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Freyja
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Jerome Du Maurier ha sido hallado muerto la mañana del día 13 de diciembre de 2022 en su habitación. Un hombre con tanta influencia podría tener muchos enemigos, pero... ¿y si este estuviera dentro de su casa?
Situación de Elsa el 13 de diciembre
Descubrimiento del cadáver y distribución de la mansión Du Maurier
Pistas:
Reuniones
Comida con los sospechosos
Conversaciones
Información obtenida de Andreas (parte I)
Información obtenida de Andreas (parte II)
Información obtenida de Ottis (parte I)
Información obtenida de Ottis (parte II)
Información obtenida de Ottis (parte III)
Información obtenida de Amelia
Información obtenida de Carine sobre Jonathan (parte I)
Información de Carine sobre Jonathan (parte II)
Información obtenida de Josephine
Información obtenida de la criada
Información obtenida de la baronesa
Información obtenida de Jonathan
Información obtenida de Richard
Información obtenida de Emily (parte I)
Información obtenida de Emily (parte II)
Espionaje
Conversación entre Josephine y Judith
Conversación entre Amelia y Josephine
Conversación entre Emily, Jonathan, Richard, Nicholas, Judith y Andreas
Investigación de salas
Investigación de la sala de negocios
Investigación del jardín
Investigación de la sala de estar (parte I)
Investigación de la sala de estar (parte II)
Investigación de la habitación de Jonathan y Elsa
Investigación del cuarto de herramientas
Investigación de la habitación de Emily
Investigación de la habitación de la baronesa
Fortuitas
Pista de la piscina
Descubrimiento del cadáver y distribución de la mansión Du Maurier
Pistas:
Reuniones
Comida con los sospechosos
Conversaciones
Información obtenida de Andreas (parte I)
Información obtenida de Andreas (parte II)
Información obtenida de Ottis (parte I)
Información obtenida de Ottis (parte II)
Información obtenida de Ottis (parte III)
Información obtenida de Amelia
Información obtenida de Carine sobre Jonathan (parte I)
Información de Carine sobre Jonathan (parte II)
Información obtenida de Josephine
Información obtenida de la criada
Información obtenida de la baronesa
Información obtenida de Jonathan
Información obtenida de Richard
Información obtenida de Emily (parte I)
Información obtenida de Emily (parte II)
Espionaje
Conversación entre Josephine y Judith
Conversación entre Amelia y Josephine
Conversación entre Emily, Jonathan, Richard, Nicholas, Judith y Andreas
Investigación de salas
Investigación de la sala de negocios
Investigación del jardín
Investigación de la sala de estar (parte I)
Investigación de la sala de estar (parte II)
Investigación de la habitación de Jonathan y Elsa
Investigación del cuarto de herramientas
Investigación de la habitación de Emily
Investigación de la habitación de la baronesa
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Pista de la piscina
Investigador/Voz en off
40 años
Mark Ruffalo
Freyja
La nuera
47 años
Alexa Davalos
Ivanka
- Familia:
- ∞Jerome du MaurierBarón du Maurier, asesinado el 13 de diciembre a los 79 años. Su relación con su familia era distante en líneas generales, y su matrimonio con Agatha, un negocio más. Consentidor con Richard, su primogénito, a quien instruía mínimamente para heredar sus negocios pero no daba mucha importancia. Cruel con Jonathan, a quien siempre consideró débil, motivo por el cual él mismo organizó su matrimonio con la persona a la que tiene en más alta estima dada su inteligencia, su nuera Elsa. La relación tanto con su hija menor, Emily, como con sus dos nietos, era de absoluta indiferencia. Sus dos hombres de negocio de confianza, Nicholas (ex-marido de su hija, separación que nunca aprobó) y Andreas (compañero de promoción de su hija, a quien siempre valoró más que a ella), si bien eran su mano derecha, les trataba con condescendencia y como si fueran súbditos. Tuvo un affaire con Amelia, una de las personas del servicio, a quien dejó embarazada y "permitió" conservar el puesto a condición de que mantuviera el secreto. Su relación tanto con ella como con su hija ilegítima Josephine era inexistente.∞Agatha (Levinson) du Maurier78 años, viuda del barón. Su papel en la casa ha estado limitado a los designios de él, siendo contradicha casi en la totalidad de sus deseos, o así lo manifestaba ella: "idea que yo tenía, él tomaba la dirección contraria". Es conocedora de la relación extramatrimonial de su marido y sabe que Josephine es hija suya, pero como con todo a lo largo de sus casi cincuenta años de matrimonio, ha preferido callar. Mirar y callar, y juzgar. La oían murmurar entre dientes "algún día...", pero siempre lo dejaba en el aire. Con la única persona con la que tiene una relación más o menos estrecha es con su hija Emily.∞Richard du Maurier50 años, primogénito del barón. Dedicado a los negocios de su padre, o más bien a fingir que se ocupa de ellos, pero fundamentalmente a dilapidar su fortuna. Hasta ahora llevaba bastante bien los exabruptos del hombre por conveniencia, pero cada vez más se le hacían cuesta arriba, y las disputas a voces se hacían más y más frecuente. Despótico y egoísta, no paraba de recordar a su padre que él sería el heredero "más pronto que tarde", y que no tenía por qué tolerar más desvaríos de una vieja gloria. Ignora por completo al resto de su familia, está demasiado centrado en su futuro imperio.∞Jonathan du Maurier47 años, hijo mediano del barón. Nunca se ha sentido cómodo ni en ese mundo ni con los negocios, pero se ha visto reconducido a ello toda la vida. En la carrera coincidió con Elsa, su esposa, con quien tenía una relación cordial de amistad. Su padre organizó el matrimonio entre ambos, a lo que él se prestó, si bien nunca estuvo enamorado de ella. Poco después de su matrimonio, entró en el negocio familiar Andreas, un compañero de promoción de su hermana Emily, con quien mantiene una relación de amantes de quien nadie es conocedor. Hubo un momento en que estuvo enamorado de él, pero ahora vive amedrentado, bajo la amenaza de que su relación sea destapada y se le expulse de la familia. Su relación con su hermana Emily es tensa, porque últimamente ella lanza injurias sobre su matrimonio, aunque a veces piensa que podrían ser una buena baza para él. Prefiere tener la menor relación posible con su madre y su hermano mayor, y a su padre le odiaba, si bien trataba de disimularlo. Su relación tanto con su esposa como con su hijo es cordial: les tiene un gran cariño, si bien a ella no la ama y nunca ha tenido instinto paternal.∞Ottis du Maurier13 años, nieto del barón. Cariñoso y sensible, pero bastante solitario, pues su entorno no se caracteriza por el calor familiar. Su padre no es malo, pero tampoco especialmente cariñoso con él; con su madre le pasa algo similar. Él, demasiado preocupado por sus propios problemas, y ella por sus negocios. A Ottis le gusta investigar y experimentar, y es un poco temerario. También le gustan las bromas, lo que en una casa como esa no sienta nada bien. Se le ha oído lamentarse en la infancia en muchas ocasiones de sentirse ignorado por todos sus familiares, y de que su abuelo era cruel con él. Llegó un punto en que dejó de hacerlo y empezó a hacer su vida solo, aunque está más presente de lo que parece.∞Emily du Maurier43 años, hija menor del barón. Se enamoró perdidamente de Nicholas cuando este empezó a trabajar con su padre, pero su matrimonio ha sido tortuoso hasta su divorcio. Está plenamente convencida de que su ex-marido le ha sido infiel, motivo por el cual renunció a su apellido de casada y volvió al de soltera. Muy unida a Andreas, compañero de negocios de Nicholas y de carrera de ella, entre ambos empezaron a alimentar la hipótesis de la relación extramatrimonial de Elsa y Nicholas, lo cual tanto Jonathan como sus padres se empeñan en ignorar deliberadamente, incrementando la furia de Emily. El que su padre se opusiera a su divorcio detonó un sonado conflicto. Dejó los estudios inconclusos al comenzar con Nicholas, nunca le habían gustado y su situación le permitía no trabajar. Se ha volcado en el cuidado de su hija, con quien tiene una relación demasiado estrecha.∞Nicholas Anderson45 años, ex yerno del barón. Al igual que su suegro, trató su matrimonio como un negocio más, y sus funciones paternales iban más enfocadas a que su hija tuviera conocimientos de negocio (con lo que tiró la toalla tan pronto vio la relación que tenía con su madre) que a ejercer de padre. Su vida son sus negocios, y su divorcio solo suponía un escollo más en estos. Es el más entregado en su trabajo y considera a Andreas un inútil, por lo que no entiende por qué comparte posición y privilegios con él cuando sus categorías son muy diferentes. Se sospecha que tiene una amante, pero a pesar de la creencia de Emily, esta se encuentra fuera del entorno familiar.∞Judith Anderson18 años, nieta del barón. Tiene una relación de codependencia con su madre que hace que piense por y para ella: lo que Emily diga, es sentencia para Judith. Odia a toda su familia porque cree firmemente que han arruinado la vida de su madre, como así ella lo manifiesta, pero en especial a su abuelo, a quien culpa de todas sus desgracias y defectos. Manipula a su padre para obtener de él los caprichos que necesita, porque desde su punto de vista es para lo único que sirve. Su relación con el resto de la familia es muy escasa y solo hace acto de presencia en casa si es con su madre.∞Andreas Spencer43 años, hombre de negocios del barón. Conocía los negocios de la familia Du Maurier desde hacía años, por lo que no dudó en pegarse a Emily en cuanto la conoció en la carrera, lo que le granjeó un puesto entre los negocios del barón con facilidad. Su relación es de calma hostil tanto con Nicholas como con Richard, a quien considera un inútil fácilmente manipulable en cuando el barón fallezca y deje en manos su imperio. Es amante de Jonathan desde hace años, y con él tiene una relación de afecto intermitente: siente algo por él, pero no lo suficientemente fuerte como para poner en peligro todo lo que le ha costado conseguir. Su mayor baza: aprovechar las inseguridades de Emily para dinamitar de un plumazo a Nicholas y el matrimonio de Jonathan, por lo que ha encontrado un filón en acusar a Elsa de infidelidad con su cuñado. Es consciente de que camina sobre la cuerda floja por lo que es muy calculador y astuto en sus movimientos.∞Amelia Robberts50 años, criada y ex amante del barón. Entró en el servicio de la casa siendo muy joven y quedó encandilada por el barón, quien años después mantuvo una relación extramatrimonial. Cuando quedó embarazada, empezó a sufrir amenazas por su parte, lo cual no se vio venir: sabía cuál era su posición pero se había creído el discurso del amor imposible que podría con todo. No quiso abortar a pesar de las insistencias del barón, y dado que un despido iba a ser demasiado evidente y despiadado por su parte, el hombre la dejó trabajar allí a condición de que no dijera nada, y no sería juzgada por su "conducta inapropiada" como madre soltera, sino que tanto ella como su hija serían protegidas. La realidad es que llevaba atada a esa familia toda la vida, y con un secreto que la envenenaba poco a poco. Ha intentado que su hija sea lo más feliz posible con sus circunstancias.∞Josephine Robberts24 años, hija ilegítima del barón. Dentro de sus circunstancias, y de estar siendo criada de la familia desde que llegó a la adolescencia, su madre ha intentado criarla en la medida de lo posible como a una niña feliz. No le dio mayor importancia a estar "recluída" en la mansión del barón: era una casa muy bonita y con los Du Maurier apenas tenía trato, prácticamente ni les veía, era como vivir con su madre en un ala de la casa. A quien sí conocía de toda la vida era a Zach, el chico encargado de las caballerizas, de su misma edad. No ha querido atormentar a su madre con preguntas... hasta hace poco. Zach empezó a plantearle una serie de hipótesis que le hicieron preguntar, motivo por el cual, hace apenas dos años, su madre le confesó de quién era hija realmente, suplicándole que no dijera nada. Solo lo sabe Zach, porque siente que su vida ha sido una mentira desde entonces, y que no es capaz de perdonar lo que le han hecho a su madre. Afortunadamente, se siente muy apoyada por su novio.∞Zach Smith26 años, trabajador de las caballerizas del barón. Ha estado perdidamente enamorado de Josephine toda la vida, fomentando su felicidad con pequeños gestos y queriendo pasar con ella todo el tiempo posible. Empezaron una relación sentimental hace un par de años, y justo cuando planeaba pedirle matrimonio... la chica le confesó que su verdadero padre era el barón. Desde entonces, no ha vuelto a ser la misma, y ahora ve a la pobre Amelia, una mujer a la que siempre había considerado buena pero triste, con otros ojos. No puede soportar que la mujer de su vida sufra, y está convencido de que Amelia necesita una compensación por todo lo ocurrido. Es bastante reivindicativo, motivo por el que ha sido reprendido y amenazado con el despido en más de una ocasión. Pero no van a separarle de Josephine con tanta facilidad.
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El día anterior habían tenido una reunión con el barón en la que Richard y Elsa, una vez más, tenían opiniones contrapuestas sobre cómo dirigir los negocios del barón. Al jefe se le veía bastante alterado, y acabó determinando que, al día siguiente, 13 de diciembre, Elsa iría en representación suya a las distintas reuniones con los proveedores, lo cual no sentó nada bien a Richard. Finalizada la reunión, Elsa volvió a su casa, pero dejó detrás una fuerte discusión del primogénito con el barón que el segundo ignoraba con despotismo.
El día 13 de diciembre, Elsa se despierta en su casa, junto a su marido Jonathan y su hijo Ottis. Jonathan lleva varios días sin acudir a su trabajo: se encuentra muy estresado y ha tomado conciencia de que pasa poco tiempo con su hijo, así que está quedándose en casa y acompañando a Ottis a sus actividades extraescolares, si bien sigue siendo tarea del servicio traerle y llevarle del colegio. Elsa sospecha que su marido está tomando antidepresivos, de lo cual no tiene una confirmación, porque este último mes está siendo muy ocupado y Jonathan siempre tiene algún motivo para preocuparse y ella no puede estar al tanto de todos ellos. A las 8:45 Elsa sale de su casa dirección área de negocios de la ciudad, dejando a su marido dormido en casa y habiendo sido ya Ottis llevado al colegio por la niñera. Llega al edificio de gobierno, donde tiene la primera reunión, a las 9:00.
Entre el edificio de gobierno y la delegación central de la empresa, que están a una manzana de distancia, pasa Elsa desde las 9:00 hasta las 17:30. Su idea es ir a la mansión Du Maurier a dar la información de las reuniones, pero es requerida para un asunto de negocios en el departamento de ventas, dirigiéndose allí. Al salir de la reunión a las 19:45 encuentra dos mensajes en su móvil, el primero de ellos a las 17:50, de Andreas.
El barón quiere verte y que le informes de todo lo que has avanzado esta mañana. Anula otras reuniones si las tienes, el señor no quiere esperar.
"Un poco tarde", piensa Elsa, pero ya se pone en tensión. No tiene ganas de disputas con su suegro, así que, a pesar de que está cansada y que la noche ya ha caído, no le va a quedar de otra que ir a la mansión Du Maurier. El segundo mensaje es de Jonathan, recibido a las 18:23.
Ottis ya ha terminado las lecciones de caballo. Volvemos a casa.
Ah, cierto, su marido y su hijo estaban en la mansión porque ese día Ottis tenía clases con el mozo de cuadras, que le estaba enseñando a montar. O más bien entreteniéndole, porque ya sabía, pero tenían que buscar entretenimientos para su hijo que no fueran estar todo el día vigilado por la niñera o un padre depresivo. Elsa se dirige a la mansión Du Maurier, llegando a esta a las 20:14. Sube directamente al piso de arriba. Se oyen ruidos en la cocina que anuncian que la cena está sirviéndose. De hecho, es probable que su suegra haya cenado ya. No llega a verla porque se dirige directamente al despacho.
En este se encuentra a Richard, malhumorado.
- Tu padre me ha mandado llamar.
- Muy bien, pues búscalo.
- (Elsa suspira) Por favor, estoy cansada. Es para darle información sobre las reuniones.
- ¿Esas reuniones de las que yo no formo parte? (Ríe despóticamente, se levanta y se dirige a la puerta) Es tu problema, no el mío. Arréglatelas tú.
Elsa resopla y se sienta a la mesa de reuniones. Saca el móvil y envía un mensaje a Andreas.
Estoy aquí, ¿dónde están todos?
Como aquel despacho siempre es un caos, aprovecha para dejar los papeles en orden y la información transcrita. Si el barón ha cambiado de opinión y dado el día por finalizado, lo que no era la primera vez que ocurría, al menos quería sentir que no había ido para nada. Estuvo hasta las 21:00 arreglando papeles, y en vistas de que nadie aparecía por allí, decidió marcharse. Al salir del despacho, encontró a Nicholas y a Emily en el pasillo, quienes callaron inmediatamente al verla.
- (Elsa miró con el ceño fruncido al hombre) No sabía que estabas aquí.
- Ah, Elsa... Lo mismo digo.
- Me ha mandado llamar el barón.
- ¡Ah, es cierto! Estaba muy alterado esta tarde. Decía que por qué no habías llegado todavía, que las reuniones no eran tan largas.
- (Elsa resopla) Se nota que hace tiempo que no va a ninguna.
- (Emily carraspea, cruzada de brazos. Se genera un silencio tenso).
- (Elsa, cansada) Me voy a casa. He dejado la información en el despacho, mañana la expongo en la reunión.
- (Emily dice, sarcástica) Al menos ya sabemos qué te había traído aquí. Hasta ahora no sabía qué pintabas.
- (Nicholas la mira, disgustado) Por favor.
- (Emily resopla, entorna los ojos y dice subiendo al piso de arriba). Vete con tu puta y olvídame.
- No tengo por qué aguantar esto (Resuelve Elsa, bajando al piso de abajo y marchándose de la casa).
Elsa llega a su domicilio a las 21:45, dirigiéndose directamente a la cocina para cenar algo rápido. La casa está silenciosa, pero mientras come, la niñera baja y le asegura que Ottis ya está dormido. Elsa agradece y la muchacha se marcha. Cuando termina de cenar, sube a ducharse. Al pasar por la habitación de Ottis comprueba que, efectivamente, está dormido. En su dormitorio está Jonathan, también dormido. "Ahora se quejará de que le he despertado", piensa, porque necesita comprobar unas cosas antes de acostarse. Pasa aproximadamente media hora con la tablet en la cama, pero su marido parece en un sueño bastante profundo, porque no se despierta. A las 23:40, apaga la tablet pero antes consulta el móvil. Tiene un mensaje de Andreas a las 22:50.
Perdona, día ajetreado. ¿Has visto al barón? Mañana hablamos.
Rodó los ojos y decidió ni molestarse en responder. Dejó el móvil en la mesilla, apagó la lamparita y se durmió.
Mansión Du Maurier
Contexto inicial previo al asesinato
13 de diciembre
Narración
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No me gusta irme a la cama sin haber escrito, pero ayer estaba tan desfallecida y harta que lo que hubiera escrito no hubiera tenido sentido y hubiera sido un sinsentido de rabia, de palabras amontonadas que cuestionan el sentido de mi existencia y de esta familia. Ahora por lo menos es tan temprano que todo el mundo duerme, puedo hacerme un café y disfrutar en silencio de esta casa que me empeñé en que compráramos por independencia y que apenas piso. Al menos habrá unas horas en las que nadie pensará en mí, se olvidarán que existo y lo agradeceré.
Mientras estoy trabajando, me recuerdo constantemente que tiene un propósito. Que para eso estudié, que esto es nuestro sustento (porque si hay que confiar en que nos mantenga Jonathan, vamos listos), que si me entrego tanto, mucho más que los demás, es porque a mí misma y a mi familia nos conviene, si no, esto se hundirá, o tomará un ritmo que no quiero que tome. Sin embargo, hay días como ayer, en los que me pregunto si soy la única que sigue remando en esta dirección.
Hubo un punto de mi vida en el que admiré al barón. Por la fortuna que tan inteligentemente había amasado, por su ingenio y su lengua afilada, hasta que me di cuenta de que él mismo era el artífice de la destrucción de su familia y que su tiempo en los negocios ya había pasado. Él se pelea con Richard, pero fue él mismo el que le enseñó a ser así, él ha creado un dictador privilegiado que puede permitirse no tener ni idea de lo que habla, y aun así llevarse la parte grande del pastel. Él confía en Nicholas más de lo que debería, por no hablar de esa obsesión por Andreas, a quien yo despiezaría con placer hasta ver qué oculta esa boca de serpiente y cerebro de chorlito. Y él ha dado de lado a Jonathan y Emily, provocando que su hijo sea un inútil doliente y su hija una amargada desquiciada. Así que no, ya no le admiro más, solo vivo a su sombra, porque sigo creyendo que es lo mejor para nosotros. Pero claro, aquí estoy yo, manteniendo a Jonathan y Otis a base de aguantar desplantes como el de ayer. Se creería el viejo que estaba de fiesta o algo, que decidió castigarme con un viaje inútil allí, que solo sirvió para que les hiciera de secretaria una vez más. Podría haberme quedado a dormir, pero ya era lo que me faltaba, quedarme allí sin mi marido y mi hijo. Andreas lo hace, pero no quiero parecerme en nada a ese ser.
Y mientras tanto, solo sabemos rodearnos de parásitos y depredadores, y una no sabe cuáles son peores, y lo peor es que ninguno sabe mantener un orden en las cuentas o en la maldita sala de negocios . Agatha es la reina madre de los parásitos, que se dedica a mirarnos a todos por encima del hombro mientras sigue vistiéndose como una reina y tomando el té más caro del mundo con el dinero que tanto asco le da cómo ganamos. Yo misma le doy asco por dedicarme a lo que me dedico y no “enderezar” a Jonathan, como si hubiera sido tarea mía hacer tal cosa, ella ni lo intentó. Suspira con impaciencia con Richard, solo Dios sabe por qué, pero a Emily le consiente todos sus arranques de histérica, y no dice ni mu de lo que la niña hace o deshace, mientras que de Ottis siempre tiene algo que apuntar. ¿Quién entiende a esa mujer? Solo siguió adelante por la comodidad, lo tengo bastante claro. Qué bien que ayer no tuve ni que verla, era lo que le hubiera faltado al día.
Jonathan y Emily son los parásitos intermedios. Hubo un tiempo en el que los quise a los dos. ¿Cómo hemos llegado a esto, me pregunto? Recuerdo cuando Jonathan me parecía dulce e inteligente. Demasiado blandito para su familia, creía entonces que solo necesitaba a alguien que le entendiera. Pero al empezar a vivir una vida de verdad, me di cuenta que solo era una víctima perpetua, un lastre para caminar, que siempre iba a ponerme las cosas más difíciles y nunca más fáciles con su indolencia. Y en cuanto a Emily… Oh, cómo la recuerdo en mi boda, ayudándome a vestirme, toda emocionada, con Judith ya preparada como niña de las flores… ¿Realmente fuimos felices alguna vez y existió todo aquello? Yo creía que sí, pero quizá es que era demasiado joven y soñadora. ¿Cuándo empezó Emily a perder el rumbo? ¿Con los desplantes y la indiferencia de su padre? ¿Con las putas y la coca de Nicholas? Podría haber sido todo eso, pero yo, personalmente, creo que todo fue obra de Andreas. Él vierte el veneno en su oreja igual que lo hace en la del barón, y la muy tonta creerá de verdad que la ayuda dentro de la organización. Al final ha demostrado ser lo que su padre la ha llamado siempre: buena para nada, superflua, histérica.
Judith podría considerarse un parásito, pero me da pena llamarla así. No es culpa suya todo lo que ha tenido que vivir desde pequeña. Los gritos, los arranques, la acción de su madre sobre ella, haciéndola creer que la necesita para vivir. ¿Y qué pasa si a una niña con ese contexto se le da acceso a todo lo que ella tiene acceso? Pues lo que se ve. Yo la quería mucho, la quiero, siempre me pareció una niña espabilada y divertida, podría haber sido alguien muy importante si hubiera sacado lo mejor de Nicholas y Emily. Sacó lo peor, o le fomentaron lo peor, más bien. Lo cierto y verdad es que sí, es un parásito más, aunque no me guste pensarlo.
Y luego están los depredadores. Richard nació siendo un depredador, y no de los territoriales, sino de los que simplemente devoran todo lo que pueden. Eso es Richard, un pozo sin fondo que no sabe mantener nada, y esa manía del barón de mantenerle a la cabeza… Absurdo, si me preguntan a mí. Nicholas es justo lo contrario. Es un depredador terrenal, que quiere controlar todo el terreno que ni siquiera le pertenece. Él llegó y fue haciéndose con todos poco a poco, hasta hacernos creer que era parte del sistema, que teníamos que dárselo todo por ser… él. Y ya entonces, no pudimos echarle ni después de haber perdido su conquista inicial: Emily. Pero no me conviene ponérmelo en contra, no solo porque maneja todo el territorio, sino porque tiene bastante más seso que Richard, y no puedo combatirle sola. Al fin y al cabo, las leonas cazan y los leones defienden el territorio, ¿no? Eso somos Nicholas y yo, un león y una leona, cada uno haciendo lo que tiene que hacer. Pero tenemos un tercer tipo de depredador: el que ataca con veneno, el que, si le dejáramos, se lo comería todo y se dormiría hasta digerirlo, el maldito Andreas. Ya ha envenenado a dos, y como me acabe envenenado al león, no sé qué voy a hacer, seré yo sola contra el mundo. Y entonces quizás me vaya y sea libre. Como lo son los criados. Josephine y ese chico que enseña a Otis a montar a caballo, besándose por las esquinas de la casa, disfrutando de una vida sencilla y real.
Son las siete y media… Aún queda para que amanezca, y en mi casa no hay ni rastro de la Navidad. ¿Cómo la celebraremos este año? Muy tensos, desde luego, y mi pobre hijo no va a poder disfrutar de lo que sí disfrutaron otros. Ahora miraré el móvil, a ver si la serpiente ha insistido, me ha llamado el barón con sus exigencias o tengo mil quinientas llamadas del resto de los socios. Pero antes haré un desayuno un poco más especial, o quizá un poco más navideño, para Otis, y trataré de despertar a Jonathan del sueño empastillado, y trataremos de ser una familia. Aunque sea por una hora, antes de marcharme a seguir vigilando nuestro territorio. Confiando, un día más, en que hago lo correcto.
Casa de Elsa y Jonathan
Contexto inicial previo al asesinato
14 de diciembre
Elsa
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Cause' Alice does belong with Marcus
Ante todo, amigos
Ay, los retitos
Un jour viendra tu me dira je t'aime
[/center]
- Juntos, somos el Todo:
- 16 de enero de 2002:
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Freyja
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A las 8:00 del día 14 de diciembre, una de las criadas de la mansión Du Maurier llama a la sala de estar, donde habitualmente duerme el barón y donde intuye que estará, ya que la señora se acostó sola a las 21:06 del día anterior sola en su dormitorio y el barón ya se había retirado hacía un rato, o al menos el servicio no recordaba haberle visto bajar a cenar, cosa que en él era habitual, a veces no cenaba. Toma una medicación para la hipertensión en una sola dosis por la mañana, con el desayuno, que le gusta tomar justo a esa hora. La criada, al no recibir respuesta, se permitió la licencia de entrar, pues ya portaba la bandeja con el desayuno y la medicación, y el barón prefería ser despertado a retrasar su horario. Depositó la bandeja en la mesa aledaña a la puerta y, al hacerlo, vio manchas rojas en el suelo. Se extrañó pero igualmente se adentró en la habitación, descubriendo el cadáver del hombre en la cama, cubierto de sangre, tanto su cuerpo como las sábanas, las paredes y parte del suelo. Su reacción automática fue gritar y salir despavorida de la habitación, alertando a los presentes.
Situación de Elsa
Su diario está fechado a las 7:30 horas de la mañana del día 14 de diciembre, por lo que se la presupone despierta a esta hora. Aún no se había descubierto el cadáver del barón. La mujer preparó un desayuno y poco después, la niñera bajó junto a Otis. El niño estaba somnoliento y perezoso de ir a clases, decía que seguía cansado de estar con los caballos el día anterior, motivo por el cual le había costado levantarse e iban tarde. A Elsa no le da tiempo a despertar a su esposo, quien sigue profundamente dormido, antes de que su hijo desayune a toda prisa y se vaya al colegio. Se queda desayunando sola en la cocina y aprovecha para revisar los correos. Ni el barón ni ninguno de sus compañeros ha respondido ninguno de sus mensajes del día anterior, aunque no esperaba que lo hicieran, pues aún era muy temprano y los envió tarde.
Terminando de desayunar, a las 8:06, recibe un mensaje de Nicholas en su teléfono móvil.
Tienes que venir inmediatamente.
"¿Desde tan temprano?", pensó. A saber qué no le había gustado al barón. Estaba un poco enfadada por el cúmulo de situaciones de los últimos días, sobre todo del día anterior. Mientras terminaba de arreglarse, vio vibrar el móvil de su marido en la mesilla.
Llamada entrante de Emily.
Rodó los ojos. Desde las ocho de la mañana, esa familia no descansaba en lo que a atacar sus nervios se refería. Como Jonathan parecía profundamente dormido y, lo dicho, a esas alturas del día ya estaba cansada de esa familia, decidió irse cuanto antes a la mansión, aclarar lo que tuviera que aclarar con el barón y continuar con sus negocios fuera de la misma lo antes posible.
Cuando se acercaba a la puerta empezó a percibir la tensión en forma de voces alzadas por parte de Emily y Richard. Decidió que, al igual que la noche anterior, entraría y subiría directamente a la planta de arriba. Pero la escena que encontró al entrar fue tan sorprendente que se quedó plantada en el sitio.
En línea directa con la puerta podía ver a la señora Agatha sentada en el sillón presidencial, completamente vestida de negro y con la mirada perdida, pero sin perder la expresión de dureza habitual de su rostro. Amelia había acudido a su encuentro, con la tez demudada.
- Señora Elsa... por favor, pase al salón.
Eso hizo. En este, Agatha le devolvió una mirada sin ver y volvió a perder la vista en otro sitio. De pie estaban Emily, Richard y Nicholas, a cual más nervioso y desencajado. Richard fue el primero en mirarla, con los ojos inyectados.
- ¿¿Y tú que haces aquí??
- (Nicholas, mascullando) Esta es más hija suya que Jonathan...
- ¿¿Dónde está mi hermano?? Joder, ese inútil.
- (Emily, gritando) ¡¡Cállate ya, Richard!! ¡¡Por Dios!! Hay que llamar a Jonathan.
- ¡¡Ya lo has llamado mil veces y no te coge el teléfono!!
Elsa seguía sin saber qué estaba pasando, pero indudablemente debía ser grave. Nicholas paseaba histérico de un lado al otro de la sala, mientras Emily seguía llorando desquiciada y con la respiración entrecortada. En uno de los sofás de un lado estaba Andreas, con la mirada perdida en la nada y los codos en las rodillas, pasándose las manos por el pelo como un autómata, como si estuviera en otra dimensión.
- Así no llegamos a ninguna parte. - Se decidió a hablar Nicholas por fin, y acto seguido se dirigió a Emily. - ¿¿Y dónde está tu hija??
- NUESTRA hija. - Sollozó fuertemente. - ¡¡Y no lo sé!! ¡Salió anoche, quizás no haya dormido aquí! Mi niña, mi pobre niña. - Suspiró con congoja. - Con lo que quería ella a su abuelo, ay Dios mío...
Amelia se acercó entonces, con los ojos llorosos y asustados, a Elsa.
- Señora... (Traga saliva). Señora, deberíamos... Contacte con su marido, por favor. (Con la voz más baja) Tenemos que avisar al señor Jonathan. (Se le escapó una lágrima que se limpió rápidamente). Han asesinado al barón, señora. Su familia necesita que su otro hijo esté aquí. (Negó, nerviosa). Le ha encontrado una chica del servicio esta mañana. No sabemos... no sabemos nada. Perdone, señora, estamos... Estamos conmocionados.
Distribución de la casa:
Exteriores:
- Zona norte: jardín.
- Zona este: cuarto de aparejos y herramientas y caballerizas.
- Zona sur: bosque. Zona no perteneciente a la familia.
- Zona oeste: Piscina
Planta baja:
- Zona norte: Entrada y hall principal. Entrada al gran salón.
- Zona este: Parte del gran salón, parte del comedor y parte de la cocina.
- Zona sur: Comedor y cocina.
- Zona oeste: Pasillo y escaleras.
Primera planta:
- Zona norte: Baño y habitación de la viuda y el barón.
- Zona este: Habitación del barón y la viuda, biblioteca y sala de estar.
- Zona sur: Sala de estar y sala de negocios.
- Zona oeste: Sala de negocios y escaleras.
Segunda planta:
- Zona norte: Baño y habitación de Richard.
- Zona este: Habitaciones de Richard y Jonathan. Parte de la terraza.
- Zona sur: Terraza.
- Zona oeste: Parte de la terraza, habitación de Emily y escaleras.
Desván: Menores dimensiones que el resto de las estancias.
- Zona norte: diáfana.
- Zona este: espacio no construido.
- Zona sur: parte de espacio no construido, donde debajo está la terraza. Del espacio construido, área del servicio.
- Zona oeste: parte del área del servicio y escaleras.
Mansión Du Maurier
Descubrimiento del asesinato
14 de diciembre
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A veces, en situaciones de shock, simplemente uno se queda igual. Se queda quieto, callado, como si por no mover ni un músculo, las cosas no fueran a ir a peor. Pero aquello solo podía ir a peor. Se quedó mirando a Amelia (quién hubiera dicho que tenía tanto cariño por el barón) y trató de pensar. Jonathan no iba a coger el teléfono hasta que no se le pasara el efecto de las pastillas, eso seguro. — Voy a llamar al servicio y que le despierten y venga inmediatamente. — Dijo con voz queda, y salió de la habitación.
El barón asesinado… ¿Por quién? Con las manos temblorosas, sacó el móvil y buscó el número de la niñera. — Carine. — Dijo con la voz más calma que podía. — Necesito que despiertes al señor YA. Con urgencia. No importa lo que tengas que hacer, como si quieres echarle agua y pegarle un tortazo. Que se levante ya, y en cuanto lo haga, pides un uber para que vaya a por él y le traiga a la mansión. Que no conduzca en su estado. Es urgente, Carine. Estate pendiente del teléfono todo el día. — Y colgó, sin dar lugar a más. Tampoco tenía confusión posible lo que acababa de decir.
Hacía años que Elsa no fumaba, desde que fue madre, pero ahora necesitaba un cigarrillo. Miró alrededor y dedujo que el sitio donde seguro habría sería en la sala de negocios. Pero… ¿Habría muerto allí el barón? ¿Habría sido en la habitación principal? ¿O donde solía dormir, que era la sala de estar? Daba igual. Subió a la sala apresuradamente y, efectivamente, por ahí había pitilleras de todo tipo. Cogió un cigarrillo y se lo encendió, dando una profunda bocanada. Allí estaba todo como lo había dejado ella a las nueve del día anterior… ¿Había sido a la nueve realmente? ¿Estaría el barón asesinado todavía ahí, al otro lado del pasillo? Pues sí, debía ser, porque no oía policía ni jaleo. Esa familia… Seguro que estaban todos sospechando de todos… Bueno, todos no. Jonathan y Otis no habían estado allí… O sí. Claro, por la tarde, pero entonces el barón no estaba muerto. ¿O lo estaba? La última vez que tuvo noticia de él estaba en… La reunión, sí. Debían ser como las seis cuando Andreas le dijo que el barón reclamaba su presencia, pero al llegar ya no le había visto. Esa hora y pico que esperó… ¿Todo ese tiempo había estado el barón muerto? Oh, por Dios… Exhaló tanto del cigarrillo que casi se quema los dedos.
No vio a la baronesa, no vio a Judith ni a ninguno de los criados. Andreas, por lo que le escribió, ya se había ido hacía un rato… ¿Richard? ¿Nicholas? ¿Emily?... Realmente, allí todos tenían un motivo para querer ver al barón muerto… Cámaras. En el perímetro de la casa hay cámaras de seguridad… ¿Grabarían esas cámaras? ¿Le darían pistas sobre quién podía haber estado en la casa cuando mataron al barón? ¿Y habría algo en aquella sala que le diera una pista de qué había pasado?
Acción a realizar: espiar conversación ajena
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Observas que todo está tal y como lo dejaste la noche anterior. Durante los primeros minutos lo que oyes son las voces de las personas que hablan en el salón, sobre todo a Emily, Nicholas y Richard. Al cabo de un rato, oyes unos pasos que parecen bajar del piso de arriba, que caminan con tranquilidad. Se detienen al final del pasillo e, instantes más tardes, una puerta se cierra. Por la localización, parece que alguien ha entrado al baño.
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Estaba todo tan en silencio que podía oír a los tres gritones de abajo discutir. ¿Dónde estaba Jonathan? Por Dios, ¿pero qué estaba haciendo allí, en la sala, sola, a una habitación de distancia del cadáver de su suegro? Eso solo empeoraba las cosas. ¿Por qué nadie había llamado a la policía? ¿Que dirían cuando se dieran cuenta de que habían pasado tanto tiempo discutiendo en vez de llamar de inmediato? ¿Y su suegra estaba ya de luto? Pues sí que estaba preparada…
Bueno, ya estaba bien de tonterías. Sacó el móvil, dispuesta a llamar a la policía… Y entonces oyó alguien bajar y… ¿Meterse en el baño? Y entonces le asaltó la duda. ¿Y si esa gente había manipulado las cosas y al llegar la policía la acusaban a ella, a Jonathan u Otis? No. Eso no podía ser. Por instinto, quitó el sonido al teléfono y se quedó quieta, pensando qué hacer. ¿Quién podría haber BAJADO de la segunda planta? Judith estaba fuera, y todos los que dormían arriba también… Y… ¿Para meterse al baño? Tenía que ser… Un sirviente. Amelia estaba abajo, pero Josephine no, y ella también vivía en la planta de arriba, aunque podría ser alguno de los otros. En cualquier caso, quizás no significaba nada, quizás usaban el baño principal cuando los señores no miraban, y ahora les creían a todos bastante ocupados.
Fuera como fuese, mejor quedarse callada ahí, por si podía pasar desapercibida hasta que llegara Jonathan, y si podía acercarse a ver al barón… Por impactante que fuera… Quizá podía hacerse una mejor idea de qué había pasado. Se acercó muy despacio a la puerta de la sala y la abrió mínimamente, a ver si oía algo o veía a alguien reconocible por la rendija.
Acción a realizar: espiar conversación ajena
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Asomada a la sala de estar por una rendija mínima, Elsa intenta oír algo que pueda darle alguna pista de lo ocurrido. La sala de estar se encuentra en absoluto silencio: al parecer, no hay nadie, salvo el cadáver del barón, a quien no alcanza a ver desde su posición, con la escasa apertura.
Siguen oyéndose los gritos desde el salón, de los cuales llegan palabras inconexas, pero todas parecen estar relacionadas con lo mismo: Nicholas increpando a Emily por no encontrarse Judith en casa y Richard quejándose de que Jonathan aún no haya llegado. Pocos instantes después se oye la cisterna y el grifo del baño, pero la persona del interior parece estar tomándose con calma salir.
La puerta del baño se abre, y tras ella aparece Josephine, que teclea su teléfono móvil, muy concentrada, pero aparentemente tranquila. Sin despegar los ojos de la pantalla, se dirige a pasos lentos y prudentes (para no caerse, pues no deja de teclear) hacia las escaleras. Termina lo que estaba diciendo y se guarda el móvil en el bolsillo. Al alzar la mirada, ve a Elsa.
- Hola. - Dice simplemente, levemente sorprendida por su presencia. Entreabre los labios, como si quisiera aportar algo a esa triste situación... pero, tras apenas un par de segundos de pensárselo, frunce el ceño. - ¿Buscas algo? -
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Sus cuñados eran tan inútiles que seguían hablando de ellos mismos en vez de hablar de lo que acababa de pasar, y la persona del baño tampoco parecía estar muy pendiente de que estaba usando el baño al lado de un cadáver. ¿Habría pruebas por allí? Por el baño lo dudaba, pero en la sala…
Sus pensamientos se interrumpieron con la voz de Josephine. Mierda, la había visto. Abrió un poco más la puerta y dijo en voz baja. — Hola… No, no es que buscara nada. Es que… — Miró a ambos lados, aparentando agobio. — No quería estar cerca de mi suegra y Emily con todo esto… He venido a esconderme, y a robarle un cigarrillo a los ejecutivos, que yo no llevaba. — Josephine nunca había sido bien vista por su suegra, que decía que para qué dejaban a la criada a tener allí a una criaja, como si fuera de la familia, y Emily siempre sospechaba de ella para todo, así que esperaba que la animadversión fuera mutua. Hizo un gesto hacia las escaleras. — Tu madre está… Un poco mal. Quizá deberías ir un poco con ella o echarle una mano. — A ver si así la dejaba tranquila, porque acababa de dar con una clave que iba a poner más nerviosos todavía a los de abajo: los papeles del barón estaban en la sala, y ella podría ser la primera en leerlos, si es que los encontraba.
Acción a realizar: registrar la sala de negocios en busca de papeles importante sobre los negocios actuales y, si lo hubiera, testamento.
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La joven la miraba con una sonrisa tenue y semblante preocupado y comprensivo. Era una expresión habitual en ella. Se abrazó los brazos, frotándoselos distraída y levemente. - La comprendo... Esto... Aún intentamos hacernos a la idea. Estamos... Estamos todos conmocionados. - Dijo, y los ojos parecieron brillarle de eminentes lágrimas. Puso una sonrisa tenue aunque triste. - Sí, mi madre... lleva con el barón toda la vida, para ella era una persona importante. - Definió, sonando bastante aséptica en sus palabras. - Gracias, voy con ella. No dude en pedirme lo que necesite, señora. Estamos aquí todos para vosotros. El servicio no va a fallaros en unos momentos tan duros para la familia. - Aseguró, con una voz más emotiva. Hizo un respetuoso y leve gesto con la cabeza a modo de despedida y bajó las escaleras.
En la sala de negocios:
Entras en la sala de negocios, la cual, de un segundo vistazo, confirmas que está igual que como la dejaste el día anterior, si bien hay un vaso de whiskey en el mueble bar que no estás segura de si estaba ahí o no.
Revisas los papeles del entorno. Encuentras los que tú dejaste la noche anterior y el acta de las reuniones. En lo que te da tiempo a leer, observas muchas interrupciones por parte de Richard, y se recogen las propuestas de todos los hombres para los siguientes pasos en el negocio. Algunas se recogen como "en proceso de consideración" y otras como "denegada", entre las que se encuentra la de Richard. Solo hay una propuesta aceptada, por parte de Andreas. El apartado de la propuesta de Elsa se encuentra en blanco al no estar presente en la reunión.
Antes de seguir leyendo, desde la zona de la piscina, a través de la ventana, te llega una conversación.
- Andreas (llama Nicholas. No hay respuesta, pero lo siguiente que dice se oye ligeramente más tenue, como si se hubiera acercado). ¿Has visto a Judith?
- No.
- (Nicholas maldice y masculla varias palabras y la conversación se queda ahí)
En estos momentos son las 9:00. No te ha parecido oír la llegada de Jonathan.
Posibles acciones siguientes:
- Asomarte a la ventana.
- Mirar el teléfono y/o utilizarlo.
- Seguir revisando la sala.
- Dejar de revisar la sala y cambiar de acción hacia cualquier otro lugar de la casa.
Mansión Du Maurier
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Elsa frunció el ceño internamente. El servicio era... El servicio. Estaban trabajando, y aunque tuvieran cercanía... En fin, quizá era un poco impostado el comentario. Es verdad que Amelia lo hacía todo allí, era la única que había puesto cordura cuando Elsa llegó, pero… ¿No sería mucho exagerar decir que el barón era muy importante para ella? Por otro lado, Josephine parecía no tener muy claros ciertos límites, si había bajado a usar el baño principal en semejante situación, pero le siguió la corriente y asintió. — Gracias, Josephine. — Dijo sin más, y se metió para dentro de la habitación, dispuesta a rebuscar cualquier cosa que pudiera ser de información.
Lo único que le llamó la atención fue el vaso de whiskey, que aún olía a ese líquido, pero, siendo la sala de negocios, era lo más flojo que se había consumido en aquella habitación. Ella no lo había dejado, pero teniendo en cuenta el estado en el que se encontraba la sala cuando llegó, podría haberlo dejado cualquiera de la reunión. Ah, la reunión, tenía que mirar la transcripción, por si algo se le había escapado. Mientras leía lo que ya imaginaba, oyó a lo lejos a su excuñado y Andreas. Seguían buscando a Judith, pero eso le preocuparía más si la niña no hiciera lo que se le diera la realísima gana siempre.
Según la transcripción, Richard estaba muy muy enfadado, pero eso no era novedad, aunque claro, todo el mundo tiene un límite, y si veía que estaba perdiendo poder en la empresa… Podría ser que matara a su propio padre, no le extrañaría, pero era precipitado pensarlo solo por unas notas. Suspiró. Eso no le decía nada. ¿Dónde estaba Jonathan? Cogió el móvil para ver la hora, si tenía mensaje, y si le daba tiempo a seguir buscando algo más, algo que le hablara de la situación legal y económica del varón.
Acción a realizar: Mirar el móvil brevemente y seguir buscando por la habitación
Mansión Du Maurier
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Miras tu móvil. Desde que saliste de la sala la primera vez hasta ahora se ha activado uno de los chats, en el que había varios mensajes. Se trata del grupo del trabajo, y el primero ha sido de Andreas, enviado a las 8:57:
"Se anulan todas las reuniones hasta nueva orden por situaciones de carácter personal de la familia Du Maurier. Se pide por favor que nadie venga a la mansión. Os mantendremos informados."
Tras este, un par de compañeros han respondido con iconos o palabras de confirmación, y uno de ellos ha deseado que todo vaya bien. Otros no han respondido.
Sigues registrando la sala. Echando un vistazo más detenido al acta de la reunión, ves que la propuesta de Andreas es una fusión con el grupo Miller, lo cual te sorprende: en tus reuniones, habías descartado por completo esta opción porque disminuiría las responsabilidades del equipo en general y no os beneficiaría económicamente, salvo que el movimiento llevara consigo un cambio en la jerarquía o la distribución de los negocios. Ya habéis hablado de esto, y te preguntas qué puede haber hecho al barón cambiar de opinión. Tampoco apruebas las medidas propuestas por Richard, aunque como estas han sido denegadas no les prestas más atención. Igualmente, dejas el acta de la reunión en un lugar al que puedas volver a recurrir, pero es muy larga y prefieres investigar la habitación en vez de seguir leyendo.
La inmensa mayoría de los papeles que encuentras te son familiares: algunos, incluso, son tuyos; otros, actas de reuniones pasadas; otros, facturas o detalles de operaciones, nada que te sorprenda. Están, en cambio, un poco desordenados, pues ves algunos de meses pasados más accesibles que los más recientes, como si alguien hubiera estado revisando contabilidad anterior y lo hubiera dejado así.
No encuentras nada parecido a un testamento. La sala no tiene compartimentos secretos, y tú tienes la llave de los muebles cerrados con esta. Todo está bastante a tu alcance y es más o menos lo que ya conocías. Intuyes que, de haber un testamento (que es lo más normal dada la posición del barón), no se encuentra en la sala de negocios. No parece que haya nada más relevante en la sala.
En el silencio, te parece escuchar el motor de un coche parado ante la verja y a alguien abriéndola.
Información obtenida en la sala de negocios:
- Acta de la reunión, con la operación de Richard denegada y la de Andreas aceptada.
- Un vaso de whiskey que no recuerdas si estaba ahí la noche anterior.
- Algunos papeles cambiados de orden.
- El testamento no se encuentra allí.
Posibles acciones siguientes:
- Asomarte a la ventana.
- Utilizar el teléfono
- Leer más detenidamente el acta de la reunión.
- Analizar cuáles son los papeles cambiados de orden.
- Dejar de revisar la sala y cambiar de acción hacia cualquier otro lugar de la casa.
Mansión Du Maurier
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¿Quién había nombrado a Andreas representante de la familia? Si no querían que vaya nadie a la mansión, ¿qué hacía él ahí desde primera hora? Desde antes de primera hora, de hecho. ¿Es que había dormido allí? Tenía que empezar a hacer averiguaciones ya. Y encima esa insistencia con el grupo Miller… Pero si esa transacción no tenía ningún sentido… Tenía que repasar la propuesta que esa maldita serpiente había hecho, claramente aprovechando su ausencia,pero antes terminaría de registrar esa sala, que solo Dios sabía cuándo podría volver.
La valla sonaba, y eso debía ser Jonathan llegando, o en su defecto, la policía, y en manos casos, preguntarían por ella, así que mejor dejar el acta (donde ella quisiera, claro) y repasarla más tarde. Le preocupaban más esos papeles fuera de su sitio. Le hubieran llamado la atención la noche anterior cuando estuvo ordenando, eso no podía ser casual, así que se centró en esos papeles y, en cuanto los revisara, saldría de la habitación.
Acción a realizar: Analizar los papeles cambiados de orden y salir de la habitación
Mansión Du Maurier
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Los papeles están bastante desordenados, y en lo que revisas no ves un patrón concreto. Parece que quien los ha desordenado andaba buscando algo y ha estado removiéndolos al azar, tirando de memoria. Sí es cierto que el que está arriba del todo corresponde al mes de marzo de 2020, hace dos años y medio. Fue una de las últimas reuniones antes de la pandemia. En ella, Andreas proponía la reunión con el grupo Miller, propuesta que fue catalogada como "en revisión". No se llegó a concretar porque, a causa del confinamiento posterior, hubo que tomar medidas de emergencia para mantener el negocio a flote, y la idea quedó abandonada hasta hace aproximadamente un mes. Ese es otro de los papeles que está arriba: uno fechado a 4 de noviembre de 2022, cuando Andreas volvió a sacar la idea de la fusión, aunque solo recibió el respaldo de Francis. Este último se retractó de la idea tras las exposiciones de Elsa de que no era buena idea. Hay otro acta del 25 de noviembre en la que se aborda de nuevo el tema, y queda "pendiente de revisión", si bien tú recuerdas perfectamente esa reunión y cómo el barón, para no discutir, había asegurado que lo pensaría, pero seguían sin considerarlo buena idea. Encuentras después un papel más antiguo, de mayo de 2018. Es la primera vez que se habla del grupo Miller y la propuesta fue lanzada por Nicholas. Se sometió a votación y salió "denegada" por la mayoría. Entre los que se opusieron se encontraban tanto Elsa como Andreas. Entre todas las actas hay varios documentos de servicios, beneficios y responsabilidades tanto de vuestra empresa, como de Fosters and co. (otra de las que recuerdas como asociadas, y de hecho más de tu preferencia que el grupo Miller), como del grupo Miller. También te fijas en que hay un clip en el suelo: probablemente, alguno de esos papeles estuviera conectado a otro o a alguna de las actas de reunión y se haya caído y desordenado. El resto de papeles no parecen tener un factor común o relevancia entre ellos, más bien dan sensación de ser fruto del desorden de la persona que andaba buscando los otros.
Abandonas la sala de negocios en dirección al gran salón. No te encuentras con nadie en el pasillo del primer piso, pero escuchas los gritos de Emily de nuevo justo cuando empiezas a bajar las escaleras. Parece que está llorando desconsolada mientras grita que han asesinado a su padre.
En el gran salón:
Encuentras a Andreas en el hall, como si acabara de entrar del exterior, y se le ve bastante agobiado y de nuevo con la mirada perdida. Justo pasada la puerta del salón ves a Jonathan, tenso, siendo abrazado por Emily, que llora desconsolada mientras le abraza. Parece seguir bastante alterada, y Jonathan apenas reacciona. Él está de espaldas a ti, no te ha visto entrar.
La viuda sigue en el mismo lugar en el que estaba y con la misma expresión, y Richard parece tenso, de brazos cruzados, cerca del sillón en el que está sentada su madre. En la esquina opuesta de la sala, cabizbaja y limpiándose las lágrimas en silencio, se encuentra Amelia. Josephine está a su lado. Se la ve un poco más tensa y agobiada que en el pasillo, y no deja de mirar su móvil de reojo, sacándolo del bolsillo y volviéndolo a guardar. Nicholas no está.
Emily se separa bruscamente de Jonathan, limpiándose las lágrimas aunque sin dejar de llorar ni de respirar agitadamente, y empieza a dar vueltas por la sala. Es entonces cuando tu marido se gira lentamente, como si te hubiera oído entrar, y te mira. Tiene el color de la piel demudado, está tembloroso y con los ojos enrojecidos. Cuando te acercas a él, te susurra. - Est... Ottis está... en el colegio... No sabe nada... Habría... habría... - No parece que pueda articular muy bien palabra.
Información obtenida en la sala de negocios:
- Acta de la reunión, con la operación de Richard denegada y la de Andreas aceptada.
- Un vaso de whiskey que no recuerdas si estaba ahí la noche anterior.
- Algunos papeles cambiados de orden. Alguien ha estado revisando las actas, probablemente buscando información sobre los orígenes de la idea de Andreas sobre el grupo Miller, pero no sacas grandes conclusiones. Parece que, quien buscaba, no llegó a concluir su búsqueda o, si lo ha hecho, no hay suficientes pistas en la sala sobre ella.
- El testamento no se encuentra allí.
Posibles acciones siguientes:
- Revisar y/o utilizar el teléfono.
- Salir de la habitación en dirección a otro sitio.
- Sentarte o quedarte de pie en el salón, simplemente observando la escena, a ver cómo se comportan los demás.
- Intentar hablar con uno de los presentes en la intimidad (pedirle que se salga contigo de la sala, riesgo de que se niegue) o allí (solo tienes que acercarte, riesgo de que os interrumpan y/u oigan los demás).
- Intentar dialogar con uno o varios presentes en voz alta.
(La opción "investigar el gran salón" no está disponible en este momento, hay demasiada gente en él)
Mansión Du Maurier
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Estaba segura de que esos papeles no los había movido ella, además eran cosas de hacía mucho tiempo… ¿A cuento de qué sacaban todo eso? Lo cierto es que Andreas había insistido tanto con Miller que casi se le había olvidado que al principio se opuso, y que fue Nicholas el artífice. Suspiró. ¿Por qué había cambiado Andreas de opinión tan radicalmente respecto a Miller? ¿Era normal que alguien sacara a lo loco aquellos papeles la noche que el barón moría? ¿Habría sido el propio barón después de que ella se fuera? Eso sería si no había estado ya muerto todo ese tiempo. ¿Cuál sería el papel que faltaba, dueño de ese clip? Suspiró y sacudió la cabeza: lo pensaría en un lugar menos sospechoso. Además estaba casi segura de que Jonathan tenía que haber llegado.
Emily estaba montando un espectáculo de los suyos, mientras los demás seguían más o menos como cuando ella había llegado. Excepto Amelia, que parecía peor aún, y Josephine estaba consolándola, como si estuvieran en el velatorio, en vez de aún por decidir qué se iba a hacer. Y de verdad, que le dolía el dedo de no llamar a la policía, pero no quería arriesgarse a que aquella gente le implicara. Y, visto estaba, si a Jonathan le implicaran, ni cuenta se daría. Era desesperante lo fuera del mundo que estaba. Si es que no podía ni hablar. Joder, Jonathan, las putas pastillas, con la que tenemos encima… Lo abrazó acariciándole la espalda y se separó para cogerle de las mejillas y hacerle mirarla. — No te preocupes por nada. Está en el colegio, está bien allí, tengo a Carine pendiente, ya decidiremos cuándo y cómo decírselo. — Le condujo a un sillón, cerca de Agatha, cara que se sentase. — Josephine, ¿serías tan amable de traerle un café al señor Jonathan para templar el cuerpo? — A ver si así dejaba de mandar mensajitos... ¿Habría contado a gente de fuera lo que había pasado? ¿Se habría enterado media ciudad para cuando se decidieran por fin a llamar a la policía? Ella se sentó cerca de su marido, en tensión, esperando a ver si los hijos del barón o su esposa tomaban alguna decisión, antes de que los foráneos se atrevieran a hablar, aunque para eso necesitaría a Nicholas y Andreas, y al uno no lo veía desde hacía un rato y al otro lo había dejado en el hall. Todo el día en la casa, y a la hora de la verdad, se quedaban fuera. Aunque, al final, como siempre, acabarían teniendo que decidir los foráneos, claro.
Acción a realizar: Revisar teléfono y observar la conversación sin decir nada
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Pides a Josephine que traiga un café a Jonathan, y en lo que la chica asiente a tu petición, le oyes a él decir. - No... café no... - Con voz temblorosa y ese toque abstraído, rayando lo traumatizado. Emily, que seguía dando vueltas como un león enjaulado, exclamó. - ¡Sí, café para una persona que acaba de enterarse que han matado a su padre! ¡Para que se ponga aún peor! - Sollozó y siguió llorando y respirando agitadamente, mientras daba vueltas. Intercambias una mirada con Josephine, que ante las órdenes contradictorias se ha quedado con expresión levemente asustada y sin saber qué hacer. Amelia avanzó un paso hacia ella, discreta, y dijo en una voz que apenas su hija y Elsa podían escuchar. - Que sea descafeinado, si a la señora le parece bien. - Asientes, qué remedio. - ¿Señor? - Jonathan parece volver a aterrizar en el mundo. Tras unos segundos de valorar, asiente también, y Amelia le da un par de toques a Josephine, quien sonríe con cortesía y, con una inclinación respetuosa de la cabeza, se dirige a la cocina.
- ¡Y tráele también una tila a esta! - Bramó entonces la viuda. - A ver si se relaja un poco... - ¡¡Han asesinado a papá, mamá!! - Gritó Emily, sin dejar de llorar. - Por Dios, por Dios... - Sus nervios estaban poniendo de los nervios a Richard también, quien al lado de su madre intentaba mantener la calma pero estaba cada vez más tembloroso de ira contenida (después de tantos años sabes analizar sus obvias reacciones). - Mi padre... Dios mío... - Se pasó las manos por el pelo y la cara y miró a su hermano. - Hay que llamar ya a la policía, por favor. ¿¿A qué estamos esperando?? - ¿Te puedes calmar de una vez, Emily? - ¿¿PERO CÓMO QUERÉIS QUE ME CALME SI ACABAN DE MATAR A MI PADRE?? ¡¿POR QUÉ LA POLICÍA NO ESTÁ YA INVESTIGANDO ESTO?! - Se giró a Jonathan. - Dame tu teléfono. - El hombre se sobresaltó en el sillón, casi se le podía oír el corazón latir desde fuera. - Ese cerdo de Nicholas se ha llevado el mío, como si estuviera loca... - Nadie va a llamar a nadie. - Sentenció Agatha, mirándola con helor en los ojos. - Y cállate ya si no quieres que haya dos asesinados en la misma casa antes de que acabe el día. - ¡¡¡POR DIOS, MAMÁ, CÓMO PUEDES HABLAR ASÍ!!! - ¿¿VAS A ARREGLAR ALGO GRITANDO DE ESA FORMA?? - Bramó Richard. - ¡Desquiciada, que eres una desquiciada, no me extraña que tu hija se haya escapado de casa! - ¡¡CÁLLATE!! - Emily miró a la puerta, estirando el cuello, como si esperara ver a Judith aparecer, pero volvió a su drama apenas comprobó que no era así.
Josephine llegó con una bandeja y dos tazas, mirando con sus enormes ojos temerosos la escena, pasando por un lateral del salón. Dejó la bandeja en una mesita y sirvió primero a Jonathan, dejando el platito con la taza en sus manos. Él la tomó con temblor, pero haciéndole a la chica un gesto agradecido, sin articular palabra. Luego se dirigió con el platito y la taza de infusión hacia Emily, pero en cuanto se acercó a ella, la mujer la rechazó como si se le hubiera echado encima un abejorro. - ¡Quita esa mierda de mi vista! - La chica dio un paso atrás y ahí se quedó, de pie, con el plato y la taza en las manos, mientras Emily seguía despotricando. - ¡Yo soy la desquiciada que tiene que relajarse! ¡La viuda no queriendo llamar a nadie y la desquiciada soy yo! - No voy a consentir que esto se llene de buitres en menos de un segundo. - Sentenció Agatha. - De cara a la galería, a tu padre le ha dado un infarto. Punto. - ¿¿¿Y EL ASESINO VA A QUEDAR IMPUNE??? - El asesino está dentro de esta casa, estúpida. - Escupió Agatha. Jonathan, que estaba justo llevándose la taza a los labios, volvió a dejarla sobre el platito y, con las manos tan temblorosas que era un milagro que no hubiera derramado el café, se inclinó hacia la mesa de delante para apoyar allí la el plato y su taza. La viuda siguió. - Y esto va a ser un escándalo como salga fuera. Si te hubieras molestado en aprender algo en esa carrera que te pagó tu padre, en vez de limitarte a comadrear con Andreas y abrirle las piernas a Nicholas, te habrías enterado de cómo funcionan los negocios y de lo que puede suponer un escándalo como este para nuestra familia. - ¡¡¡ME DA IGUAL!!! - Chilló. - ¡¡Han matado a mi padre!! - Jonathan seguía resoplando en el sillón, respirando profundamente. - ¡Y entre esta tipa! - Te señala. - ¡Paseándose por la casa como un día cualquiera y ofreciendo café, y tú no queriendo llamar a la policía, no sé yo quién es la loca! ¡Hasta las criadas parecen más afectadas que su propia familia! - Richard, fingiendo que hacía acopio de paciencia, alzó las manos, respiró profundo y dijo. - ¿Podemos tomarnos un rato de descanso para pensar...? - Cállate, cocainómano, que ya sabemos para qué quieres tú el descanso. -
Revisas tu móvil. Solo hay un mensaje nuevo en el chat grupal de negocios, de uno de tus compañeros dando el okey al mensaje de Andreas.
Posibles acciones siguientes:
- Utilizar el teléfono.
- Salir de la habitación en dirección a otro sitio.
- Sentarte o quedarte de pie en el salón, simplemente observando la escena, a ver cómo se comportan los demás.
- Intentar hablar con uno de los presentes en la intimidad (pedirle que se salga contigo de la sala, riesgo de que se niegue) o allí (solo tienes que acercarte, riesgo de que os interrumpan y/u oigan los demás).
- Intentar dialogar con uno o varios presentes en voz alta.
(La opción "investigar el gran salón" no está disponible en este momento, hay demasiada gente en él)
Mansión Du Maurier
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Bueno, era de esperar que todo lo que dijera le fuera a caer mal a Emily, teniendo en cuenta el plan que traía. Dudaba que el descafeinado pudiera hacer nada por despabilar el efecto de las pastillas en su marido, pero se calló, porque acto seguido empezó lo que nunca había presenciado: un enfrentamiento abierto entre su suegra y su cuñada, y menos con palabras tan crudas. Y, aunque le pareció que estaba siendo innecesariamente explícita y catastrofista con Emily, la baronesa tenía razón: el asesino estaba allí dentro, y aquello iba a ser un escándalo sin precedentes para la empresa. Eso sí, lo del ataque al corazón no le parecía que fuera a colar, precisamente.
Eso sí, ya le tocó a ella de nuevo, y esta vez por nada, porque no había ni ofrecido el café. Pero también le tocó a Richard, así que se dio cuenta de que aquello iba a ser un tiroteo por parte de su cuñada, por lo que se levantó tranquilamente y dijo. — Veo que estás muy alterada, Emily, así que voy tomar el aire, alguien tiene que mantener la cabeza fría aparte de tu madre. — Y salió hacia el jardín, poniéndose el abrigo.
La última vez que había oído a Nicholas y Andreas había sido en las inmediaciones de la piscina, y ahora mismo necesitaba la cabeza pensante del primero, a ser posible sin que el segundo la molestara, y respuestas, aunque tuviera que sacarlas con sacacorchos. O aunque fueran solo silencios, que a veces también hablaban a gritos. “¿Dónde estás? Voy para la piscina.” Le escribió por mensaje a Nicholas, mientras intentaba pasar de largo de Andreas en el hall y repasaba el jardín, para recordar dónde estaban las cámaras.
Acción a realizar: Escribir un mensaje para citarse con Nicholas y recorrer el jardín
Mansión Du Maurier
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La mirada que te echa Emily tras el comentario podría haber, como vaticinó Agatha, provocado un segundo asesinato en esa casa. - Tendrás práctica en dormir con la conciencia podrida. - Se giró y masculló. - Puta... - Jonathan le lanzó una mala mirada, pero nadie alzó la voz para contradecir sus palabras.
En el jardín:
Notas como Andreas se tensa al verte salir y te sigue con la mirada, pero no dice nada. En el jardín, vuelves a coger tu móvil: tienes algunos mensajes de personas con las que te reuniste el día anterior, temas de trabajos cotidianos, lo normal en un día cualquiera después de tantas reuniones como tuviste ayer. Parece que la noticia no ha salido de los límites de la mansión, o al menos no estás recibiendo mensajes que puedan indicarlo.
Escribes a Nicholas mientras recorres el jardín. Tienes las cámaras bien ubicadas en general (al menos, las que conoces, ¿quién sabe si el barón o cualquiera de los habitantes de esa casa no tendrá chivatos donde tú no sepas?). Te acercas a la zona de la piscina y ves a Nicholas llegar a grandes zancadas, agobiado, desde otra de las zonas del jardín. - ¿Qué? - Te dice, bruscamente. Se le ve agobiado y mirando hacia los lados. - Mira, creo que tenemos suficiente con lo que tenemos como para reunioncitas íntimas. No tengo ganas de escuchar a Emily. - Te está hablando, pero mientras lo hace, no deja de mirar a todas partes a la vez.
Y, antes de que puedas decirle nada, ves como al hombre se le cambia la expresión, mirando algo que parece estar detrás de ti. - Joder. - Musita y pasa de largo. Al girarte, ves la escena: saltando la valla de la piscina con bastante dificultad, y mientras Nicholas se acerca a ellos rápidamente, Zach, el mozo de cuadras, intenta hacer pasar al interior de los dominios de la mansión a Judith. No parece en muy buen estado, la lleva casi en brazos.
Posibles acciones siguientes:
- Utilizar el teléfono.
- Marcharte de allí a otro lugar, sin contar con nadie.
- Entrar de nuevo al salón para avisar de lo que está pasando.
- Acercarte a Nicholas, Zach y Judith e intentar ayudar o ver qué ocurre.
- Esperar en tu sitio a que se acerquen y ver qué ocurre.
Mansión Du Maurier
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Sí, las cámaras eran las mismas de siempre… ¿Pero habría más? ¿Y dónde estaban localizadas? ¿Cómo se accedía a su disco duro? Suspiró. Eran demasiadas cosas para hacerlas sola. Aunque vista la disposición que traía Nicholas, sola estaba, porque vino todo agresivo. Cuando perdía los nervios, siempre hablaba a todo el mundo como un trol arrasador. Ella se limitó a dejar la misma cara que tenía y suspirar. — No es culpa mía que Andreas y tu mujer estén todo el día fabulando, y tengo que hablar de cosas importantes. No estuve en la reunión de ayer, pero el barón muere asesinado justo la tarde que… — Pero antes de poder decir “grupo Miller”, perdió la atención de su excuñado.
Al girarse se le abrieron muchísimo los ojos. ¿Pero qué hacía Judith? ¿Y Zachy estaba… ayudándola? ¿Seguro? ¿Y desde cuando tenía Judith ninguna relación estrecha con el servicio? ¿Y ese mozo no era el novio de Josephine? Demasiadas preguntas, y justamente esos tres no se la iban a contestar. — Voy a avisar a Emily. — Dijo, volviendo corriendo a la casa y volviendo a entrar como una exhalación en el gran salón, atravesando el hall y gritando. — ¡Emily! ¡Judith está ahí fuera! Nicholas y Zachy están con ella, pero algo no va bien. — Miró a Richard y a Andreas. — No os quedéis ahí parados, id a ayudarles. — Con un poco de suerte, distraía a la parte más cotilla y problemática de la familia y ella podía investigar algo, además de querer ver la reacción de Josephine.
Acción a realizar: Correr dentro y avisar de lo que está pasando, quedándose dentro de la casa
Mansión Du Maurier
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Has entrado a tanta velocidad que tu cerebro procesa la información después de tus primeros gritos. ¿Jonathan estaba en la puerta del salón? Parecía querer salir del mismo, pero se ha tropezado contigo en el camino. Andreas seguía en el hall, y los demás donde les dejaste.
Emily se gira rápidamente y con los ojos muy abiertos a tu llamada, y no tarda nada en reaccionar: prácticamente te aparta de un empujón y vuela hacia la puerta, pero para cuando llega, su hija y los dos hombres que la sujetan, cada uno por un lado, para que pueda caminar, están ya dentro. - ¡¡JUDITH!! ¡¡MI NIÑA!! ¿¿¿QUÉ HA PASADO??? - Chilla Emily, agarrándole las mejillas para que intente mirarla. Judith parece como ida.
- ¿¿QUÉ HACES TÚ CON ELLA?? - Grita, y no se sabe si la pregunta va dirigida al mozo de cuadras o al padre de la joven. Agatha se ha levantado de su sillón, si bien no ha avanzado. Richard y Amelia, si bien sorprendidos por la escena, apenas se han movido tampoco de su sitio, aunque tratan de observar desde su lugar, con preocupación, qué está pasando. Andreas, que ya estaba en el hall, y Jonathan, en la puerta, se quedan clavados en el sitio, con la mirada desencajada. La que ha avanzado, tras Emily y con una expresión entre sorprendida, preocupada y asustada, es Josephine, que si bien se mantiene en un segundo plano tras la menor de los hermanos Du Maurier, está bastante pendiente de si se requiere su intervención.
- La he encontrado en el bosque. - Responde Zach, con la respiración agitada por el esfuerzo y expresión preocupada. Intercambia una fugaz mirada con Josephine y vuelve a Emily. - La he visto... mientras estaba con los caballos. He visto a alguien en los alrededores de la valla de la piscina, y al fijarme vi que era ella. Estaba muy mal... - ¿¿QUÉ LE HAS HECHO?? - Bramó Emily con una voz endemoniada, empujándole el hombro, mientras seguía escudriñando a su hija. - ¡¡EMILY!! - Brama Nicholas. - ¡¡No es el momento de esto!! - Y lo he hecho poooorrrr ti. - Responde Judith, y todos la miran. Hasta el momento casi caía en peso muerto sobre sus acompañantes, con dificultad para abrir los ojos, y por supuesto no hablaba. Emily la miraba desconcertada y aterrada. - Por ttti. - Repite, señalando a su madre. - Por ti. - Mueve el brazo, como un títere, y señala ahora a Josephine, quien abre los ojos como si la acabaran de acusar directamente de asesinato. Entonces Judith, con dificultad, alza el brazo y exclama. - ¡¡Y por tooooooooooooooodos mis compañeros!! - Y trata de hacer un amago de risa que le hace perder el equilibrio y que le pese la cabeza, haciendo a los dos hombres tensarse para evitar que se desplome. La voz de la chica suena pastosa, y no hay que ser un lince para saber que es producto de alguna sustancia. Al fijarte bien, te das cuenta de que lleva ropa de calle, y de que tiene varios arañazos y el maquillaje corrido, además de estar muy despeinada.
- Vamos para arriba. - Ordena Nicholas, y Josephine se pone rápidamente en marcha. - Le preparo la habitación. - Afirma, tensa, y sube las escaleras velozmente hasta el segundo piso, probablemente a la habitación de Emily. - Mi niña, mi niña. - Llora la mujer, mientras le besa la mejilla, lo cual dificulta que los hombres puedan trasladarla escaleras arriba. - Mi niña pequeña, ya estás aquí, ya estás con mamá. - Encárgate de ese despojo de hija. Tú y tú. - Brama Agatha, señalando a Emily y a Nicholas. - Y tú. - Señala ahora a Zach, quien pone expresión de conejo en mitad de la carretera ante las luces de un coche. - Súbela a su cuarto y baja INMEDIATAMENTE. Cierra la verja, Y QUE NADIE SALGA NI ENTRE DE ESTA CASA. ¿Está claro? - Se gira a Amelia. - Espérale en la puerta y encárgate de que haga lo que le he dicho. ¡Y procura que así sea y que tu hija esté aquí en cuanto termine de preparar la habitación o estaréis todos despedidos de manera fulminante! - Te mira y, señalándote, te dice. - Haz algo útil por esta casa, llama a esa niñera tuya y que traiga a tu hijo inmediatamente, y que se quede ella fuera. ¡Y nadie más entra ni sale! Y como la noticia salga de aquí, tú serás la primera señalada, así que más te vale no darle explicaciones a esa mujer. - Se gira hacia Richard. - ¡Fuera de mi vista! - Mamá... - ¡FUERA HE DICHO! Quiero estar sola y que me dejéis pensar, ¡aunque sea por un maldito segundo! - Ofendido, Richard sale del salón, después de que Amelia se hubiera ido a cumplir con su cometido. Jonathan, Andreas y tú ya estáis fuera. - ¡Y cierra la puerta! - Richard cumple las órdenes, y los cuatro os quedáis en el hall de la entrada. Más vale que vayas a hacer lo que te ha dicho antes de que aquella locura se dispare aún más.
Instrucciones: En tu próxima respuesta, podrás reaccionar a lo ocurrido y tendrás que seguir las órdenes directas de Agatha. Como mucho, podrás decirle algo a alguna de las personas de tu alrededor, pero tendrá que ser breve. Después de la siguiente respuesta de masterización tendrás más opciones de actuación.
FIN DEL CAPÍTULO I
Mansión Du Maurier
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Obviamente, la reacción de Emily fue arrasadora y no exenta de mucho drama, complicándoselo todo a todo el mundo. Pero a ella le interesaban otras cosas. — ¿Dónde ibas? — Le preguntó a su marido, mirándole directamente a los ojos, y encontrándoselos ciertamente un poco perdidos, sin recibir respuesta por el jaleo formado por Emily y su familia. ¿Iba a buscarla? A Jonathan le costaba hacer las cosas sin preguntarle mil veces, no sería de extrañar, pero… Y, por otro lado, las reacciones de Josephine la tenían más que escamada. Lo malo es que Judith no había generado tanto jaleo como ella había esperado, y la gente no parecía concentrarse en el asunto lo suficiente como para que ella pudiera seguir investigando.
Estaba tratando de analizar las reacciones de todos los presentes, cuando la baronesa puso fin bien rápido a la escena. No tardó en atacarla a ella también, y aunque le dieron ganas de indignarse y llamar de todo a aquella vieja carcomida, se calló y dijo. — Yo no tengo nada que temer. — Dejó claro, con tono de hielo. Cogió el móvil y se alejó del jaleo, marcando el número del colegio primero. Tras poner una excusa de una cita médica traspapelada a la dirección, mandó a Carine a por el niño, especificando que se fuera a casa después y no se moviera de allí hasta que ella se lo mandara. Necesitaba un contacto en su casa y en el exterior por si acaso. Bien se lo sabría pagar. Se asomó a la ventana y miró la valla, suspirando. No quería a Otis allí, pero… No quería contrariar a la viuda, y no quería su niño solo por ahí. No se fiaba de nada ni nadie, y cuanto más cerca tuviera a su hijo, mejor.
Acción a realizar: Obedecer a la viuda
Mansión Du Maurier
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En el hall de entrada:
Lo que oyes de los pisos superiores apenas es un murmullo, la voz de Emily intentando hablar con su hija, que ya debe estar en la habitación. Mientras tecleas el teléfono y contactas con el colegio, oyes los pasos veloces de Zach al bajar. - Permiso. - Murmura con cortesía y ese toque asustadizo y tenso que llevaba desde que apareció con tu sobrina, saliendo de la casa para cumplir con el cometido impuesto por Agatha.
Terminas tu llamada y te quedas mirando por la ventana. Tras de ti, notas la presencia de Richard, Andreas y Jonathan. Los tres están en el hall en silencio, si bien oyes pasos ir y venir, y por la cadencia nerviosa de estos intuyes que son de Richard. Desde el colegio de Ottis hasta la casa hay poco menos de quince minutos, más lo que tarde Carine en ir a recogerle, por lo que calculas que llegará a la casa, como muy tarde, a y media, probablemente antes. Más de media hora ahí, en la ventana, esperando ver a tu hijo aparecer... y con la orden directa de Agatha de que nadie, ni siquiera la policía, o algunos de tus compañeros de trabajo, entren en casa. Y con la sospecha de que está el asesino en ella.
Recordatorios:
- Aún no sabes en qué circunstancias ha muerto el barón. Lo único que sabes es que ha sido encontrado por una criada en la sala de estar. Aquí está lo que te dijo Amelia cuando llegaste, y no has sabido más nada con respecto al suceso en sí.
- Las únicas pistas que has encontrado hasta el momento están en la sala de negocios.
- La única persona de la familia o del servicio que podría ser considerada relevante para el crimen que no está aún en casa es Ottis, que llegará en breves.
Posibles acciones siguientes:
- Esperar en el hall, en silencio, o bien a la llegada de Ottis o bien a un cambio en el escenario, lo que suceda primero.
- Utilizar el teléfono.
- Trasladarte a otra zona de la casa (excepto el gran salón, cerrado por el momento, la cocina y el comedor, al otro lado del salón). Puede ser para hablar con alguien que esté en otra habitación, para investigar posibles pistas o para intentar espiar alguna conversación.
- Intentar hablar en privado con uno o varios de tus acompañantes en este momento (Andreas, Richard y Jonathan).
- Intentar hablar en público con uno o varios de tus acompañantes en este momento (Andreas, Richard y Jonathan).
Mansión Du Maurier
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Entre los balbuceos histéricos de Emily a lo lejos y los pasos apresurados de Richard, no le estaban haciendo la espera más fácil, y ella iba a observar por aquella ventana hasta que viera a su hijo aparecer, todo lo tuviera tan claro. Se cruzó de brazos y suspiró, apoyándose en la ventana de medio lado, para poder ver a los que estaban detrás. — Bueno, ¿alguno va a contarme qué cree que ha pasado o vamos a seguir en silencio toda la mañana haciendo como que el barón no ha sido asesinado? ¿Cómo ha sido? ¿Qué sabéis? ¿Quién lo vio por última vez? — Preguntó airada y un poco impaciente, porque ya la habían insultado varias veces en la mañana, y la baronesa había dejado muy claro que, si no salía alguien más evidente, había decidido que la sospechosa era ella.
Acción a realizar: Quedarse mirando por la ventana y preguntar públicamente a los que están en el hall.
Mansión Du Maurier
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Los tres te miran, Richard ofendido; Jonathan y Andreas, asustados. El primero suelta una leve carcajada sarcástica. - ¿Ahora eres detective? - Ríe de nuevo. - Hay que joderse... - Saca un cigarro del bolsillo y lo enciende, y mientras lo hace, con este en la boca, añade. - Supongo que tú eres la qué más sale perdiendo con esto. - Ves cómo Andreas, incómodo, rueda los ojos a otra parte, echando aire por la boca, y se guarda las manos en los bolsillos. Jonathan está cabizbajo, con la misma expresión traumada que lleva portando toda la mañana. Richard apaga y sacude el mechero y lo guarda, alzando la mirada hacia ti para continuar. - Te recuerdo que estás hablando de mi padre. - Tras una calada, se quitó el cigarro de la boca. - Agradecería un poco más de consideración antes de hablar de asesinato a bocajarro delante de dos de sus hijos. - A Andreas se le escapa una carcajada bufada y despótica, mientras mira a otro lado, negando con la cabeza. Parece que tiene lágrimas contenidas en los ojos.
Richard le mira lentamente. Da otra calada, se quita el cigarro de los labios y vuelve a mirarte para preguntarte. - De hecho, creí que fuiste tú la última que lo vio. Viniste a reunirte con él ¿no? - Gira el cuerpo levemente hacia Andreas. Por situación, tu estás frente a ellos, y Jonathan está entre ambos. - ¿No la avisaste tú para que viniera? - Vamos a dejar el tema estar, por favor. - Pide Andreas, con un gesto calmado de la mano. No está llorando pero indudablemente se le nota emoción en los ojos. - Tu madre ha pedido tiempo para empezar. - Lávate la boca para hablar de la baronesa y menciónala desde su posición. - Andreas cierra lentamente los ojos ante la interrupción, echando aire por la nariz, y los vuelve a abrir para mirar a Richard y retomar. - Dejemos que la baronesa pueda tranquilizarse y pensar, que es lo que nos ha pedido. - Repitió el gesto de calma. - Y cuando lo haga... ella decidirá qué hacer. - No vamos a llamar a la policía. - Masculló Richard, de nuevo con el cigarro en la boca, ya mirando a otra parte. - Quien le haya matado, da igual. Está muerto. Ahora tenemos que ver qué hacemos con toda esta mierda. -
Posibles acciones siguientes:
- Seguir esperando en el hall, en silencio, o bien a la llegada de Ottis o bien a un cambio en el escenario, lo que suceda primero.
- Utilizar el teléfono.
- Trasladarte a otra zona de la casa (excepto el gran salón, cerrado por el momento, la cocina y el comedor, al otro lado del salón). Puede ser para hablar con alguien que esté en otra habitación, para investigar posibles pistas o para intentar espiar alguna conversación.
- Intentar hablar en privado con uno o varios de tus acompañantes en este momento (Andreas, Richard y Jonathan).
- Continuar la conversación en público con uno o varios de tus acompañantes en este momento (Andreas, Richard y Jonathan).
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Dejó una ceja enarcada ante las burlas de Richard. Si le hubieran dado una libra por cada vez que que su cuñado la había atacado verbalmente, ahora sería más rica que todos ellos. Ella se cruzó de brazos. — Los que más pierden son su mujer y sus hijos, que le pierden a él. — Eso no se lo creía ni ella, en verdad, pero bueno. Ladeó la cabeza. De hecho, hablando de perder o ganar, el que más ganaba era Richard, sin duda, el que el barón, a pesar de todos los esfuerzos de los demás, había decidido que heredaría la cabeza de la empresa. Elsa se encogió de hombros y negó con la cabeza. — Cuando he entrado, Amelia me ha dicho “asesinado”, y tu propia madre ha hablado de “asesino”, así que… — Vaya con el machito. Para hacerse el hombre de negocios muy bravito, pero para hablar de asesinato se venía abajo.
El que parecía más abajo aún era Andreas, aunque Elsa no se creía ni media lágrima de aquel cocodrilo. Aun así, ojalá tuviera un minuto para hablar a solas con él y tratar de sonsacarle qué pasaba con el grupo Miller. Y ahora encima no quería responder. — Vine y no estaba. Esperé una hora en la sala, pero no tenía noticias directas de él desde el día anterior. Andreas me escribió mientras estaba en la segunda reunión diciéndome que tu padre quería verme. Pero al que vi fue a ti. — Dijo resaltando la última palabra. Bueno, y ahora se ofendía con Andreas. Elsa tendía a pensar que todos estaban en su contra, pero la realidad era que entre ellos tampoco se entendían. Tuvo que soltar una carcajada incrédula ante la última afirmación. — Primero pides respeto y luego dice que da igual quién le haya matado… Te dará igual a ti, que ya sabemos lo que te importa. —
No quería despegarse de la ventana, así que se acercó a Jonathan y tiró de él hacia la ventana también. Era consciente de que los otros dos seguían ahí, pero no iba a apartar la mirada de la entrada hasta que viera a su hijo entrar por ella, y necesitaba hablar con Jonathan. Sabía que la mejor manera de amilanar a su marido era hablarle como si fuera una madre cariñosa con su hijo rarito, así que acarició su brazo y le miró a los ojos. — Ey, ¿cómo estás? Te noto un poco ausente, es normal, pero habla conmigo… Tú sabes que puedes hablar conmigo… Que estoy aquí para ti. — Acarició un poco su pelo y luego tomó sus manos, hablando en tono bajito y dulce. — ¿Tú recuerdas algo de ayer? ¿Algo que te llamara la atención, cuando estuviste aquí con Ottis? —
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