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Freyja
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Welcome to your perfect place
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¡Bienvenidos y bienvenidas a Plainville, el lugar perfecto!
Si buscas la absoluta felicidad, ¡este es tu sitio! No es broma. Sus adorables y hermosos barrios harán las delicias de quienes vivan allí. ¿Eres más de costa? ¿De naturaleza? ¿O prefieres el bullicio urbano? ¡Elige tu barriada perfecta! ¿No te gustan las casas que ya hay construidas? ¡Hay muchos solares a tu disposición, y cientos de arquitectos dispuestos a diseñar la casa de tus sueños! Y allá donde vayas, tendrás lo que necesites: gimnasios, restaurantes, tiendas de preciosas mascotas, todo tipo de souvenirs para tus decoraciones de Pascua o Navidad... ¡Y todos los servicios a la vuelta de la esquina! El hospital en el que tendrás a tus preciosos retoños y el colegio al que irán. ¡Todo a tu gusto para que seas feliz!
Peyton Place es el distrito de las hermanas Joy, dos hermosas jóvenes a las que les encanta el bullicio urbano pero escapar de vez en cuando a un pintoresco parquecito o a la playa más cercana (¡de ahí que este sea su barrio ideal!). Anneliese siempre fue preciosa, simpática y popular, un dulce. Una chica que todos sabían que se casaría con el chico de sus sueños, el más guapo, y siempre sería dichosa. Ese es su camino y en esa dirección va. Selena, además de guapa, siempre fue muy inteligente, ¡de ahí que haya llegado a ser hasta científica! Es todo un orgullo en su familia, ¡las dos lo son, porque cada una es perfecta a su manera! ¡Todo su mundo está lleno de felicidad!
Y la que está por llegar, ¡porque Annelise se acaba de prometer a Robert Shine! Amor de los de toda la vida, desde el colegio. Las cosas aún podían ser más maravillosas... O quizás no, porque algo parece haber cambiado en la mente de Selena. ¿Pero qué puede ser? ¡El compromiso de su hermana, como todo en su vida, solo trae cosas bonitas y perfectas! ¿Por qué de repente... hay algo que no le cuadra?
El escepticismo está empezando a apoderarse de la mente de Selena: proyectos en los que solo es la cara publicitaria, barrios a los que no tiene acceso, cosas que ganan... ¿sin dinero? ¿Cómo han llegado a tener esa vida? ¿Realmente sus padres trabajan? ¿Realmente ella misma trabaja? Replantearte todo tu mundo es algo muy complicado de asimilar, sobre todo cuando todo el mundo continúa con su vida como si nada ocurriese, y la única que duda de su alrededor eres tú. Pero hay cada vez más cosas en ese mundo maravilloso que no le cuadran... Y, una vez las ves, no las puedes ignorar.
Selena Joy 20 años · Florence Pugh · Ivanka | Anneliese Joy 22 años · Margot Robbie · Freyja |
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(El show de Truman x Barbie x Don't you worry, darling x Los Sims x Welcome to)
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— ¡Annie! ¡Venga que no me aguanto más aquí! — Gritó alegremente al pie de las escaleras. Tenía el capazo de la compra en la mano y se había puesto su vestido de cuadritos azules, que era el look perfecto para ir a la compra. Su madre, recogiendo el desayuno negó con la cabeza pero mantuvo una sonrisa. — Hay que ver, estas dos, ¿cuántos años más vais a ilusionaros con ir a la compra para la Pascua? — Preguntó su madre, terminando de recoger el desayuno. Selena rio brillantemente. — ¡Nunca! A mí me gusta todo de la Pascua, por eso me encanta ir bien tempranito a hacer la compra con mi hermana, no se vaya a acabar todo lo que necesitas. — Su padre rio desde la butaca, leyendo el periódico. — Sería la primera vez. — Ya, también era verdad, su suerte es que en el mercado de Peyton Place siempre había de todo abundantemente, y de las marcas que necesitaban, así que prisa como tal no había, pero a Selena le hacía ilusión empezar el día de Pascua muy tempranito. — ¡Annelise Joy, si no bajas ya mismo me voy! — Gritó hacia las escaleras. Su padre volvió a reír. — ¡Lo hace igualita que tú, querida! Y la mayor, lo de dejar esperando a alguien durante horas porque se está arreglando, también te lo tiene bien calcado. — Su madre se asomó por la puerta. — ¡Cuidado Billy que te quedas sin tarta de zanahoria como sigas por ese camino! — Y los tres se echaron a reír. No había nada mejor que la vida en familia, Selena estaba segura, alargaría esa vida indefinidamente.
Por fin su hermana bajó, y ambas cogidas del brazo, avanzaron hacia el mercado, con un capazo cada una, saludando a todos los vecinos. — ¡Hombre, pero si son las hermanas Joy! — Saludó afablemente el cajero del supermercado. — Me debes un dólar, mamá. — Gritó hacia dentro. — Aposté que seríais las primeras. — Como todos los años, Todd. — Contestó ella alegremente. — ¡Eh, Selena! Te he visto en el cartel de los laboratorios anunciando la aspirina. Qué orgullo para tus padres verte ahí, ¿verdad? — Dijo la madre de Todd. — Bueno, una hace lo que puede. Me siento muy afortunada de que me hayan cogido en prácticas, mientras termino de estudiar. — ¿Vais a celebrarlo con los Shine? — Preguntó otra señora del barrio. — ¡Claro! Si ya son de la familia. — Dijo con una risa traviesilla y dándole un codazo a su hermana, y todos rieron, mirando de reojillo a Annelise. Que Bobby Shine y su hermana eran la pareja más cotizada de Peyton Place era sabido por todos. — Acción de Gracias en su casa, Pascua en la nuestra, y el resto de las fiestas pues vamos turnando. De hecho, tenemos que darnos prisa en coger los ingredientes o mamá se pondrá furiosa, y no queremos verla furiosa. — ¡Eso eso, chicas! Menudo humor el de Gabriella como no pueda poner su tarta en el horno en hora… —
Ya una vez por los pasillos, Selena quiso planificar. — Primero compramos aquí, se lo llevamos todo a mamá, y ya con ella tranquila, nos vamos a la papelería y compramos lo que nos haga falta para los huevos. ¿Vamos a ponerle muchos de mentira a Bobby? Me divierto muchísimo con las caras que se le ponen. Y a tu cuñado Alan también, aunque es un poquito más gruñón. ¿Hay algo especial que quieras que planeemos este año para ellos? — Estaba cogiendo la harina, la leche, los huevos y demás cuando, con una risita, recordó. — ¿Te has dado cuenta de que aquí en el mercado de Peyton nunca falta de nada? Lo ha dicho papá y es verdad. — Lo echó todo a la cesta. — Será porque somos las más madrugadoras del barrio. —
Por fin su hermana bajó, y ambas cogidas del brazo, avanzaron hacia el mercado, con un capazo cada una, saludando a todos los vecinos. — ¡Hombre, pero si son las hermanas Joy! — Saludó afablemente el cajero del supermercado. — Me debes un dólar, mamá. — Gritó hacia dentro. — Aposté que seríais las primeras. — Como todos los años, Todd. — Contestó ella alegremente. — ¡Eh, Selena! Te he visto en el cartel de los laboratorios anunciando la aspirina. Qué orgullo para tus padres verte ahí, ¿verdad? — Dijo la madre de Todd. — Bueno, una hace lo que puede. Me siento muy afortunada de que me hayan cogido en prácticas, mientras termino de estudiar. — ¿Vais a celebrarlo con los Shine? — Preguntó otra señora del barrio. — ¡Claro! Si ya son de la familia. — Dijo con una risa traviesilla y dándole un codazo a su hermana, y todos rieron, mirando de reojillo a Annelise. Que Bobby Shine y su hermana eran la pareja más cotizada de Peyton Place era sabido por todos. — Acción de Gracias en su casa, Pascua en la nuestra, y el resto de las fiestas pues vamos turnando. De hecho, tenemos que darnos prisa en coger los ingredientes o mamá se pondrá furiosa, y no queremos verla furiosa. — ¡Eso eso, chicas! Menudo humor el de Gabriella como no pueda poner su tarta en el horno en hora… —
Ya una vez por los pasillos, Selena quiso planificar. — Primero compramos aquí, se lo llevamos todo a mamá, y ya con ella tranquila, nos vamos a la papelería y compramos lo que nos haga falta para los huevos. ¿Vamos a ponerle muchos de mentira a Bobby? Me divierto muchísimo con las caras que se le ponen. Y a tu cuñado Alan también, aunque es un poquito más gruñón. ¿Hay algo especial que quieras que planeemos este año para ellos? — Estaba cogiendo la harina, la leche, los huevos y demás cuando, con una risita, recordó. — ¿Te has dado cuenta de que aquí en el mercado de Peyton nunca falta de nada? Lo ha dicho papá y es verdad. — Lo echó todo a la cesta. — Será porque somos las más madrugadoras del barrio. —
Peyton Place · Lunes de Pascua · Con Annelise
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Se miró al espejo y se retocó un poco más la pintura de labios, con una enorme sonrisa. Selene iba de azul, así que ella iría de rosa. ¡Ese color le sentaba divino! Como era rubita, el rosa le sentaba ideal, por eso le encantaba. Y como ese día hacía tanto sol, el gorrito a juego con su vestido le venía de maravilla. Soltó una risita ante su propia imagen, admirándose con ese vestido tan parecido al de su hermana, las cuñas rositas y su bonito colgante, y colgándose su bolsito a juego, bajó sonriente las escaleras.
- ¡Gemeliiiiiiiis! - Dijo contenta, aún en mitad de la bajada, con un movimiento festivo de cadera, celebrando lo parecidas que iban vestidas. Sí, había escuchado todas sus llamadas, pero es que estaba poniéndose perfecta, y sabía que en cuanto Selene la viera, se lo iba a perdonar. Terminó de bajar, encantada y sonriente, y giró sobre sí misma. - ¿Te gusta? ¡¡Vamos ideales!! - ¡Ah, la felicidad que le daba ir las dos tan guapas y a juego, nadie la sabía! Y más en un día tan bonito y colorido como ese, Lunes de Pascua. Se agarró del brazo de la otra, con una sonrisa radiante, y salió de la casa mientras decía. - ¡Ya sé! El huevo rayado azul para ti, y el rosa para mí, pero cuando nos hagamos la fotos, ¡nos los cambiamos! - ¡Un recuerdo perfecto para su precioso álbum de fotos de momentos felices.
- ¡Hola, Todd! - Saludó alegremente al cajero, como a todos con quienes se encontraba. Cualquiera que la viera pensaría que debían dolerle los músculos de la cara de tan radiante que llevaba su sonrisa, ¡pero la felicidad nunca podía doler! Ella era así, ¡sumamente feliz! Y más en un día como aquel, en el que tenía una noticia tan buenísima que dar a su familia. ¡Iban a ser todos tan felices! Rio y apretó un poco más el brazo de su hermana, dando un saltito. - ¿Habéis visto? Es que mi hermanita es listísima, es suuuuuperlista, ¡la que más! ¡Seguro que en nada es dueña de su propia empresa! - Aspiró una exclamación, mirándola con los ojos muy abiertos. - ¡Oh! ¿Crees que te mandarán al espacio? ¡Qué guay! Ay, se tiene que ver tan bonita nuestra casa desde allí. - Dijo con ilusión. - ¡Eh! Mitch Dawson fue al espacio. - ¿¿Mitch?? ¿Nuestro Mitch? - ¡El mismo! Imagínate, ¡cuatro días enteros fuera de casa, entre ir y volver! - Todos rieron con musicales carcajadas. - ¡Si Mitch pudo aguantarlo, mi hermanita claro que puede! Y a la vuelta, lo celebraremos con una pizza y un helado de vainilla con virutas de colores, ¡a ella le encantan! - Y todos rieron de nuevo.
Se mordió el labio con una sonrisilla nada disimulada cuando salió a relucir con quiénes celebrarían la barbacoa ese año, sin poder evitar reír como una colegiala a los toques de su hermana. - ¡Soy tan feliz! Me encantan celebrar las fiestas, y los Shine siempre me han acogido como a una hija. - Lanzó con una sonrisita, mirando a su hermana de reojo. ¡Era tan lista, que seguro que se lo veía venir! La pillaría enseguida. Y si no lo hacía, ¡ay, menuda sorpresa más bonita se iba a llevar! Qué ilusión, ¡todo le hacía ilusión! Porque, si la sorprendía, sería tan feliz de verla alegrarse. Y, si se lo adivinada, ¡se sentiría tan orgullosa por tener una hermana tan perspicaz! Ese día iba a ser hermoso fuera como fuera, si bien Anneliese tenía una vida muy bonita en general. ¡Pero siempre podías construir días aún más bonitos!
- Uy, sí, vamos, que mamá tiene un montón de cosas que hacer, hay que llevarle sus cosas. - Dijo entre risas. Dio varios aplausitos a la propuesta de Selena. - ¡Perfecto! ¡Me pido las servilletas con forma de conejito! Se me dan muy bien. Y... hoy tengo una sorpresita... - Dijo pilla, y llena de doble sentido. ¿Lo pillaría? ¡Ay, qué nervios! - ¡Oh, no puedo, no puedo ocultártelo más, te lo tengo que decir! - Exclamó entusiasmada, agarrándola de ambas manos. - ¡He hecho pulseritas para todas las chicas! - Rio con musicalidad, dando saltitos. - ¡Es cada una de un color, y la tuya es azul, y la mía rosa, te va a encantar! Y en medio de todo, ¿sabes qué tiene? ¿A que no lo adivinas? - Soltó un ruidito agudo, dándole intriga. - ¡Es un conejito! Me han quedado monísimas. ¡Pero no digas nada! Te lo cuento en primería por ser mi mejor hermanita del mundo, pero es una sorpresa. - Volvió a agarrarse de su brazo y siguió comprando.
Rio a carcajadas. - ¡Ay, Alan, es un amor! Sí, sí, todo eso lo hacemos, ¡todo! - Se encogió de un hombro, con carita de niña buena. - Yo voy a ponerle un huevito especial a Bobby, con algo romántico, para que sepa que es mío. Con chocolate y fresas, que cuando lo abra, huela romántico y le salgan corazoncitos. Le va a encantar. - Bien feliz, siguió con su compra. Mostró ambas palmas de las manos. - ¡Claro que no! ¿Por qué iba a faltar? Si faltara, no podríamos organizar la Pascua. - Se llevó una mano al pecho y le dijo, muy seria. - Sería algo dramático. - Sacudió la cabeza, alejando tan trágicos pensamientos de su mente y sonriendo ampliamente de nuevo. - ¡Todo es perfecto, y por eso hay de todo siempre aquí! - Volvió a agarrar su brazo, pero esta vez la zarandeó un poquito, dándole un toquecito con la cadera. - Oye, ¿cuándo vamos a tener a otros en casa celebrando la Pascua con nosotros, hermanita? - Se acercó para susurrar. - ¡Ahora trabajas con Mitch! Su hermano Tom tiene tu edad, ¡ibais juntos al cole! Es tan mooooono. Hace poco le contrataron en un banco. Pobrecillo, se le caían los cafés que llevaba, pero algo ha debido hacer muy bien, ¡porque he oído que ya está de oficinista! De aquí a jefe de sucursal no queda nada de nada. ¿Y sabes qué? ¡Siempre va de azul, como tú! Yo creo que es una señal. ¿Qué me dices? ¿No te gusta? -
- ¡Gemeliiiiiiiis! - Dijo contenta, aún en mitad de la bajada, con un movimiento festivo de cadera, celebrando lo parecidas que iban vestidas. Sí, había escuchado todas sus llamadas, pero es que estaba poniéndose perfecta, y sabía que en cuanto Selene la viera, se lo iba a perdonar. Terminó de bajar, encantada y sonriente, y giró sobre sí misma. - ¿Te gusta? ¡¡Vamos ideales!! - ¡Ah, la felicidad que le daba ir las dos tan guapas y a juego, nadie la sabía! Y más en un día tan bonito y colorido como ese, Lunes de Pascua. Se agarró del brazo de la otra, con una sonrisa radiante, y salió de la casa mientras decía. - ¡Ya sé! El huevo rayado azul para ti, y el rosa para mí, pero cuando nos hagamos la fotos, ¡nos los cambiamos! - ¡Un recuerdo perfecto para su precioso álbum de fotos de momentos felices.
- ¡Hola, Todd! - Saludó alegremente al cajero, como a todos con quienes se encontraba. Cualquiera que la viera pensaría que debían dolerle los músculos de la cara de tan radiante que llevaba su sonrisa, ¡pero la felicidad nunca podía doler! Ella era así, ¡sumamente feliz! Y más en un día como aquel, en el que tenía una noticia tan buenísima que dar a su familia. ¡Iban a ser todos tan felices! Rio y apretó un poco más el brazo de su hermana, dando un saltito. - ¿Habéis visto? Es que mi hermanita es listísima, es suuuuuperlista, ¡la que más! ¡Seguro que en nada es dueña de su propia empresa! - Aspiró una exclamación, mirándola con los ojos muy abiertos. - ¡Oh! ¿Crees que te mandarán al espacio? ¡Qué guay! Ay, se tiene que ver tan bonita nuestra casa desde allí. - Dijo con ilusión. - ¡Eh! Mitch Dawson fue al espacio. - ¿¿Mitch?? ¿Nuestro Mitch? - ¡El mismo! Imagínate, ¡cuatro días enteros fuera de casa, entre ir y volver! - Todos rieron con musicales carcajadas. - ¡Si Mitch pudo aguantarlo, mi hermanita claro que puede! Y a la vuelta, lo celebraremos con una pizza y un helado de vainilla con virutas de colores, ¡a ella le encantan! - Y todos rieron de nuevo.
Se mordió el labio con una sonrisilla nada disimulada cuando salió a relucir con quiénes celebrarían la barbacoa ese año, sin poder evitar reír como una colegiala a los toques de su hermana. - ¡Soy tan feliz! Me encantan celebrar las fiestas, y los Shine siempre me han acogido como a una hija. - Lanzó con una sonrisita, mirando a su hermana de reojo. ¡Era tan lista, que seguro que se lo veía venir! La pillaría enseguida. Y si no lo hacía, ¡ay, menuda sorpresa más bonita se iba a llevar! Qué ilusión, ¡todo le hacía ilusión! Porque, si la sorprendía, sería tan feliz de verla alegrarse. Y, si se lo adivinada, ¡se sentiría tan orgullosa por tener una hermana tan perspicaz! Ese día iba a ser hermoso fuera como fuera, si bien Anneliese tenía una vida muy bonita en general. ¡Pero siempre podías construir días aún más bonitos!
- Uy, sí, vamos, que mamá tiene un montón de cosas que hacer, hay que llevarle sus cosas. - Dijo entre risas. Dio varios aplausitos a la propuesta de Selena. - ¡Perfecto! ¡Me pido las servilletas con forma de conejito! Se me dan muy bien. Y... hoy tengo una sorpresita... - Dijo pilla, y llena de doble sentido. ¿Lo pillaría? ¡Ay, qué nervios! - ¡Oh, no puedo, no puedo ocultártelo más, te lo tengo que decir! - Exclamó entusiasmada, agarrándola de ambas manos. - ¡He hecho pulseritas para todas las chicas! - Rio con musicalidad, dando saltitos. - ¡Es cada una de un color, y la tuya es azul, y la mía rosa, te va a encantar! Y en medio de todo, ¿sabes qué tiene? ¿A que no lo adivinas? - Soltó un ruidito agudo, dándole intriga. - ¡Es un conejito! Me han quedado monísimas. ¡Pero no digas nada! Te lo cuento en primería por ser mi mejor hermanita del mundo, pero es una sorpresa. - Volvió a agarrarse de su brazo y siguió comprando.
Rio a carcajadas. - ¡Ay, Alan, es un amor! Sí, sí, todo eso lo hacemos, ¡todo! - Se encogió de un hombro, con carita de niña buena. - Yo voy a ponerle un huevito especial a Bobby, con algo romántico, para que sepa que es mío. Con chocolate y fresas, que cuando lo abra, huela romántico y le salgan corazoncitos. Le va a encantar. - Bien feliz, siguió con su compra. Mostró ambas palmas de las manos. - ¡Claro que no! ¿Por qué iba a faltar? Si faltara, no podríamos organizar la Pascua. - Se llevó una mano al pecho y le dijo, muy seria. - Sería algo dramático. - Sacudió la cabeza, alejando tan trágicos pensamientos de su mente y sonriendo ampliamente de nuevo. - ¡Todo es perfecto, y por eso hay de todo siempre aquí! - Volvió a agarrar su brazo, pero esta vez la zarandeó un poquito, dándole un toquecito con la cadera. - Oye, ¿cuándo vamos a tener a otros en casa celebrando la Pascua con nosotros, hermanita? - Se acercó para susurrar. - ¡Ahora trabajas con Mitch! Su hermano Tom tiene tu edad, ¡ibais juntos al cole! Es tan mooooono. Hace poco le contrataron en un banco. Pobrecillo, se le caían los cafés que llevaba, pero algo ha debido hacer muy bien, ¡porque he oído que ya está de oficinista! De aquí a jefe de sucursal no queda nada de nada. ¿Y sabes qué? ¡Siempre va de azul, como tú! Yo creo que es una señal. ¿Qué me dices? ¿No te gusta? -
Peyton Place · Lunes de Pascua · Con Selene
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Vaya, ya tenía que salir el temita de Mitch. Mitch esto, Mitch lo otro… En el trabajo siempre era así. Le aburría, la verdad, todo se lo daban a Mitch, y en parte lo entendía, porque llevaba más tiempo pero en fin… Todos decían que debería estar agradecida de que la cogieran de prácticas pagadas tan cerca de su casa, y Selena coincidía, así que mejor no darle más vueltas. Mantuvo la sonrisa y simplemente bromeó. — ¡Oh! ¿Me imaginas sin poder cenar sopita de mamá cuatro días seguidos? Ni loca, vaya. — La tendera rio y dijo, mientras se iban. — Algún día harás tu propia sopa de cena a algún afortunado, ya lo verás… —
Pero su hermana espantó su nublamiento al decir que tenía una sorpresa. Ella la miró con cara pillina. — ¿Es lo que creo que es? — Anneliese y Bobby eran la pareja estrella, y su hermana había nacido para estar con un hombre así y tener una casa ideal con él, y ya tardaban en dar la noticia de que se casaban y se iban a vivir juntos. Pero no, era otro de los detalles de su hermana mayor, que para esas cosas era única. Sonrió y se llevo las manos a las mejillas. — ¡Ay! Cómo sabes siempre lo que quiero, eres genial. Me muero de ganas de verla. ¿No es ideal que justo vaya yo hoy de azul cielo?— Y siguió cogiendo las cosas. Sí, iba a echar de menos esas cosas de hermanas cuando Annie se fuera, pero parecía que ese momento aún estaba lejano.
Sonrió con ternura a la sorpresa del huevito. — Yo no tengo un enamorado al que hacerle eso, pero puedo hacerle uno de broma a Alan. — Dijo, empezando a maquinar qué podría hacer que fuera divertido e ingenioso, pero que no cabreara a su concuñado, que tenía un poquito de mal genio para algunas cosas, cuando su hermana mencionó, precisamente, el temita de las parejas. Otra vez Mitchell no, por favor. Pero mencionó a su hermano, Tom, que además había sido compañero suyo de clase. — ¿Verdad? Ha sido meteórico lo suyo, pero es que se lo merece. Es muy bueno llevando todas las tareas hechas, desde el instituto, y sabe mejorar habilidades rapidísimo. — Aseguró. Se puso un poco roja y se rascó la coronilla. — Sí que le gusta el azul… — Sonrió soñadora y se encogió de hombros. — ¡Ay, Anneliese! No me líes. Yo que sé, igual sí que me gusta un poco… Quizá si hablo con él y encontramos cosas en común o conozco sus intereses… Bueno, ¡yo que sé! ¡No me líes más! Y vamos a pagar todo esto y vamos a casa, que hay mucho que hacer. — Esa hermana suya, capaz era de liarle la cabeza. Lo mejor es que, una vez más, no tuvieron que irse de vacío porque había de todo, y su madre podría hacer un almuerzo de Pascua delicioso.
Y, precisamente, iban por la calle, y ahora con la tontería, se le ocurrió girar la cabeza hacia el banco para ver si Tom estaba allí… Y un pitido de coche la sobresaltó. — ¿Dónde van las muchachas más guapas de Peyton Place? — Ella tomó aire y se llevó una mano al pecho. — ¡Bobby Shine! Debería ponerte potaje en uno de los huevos solo por darle semejante susto a tu cuñada. — ¡Oh, vamos, Sel! No ha sido para tanto. Estoy haciendo unos recados a mi madre, antes de salir para vuestra casa, pero no podía pasar al lado de mi preciosa novia sin saludarla. — Mientras ellos se saludaban, Selena se recomponía un poco, pero entonces Bobby pareció reparar de nuevo en ella. — ¿A dónde estabas mirando para asustarte tanto, si puede saberse? — ¡Oh! A ningún… — Intentó hacerse la tonta. — ¡Estabas mirando a Tom Bright! ¿A que sí? Ahí está el banco, ¡te he pillado! ¿Te gusta el pequeño Tommy? — Selena suspiró y se puso las manos en las caderas, fingiendo estar más ofendida de lo que estaba, se notaba en su sonrisa. — ¡No he dicho eso en ningún momento! ¡Annie! ¡Dile algo a tu novio! — Puedo organizar una cita a cuatro a comer uno de esos helados de virutas que te gustan, en cuanto pasen las fiestas. ¿Qué decís, muñecas? —
Pero su hermana espantó su nublamiento al decir que tenía una sorpresa. Ella la miró con cara pillina. — ¿Es lo que creo que es? — Anneliese y Bobby eran la pareja estrella, y su hermana había nacido para estar con un hombre así y tener una casa ideal con él, y ya tardaban en dar la noticia de que se casaban y se iban a vivir juntos. Pero no, era otro de los detalles de su hermana mayor, que para esas cosas era única. Sonrió y se llevo las manos a las mejillas. — ¡Ay! Cómo sabes siempre lo que quiero, eres genial. Me muero de ganas de verla. ¿No es ideal que justo vaya yo hoy de azul cielo?— Y siguió cogiendo las cosas. Sí, iba a echar de menos esas cosas de hermanas cuando Annie se fuera, pero parecía que ese momento aún estaba lejano.
Sonrió con ternura a la sorpresa del huevito. — Yo no tengo un enamorado al que hacerle eso, pero puedo hacerle uno de broma a Alan. — Dijo, empezando a maquinar qué podría hacer que fuera divertido e ingenioso, pero que no cabreara a su concuñado, que tenía un poquito de mal genio para algunas cosas, cuando su hermana mencionó, precisamente, el temita de las parejas. Otra vez Mitchell no, por favor. Pero mencionó a su hermano, Tom, que además había sido compañero suyo de clase. — ¿Verdad? Ha sido meteórico lo suyo, pero es que se lo merece. Es muy bueno llevando todas las tareas hechas, desde el instituto, y sabe mejorar habilidades rapidísimo. — Aseguró. Se puso un poco roja y se rascó la coronilla. — Sí que le gusta el azul… — Sonrió soñadora y se encogió de hombros. — ¡Ay, Anneliese! No me líes. Yo que sé, igual sí que me gusta un poco… Quizá si hablo con él y encontramos cosas en común o conozco sus intereses… Bueno, ¡yo que sé! ¡No me líes más! Y vamos a pagar todo esto y vamos a casa, que hay mucho que hacer. — Esa hermana suya, capaz era de liarle la cabeza. Lo mejor es que, una vez más, no tuvieron que irse de vacío porque había de todo, y su madre podría hacer un almuerzo de Pascua delicioso.
Y, precisamente, iban por la calle, y ahora con la tontería, se le ocurrió girar la cabeza hacia el banco para ver si Tom estaba allí… Y un pitido de coche la sobresaltó. — ¿Dónde van las muchachas más guapas de Peyton Place? — Ella tomó aire y se llevó una mano al pecho. — ¡Bobby Shine! Debería ponerte potaje en uno de los huevos solo por darle semejante susto a tu cuñada. — ¡Oh, vamos, Sel! No ha sido para tanto. Estoy haciendo unos recados a mi madre, antes de salir para vuestra casa, pero no podía pasar al lado de mi preciosa novia sin saludarla. — Mientras ellos se saludaban, Selena se recomponía un poco, pero entonces Bobby pareció reparar de nuevo en ella. — ¿A dónde estabas mirando para asustarte tanto, si puede saberse? — ¡Oh! A ningún… — Intentó hacerse la tonta. — ¡Estabas mirando a Tom Bright! ¿A que sí? Ahí está el banco, ¡te he pillado! ¿Te gusta el pequeño Tommy? — Selena suspiró y se puso las manos en las caderas, fingiendo estar más ofendida de lo que estaba, se notaba en su sonrisa. — ¡No he dicho eso en ningún momento! ¡Annie! ¡Dile algo a tu novio! — Puedo organizar una cita a cuatro a comer uno de esos helados de virutas que te gustan, en cuanto pasen las fiestas. ¿Qué decís, muñecas? —
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Ocultó una risilla de niña traviesa mientras su hermana alababa a Tom. Aaaayyyy se conocía ella ese discurso, ¡a Selena le gustaba Tom! ¿Por qué si no iba una chica a decir tantas cosas bonitas de un chico tan guapo y trabajador con el que compartía edad? ¡Era lo lógico! - Sí, sí, es todo un partido. Qué suertuda la que le pille ¿eh? - Dejó caer, pero es que no podía evitar la risita, así que su hermana, como era tan lista, seguro que captaba su indirecta.
¡Pero es que encima se puso colorada, y reaccionó diciendo que no la liara! Empezó a dar saltitos y grititos, a aplaudir entre risillas. - Lo sabíaaaaaa a ti te gusta Tooooom. - Rio musicalmente de nuevo. - Yo para esas cosas también soy muy lista. - Se señaló ambos ojos con dos dedos. - Y estos ojitos ven cositas y ven a su hermanita que se pone coloradita cuando está cierto chico delanteeeee. - ¡Ay, pero qué felices iban a ser su hermana y ella, las dos casadas, haciendo esas fiestas para sus propios niños! ¡Era tan maravilloso de imaginar!
- Eso, eso. Eso es lo que tenéis que hacer: hablar. ¡Hablar de vuestros intereses comunes! Y luego, tú puedes hablarle a él de ciencias y él que te hable a ti de negocios. Y luego le preguntas si le gusta el compromiso, así como quien no quiere la cosa, cuando hayáis conectado bien. Y luego... le haces así... - Hizo una caída de ojos, pestañeando muy rápido, y volvió a reír. - ¡El coqueteo es infalible! Le tendrás en el bote enseguida, ¡es facilísimo! - Al fin y al cabo, así conquistó ella a su Bobby.
Y hablando de su amor, fue oír el pitido y ya supo que era él. Aspiró una exclamación y se llevó las manos al pecho, girándose hacia él con expresión enamorada. - ¡Bobby! ¡Cariño! - ¡Hola, preciosa mía! - Ay. - Se derritió, mirando a su hermana con una risilla, como si quisiera decirle ¿a que es como para estar coladita por él? ¡Era el hombre perfecto! Tan guapo, en su flamante coche y diciéndole siempre piropos y cosas bonitas. Atendió divertida a la conversación de ambos, poniendo cara de amor cuando Bobby la miraba y la mencionaba. Se dirigió hacia él, a saltitos, y se asomó al coche para dejarle un leve besito en los labios. - Lo tengo todo todito bajo control. - Le susurró, emocionada. Él le guiñó un ojo. - No lo dudo, nena. - Suspiró. ¡Ay, es que ese chico la derretía!
Y no solo era guapo y galán, ¡también era superlisto! Aspiró una exclamación. - ¡Sí! - Dijo, mirándole muy sorprendida, con una voz tan aguda que cualquier animal podría oírla. - ¿Cómo lo has sabido? ¡Qué listo eres! - Se giró a su hermana y volvió a la sonrisilla traviesa. - Está loquita por él. - Rio de nuevo. Rechazó la petición de su hermana, negando entre risas. - No, no, no. Te hemos pilladooo a ti te gusta Tommyyyy. - La propuesta que sí aceptó fue la de Bobby, aspirando otra exclamación de felicidad, mirándoles a ambos con los ojos y la boca muy abiertos. - ¡Sí! ¡Sí! ¡Que idea tan genial y fantástica! ¡Me encanta! - Se giró hacia él de un saltito. - ¡Cariño! ¡Llámale y la organizamos! - ¡Marchando! Los deseos de mi chica son órdenes para mí. - Ayyyy. - Volvió a derretirse con un gritito agudo, mirando a su hermana, y Bobby arrancó el coche de nuevo, con la promesa de verse en breve en casa para la fiesta. Se giró a Selena. - ¿No es genial? No me digas que no es el hombre perfecto. - Se enganchó de su brazo y comenzaron de nuevo a caminar. - Aunque tú ya tienes a tu propio hombre perfecto. - Insistió, y con una sonrisita, continuó. - Cuéntame, hermanita, dime. ¿Qué te gusta de él? Dime, dime, ¿cómo es? ¿Qué te gusta? ¿Qué te da mariposillas? ¡Cuéntame! -
¡Pero es que encima se puso colorada, y reaccionó diciendo que no la liara! Empezó a dar saltitos y grititos, a aplaudir entre risillas. - Lo sabíaaaaaa a ti te gusta Tooooom. - Rio musicalmente de nuevo. - Yo para esas cosas también soy muy lista. - Se señaló ambos ojos con dos dedos. - Y estos ojitos ven cositas y ven a su hermanita que se pone coloradita cuando está cierto chico delanteeeee. - ¡Ay, pero qué felices iban a ser su hermana y ella, las dos casadas, haciendo esas fiestas para sus propios niños! ¡Era tan maravilloso de imaginar!
- Eso, eso. Eso es lo que tenéis que hacer: hablar. ¡Hablar de vuestros intereses comunes! Y luego, tú puedes hablarle a él de ciencias y él que te hable a ti de negocios. Y luego le preguntas si le gusta el compromiso, así como quien no quiere la cosa, cuando hayáis conectado bien. Y luego... le haces así... - Hizo una caída de ojos, pestañeando muy rápido, y volvió a reír. - ¡El coqueteo es infalible! Le tendrás en el bote enseguida, ¡es facilísimo! - Al fin y al cabo, así conquistó ella a su Bobby.
Y hablando de su amor, fue oír el pitido y ya supo que era él. Aspiró una exclamación y se llevó las manos al pecho, girándose hacia él con expresión enamorada. - ¡Bobby! ¡Cariño! - ¡Hola, preciosa mía! - Ay. - Se derritió, mirando a su hermana con una risilla, como si quisiera decirle ¿a que es como para estar coladita por él? ¡Era el hombre perfecto! Tan guapo, en su flamante coche y diciéndole siempre piropos y cosas bonitas. Atendió divertida a la conversación de ambos, poniendo cara de amor cuando Bobby la miraba y la mencionaba. Se dirigió hacia él, a saltitos, y se asomó al coche para dejarle un leve besito en los labios. - Lo tengo todo todito bajo control. - Le susurró, emocionada. Él le guiñó un ojo. - No lo dudo, nena. - Suspiró. ¡Ay, es que ese chico la derretía!
Y no solo era guapo y galán, ¡también era superlisto! Aspiró una exclamación. - ¡Sí! - Dijo, mirándole muy sorprendida, con una voz tan aguda que cualquier animal podría oírla. - ¿Cómo lo has sabido? ¡Qué listo eres! - Se giró a su hermana y volvió a la sonrisilla traviesa. - Está loquita por él. - Rio de nuevo. Rechazó la petición de su hermana, negando entre risas. - No, no, no. Te hemos pilladooo a ti te gusta Tommyyyy. - La propuesta que sí aceptó fue la de Bobby, aspirando otra exclamación de felicidad, mirándoles a ambos con los ojos y la boca muy abiertos. - ¡Sí! ¡Sí! ¡Que idea tan genial y fantástica! ¡Me encanta! - Se giró hacia él de un saltito. - ¡Cariño! ¡Llámale y la organizamos! - ¡Marchando! Los deseos de mi chica son órdenes para mí. - Ayyyy. - Volvió a derretirse con un gritito agudo, mirando a su hermana, y Bobby arrancó el coche de nuevo, con la promesa de verse en breve en casa para la fiesta. Se giró a Selena. - ¿No es genial? No me digas que no es el hombre perfecto. - Se enganchó de su brazo y comenzaron de nuevo a caminar. - Aunque tú ya tienes a tu propio hombre perfecto. - Insistió, y con una sonrisita, continuó. - Cuéntame, hermanita, dime. ¿Qué te gusta de él? Dime, dime, ¿cómo es? ¿Qué te gusta? ¿Qué te da mariposillas? ¡Cuéntame! -
Peyton Place · Lunes de Pascua · Con Selene
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Ivanka
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Rio y puso los ojos en blanco a las palabras de su hermana. A ver, sí, Tom era guapo y exitoso, y habían sido compañeros… Es solo que no se sentía como su hermana parecía sentirse por Bobby, porque no había más que ver cómo se ponía solo por encontrárselo por la calle. No era tan grande el pueblo, era normal encontrarse, y más si iban a comer juntos, así que debía estar muy muy enamorada de él para poner tanta ilusión en el asunto. Y ella sonreía y le seguía el rollo, pero en fin… Por no hablar de que no paraba de decirle lo listo que era, y a ver, Bobby era buena persona pero tan listísimo no era. Pero, ¿qué sabría ella? Tan solo asintió y dijo. — Sois perfectos el uno para el otro. La pareja más bonita de Plainville. — Y eso lo decía de corazón
Puso una sonrisa amable y se encogió de hombros. No sabía responder a la pregunta de su hermana. — Ay, es que… No sé, no sé si me gusta de verdad. Y es que esto no se me da muy allá, yo soy más de… Laboratorio y de salir con mi hermanita mayor… — Es que… Ella no quería hablar de ciencias con cualquiera, y… Menos quería oír hablar de negocios, es que no le podía dar más igual. O sea, cuando uno se enamora debería ser más… ¿Diferente, no? Pero Annelise estaba tan ilusionada y Bobby lo veía tan claro. Se mordió los labios y se inclinó hacia ellos. — Mira, ¿sabes qué? Es verdad, Bob, sois una especie de… Genios del amor, así que sí, quedemos los cuatro y… Así me fijo en vosotros. — Y ya estaban llegando, si es que en Plainville todo estaba al lado.
Su madre salió a la puerta secándose las manos y ella agradeció el cambio de tema. — ¡Pero bueno! Qué bien acompañadas os veo. — Hola, señora Joy. — ¡Bobby, muchacho! ¿Qué te trae tan pronto por aquí? — Mi madre me ha ordenado muy sutilmente que venga a ofrecerme para montar las cosas. Y dice que guarden hueco para el postre. — ¡Uh! ¿Va a hacer nido de pascua? — Comentó Selena entusiasmada. — Me encanta el nido de pascua de la señora Shine. — Su madre le dio con un trapo en las piernas. — ¿Con que sí, eh? Anda, pasad. — ¡Bobby, chico! ¡Aquí detrás! — Llamó su padre, y justo entraban los tres cuando un grito surgió del lado de la puerta, haciéndola saltar. En seguida reconoció la cara pilla del hermano de Bobby. — ¡Alan! — ¡Sel! No me mires tan enfadada, nos encantan los sustos. — Ella le revolvió el pelo y le empujó un poquito. — Cuando los hacemos juntos, botarate. ¿Cómo has llegado antes que tu hermano? — El chico se encogió de hombros. — Porque no tengo novia a la que buscar por todo Plainville. — Todas rieron, y los chicos se fueron al jardín a montar las mesas y la barbacoa y ellas a la cocina.
Se pusieron delantales y empezaron a hacer cosas, pero Selena no podía evitar mirar fuera y ver a los chicos haciendo el tonto con su padre, con las mesas, las sillas y la manguera y un pensamiento recorrió su cabeza. — Alguna vez podríamos hacer nosotras eso, ¿no? Y ellos meterse en la cocina. Por cambiar. — Su madre rio. — ¿Quieres una debacle en la cocina? — Selena se encogió de hombros. — Podrían aprender. — Su madre volvió a reír y le pasó uno de los boles. — Aunque tal cosa ocurriera, que no creo, ¿es que no te importa la salud de las manos de tu hermana y mías? Una señora se distingue por sus manos, señorita Selena Joy. — Ella se miró las suyas un poco nerviosamente, y su madre lo detectó y le dijo con dulzura. — Tranquila, cariño, os queremos así a ti y a tus manos. — Siguió batiendo los huevos, pero ya no podía evitar preguntarse cómo era… “así”.
Puso una sonrisa amable y se encogió de hombros. No sabía responder a la pregunta de su hermana. — Ay, es que… No sé, no sé si me gusta de verdad. Y es que esto no se me da muy allá, yo soy más de… Laboratorio y de salir con mi hermanita mayor… — Es que… Ella no quería hablar de ciencias con cualquiera, y… Menos quería oír hablar de negocios, es que no le podía dar más igual. O sea, cuando uno se enamora debería ser más… ¿Diferente, no? Pero Annelise estaba tan ilusionada y Bobby lo veía tan claro. Se mordió los labios y se inclinó hacia ellos. — Mira, ¿sabes qué? Es verdad, Bob, sois una especie de… Genios del amor, así que sí, quedemos los cuatro y… Así me fijo en vosotros. — Y ya estaban llegando, si es que en Plainville todo estaba al lado.
Su madre salió a la puerta secándose las manos y ella agradeció el cambio de tema. — ¡Pero bueno! Qué bien acompañadas os veo. — Hola, señora Joy. — ¡Bobby, muchacho! ¿Qué te trae tan pronto por aquí? — Mi madre me ha ordenado muy sutilmente que venga a ofrecerme para montar las cosas. Y dice que guarden hueco para el postre. — ¡Uh! ¿Va a hacer nido de pascua? — Comentó Selena entusiasmada. — Me encanta el nido de pascua de la señora Shine. — Su madre le dio con un trapo en las piernas. — ¿Con que sí, eh? Anda, pasad. — ¡Bobby, chico! ¡Aquí detrás! — Llamó su padre, y justo entraban los tres cuando un grito surgió del lado de la puerta, haciéndola saltar. En seguida reconoció la cara pilla del hermano de Bobby. — ¡Alan! — ¡Sel! No me mires tan enfadada, nos encantan los sustos. — Ella le revolvió el pelo y le empujó un poquito. — Cuando los hacemos juntos, botarate. ¿Cómo has llegado antes que tu hermano? — El chico se encogió de hombros. — Porque no tengo novia a la que buscar por todo Plainville. — Todas rieron, y los chicos se fueron al jardín a montar las mesas y la barbacoa y ellas a la cocina.
Se pusieron delantales y empezaron a hacer cosas, pero Selena no podía evitar mirar fuera y ver a los chicos haciendo el tonto con su padre, con las mesas, las sillas y la manguera y un pensamiento recorrió su cabeza. — Alguna vez podríamos hacer nosotras eso, ¿no? Y ellos meterse en la cocina. Por cambiar. — Su madre rio. — ¿Quieres una debacle en la cocina? — Selena se encogió de hombros. — Podrían aprender. — Su madre volvió a reír y le pasó uno de los boles. — Aunque tal cosa ocurriera, que no creo, ¿es que no te importa la salud de las manos de tu hermana y mías? Una señora se distingue por sus manos, señorita Selena Joy. — Ella se miró las suyas un poco nerviosamente, y su madre lo detectó y le dijo con dulzura. — Tranquila, cariño, os queremos así a ti y a tus manos. — Siguió batiendo los huevos, pero ya no podía evitar preguntarse cómo era… “así”.
Peyton Place · Lunes de Pascua · Con Annelise
- El Pájaro en el espino, el comienzo:
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Alice Gallia
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Ante todo, amigos
Ay, los retitos
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- 16 de enero de 2002:
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Freyja
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Chistó y movió la cabeza varias veces, sin perder la sonrisilla. - Ayyy esta hermanitaaa qué cositas tieneee. - Hizo una floritura con ambas manos. - Si está genial que hables de tus laboratorios y eso, pero no puede ser SOLO eso. - Enfatizó con obviedad. - ¡Tenemos que hablar de más cosas de chicas! Si no, ¿qué nos diferenciaría de los chicos? - ¡Total! - Respaldó su chico, con esa divina sonrisa que tenía. En un momento dado en que Bobby avanzó unos pasos, antes de llegar a casa, se enganchó del brazo de Selene y le dijo con su mejor tono de hermana mayor amorosa. - Tú puedes hablarle de tus ciencias, que vea que eres muy lista, pero no hasta que se aburra. Va a parecer que solo quieres hablar de ti y de una cosa. Cuando él hable de negocios, aunque no entiendas nada, tú ponte como suuuuuuperinteresada en ello. Todo el tiempo que él quiera. - No era consciente de la incongruencia que estaba cometiendo, definitivamente. - Así verá que le quieres y que te interesan sus cosas. Y luego, pues comentas de recetitas por aquí, de dulcecitos por allá... y deja caer que has visto, no sé, a Lydia Lovelymother con su bebé y que es monííííísimo. Así dirá, uy, será una buena madre. - Se encogió de hombros con una sonrisilla satisfecha. - ¡Y listo! Es más fácil de hacer que tus pocioncitas y tus cosas. -
Miró encantada la escena de su madre, su hermana y su prometido juntos. - Oh, los nidos de Pascua de mi suegra, qué maravilla. - Clamó exultante. Eso sí, dio un agudo gritito y un salto en su sitio ante la intervención de Alan. - ¡Vaya diablillo! ¡Me vas a matar de un susto! - Suspiró, con una mano en el pecho mientras con la otra se abanicaba. Rio y le tiró de la mejilla. - Ni la vas a tener si sigues dándoles esos sustitos a las chicas. - Eh, hermanito, no asustes a mis chicas, a ver si te las vas a tener que ver conmigo. - Dijo chulesco Bobby, y ella se derritió de amor por quinta vez en la última media hora. ¡Era tan protector y tan estupendo!
Bien feliz se fue a la cocina, se retocó el lacito de su pelo con un gesto gracioso y una anchísima sonrisa, y se puso un delantal. - ¡Mira, mami! ¡El delantal de los conejitos de Pascua de la abuela! - ¡Es ideal, cariño! ¡Cuánto te pareces a ella! - ¡Gracias, mami! La abuela era la mejor. - Y se armó de un bol, empezando a batir y a canturrear por lo bajo. El comentario de Selena la hizo reír a carcajadas. - ¡Cómo eres! - Y cambió el peso de la pierna para seguir batiendo, feliz. Ah, pero no era broma. La miró con la boca y los ojos muy abiertos. - ¿Que me lancen un manguerazo de agua así? ¡Sel! ¡Sería horrible! - Dijo entre risas. ¡Ella corriendo mientras la perseguían y cargando con mesas! ¡Qué locura! ¡Con lo bien que se estaba allí haciendo pastelitos! El comentario de mamá sobre las manos la hizo asentir enérgicamente, sin perder la sonrisa adorable, e hizo lo mismo con el siguiente. - Claro que sí, Sel. Y algún día, Tom también te... ¡Ups! - Oh, vaya, lo había dicho delante de mamá. La mujer miró a su hermana con los ojos brillantes, y ahora la que tenía la mandíbula descolgada era ella. - ¿Tom? ¿Tommy Bright? ¿El que acaba de empezar a trabajar en el banco? - Annaliese se encogió un poco. - Upsiiiiis. - Dijo con dulzura. Mamá había soltado el trapo y se dirigía a Selena tan feliz como si le hubiera comunicado que estaba embarazada. - ¡Pero hija! ¿Cómo no me habías dicho nada? ¿Es que estáis coqueteando? ¡Oh, eso sería fabuloso! -
Miró encantada la escena de su madre, su hermana y su prometido juntos. - Oh, los nidos de Pascua de mi suegra, qué maravilla. - Clamó exultante. Eso sí, dio un agudo gritito y un salto en su sitio ante la intervención de Alan. - ¡Vaya diablillo! ¡Me vas a matar de un susto! - Suspiró, con una mano en el pecho mientras con la otra se abanicaba. Rio y le tiró de la mejilla. - Ni la vas a tener si sigues dándoles esos sustitos a las chicas. - Eh, hermanito, no asustes a mis chicas, a ver si te las vas a tener que ver conmigo. - Dijo chulesco Bobby, y ella se derritió de amor por quinta vez en la última media hora. ¡Era tan protector y tan estupendo!
Bien feliz se fue a la cocina, se retocó el lacito de su pelo con un gesto gracioso y una anchísima sonrisa, y se puso un delantal. - ¡Mira, mami! ¡El delantal de los conejitos de Pascua de la abuela! - ¡Es ideal, cariño! ¡Cuánto te pareces a ella! - ¡Gracias, mami! La abuela era la mejor. - Y se armó de un bol, empezando a batir y a canturrear por lo bajo. El comentario de Selena la hizo reír a carcajadas. - ¡Cómo eres! - Y cambió el peso de la pierna para seguir batiendo, feliz. Ah, pero no era broma. La miró con la boca y los ojos muy abiertos. - ¿Que me lancen un manguerazo de agua así? ¡Sel! ¡Sería horrible! - Dijo entre risas. ¡Ella corriendo mientras la perseguían y cargando con mesas! ¡Qué locura! ¡Con lo bien que se estaba allí haciendo pastelitos! El comentario de mamá sobre las manos la hizo asentir enérgicamente, sin perder la sonrisa adorable, e hizo lo mismo con el siguiente. - Claro que sí, Sel. Y algún día, Tom también te... ¡Ups! - Oh, vaya, lo había dicho delante de mamá. La mujer miró a su hermana con los ojos brillantes, y ahora la que tenía la mandíbula descolgada era ella. - ¿Tom? ¿Tommy Bright? ¿El que acaba de empezar a trabajar en el banco? - Annaliese se encogió un poco. - Upsiiiiis. - Dijo con dulzura. Mamá había soltado el trapo y se dirigía a Selena tan feliz como si le hubiera comunicado que estaba embarazada. - ¡Pero hija! ¿Cómo no me habías dicho nada? ¿Es que estáis coqueteando? ¡Oh, eso sería fabuloso! -
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