguientes no, los mejores momentos iban siendo enterrados por discusiones y desagrado. Le molestaba como su padre se humillaba a si mismo aun siendo un noble de estatus por agradarle a otros y codearse con ellos. Como su madre fingía agrado con otras damas y concordaba en las estupidas ideas de que la mujer solo era para dar hijos y servir al hombre. ¿Acaso entonces las mujeres del pueblo que se veían obligadas a laborar por un sustento eran una anomalía? ¿O como funcionaba el mundo según su madre? Para Darleen esas mujeres iban más allá de solo estar sentadas esperando su suerte, ellas la forjaban con sus manos.
Si era consciente de que podían casarla por fuerza sin darle opción a escoger, como lo hicieran el pobre idiota que aceptase sufriría si quería pasarse de sus límites. Darleen podría perdonar una que otra cosa, pero no olvidar ofensas.
Temo de preguntar que estilo sea ese. Siento que tampoco me agradara.El de este baile parecía el conjunto de varios intentos por impresionar que al contrario se veía demasiado cargado y no congeniaban los unos con los otros.
Ciertamente, escucho los corazones rotos de las chicas que creian ser la primera y casi veo sus horribles lágrimas de cocodrilo y lo ofendidas que estan.Incluso parecía que sus hermanas estaban molestas por lo mismo. ¿Acaso era su culpa que fueran ellas las que no llamaran la atención del conde? Claro que no, Darleen solo fue el anormal cambío en una normal sociedad.
Nada de eso. Solo una sociedad hundida en arcaicas tradiciones que esperan todo mundo siga. Para su mala suerte el molde se rompío antes de que a mi me tocará pensar así.Tampoco es que le fuera a confesar que ella quería cosas que posiblemente solo un hombre pudiera hacer sin repercusiones o habladurías. Avanzando por la pista y girando un poco, eso es lo que la dejaba ver las miradas de envidia e incredulidad de los asistentes, ella solo les miraba desafiante.
Darleen Sallow — Yorkshire — 1830
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01. No me agradas
La chica era interesante, como mínimo. O podía mentir muy bien y que su objetivo sí sea bailar con Henry, o simplemente odiaba ese lugar. Por su bien esperaba que fuera la segunda opción, aunque eso hiciera que nunca pudiera enamorar a alguien. Era mejor eso que quererlo engañar.
Pero quería conocerla más y saber quién era, de qué familia venía, su apellido y quién era su padre. Imaginaba también que, si la chica no mentía y era así tal como lo decía, sus padres no estarían muy contentos con ella ya que probablemente espantara a cualquier posible pretendiente.
— Dudo que le agrade cualquier cosa que salga de este lugar, mi lady.—comentó en respuesta, tenía tono sarcástico pero en realidad estaba diciendo la verdad de lo que pensaba por los hechos y sus dichos.
Aunque también la entendía. Cada vez que iban junto a Charles a algún lado, sabiendo que ambos estaban solteros y tenían mucho dinero, mucha gente sin clase intentaba por todos los medios encajar y que se sintieran cómodos. Eso solía pasar con la gente que les limpiaba y decoraba la mansión antes de que ellos llegaran. Y después ya tenían a sus propios sirvientes y trabajadores que se encargaban de hacerlo a su propio estilo.
— Es evidente que no estarán contentas por no ser elegidas, en efecto—respondió reprimiendo una risa, sabía que era cierto lo que decía. Incluso él había dicho que no iba a bailar en ese baile espantoso pero allí estaba, haciéndolo. No contra su voluntad, porque él le pidió la mano a la joven, pero “bailar y conocerse más” no era la razón. Tampoco que le hubiera llamado la atención en el sentido de enamoramiento ni nada por el estilo. Pero tenía una forma de decir las cosas muy diferente a todo el mundo y por eso estaba algo interesado—, pero supongo que no deben preocuparse. Ni siquiera en pensar en que tendrían un baile conmigo.—dijo más bien para sí mismo que para la chica en particular. ¿De verdad alguien esperaba que consiguiera una esposa en un lugar así?
Otra cosa que era particular en ella era que no parecía demasiado interesada en bailar con él. Era como si hiciera eso porque no tuviera nada mejor que hacer. Ni siquiera la sentía bailando obligada, sino indiferente a la situación. Estaba totalmente indiferente al hecho de bailar con Henry Percy II, el futuro Conde de Beverley a la muerte de su padre. Él no estaba ofendido por aquello, lo que pensara la prole no entraba en su lista de prioridades, pero sí le causaba curiosidad.
— Interesante respuesta, sin dudas.— Asintió a las palabras que decía la chica mientras le daba una vuelta pequeña—¿Cómo es su nombre?—preguntó interesado una vez volvieron a acercarse para seguir bailando.
Pero quería conocerla más y saber quién era, de qué familia venía, su apellido y quién era su padre. Imaginaba también que, si la chica no mentía y era así tal como lo decía, sus padres no estarían muy contentos con ella ya que probablemente espantara a cualquier posible pretendiente.
— Dudo que le agrade cualquier cosa que salga de este lugar, mi lady.—comentó en respuesta, tenía tono sarcástico pero en realidad estaba diciendo la verdad de lo que pensaba por los hechos y sus dichos.
Aunque también la entendía. Cada vez que iban junto a Charles a algún lado, sabiendo que ambos estaban solteros y tenían mucho dinero, mucha gente sin clase intentaba por todos los medios encajar y que se sintieran cómodos. Eso solía pasar con la gente que les limpiaba y decoraba la mansión antes de que ellos llegaran. Y después ya tenían a sus propios sirvientes y trabajadores que se encargaban de hacerlo a su propio estilo.
— Es evidente que no estarán contentas por no ser elegidas, en efecto—respondió reprimiendo una risa, sabía que era cierto lo que decía. Incluso él había dicho que no iba a bailar en ese baile espantoso pero allí estaba, haciéndolo. No contra su voluntad, porque él le pidió la mano a la joven, pero “bailar y conocerse más” no era la razón. Tampoco que le hubiera llamado la atención en el sentido de enamoramiento ni nada por el estilo. Pero tenía una forma de decir las cosas muy diferente a todo el mundo y por eso estaba algo interesado—, pero supongo que no deben preocuparse. Ni siquiera en pensar en que tendrían un baile conmigo.—dijo más bien para sí mismo que para la chica en particular. ¿De verdad alguien esperaba que consiguiera una esposa en un lugar así?
Otra cosa que era particular en ella era que no parecía demasiado interesada en bailar con él. Era como si hiciera eso porque no tuviera nada mejor que hacer. Ni siquiera la sentía bailando obligada, sino indiferente a la situación. Estaba totalmente indiferente al hecho de bailar con Henry Percy II, el futuro Conde de Beverley a la muerte de su padre. Él no estaba ofendido por aquello, lo que pensara la prole no entraba en su lista de prioridades, pero sí le causaba curiosidad.
— Interesante respuesta, sin dudas.— Asintió a las palabras que decía la chica mientras le daba una vuelta pequeña—¿Cómo es su nombre?—preguntó interesado una vez volvieron a acercarse para seguir bailando.
Henry Percy II Conde de Beverley — Yorkshire — 1830
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Capítulo 1: No me agradas
Por mucho se consideraba en su lista de cosas que robar un baile importante en una reunión decepcionando a la gran mayoría de las asistentes era una de las cosas más divertidas del mundo.
Ni siquiera en lo loco de las ideas se le paso esta de que la indiferencia que sentía fuera lo que llamase la atención justamente de uno de los principales anfitriones que estaban siendo por lo menos amables en un cierto sentido.
Uno de los dos recién llegando tomaba el rol que le estaba correspondiendo. El segundo además de todo era el que saltando las normas sociales era justamente con que giraba por la pista de baile.
Con total honestidad eso es muy cierto. Casi nada de aqui me agrada. Pero parece que al menos esta vez no fue algo monótono y un ligero cambio da una experiencia distinta.Para ella el ser vista y medida por la cantidad de dote que podían obtener por su mano era desagradable.
Entonces su respuesta inmediata eran los rechazos. Si no corro con suerte me acorralaran como una manada furiosa demandando saber de que hablamos y si ellas van a tener la misma oportunidad pero eso dependera de usted no de mi.Era clara en eso, así como evadía los rumores haciendo caso omiso ella no iba a crearlos para que ellas estuvieran cómodas ni empujarlo a ellas si quería evitarlas.
Ella misma no afirmaría si ese sería el único baile o solo por ser más irritantes danzarían una segunda vez.
No esperaba mucho, incluso su baile era no por destacar lo hacía porque al menos se lo pedía de una manera no imponente ni obligada, le había dado opción a rechazarlo pero eso como consecuencia haría que la conversación terminase y el aburrimiento volviera.
¿Para saber que familia ira a la ruina? No es realmente un secreto muy guardado. Sallow, Darleen Sallow.
Ni siquiera en lo loco de las ideas se le paso esta de que la indiferencia que sentía fuera lo que llamase la atención justamente de uno de los principales anfitriones que estaban siendo por lo menos amables en un cierto sentido.
Uno de los dos recién llegando tomaba el rol que le estaba correspondiendo. El segundo además de todo era el que saltando las normas sociales era justamente con que giraba por la pista de baile.
Con total honestidad eso es muy cierto. Casi nada de aqui me agrada. Pero parece que al menos esta vez no fue algo monótono y un ligero cambio da una experiencia distinta.Para ella el ser vista y medida por la cantidad de dote que podían obtener por su mano era desagradable.
Entonces su respuesta inmediata eran los rechazos. Si no corro con suerte me acorralaran como una manada furiosa demandando saber de que hablamos y si ellas van a tener la misma oportunidad pero eso dependera de usted no de mi.Era clara en eso, así como evadía los rumores haciendo caso omiso ella no iba a crearlos para que ellas estuvieran cómodas ni empujarlo a ellas si quería evitarlas.
Ella misma no afirmaría si ese sería el único baile o solo por ser más irritantes danzarían una segunda vez.
No esperaba mucho, incluso su baile era no por destacar lo hacía porque al menos se lo pedía de una manera no imponente ni obligada, le había dado opción a rechazarlo pero eso como consecuencia haría que la conversación terminase y el aburrimiento volviera.
¿Para saber que familia ira a la ruina? No es realmente un secreto muy guardado. Sallow, Darleen Sallow.
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—Me alegra ser un cambio de experiencia.—dijo evitando una risa. Evidentemente era lo único que podía ser de esa chica. Era directa y en todo momento se sentía juzgado. Era una experiencia diferente, definitivamente.
También era cierto lo que dijo después. Probablemente serán la comidilla de los siguientes días siendo que él no tenía pensado bailar con nadie más. Era seguro que ella no alentaría los rumores, lo daba por sentado. Dudaba que quisiera que hablaran de ella y él en ningún tipo de sentido. Pero la gente iba a hablar igual, definitivamente.—Como mínimo, tendrá que responder preguntas de su madre y hermanas.—mencionó preguntándose qué diría por respuesta. Todo negativo, suponía.
Pensó cuánto tiempo faltaba para que la prole se fuera y quedaran solos con Charles y Augusta. Su amigo seguía pareciendo muy contento cuando cruzaron miradas durante el baile, y por su mirada estaba muy intrigado por lo que estaba haciendo Henry.—No será la única que tendrá que responder preguntas.—dijo cansinamente. Su amigo era muy romántico cuando quería.
—¿Tiene hermanos varones, lady Sallow?—preguntó después de escuchar su apellido. Si no era así, definitivamente sus padres estarían más que desesperados por ubicar a sus hijas en un buen matrimonio, porque la herencia no iría para ellas a menos que se casaran.—Imagino que la esperanza de sus padres es que uno de los esposos de sus hermanas sea tan benevolente que la acepte a usted también.—dijo pensativo porque evidentemente no estaba nada interesada en conseguir marido.
También era cierto lo que dijo después. Probablemente serán la comidilla de los siguientes días siendo que él no tenía pensado bailar con nadie más. Era seguro que ella no alentaría los rumores, lo daba por sentado. Dudaba que quisiera que hablaran de ella y él en ningún tipo de sentido. Pero la gente iba a hablar igual, definitivamente.—Como mínimo, tendrá que responder preguntas de su madre y hermanas.—mencionó preguntándose qué diría por respuesta. Todo negativo, suponía.
Pensó cuánto tiempo faltaba para que la prole se fuera y quedaran solos con Charles y Augusta. Su amigo seguía pareciendo muy contento cuando cruzaron miradas durante el baile, y por su mirada estaba muy intrigado por lo que estaba haciendo Henry.—No será la única que tendrá que responder preguntas.—dijo cansinamente. Su amigo era muy romántico cuando quería.
—¿Tiene hermanos varones, lady Sallow?—preguntó después de escuchar su apellido. Si no era así, definitivamente sus padres estarían más que desesperados por ubicar a sus hijas en un buen matrimonio, porque la herencia no iría para ellas a menos que se casaran.—Imagino que la esperanza de sus padres es que uno de los esposos de sus hermanas sea tan benevolente que la acepte a usted también.—dijo pensativo porque evidentemente no estaba nada interesada en conseguir marido.
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Capítulo 1: No me agradas
Totalmente una que no era esperada de parte de nadie.Por lo menos para Darleen no lo era, y con eso era más que suficiente para ella.
La señora Sallow estaba atónita pero sus expresiones no lo mostraban por completo. Su hija mayor estaba con el pretendiente que todas las asistentes incluidas sus hijas menores habian querido bailar. Y ahora su grosera hija estaba gozando del privilegio. No sabía si era casualidad o si solo era porque buscaba causar otro escándalo.
Va a ser una completa tortura. Incluso si no ha terminado el baile pueden llegar a acercarse mientras otros ocupan la pista. No faltaban los que susurraban entre si mismos intentando ser discretos fallando de modo altamente estrepitoso.
¿Esperaba no tener que responderlas? Por su posición tiene la elección de no responderlas a menos que se tratase de alguna amistad que se preocupe suficiente de usted para comprobar que se encuentra bien. Para ella no exactamente había de eso, era complicado congeniar con chicas de su edad por notadas diferencias.
No tengo hermanos solo hermanas, si hubiera un varón sin importar su edad podría escoger esposa, caso contrario al mío.
Fue una pregunta que no espero. La idea de que sus hermanas la acogieran.Dudo que eso pase. A una mujer como yo no la querrán acoger si pone en peligro su reputación, ni siquiera por caridad. Ella misma incluso aceptaba que era posible vivir sola en el olvido o en un ya más extremo caso pudieran enviarla lejos con otros familiares para encontrarle pareja o darle lecciones de modales.
La señora Sallow estaba atónita pero sus expresiones no lo mostraban por completo. Su hija mayor estaba con el pretendiente que todas las asistentes incluidas sus hijas menores habian querido bailar. Y ahora su grosera hija estaba gozando del privilegio. No sabía si era casualidad o si solo era porque buscaba causar otro escándalo.
Va a ser una completa tortura. Incluso si no ha terminado el baile pueden llegar a acercarse mientras otros ocupan la pista. No faltaban los que susurraban entre si mismos intentando ser discretos fallando de modo altamente estrepitoso.
¿Esperaba no tener que responderlas? Por su posición tiene la elección de no responderlas a menos que se tratase de alguna amistad que se preocupe suficiente de usted para comprobar que se encuentra bien. Para ella no exactamente había de eso, era complicado congeniar con chicas de su edad por notadas diferencias.
No tengo hermanos solo hermanas, si hubiera un varón sin importar su edad podría escoger esposa, caso contrario al mío.
Fue una pregunta que no espero. La idea de que sus hermanas la acogieran.Dudo que eso pase. A una mujer como yo no la querrán acoger si pone en peligro su reputación, ni siquiera por caridad. Ella misma incluso aceptaba que era posible vivir sola en el olvido o en un ya más extremo caso pudieran enviarla lejos con otros familiares para encontrarle pareja o darle lecciones de modales.
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Sabía que aquello no era esperado por nadie, ni por ella ni por él ni por la sociedad. ¿Por qué alguien como él bailaba con una chica que evidentemente era desagradable? Pues se preguntaban eso porque la única razón que tenían para bailar era porque se sentían atraídos; para la gente y las personas comunes lo único que valía la pena era el matrimonio y lo protocolar.
No era que no existían los protocolos en la aristocracia, pero muchas veces no eran como los pintaba la gente de clase media-alta. En lugares como ese, como esos pueblos, no era común ver a un aristócrata de alto nivel y pensaban que era lo mismo que el terrateniente con más campos. Pero no, la aristocracia tenía otro tipo de protocolos -igual de aburridos que los otros- y era algo diferente.
Pero a nadie ahí le importaba, a menos que sea con razón de casar a una de sus hijas que, en el caso de Henry, no era el objetivo para nada. Quizás para Charles sí, pero todo era importante para su amigo.
—No se preocupe, aunque habría que ver qué tan desubicada sea la sociedad aquí.—comentó sin estar muy seguro del tema. Henry se aseguraba que lugar donde iba, lugar donde sabían que no eran bien recibidos por él de ninguna manera así que no quería interrupciones en ningún momento. Había algunos que no prestaban atención a eso, era obvio; minutos antes de charlar con la chica ya uno de ellos había intentado mantener una conversación con él.
Suspiró mientras le daba vueltas, pensando casualmente cómo responder eso.—Lo que digan los demás no me interesa en lo más mínimo, lady Darleen. Pero soy gran amigo del conde Charles y seguramente querrá preguntarme por qué he decidido bailar.—dijo simplemente. Claro que Henry sólo diría que lo dejara estar y ya.
Asintió porque entendía lo que decía con respecto a las mujeres. Él estaba al cuidado de su hermana menor y sabía que en algún momento se iba a casar, pero por fortuna estaban en una posición donde ella podría elegir.—Ya veo. Así que sólo depende de usted elegir tener un buen futuro.—comentó entendiendo ya casi el panorama completo de la chica.
Le sorprendió un poco el comentario con su duda, suponía que las familias en casos así una de ellas se haría cargo de la hermana descarriada o algo por el estilo. En su mundo las casaban con alguien de menor puesto y solucionado.—¿Y tiene alguna visión, entonces, de su futuro, mi lady?—preguntó interesado aprovechando que aún no había terminado el baile.
No era que no existían los protocolos en la aristocracia, pero muchas veces no eran como los pintaba la gente de clase media-alta. En lugares como ese, como esos pueblos, no era común ver a un aristócrata de alto nivel y pensaban que era lo mismo que el terrateniente con más campos. Pero no, la aristocracia tenía otro tipo de protocolos -igual de aburridos que los otros- y era algo diferente.
Pero a nadie ahí le importaba, a menos que sea con razón de casar a una de sus hijas que, en el caso de Henry, no era el objetivo para nada. Quizás para Charles sí, pero todo era importante para su amigo.
—No se preocupe, aunque habría que ver qué tan desubicada sea la sociedad aquí.—comentó sin estar muy seguro del tema. Henry se aseguraba que lugar donde iba, lugar donde sabían que no eran bien recibidos por él de ninguna manera así que no quería interrupciones en ningún momento. Había algunos que no prestaban atención a eso, era obvio; minutos antes de charlar con la chica ya uno de ellos había intentado mantener una conversación con él.
Suspiró mientras le daba vueltas, pensando casualmente cómo responder eso.—Lo que digan los demás no me interesa en lo más mínimo, lady Darleen. Pero soy gran amigo del conde Charles y seguramente querrá preguntarme por qué he decidido bailar.—dijo simplemente. Claro que Henry sólo diría que lo dejara estar y ya.
Asintió porque entendía lo que decía con respecto a las mujeres. Él estaba al cuidado de su hermana menor y sabía que en algún momento se iba a casar, pero por fortuna estaban en una posición donde ella podría elegir.—Ya veo. Así que sólo depende de usted elegir tener un buen futuro.—comentó entendiendo ya casi el panorama completo de la chica.
Le sorprendió un poco el comentario con su duda, suponía que las familias en casos así una de ellas se haría cargo de la hermana descarriada o algo por el estilo. En su mundo las casaban con alguien de menor puesto y solucionado.—¿Y tiene alguna visión, entonces, de su futuro, mi lady?—preguntó interesado aprovechando que aún no había terminado el baile.
Henry Percy II Conde de Beverley — Yorkshire — 1830
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Capítulo 1: No me agradas
No era lo que otros esperaban considerando la reputación de los Sallow. Iban con una idea de como es que seria la heredera mayor para darse cuenta de que solo eran ilusiones propias de ellos altamente basados en lo que dictaban las normas de la sociedad. Pero no consideraban que existían personas que justamente no cuadraban en ese molde los mismos que por asomo terminaban con resistencia de su parte. No es que Darleen soñase con el tipo más encantador del mundo pero si al menos que la tuviera en cuenta y pudiera proveerle parte de las necesidades como un intercambio recíproco.
La sociedad no estaba muy lista para aceptar que habría alguna chica que los desafiara como ella contra la lógica de ser una presa facil para el matrimonio cosa que para ella no venía al caso.
Además de que a la gran mayoría de los invitados ya los habia dado por rechazados y otros más lo consideraban al no saber como acercarse a ella y menos ahora que estaba bailando con el conde más cotizado.
La diferencia clara era que ella incluso sería un rumor mayor al tenerse la duda de como el conde la soportaba cuando tampoco se había visto con las intenciones de ser activo participante en el evento contrario a su amigo que se movía como pato en el agua.
Sentiran esto como una grosería o van a exigir saber que es lo que paso. Cosas que no respondere pues no son asuntos de los demás, no les debo explicaciones como tal. Esperando a que alguno de los lords interrumpiera o que quisieran dar por terminada la canción los músicos.
Puede mencionarle que ha sido solo un impulso, manteníamos una conversación y una cosa ha llevado a la otra. Ya si quiere entrar en detalles va a quedar a su discresión. Ella no tenía los beneficios de algunas jóvenes que si podían elegir con quien crear sus contratos.
¿No cree que es eso mejor que dejarlo en manos de otra persona a riesgo de que tome malas decisiones? Sus preguntas no iban claro al modo ofensivo sino al modo curioso por saber la opinión de este.
Con riesgo a un poco de burla quisiera conocer un poco más del mundo. El pueblo y la ciudad llegan tras un tiempo a ser limitados. Pero saber que existe algo más allá y tener una forma de hacerlo...me gustaría tomarla en lugar de solo pensar ¿y si hubiera hecho? Además si nadie se casaba con ella su libertad sería un poco más amplia, al no tener que atender a un marido o un hijo.
La sociedad no estaba muy lista para aceptar que habría alguna chica que los desafiara como ella contra la lógica de ser una presa facil para el matrimonio cosa que para ella no venía al caso.
Además de que a la gran mayoría de los invitados ya los habia dado por rechazados y otros más lo consideraban al no saber como acercarse a ella y menos ahora que estaba bailando con el conde más cotizado.
La diferencia clara era que ella incluso sería un rumor mayor al tenerse la duda de como el conde la soportaba cuando tampoco se había visto con las intenciones de ser activo participante en el evento contrario a su amigo que se movía como pato en el agua.
Sentiran esto como una grosería o van a exigir saber que es lo que paso. Cosas que no respondere pues no son asuntos de los demás, no les debo explicaciones como tal. Esperando a que alguno de los lords interrumpiera o que quisieran dar por terminada la canción los músicos.
Puede mencionarle que ha sido solo un impulso, manteníamos una conversación y una cosa ha llevado a la otra. Ya si quiere entrar en detalles va a quedar a su discresión. Ella no tenía los beneficios de algunas jóvenes que si podían elegir con quien crear sus contratos.
¿No cree que es eso mejor que dejarlo en manos de otra persona a riesgo de que tome malas decisiones? Sus preguntas no iban claro al modo ofensivo sino al modo curioso por saber la opinión de este.
Con riesgo a un poco de burla quisiera conocer un poco más del mundo. El pueblo y la ciudad llegan tras un tiempo a ser limitados. Pero saber que existe algo más allá y tener una forma de hacerlo...me gustaría tomarla en lugar de solo pensar ¿y si hubiera hecho? Además si nadie se casaba con ella su libertad sería un poco más amplia, al no tener que atender a un marido o un hijo.
Darleen Sallow — Yorkshire — 1830
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01. No me agradas
Henry tenía el deseo secreto -y no tanto, habiéndolo compartido con su amigo Charles- de poder ser Conde de Beverly sin necesidad de una esposa a su lado. Sabía que su padre quería verlo casado con alguien y con nietos y esas cosas, y si bien estaba bien prolongar su apellido, que ya varias generaciones habían estado al mando de ese condado, prefería quizás hacer como hacían los señores viejos que ya no tenían hijos o no podían procrear: directamente adoptar a un sobrino lejano poco importante para la familia y educarlo como su heredero. Era una opción, aunque su padre no iba a querer saber nada con eso. Pero era mejor antes que tener que sacarse con cualquiera de esas damas.
Mucho menos en ese baile, como esperaba encontrarla Charles (aunque Charles esperaba encontrarla en cualquier baile, había que decirlo). Ninguna de esas mujeres de la casi alta sociedad eran para él porque todas eran exactamente iguales entre sí. Podían ser más o menos bellas, pero ninguna era adecuada para él.
Mucho menos la chica que tenía frente a él bailando, que era desagradable con la nobleza y con una poca inclinación a pertenecer a ella. Y era gracioso porque todos en el salón seguramente pensaban que era alguien importante para él por haber sido la elegida.
Suponía que la chica tenía razón. Esperaba que no lo molestaran demasiado a preguntas. Lo que hicieran con ella le daba exactamente igual porque no pretendía volver a verla nunca más, o eso esperaba.
— Sí, por supuesto. Podría mencionarle eso.—comentó mirando a Charles que no dejaba de bailar, siempre con la misma mujer al igual que él, aunque su amigo había estado bailando desde el principio con ella sola. Esperaba que no estuviera entrando en ese estado de enamoramiento intenso.
La pregunta que le había hecho era bastante interesante. Una mujer que prefería dejar su destino en sus propias manos era algo que no se veía jamás en ese tipo de sociedades y era un claro desafío a lo que significaban las costumbres. Curioso.—Es claro que no es común ese pensamiento, mi lady, aunque puede ser bastante acertado.—asintió. Su propio futuro nunca había estado en manos de nadie más que de él mismo, era cierto, pero también no era algo normal en una mujer.
—Así que usted es una aventurera.—dijo alzando levemente las cejas al conocer el objetivo de la chica. Muy interesante, extraño y poco normal definitivamente. No estaba acostumbrado a llevar charlas de ese estilo con señoritas que sólo buscaban su mano.
Por el tiempo que pasaba, el baile ya debía estar terminando.—Bien, Lady Sallow, un placer conocerla.—dijo tomando su mano y dándole un beso allí, sabiendo que probablemente la iba a molestar. Volvió su vista a Charles y suspiró.—Aunque quizás podamos tener otro baile, siendo que mi amigo está totalmente fascinado con esa mujer de tan poca clase, no sólo por el vestido sino por su cara. No pertenecería a la nobleza.—comentó todavía mirándolo y negando con la cabeza. Era atrevido lo que decía, pero siempre decía lo que pensaba, estaba en una clara posición para hacerlo.
Mucho menos en ese baile, como esperaba encontrarla Charles (aunque Charles esperaba encontrarla en cualquier baile, había que decirlo). Ninguna de esas mujeres de la casi alta sociedad eran para él porque todas eran exactamente iguales entre sí. Podían ser más o menos bellas, pero ninguna era adecuada para él.
Mucho menos la chica que tenía frente a él bailando, que era desagradable con la nobleza y con una poca inclinación a pertenecer a ella. Y era gracioso porque todos en el salón seguramente pensaban que era alguien importante para él por haber sido la elegida.
Suponía que la chica tenía razón. Esperaba que no lo molestaran demasiado a preguntas. Lo que hicieran con ella le daba exactamente igual porque no pretendía volver a verla nunca más, o eso esperaba.
— Sí, por supuesto. Podría mencionarle eso.—comentó mirando a Charles que no dejaba de bailar, siempre con la misma mujer al igual que él, aunque su amigo había estado bailando desde el principio con ella sola. Esperaba que no estuviera entrando en ese estado de enamoramiento intenso.
La pregunta que le había hecho era bastante interesante. Una mujer que prefería dejar su destino en sus propias manos era algo que no se veía jamás en ese tipo de sociedades y era un claro desafío a lo que significaban las costumbres. Curioso.—Es claro que no es común ese pensamiento, mi lady, aunque puede ser bastante acertado.—asintió. Su propio futuro nunca había estado en manos de nadie más que de él mismo, era cierto, pero también no era algo normal en una mujer.
—Así que usted es una aventurera.—dijo alzando levemente las cejas al conocer el objetivo de la chica. Muy interesante, extraño y poco normal definitivamente. No estaba acostumbrado a llevar charlas de ese estilo con señoritas que sólo buscaban su mano.
Por el tiempo que pasaba, el baile ya debía estar terminando.—Bien, Lady Sallow, un placer conocerla.—dijo tomando su mano y dándole un beso allí, sabiendo que probablemente la iba a molestar. Volvió su vista a Charles y suspiró.—Aunque quizás podamos tener otro baile, siendo que mi amigo está totalmente fascinado con esa mujer de tan poca clase, no sólo por el vestido sino por su cara. No pertenecería a la nobleza.—comentó todavía mirándolo y negando con la cabeza. Era atrevido lo que decía, pero siempre decía lo que pensaba, estaba en una clara posición para hacerlo.
Henry Percy II Conde de Beverley — Yorkshire — 1830
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Capítulo 1: No me agradas
Para ella si no fuera un indispensable y ridículo requisito le haría mejor que las propiedades o negocios pudieran heredarse al hijo o hija más competente sin necesidad de las nupcias, más el papel principal de la mujer solo era el hogar, las que se aventuraban a algo más lejano eran usualmente rechazadas o mal vistas por incluso las demás que no compartieran su visión.
Para su aparente edad que seguía siendo joven sus padres decían ya debía tener o un hijo o estar esperando uno. Ella sabía que incluso mentalmente no estaba lista para cuidar de un ser tan pequeño que demandase su completa atención.
Si estar solo en casa iba a ser la única aspiración lo mejor era que se marchara y la segunda mayor tomase su responsabilidad que ella dijera podría llevar mejor que Darleen. Por su parte ella no ocultaba el desagrado de esto, era tan clásico, que cargase la misma expresión en cada baile.
Realmente no encontrara a muchas con ese pensamiento, han sido exiliadas o simplemente viven con la parte no noble. Las veía de lejos, algunas con mirada derrotada y otras con ese fuego de vivir.
Conocer los rincones de la ciudad no se puede considerar aventurera, lo que conozco es solo de libros, aquellos que vienen de las aventuras de otros. El baile estaba finalizando, tenía que decirle justo que pensaba del gesto pero fue distinto lo que salío de sus labios, con bastante molestía además. Para su mala suerte es mi hermana, bastante tonta a veces pero solo yo puedo insultarla directamente. Diría que es un placer, pero no demasiado, escuché lo suficiente. Disfrute su baile con las siguientes nobles que portan vestidos de mejor clase. Con burla hizo el ademán clásico de una mujer que parecía agradecida siendo notorío que era grosera antes de darse la vuelta y perderse entre los presentes o habría golpeado al conde ahí mismo.
Para su aparente edad que seguía siendo joven sus padres decían ya debía tener o un hijo o estar esperando uno. Ella sabía que incluso mentalmente no estaba lista para cuidar de un ser tan pequeño que demandase su completa atención.
Si estar solo en casa iba a ser la única aspiración lo mejor era que se marchara y la segunda mayor tomase su responsabilidad que ella dijera podría llevar mejor que Darleen. Por su parte ella no ocultaba el desagrado de esto, era tan clásico, que cargase la misma expresión en cada baile.
Realmente no encontrara a muchas con ese pensamiento, han sido exiliadas o simplemente viven con la parte no noble. Las veía de lejos, algunas con mirada derrotada y otras con ese fuego de vivir.
Conocer los rincones de la ciudad no se puede considerar aventurera, lo que conozco es solo de libros, aquellos que vienen de las aventuras de otros. El baile estaba finalizando, tenía que decirle justo que pensaba del gesto pero fue distinto lo que salío de sus labios, con bastante molestía además. Para su mala suerte es mi hermana, bastante tonta a veces pero solo yo puedo insultarla directamente. Diría que es un placer, pero no demasiado, escuché lo suficiente. Disfrute su baile con las siguientes nobles que portan vestidos de mejor clase. Con burla hizo el ademán clásico de una mujer que parecía agradecida siendo notorío que era grosera antes de darse la vuelta y perderse entre los presentes o habría golpeado al conde ahí mismo.
Darleen Sallow — Yorkshire — 1830
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01. No me agradas
—Muy cierto lo que dice. No es un pensamiento común. —Él estaba seguro de que ella tenía razón; no había casi ninguna mujer, y ninguna que Henry conociera en persona, con ese pensamiento de querer aventuras, conocer el mundo, o aunque sea ser desagradable con alguien con más status que ella. Lady Darleen era diferente a todo lo conocido sin dudas. Y a pesar de compartir sus... comentarios con respecto a algunos nobles, ella parecía asquearle todo lo relacionado a la aristocracia. Sí, no conocía a nadie con ese mismo pensar.
Bueno, al menos le gustaba leer y era algo que compartían. Claro que era lo común en ladies de esa edad leer novelas románticas y soñar con un príncipe que las salvaría de su destino, dejando todo en manos de él. Dudaba mucho que su gusto fuera por ese lado, sobre todo por el comentario de la aventura. —Así que le gustan los libros de aventura. —comentó, pensando en que podía decirle alguno que otro para que leyera... Pero no pudo llegar a hacer ese comentario porque el baile había parado y él dijo aquello sobre la mujer que bailaba con Charles.
Por alguna razón su primer pensamiento fue «estúpido» pero se lo sacó rápidamente de la cabeza, sin saber de dónde había venido. Era su pensamiento, lo había dicho en voz alta y quizás no tendría que haberlo hecho. Pero ya no importaba porque había abierto la boca. Si bien sabía que había cosas que no podía decir en voz alta, aún cuando su opinión fuese aceptada por todo el mundo por su posición, no evitó decir ese comentario desafortunado de, casualmente, la hermana de con quien estaba bailando.
Miró a lady Sallow tragando y poniéndose firme. Nunca nadie lo había desafiado y el gesto irónico y el comentario en voz alta de ella fue escuchado por algunas personas. Nadie nunca se había dirigido a él de esa manera y frunció el ceño.
Antes de que pudiera responder apareció su amigo Charles, confundido, e inevitablemente todas las miradas del salón estuvieron puestos en ellos. Estaban juntos los solteros codiciados del salón y una chica grosera estaba yéndose ofendida. —No pasa nada, Charles. —dijo sabiendo que lo estaban escuchando. —Solamente una pobre chica sin clase haciendo lo que cualquiera en su posición haría. —negó con la cabeza sin darle importancia. Tomó un vaso de uno de los camareros y se retiró hacia su biblioteca, dando por finalizado el baile para él.
Bueno, al menos le gustaba leer y era algo que compartían. Claro que era lo común en ladies de esa edad leer novelas románticas y soñar con un príncipe que las salvaría de su destino, dejando todo en manos de él. Dudaba mucho que su gusto fuera por ese lado, sobre todo por el comentario de la aventura. —Así que le gustan los libros de aventura. —comentó, pensando en que podía decirle alguno que otro para que leyera... Pero no pudo llegar a hacer ese comentario porque el baile había parado y él dijo aquello sobre la mujer que bailaba con Charles.
Por alguna razón su primer pensamiento fue «estúpido» pero se lo sacó rápidamente de la cabeza, sin saber de dónde había venido. Era su pensamiento, lo había dicho en voz alta y quizás no tendría que haberlo hecho. Pero ya no importaba porque había abierto la boca. Si bien sabía que había cosas que no podía decir en voz alta, aún cuando su opinión fuese aceptada por todo el mundo por su posición, no evitó decir ese comentario desafortunado de, casualmente, la hermana de con quien estaba bailando.
Miró a lady Sallow tragando y poniéndose firme. Nunca nadie lo había desafiado y el gesto irónico y el comentario en voz alta de ella fue escuchado por algunas personas. Nadie nunca se había dirigido a él de esa manera y frunció el ceño.
Antes de que pudiera responder apareció su amigo Charles, confundido, e inevitablemente todas las miradas del salón estuvieron puestos en ellos. Estaban juntos los solteros codiciados del salón y una chica grosera estaba yéndose ofendida. —No pasa nada, Charles. —dijo sabiendo que lo estaban escuchando. —Solamente una pobre chica sin clase haciendo lo que cualquiera en su posición haría. —negó con la cabeza sin darle importancia. Tomó un vaso de uno de los camareros y se retiró hacia su biblioteca, dando por finalizado el baile para él.
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