Naomi Blossom lleva una vida de lujos, caprichos y paparazzi. Está en su mejor momento, todas desean ser como ella o mejor aún, ser ella. Para ella lo tiene todo, fiestas, conciertos, restaurantes caros, atención de todo mundo. Su vida no podía estar en su mejor momento. Excéntrica, siempre combinada, uñas llamativas, estilo juvenil, diamantes, prendas… toda una diva.

Desde pequeña siempre se dijo que sería independiente, que lograría todo por méritos propios. El tiempo pasó y lo había logrado. Había incluso ganado más de lo que nunca imagino. Lo mejor de todo es que lo que era de ello, nadie se lo quitaría. Nadie tendría derecho a reprocharle nada. Su fortuna era suya y haría con ella lo que le viniera en gana. Al final de cuentas todo lo había ganado con el sudor de su frente, aunque ahora pareciera que se le daba todo fácil.


Naomi no había necesitado de hombres que le compraran el éxito, pagaran sus lujos. Ella nunca necesitó de un sugar daddy. ¿Para qué uno cuando ella bien podía ser una Sugar mami? No es que de buenas a primeras se lo planteara. Sin embargo, ocurrió con el tiempo después que un día conoció a Tyler Bennett hizo contemplar la idea. El chico era joven, guapo y a sus ojos merecía más de lo que tenía, pues hacía bien su trabajo. Era un carpintero y había llegado hasta su mansión para trabajar en las remodelaciones. Fue ese tiempo que Tyler había sido una compañía constante para ella fuera de las amistades y colegas. Ahí también donde noto que aun cuando estaba rodeada de tanta gente, igual estaba sola.

Por su parte, el chico no podía evitar aprovechar la oportunidad. Lo necesitaba, no había podido pagar sus estudios por los que aún no había tenido esa oportunidad. Siempre había deseado ser productor de musical. Pero nunca se cumplió, pasaron cosas y tuvo que hacerse cargo de su hermana pequeña desde muy joven. Sin embargo, esa parte se la guardaba por miedo a que eso le cortara el atractivo. Aun cuando la doraba. Tyler lo hacía por interés aun cuando tuviera una buena justificación. ¿La pregunta sería cuánto duraría esto? ¿Y si duraba, seguía siendo por interés? ¿Naomi lo seguiría viendo como ese trofeo que sus amigas no tenía? ¿O igual flaquearía con el jovencito? La pregunta se responde solita, pues la mujer decide ponerlo a prueba luego de un corto tiempo trabajando en su hogar, cuando le ofrece acompañarla a una isla privada donde solo personas con mucho dinero podían asistir. ¿El problema? Pues que se tendrán que en aquel lugar comienzan a ocurrir cosas extrañas e inesperadas. Enfrentarlas podría ser una oportunidad para crear un vínculo real más allá de la atracción y el interés. Pero primero que todo, necesitaran lograr salir de aquel lugar.

Naomi aprovechó el momento para contarle sobre como eran sus perritos. Los animalitos podían ser muy protectores, pero también eran amigables con quienes entendían debían de serlo. Aunque evidentemente los más pequeños solían ser más ariscos. — Así es, hay algunos que buscarles un poco más la vuelta para ganárselos, que otros. Se hacen los difíciles esos pequeños. — aseguro dejando escapar una suave risa. — Sí, y la verdad ya no tengo idea de que podría ser o de quien podría estar tan aburrido que se satisface de verme tensa. — confeso la cantante quien no dejaba de pensar en si todo aquello sería algo orquestado por alguien que quería fastidiarla, o sí al final resultaba ser algo de miedo. Fuera como fuera no iban a lograr espantarla así porque sí.

La castaña tenía claro de lo que debía de hacer, y eso era el darle la oportunidad de que no se sintiera que debía de descuidar a su hermanita por trabajar. Por lo que ella no tendría problema alguno de hacerlo sentir en la confianza de pedirle ser flexible en los horarios cada vez que lo necesitara. Era lo más correcto. Además, un trabajador feliz y satisfecho solía ser más productivo, más responsable. — Con esa actitud y determinación estoy segura de que así será. — afirmo la mujer quien se sentía conmovida con su historia. Pues no todos seguían el camino difícil, había algunos que se metía en malos pasos y destruyan su vida en busca de intentar darle una mejor calidad de vida a sus seres queridos.

Que se abriera y le contara sobre sus sueños hacía que creyera más en él. Ya ni siquiera le interesaba porque la verdad era un chico guapo. También era dedicado, trabajador y para colmo soñaba con incursionar en la música. Eran los ingredientes perfectos para así terminar de llamar por completo la atención de Naomi. — Que bien que piense así y no lo de por perdido. Nunca es tarde para cumplir un sueño y estoy más que segura de que su hermanita estará más que orgullosa, feliz, de que puedas lograrlo. — aseguro, pues ahí podría hasta servirle de inspiración a la pequeña que apenas comenzaba a dar sus primeros pasos en esta vida. Que viera que las cosas en la vida había que ganárselas, pero que con dedicación y esfuerzo se podía lograr. Y claro, a veces también había que aceptar las manos amigas que intentaban ayudar.

Sonrió ante su pregunta y asintió. — Oh sí, sí. Se ve todo glamurosa y bonito. Pero hay que aprender a vivir con algunas cosas. La gente siempre va a querer meterse en tu vida y si tomas una decisión que a ellos no les parece a veces ni te perdona por tomar una decisión que en realidad solo te afecta a ti como persona y nadie más. — Decía negando. — Pero en esos casos es mejor hacer oídos sordos. Lo que si es difícil cuando sube la fama así de repentinamente, esos primeros años en especial, es cuando sales y te reconocen. Es lindo que te pidan fotos y autógrafos, pero a veces ni te dejan comer. — Admitió la chica.

— No hay de que, es que a veces por más empeño y ganas que tengamos siempre necesitamos el apoyo de alguien. Tener quien nos habrá los ojos. Y yo veo potencial en ti, por la pasión y determinación que le pones a las cosas. El día que vea tu trabajo musical imagino que eso se duplicara. — Reconoció la cantante, quizás algún día podía descubrir esa faceta del joven en la práctica.

Lo bueno es que al menos sí estaban teniendo una velada tranquila sin que nadie molestaba. Aunque no le sorprendería si más adelanté hubiera periodistas sin nada productivo que hacer, sacando fotos. — Tienes buen punto, así da algo de calorcito. ¿Qué no te gusta la mermelada? ¿Pero por qué? Es deliciosa. — Reconoció Naomi divertida. — A veces, aunque sea haciendo una actividad que parezca poco como comer unas donas y tomar un café, puede llegar a ser gratificante cuando has tenido tantas cargas.  De vez en cuando hay que hacer un detente para estas cosas, aunque sea solo para ver un atardecer o escuchar las olas del mar. —