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1x1 — Original — Épocas pasadas
Año 1830
La familia Sallow tenía una gran finca en el Condado de Yorkshire. Los señores Sallow tenían cuatro herederas y ya estaban en la edad de pensar en su herencia y poder casarlas con hombres de la alta sociedad.
Un día llega a la ciudad el Conde de Langdale junto a su familia y a su inseparable amigo: El misterioso Henry Percy, II conde de Beverley. Inmediatamente después de llegar, el Conde realiza un baile donde los terratenientes podían asistir, y con ellos su familia.
Las hermanas Sallow estaban muy entusiasmadas excepto la mayor: Darleen. A ella no le interesaba la aristocracia. Era feliz como estaba y no le interesaban demasiado los bailes ni estar fingiendo toda la noche nada. De todas maneras, la señora Sallow (obsesionada con conseguir un pretendiente a sus hijas) decidió que irían todas.
La segunda hermana mayor, tan hermosa y agradable, comenzó a bailar con el Conde, que parecía encantado con ella. A partir de entonces, todos en la casa hablaban de que ella será la heredera de Langdale.
En cambio, Darleen tuvo un desencuentro con Henry durante el baile. Ambos comenzaron a discutir y dejaron en claro que jamás podrían llevarse bien. El problema era que parecían una polilla y la luz. Siempre que se encontraban descubrían que había un imán que los atraía.
Cronología
Capítulo 01: No me agradas
Capítulo 02: Hate seems stronger than love
La familia Sallow tenía una gran finca en el Condado de Yorkshire. Los señores Sallow tenían cuatro herederas y ya estaban en la edad de pensar en su herencia y poder casarlas con hombres de la alta sociedad.
Un día llega a la ciudad el Conde de Langdale junto a su familia y a su inseparable amigo: El misterioso Henry Percy, II conde de Beverley. Inmediatamente después de llegar, el Conde realiza un baile donde los terratenientes podían asistir, y con ellos su familia.
Las hermanas Sallow estaban muy entusiasmadas excepto la mayor: Darleen. A ella no le interesaba la aristocracia. Era feliz como estaba y no le interesaban demasiado los bailes ni estar fingiendo toda la noche nada. De todas maneras, la señora Sallow (obsesionada con conseguir un pretendiente a sus hijas) decidió que irían todas.
La segunda hermana mayor, tan hermosa y agradable, comenzó a bailar con el Conde, que parecía encantado con ella. A partir de entonces, todos en la casa hablaban de que ella será la heredera de Langdale.
En cambio, Darleen tuvo un desencuentro con Henry durante el baile. Ambos comenzaron a discutir y dejaron en claro que jamás podrían llevarse bien. El problema era que parecían una polilla y la luz. Siempre que se encontraban descubrían que había un imán que los atraía.
Cronología
Capítulo 01: No me agradas
Capítulo 02: Hate seems stronger than love
Henry Percy, II conde de Beverley
20 años — Sam Riley — Moonchild
Darleen Sallow
18 años — Millie Bobbie Brown — Dauntless
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- Código:
<center><div class="wicked16"><div class="wicked17">TÍTULO DE CAP</div><div class="wicked21"><div class="wicked20" style="background:url(IMAGEN AQUI); background-size:cover;"></div></div><div class="wicked19">POST AQUÍ</div><div class="wicked18">PERSONAJE — LUGAR — FECHA</div></div><div style=" Width: 400px; margin-top:0px; font-size:8px;font-family: arial; text-align: center;"><a href="http://treeoflife.foroactivo.com/u3">~</a></div></center>
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02: Hate seems stronger than love
Anteriormente...Darleen termino dejando el baile apresuradamente pero no se marcho a casa, sino que espero a sus padres en el exterior hasta que por fin volvieron a casa mientras sus hermanas contaban sus mejores momentos de este. Su madre espero a que la pudiera encontrar a solas para exigir una explicación al respecto más eso no paso, Darleen solo dijo cosas básicas de lo ocurrido y pasarían varios días antes de que el destino le jugase mal.
Actualmente...
Iré a ver al Conde Charles madre, me ha extendido una invitación a visitarlo. Fue lo que dijo la segunda mayor durante el desayuno, en esos días no dejaba de comentar lo mismo que ya dijera sobre el baile a un exasperante punto.
Darleen no comento al respecto, conocía que el Conde Henry seguía por el pueblo y no deseaba toparse con este de nuevo. Lo que dijera en el baile al final la había decepcionado, terminaba en su opinión siendo como el resto juzgando por la ropa y se sentía tonta al haberle comentado tanto de si misma que seguramente luego se habría reído de la joven con otros.
Aunque no hubiera escuchado novedades del baile, solo ayudó a su hermana a regañadientes para que fuera a visitar al amigo de este.
Llovió terriblemente ese día frustrándola de salir a leer en el columpio del roble. Pasaron más días y nada sabían de la hermana, no hasta que llegó el mensajero con la noticia de que esta llevaba días en cama.
[color:e99c=#Magenta]Darleen estamos ocupados, ve a ver a tu hermana y trae noticias de su condición. A pesar de las protestas fue obligada a ir a ver a su hermana, murmurando en el carruaje como tenía siempre mala suerte de terminar metida en asuntos que no le importaban.
Darleen Sallow — Yorkshire — 1830
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02. Hate seems stronger than love
Se había retirado del baile temprano y sólo esperó a que terminara para poder hablar con sus amigos tranquilo sin la presión de toda la prole que los rodeaba. Había hablado con Augusta y ella la había pasado bastante parecido a cómo se sintió él, a pesar de que Henry había llegado a bailar con una persona, cosa que no hacía en ningún evento.
Las preguntas no habían terminado de llegar, estaba convencido. Charles había preguntado qué había pasado con la chica, quién era y qué había pasado al final. Pero Henry cerró la discusión diciendo que era una persona que no tenía clase, aburrida y que no tenía nada para ofrecerle a él que no fuera un disgusto. Su amigo sólo paró con las preguntas porque tenía algo más importante que contar, y era algo feliz.
Estaba totalmente enamorado, para horror de su amigo y su hermana. Y para más horror de Henry, era ni más ni menos la chica a la que había insultado frente a su propia hermana. —Mala idea. — Eso fue lo único que dijo, pero para esas cosas Charles tenía sus propios pensamientos.
Así que la semana siguiente las sirvientas prepararon toda una habitación gigante para que la chica pudiera estar unos días ahí y conocer más a Charles. Para Henry era un error de arriba para abajo y de atrás para adelante.
Y la chica fue. Se llevaba muy bien con Charles y Augusta se había hecho pasar por su amiga (esto sólo lo sabía Henry) para asegurarse que no fuera una cazafortunas. Para desgracia de los dos, no lo parecía. Pero no podían romper sus defensas tan rápido.
Como para darles más tiempo de pensar sus sospechas, el diluvio que al final terminó embarrando todo por muchos días, hizo que la jovencita se enfermara. —¿Será verdad? —preguntó maliciosamente Augusta mientras miraba como Charles hablaba con las sirvientas para que la trataran muy bien y la cuidaran. Henry se encogió de hombros. Era una posibilidad que mintiera, pero él no lo creía tanto.
Charles se encargó de enviar notas a la familia de la chica, avisándoles de su condición y que prefería que se quedara hasta mejorar totalmente. Además seguía lloviendo y era difícil llegar hasta la casa de los Sallow en carruaje con la tierra tan embarrada como estaba.
—Que ni se te ocurra. —gruñó al ver la nota que estaba escribiendo Charles, donde invitaba a alguna de las hermanas o a sus padres para que pudieran ir a verla a la mansión. Como siempre, Charles lo ignoró y el mensajero salió a caballo (más fácil de llegar que en carruaje) al hogar Sallow.
Al día siguiente estaba un poco mejor para ir en carruaje y la nota volvió diciendo que por la tarde iría... Ella. Henry hizo una mueca al leer por el hombro de Charles la nota en respuesta. Su amigo envió a las sirvientas a preparar una habitación al lado de la de su hermana para que pudiera asentarse. Henry le susurró a Augusta que era una mala idea, pero no podían hacer nada.
No había vuelto a ver a Darleen desde que había dicho esos comentarios en el baile. En las reuniones en la ciudad, a la que iba obligado, no había estado en ninguna. Habían incluso almorzado con unos parientes de los Sallow y hasta reconoció a las hermanas menores de ambas, pero Darleen no se había hecho presente. Probablemente sus padres tampoco querían porque todo el pueblo supo lo que había pasado entre él y ella, a pesar de que Henry no había abierto la boca.
Al momento de llegar, Augusta se había ido a pasear con un coronel que había llegado a la ciudad. Los militares siempre eran queridos por las damas. Charles estaba con la chica y Henry estaba en el salón leyendo un libro.
Escuchó el carruaje llegar y suspiró, aunque no dejó su libro. Él no se arrepentía de pensar lo que dijo porque siempre era en pos de lo que su mejor amigo necesitaba, aunque él mismo no lo supiera. Sí estaba arrepentido de haberlo dicho en voz alta.
Una sirvienta fue a abrirle y sabía que era de mala educación que nadie de la casa la recibiera. Maldijo a Charles en voz baja porque, le cayera bien o mal, la chica era la hermana de quien su amigo estaba sintiendo algo y aunque no quisiera que se llevara a cabo porque tenía sus dudas, aún tenía que comportarse como el conde que era.
Así que cuando escuchó las puertas cerrarse, cerró también su libro y fue hacia la puerta un instante antes de que ésta se abriera. —Bienvenida, señorita Sallow. Imagino que viene a ver a su hermana. —comentó estúpidamente porque ya sabían que era la razón de su visita. —¿Imagino que su viaje resultó en buenas condiciones? —preguntó mientras dejaba que pisaran el salón.
Las preguntas no habían terminado de llegar, estaba convencido. Charles había preguntado qué había pasado con la chica, quién era y qué había pasado al final. Pero Henry cerró la discusión diciendo que era una persona que no tenía clase, aburrida y que no tenía nada para ofrecerle a él que no fuera un disgusto. Su amigo sólo paró con las preguntas porque tenía algo más importante que contar, y era algo feliz.
Estaba totalmente enamorado, para horror de su amigo y su hermana. Y para más horror de Henry, era ni más ni menos la chica a la que había insultado frente a su propia hermana. —Mala idea. — Eso fue lo único que dijo, pero para esas cosas Charles tenía sus propios pensamientos.
Así que la semana siguiente las sirvientas prepararon toda una habitación gigante para que la chica pudiera estar unos días ahí y conocer más a Charles. Para Henry era un error de arriba para abajo y de atrás para adelante.
Y la chica fue. Se llevaba muy bien con Charles y Augusta se había hecho pasar por su amiga (esto sólo lo sabía Henry) para asegurarse que no fuera una cazafortunas. Para desgracia de los dos, no lo parecía. Pero no podían romper sus defensas tan rápido.
Como para darles más tiempo de pensar sus sospechas, el diluvio que al final terminó embarrando todo por muchos días, hizo que la jovencita se enfermara. —¿Será verdad? —preguntó maliciosamente Augusta mientras miraba como Charles hablaba con las sirvientas para que la trataran muy bien y la cuidaran. Henry se encogió de hombros. Era una posibilidad que mintiera, pero él no lo creía tanto.
Charles se encargó de enviar notas a la familia de la chica, avisándoles de su condición y que prefería que se quedara hasta mejorar totalmente. Además seguía lloviendo y era difícil llegar hasta la casa de los Sallow en carruaje con la tierra tan embarrada como estaba.
—Que ni se te ocurra. —gruñó al ver la nota que estaba escribiendo Charles, donde invitaba a alguna de las hermanas o a sus padres para que pudieran ir a verla a la mansión. Como siempre, Charles lo ignoró y el mensajero salió a caballo (más fácil de llegar que en carruaje) al hogar Sallow.
Al día siguiente estaba un poco mejor para ir en carruaje y la nota volvió diciendo que por la tarde iría... Ella. Henry hizo una mueca al leer por el hombro de Charles la nota en respuesta. Su amigo envió a las sirvientas a preparar una habitación al lado de la de su hermana para que pudiera asentarse. Henry le susurró a Augusta que era una mala idea, pero no podían hacer nada.
No había vuelto a ver a Darleen desde que había dicho esos comentarios en el baile. En las reuniones en la ciudad, a la que iba obligado, no había estado en ninguna. Habían incluso almorzado con unos parientes de los Sallow y hasta reconoció a las hermanas menores de ambas, pero Darleen no se había hecho presente. Probablemente sus padres tampoco querían porque todo el pueblo supo lo que había pasado entre él y ella, a pesar de que Henry no había abierto la boca.
Al momento de llegar, Augusta se había ido a pasear con un coronel que había llegado a la ciudad. Los militares siempre eran queridos por las damas. Charles estaba con la chica y Henry estaba en el salón leyendo un libro.
Escuchó el carruaje llegar y suspiró, aunque no dejó su libro. Él no se arrepentía de pensar lo que dijo porque siempre era en pos de lo que su mejor amigo necesitaba, aunque él mismo no lo supiera. Sí estaba arrepentido de haberlo dicho en voz alta.
Una sirvienta fue a abrirle y sabía que era de mala educación que nadie de la casa la recibiera. Maldijo a Charles en voz baja porque, le cayera bien o mal, la chica era la hermana de quien su amigo estaba sintiendo algo y aunque no quisiera que se llevara a cabo porque tenía sus dudas, aún tenía que comportarse como el conde que era.
Así que cuando escuchó las puertas cerrarse, cerró también su libro y fue hacia la puerta un instante antes de que ésta se abriera. —Bienvenida, señorita Sallow. Imagino que viene a ver a su hermana. —comentó estúpidamente porque ya sabían que era la razón de su visita. —¿Imagino que su viaje resultó en buenas condiciones? —preguntó mientras dejaba que pisaran el salón.
Henry Percy II Conde de Beverley — Yorkshire — 1830
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02: Hate seems stronger than love
Una deshonra y otras cosas fueron dichas en el pueblo sobre su comportamiento, la gente solo buscaba un tema novedoso de que hablar en lugar de verse centrados en sus miserables vidas. No obstante se veían disminuidos por la indiferencia que Darleen mostraba en lugar de picar el anzuelo y dar una pelea verbal. Eran tan simples que por ello no le molestaban, al rato vendria otro chisme y se dedicarían a este.
Por el otro lado sus padres continuamente estaban furiosos ya que las pocas propuestas por su mano fueron retiradas sin intenciones de verse renovadas, no sabían como lidiar con eso mientras las hermanas iban ganandl ofertas. Los regaños no eran suficientes así que contactaron a una tía lejana. Si respondía enviarían a Darleen con ella para ser educada de mejor manera.
Su segunda hermana por el contrario parecía un pavo real, jactándose del conde Charles y que se sentía enamorada. Se alegraría por ella si fuera sentimiento mutuo pero dudaba de su hermana, el comportamiento apuntaba más a reputación y sentía pena por el conde si es que ella no correspondía del mismo modo.
Sus pensamientos no cesaron en el camino a verla. Sin dudarlo obra de su madre solo para tallarle que no tuviera ella un compromiso.
Ultimadamente solo iba a ver la condicion de su hermana no al otro grosero Conde o a buscar prospecto. Aburrids miro nuevamente el camino notando que llegaban. Suspiro era momento de intentar modales que no tenía con los nobles, aunque el conde Charles no la habia ofendido aún.
Descendio del carruaje con una pequeña maleta no le apetecía imponerse por mucho, recibida por la sirvienta y el horror del Conde Henry presente, apreto los labios. Sería incómodo que llegará sin invitación alguna a ver a mi hermana, dudo que desconociera el motivo.
El viaje fue aceptable, descuide no tiene que mantenerse en la puerta, la joven que me abrio me guiara y removere mi barato ropaje de su vista, ambos sabemos cuanto desprecia eso. Mientras la joven sirvienta se ponía nerviosa ante esto y le pedía que la siguiera a donde se hospedaría de momento.
Darleen Sallow — Yorkshire — 1830
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02. Hate seems stronger than love
Henry sabía que iba a tener que esperar la llegada de Darleen. Se encontró pensando en ella mientras leía su libro en el salón y estaba totalmente consternado que Charles siguiera su vida como si nada en lugar de irse de ese pueblo lo antes posible.
A Henry no le afectaba la reputación lo que había sucedido en el baile. Es más, él tenía muy claro que quien sufriría por aquello era la jovencita Sallow. Ella sería la que perdería pretendientes por haber «ofendido» al Conde Percy II y él sería un pobre Conde que sufrió las consecuencias de una señorita mal educada. Lo cierto era que él fue el que hizo un comentario grosero sobre su hermana; aunque no se lo hubiera dicho a nadie (menos lo diría ahora que Charles parecía enamorado de ella), sabía que había sido su culpa.
¿Se arrepentía? Pues quizás de habérselo dicho a ella. No podía arrepentirse de sus propios pensamientos que salían sin que quisiera. Pensaba eso y hasta que no le demuestren lo contrario lo sostendría; pero quizás sí debería haberse guardado sus pensamientos para él mismo, o quizás para Augusta.
De todas maneras, no importaba lo que había dicho, lo que pensaba o lo que quisiera porque había una sola verdad: La chica había ido a su mansión, se había enfermado y ahora iría Darleen para estar unos días con ella. No importa lo que dijera Henry, eso pasaría. Y no le daría a nadie el beneficio de irse de su mansión por ella.
Llegó y, evidentemente, seguía bastante disgustada con él. Eso no le gustó mucho, aunque no encontraba la razón de por qué. Era una pueblerina, nada más. Pero aún así se sintió estúpido cuando ella le dijo aquello. —Sí, tiene razón. —comentó con un carraspeo, sin gustarle sentirse así
Tragó saliva y frunció el ceño cuando le dijo aquello. —No pienso que... —comenzó pero sabía que probablemente no había manera de convencerla de lo contrario, él mismo lo había dicho la noche del baile. Así que en lugar de terminar la frase suspiró y pensó por un momento qué sucedería si le decía a la sirvienta que se fuera y que él la llevaría a ver a su hermana.
—El Conde Charles se encuentra con su hermana en este momento. Si quiere, puede seguir a Amalia a los aposentos de ella. Su cuarto estará al lado del de su hermana y puede dejar las cosas allí. —dijo de forma seria, sin saber muy bien cuánto tiempo estaría allí con ellos. Seguramente no se iba a ir sin su hermana, que todavía estaba bastante enferma. Y si los días no dejaban de ser tan horribles, podrían llegar a quedarse varias semanas. Esperaba que no.
—Cuando el Conde la vea seguramente la dejará con su hermana el resto de la tarde, estará a su disposición Amalia para lo que necesite — Y eso significaba que al menos iba a poder estar con su amigo a solas un par de horas. —. Así que disfrute el tiempo con ella. Seguramente nos veamos más tarde. —dijo casi dejando salir una sonrisa de satisfacción. Charles no estaba lejos de la muchacha mucho rato, lo haría solo por Darleen y porque estaba allí. Pero después de tres o cuatro horas seguramente volvería a su cuarto y Darleen tendría que ir al salón nuevamente. O a la biblioteca. O a algún lado donde estuviera con Henry. Quería vigilarla.
A Henry no le afectaba la reputación lo que había sucedido en el baile. Es más, él tenía muy claro que quien sufriría por aquello era la jovencita Sallow. Ella sería la que perdería pretendientes por haber «ofendido» al Conde Percy II y él sería un pobre Conde que sufrió las consecuencias de una señorita mal educada. Lo cierto era que él fue el que hizo un comentario grosero sobre su hermana; aunque no se lo hubiera dicho a nadie (menos lo diría ahora que Charles parecía enamorado de ella), sabía que había sido su culpa.
¿Se arrepentía? Pues quizás de habérselo dicho a ella. No podía arrepentirse de sus propios pensamientos que salían sin que quisiera. Pensaba eso y hasta que no le demuestren lo contrario lo sostendría; pero quizás sí debería haberse guardado sus pensamientos para él mismo, o quizás para Augusta.
De todas maneras, no importaba lo que había dicho, lo que pensaba o lo que quisiera porque había una sola verdad: La chica había ido a su mansión, se había enfermado y ahora iría Darleen para estar unos días con ella. No importa lo que dijera Henry, eso pasaría. Y no le daría a nadie el beneficio de irse de su mansión por ella.
Llegó y, evidentemente, seguía bastante disgustada con él. Eso no le gustó mucho, aunque no encontraba la razón de por qué. Era una pueblerina, nada más. Pero aún así se sintió estúpido cuando ella le dijo aquello. —Sí, tiene razón. —comentó con un carraspeo, sin gustarle sentirse así
Tragó saliva y frunció el ceño cuando le dijo aquello. —No pienso que... —comenzó pero sabía que probablemente no había manera de convencerla de lo contrario, él mismo lo había dicho la noche del baile. Así que en lugar de terminar la frase suspiró y pensó por un momento qué sucedería si le decía a la sirvienta que se fuera y que él la llevaría a ver a su hermana.
—El Conde Charles se encuentra con su hermana en este momento. Si quiere, puede seguir a Amalia a los aposentos de ella. Su cuarto estará al lado del de su hermana y puede dejar las cosas allí. —dijo de forma seria, sin saber muy bien cuánto tiempo estaría allí con ellos. Seguramente no se iba a ir sin su hermana, que todavía estaba bastante enferma. Y si los días no dejaban de ser tan horribles, podrían llegar a quedarse varias semanas. Esperaba que no.
—Cuando el Conde la vea seguramente la dejará con su hermana el resto de la tarde, estará a su disposición Amalia para lo que necesite — Y eso significaba que al menos iba a poder estar con su amigo a solas un par de horas. —. Así que disfrute el tiempo con ella. Seguramente nos veamos más tarde. —dijo casi dejando salir una sonrisa de satisfacción. Charles no estaba lejos de la muchacha mucho rato, lo haría solo por Darleen y porque estaba allí. Pero después de tres o cuatro horas seguramente volvería a su cuarto y Darleen tendría que ir al salón nuevamente. O a la biblioteca. O a algún lado donde estuviera con Henry. Quería vigilarla.
Henry Percy II Conde de Beverley — Yorkshire — 1830
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02: Hate seems stronger than love
Desgradable, completemante un desastre en puerta que le informasen a su llegada que el anfitrión estaba ocupado. Se las podría haber arreglado por su cuenta sin mayores problemas o necesidad de volverlo todo complejo.
Su reputación si bien se encontro afectada por los rumores dados por malintencionadas doncellas no le importaron eran perfectas para ser esposas de otros idiotas como ellas, ya vería cuantas al paso de unos años se podrían jactar de tener una vida perfecta.
Lo que pasara entre sus hermanas o sus arreglos tampoco, una de ellas ya fuera por molestar o mencionado en sinceridad expreso que cuando contrajera matrimonio Darleen no debía estar presente, ella se encogío de hombros, reputación antes que familia, vaya gracia la que le tocaba.
Lo que era tan claro como para ser preguntado le dil una corta satisfacción, evidentemente este pensaba o quería suponer que su furia habría desaparecido más no, ella que pensaba haber encontrado un alma en común solo se vio más decepcionada.
Ahorre los comentarios, no seran bienvenidos. Le corto tajantemente. Asintío, su hermana por tonta que fuera al menos estaba cln alguien cuyo cuidado y atenciones parecían genuinas.
Estoy muy segura de ser informada cuando mi hermana este disponible, no necesitaremos importunarlo con nimiedades.
Lo último le hizo mirarlo con sospecha, planeaba algo por lo que Darleen no debería bajar su guardia en lo que respectaba a este. De ser posible no, ya sabe puede haber rumorer inapropiados si me ven asociandomé con usted. Siguiendo a la joven fue llevada a sus aposentos, indicándole cuando su hermana estuviera disponible.
Pasado un rato fue llevada con su hermana, la cuál al verla le hizo toda clase de preguntas sobre como estaban en casa. Darleen quería seguirle el paso pero, eran muchas cosas a la vez. No supo cuantas horas pasaron, solo su hermana a la cuál veía algo cansada hicieron que decidiera dejarla. [color:6cf6=#rreedd]Ven a verme por la mañana Darleen, podemoa desayunar juntas. Prometido eso la dejo y pidio ser llevada a los jardines, quería despejar su mente un poco, su hermana le daba mucho en que pensar.
Su reputación si bien se encontro afectada por los rumores dados por malintencionadas doncellas no le importaron eran perfectas para ser esposas de otros idiotas como ellas, ya vería cuantas al paso de unos años se podrían jactar de tener una vida perfecta.
Lo que pasara entre sus hermanas o sus arreglos tampoco, una de ellas ya fuera por molestar o mencionado en sinceridad expreso que cuando contrajera matrimonio Darleen no debía estar presente, ella se encogío de hombros, reputación antes que familia, vaya gracia la que le tocaba.
Lo que era tan claro como para ser preguntado le dil una corta satisfacción, evidentemente este pensaba o quería suponer que su furia habría desaparecido más no, ella que pensaba haber encontrado un alma en común solo se vio más decepcionada.
Ahorre los comentarios, no seran bienvenidos. Le corto tajantemente. Asintío, su hermana por tonta que fuera al menos estaba cln alguien cuyo cuidado y atenciones parecían genuinas.
Estoy muy segura de ser informada cuando mi hermana este disponible, no necesitaremos importunarlo con nimiedades.
Lo último le hizo mirarlo con sospecha, planeaba algo por lo que Darleen no debería bajar su guardia en lo que respectaba a este. De ser posible no, ya sabe puede haber rumorer inapropiados si me ven asociandomé con usted. Siguiendo a la joven fue llevada a sus aposentos, indicándole cuando su hermana estuviera disponible.
Pasado un rato fue llevada con su hermana, la cuál al verla le hizo toda clase de preguntas sobre como estaban en casa. Darleen quería seguirle el paso pero, eran muchas cosas a la vez. No supo cuantas horas pasaron, solo su hermana a la cuál veía algo cansada hicieron que decidiera dejarla. [color:6cf6=#rreedd]Ven a verme por la mañana Darleen, podemoa desayunar juntas. Prometido eso la dejo y pidio ser llevada a los jardines, quería despejar su mente un poco, su hermana le daba mucho en que pensar.
Darleen Sallow — Yorkshire — 1830
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02. Hate seems stronger than love
La chica lo sacaba de quicio. Henry no era tan malvado con los demás; a veces era desagradable cuando no quería tener relaciones con nadie de ningún tipo, y con sus pensamientos... Bueno, eran particulares, sí. Pero también entendía la posición en la que estaba, tanto él como Charles (no tanto Augusta, porque ella sería casada con alguien de su clase), y no pocas veces eran tratados de ser seducidos por mujeres que sólo querían un gran ingreso anual. Entonces no era extraño que se sintiera desconfiado, sobre todo en lugares así donde las mujeres eran criadas para enamorarse de quien tuviera más dinero, y no de quien les gustara o fuera divertido. Para mujeres que eran de clase baja, sabían que no podían aspirar a alguien así, así que buscaban algún militar o alguna otra cosa, y para quienes estaban más arriba, como Augusta o su hermana, también sabían que no tenían que desesperarse y podían elegir a quien quisieran. Pero, en cambio, personas de lugares como ese podían quedarse con poco o con mucho, y siempre intentaban quedarse con mucho. Y ya había entendido que la chica Sallow no era así, que no le interesaba nada de eso. Y le sacaba de quicio la necesidad de hacerle notar que le caía mal.
Cuando ella lo cortó en seco, se quedó parado sin decir mucho más, con el ceño fruncido y parándose con la espalda aún más recta. Imaginó también lo que podría estar pensando. A la chica no le gustaba la aristocracia y ahora estaba llegando a una mansión a quedarse por no se sabía cuánto tiempo, a cuidar a su hermana que estaba en el cortejo (porque ya no había otra palabra para decirlo con respecto a Charles) de un hombre que era bastante adinerado y muy aristócrata. Charles era una de las personas más buenas que conocía en el mundo entero, sí, pero la chica no tenía forma de saberlo. —Su hermana estuvo y estará bien cuidada, señorita Sallow, tiene mi palabra. — Podía ser que le cayera mal, pero siempre cumplía sus promesas, lo creyera ella o no.
Suspiró pensando en qué contestarle cuando dijo lo siguiente y no pudo evitar que una sonrisa traviesa saliera de sus labios. —Ah, pero ni usted ni yo somos personas que se preocupen demasiado por los rumores, lady Sallow. — Inclinó la cabeza y le hizo una seña a Amalia para que fuera con Darleen hacia las habitaciones de la planta alta, sin agregar mucho más a la conversación.
Dejó que la chica se fuera y luego vio a Charles. Fueron hacia el jardín juntos porque quería tomar un poco de aire y aprovechar que la tormenta había amainado. Hablaron un poco mientras cabalgaron por los jardines y Henry intentó conseguir algún tipo de charla que no tenga que ver con la chica Sallow pero no consiguió nada. Ni siquiera esquivar la pregunta de su hermana, Darleen. —Que no, no me gusta. Sabes que no soy de ese estilo. Sabes lo que pasó en el baile... — Pero su amigo no lo quería escuchar y le recomendó que pasara más tiempo con ella, que quizás estaba a la defensiva pero si no, podría ser muy agradable. —Podría llegar a ser agradable contigo porque tú lo eres. —espetó en respuesta, pero no había nada que hacer, su amigo no lo quería escuchar.
Por la tarde, Charles dejó la cabalgata porque tenía una reunión en el pueblo, pero Henry no lo quiso acompañar. Podría seguir dando vueltas un rato con el caballo en tanto la tormenta no empezara de nuevo.
Después de un rato la vio salir. Era inevitable. Parecía que su odio llamaba a Henry de alguna manera. Saltó del caballo, lo acarició en la cabeza y fue hacia allí, tomándolo de las riendas para que fuera con él. —Lady Sallow. —dijo de nuevo con su seriedad normal que tenía con todos los que no eran su hermana o su amigo. —¿Ha encontrado bien a su hermana? —preguntó esperando que la respuesta fuera afirmativa. Podía ser desconfiado con la chica que estaba siendo cortejada por Charles, pero igualmente la reputación de ellos los perseguía y tenían que ser buenos anfitriones, sobre todo si la invitada estaba enferma.
Cuando ella lo cortó en seco, se quedó parado sin decir mucho más, con el ceño fruncido y parándose con la espalda aún más recta. Imaginó también lo que podría estar pensando. A la chica no le gustaba la aristocracia y ahora estaba llegando a una mansión a quedarse por no se sabía cuánto tiempo, a cuidar a su hermana que estaba en el cortejo (porque ya no había otra palabra para decirlo con respecto a Charles) de un hombre que era bastante adinerado y muy aristócrata. Charles era una de las personas más buenas que conocía en el mundo entero, sí, pero la chica no tenía forma de saberlo. —Su hermana estuvo y estará bien cuidada, señorita Sallow, tiene mi palabra. — Podía ser que le cayera mal, pero siempre cumplía sus promesas, lo creyera ella o no.
Suspiró pensando en qué contestarle cuando dijo lo siguiente y no pudo evitar que una sonrisa traviesa saliera de sus labios. —Ah, pero ni usted ni yo somos personas que se preocupen demasiado por los rumores, lady Sallow. — Inclinó la cabeza y le hizo una seña a Amalia para que fuera con Darleen hacia las habitaciones de la planta alta, sin agregar mucho más a la conversación.
Dejó que la chica se fuera y luego vio a Charles. Fueron hacia el jardín juntos porque quería tomar un poco de aire y aprovechar que la tormenta había amainado. Hablaron un poco mientras cabalgaron por los jardines y Henry intentó conseguir algún tipo de charla que no tenga que ver con la chica Sallow pero no consiguió nada. Ni siquiera esquivar la pregunta de su hermana, Darleen. —Que no, no me gusta. Sabes que no soy de ese estilo. Sabes lo que pasó en el baile... — Pero su amigo no lo quería escuchar y le recomendó que pasara más tiempo con ella, que quizás estaba a la defensiva pero si no, podría ser muy agradable. —Podría llegar a ser agradable contigo porque tú lo eres. —espetó en respuesta, pero no había nada que hacer, su amigo no lo quería escuchar.
Por la tarde, Charles dejó la cabalgata porque tenía una reunión en el pueblo, pero Henry no lo quiso acompañar. Podría seguir dando vueltas un rato con el caballo en tanto la tormenta no empezara de nuevo.
Después de un rato la vio salir. Era inevitable. Parecía que su odio llamaba a Henry de alguna manera. Saltó del caballo, lo acarició en la cabeza y fue hacia allí, tomándolo de las riendas para que fuera con él. —Lady Sallow. —dijo de nuevo con su seriedad normal que tenía con todos los que no eran su hermana o su amigo. —¿Ha encontrado bien a su hermana? —preguntó esperando que la respuesta fuera afirmativa. Podía ser desconfiado con la chica que estaba siendo cortejada por Charles, pero igualmente la reputación de ellos los perseguía y tenían que ser buenos anfitriones, sobre todo si la invitada estaba enferma.
Henry Percy II Conde de Beverley — Yorkshire — 1830
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02: Hate seems stronger than love
Lo mejor para una muy pácifica convivencia en los días que por ahora sería la invitada de un conde trataría de no antagonizar a nadie, optando si era necesario de limitar sus actividades si no era tan importante su presencia, así el contacto con el conde Henry sería completamente mínimo.
Independiente de la posición monetaria de las personas había detalles y cosas que sencillamente no pueden ser pasadas por alto. Como era el hecho de que solo ver aquel rostro y recordar lo dicho hacían hervir la sangre. Para otros podía ser no tan insultante, o no terrible como ella lo catalogaba, más si era que uno juzgaba incluso por la calidad de la ropa mal ibamos en el mundo.
¿Acaso no se podía ser naturalmente genuino y mostrarlo sin tanto ostento? La respuesta no estaba en este pueblo, pensaba en lo fácil que pudiera ser tomar la maleta marchándose con cualquier excusa.
Gracias por la atención a eso, juzgaré claro que mi hermana no tenga incomodidad alguna durante la enfermedad, odiaría perturbarla en vano y causar que su salud no mejore.
No van a importarme, esta vez no es por mi, sino por mi hermana que estos rumores no le impidan a ella la felicidad. Si le es contradictorio lo lamento, no todo el tiempo se trata solo de mi. Quería que su hermana aún si no eran unidas totalmente tuviera su final feliz, ¿porqué con este conde Charles? No tenía mínima idea más tampoco realmente le conocía del todo.
Es así como lo dejaba, sinceramente era mejor, porque omenzaba a tener esa sensación de que continuar conviviendo con este sería un completo desastre.
Realmente me veo haciendo una vida con el Conde Charles, no pensé que me pudiera prestar atención Darleen, y se, que no lo crees pero ha sido muy atento conmigo y caballeroso.
Darleen no había entendido como su hermana en pocos días ya soñaba más alto, como casarse y vivir con alguien con quien convivía por tan solo unos días.
Creo, que debes pensarlo bien
hablas de estar toda una vida con la misma persona y no quiero verte en la posición como otras damas de ser un matirmonio miserable donde solo se quejen.
Se lo que deseo, pero ¿Qué hay de ti Darleen? ¿Qué es lo que quieres? Y ella no supo la respuesta. Lo mismo le dijo que no lo sabía. Fue por eso que su hermana decidio dejarla pensar o la vio tan perdida que exclamo estar cansada. Era la misma duda que estaba comiendo su cabeza camino a los jardines.
El culpable de ello estaba de nuevo frente a ella. Conde de Beverly. Mi hermana se encuentra mejorando considerablemente bajo los cuidados otorgados. Continuare mi camino puede volver a sus actividades le aseguro que un desastre no ocurrira en los jardínes. Dispuesta a poner distancia.
Independiente de la posición monetaria de las personas había detalles y cosas que sencillamente no pueden ser pasadas por alto. Como era el hecho de que solo ver aquel rostro y recordar lo dicho hacían hervir la sangre. Para otros podía ser no tan insultante, o no terrible como ella lo catalogaba, más si era que uno juzgaba incluso por la calidad de la ropa mal ibamos en el mundo.
¿Acaso no se podía ser naturalmente genuino y mostrarlo sin tanto ostento? La respuesta no estaba en este pueblo, pensaba en lo fácil que pudiera ser tomar la maleta marchándose con cualquier excusa.
Gracias por la atención a eso, juzgaré claro que mi hermana no tenga incomodidad alguna durante la enfermedad, odiaría perturbarla en vano y causar que su salud no mejore.
No van a importarme, esta vez no es por mi, sino por mi hermana que estos rumores no le impidan a ella la felicidad. Si le es contradictorio lo lamento, no todo el tiempo se trata solo de mi. Quería que su hermana aún si no eran unidas totalmente tuviera su final feliz, ¿porqué con este conde Charles? No tenía mínima idea más tampoco realmente le conocía del todo.
Es así como lo dejaba, sinceramente era mejor, porque omenzaba a tener esa sensación de que continuar conviviendo con este sería un completo desastre.
Realmente me veo haciendo una vida con el Conde Charles, no pensé que me pudiera prestar atención Darleen, y se, que no lo crees pero ha sido muy atento conmigo y caballeroso.
Darleen no había entendido como su hermana en pocos días ya soñaba más alto, como casarse y vivir con alguien con quien convivía por tan solo unos días.
Creo, que debes pensarlo bien
hablas de estar toda una vida con la misma persona y no quiero verte en la posición como otras damas de ser un matirmonio miserable donde solo se quejen.
Se lo que deseo, pero ¿Qué hay de ti Darleen? ¿Qué es lo que quieres? Y ella no supo la respuesta. Lo mismo le dijo que no lo sabía. Fue por eso que su hermana decidio dejarla pensar o la vio tan perdida que exclamo estar cansada. Era la misma duda que estaba comiendo su cabeza camino a los jardines.
El culpable de ello estaba de nuevo frente a ella. Conde de Beverly. Mi hermana se encuentra mejorando considerablemente bajo los cuidados otorgados. Continuare mi camino puede volver a sus actividades le aseguro que un desastre no ocurrira en los jardínes. Dispuesta a poner distancia.
Darleen Sallow — Yorkshire — 1830
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02. Hate seems stronger than love
Tenía que dejar de pensar en que la chica le llamaba la atención. En realidad, tenía que pensar que le llamaba la atención por lo descortés y desagradable que era. Y sincera. Eso lo aceptaba casi enojado, pero era verdad. Era una de las muy pocas personas que se permitían decir lo que pensaba, pareciendo que no le importaba nada la opinión de los demás.
—Me imagino que no. No se preocupe, dudo que usted le haga algún mal. —negó con la cabeza convencido de esas palabras. Ya le había dejado bastante claro lo mucho que se preocupaba por su hermana. Por un momento esperó que ella sintiera lo mismo de él, Henry podía ser desagradable pero no le deseaba ningún mal a esa chiquilla.
—La entiendo perfectamente, Lady Sallow. —inclinó la cabeza por un momento. —Yo también me preocupo por la felicidad de mis seres queridos, aunque no se aprecie demasiado. — Eso último sí lo comentó con un poco de ironía en su voz. Sabía y tenía muy en claro lo que se decía de él y nada más distante de la realidad.
El pasar el siguiente rato con Charles un poco ayudó a abrir el panorama de lo que tenía su amigo en la cabeza. Parecía verdaderamente enamorado, aunque él sabía que era enamoradizo por naturaleza. Un romántico innato y todo lo demás. Henry era más realista en lo que se refería al amor. Y lo que esperaba era que no le rompieran el corazón a Charles.
Pero las charlas con él lo habían dejado entre confundido y enojado, porque no pensaba en esas cosas. No era él y le parecía irritante todo el asunto. Pero cuando salió al jardín tuvo que acercarse. Podía poner la excusa de querer ser un buen anfitrión, pero ambos sabían que ella no quería que lo fuera, y si le preguntaban en el exterior respondería lo que quisiera.
—Me alegro que así sea y espero que su estancia en la mansión sea de su agrado. —respondió el Conde a su vez. Miró hacia los jardines. —Dudo que pasara un desastre más grave que la tormenta. —negó restándole importancia. —¿Le gusta cabalgar, Lady Sallow? —preguntó interesado, haciéndole una invitación para que caminara con él.
—Me imagino que no. No se preocupe, dudo que usted le haga algún mal. —negó con la cabeza convencido de esas palabras. Ya le había dejado bastante claro lo mucho que se preocupaba por su hermana. Por un momento esperó que ella sintiera lo mismo de él, Henry podía ser desagradable pero no le deseaba ningún mal a esa chiquilla.
—La entiendo perfectamente, Lady Sallow. —inclinó la cabeza por un momento. —Yo también me preocupo por la felicidad de mis seres queridos, aunque no se aprecie demasiado. — Eso último sí lo comentó con un poco de ironía en su voz. Sabía y tenía muy en claro lo que se decía de él y nada más distante de la realidad.
El pasar el siguiente rato con Charles un poco ayudó a abrir el panorama de lo que tenía su amigo en la cabeza. Parecía verdaderamente enamorado, aunque él sabía que era enamoradizo por naturaleza. Un romántico innato y todo lo demás. Henry era más realista en lo que se refería al amor. Y lo que esperaba era que no le rompieran el corazón a Charles.
Pero las charlas con él lo habían dejado entre confundido y enojado, porque no pensaba en esas cosas. No era él y le parecía irritante todo el asunto. Pero cuando salió al jardín tuvo que acercarse. Podía poner la excusa de querer ser un buen anfitrión, pero ambos sabían que ella no quería que lo fuera, y si le preguntaban en el exterior respondería lo que quisiera.
—Me alegro que así sea y espero que su estancia en la mansión sea de su agrado. —respondió el Conde a su vez. Miró hacia los jardines. —Dudo que pasara un desastre más grave que la tormenta. —negó restándole importancia. —¿Le gusta cabalgar, Lady Sallow? —preguntó interesado, haciéndole una invitación para que caminara con él.
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02: Hate seems stronger than love
Sería ella quien pusiera un límite entre ambos para dejar de encontrarse así. La tarde había caído y ella asumía lo cuál era erróneo que este se encontraría ocupado en algo dejandolé a ella la libertad suficiente para pasear sin la necesidad de sentir que estaba encontrándolo por casualidad. Más tampoco imaginaba si este tenía tiempo libre suficiente como para ir y venir cual dueño que no era de esa mansión.
No, por mi parte no habría exactamente una intención de tal tipo, tampoco buscaría empeorar la condición delicada bajo la que ella se encuentra. Nadie se preocuparía de ella aún si ella lo hacía en su modo rebelde.
No se notaba tal preocupación, más poco lo conocía de sus hábitos o como se conducía a puertas cerradas con quienes tenía mayor confidencia, pero su impresión no era la mejor a sus ojos.
Lo que otras personas rumoreaban podia venir de su inferioridad ante situaciones similares. Pero eran ellos mismos quienes debian buscar los cambios no esperar solo milagros.
El clima lo determinará, puede ser benévolo o tempestuoso y llover hasta no dejar rincones secos. El sonido de la lluvia le gustaba, era calmante.
Puede serlo, depende de cuanto tiempo pase con mi hermana antes de que sea ella quien decida que se ha fastidiado de mi presencia. Y entonces pasados esos días ella volvería a casa.
No tengo la oportunidad de hacerlo seguido. ¿Planeaba hacerlo a esta hora? Tan cerca del anochecer suena bastante intrépido. Caminando por el suave pasto que rozaba el borde de su falda.
Darleen Sallow — Yorkshire — 1830
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¿Lo odiaba con cada segundo de su ser? Bueno, sí, probablemente sí. No había casi ninguna duda al respecto en lo que Henry tenía en la mente. ¿Debería dejarla en paz por el bien de todos? Sí, esa respuesta también era afirmativa, no tanto como la siguiente pregunta. ¿Lo haría?
—Imagino que no. En unos días de todas maneras verá que ya se pondrá mejor. —dijo, no tenía ninguna confirmación así de clara pero para él iba a ser de esa forma, por lo que las palabras salieron con seguridad. Habría tomado frío la tarde de la tormenta, comiendo bien y descansando (como dijo el médico) y en unos días la señorita Sallow estaría más que bien.
Se mordió la lengua porque entendía si ella no le creía demasiado con respecto a cuidar a la gente que quería. No daba esa demostración frente a los demás, estaba claro, pero sí que se preocupaba por su bienestar y su salud, a pesar de no hacerlo visible. Él le gustaba dejar esa parte en las sombras porque no dejaría que nadie se aprovechara de él ni de la gente que quería para conseguir algo de ellos.
Una vez en la salida de la mansión, se sorprendió bastante yendo a buscarla. Era claro que la chica no tenía mucho interés en hablar con él (y “mucho” ni siquiera era equiparable, probablemente lo detestaba bastante sobre todo por el comentario desafortunado de la misma chica que estaban actualmente cuidando en su mansión.
—Ojalá que no la tormenta no sea muy grave. —dijo pensativo mirando los nubarrones. Le gustaba la lluvia, su sonido, contemplarla, sentarse en el sillón de uno frente a la ventana y ver caer el agua sobre el césped... Pero por el contexto en el que estaban, a todos les convenía que dejase de llover.
—En ese caso tendría una razón para irse. —respondió, aunque quizás no quería dejarla sola a su hermana en la mansión de Charles. Eso era decisión de ella y de nadie más. No podía probarlo nada más que el tiempo, pero ninguno de ellos tenía malas intenciones.
No pudo evitar sonreír con aquello de la cabalgata. —Sí. cuando baja el sol es uno de los momentos favoritos que tengo del día. —respondió ya sabiendo que probablemente no le interesaba lo que le estaba diciendo, pero hasta que no se lo dijera directamente él podría seguir hablando. —Daré unas vueltas con el caballo, no le ofrezco cabalgar sobre mi caballo porque no aceptará, pero sí puede ir con otro de los establos y acompañarme. —comentó con una sonrisa porque si bien ella no le había dado su confianza él sí se sentía en posición de hacer algunos comentarios que a otras señoritas le serían horribles, desagradables y de poco caballero. No significaba que quisiera ser desagradable con ella, sino que se permitía ser más sincero.
—Imagino que no. En unos días de todas maneras verá que ya se pondrá mejor. —dijo, no tenía ninguna confirmación así de clara pero para él iba a ser de esa forma, por lo que las palabras salieron con seguridad. Habría tomado frío la tarde de la tormenta, comiendo bien y descansando (como dijo el médico) y en unos días la señorita Sallow estaría más que bien.
Se mordió la lengua porque entendía si ella no le creía demasiado con respecto a cuidar a la gente que quería. No daba esa demostración frente a los demás, estaba claro, pero sí que se preocupaba por su bienestar y su salud, a pesar de no hacerlo visible. Él le gustaba dejar esa parte en las sombras porque no dejaría que nadie se aprovechara de él ni de la gente que quería para conseguir algo de ellos.
Una vez en la salida de la mansión, se sorprendió bastante yendo a buscarla. Era claro que la chica no tenía mucho interés en hablar con él (y “mucho” ni siquiera era equiparable, probablemente lo detestaba bastante sobre todo por el comentario desafortunado de la misma chica que estaban actualmente cuidando en su mansión.
—Ojalá que no la tormenta no sea muy grave. —dijo pensativo mirando los nubarrones. Le gustaba la lluvia, su sonido, contemplarla, sentarse en el sillón de uno frente a la ventana y ver caer el agua sobre el césped... Pero por el contexto en el que estaban, a todos les convenía que dejase de llover.
—En ese caso tendría una razón para irse. —respondió, aunque quizás no quería dejarla sola a su hermana en la mansión de Charles. Eso era decisión de ella y de nadie más. No podía probarlo nada más que el tiempo, pero ninguno de ellos tenía malas intenciones.
No pudo evitar sonreír con aquello de la cabalgata. —Sí. cuando baja el sol es uno de los momentos favoritos que tengo del día. —respondió ya sabiendo que probablemente no le interesaba lo que le estaba diciendo, pero hasta que no se lo dijera directamente él podría seguir hablando. —Daré unas vueltas con el caballo, no le ofrezco cabalgar sobre mi caballo porque no aceptará, pero sí puede ir con otro de los establos y acompañarme. —comentó con una sonrisa porque si bien ella no le había dado su confianza él sí se sentía en posición de hacer algunos comentarios que a otras señoritas le serían horribles, desagradables y de poco caballero. No significaba que quisiera ser desagradable con ella, sino que se permitía ser más sincero.
Henry Percy II Conde de Beverley — Yorkshire — 1830
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Por lo visto los momentos de paz para recolectar pensamientos al respecto de como se sentía tras las palabras intercambiadas con cada miembro de su familia serían escasos mientras permaneciera dentro de esta propiedad lejos de la habitación que se le asignara. No quería permanecer dentro todo el tiempo y justamente o el conde solo eataba cerca como mera coincidencia o estaba haciendo hasta lo imposible por toparse a cada segundo con ella de un modo u otro.
De ser eso la única forma de no verlo era reducir su estancia más su madre fue clara de solo dejar tal lugar cuando su hermana se recuperase totalmente y convencerla de volver a casa para no tener inapropiadas conductas, lo segundo sería difícil, estaba vuelta loca por el conde Charles y nada la detendría de pasar tiempo con él, lo que dejaba en mala posición a Darleen.
Mientras siga la adecuada prescripción médica no dudo que su salud regrese pronto. Qué cuando se negaba a seguir un tratamiento de modo constante no había poder humano que lograse convencerla, y tenía la sospecha de que eso se logró por intervención del conde Charles, y ahora el conde Henry parecía respaldar esto mismo con seguridad.
Dudaba un poco de su palabra pero dar el beneficio de la duda. Lo que cada uno pensará era distinto e igual las ideas de cada uno.
Es por ello que se encontraba con cierto recelo hablando con este, siendo más como por cortesía que gusto, ya que la confianza estaba perdida y dificilmente volvería a ser lo mismo.
Si lo es volveré al interior contrario a permanecer fuera, no quiero enfermar si el objetivo era cuidar de alguien ya enfermo.
Hizo un corto sonido de afirmación pues ciertamente su estancia dependeria no de ella sino de otros a su alrededor.
Para evadir el duro calor del día, más con tiempos donde el clima cambia bien por la mañana puede estar nublado y hacer una cabalgata cómoda.
De acuerdo, le acompañaré en otro caballo si puede guiarme a los establos, no he tenido el placer de recorrer todo lo que me pueda ser permitido y me perdería buscando las caballerizas. O metiendose quizá en alguna parte que se considerase prohibida por error e ingenuidad, y como al salir no había sirvientes cerca no penso en pedir dirección.
De ser eso la única forma de no verlo era reducir su estancia más su madre fue clara de solo dejar tal lugar cuando su hermana se recuperase totalmente y convencerla de volver a casa para no tener inapropiadas conductas, lo segundo sería difícil, estaba vuelta loca por el conde Charles y nada la detendría de pasar tiempo con él, lo que dejaba en mala posición a Darleen.
Mientras siga la adecuada prescripción médica no dudo que su salud regrese pronto. Qué cuando se negaba a seguir un tratamiento de modo constante no había poder humano que lograse convencerla, y tenía la sospecha de que eso se logró por intervención del conde Charles, y ahora el conde Henry parecía respaldar esto mismo con seguridad.
Dudaba un poco de su palabra pero dar el beneficio de la duda. Lo que cada uno pensará era distinto e igual las ideas de cada uno.
Es por ello que se encontraba con cierto recelo hablando con este, siendo más como por cortesía que gusto, ya que la confianza estaba perdida y dificilmente volvería a ser lo mismo.
Si lo es volveré al interior contrario a permanecer fuera, no quiero enfermar si el objetivo era cuidar de alguien ya enfermo.
Hizo un corto sonido de afirmación pues ciertamente su estancia dependeria no de ella sino de otros a su alrededor.
Para evadir el duro calor del día, más con tiempos donde el clima cambia bien por la mañana puede estar nublado y hacer una cabalgata cómoda.
De acuerdo, le acompañaré en otro caballo si puede guiarme a los establos, no he tenido el placer de recorrer todo lo que me pueda ser permitido y me perdería buscando las caballerizas. O metiendose quizá en alguna parte que se considerase prohibida por error e ingenuidad, y como al salir no había sirvientes cerca no penso en pedir dirección.
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Imaginaba que la chica quería irse de allí lo antes posible. Por la invitación y la respuesta, si se iba sólo lo haría con su hermana -probablemente esto tenía que ver con su madre y su deseo de que alguien se enamorara también de Darleen-, así que iba a tener que pasar unos días en la mansión. Y quizás Henry podría curiosear un poco más sobre cómo era la chica.
Ya había conocido la parte más desagradable de ella cuando se habían conocido en la fiesta, quizás aunque volviera a estar en desventaja al mudarse por unos días a la mansión de Charles podría llegar a conocerla un poco más en otro ámbito donde no estuvieran juzgando todo el tiempo.
Por lo menos podría pensar que no era una persona tan malvada si al menos intentaba que su hermana se curase más rápido. No es que tenía un particular interés en ella, pero sí le caía bien a Charles y él, aunque tuviera sus dudas, apoyaría a su amigo. Además tampoco era un hombre horrible, no deseaba que muera por esa enfermedad.
—Hay habitaciones de sobra en caso de que enfermara. —respondió pero con un dejo divertido en la voz, sabiendo que ella no se enfermaría por gusto y mucho menos para quedarse allí.
—Las mañanas también son buenas para salir a cabalgar. —asintió a sus palabras mientras miraba hacia el campo y cómo las nubes jugueteaban entre sí por el viento. Por el momento estaba tranquilo, pero Henry no conocía demasiado ese lugar así que no sabía cómo reaccionaba el clima. —Lo hemos hecho con el Conde Charles los primeros días que hemos estado aquí. — Después de eso él tenía desayunos y reuniones con gente del pueblo a la que muy pocas veces lo acompañó.
Le sonrió levemente cuando aceptó. Algo era algo y era una pequeña batalla ganada sabiendo que Darleen se negaría a ir si no tenía ganas. —No se preocupe, es un lugar grande y es fácil perderse. —dijo sacándole importancia y estirando el brazo, en caso de que ella quisiera tomarse de él para caminar. Con la otra mano tomó las riendas de su caballo para que fuera con ellos hasta los establos. —¿Ha cabalgado mucho, señorita Sallow? —preguntó interesado porque había muchas de esa clase social que no aprendían a cabalgar y sólo iban en carruajes, y otras que sí lo hacían.
Ya había conocido la parte más desagradable de ella cuando se habían conocido en la fiesta, quizás aunque volviera a estar en desventaja al mudarse por unos días a la mansión de Charles podría llegar a conocerla un poco más en otro ámbito donde no estuvieran juzgando todo el tiempo.
Por lo menos podría pensar que no era una persona tan malvada si al menos intentaba que su hermana se curase más rápido. No es que tenía un particular interés en ella, pero sí le caía bien a Charles y él, aunque tuviera sus dudas, apoyaría a su amigo. Además tampoco era un hombre horrible, no deseaba que muera por esa enfermedad.
—Hay habitaciones de sobra en caso de que enfermara. —respondió pero con un dejo divertido en la voz, sabiendo que ella no se enfermaría por gusto y mucho menos para quedarse allí.
—Las mañanas también son buenas para salir a cabalgar. —asintió a sus palabras mientras miraba hacia el campo y cómo las nubes jugueteaban entre sí por el viento. Por el momento estaba tranquilo, pero Henry no conocía demasiado ese lugar así que no sabía cómo reaccionaba el clima. —Lo hemos hecho con el Conde Charles los primeros días que hemos estado aquí. — Después de eso él tenía desayunos y reuniones con gente del pueblo a la que muy pocas veces lo acompañó.
Le sonrió levemente cuando aceptó. Algo era algo y era una pequeña batalla ganada sabiendo que Darleen se negaría a ir si no tenía ganas. —No se preocupe, es un lugar grande y es fácil perderse. —dijo sacándole importancia y estirando el brazo, en caso de que ella quisiera tomarse de él para caminar. Con la otra mano tomó las riendas de su caballo para que fuera con ellos hasta los establos. —¿Ha cabalgado mucho, señorita Sallow? —preguntó interesado porque había muchas de esa clase social que no aprendían a cabalgar y sólo iban en carruajes, y otras que sí lo hacían.
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Irse era una implicación de ver la desaprobadora mirada de su madre que nunca estaba completamente conforme con ella, encontraría el modo de ser quien criticase que no fuera lo suficientemente insistente para con su hermana de permanecer tiempo extra como si su progenitora tuviera derecho a disponer del tiempo que otros ocupaban para sus frívolas necesidades. Y Darleen en sentía asco a esa conducta que su padre raramente curvaba salvo cuando tenía pretensión de intentar poner algo de orden a esas locuras.
Ahora bien, por su hermana es que estaba haciendo un poco más de esfuerzo, pero poco creía que sus sentimientos nacieran tan pronto por el joven Charles, consideraba que era una atracción, pero no amor a primera vista, ella no creía que eso existiera siendo franca, solo podía verse en novelas fantásticas donde se intenta darle un final feliz a todo pasando por alto toda desgracia.
Sería una terrible imposición para el anfitrión el cuidar de una completa desconocida como un adicional, no soy quién para disponer de su tiempo y sus buenas intenciones, y totalmente grosero si fuera el caso por no tener precaución suficiente.
Me temo que no ha conocido las crudezas de un mal clima completamente, de esos que hacen imposible mirar por la ventana más allá de solo el borde de esta o los gélidos vientos que no dejan a las carretas moverse, hasta ahora solo ha podido ver una lluvia que daña la salud de alguien frágil, pero si se quedase el tiempo suficiente vería el otro lado de este pintoresco pueblo. -Era con certeza que no tenía idea alguna de cuánto tiempo permanecería este de visita, por eso si era una forma de decirle que lo mismo que ella tampoco sabía cuanto tiempo más seria bienvenida aquí. No encajaba en esta clase de mundo.
Por cortesía y lo largo de su falda tomo su brazo, no sería bueno tropezarse en pleno camino. -No mucho como quisiera, esas actividades no son bienvenidas para mi madre como para ser realizadas por damas, prefiere que sean los caballeros quienes monten corceles finos. -Y muchas otras cosas que siempre eran una pelea por esto.
Pero me gustaría poner tener la libertad de hacerlo sin verme reprendida por mis pocas actividades que de forma genuina logro disfrutar, como puede ver hay un gran número de reglas para las jóvenes del pueblo que deben ser seguidas. -Llevando a una infelicidad masiva, pero si podía darse un corto tiempo para esto, que bienvenido era. - ¿Qué otros lugares ha recorrido en su corcel conde? Me imagino que no son solo estos terrenos, hay muchos lugares accesibles por montura.
Ahora bien, por su hermana es que estaba haciendo un poco más de esfuerzo, pero poco creía que sus sentimientos nacieran tan pronto por el joven Charles, consideraba que era una atracción, pero no amor a primera vista, ella no creía que eso existiera siendo franca, solo podía verse en novelas fantásticas donde se intenta darle un final feliz a todo pasando por alto toda desgracia.
Sería una terrible imposición para el anfitrión el cuidar de una completa desconocida como un adicional, no soy quién para disponer de su tiempo y sus buenas intenciones, y totalmente grosero si fuera el caso por no tener precaución suficiente.
Me temo que no ha conocido las crudezas de un mal clima completamente, de esos que hacen imposible mirar por la ventana más allá de solo el borde de esta o los gélidos vientos que no dejan a las carretas moverse, hasta ahora solo ha podido ver una lluvia que daña la salud de alguien frágil, pero si se quedase el tiempo suficiente vería el otro lado de este pintoresco pueblo. -Era con certeza que no tenía idea alguna de cuánto tiempo permanecería este de visita, por eso si era una forma de decirle que lo mismo que ella tampoco sabía cuanto tiempo más seria bienvenida aquí. No encajaba en esta clase de mundo.
Por cortesía y lo largo de su falda tomo su brazo, no sería bueno tropezarse en pleno camino. -No mucho como quisiera, esas actividades no son bienvenidas para mi madre como para ser realizadas por damas, prefiere que sean los caballeros quienes monten corceles finos. -Y muchas otras cosas que siempre eran una pelea por esto.
Pero me gustaría poner tener la libertad de hacerlo sin verme reprendida por mis pocas actividades que de forma genuina logro disfrutar, como puede ver hay un gran número de reglas para las jóvenes del pueblo que deben ser seguidas. -Llevando a una infelicidad masiva, pero si podía darse un corto tiempo para esto, que bienvenido era. - ¿Qué otros lugares ha recorrido en su corcel conde? Me imagino que no son solo estos terrenos, hay muchos lugares accesibles por montura.
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Aquella era la segunda vez que veía a la joven Sallow. La primera, en el baile que había hecho su amigo, las cosas habían salido bastante mal. No es que él se preocupara al respecto, él sabía que no había nada familiar en aquel lugar. Pero sí le había sorprendido los comentarios que había hecho ella, como si la alta sociedad no fuera algo que le llamara la atención y hasta le desagradaba. Aquello podría ser gracioso (para él lo era) si no fuera porque, probablemente según la vista de sus padres, la chica iba a quedar soltera de por vida y seguramente dependiendo de los maridos de sus hermanas.
Ahora que la veía y hablaba de nuevo con ella, volvía a pensar que seguramente no iba a encontrar marido si éstos querían una compañera sumisa y servil, pero dudaba que su futuro dependiera de sus hermanas; seguramente la chica Sallow detestaba aquello también. Era una criatura totalmente diferente a lo que estaba acostumbrado. Detestable, insufrible, librepensadora y que le daba igual la alta sociedad. Fascinante.
—El anfitrión estará más que contento de recibirla aquí. Aunque, claro, seguramente espere que no se enferme como su hermana. Sino dirán que esta mansión es de mala suerte. —comentó ligeramente divertido por toda esa situación. Él también esperaba que la chica se fuera con su hermana lo antes posible.
—¿Dice que las tormentas que azotan el pueblo son bastante peores? —preguntó interesado. Las tempestades eran bastante atrayentes para él; la forma del agua de destruir todo a su paso, los árboles caídos, la destrucción que podía generar algo tan natural como una tormenta. —Lo cierto es que es la primera vez que vengo aquí así que no soy tan conocedor del clima. En Beverley, por ejemplo, las tormentas duran días y hay que resguardar a los caballos dentro del establo porque puede ser fatal. —comentó refiriéndose a su lugar de origen, a su condado. —¿Ha estado alguna vez ahí, lady Sallow? —preguntó interesado porque era una posibilidad.
De todos modos la tormenta no había empezado así que podrían ir a cabalgar un poco. Sonrió satisfecho cuando ella lo tomó del brazo y comenzaron a caminar. —Imagino que sí. No está bien visto que las mujeres cabalguen o se recreen de esta forma. ¿Supongo que su madre preferiría que estuviese bordando antes que montando a caballo? —preguntó imaginando ya la respuesta, no porque su madre fuera nada malo, sino porque era la costumbre en ese tipo de sociedades.
—Uno de los problemas de esta sociedad es que justamente las actividades de todos están ordenadas casi por reglamento. —agregó asintiendo a sus palabras. —A los hombres les pasa algo bastante parecido. Nosotros tenemos un poco más de libertad por la condición de Condes porque ya sabemos nuestro futuro y no está ligado a los comportamientos, aunque por supuesto algunos deben esforzarse más que otros por no ser burlados en la sociedad. Imagino que es más difícil para ustedes. —comentó pensando en que las mujeres de clase media-alta estaban presionadas para conseguir un marido de alta cuna para casarse. Al no ser herederas de un reinado o condado, no tenían una base extremadamente sólida de donde pararse sino que dependían de sus propias artimañas para conseguir un buen marido. Se preguntó si el amor podría llegar a ser parte de sus pensamientos, pero no lo comentó en voz alta.
—Sí, los hay por suerte. —asintió sobre los diferentes lugares para cabalgar a los que tenía acceso gracias a la mansión donde estaban parando con su amigo y su hermana. —Por supuesto, para ir al pueblo utilizamos los carruajes — Cosa cierta, aunque él no solía ir jamás al pueblo. —, pero por el otro lado de la colina hay un vasto campo donde se pueden realizar cabalgatas de muchas horas. No sé si ha ido para ese lugar, pero se lo recomiendo. Es fácil cabalgar por ahí ya que el terreno es más bien plano y las vistas de los campos ingleses son extraordinarios. —comentó en un intento de ser amable y poder charlar un poco más con ella. —Aunque para alguna parte de la sociedad esté mal visto, puede cabalgar todo lo que quiera durante su estancia aquí. —le dijo en otro intento de ser agradable con ella; sabía que iba a estar ahí hasta que su hermana se recupere y en realidad tampoco era que quería torturarla durante su estancia.
Ahora que la veía y hablaba de nuevo con ella, volvía a pensar que seguramente no iba a encontrar marido si éstos querían una compañera sumisa y servil, pero dudaba que su futuro dependiera de sus hermanas; seguramente la chica Sallow detestaba aquello también. Era una criatura totalmente diferente a lo que estaba acostumbrado. Detestable, insufrible, librepensadora y que le daba igual la alta sociedad. Fascinante.
—El anfitrión estará más que contento de recibirla aquí. Aunque, claro, seguramente espere que no se enferme como su hermana. Sino dirán que esta mansión es de mala suerte. —comentó ligeramente divertido por toda esa situación. Él también esperaba que la chica se fuera con su hermana lo antes posible.
—¿Dice que las tormentas que azotan el pueblo son bastante peores? —preguntó interesado. Las tempestades eran bastante atrayentes para él; la forma del agua de destruir todo a su paso, los árboles caídos, la destrucción que podía generar algo tan natural como una tormenta. —Lo cierto es que es la primera vez que vengo aquí así que no soy tan conocedor del clima. En Beverley, por ejemplo, las tormentas duran días y hay que resguardar a los caballos dentro del establo porque puede ser fatal. —comentó refiriéndose a su lugar de origen, a su condado. —¿Ha estado alguna vez ahí, lady Sallow? —preguntó interesado porque era una posibilidad.
De todos modos la tormenta no había empezado así que podrían ir a cabalgar un poco. Sonrió satisfecho cuando ella lo tomó del brazo y comenzaron a caminar. —Imagino que sí. No está bien visto que las mujeres cabalguen o se recreen de esta forma. ¿Supongo que su madre preferiría que estuviese bordando antes que montando a caballo? —preguntó imaginando ya la respuesta, no porque su madre fuera nada malo, sino porque era la costumbre en ese tipo de sociedades.
—Uno de los problemas de esta sociedad es que justamente las actividades de todos están ordenadas casi por reglamento. —agregó asintiendo a sus palabras. —A los hombres les pasa algo bastante parecido. Nosotros tenemos un poco más de libertad por la condición de Condes porque ya sabemos nuestro futuro y no está ligado a los comportamientos, aunque por supuesto algunos deben esforzarse más que otros por no ser burlados en la sociedad. Imagino que es más difícil para ustedes. —comentó pensando en que las mujeres de clase media-alta estaban presionadas para conseguir un marido de alta cuna para casarse. Al no ser herederas de un reinado o condado, no tenían una base extremadamente sólida de donde pararse sino que dependían de sus propias artimañas para conseguir un buen marido. Se preguntó si el amor podría llegar a ser parte de sus pensamientos, pero no lo comentó en voz alta.
—Sí, los hay por suerte. —asintió sobre los diferentes lugares para cabalgar a los que tenía acceso gracias a la mansión donde estaban parando con su amigo y su hermana. —Por supuesto, para ir al pueblo utilizamos los carruajes — Cosa cierta, aunque él no solía ir jamás al pueblo. —, pero por el otro lado de la colina hay un vasto campo donde se pueden realizar cabalgatas de muchas horas. No sé si ha ido para ese lugar, pero se lo recomiendo. Es fácil cabalgar por ahí ya que el terreno es más bien plano y las vistas de los campos ingleses son extraordinarios. —comentó en un intento de ser amable y poder charlar un poco más con ella. —Aunque para alguna parte de la sociedad esté mal visto, puede cabalgar todo lo que quiera durante su estancia aquí. —le dijo en otro intento de ser agradable con ella; sabía que iba a estar ahí hasta que su hermana se recupere y en realidad tampoco era que quería torturarla durante su estancia.
Henry Percy II Conde de Beverley — Yorkshire — 1830
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Otra de las locas ideas de su madre es que si la mayor no se casaba las menores debían esperar, una total tonteria el truncarles la opetunidad porque ella no quería hacerlo hasta ahora y mucho menos que sus hermanas se vieran limitadas por esa regla, se le hacía altamente despectivo que solo se manejara por lo que le daba más reconocimiento en la sociedad, misma que se basaba en quienes tenían mejor posición pero todo un nido de serpientes cuando a alguno de ellos le iba mal siendo de inmediato el recipiente de toda clase de habladurías.
La sociedad no cambiaba solo empeoraba con cada generación, querían mantener cosas estupidas a flote, como esa misma donde las opiniones femeninas eran suprimidas, mucho habría cambiado si se les tomasé en cuenta.
Quisiera no llegar a tal extremo, ya debe ser un poco molesto para el médico tenee que recorrer este camino porque mi hermana esta enferma como para darle más trabajo especialmente si tiene ya pacientes agendados. Mismos que con buenos ojos no verían el que sus citas se cancelasen solo por una joven más prominente que estaba mal.
Y si bien este pensaba que era mejor se fuera ella encantada de llevarse a su hermana pronto, si no lo hacía era por las indicaciones médicas.
Los caminos son innacesibles para los que no viven cerca es dificil avanzar por caminos llenos de lodo con las carretas asi como el ir y venir a caballo, muchas veces es mejor no salir si puede ser evitado claro. Que no le tocaba aún ni una ligera fracción de lo que era una tempestad aquí.
Algunas veces en compañía de los padres o visitando a los familiares. Continuando la poca charla mientras se dirigían a los establos.
Como es el deber de toda dama o tomando el té incansablemente con las demás damas diariamente, algo que con el tiempo encuentro aburrido. Cualquier actividad que no le agrada es motivo de mirar mal al mundo. Pues todo lo que no eran cosas aprobadas por ella sin duda no deberían ejecutarse, hasta el respirar demasiado fuerte.
Si cree que la situación ahora parece complicada en unos años más empeorara especialmente cuando se busca continuamente riqueza a costa de desgracias ajenas, lo que sigue es que la mujer solo sirva para estar dentro de casa o mandar a los sirvientes sin siquiera salir a recorrer un jardín, mucho menos la van a querer educar apropiasamente para que no piense por si misma. Solo la gente comun estaba gozando de mejor libertad si bien incluso así las enseñanzas eran limitadas al no existir posibilidad de pagar tutores o un centro educativo accesible. Para Darleen era un poco injusto todo el asunto.
Ahi estaba justamente la gran extensión que estas tierras ocupaban o que era algo que ella no podia alcanzar a imaginar, se sabía que había grandes propiedades, comprendiendo bien porque cualquier doncella querría ser la afortunada de estar con el conde Charles. Y porque pese a la fama que comenzaba a formarse a sí mismo el conde Henry.
Agradezc su oferta por ayudarme s romper más reglas de la sociedad así como para el conocimiento de la propiedad, si el clima no fuera tan imperfecto sería más ideal para cabalgar largas horas, además de que según me comentaron la cena es a cierta hora y no querríamos llegar tarde. ¿Sería más feliz su familia si tuvieran más riqueza o solo su madre era la que tenía una insaciable ambición. El conde por ahora parecía no tener en plan el darle un mal rato pero esperaría a ver como se desarrollaba el resto del día. ¿Qué tipo de caballo prefiere?
La sociedad no cambiaba solo empeoraba con cada generación, querían mantener cosas estupidas a flote, como esa misma donde las opiniones femeninas eran suprimidas, mucho habría cambiado si se les tomasé en cuenta.
Quisiera no llegar a tal extremo, ya debe ser un poco molesto para el médico tenee que recorrer este camino porque mi hermana esta enferma como para darle más trabajo especialmente si tiene ya pacientes agendados. Mismos que con buenos ojos no verían el que sus citas se cancelasen solo por una joven más prominente que estaba mal.
Y si bien este pensaba que era mejor se fuera ella encantada de llevarse a su hermana pronto, si no lo hacía era por las indicaciones médicas.
Los caminos son innacesibles para los que no viven cerca es dificil avanzar por caminos llenos de lodo con las carretas asi como el ir y venir a caballo, muchas veces es mejor no salir si puede ser evitado claro. Que no le tocaba aún ni una ligera fracción de lo que era una tempestad aquí.
Algunas veces en compañía de los padres o visitando a los familiares. Continuando la poca charla mientras se dirigían a los establos.
Como es el deber de toda dama o tomando el té incansablemente con las demás damas diariamente, algo que con el tiempo encuentro aburrido. Cualquier actividad que no le agrada es motivo de mirar mal al mundo. Pues todo lo que no eran cosas aprobadas por ella sin duda no deberían ejecutarse, hasta el respirar demasiado fuerte.
Si cree que la situación ahora parece complicada en unos años más empeorara especialmente cuando se busca continuamente riqueza a costa de desgracias ajenas, lo que sigue es que la mujer solo sirva para estar dentro de casa o mandar a los sirvientes sin siquiera salir a recorrer un jardín, mucho menos la van a querer educar apropiasamente para que no piense por si misma. Solo la gente comun estaba gozando de mejor libertad si bien incluso así las enseñanzas eran limitadas al no existir posibilidad de pagar tutores o un centro educativo accesible. Para Darleen era un poco injusto todo el asunto.
Ahi estaba justamente la gran extensión que estas tierras ocupaban o que era algo que ella no podia alcanzar a imaginar, se sabía que había grandes propiedades, comprendiendo bien porque cualquier doncella querría ser la afortunada de estar con el conde Charles. Y porque pese a la fama que comenzaba a formarse a sí mismo el conde Henry.
Agradezc su oferta por ayudarme s romper más reglas de la sociedad así como para el conocimiento de la propiedad, si el clima no fuera tan imperfecto sería más ideal para cabalgar largas horas, además de que según me comentaron la cena es a cierta hora y no querríamos llegar tarde. ¿Sería más feliz su familia si tuvieran más riqueza o solo su madre era la que tenía una insaciable ambición. El conde por ahora parecía no tener en plan el darle un mal rato pero esperaría a ver como se desarrollaba el resto del día. ¿Qué tipo de caballo prefiere?
Darleen Sallow — Yorkshire — 1830
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02. Hate seems stronger than love
No se esperaba tener de visitantes a las Sallow, mucho menos sin saber qué día se iban a ir finalmente. Henry seguía bastante desconfiado con lo que tenía que ver con las personas de ese tipo de sociedades, quienes no eran de clase media o baja pero tampoco llegaban a ser parte de una, incluso, realeza como ellos. Se habían acostumbrado a estar entre ellos que alguien con intenciones de acercarse no le caía bien al conde porque nunca sabía si los sentimientos eran completamente reales o sólo querían su fortuna.
Lo que le gustaba de la chica era, como una contradicción, lo indiferente que era y lo que le desagradaba visiblemente estar allí. Le hacía reír, un poco, porque pensaba que era demasiado. Pero al darse cuenta que sus sentimientos de ¿asco? eran reales, increíblemente le cayó mejor. Ella no buscaría fama y fortuna.
—Estoy seguro que al médico no le molestará atender a dos en el mismo lugar. Pero esperemos que no, no queremos llamar a las desgracias —dijo mirando hacia el cielo. Y era cierto, sí. Era mejor no decir nada de aquello y que las cosas sigan como estaban.
Asintió a lo que decía con respecto al clima, algo que él no conocía tanto de la zona en la que estaban y ella sí porque vivía en ese lugar. —Interesante. Lo tendré en cuenta si la tormenta comienza a ser peor —asintió a sus palabras, incluso un poco sorprendido que dijera tanto en una sola oración (y que no haya sido un insulto -directo o indirecto- hacia él).
—Beverley es un gran lugar. Tiene buen clima y muchos campos, pero sí, las tormentas son fatales —explicó al caminar junto a ella hacia el establo. Extrañaba su hogar porque si bien tenía el lugar desde donde su padre daba las órdenes, él tenía una finca muy grande donde vivía con su hermana, su nana y algunos sirvientes con los que siempre se llevaba bien. Era una especie de casa de verano y de descanso.
—Imagino que si la obligan a hacer constantemente actividades que no son de su agrado no estaría muy contenta, no —admitió moviendo la cabeza con lo que le decía. La mayoría de las mujeres no tenían carácter y no se quejaban si no les gustaba lo que tenían que hacer, pero evidentemente ella no era así.
Asintió a sus palabras sobre las mujeres. Tenía un punto, un sentido, y tenía razón. Por eso a Henry no le gustaba la idea de casarse. No quería a una mujer que sólo sirviera para tener hijos y sentarse a bordar. Le parecía totalmente aburrido y sin sentido casarse con alguien así, pero así era como preparaban a las mujeres. —No sé si algún día cambiará. Pero me imagino que sería mucho más divertido casarme con alguien que no sea, en esencia, una planta —dijo con una risa seca.
De lejos se vieron los establos y apuró un poco el paso para poder llegar antes. Estaba entusiasmado por poder cabalgar antes de que se largara la tormenta.
—Bueno, creo que puede romper las reglas conmigo siempre que quiera. Lo que quiera la sociedad para usted, o incluso su familia, en realidad no es asunto mío. Así que su compañía no me molesta —Aunque se llevaran mal o no hablaran tanto era cierto lo que decía, lo sentía de esa manera. No le molestaba su compañía porque sabía que siempre iba a tener una respuesta sincera, aunque no le gustara escucharla.
—Sí, no vamos a poder cabalgar demasiado porque la cena estará servida a una hora en particular, en efecto. Pero por lo menos podemos salir un poco de la agobiante mansión y disfrutar un poco el aire libre —dijo mirando hacia los árboles y observando cómo se movían a causa del viento.
—Me gustan los caballos ligeros y rápidos. Me gusta recorrer mucha distancia en poco tiempo, siento que hay más posibilidades de alejarse y eso me agrada —admitió mientras le hacía una seña a los peones para que le sacaran dos caballos del establo y los ensillen. —¿A usted? —preguntó hasta un poco interesado.
Lo que le gustaba de la chica era, como una contradicción, lo indiferente que era y lo que le desagradaba visiblemente estar allí. Le hacía reír, un poco, porque pensaba que era demasiado. Pero al darse cuenta que sus sentimientos de ¿asco? eran reales, increíblemente le cayó mejor. Ella no buscaría fama y fortuna.
—Estoy seguro que al médico no le molestará atender a dos en el mismo lugar. Pero esperemos que no, no queremos llamar a las desgracias —dijo mirando hacia el cielo. Y era cierto, sí. Era mejor no decir nada de aquello y que las cosas sigan como estaban.
Asintió a lo que decía con respecto al clima, algo que él no conocía tanto de la zona en la que estaban y ella sí porque vivía en ese lugar. —Interesante. Lo tendré en cuenta si la tormenta comienza a ser peor —asintió a sus palabras, incluso un poco sorprendido que dijera tanto en una sola oración (y que no haya sido un insulto -directo o indirecto- hacia él).
—Beverley es un gran lugar. Tiene buen clima y muchos campos, pero sí, las tormentas son fatales —explicó al caminar junto a ella hacia el establo. Extrañaba su hogar porque si bien tenía el lugar desde donde su padre daba las órdenes, él tenía una finca muy grande donde vivía con su hermana, su nana y algunos sirvientes con los que siempre se llevaba bien. Era una especie de casa de verano y de descanso.
—Imagino que si la obligan a hacer constantemente actividades que no son de su agrado no estaría muy contenta, no —admitió moviendo la cabeza con lo que le decía. La mayoría de las mujeres no tenían carácter y no se quejaban si no les gustaba lo que tenían que hacer, pero evidentemente ella no era así.
Asintió a sus palabras sobre las mujeres. Tenía un punto, un sentido, y tenía razón. Por eso a Henry no le gustaba la idea de casarse. No quería a una mujer que sólo sirviera para tener hijos y sentarse a bordar. Le parecía totalmente aburrido y sin sentido casarse con alguien así, pero así era como preparaban a las mujeres. —No sé si algún día cambiará. Pero me imagino que sería mucho más divertido casarme con alguien que no sea, en esencia, una planta —dijo con una risa seca.
De lejos se vieron los establos y apuró un poco el paso para poder llegar antes. Estaba entusiasmado por poder cabalgar antes de que se largara la tormenta.
—Bueno, creo que puede romper las reglas conmigo siempre que quiera. Lo que quiera la sociedad para usted, o incluso su familia, en realidad no es asunto mío. Así que su compañía no me molesta —Aunque se llevaran mal o no hablaran tanto era cierto lo que decía, lo sentía de esa manera. No le molestaba su compañía porque sabía que siempre iba a tener una respuesta sincera, aunque no le gustara escucharla.
—Sí, no vamos a poder cabalgar demasiado porque la cena estará servida a una hora en particular, en efecto. Pero por lo menos podemos salir un poco de la agobiante mansión y disfrutar un poco el aire libre —dijo mirando hacia los árboles y observando cómo se movían a causa del viento.
—Me gustan los caballos ligeros y rápidos. Me gusta recorrer mucha distancia en poco tiempo, siento que hay más posibilidades de alejarse y eso me agrada —admitió mientras le hacía una seña a los peones para que le sacaran dos caballos del establo y los ensillen. —¿A usted? —preguntó hasta un poco interesado.
Henry Percy II Conde de Beverley — Yorkshire — 1830
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Ella como siempre no tenía idea alguna de que pasaba en la mente del Conde, pero mientras menos extendieran su estadía mejor sería para todos, sentía que este solo esperaba el momento adecuado para nuevament indicarle que no era para nada bienvenida en estos lugares, ni su hermana a la que seguramente solo veía como una persona que prefería dinero a amor. Más por ellá no podía intervenir pues su hermana tenía derecho a expresar sus acciones y tomar la debida responsabilidad de ellas.
Adicionalmente Darleen tenia una moralidad distinta a varias de sus hermanas y madre que se encargaban continumente de buscar posición social independientemente de la persona, justamente ella era quien fuera la insistente en que su padre enviara cartas a los condes para conocerlo e ir a la mansión cuando se diera el baile, ella por su parte por eso era vista con mal ojo por otras, porque no caía en esos juegos de falsas apariencias.
En tal caso de que me sintiera completamente indispuesta me marcharía hasta caminando, no sería conveniente contagiar a los anfitriones que gozan de excelente salud ni poner mayor carga sobre mi hermana al no poder cuidar de ella apropiadamente. Y eso lo decía con cierta ironía, porque la idea de gastar dinero innecesariamente sobretodo cuando no tenía ganas de permanecer de más, podía generar molestos rumores de gente ignorante, o que su madre pensara como siempre que era un llamado de atención sobre si misma.
Si piensa permanecer por un largo tiempo es mejor que este prevenido a que terminé ignorando los peligros que un sitio puede tener. ¿No cree acaso que esa información es de utilidad? Ya podía imaginar que tipo de expresiones era capaz de poner si su carruaje se atascaba en el lodo sin poderlo remover.
¿Acaso no es algo que lo molestaría de igual modo si se diera al contrario? O es justamente algo generacional y de género que una mujer no pueda hacer ciertos trabajos, ¿Eso la haría ser menos mujer? Piense eso Conde, hay muchas mentes brillantes que se gastan porque estan limitadas por lo que se espera y que debería ser lo "correcto." Asinti,o, porque era gracias a eso que más de la mitad de las personas de acá eran infelices en todo sentido. Felicides, elimina los sueños de las chicas de Beverly de ser solo un dulce trofeo colgado del brazo.
Lo tendré en cuenta, gracias por su amabilidad. Comentó ya que no esperaba dicha atención, creía por el contrario que lo tomaría completamente mal o que diría que no veía como la gente de su posición quería poder aspirar a algo mejor, finalmente podía admitir que el Conde parecía contradecirse de las cosas entre lo que expresaba y sus actos.
[color:00ac=3b86e8]Tomando en cuenta el clima no habría sido posible continuar dando un paseo largo, para mi está bien de esta manera.Comentó esperando a que los caballos llegaran. [color:00ac=3b86e8]Rápidos, independiente de si son o no ligeros, mientras puedan ir al paso que deseo, como tal es la única preferencia. Expresó cuando los vio aparecer, e inmediatamente se acercó a uno de ellos con su mano extendída para que este la reconociera. Los encargados se movían a su alrededor para ponerles los accesorios, en pocos minutos se le ayudó a montar el designado y lo guío a paso suave al exterior.
Adicionalmente Darleen tenia una moralidad distinta a varias de sus hermanas y madre que se encargaban continumente de buscar posición social independientemente de la persona, justamente ella era quien fuera la insistente en que su padre enviara cartas a los condes para conocerlo e ir a la mansión cuando se diera el baile, ella por su parte por eso era vista con mal ojo por otras, porque no caía en esos juegos de falsas apariencias.
En tal caso de que me sintiera completamente indispuesta me marcharía hasta caminando, no sería conveniente contagiar a los anfitriones que gozan de excelente salud ni poner mayor carga sobre mi hermana al no poder cuidar de ella apropiadamente. Y eso lo decía con cierta ironía, porque la idea de gastar dinero innecesariamente sobretodo cuando no tenía ganas de permanecer de más, podía generar molestos rumores de gente ignorante, o que su madre pensara como siempre que era un llamado de atención sobre si misma.
Si piensa permanecer por un largo tiempo es mejor que este prevenido a que terminé ignorando los peligros que un sitio puede tener. ¿No cree acaso que esa información es de utilidad? Ya podía imaginar que tipo de expresiones era capaz de poner si su carruaje se atascaba en el lodo sin poderlo remover.
¿Acaso no es algo que lo molestaría de igual modo si se diera al contrario? O es justamente algo generacional y de género que una mujer no pueda hacer ciertos trabajos, ¿Eso la haría ser menos mujer? Piense eso Conde, hay muchas mentes brillantes que se gastan porque estan limitadas por lo que se espera y que debería ser lo "correcto." Asinti,o, porque era gracias a eso que más de la mitad de las personas de acá eran infelices en todo sentido. Felicides, elimina los sueños de las chicas de Beverly de ser solo un dulce trofeo colgado del brazo.
Lo tendré en cuenta, gracias por su amabilidad. Comentó ya que no esperaba dicha atención, creía por el contrario que lo tomaría completamente mal o que diría que no veía como la gente de su posición quería poder aspirar a algo mejor, finalmente podía admitir que el Conde parecía contradecirse de las cosas entre lo que expresaba y sus actos.
[color:00ac=3b86e8]Tomando en cuenta el clima no habría sido posible continuar dando un paseo largo, para mi está bien de esta manera.Comentó esperando a que los caballos llegaran. [color:00ac=3b86e8]Rápidos, independiente de si son o no ligeros, mientras puedan ir al paso que deseo, como tal es la única preferencia. Expresó cuando los vio aparecer, e inmediatamente se acercó a uno de ellos con su mano extendída para que este la reconociera. Los encargados se movían a su alrededor para ponerles los accesorios, en pocos minutos se le ayudó a montar el designado y lo guío a paso suave al exterior.
Darleen Sallow — Yorkshire — 1830
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Lady Darleen era muy diferente a cualquier otra criatura que hubiera conocido en su vida. No le gustaban las «pueblerinas» como les decía Augusta (aunque ella las llegaba a detestar, mucho más que él, que sólo le causaban rechazo), simplemente porque sentía que se querían aprovechar de él y de su mejor amigo (que era con quien viajaba normalmente). Por eso cuando le interesó la chica Sallow no estaba muy convencido. Sí, Charles podía estar enamorado de verdad, pero no era la primera vez que le pasaba así que Henry se permitía dudar... Pero Darleen. A menos que fuera extremadamente buena mintiendo, no era absolutamente nada parecida a ninguna de ellas, ni siquiera (mucho menos) a Augusta (que hasta tenía la sospecha que, como llegaba la edad para ambos, tenía la loca idea de que Henry se casaría con ella -y no pasaría-).
—No se preocupe que si cualquiera enfermara tenemos lugar de sobra para ser atendidos —dijo sacudiendo levemente la cabeza. A él le gustaban los lugares grandes, sí, pero no tanto las mansiones sino los terrenos. Él tenía su hogar en Beverly donde tenía un campo bastante grande, era lo que le gustaba. —. Aunque imagino que la ostentosidad no es de su agrado —comentó algo divertido por el asunto.
—Es de mucha utilidad, por supuesto. Gracias —dijo inclinando la cabeza un momento para que vea que no era tan sarcástico. En realidad como era un lugar con el que no estaba familiarizado sí agradecía los consejos sobre qué hacer con el clima. Inglaterra podía ser muy cambiante al respecto. Y por supuesto agradecía los consejos para no terminar embarrado hasta la rodilla.
Se imaginó por un momento, como le decía ella, no poder hacer lo que se le diera la gana. Él estaba acostumbrado a ese mundo de hombres porque era un hombre, y por demás poderoso, cosa que lo ponía incluso más arriba en la esfera social. Las damas eran criadas para, muchas veces, ser vistas como trofeos o animales de compañía, aunque todos se contentaban con decir que en realidad ellas se preparaban para mantener la casa. Henry sabía que tenía que casarse en algún momento, pero no podría hacerlo con alguien que no le aportara diversión, que sólo esté por ahí para organizar reuniones o dar órdenes a los criados. —Creo que tiene una mentalidad muy avanzada para la época en la que estamos —dijo con una ligera sonrisa. Probablemente ese tipo de cosas no pueda decirlo a sus padres, mucho menos a su madre porque casi nadie pensaba (socialmente hablando) que era una posibilidad. Pero ciertamente lo era. —Es posible. Supongo que será más fácil si tengo una esposa que mantenga esa personalidad y esos pensamientos para poder cambiar al menos a la gran masa de Beverly —comentó. ¿Era una indirecta para ella? Era una posibilidad. Ella era muy hermosa, no iba a mentir al respecto, y tenía una personalidad chispeante que le gustaba y le irritaba casi en partes iguales. Todavía no sabía cuál pesaba más.
Era difícil para él estar con una persona tan diferente a todo lo que había conocido, e incluso le hacía pensar cosas que jamás se le habían pasado por la cabeza. Por esa razón empezaba a agradarle la compañía que le daba ella porque no eran esas normales y aburridas que tenía que tener por obligación.
Asintió con respecto al clima, tendrían que ir con cuidado y no muy lejos en caso de que una lluvia torrencial aparezca en el campo y los encuentre fuera. —Sí, aunque sea se puede tomar aire. No ir muy lejos por el clima, pero se puede montar igual —dijo viendo acercarse a los caballos que estaban listos para ellos.
Se acercó al segundo caballo y le acarició con ternura la cara. Le gustaban los animales y disfrutaba estar con ellos. —Tengo uno en casa, se llama Fonso, es el caballo más rápido que he montado —le decía con una sonrisa contenta porque era un animal que tenía desde que nació y lo quería mucho.
—¿Vamos hacia allá? —preguntó una vez estuvieron bajo la luz del cielo y comenzaron a moverse hacia el campo, donde había colinas y árboles que adornaban el lugar. Estaba nublado pero suponía que no les iba a molestar para cabalgar.
—No se preocupe que si cualquiera enfermara tenemos lugar de sobra para ser atendidos —dijo sacudiendo levemente la cabeza. A él le gustaban los lugares grandes, sí, pero no tanto las mansiones sino los terrenos. Él tenía su hogar en Beverly donde tenía un campo bastante grande, era lo que le gustaba. —. Aunque imagino que la ostentosidad no es de su agrado —comentó algo divertido por el asunto.
—Es de mucha utilidad, por supuesto. Gracias —dijo inclinando la cabeza un momento para que vea que no era tan sarcástico. En realidad como era un lugar con el que no estaba familiarizado sí agradecía los consejos sobre qué hacer con el clima. Inglaterra podía ser muy cambiante al respecto. Y por supuesto agradecía los consejos para no terminar embarrado hasta la rodilla.
Se imaginó por un momento, como le decía ella, no poder hacer lo que se le diera la gana. Él estaba acostumbrado a ese mundo de hombres porque era un hombre, y por demás poderoso, cosa que lo ponía incluso más arriba en la esfera social. Las damas eran criadas para, muchas veces, ser vistas como trofeos o animales de compañía, aunque todos se contentaban con decir que en realidad ellas se preparaban para mantener la casa. Henry sabía que tenía que casarse en algún momento, pero no podría hacerlo con alguien que no le aportara diversión, que sólo esté por ahí para organizar reuniones o dar órdenes a los criados. —Creo que tiene una mentalidad muy avanzada para la época en la que estamos —dijo con una ligera sonrisa. Probablemente ese tipo de cosas no pueda decirlo a sus padres, mucho menos a su madre porque casi nadie pensaba (socialmente hablando) que era una posibilidad. Pero ciertamente lo era. —Es posible. Supongo que será más fácil si tengo una esposa que mantenga esa personalidad y esos pensamientos para poder cambiar al menos a la gran masa de Beverly —comentó. ¿Era una indirecta para ella? Era una posibilidad. Ella era muy hermosa, no iba a mentir al respecto, y tenía una personalidad chispeante que le gustaba y le irritaba casi en partes iguales. Todavía no sabía cuál pesaba más.
Era difícil para él estar con una persona tan diferente a todo lo que había conocido, e incluso le hacía pensar cosas que jamás se le habían pasado por la cabeza. Por esa razón empezaba a agradarle la compañía que le daba ella porque no eran esas normales y aburridas que tenía que tener por obligación.
Asintió con respecto al clima, tendrían que ir con cuidado y no muy lejos en caso de que una lluvia torrencial aparezca en el campo y los encuentre fuera. —Sí, aunque sea se puede tomar aire. No ir muy lejos por el clima, pero se puede montar igual —dijo viendo acercarse a los caballos que estaban listos para ellos.
Se acercó al segundo caballo y le acarició con ternura la cara. Le gustaban los animales y disfrutaba estar con ellos. —Tengo uno en casa, se llama Fonso, es el caballo más rápido que he montado —le decía con una sonrisa contenta porque era un animal que tenía desde que nació y lo quería mucho.
—¿Vamos hacia allá? —preguntó una vez estuvieron bajo la luz del cielo y comenzaron a moverse hacia el campo, donde había colinas y árboles que adornaban el lugar. Estaba nublado pero suponía que no les iba a molestar para cabalgar.
Henry Percy II Conde de Beverley — Yorkshire — 1830
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02: Hate seems stronger than love
La división de clases era algo que nunca le gusto, gente trabajadora que podría merecer más no siempre se veía bien recompensada, a veces su misma posición social la dejaba claramente dividida de otros, que creían que ella estaba para burlarse de la falta de recursos cuando en realidad cuando había sido más vocal es cuando alguien más abusaba de dicha posición en el afán de humillar a otros, totalmente desagradable no le gustaba para nada ese tipo de gestos.
Es por eso que había sentido enojo cuando el conde hablase mal de su hermana, que si era una niña que creía que todo debía girar a como ella quería, pero había otras en la familia peores que ella, al menos no estaba lanzándose en un modo de descaro sobre el amigo de este. -Prefiero la idea de no causar molestias o que parezca que quiero aprovecharme de la situación, que sería lo que varios dirían si pasará, ya sabe todo mundo tiene algo que comentar al respecto sobre las vidas ajenas. -Y eso era como una roca lanzada en contra de este, aunque no fuera realmente su intención.
A veces creo que no nací en la época adecuada, en otras parece que lo estoy solo para causar revuelos, quien puede saberlo.
Es mejor estar prevenido que sufrir doble, muchos no le darían el consejo estarían más que dispuestos a verlos sufrir con arreglárselas o harían un favor a cambio de alguna otra cosa, y perdone, pero puede que su amigo si sea más inocente y caiga en eso. -Por donde ella viera no había una gran ventaja en eso, solo era mero oportunismo de la gente.
Suerte con eso pensó, dudaba que la mayoría del resto de las jóvenes de su edad lo vieran como algo normal incluso podrían pensar que este estaba loco, y si era una indirecta a ella, bueno cabía decir que no eran tan cercanos como para que ella pudiera discernir de si era o no una broma al respecto, solo lo miro ligeramente, era bien parecido, pero quizá muy fuera de su alcance, era mejor no haceres esas tercas ilusiones y terminar con el corazón en trozos.
Debe ser bueno si apuesta a correr con velocidad, además si fuera fanático de las carreras se podría unir a los eventos que se organizan, a veces son tan locales que la gente compite entre si misma sin dejar a externos, es divertido e irritante, sabemos quienes tienen las apuestas casi ganadas, pero bien podría darse la sorpresa de pronto. -Una vez montada en su caballo emprendió el camino siguiéndolo de cerca, no tenía tanta prisa a pesar de lo terrible que el cielo se estaba viendo. -¿Ha explorado hacía ese lado o es una nueva aventura?
Darleen Sallow — Yorkshire — 1830
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02. Hate seems stronger than love
Henry había llegado a Yorkshire con la idea en la cabeza que le decía que no iba a estar ni cerca de sucederle algo interesante. Sabía cómo eran los lugareños y que seguramente iba a tener que esquivar personas constamente, hombres que quisieran hacer negocios o darles a sus hijas (que en realidad era casi lo mismo), mujeres que los invitaban a reuniones donde podían conocer a más hijas, y las hijas mismas que querían que decidiera casarse con alguna de ellas. En todos los lugares era igual y no pensaba qe Yorkshire iba a ser distinto.
En parte lo era gracias a la muchacha que estaba frente a él en ese momento. Desafiante, sin importarle quién era el que se paraba delante suyo, ella decía lo que le parecía y lo que pensaba sin importarle otra cosa que la sinceridad. No iba a mentir para encajar en ningún sitio y eso era lo que le gustaba.
Y era bastante odiosa por esa razón, sí. Y un poco le hacía reír.
—No parece ser, de todos modos, una persona que se preocupe por los rumores que decide comentar la sociedad —respondió con una sonrisa de lado, pequeña e irónica. —. De todos modos, en aquello coincidimos. Seguramente sea mal visto y a mí no hay nada que me divierta más que generar confusión entre una sociedad que piensa que está todo dicho y servido —Seguramente, aunque no fuera dicho en voz alta, esperaban que Henry se casara con una mujer de alta cuna, e incluso podían decir que en su condado había alguien esperando por él. Podrían hablar incluso de Augusta y a veces se divertían generando más rumores, pero ambos se querían como hermanos, al igual que con Charles, y Augusta tenía su propio objetivo en la mira.
—Quizás ha nacido en esta época justamente para hacer un cambio en la sociedad. ¿Quién sabe? —dijo encogiéndose de hombros. Lo cierto era que nadie sabía qué iba a pasar con la sociedad, con Henry o con Lady Darleen. Muchos dirían que una mujer así no estaba predestinada a durar en la sociedad actual, pero Henry pensaba otra cosa. Aquella chica podía hacer todo lo que estuviera al alcance de su mano para ver al mundo arder y probablemente tendría éxito.
—Esta sociedad está acostumbrada a buscar lo mejor para sí misma, sin pensar en los demás ni preocuparse por el otro —asintió coincidiendo con las palabras que le decía Darleen. —. Por esa razón yo no confío en nadie y pienso que nadie es agradable conmigo por una razón... digamos, sincera —Creía que ella le caía bien justamente por eso: Ella no intentaba ser amable con él para ganar nada a cambio. —. Charles tiene el corazón de un romántico. Y como tal, busca el cariño y el amor en cualquier parte. Por eso su hermana y yo tratamos de ser cuidadosos con la gente que lo rodea —Quizás estaba pecando de soberbio pensando que él sabía más que Charles lo que le convenía a su amigo, pero la historia que habían vivido demostraba que un poco era cierto. —. Tal vez se enamore de verdad de su hermana y ella sea una gran persona, pero la experiencia dice que debo ser cuidadoso con el frágil corazón de mi amigo.
Agradeció que no le dijera nada ni continuara preguntando lo que él le dijo porque no estaba seguro de saber qué responderle. Su comentario, en otra persona, hubiera causado risitas nerviosas y probablemente un cortejo siguiente, pero no con Darleen. En ese caso ella le seguía demostrando que era diferente al resto.
Una vez cerca de los caballos, se quedó pensando en lo que decía Darleen. —Tiene razón, no estaría de más brindar alguna sorpresa en las carreras. Puede ser divertido —dijo con una sonrisa de lado, pequeña. —. Soy bueno montando y he recorrido grandes distancias a mucha velocidad. No porque lo necesitara ya que nunca he corrido de nada o nadie, pero sí por placer —Le gustaba la velocidad y montar a caballo era lo único que se la podía dar.
Negó con la cabeza a su pregunta mientras le indicaba al caballo hacia dónde ir. —Sería una nueva aventura. Algunos me dirían loco por realizarla justo cuando está empezando a llover pero, ¿qué es la vida sin riesgos, Lady Darleen? —preguntó mientras observaba el cielo. —. Si a usted le parece bien, por supuesto.
En parte lo era gracias a la muchacha que estaba frente a él en ese momento. Desafiante, sin importarle quién era el que se paraba delante suyo, ella decía lo que le parecía y lo que pensaba sin importarle otra cosa que la sinceridad. No iba a mentir para encajar en ningún sitio y eso era lo que le gustaba.
Y era bastante odiosa por esa razón, sí. Y un poco le hacía reír.
—No parece ser, de todos modos, una persona que se preocupe por los rumores que decide comentar la sociedad —respondió con una sonrisa de lado, pequeña e irónica. —. De todos modos, en aquello coincidimos. Seguramente sea mal visto y a mí no hay nada que me divierta más que generar confusión entre una sociedad que piensa que está todo dicho y servido —Seguramente, aunque no fuera dicho en voz alta, esperaban que Henry se casara con una mujer de alta cuna, e incluso podían decir que en su condado había alguien esperando por él. Podrían hablar incluso de Augusta y a veces se divertían generando más rumores, pero ambos se querían como hermanos, al igual que con Charles, y Augusta tenía su propio objetivo en la mira.
—Quizás ha nacido en esta época justamente para hacer un cambio en la sociedad. ¿Quién sabe? —dijo encogiéndose de hombros. Lo cierto era que nadie sabía qué iba a pasar con la sociedad, con Henry o con Lady Darleen. Muchos dirían que una mujer así no estaba predestinada a durar en la sociedad actual, pero Henry pensaba otra cosa. Aquella chica podía hacer todo lo que estuviera al alcance de su mano para ver al mundo arder y probablemente tendría éxito.
—Esta sociedad está acostumbrada a buscar lo mejor para sí misma, sin pensar en los demás ni preocuparse por el otro —asintió coincidiendo con las palabras que le decía Darleen. —. Por esa razón yo no confío en nadie y pienso que nadie es agradable conmigo por una razón... digamos, sincera —Creía que ella le caía bien justamente por eso: Ella no intentaba ser amable con él para ganar nada a cambio. —. Charles tiene el corazón de un romántico. Y como tal, busca el cariño y el amor en cualquier parte. Por eso su hermana y yo tratamos de ser cuidadosos con la gente que lo rodea —Quizás estaba pecando de soberbio pensando que él sabía más que Charles lo que le convenía a su amigo, pero la historia que habían vivido demostraba que un poco era cierto. —. Tal vez se enamore de verdad de su hermana y ella sea una gran persona, pero la experiencia dice que debo ser cuidadoso con el frágil corazón de mi amigo.
Agradeció que no le dijera nada ni continuara preguntando lo que él le dijo porque no estaba seguro de saber qué responderle. Su comentario, en otra persona, hubiera causado risitas nerviosas y probablemente un cortejo siguiente, pero no con Darleen. En ese caso ella le seguía demostrando que era diferente al resto.
Una vez cerca de los caballos, se quedó pensando en lo que decía Darleen. —Tiene razón, no estaría de más brindar alguna sorpresa en las carreras. Puede ser divertido —dijo con una sonrisa de lado, pequeña. —. Soy bueno montando y he recorrido grandes distancias a mucha velocidad. No porque lo necesitara ya que nunca he corrido de nada o nadie, pero sí por placer —Le gustaba la velocidad y montar a caballo era lo único que se la podía dar.
Negó con la cabeza a su pregunta mientras le indicaba al caballo hacia dónde ir. —Sería una nueva aventura. Algunos me dirían loco por realizarla justo cuando está empezando a llover pero, ¿qué es la vida sin riesgos, Lady Darleen? —preguntó mientras observaba el cielo. —. Si a usted le parece bien, por supuesto.
Henry Percy II Conde de Beverley — Yorkshire — 1830
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02: Hate seems stronger than love
En su vida lo más lejos que había ido del pueblo era tan solo a la ciudad vecina que es donde su padre tenia algunos negocios, era también donde algunos de los militares pasaban y en los cuales sus hermanas querían fijarse o que les dieran un poco de atención, mientras que ella se limitaba a ver las tiendas o caminar un poco lejos de todo lo que veía a diario. Las personas solo pasaban sus vidas con lo más básico, la llegada de un conde de otro lado para ella no era algo importante, impactante o que la tuviera loca por quererlo conocer, solo era en su mente una persona que se daría cuenta de que el pueblo vivía de hacer conexiones y al poco tiempo se iría.
Era precisamente por eso que evadía esa clase de interacciones falsas, incluso un cumplido mal dado le parecía tan vacío, dejándolos resbalar como un trozo de mantequilla. Y si no les gustaba, bueno cada uno tenía una piedra en el zapato que sacarse, una cosa llevaba a la otra, y justamente esa personalidad suya no había cambiado, no le importaba si le agradaba, si no le agradaba, si le parecía muy básica, ella no estaba para tirarse al suelo y dejar que le pasaran encima.
Realmente no, sin embargo, la gente tiende a querer englobar a uno con el resto de la familia, si hago algo dirán que me maleducaron, y de todos modos dirán algo al respecto, la reputación se dará cuenta Conde, es el pan de cada día, cualquier cambio en el status quo les asusta, tienen pesadillas con eso. ¿Y acaso tienen que quedarse en la era de las cavernas con eso? En algunas otras ciudades que tampoco conozco, puede que cambiase, y allá las mujeres tengan más voz, o sean las que deciden en la familia. -Dudaba saberlo si no salía de ese pueblo.
No se casaría por amor, no a como iban las cosas, incluso nunca, ella no buscaba eso, y cuando niña había esperado que alguien notase en ella lo que sus padres no, pero de estos solo su padre se veía preocupado por su falta de pretendientes. Su madre solo le gritaba para hacerse notar como decepción, pero ella era la que menos podía decir algo, era como los demás, su padre era un santo por soportarla.
Era posible, más el cambio sería un arduo trabajo no sabía si estaría preparada para hacerle frente a tal oposición, si se movía se toparía con los que desearan que se rindiera, más sus palabras implicaban que no la tomaba por loca, sino que en parte parecía entender de donde venía ella, porque otros solo lo pasaban por alto, y el mismo motivo por el cuál como Conde había evadido al resto de las chicas que soñaban con poder ser cercanas a este, más no diría que eran amigos, solo tenían una opinión similar.
La sinceridad Conde en un mundo y sociedad como estas siempre se rodea de la mentira y la hipocresía, en pocas personas encontrara la verdadera y genuina sinceridad.
No puedo decir que le conozca, pero tampoco creo que ser tan inocente sea bueno en la vida, tiene una buena suerte de que sea protegido por usted y su hermana, en mi caso, mis hermanas toman el consejo de no enamorarse a la ligera a mal, como si quisiera sabotearles sus oportunidades, raramente puedo hacerles entender que lo que mi madre usa para lavarles la cabeza. Espero que mi hermana comprenda que la atención de su amigo no es para jugar, ni para romper el corazón, desearía que de verdad ella sienta afecto genuino por primera vez en su vida. -Con las demás no había esperanza alguna en ello. No tuvo más palabras que decir, el tiempo mostraría si tenía o no razón, por sus hermanas no decidía, eran las acciones propias las que mostraban todo.
Considero que les daría mucha más vida a estas, incluso al punto de hacer que los más viejos en el pueblo se sientan rejuvenecidos, las apuestas se volverían un caos, pero les haría bien un poco de este. Que les diera un shock de vez en cuando para animar sus grises vidas.
Genera adrenalina, esa sensación de libertad, velocidad, el viento contra el rostro. -Si tuvo uno que otro accidente tratando eso, su padre lo vio divertido, era una niña salvaje desde entonces, en esos pocos momentos se sentía como ella misma no como un maniquí.
Supongo, que sí, la vida es todo un riesgo, se vive una sola vez, sentirse plenos y haber vivido bien es lo que debe hacerse, nos encargaremos en su momento de preocuparnos por la tormenta después, podemos correr con la suerte de que solo pase una vez que volvamos para la cena. Espero que sea veloz Conde, no se quede atrás. -Con eso movió a su caballo a que primero avanzara y luego comenzara a trotar, ya en una mejor zona lo haría correr.
Darleen Sallow — Yorkshire — 1830
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02. Hate seems stronger than love
Darleen tenía mucha razón en lo que decía, aunque ese tipo de verdades «molestas» seguramente no eran bienvenidas ni en reuniones sociales y ni siquiera en su casa. Vivían en un mundo donde las mujeres no estaban acostumbradas a expresar su opinión libremente frente a cualquier persona, mucho menos frente a alguien como un Conde, como él mismo. Lo que le gustaba de Darleen era que le daba igual quién era él.
También le sorprendía el hecho de que aunque supiera que tenía razón en muchas cosas, aún pensaba en cómo eso le afectaría a su familia. Era rebelde, pero tenía su corazón allí. Eso era aún más impresionante. La gente con tendencias independientes solían olvidar de dónde venían, pero al parecer no sucedía eso con Darleen. —En eso tiene razón. Y también suele pasar que mientras más pequeño sea el pueblo, más cerrados a los cambios son —dijo por su experiencia recorriendo el reino. —. Imagino que no habrá salido mucho, se lo recomiendo. Quizás en las grandes ciudades pueda ver que son más abiertos a otras costumbres —Claro, le sería difícil hacerlo sin tener marido, pero quizás llegara a encontrar a alguien que le dé esas facilidad. Henry lo haría.
—Opino lo mismo, por eso es importante saber con quiénes rodearse que sepamos que dirán palabras sinceras —dijo inclinando levemente la cabeza. También coincidía con ella en ese aspecto. Por eso también todavía no había elegido a una esposa. Sabía que tenía muchas pretendientes, Charles también las tenía, pero tenía que cuidar no sólo su integridad sino también a su pueblo. No podía confiarle su pueblo a una persona en quien no podía confiar o no podía ver si era sincera.
Entendía que la relación de Darleen con su madre y hermanas era difícil. También imaginaba que probablemente ponía las manos en el fuego por ellas porque eran su familia, pero a la vez creía entender que vivían en unos cuentos maravillosos donde el amor era lo mismo que la escala social y reyes y condes. —A veces hay una línea muy desdibujada entre creer que amamos a alguien a que amamos el poder que esta persona representa, su dinero y sus fincas. No implica que sean malas personas, pues sus intenciones son las de vivir mejor, pero muchas veces creen que eso es el amor, y me parece que no hay nada más alejado que eso —Su charla no pretendía que pasara a la definición de amor, pero a la vez le gustaba poder expresarse con ella porque no le iba a responder cosas sólo para contentarlo, y la verdad era que era difícil encontrar a alguien así. —. Yo también lo espero, lady Darleen —dijo sobre su hermana y su mejor amigo. Él era un romántico nato y Henry desconfiaba de todas las que quisieran acercarse por interés. Esperaba que Darleen tuviera razón y fuera diferente por una vez.
Se dejaba aparecer poco por ese tipo de lugares porque no quería que hablasen de él. Prefería mantener su perfil bajo y serio y dejarse ver poco, pero la idea de generar caos en un lugar le era hasta ligeramente divertida, quizás porque no lo había tenido mucho durante su vida. —Lo tendré en cuenta en estos días antes de irme. Quizás pueda hacerme ver por algunas carreras, aunque probablemente tenga que aguantar una mañana llena de comerciantes intentando venderme a sus hijas como ganado —soltó un ruido que sonó entre bufido y risa. No le gustaba que pasara eso. Sonrió de lado con malicia, no por ella sino por la imagen que se le formó en la cabeza. —. Aunque podría invitarla a usted, y si tiene el agrado de venir conmigo, creo que eso desatará un revuelo general en todo el condado —No sólo porque Henry no se hacía ver nunca, sino porque además iría con la hija rebelde de Sallow. A menos que ella fuera lo suficientemente rebelde como para decirle que no, en ese caso tampoco podría decirle nada. No la obligaría nunca a nada.
—Exactamente así —dijo cerrando los ojos un momento y disfrutando de las palabras que le decía. Eso era lo que le pasaba por el cuerpo cada vez que montaba a caballo. —. Sé que por mis responsabilidades debo ir en carruaje y no puedo negarme. Pero cabalgar es mucho mejor que cualquier otra cosa —Disfrutaba salir a cabalgar con Charles cuando se encontraba bien, pero si tenía que hacerlo solo tampoco era una molestia. Hasta disfrutaba de esos momentos.
El cielo se estaba oscureciendo lentamente. En su cabello se podían ver ligeros reflejos, productos de la lluviecita que avanzaba hacia la tierra, aunque sin saber si se quedaría así, pararía o se convertiría en un huracán. Henry no tenía manera de saberlo y el cielo no daba señales. Pero Darleen tenía razón, podían esperar que lloviera cuando volvieran a cenar o que no lloviera en absoluto,. sólo había que esperar y estaba preparado para otra aventura.
Pero antes de responderle, Darleen se adelantó al trote con su caballo y Henry sonrió genuinamente en todos esos días. La chica era aventurera, no le importaba mantener las formas. Henry se dio cuenta que era un alma libre y por un momento deseó que el mundo se acomodara a sus deseos.
—Soy bastante rápido, así que va a tener que esforzarse por alcanzarme, lady Darleen —dijo al llegar a su lado con una sonrisa traviesa. Quizás era por empezar a sentir el viento, porque podía sentirse otra cosa que un Conde serio, quizás era la compañía, pero le guiñó el ojo con aire divertido y espoleó al caballo para que comenzara a galopar.
También le sorprendía el hecho de que aunque supiera que tenía razón en muchas cosas, aún pensaba en cómo eso le afectaría a su familia. Era rebelde, pero tenía su corazón allí. Eso era aún más impresionante. La gente con tendencias independientes solían olvidar de dónde venían, pero al parecer no sucedía eso con Darleen. —En eso tiene razón. Y también suele pasar que mientras más pequeño sea el pueblo, más cerrados a los cambios son —dijo por su experiencia recorriendo el reino. —. Imagino que no habrá salido mucho, se lo recomiendo. Quizás en las grandes ciudades pueda ver que son más abiertos a otras costumbres —Claro, le sería difícil hacerlo sin tener marido, pero quizás llegara a encontrar a alguien que le dé esas facilidad. Henry lo haría.
—Opino lo mismo, por eso es importante saber con quiénes rodearse que sepamos que dirán palabras sinceras —dijo inclinando levemente la cabeza. También coincidía con ella en ese aspecto. Por eso también todavía no había elegido a una esposa. Sabía que tenía muchas pretendientes, Charles también las tenía, pero tenía que cuidar no sólo su integridad sino también a su pueblo. No podía confiarle su pueblo a una persona en quien no podía confiar o no podía ver si era sincera.
Entendía que la relación de Darleen con su madre y hermanas era difícil. También imaginaba que probablemente ponía las manos en el fuego por ellas porque eran su familia, pero a la vez creía entender que vivían en unos cuentos maravillosos donde el amor era lo mismo que la escala social y reyes y condes. —A veces hay una línea muy desdibujada entre creer que amamos a alguien a que amamos el poder que esta persona representa, su dinero y sus fincas. No implica que sean malas personas, pues sus intenciones son las de vivir mejor, pero muchas veces creen que eso es el amor, y me parece que no hay nada más alejado que eso —Su charla no pretendía que pasara a la definición de amor, pero a la vez le gustaba poder expresarse con ella porque no le iba a responder cosas sólo para contentarlo, y la verdad era que era difícil encontrar a alguien así. —. Yo también lo espero, lady Darleen —dijo sobre su hermana y su mejor amigo. Él era un romántico nato y Henry desconfiaba de todas las que quisieran acercarse por interés. Esperaba que Darleen tuviera razón y fuera diferente por una vez.
Se dejaba aparecer poco por ese tipo de lugares porque no quería que hablasen de él. Prefería mantener su perfil bajo y serio y dejarse ver poco, pero la idea de generar caos en un lugar le era hasta ligeramente divertida, quizás porque no lo había tenido mucho durante su vida. —Lo tendré en cuenta en estos días antes de irme. Quizás pueda hacerme ver por algunas carreras, aunque probablemente tenga que aguantar una mañana llena de comerciantes intentando venderme a sus hijas como ganado —soltó un ruido que sonó entre bufido y risa. No le gustaba que pasara eso. Sonrió de lado con malicia, no por ella sino por la imagen que se le formó en la cabeza. —. Aunque podría invitarla a usted, y si tiene el agrado de venir conmigo, creo que eso desatará un revuelo general en todo el condado —No sólo porque Henry no se hacía ver nunca, sino porque además iría con la hija rebelde de Sallow. A menos que ella fuera lo suficientemente rebelde como para decirle que no, en ese caso tampoco podría decirle nada. No la obligaría nunca a nada.
—Exactamente así —dijo cerrando los ojos un momento y disfrutando de las palabras que le decía. Eso era lo que le pasaba por el cuerpo cada vez que montaba a caballo. —. Sé que por mis responsabilidades debo ir en carruaje y no puedo negarme. Pero cabalgar es mucho mejor que cualquier otra cosa —Disfrutaba salir a cabalgar con Charles cuando se encontraba bien, pero si tenía que hacerlo solo tampoco era una molestia. Hasta disfrutaba de esos momentos.
El cielo se estaba oscureciendo lentamente. En su cabello se podían ver ligeros reflejos, productos de la lluviecita que avanzaba hacia la tierra, aunque sin saber si se quedaría así, pararía o se convertiría en un huracán. Henry no tenía manera de saberlo y el cielo no daba señales. Pero Darleen tenía razón, podían esperar que lloviera cuando volvieran a cenar o que no lloviera en absoluto,. sólo había que esperar y estaba preparado para otra aventura.
Pero antes de responderle, Darleen se adelantó al trote con su caballo y Henry sonrió genuinamente en todos esos días. La chica era aventurera, no le importaba mantener las formas. Henry se dio cuenta que era un alma libre y por un momento deseó que el mundo se acomodara a sus deseos.
—Soy bastante rápido, así que va a tener que esforzarse por alcanzarme, lady Darleen —dijo al llegar a su lado con una sonrisa traviesa. Quizás era por empezar a sentir el viento, porque podía sentirse otra cosa que un Conde serio, quizás era la compañía, pero le guiñó el ojo con aire divertido y espoleó al caballo para que comenzara a galopar.
Henry Percy II Conde de Beverley — Yorkshire — 1830
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Callarse y agachar la cabeza nunca fue lo suyo, ni lo sería en un futuro, y para mal de cualquier persona era porque lo decía con hechos y acciones que le daban justo ese respaldo, no era solo invenciones suyas para verse contra la corriente o más exótica. Por eso era o mal vista o uno que otro se atrevía a admirar tal acto. Y no le importaba cuanto pudiera ser alguien de alta sociedad, ella veía personas, algunas favorecidas por el dinero y otras no, pero le daba eso igual, totalmente no tenía porque aguantar las cosas.
Ella lo trataba como a cualquier otro, y posiblemente por eso también le intrigaba, que no se sentía intimidada por la posición social, ni se le acercaba como muchos otros habrían hecho buscándole favores, o adulando de modo vacío, pero también sabia que su familia no tenia nada que ver en esto, la culpa era solo suya así que, si pensaban acusarla o juzgarla que no fuera con el resto, o se las verían con una muy enfadada Sallow.
Si no cambian cuando quieran hacerlo, se darán cuenta de que es demasiado tarde, no se puede hacer ambas cosas, ser complaciente y solo cambiar cuando les es conveniente, el mundo no espera, sigue evolucionando, en otras ciudades cercanas, los cambios se notan, incluso en la forma en que se hacen los negocios, a veces no entiendo porque no pueden verlo de ese modo, no estamos en la edad media ya.
Salgo poco, mi padre ocasionalmente nos permite acompañarlo, y mis hermanas no dudan en ir a comprar ropajes y cosas nuevas. Por mi parte me gustaría poder estar el tiempo suficiente para explorar más las ciudades. Como ve, todo depende del tiempo que requiere mi padre, pueden ser cortas horas, cuando toma más tiempo prefiere que no lo acompañemos. -Era una pena porque solo asi podrían aprender cómo manejar esos negocios si su padre no pudiera ejercer sus contratos por el motivo que fuera. -Si todos dijeran lo que opinan habría una gran cantidad de peleas y ofensas.
Quisiera decir que es una mentira fabricada pero es algo que a todas inculcan, la idea de ser solo esposas de sociedad que se dedican a la comodidad o a cuidar hijos a un grado de cierta indiferencia, por ende terminan en matrimonios desdichados, pero no creen en que eso no les va a pasar, he visto eso, con…con personas que parecían ser buenas amistades y se casaron muy jóvenes, ahora se arrepienten y me miran como si tuviera la culpa de esa infelicidad, se tiene que tener mucho cuidado en a quien se le tiende la mano Conde, al final puede ser solo abandonado como si nada cuando las cosas se ponen mal. Pero dudo que lo haya pasado, tiene carisma cuando asi lo desea.
Si viera que no es genuino, tratare de intervenir, por mi hermana y por su amigo, ninguno merece esa infelicidad, aunque por ahora veo que mi hermana no lo hace por dinero, tendré palabras con ella, no me parecería correcto dejarla hacer este tipo de actos, cuando el conde Charles ha sido genuino en la preocupación y atenciones. -Y porque Darleen conocía bien a su hermana sabría si le quería mentir.
No lo dude, es una novedad en este pueblo, cuando se marche escuchare a todas las devastadas chicas de corazones rotos porque no les dio una mirada de afecto. -Y ella seguramente tendría que aguantarse la risa con ello. -Ah que escandalo sería, el Conde poniendo una atención en la descarriada oveja negra, no dudo que causaría todo un revuelo y disfrutaría dicho caos, tendría que hacerlo sin duda alguna, especialmente sería tan divertido ver a los comerciantes desconcertados por ello.
Si no fueran responsabilidades importantes podría rotar entre el caballo y el carruaje, de otro modo vivirá muchos otros viajes incomodos, es una pena que el carruaje tal vez pierda una rueda por el camino y deba dejarlo para cabalgar. -Dijo dándole una idea si quería al menos irse en caballo más que en tal objeto pomposo.
Es un reto Conde, no me juzgue muy duro cuando sea el que pierda. -Aquel divertido intercambio era mucho mejor que todos los otros momentos en que se habían estado peleando. Azuzo a su caballo para que corriera con toda la velocidad que pudiera, su vestido se ondeaba con el viento al igual que su cabello.
Darleen Sallow — Yorkshire — 1830
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02. Hate seems stronger than love
El avance y la evolución era algo muy interesante para Henry. Para continuar con su poder como Conde era necesario aggiornarse y actualizarse sobre los descubrimientos, la ciencia y los avances. Le gustaba hacerlo, por supuesto, y era lo que lo impulsaba a conocer nuevos horizontes.
—El mundo sigue avanzando, quienes no avancen con él, probablemente se van a quedar en el camino —coincidió asintiendo con la cabeza también. —. Hemos dejado la Edad Media hace mucho, pero aún así hay quienes preferirían seguir en ella. Créame cuando le digo que este siglo será extraordinario. Imagínese que hasta en el Nuevo Mundo están actualizándose y creando cosas nuevas —Se refería a las peleas por la Independencia de los países que habían tomado por las Indias en su momento.
Luego escuchó con interés cómo se movía la familia Sallow. Imaginaba que ella le iba a decir la verdad porque no le veía intención de mentirle sin razón. —Imagino que es bastante difícil para usted tener que depender de eso para poder conocer más de las ciudades —comentó en respuesta, teniendo en cuenta todo lo que ella le había dicho hacía un momento, creía que depender de su padre para ir y acompañarlo en los negocios podía no ser lo mejor para ella. Dejó salir una sonrisa pequeña de lado y asintió con la cabeza. —Sí, probablemente causaría miles de problemas, discusiones y alianzas rotas. Por eso es mejor saber en quién confiar y decir la verdad y cuando callar. Normalmente, seguro ya lo sabrá, la mejor opción es callar —De todos modos tampoco era algo que le molestara en absoluto.
Escuchó sus palabras con atención y le sorprendió poco (ya hasta altura sí) que coincidiera con ella en casi todo lo que decía. —El problema con eso es que el matrimonio sucede por conveniencia y porque hay muchas personas, sobre mujeres, sin ofender, que piensan que el casamiento será romántico y que vivirán una vida de ensueños cuando en realidad el hombre se casa porque debe hacerlo, por alianza o por la dote de la mujer. Mi amigo Charles es una excepción, claro, pero son muy pocos los que realmente buscan el amor verdadero en una relación de este estilo —comentó sobre el tema. Él sabía que en algún momento debía casarse, suponía, pero no quería que fuera de esa manera. No creía en el amor verdadero de esa forma y, aunque no se lo dijo aunque lo haría si le preguntaba, para Henry el amor no funcionaba así.
—Le agradezco por su ayuda. A veces es difícil encontrar personas que sepan cómo es mi amigo en realidad. Intento que no lo demuestre, pero su bondad va más rápido que él y así hay muchos que se quieran aprovechar. Por esa razón estoy yo para ponerle un poco de cerebro a su corazón. —dijo con una pequeña sonrisa de cariño a su mejor amigo. Él era más fantasioso y soñador, Henry era más práctico y así veía que la gente se iba a querer aprovechar de Charles. No podía asegurar que la hermana de Darleen fuera el caso, pero recordó la primera discusión (la primera vez que habían hablado) y no mencionó más. De todas maneras no se disculparía por pensar en su mejor amigo y no en los sentimientos de alguien que no conocía.
Soltó una risa, discreta pero divertida, con su comentario. —Imagino que sí. Doncellas tristes por perder su posibilidad de ascenso social. También imagino que usted no estará entre las desdichadas —dijo alzando levemente las cejas con expresión divertida. No era un comentario en serio, ya que Darleen había dejado en claro que no era de esas mujeres, más allá de odiarlo a él o no (que esperaba que al menos pudiera odiarlo un poco menos que antes). Pero luego la miró entre esperanzado, divertido y alegre por ese comentario. —. Entonces, si me permite, la invito oficialmente al evento de las carreras de caballos que tendrá lugar el próximo sábado por la tarde. Habrá caballos, por supuesto, pero además habrá comida, bebida, y una sociedad enteramente predispuesta a mirarnos con los ojos como platos y tirando sus monóculos de la impresión —Era también una manera de hacer las paces con ella, por supuesto. Pero más allá de eso, definitivamente era algo hilarante pensar en aquella salida.
Sonrió casi como un juego cuando le dijo eso. —Sí, estoy completamente de acuerdo. Sería una pena que los carruajes se rompan o pierdan sus ruedas. Eso, por supuesto, llevaría mucho tiempo de arreglo y podría llegar tarde a mis responsabilidades. En cambio, si en lugar de esperar, me fuera en caballo sería más rápido —Definitivamente tomaría esa idea la próxima vez que quisiera cabalgar lejos de la servidumbre y otras personas. Podría hablarlo con Louis, el criado que sabía todo sobre él y así mantenía sus secretos, para que le ayudara.
La miró por un momento mientras se alejaba con su caballo antes de seguirla. Le era muy difícil coincidir con una mujer igual, prácticamente nunca lo había hecho con ninguna. Todas las mujeres que pululaban a su alrededor eran tan diferentes a Darleen como un día soleado comparado con el que tenían.
Espoleó a su caballo y la siguió a toda velocidad. Antes de llegar hasta ella ya sentía las primeras gotas cayéndole sobre el rostro pero era algo que no le importaba demasiado en ese momento. —Espero que la lluvia no la haga atrasar —comentó divertido cuando paso a su lado y la adelantó. Estaban jugando carreras, no era un momento para ser un caballero y dejarla ganar. Al menos sabía que con ella podía hacerlo.
—El mundo sigue avanzando, quienes no avancen con él, probablemente se van a quedar en el camino —coincidió asintiendo con la cabeza también. —. Hemos dejado la Edad Media hace mucho, pero aún así hay quienes preferirían seguir en ella. Créame cuando le digo que este siglo será extraordinario. Imagínese que hasta en el Nuevo Mundo están actualizándose y creando cosas nuevas —Se refería a las peleas por la Independencia de los países que habían tomado por las Indias en su momento.
Luego escuchó con interés cómo se movía la familia Sallow. Imaginaba que ella le iba a decir la verdad porque no le veía intención de mentirle sin razón. —Imagino que es bastante difícil para usted tener que depender de eso para poder conocer más de las ciudades —comentó en respuesta, teniendo en cuenta todo lo que ella le había dicho hacía un momento, creía que depender de su padre para ir y acompañarlo en los negocios podía no ser lo mejor para ella. Dejó salir una sonrisa pequeña de lado y asintió con la cabeza. —Sí, probablemente causaría miles de problemas, discusiones y alianzas rotas. Por eso es mejor saber en quién confiar y decir la verdad y cuando callar. Normalmente, seguro ya lo sabrá, la mejor opción es callar —De todos modos tampoco era algo que le molestara en absoluto.
Escuchó sus palabras con atención y le sorprendió poco (ya hasta altura sí) que coincidiera con ella en casi todo lo que decía. —El problema con eso es que el matrimonio sucede por conveniencia y porque hay muchas personas, sobre mujeres, sin ofender, que piensan que el casamiento será romántico y que vivirán una vida de ensueños cuando en realidad el hombre se casa porque debe hacerlo, por alianza o por la dote de la mujer. Mi amigo Charles es una excepción, claro, pero son muy pocos los que realmente buscan el amor verdadero en una relación de este estilo —comentó sobre el tema. Él sabía que en algún momento debía casarse, suponía, pero no quería que fuera de esa manera. No creía en el amor verdadero de esa forma y, aunque no se lo dijo aunque lo haría si le preguntaba, para Henry el amor no funcionaba así.
—Le agradezco por su ayuda. A veces es difícil encontrar personas que sepan cómo es mi amigo en realidad. Intento que no lo demuestre, pero su bondad va más rápido que él y así hay muchos que se quieran aprovechar. Por esa razón estoy yo para ponerle un poco de cerebro a su corazón. —dijo con una pequeña sonrisa de cariño a su mejor amigo. Él era más fantasioso y soñador, Henry era más práctico y así veía que la gente se iba a querer aprovechar de Charles. No podía asegurar que la hermana de Darleen fuera el caso, pero recordó la primera discusión (la primera vez que habían hablado) y no mencionó más. De todas maneras no se disculparía por pensar en su mejor amigo y no en los sentimientos de alguien que no conocía.
Soltó una risa, discreta pero divertida, con su comentario. —Imagino que sí. Doncellas tristes por perder su posibilidad de ascenso social. También imagino que usted no estará entre las desdichadas —dijo alzando levemente las cejas con expresión divertida. No era un comentario en serio, ya que Darleen había dejado en claro que no era de esas mujeres, más allá de odiarlo a él o no (que esperaba que al menos pudiera odiarlo un poco menos que antes). Pero luego la miró entre esperanzado, divertido y alegre por ese comentario. —. Entonces, si me permite, la invito oficialmente al evento de las carreras de caballos que tendrá lugar el próximo sábado por la tarde. Habrá caballos, por supuesto, pero además habrá comida, bebida, y una sociedad enteramente predispuesta a mirarnos con los ojos como platos y tirando sus monóculos de la impresión —Era también una manera de hacer las paces con ella, por supuesto. Pero más allá de eso, definitivamente era algo hilarante pensar en aquella salida.
Sonrió casi como un juego cuando le dijo eso. —Sí, estoy completamente de acuerdo. Sería una pena que los carruajes se rompan o pierdan sus ruedas. Eso, por supuesto, llevaría mucho tiempo de arreglo y podría llegar tarde a mis responsabilidades. En cambio, si en lugar de esperar, me fuera en caballo sería más rápido —Definitivamente tomaría esa idea la próxima vez que quisiera cabalgar lejos de la servidumbre y otras personas. Podría hablarlo con Louis, el criado que sabía todo sobre él y así mantenía sus secretos, para que le ayudara.
La miró por un momento mientras se alejaba con su caballo antes de seguirla. Le era muy difícil coincidir con una mujer igual, prácticamente nunca lo había hecho con ninguna. Todas las mujeres que pululaban a su alrededor eran tan diferentes a Darleen como un día soleado comparado con el que tenían.
Espoleó a su caballo y la siguió a toda velocidad. Antes de llegar hasta ella ya sentía las primeras gotas cayéndole sobre el rostro pero era algo que no le importaba demasiado en ese momento. —Espero que la lluvia no la haga atrasar —comentó divertido cuando paso a su lado y la adelantó. Estaban jugando carreras, no era un momento para ser un caballero y dejarla ganar. Al menos sabía que con ella podía hacerlo.
Henry Percy II Conde de Beverley — Yorkshire — 1830
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02: Hate seems stronger than love
El mundo no iba a detenerse de avanzar, podía ser un pueblo pequeño y, sin embargo, cuando lo veía comparado a la ciudad, sabía que ellos se estancaban, por ese motivo una persona foránea no se quedaba por mucho tiempo, ni pensaban establecer más que una casa de verano, muchos tratos finalmente no se llevaban a cabo, en parte por la falta de atractivo, y la otra en los estresantes avances de la gente por concertar matrimonios arreglados de por medio.
Negó con su cabeza. -Sacarlos de la idea de que hay cambios mejores no es sencillo, es más factible querer negarse y vivir en una burbuja que perder lo conocido, la gente es reacia al cambio porque no quieren algo mejor, sino tener aquella seguridad de que no perderán lo que tienen, no se arriesgan, el que se arriesga y pierde es la burla del pueblo, no creen en que las cosas pueden mejorar con alguna mala racha de por medio.
Si no fuera por ello, dudo que alguna vez saliera del pueblo, y sin embargo ahí también puede ver que es la única ciudad que conocemos, hay algunas más lejos, pero teme ir a ellas, ni siquiera piensa en mencionarlas por la idea de que mis hermanas en su cabeza traten de convencerlo de que las lleve. -Lo es por mucho que uno quisiera poder dar a escuchar su voz, odiaba ella tener que ceder y agachar la mirada a lo que considero injusto.
No lo dudo, la infelicidad entre la riqueza se puede ver cuando uno ve la mirada de las mujeres que se ponen verdes de envidia cuando se encuentra el amor de verdad, en su misma infelicidad buscan hacer infelices al resto, y si no pueden hacerlo, lo externan en sus hijas, buscándoles esas alianzas por dinero, lavando sus cabezas con cuentos rosas que saben que no van a cumplirse, quisiera decir que son mentiras, pero pocas también son excepción a la regla, por eso deseo que los sentimientos de mi hermana por su amigo no sean un signo de dinero y si algo genuino, no tendría mucha cara para mostrar si fuera alguna clase de juego de ella.
Quisiera contar con una amistad así, mas entre mujeres lo dudo, especialmente como soy, prefieren la compañía de iguales que solo dicen tonterías exponiendo su ignorancia y buscando solo el provecho propio, mi padre sufre por ello, mi madre lo encuentra como un motivo para decir que le causo humillaciones, pero es algo que he vivido siempre, no me afecta, prefiero no rodearme de falsedad.
Una terrible tragedia para muchas, que deben estar esperando su siguiente baile o evento social para colgarse de su brazo. -Dijo divertida, pero luego solo tuvo que decir que parecía algo fuera de este mundo, sabiéndose que no se toleraban a veces. -Bien, no dudo que eso causaría excitación entre los rumores, y quisiera decir que no, pero es una corta oportunidad de tratar de abrir los ojos de la gente. Así que acepto su invitación Conde. Espero que sea un muy memorable evento.
Hágalo, por lo que se preparar un carruaje es más largo en tiempo que ensillar un caballo, vera que algunos pensaran en imitarlo con tal de estar en su buena gracia, ya quisiera ver a los más pomposos tratando de montar por horas, sé que prefieren la comodidad entera.
La lluvia no es nada, comparado a otros eventos del clima, preocúpese de no saber por donde va. -Le dijo presionando un poco a su caballo para que corriese más veloz y tratar de alcanzarlo, no le dejaría tan fácil una victoria.
Negó con su cabeza. -Sacarlos de la idea de que hay cambios mejores no es sencillo, es más factible querer negarse y vivir en una burbuja que perder lo conocido, la gente es reacia al cambio porque no quieren algo mejor, sino tener aquella seguridad de que no perderán lo que tienen, no se arriesgan, el que se arriesga y pierde es la burla del pueblo, no creen en que las cosas pueden mejorar con alguna mala racha de por medio.
Si no fuera por ello, dudo que alguna vez saliera del pueblo, y sin embargo ahí también puede ver que es la única ciudad que conocemos, hay algunas más lejos, pero teme ir a ellas, ni siquiera piensa en mencionarlas por la idea de que mis hermanas en su cabeza traten de convencerlo de que las lleve. -Lo es por mucho que uno quisiera poder dar a escuchar su voz, odiaba ella tener que ceder y agachar la mirada a lo que considero injusto.
No lo dudo, la infelicidad entre la riqueza se puede ver cuando uno ve la mirada de las mujeres que se ponen verdes de envidia cuando se encuentra el amor de verdad, en su misma infelicidad buscan hacer infelices al resto, y si no pueden hacerlo, lo externan en sus hijas, buscándoles esas alianzas por dinero, lavando sus cabezas con cuentos rosas que saben que no van a cumplirse, quisiera decir que son mentiras, pero pocas también son excepción a la regla, por eso deseo que los sentimientos de mi hermana por su amigo no sean un signo de dinero y si algo genuino, no tendría mucha cara para mostrar si fuera alguna clase de juego de ella.
Quisiera contar con una amistad así, mas entre mujeres lo dudo, especialmente como soy, prefieren la compañía de iguales que solo dicen tonterías exponiendo su ignorancia y buscando solo el provecho propio, mi padre sufre por ello, mi madre lo encuentra como un motivo para decir que le causo humillaciones, pero es algo que he vivido siempre, no me afecta, prefiero no rodearme de falsedad.
Una terrible tragedia para muchas, que deben estar esperando su siguiente baile o evento social para colgarse de su brazo. -Dijo divertida, pero luego solo tuvo que decir que parecía algo fuera de este mundo, sabiéndose que no se toleraban a veces. -Bien, no dudo que eso causaría excitación entre los rumores, y quisiera decir que no, pero es una corta oportunidad de tratar de abrir los ojos de la gente. Así que acepto su invitación Conde. Espero que sea un muy memorable evento.
Hágalo, por lo que se preparar un carruaje es más largo en tiempo que ensillar un caballo, vera que algunos pensaran en imitarlo con tal de estar en su buena gracia, ya quisiera ver a los más pomposos tratando de montar por horas, sé que prefieren la comodidad entera.
La lluvia no es nada, comparado a otros eventos del clima, preocúpese de no saber por donde va. -Le dijo presionando un poco a su caballo para que corriese más veloz y tratar de alcanzarlo, no le dejaría tan fácil una victoria.
Darleen Sallow — Yorkshire — 1830
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