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Dauntless
Phoenix
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Recuerdo del primer mensaje :
Salvando el espacio donde estamos.
Los hombres de negro, una “organización” que “no existe” y “cuya existencia es secreto” Sinceramente si ves a algún tipo que parece siempre ir de traje tienes que preguntarte todo esto: ¿Es vendedor de seguros? ¿Trabaja en una morgue? ¿O es un hombre de negro? Las respuestas no siempre son lo que queremos saber, sino que tan solo puedes preguntarte que hay más allá de las estrellas, en cada generación de agentes están los que creen y los que solo piensan que están lo suficientemente locos como para hacer el trabajo.
Están los agentes novatos y los veteranos, mismos que han vivido varios incidentes intergalácticos desde amenazas de guerra hasta invasiones de todo tipo de razas, no es de extrañar que incluso el público nunca se dé cuenta de nada pues, los equipos de limpieza están a la orden del día literalmente.
Esta vez la amenaza no parecer ser tan sencilla como parece, varios agentes que han ido a distintas misiones no han vuelto. ¿Causa de alarma? Aparentemente puede ser solo un comunicador roto, pero cuando el número aumenta a una alarmante cantidad se busca la respuesta a las preguntas ¿Quién y para qué? Dos veteranos agentes están en busca de pistas para encontrar a sus compañeros perdidos y traerlos de vuelta a casa.
¿Podrán hacerlo antes de que ellos sean los siguientes desaparecidos?
Están los agentes novatos y los veteranos, mismos que han vivido varios incidentes intergalácticos desde amenazas de guerra hasta invasiones de todo tipo de razas, no es de extrañar que incluso el público nunca se dé cuenta de nada pues, los equipos de limpieza están a la orden del día literalmente.
Esta vez la amenaza no parecer ser tan sencilla como parece, varios agentes que han ido a distintas misiones no han vuelto. ¿Causa de alarma? Aparentemente puede ser solo un comunicador roto, pero cuando el número aumenta a una alarmante cantidad se busca la respuesta a las preguntas ¿Quién y para qué? Dos veteranos agentes están en busca de pistas para encontrar a sus compañeros perdidos y traerlos de vuelta a casa.
¿Podrán hacerlo antes de que ellos sean los siguientes desaparecidos?
Haëstar Dahl
35 años|| Cillian Murphy || Moonchild
Ezekiel Andiverson
34 años || Tom Hardy || Dauntless
1x1– Inspired Sci Fi- MIB (películas)
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<center><div id="aboxi"><div id="aarrib"><div id="alin"><div id="atit">Título del capítulo no muy grande</div><div id="asub">Capítulo 01</div><div id="aimg" style="width: 80px; height: 80px; background:url(https://via.placeholder.com/80x80) center; background-size: cover; margin-top: -90px; margin-right: 250px;"></div></div><div id="aboxi2"><div id="atxt">Lorem ipsum dolor sit amet, consectetur adipiscing elit. Curabitur vitae vulputate enim, ut pellentesque orci. Morbi varius metus quis urna interdum placerat. Nam non pellentesque mi. Suspendisse feugiat nulla ut massa aliquet bibendum. Proin et ante placerat, dapibus nunc ut, auctor nibh. Donec in nibh nec purus sollicitudin pretium. Ut orci libero, pulvinar vitae viverra at, feugiat sodales justo. Pellentesque gravida ultricies massa, et consectetur purus hendrerit.
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<div id="adati">TU PJ - LUGAR - FECHA </div></div></div><div id="acred">[url=https://www.treeofliferpg.com/u1499]Moonchild[/url]</div></center>
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Salvando el mundo (O algo así)
Capítulo 01
Haëstar coincidía por completo con Ezekiel porque no podía concebir la idea de dejar de trabajar de eso, mucho menos de retirarse. No era una opción. Quizás en un momento tendría que trabajar sólo en la oficina, pero no tenía pensado en el retiro. —En caso de jubilarme, seguiría siendo consultor. No podría abandonar la Organización como si nada. ¿Qué haría? Morirme de aburrimiento —dijo con un resoplido.
Sonrió levemente. —Dicen que el quejarse libera el alma —dijo asintiendo con la cabeza, totalmente convencido de ello. Siempre había alguna razón para quejarse o para pedir comodidades, sobre todo en un trabajo como aquel que tenían que era tan particular.
No sabía si quería llegar a los golpes, pero definitivamente lo haría si lo veía necesario porque lo importante era recabar información y lo haría de toda manera posible pero efectiva. —La cuestión es que pocas cosas pueden llegar a intimidarnos de verdad —dijo con una mueca. Lástima por ellos, que lo intentaran. Pero después de trabajar con seres de otro planeta, algunos tan altos como los edificios de Nueva York y otros tan macizos como la Estatua de la Libertad, realmente pocas cosas podían intimidarlos.
Lo importante era poder descubrir toda la información posible para recuperar a sus compañeros. Sabían que algo extraño estaba pasando, no se habían ido de vacaciones y ya. Por esa razón tenían que seguir sus pasos, las pistas, todo lo que pudiera servirles.
Y en ese momento aquel pobre sujeto era el encargado de brindarles la información necesaria. Lo lamentaba (aunque lo cierto era que no) por el tipo pero si tenían que presionarlo para que les dijera lo que necesitaban, lo iba a seguir sin ningún tipo de duda, como bien le hizo notar.
Notó cómo se iba el sol de la mañana mientras Ezekiel cerraba las ventanas. Häestar estaba dispuesto a ponerse a pelear, pero aquel hombre era más cobardica de lo que parecía en un principio, para fortuna de ellos.
Siempre iban cambiando de quién hacía de quién, muchas veces el poli bueno y el poli malo dependían de los mismos sujetos que parecían elegirlos. Esta vez, el hombre pareció elegir a Ezekiel como su salvador así que Häestar abrazó la idea de ser poli malo, metiéndose por completo en el papel.
Ezekiel pidió que cantara como canario y así lo hizo. Häestar lo escuchó con mucha intriga, preguntándose si era capaz de mentir pero decidiendo que no; su nerviosismo parecía real y algo como información de gente era algo que podía decir sin ponerse en compromiso evidentemente.
—Altos —dijo Häestar levantando una ceja. ¿Cuántos podían caber en esa definición? —Yo soy alto. Mi amigo es algo. ¿Nosotros fuimos los que han venido por aquí? —preguntó levantando una ceja. El hombre empezó a negar. —No, no, pero... —Häestar lo cortó en seco: —Pero nada. Dame algo más que eso porque no me sirve para nada, cabeza de churro seco —dijo empujándolo contra la mesa cada vez más.
—¡No recuerdo! ¡No recuerdo! Pidieron café, eso normal —El hombre se quedó con los ojos cerrados y Häestar, que sabía cómo tomar interrogatorios, lo dejó pensar. —. No pude escuchar mucho porque se alejaron de la barra... Pero era evidente que estaban esperando a los hombres de traje porque cuando entraron fueron directamente hacia ellos... Dijeron algo pero no llegué a escuchar y se fueron todos juntos, aunque por las caras no parecían amigos —dijo el hombre negando con la cabeza.
Häestar frunció el ceño. —¿Qué más recuerdas, además de que “eran altos”? ¿Alguna otra característica? —preguntó el hombre de negro.
Sonrió levemente. —Dicen que el quejarse libera el alma —dijo asintiendo con la cabeza, totalmente convencido de ello. Siempre había alguna razón para quejarse o para pedir comodidades, sobre todo en un trabajo como aquel que tenían que era tan particular.
No sabía si quería llegar a los golpes, pero definitivamente lo haría si lo veía necesario porque lo importante era recabar información y lo haría de toda manera posible pero efectiva. —La cuestión es que pocas cosas pueden llegar a intimidarnos de verdad —dijo con una mueca. Lástima por ellos, que lo intentaran. Pero después de trabajar con seres de otro planeta, algunos tan altos como los edificios de Nueva York y otros tan macizos como la Estatua de la Libertad, realmente pocas cosas podían intimidarlos.
Lo importante era poder descubrir toda la información posible para recuperar a sus compañeros. Sabían que algo extraño estaba pasando, no se habían ido de vacaciones y ya. Por esa razón tenían que seguir sus pasos, las pistas, todo lo que pudiera servirles.
Y en ese momento aquel pobre sujeto era el encargado de brindarles la información necesaria. Lo lamentaba (aunque lo cierto era que no) por el tipo pero si tenían que presionarlo para que les dijera lo que necesitaban, lo iba a seguir sin ningún tipo de duda, como bien le hizo notar.
Notó cómo se iba el sol de la mañana mientras Ezekiel cerraba las ventanas. Häestar estaba dispuesto a ponerse a pelear, pero aquel hombre era más cobardica de lo que parecía en un principio, para fortuna de ellos.
Siempre iban cambiando de quién hacía de quién, muchas veces el poli bueno y el poli malo dependían de los mismos sujetos que parecían elegirlos. Esta vez, el hombre pareció elegir a Ezekiel como su salvador así que Häestar abrazó la idea de ser poli malo, metiéndose por completo en el papel.
Ezekiel pidió que cantara como canario y así lo hizo. Häestar lo escuchó con mucha intriga, preguntándose si era capaz de mentir pero decidiendo que no; su nerviosismo parecía real y algo como información de gente era algo que podía decir sin ponerse en compromiso evidentemente.
—Altos —dijo Häestar levantando una ceja. ¿Cuántos podían caber en esa definición? —Yo soy alto. Mi amigo es algo. ¿Nosotros fuimos los que han venido por aquí? —preguntó levantando una ceja. El hombre empezó a negar. —No, no, pero... —Häestar lo cortó en seco: —Pero nada. Dame algo más que eso porque no me sirve para nada, cabeza de churro seco —dijo empujándolo contra la mesa cada vez más.
—¡No recuerdo! ¡No recuerdo! Pidieron café, eso normal —El hombre se quedó con los ojos cerrados y Häestar, que sabía cómo tomar interrogatorios, lo dejó pensar. —. No pude escuchar mucho porque se alejaron de la barra... Pero era evidente que estaban esperando a los hombres de traje porque cuando entraron fueron directamente hacia ellos... Dijeron algo pero no llegué a escuchar y se fueron todos juntos, aunque por las caras no parecían amigos —dijo el hombre negando con la cabeza.
Häestar frunció el ceño. —¿Qué más recuerdas, además de que “eran altos”? ¿Alguna otra característica? —preguntó el hombre de negro.
Haëstar - Bar - Por la mañana
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Salvando el mundo (o algo así)
Capítulo 01
El retiro era como la mala broma en la oficina, siempre pensó o era de la idea que tendría que afrontar una misión extremadamente complicada, donde o no pudiera de verdad continuar en el campo o morir para considerarse retirado. Eso de que olvidase tan solo con un borrón de las memorias no le iba para nada.
Morir de aburrimiento es lo peor, ¿podrías imaginarme pescando en un lago los fines de semana tan solo por horas? Realmente creo que no tendría la misma cantidad de adrenalina que tenemos en el trabajo. –Ni en otro lado, porque a pesar de que las rodillas le tronaran en los días pesados, era mejor eso que nada.
Unas quejas de tanto en tanto pondrían a los jefes contra la pared, y a la vez les recordaría que sin los agentes no tienen una organización sólida de donde poderse agarrar para las cosas, además luego de un rato, uno deja de quejarse para irse a la siguiente misión, eso que ni por hecho.
Ezekiel no era de los que solo se rinden sin realmente pelear por algo, más parecía que esto no sería suficiente si él y Haëstar pensaban encontrar a sus compañeros caídos antes de que fuera demasiado tarde, no más de los policías buenos, tal vez era momento de irse a la mala con los que tuvieran a los demás y empezar a patear traseros.
Sinceramente, nada me intimida desde la vez que X decidió que quería cortarnos el acceso a la máquina del café, casi estuvo a punto de morir por un motín y sentí como me abandonaba el alma del cuerpo. –Fuera de eso, no se preocupaba por cosas como ser intimidado, eso se lo dejaba a los novatos recién ingresados.
Como venía al caso, lo importante era que encontrasen información y pronto, no estaban para tan solo perder el tiempo preguntando y comiendo, cada segundo podía ahora ser totalmente vital para ellos, mejor centrarse en la misión con la que estaban de por medio, el tiempo de charla vendría para más al rato.
Sin que nadie viera al interior de las ventanas, todo se veía en penumbra, salvo por uno que otro rayo que se colaba por los agujeros del lugar o donde no estaba completamente sellado. Mejor era que la información valiera la pena, siendo que no tuvo que esperar realmente tanto hasta que este comenzó a decirles toda clase de cosas, no importaba que irrelevante sonase, pero lograría discernir lo importante ahí.
Altos, amigo hay tanta gente alta, que sería imposible encontrar gente solo con eso, sé que puedes darnos más, ¿de verdad quieres que mi alto amigo se encargue de ti? –Dijo apuntando a Hae como si fuera una clase de chiste que el hombre hiciera.
Pidieron café, bueno todo mundo pide café si es una cafetería. –Dijo rodando los ojos, aunque lo segundo si parecía más importante, eso de que se acercaron a los agentes de una forma no amigable, podían ser vida de otro lado haciéndose pasar por humano. - ¿Algún otro comportamiento raro? ¿Se veía como si no pudieran coordinar su cuerpo? ¿Qué clase de café pidieron? –Unas especies podían tolerarlo, pero con cierta cantidad de azúcar, eso era lo más que podrían encontrar o tal vez el tipo estaba tratando de olvidar las cosas. –Tal vez debamos prender fuego a la máquina de churros y darle un baño de aceite caliente, eso podría echar a andar su mente. –Sugirió.
Ezekiel - Oficinas - Por la mañana
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Salvando el mundo (O algo así)
Capítulo 01
Quienes trabajaban en aquel lugar tenían un modo de vida bastante peculiar. No era ir a la oficina ocho horas y quedarse detrás de un escritorio sin hacer nada. Su vida era movida, se manejaban en la tierra pero normalmente estaban afuera del edificio de la Organización, y si bien había muchos que trabajaban dentro, haciendo archivos y demás, la mayoría trabajaba siempre con cosas que referían a la acción.
—Ni yo. Esas cosas no son para mí. Podría estar un rato leyendo como hago en mis horas de ocio, pero las tengo solamente porque estoy todo el tiempo de acá para allá. No quisiera por nada del mundo verme pescando todos los domingo sin hacer nada más que escuchar el agua. —dijo negando con la cabeza. —. Quizás luego de la jubilación podríamos terminar trabajando como asesores, si es que llegamos a grandes puestos dentro de aquí. —comentó pensativo. Además trabajar con E como asesor no estaría nada mal, pensaba.
—Los jefes están bien, sí, pero de vez en cuando es necesario que sepan que nosotros somos importantes. Si los que salimos en las misiones decidiéramos rebelarnos, ellos estarían en bastantes problemas —convino asintiendo con la cabeza. —. Por eso también nos pagan tan bien, excelente, los mejores pagos de toda la galaxia. Y claro, usar neuralizadores por las dudas. —terminó encogiéndose de hombros, eso también evitaba rebeliones o que se filtrara información.
Asintió bastante divertido recordando aquella situación. —Ahí se enteró que no se debe meter entre un hombre de negro y su café. No entendí por qué lo hizo, pero es evidente que aprendió que no debería meterse en eso. —negó porque realmente había sido casi un motín. Lo bueno era que aprendió y que no sólo no desapareció el café sino que misteriosamente su calidad empezó a ser mucho mejor.
Una vez en la cafetería realmente necesitaban que aquel tipo les diera toda la información posible. Para él quizás era una estupidez, pero tenían que hacer todo lo más rápido posible porque en casos como ese, todo segundo era fundamental para poder encontrarlos a tiempo antes de que fuera demasiado tarde. Häestar esperaba que no lo fuera, la verdad.
Soltó una risa irónica frente a la broma de Ezekiel. —Y si viera a nuestros otros amigos. Esos tipos sí son altos —dijo con un bufido como si estuviera divertido pero era obvio que todo lo que decía era con un sarcasmo terrible, tanto que el hombre empezó a tartamudear. —N-no... Yo d-dec-decía que... —H se cansó y le dio una pequeña pero firme bofetada para que se calle y siguió hablando Ezekiel sobre el café que pidieron y asintió, todo el puto mundo pedía café en una cafetería, ¿los tomaba por idiotas?
—¿Coordinar su cuerpo? —preguntó nervioso el hombre, evidentemente sin entender lo que estaba diciendo, o sin querer entender, aunque Häestar realmente pensaba que al tipo le faltaban varias luces. —. Bueno, parecían... extranjeros —dijo frunciendo el ceño después de casi llorar pidiendo que no le hicieran nada con aceite caliente o churros. —. ¿Por qué? ¿Su acento? —preguntó H interesado. —. Sí, no hablaban bien el idioma. Pidieron café de miel —dijo encogiéndose de hombros. —... Bueno, en realidad pidieron literalmente el café más dulce que tuviera, entonces le ofrecí el de miel. Pero luego se pusieron mucha más azúcar, eso sí me pareció bastante extraño pero —Se encogió de hombros de nuevo. —, no lo sé, quizás no les gustaba el café y querían tapar el sabor, saben que hay diferentes sabores de café que... —Häestar estuvo a punto de pegarle de nuevo pero sólo negó con la cabeza antes de interrumpirlo. —. No me interesa la historia de la vida del café. Si me interesara hubiera estudiado para barista. ¿Me crees barista? —No señor, para nada. —dijo negando rápidamente con la cabeza de nuevo con miedo.
—Han pedido demasiado dulce, E —dijo mirando a su compañero. —. ¿Crees que tenemos lo que necesitamos o piensas que podemos sacarle algo más? —preguntó ladeando la cabeza mientras metía la mano en el bolsillo de su traje para sacar el neurilizador.
—Ni yo. Esas cosas no son para mí. Podría estar un rato leyendo como hago en mis horas de ocio, pero las tengo solamente porque estoy todo el tiempo de acá para allá. No quisiera por nada del mundo verme pescando todos los domingo sin hacer nada más que escuchar el agua. —dijo negando con la cabeza. —. Quizás luego de la jubilación podríamos terminar trabajando como asesores, si es que llegamos a grandes puestos dentro de aquí. —comentó pensativo. Además trabajar con E como asesor no estaría nada mal, pensaba.
—Los jefes están bien, sí, pero de vez en cuando es necesario que sepan que nosotros somos importantes. Si los que salimos en las misiones decidiéramos rebelarnos, ellos estarían en bastantes problemas —convino asintiendo con la cabeza. —. Por eso también nos pagan tan bien, excelente, los mejores pagos de toda la galaxia. Y claro, usar neuralizadores por las dudas. —terminó encogiéndose de hombros, eso también evitaba rebeliones o que se filtrara información.
Asintió bastante divertido recordando aquella situación. —Ahí se enteró que no se debe meter entre un hombre de negro y su café. No entendí por qué lo hizo, pero es evidente que aprendió que no debería meterse en eso. —negó porque realmente había sido casi un motín. Lo bueno era que aprendió y que no sólo no desapareció el café sino que misteriosamente su calidad empezó a ser mucho mejor.
Una vez en la cafetería realmente necesitaban que aquel tipo les diera toda la información posible. Para él quizás era una estupidez, pero tenían que hacer todo lo más rápido posible porque en casos como ese, todo segundo era fundamental para poder encontrarlos a tiempo antes de que fuera demasiado tarde. Häestar esperaba que no lo fuera, la verdad.
Soltó una risa irónica frente a la broma de Ezekiel. —Y si viera a nuestros otros amigos. Esos tipos sí son altos —dijo con un bufido como si estuviera divertido pero era obvio que todo lo que decía era con un sarcasmo terrible, tanto que el hombre empezó a tartamudear. —N-no... Yo d-dec-decía que... —H se cansó y le dio una pequeña pero firme bofetada para que se calle y siguió hablando Ezekiel sobre el café que pidieron y asintió, todo el puto mundo pedía café en una cafetería, ¿los tomaba por idiotas?
—¿Coordinar su cuerpo? —preguntó nervioso el hombre, evidentemente sin entender lo que estaba diciendo, o sin querer entender, aunque Häestar realmente pensaba que al tipo le faltaban varias luces. —. Bueno, parecían... extranjeros —dijo frunciendo el ceño después de casi llorar pidiendo que no le hicieran nada con aceite caliente o churros. —. ¿Por qué? ¿Su acento? —preguntó H interesado. —. Sí, no hablaban bien el idioma. Pidieron café de miel —dijo encogiéndose de hombros. —... Bueno, en realidad pidieron literalmente el café más dulce que tuviera, entonces le ofrecí el de miel. Pero luego se pusieron mucha más azúcar, eso sí me pareció bastante extraño pero —Se encogió de hombros de nuevo. —, no lo sé, quizás no les gustaba el café y querían tapar el sabor, saben que hay diferentes sabores de café que... —Häestar estuvo a punto de pegarle de nuevo pero sólo negó con la cabeza antes de interrumpirlo. —. No me interesa la historia de la vida del café. Si me interesara hubiera estudiado para barista. ¿Me crees barista? —No señor, para nada. —dijo negando rápidamente con la cabeza de nuevo con miedo.
—Han pedido demasiado dulce, E —dijo mirando a su compañero. —. ¿Crees que tenemos lo que necesitamos o piensas que podemos sacarle algo más? —preguntó ladeando la cabeza mientras metía la mano en el bolsillo de su traje para sacar el neurilizador.
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Salvando el mundo (o algo así)
Capítulo 01
En lo que llevaba dentro de la organización y eso porque era tan solo unos cuantos años menor que Haëstar, no se había quedado en el escritorio por mucho tiempo, prefería el trabajo de campo que involucraba usar y manchar o romper más trajes de lo que otros agentes en la misma línea, pues como todo, cada uno tenía sus responsabilidades, algunos no salían ni a comprarse un hot dog en el puestito móvil fuera de la oficina, pero él prefería la adrenalina que solo mirar las pantallas visuales por horas.
Además, eso de probar los nuevos inventos lo tomaba como pez en el agua, adoraba las explosiones masivas de cosas. –Definitivamente, mi paciencia llega a las sopas de letras cuando no tenemos una invasión masiva de alguna especie alienígena queriendo conquistar a los pobres humanos que acorde a ellos no podemos cuidarnos por nosotros mismos. –Dijo con esos tintes de sarcasmo cuando alguien aludía a que eran una especia altamente atrasada, bueno si algunas cosas lo estaban, pero no quería decir que todo, pues la organización tenía bastante tecnología actualmente avanzada.
Tampoco podría irme a jugar el bingo o esas cositas todo el tiempo, seguramente terminaría sacando un arma de la nada y disparando para llamar la atención. –Era mejor que mientras pudiera estar activo, se mantuviera en el campo, igual se imaginaba con un bastón amenazando aliens. –Tal vez, así mandamos a los novatos a que hagan algo de misiones de verdad, si es que alcanzamos esa edad.
No tendrían una oportunidad contra eso, incluso podríamos irnos con todas las armas y causar un motín, somos los que mejor conocemos la operación de la organización, uno no es buen agente si no sabe ni como o donde esta cada sección y que hace la gente de ahí, si preguntáramos a los que están en oficina, algunos no saben siquiera que tenemos una máquina de café. –Expreso, aún si esta no producía café de calidad y era más un sabor a lodo.
Con lo que acumulaba como agente en sus pagos, se podría comprar una buena isla exótica para sí mismo o una mansión, el nivel de peligro era acorde a lo recibido, y las compensaciones extra no caían mal de tanto en tanto.
Pues, contando que vivimos de la cafeína, la idea de no tenerlo era altamente atroz, podrá ser todo lo feo que sepa, pero es cafeína, lo mejor que pudo haber hecho era complementarlo con donas o panquecillos, creo que no vi una moción revocarse tan pronto como esa, y hasta el día de hoy nos ve y debe temblar dentro del traje.
El interrogatorio estaba tomando un poco más de lo normal, esperaba que le diera lo que necesitaban pronto, ya mejor sacaría el arma, con una pistola la gente cantaba más pronto. –Realmente altos, casi como el más alto del basquetball, si no es que rompen un record de altura. –No todos los alien eran esas cositas enanas y tiernas que los civiles creían.
Suspiro de nuevo, en serio el amigo era pésimo dando detalles, no es como que vinieran a pedir un trago si no era bar, rodo los ojos cuando empezó de tartamudo, ahora les tocaba interpretar que trataba de decirles. Y no, iban por un camino todo desperdigado como el azúcar de los churros, hasta que empezó a dar mejores detalles. –Ya vamos mejorando, tenían pinta de no ser locales.
Café de miel…-Dijo con bastante incredulidad, ni estaba seguro de que eso fuera café, pero ponerle más dulce al dulce cuando la miel literalmente superaba al azúcar, implicaba que era una raza no tan común llegando a la tierra, la duda era que buscaban realmente o que objetivo había para raptar a sus compañeros.
No, con eso es suficiente. –Dijo sacando sus lentes y unos billetes, bueno no era el mejor snack de su vida, pero tampoco eran de los que se iban sin pagar. –El amigo al final resulto de ayuda, ya sabemos que estamos buscando. –Debería de poder continuar limpiando en paz. –Acto seguido vio una luz brillar, y este los miraba de modo perdido. –Solo pasamos por acá y desayunamos, conserva el cambio. –Esperando a si Hae añadiría algo más a la historia, era tiempo de continuar la misión.
Además, eso de probar los nuevos inventos lo tomaba como pez en el agua, adoraba las explosiones masivas de cosas. –Definitivamente, mi paciencia llega a las sopas de letras cuando no tenemos una invasión masiva de alguna especie alienígena queriendo conquistar a los pobres humanos que acorde a ellos no podemos cuidarnos por nosotros mismos. –Dijo con esos tintes de sarcasmo cuando alguien aludía a que eran una especia altamente atrasada, bueno si algunas cosas lo estaban, pero no quería decir que todo, pues la organización tenía bastante tecnología actualmente avanzada.
Tampoco podría irme a jugar el bingo o esas cositas todo el tiempo, seguramente terminaría sacando un arma de la nada y disparando para llamar la atención. –Era mejor que mientras pudiera estar activo, se mantuviera en el campo, igual se imaginaba con un bastón amenazando aliens. –Tal vez, así mandamos a los novatos a que hagan algo de misiones de verdad, si es que alcanzamos esa edad.
No tendrían una oportunidad contra eso, incluso podríamos irnos con todas las armas y causar un motín, somos los que mejor conocemos la operación de la organización, uno no es buen agente si no sabe ni como o donde esta cada sección y que hace la gente de ahí, si preguntáramos a los que están en oficina, algunos no saben siquiera que tenemos una máquina de café. –Expreso, aún si esta no producía café de calidad y era más un sabor a lodo.
Con lo que acumulaba como agente en sus pagos, se podría comprar una buena isla exótica para sí mismo o una mansión, el nivel de peligro era acorde a lo recibido, y las compensaciones extra no caían mal de tanto en tanto.
Pues, contando que vivimos de la cafeína, la idea de no tenerlo era altamente atroz, podrá ser todo lo feo que sepa, pero es cafeína, lo mejor que pudo haber hecho era complementarlo con donas o panquecillos, creo que no vi una moción revocarse tan pronto como esa, y hasta el día de hoy nos ve y debe temblar dentro del traje.
El interrogatorio estaba tomando un poco más de lo normal, esperaba que le diera lo que necesitaban pronto, ya mejor sacaría el arma, con una pistola la gente cantaba más pronto. –Realmente altos, casi como el más alto del basquetball, si no es que rompen un record de altura. –No todos los alien eran esas cositas enanas y tiernas que los civiles creían.
Suspiro de nuevo, en serio el amigo era pésimo dando detalles, no es como que vinieran a pedir un trago si no era bar, rodo los ojos cuando empezó de tartamudo, ahora les tocaba interpretar que trataba de decirles. Y no, iban por un camino todo desperdigado como el azúcar de los churros, hasta que empezó a dar mejores detalles. –Ya vamos mejorando, tenían pinta de no ser locales.
Café de miel…-Dijo con bastante incredulidad, ni estaba seguro de que eso fuera café, pero ponerle más dulce al dulce cuando la miel literalmente superaba al azúcar, implicaba que era una raza no tan común llegando a la tierra, la duda era que buscaban realmente o que objetivo había para raptar a sus compañeros.
No, con eso es suficiente. –Dijo sacando sus lentes y unos billetes, bueno no era el mejor snack de su vida, pero tampoco eran de los que se iban sin pagar. –El amigo al final resulto de ayuda, ya sabemos que estamos buscando. –Debería de poder continuar limpiando en paz. –Acto seguido vio una luz brillar, y este los miraba de modo perdido. –Solo pasamos por acá y desayunamos, conserva el cambio. –Esperando a si Hae añadiría algo más a la historia, era tiempo de continuar la misión.
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Salvando el mundo (O algo así)
Capítulo 01
—No sé qué haría sin las invasiones alienígenas de siempre. —dijo negando con la cabeza. Podría tener otro trabajo, lo cierto era que las habilidades que tenían las mantenían en caso de querer olvidar que habían trabajado para la organización, pero le gustaba lo que hacía. Le gustaba la acción, por eso tampoco sería bueno trabajando en la parte administrativa.
Soltó una risa asintiendo y coincidiendo con él. —El mundo sin acción es aburrido, yo también arrancaría con la pistola si termino de esa manera. —respondió negando con la cabeza. Ellos tenían y elegían ese tipo de vida, era claro que no había forma de que leer en un parque demasiado tiempo fuera un tipo de diversión para ellos incluso habiéndose jubilado. —. Yo creo que seguiré aquí aunque sea molestando a los novatos, me he ganado ese lugar. —Häestar era un gran trabajador, nadie podía decir lo contrario.
En eso Ezekiel tenía un punto. Eran libres para básicamente elegir sus trabajos o hacer los trabajos más complejos o las misiones más difíciles porque sabían cómo se manejaban en la organización, sabían lo que tenían que hacer y lo hacían bien. —Por eso dudo que quisieran jubilarnos. Al menos que nos fuéramos de la organización. Sabemos cómo funciona y no tenemos miedo a hacerlo funcionar por cualquier medio. —dijo como una evidente amenaza a la organización, que claramente ya lo sabían.
Una de esas misiones importantes adjudicadas a ellos, justamente, tenía que ver con los secuestros a los agentes de la organización. Lo cierto era que a pesar de ser grandes trabajadores en materia de destrucción alienígena y demás conflictos intergalácticos, muchas veces desaparecían agentes. Y era el trabajo de los más experimentados volver a traerlos al lado de la organización.
El hombre aquel era un humano común y corriente, no había dudas, pero con las amenazas de sus amigos más altos, las pistolas o la cabeza dentro de la freidora de churros esperaba que pudiera cantar para tener la información un poco más precisa para saber dónde buscar.
Y, evidentemente, estaban teniendo éxito aunque costó mucho llegar hasta ahí. Tampoco les había dado grandes pistas donde buscar, sólo que al parecer sí los hombres que estaban con ellos no eran humanos. Algo era algo.
—Perfecto. —asintió a su compañero de misión y le hizo una inclinación de cabeza para que le quitara de la memoria la visita y el interrogatorio al pobre amigo. —. Nada raro, todo normal, dejamos una buena propina. Pero lo importante es que necesitabas limpiar porque mira el desastre. —dijo al hombre mientras se levantaba y le hacía una señal a E para que fueran hacia afuera una vez que todo estaba organizado.
—Bien, yo creo que los acompañantes de nuestros chicos no eran precisamente humanos. ¿Qué piensas? —dijo lo obvio al poner un pie fuera del bar y prenderse un cigarrillo.
Soltó una risa asintiendo y coincidiendo con él. —El mundo sin acción es aburrido, yo también arrancaría con la pistola si termino de esa manera. —respondió negando con la cabeza. Ellos tenían y elegían ese tipo de vida, era claro que no había forma de que leer en un parque demasiado tiempo fuera un tipo de diversión para ellos incluso habiéndose jubilado. —. Yo creo que seguiré aquí aunque sea molestando a los novatos, me he ganado ese lugar. —Häestar era un gran trabajador, nadie podía decir lo contrario.
En eso Ezekiel tenía un punto. Eran libres para básicamente elegir sus trabajos o hacer los trabajos más complejos o las misiones más difíciles porque sabían cómo se manejaban en la organización, sabían lo que tenían que hacer y lo hacían bien. —Por eso dudo que quisieran jubilarnos. Al menos que nos fuéramos de la organización. Sabemos cómo funciona y no tenemos miedo a hacerlo funcionar por cualquier medio. —dijo como una evidente amenaza a la organización, que claramente ya lo sabían.
Una de esas misiones importantes adjudicadas a ellos, justamente, tenía que ver con los secuestros a los agentes de la organización. Lo cierto era que a pesar de ser grandes trabajadores en materia de destrucción alienígena y demás conflictos intergalácticos, muchas veces desaparecían agentes. Y era el trabajo de los más experimentados volver a traerlos al lado de la organización.
El hombre aquel era un humano común y corriente, no había dudas, pero con las amenazas de sus amigos más altos, las pistolas o la cabeza dentro de la freidora de churros esperaba que pudiera cantar para tener la información un poco más precisa para saber dónde buscar.
Y, evidentemente, estaban teniendo éxito aunque costó mucho llegar hasta ahí. Tampoco les había dado grandes pistas donde buscar, sólo que al parecer sí los hombres que estaban con ellos no eran humanos. Algo era algo.
—Perfecto. —asintió a su compañero de misión y le hizo una inclinación de cabeza para que le quitara de la memoria la visita y el interrogatorio al pobre amigo. —. Nada raro, todo normal, dejamos una buena propina. Pero lo importante es que necesitabas limpiar porque mira el desastre. —dijo al hombre mientras se levantaba y le hacía una señal a E para que fueran hacia afuera una vez que todo estaba organizado.
—Bien, yo creo que los acompañantes de nuestros chicos no eran precisamente humanos. ¿Qué piensas? —dijo lo obvio al poner un pie fuera del bar y prenderse un cigarrillo.
Haëstar - Bar - Por la mañana
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