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Not a clue without its crime Inspired | Otros (Cluedo) | OnexOne
La familia Du Maurier ha sido siempre una de las más prestigiosas, poderosas y ricas del país. El barón Du Maurier tiene influencias y negocios que se extienden por todo el mundo, y un ejército de personas a su cargo, interconectadas con él. La imagen de familia perfecta que han dado siempre al exterior no ha hecho dudar a nadie de que la suerte les había bendecido, pues tenían de todo... Quizás la realidad fuera diferente. Demasiados trapos sucios internos de los que nadie era consciente, y que acaban de estallar.
Jerome Du Maurier ha sido hallado muerto la mañana del día 13 de diciembre de 2022 en su habitación. Un hombre con tanta influencia podría tener muchos enemigos, pero... ¿y si este estuviera dentro de su casa?
Francis Corso
Investigador/Voz en off
40 años
Mark Ruffalo
Freyja
Elsa (Lemoyne) du Maurier
La nuera
47 años
Alexa Davalos
Ivanka
Emrys
Jerome Du Maurier ha sido hallado muerto la mañana del día 13 de diciembre de 2022 en su habitación. Un hombre con tanta influencia podría tener muchos enemigos, pero... ¿y si este estuviera dentro de su casa?
Situación de Elsa el 13 de diciembre
Descubrimiento del cadáver y distribución de la mansión Du Maurier
Pistas:
Reuniones
Comida con los sospechosos
Conversaciones
Información obtenida de Andreas (parte I)
Información obtenida de Andreas (parte II)
Información obtenida de Ottis (parte I)
Información obtenida de Ottis (parte II)
Información obtenida de Ottis (parte III)
Información obtenida de Amelia
Información obtenida de Carine sobre Jonathan (parte I)
Información de Carine sobre Jonathan (parte II)
Información obtenida de Josephine
Información obtenida de la criada
Información obtenida de la baronesa
Información obtenida de Jonathan
Información obtenida de Richard
Información obtenida de Emily (parte I)
Información obtenida de Emily (parte II)
Espionaje
Conversación entre Josephine y Judith
Conversación entre Amelia y Josephine
Conversación entre Emily, Jonathan, Richard, Nicholas, Judith y Andreas
Investigación de salas
Investigación de la sala de negocios
Investigación del jardín
Investigación de la sala de estar (parte I)
Investigación de la sala de estar (parte II)
Investigación de la habitación de Jonathan y Elsa
Investigación del cuarto de herramientas
Investigación de la habitación de Emily
Investigación de la habitación de la baronesa
Fortuitas
Pista de la piscina
Descubrimiento del cadáver y distribución de la mansión Du Maurier
Pistas:
Reuniones
Comida con los sospechosos
Conversaciones
Información obtenida de Andreas (parte I)
Información obtenida de Andreas (parte II)
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Información obtenida de Ottis (parte II)
Información obtenida de Ottis (parte III)
Información obtenida de Amelia
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Información de Carine sobre Jonathan (parte II)
Información obtenida de Josephine
Información obtenida de la criada
Información obtenida de la baronesa
Información obtenida de Jonathan
Información obtenida de Richard
Información obtenida de Emily (parte I)
Información obtenida de Emily (parte II)
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Conversación entre Josephine y Judith
Conversación entre Amelia y Josephine
Conversación entre Emily, Jonathan, Richard, Nicholas, Judith y Andreas
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Investigación de la sala de negocios
Investigación del jardín
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Investigación de la sala de estar (parte II)
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- Familia:
- ∞Jerome du MaurierBarón du Maurier, asesinado el 13 de diciembre a los 79 años. Su relación con su familia era distante en líneas generales, y su matrimonio con Agatha, un negocio más. Consentidor con Richard, su primogénito, a quien instruía mínimamente para heredar sus negocios pero no daba mucha importancia. Cruel con Jonathan, a quien siempre consideró débil, motivo por el cual él mismo organizó su matrimonio con la persona a la que tiene en más alta estima dada su inteligencia, su nuera Elsa. La relación tanto con su hija menor, Emily, como con sus dos nietos, era de absoluta indiferencia. Sus dos hombres de negocio de confianza, Nicholas (ex-marido de su hija, separación que nunca aprobó) y Andreas (compañero de promoción de su hija, a quien siempre valoró más que a ella), si bien eran su mano derecha, les trataba con condescendencia y como si fueran súbditos. Tuvo un affaire con Amelia, una de las personas del servicio, a quien dejó embarazada y "permitió" conservar el puesto a condición de que mantuviera el secreto. Su relación tanto con ella como con su hija ilegítima Josephine era inexistente.∞Agatha (Levinson) du Maurier78 años, viuda del barón. Su papel en la casa ha estado limitado a los designios de él, siendo contradicha casi en la totalidad de sus deseos, o así lo manifestaba ella: "idea que yo tenía, él tomaba la dirección contraria". Es conocedora de la relación extramatrimonial de su marido y sabe que Josephine es hija suya, pero como con todo a lo largo de sus casi cincuenta años de matrimonio, ha preferido callar. Mirar y callar, y juzgar. La oían murmurar entre dientes "algún día...", pero siempre lo dejaba en el aire. Con la única persona con la que tiene una relación más o menos estrecha es con su hija Emily.∞Richard du Maurier50 años, primogénito del barón. Dedicado a los negocios de su padre, o más bien a fingir que se ocupa de ellos, pero fundamentalmente a dilapidar su fortuna. Hasta ahora llevaba bastante bien los exabruptos del hombre por conveniencia, pero cada vez más se le hacían cuesta arriba, y las disputas a voces se hacían más y más frecuente. Despótico y egoísta, no paraba de recordar a su padre que él sería el heredero "más pronto que tarde", y que no tenía por qué tolerar más desvaríos de una vieja gloria. Ignora por completo al resto de su familia, está demasiado centrado en su futuro imperio.∞Jonathan du Maurier47 años, hijo mediano del barón. Nunca se ha sentido cómodo ni en ese mundo ni con los negocios, pero se ha visto reconducido a ello toda la vida. En la carrera coincidió con Elsa, su esposa, con quien tenía una relación cordial de amistad. Su padre organizó el matrimonio entre ambos, a lo que él se prestó, si bien nunca estuvo enamorado de ella. Poco después de su matrimonio, entró en el negocio familiar Andreas, un compañero de promoción de su hermana Emily, con quien mantiene una relación de amantes de quien nadie es conocedor. Hubo un momento en que estuvo enamorado de él, pero ahora vive amedrentado, bajo la amenaza de que su relación sea destapada y se le expulse de la familia. Su relación con su hermana Emily es tensa, porque últimamente ella lanza injurias sobre su matrimonio, aunque a veces piensa que podrían ser una buena baza para él. Prefiere tener la menor relación posible con su madre y su hermano mayor, y a su padre le odiaba, si bien trataba de disimularlo. Su relación tanto con su esposa como con su hijo es cordial: les tiene un gran cariño, si bien a ella no la ama y nunca ha tenido instinto paternal.∞Ottis du Maurier13 años, nieto del barón. Cariñoso y sensible, pero bastante solitario, pues su entorno no se caracteriza por el calor familiar. Su padre no es malo, pero tampoco especialmente cariñoso con él; con su madre le pasa algo similar. Él, demasiado preocupado por sus propios problemas, y ella por sus negocios. A Ottis le gusta investigar y experimentar, y es un poco temerario. También le gustan las bromas, lo que en una casa como esa no sienta nada bien. Se le ha oído lamentarse en la infancia en muchas ocasiones de sentirse ignorado por todos sus familiares, y de que su abuelo era cruel con él. Llegó un punto en que dejó de hacerlo y empezó a hacer su vida solo, aunque está más presente de lo que parece.∞Emily du Maurier43 años, hija menor del barón. Se enamoró perdidamente de Nicholas cuando este empezó a trabajar con su padre, pero su matrimonio ha sido tortuoso hasta su divorcio. Está plenamente convencida de que su ex-marido le ha sido infiel, motivo por el cual renunció a su apellido de casada y volvió al de soltera. Muy unida a Andreas, compañero de negocios de Nicholas y de carrera de ella, entre ambos empezaron a alimentar la hipótesis de la relación extramatrimonial de Elsa y Nicholas, lo cual tanto Jonathan como sus padres se empeñan en ignorar deliberadamente, incrementando la furia de Emily. El que su padre se opusiera a su divorcio detonó un sonado conflicto. Dejó los estudios inconclusos al comenzar con Nicholas, nunca le habían gustado y su situación le permitía no trabajar. Se ha volcado en el cuidado de su hija, con quien tiene una relación demasiado estrecha.∞Nicholas Anderson45 años, ex yerno del barón. Al igual que su suegro, trató su matrimonio como un negocio más, y sus funciones paternales iban más enfocadas a que su hija tuviera conocimientos de negocio (con lo que tiró la toalla tan pronto vio la relación que tenía con su madre) que a ejercer de padre. Su vida son sus negocios, y su divorcio solo suponía un escollo más en estos. Es el más entregado en su trabajo y considera a Andreas un inútil, por lo que no entiende por qué comparte posición y privilegios con él cuando sus categorías son muy diferentes. Se sospecha que tiene una amante, pero a pesar de la creencia de Emily, esta se encuentra fuera del entorno familiar.∞Judith Anderson18 años, nieta del barón. Tiene una relación de codependencia con su madre que hace que piense por y para ella: lo que Emily diga, es sentencia para Judith. Odia a toda su familia porque cree firmemente que han arruinado la vida de su madre, como así ella lo manifiesta, pero en especial a su abuelo, a quien culpa de todas sus desgracias y defectos. Manipula a su padre para obtener de él los caprichos que necesita, porque desde su punto de vista es para lo único que sirve. Su relación con el resto de la familia es muy escasa y solo hace acto de presencia en casa si es con su madre.∞Andreas Spencer43 años, hombre de negocios del barón. Conocía los negocios de la familia Du Maurier desde hacía años, por lo que no dudó en pegarse a Emily en cuanto la conoció en la carrera, lo que le granjeó un puesto entre los negocios del barón con facilidad. Su relación es de calma hostil tanto con Nicholas como con Richard, a quien considera un inútil fácilmente manipulable en cuando el barón fallezca y deje en manos su imperio. Es amante de Jonathan desde hace años, y con él tiene una relación de afecto intermitente: siente algo por él, pero no lo suficientemente fuerte como para poner en peligro todo lo que le ha costado conseguir. Su mayor baza: aprovechar las inseguridades de Emily para dinamitar de un plumazo a Nicholas y el matrimonio de Jonathan, por lo que ha encontrado un filón en acusar a Elsa de infidelidad con su cuñado. Es consciente de que camina sobre la cuerda floja por lo que es muy calculador y astuto en sus movimientos.∞Amelia Robberts50 años, criada y ex amante del barón. Entró en el servicio de la casa siendo muy joven y quedó encandilada por el barón, quien años después mantuvo una relación extramatrimonial. Cuando quedó embarazada, empezó a sufrir amenazas por su parte, lo cual no se vio venir: sabía cuál era su posición pero se había creído el discurso del amor imposible que podría con todo. No quiso abortar a pesar de las insistencias del barón, y dado que un despido iba a ser demasiado evidente y despiadado por su parte, el hombre la dejó trabajar allí a condición de que no dijera nada, y no sería juzgada por su "conducta inapropiada" como madre soltera, sino que tanto ella como su hija serían protegidas. La realidad es que llevaba atada a esa familia toda la vida, y con un secreto que la envenenaba poco a poco. Ha intentado que su hija sea lo más feliz posible con sus circunstancias.∞Josephine Robberts24 años, hija ilegítima del barón. Dentro de sus circunstancias, y de estar siendo criada de la familia desde que llegó a la adolescencia, su madre ha intentado criarla en la medida de lo posible como a una niña feliz. No le dio mayor importancia a estar "recluída" en la mansión del barón: era una casa muy bonita y con los Du Maurier apenas tenía trato, prácticamente ni les veía, era como vivir con su madre en un ala de la casa. A quien sí conocía de toda la vida era a Zach, el chico encargado de las caballerizas, de su misma edad. No ha querido atormentar a su madre con preguntas... hasta hace poco. Zach empezó a plantearle una serie de hipótesis que le hicieron preguntar, motivo por el cual, hace apenas dos años, su madre le confesó de quién era hija realmente, suplicándole que no dijera nada. Solo lo sabe Zach, porque siente que su vida ha sido una mentira desde entonces, y que no es capaz de perdonar lo que le han hecho a su madre. Afortunadamente, se siente muy apoyada por su novio.∞Zach Smith26 años, trabajador de las caballerizas del barón. Ha estado perdidamente enamorado de Josephine toda la vida, fomentando su felicidad con pequeños gestos y queriendo pasar con ella todo el tiempo posible. Empezaron una relación sentimental hace un par de años, y justo cuando planeaba pedirle matrimonio... la chica le confesó que su verdadero padre era el barón. Desde entonces, no ha vuelto a ser la misma, y ahora ve a la pobre Amelia, una mujer a la que siempre había considerado buena pero triste, con otros ojos. No puede soportar que la mujer de su vida sufra, y está convencido de que Amelia necesita una compensación por todo lo ocurrido. Es bastante reivindicativo, motivo por el que ha sido reprendido y amenazado con el despido en más de una ocasión. Pero no van a separarle de Josephine con tanta facilidad.
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A Richard, con el cigarro en la boca, se le escapa una carcajada cruel, claramente forzada para ridiculizar tu comentario. - ¿Tú has estado en esta casa los últimos años? - Y masculla en voz baja, negando, claramente palabras que no te dejan bien. Cuando precisas lo que hiciste el día anterior, Richard, cigarro en la boca de nuevo y cabeza agachada, fingiendo no interesarle lo que tengas que decir, alza la mirada y la clava en ti, como si el dato le sorprendiera pero no lo quisiera manifestar. Quien sí parece genuinamente sorprendido, aunque disimulando también, es Andrea, que tras mirarte a ti, mira a Richard. Jonathan tiene la mirada baja, pero cuando has dado el dato, fugazmente te ha mirado con los ojos entornados, si bien no sabes leer del todo su reacción.
Richard se mueve en su postura, quitándose el cigarro de los labios, bajando ambos brazos y mirándote casi con desafío, usando un tono que parece manifestar que está invitándote a cambiar tu respuesta. - Espero que no estés acusándome. - Hace una pausa. - Ni me gusta lo que insinúas ni tengo por qué aguantarlo. - No ha dicho nada. - Dice Andreas, tratando de calmar el tono de voz. - Tú has preguntado y ella ha respondido. - Cierra los ojos y echa aire por la boca. - ¿Podemos, por favor, dejarlo estar y calmarnos todos? - Pide. Richard, mirándole con desprecio, pasa de nuevo el foco a ti y, añadiendo otra carcajada, te lanza. - Creía que al que te tirabas era a Nicholas. - Jonathan le mira súbitamente, como si hubiera escuchado el dato por primera vez (cosa que tú sabes que no es cierta, porque tiene a Emily continuamente en la oreja). Andrea rueda los ojos con absoluto hastío y mira a otra parte.
Tiras de Jonathan hacia la ventana, quien se deja arrastrar. - Voy a que me de el aire. - Masculla Richard, volviendo a ponerse en la boca el cigarro y saliendo al jardín. Andreas le mira salir, y luego os mira a vosotros, con los ojos entornados y la expresión espantada que lleva luciendo todo el día, nada parecida a su habitual aspecto de seguridad en sí mismo, incluso cómico. A tu pregunta, mueve los labios, pero no llega a responder por su enlentecimiento, por lo que te deja hablar. Asiente a lo de que estás ahí para él, lentamente y con la mirada baja. Las preguntas le tensan. - No... No. - Traga saliva, y notas como mira de reojo a Andreas. Este os mira también, aunque cuando tu marido gira los ojos, él finge mirar a otra parte, si bien se le nota que está prestando atención. - No... No vi nada. - Traga saliva. - Vi... a mi padre, arriba. Pero... nada especial. - Está muy nervioso. Niega y se frota la cabeza. - No... No recuerdo mucho. - Musita. - Lo siento... Las pastillas. - Intenta respirar hondo.
Antes de que él retome, alguien baja las escaleras. Josephine os mira y hace un respetuoso gesto con la cabeza. - Permiso. - Musita, antes de salir de la casa hacia el jardín. Jonathan, tras la pausa, dice. - No sabía que habías estado aquí... Cuando me dormí aún no habías llegado. - Te mira y pregunta. - ¿Cuándo fue? -
Posibles acciones siguientes:
- Si te mantienes en el hall, continúa la conversación con Jonathan (hasta que esta finalice o hasta que os interrumpan, lo que ocurra primero).
- Si quieres cortar la conversación, tendrás que cambiar de habitación (Jonathan, Andreas o ambos podrían seguirte).
Mansión Du Maurier
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Ivanka
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Los exabruptos de su cuñado le hubieran enervado más hace unos cuantos años, cuando intentaba hacerse un hueco en la familia, o cuando el barón desoía lo que ella proponía por las algaradas de Richard… Lo que siempre había esperado era que Richard se expusiera a sí mismo y el barón se cansara de él, y dejara la empresa en manos suyas, de Nicholas y los socios en junta directiva. Pero el barón había muerto, y, hasta donde ella sabía, Richard era su heredero directo. Así que bien podía sorprenderse u ofenderse, que el que salía ganando era él.
El que la tenía confundida era Andreas, que parecía no querer dar muchas vueltas al asesinato, pero a su vez estaba sacándole la cara y muy compungido. Y mira, ojalá se creyera algo de él. Lo que le interesaba es que Jonathan espabilara de una buena vez, pero bueno, llevaba más de diez años esperándolo, le extrañaría que lo hiciera en una mañana. Así que asintió con suavidad, conteniéndose mucho, sin ser capaz de deducir nada en claro de los balbuceos y las miradas de su marido. — Claro… Comprensible, cariño. Pero tú intenta hacer memoria, si te dijo algo, si estaba nervioso… Lo que sea podrá ayudarnos, de verdad que sí. — Y ya que su marido no dejaba de mirar a Andreas y ponerle nerviosa a ella, aprovechó y le metió en la conversación.
— Vine porque Andreas me dijo que tu padre quería verme. Normal, habíamos tenido una reunión importantísima por la mañana, pero había un asunto del departamento de ventas y tuve que quedarme hasta las ocho casi. — Se giró hacia el otro hombre y dijo. — ¿Qué te dijo a ti, Andreas? ¿Qué pasó ayer por la tarde aquí? Para que podamos recrear sus pasos y hacernos una idea. — Y mientras, seguía pegada a la ventana. ¿Dónde estaba su hijo? No debería tardar mucho más. — Voy a ver si me ha escrito Carine, debería estar al caer. — Dijo sacando el móvil, pero lo que quería era comprobar a qué hora le había mandado el mensaje Andreas la tarde anterior.
Acción a realizar: Quedarse mirando por la ventana, hablar con Jonathan y Andreas y mirar el móvil
Mansión Du Maurier
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Elsa
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Freyja
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Jonathan se masajea la frente, como si intentara hacer memoria, pero sigue nervioso, aunque no tanto como cuando llegó a casa. Asiente cuando dices que venías a la reunión, y Andreas, ante su mención, se acerca a vosotros. Su tono sigue bastante rebajado. - Estuvimos toda la tarde reunidos. - Contesta. Luego estira el cuello para mirar hacia la puerta de fuera, como si quisiera comprobar que Richard no volvía, y añadió, acercándose a vosotros para hablar más bajo. - Casi tenemos que acabarla antes porque Richard estaba fuera de sí. Nolan y Alan hicieron un gran esfuerzo por rebajarle, y el barón... ya estaba tan harto que llegó un punto en que dejó de discutir con él y le ignoró. - Se rascó la frente, bajando la cabeza y soltando aire por la boca. - Lo del grupo Miller... Mira, es un tema muy largo. - Te mira. - Lo último que imaginaba que iba a ocurrir era esto, en mi cabeza... vendrías esa misma noche, u hoy, lo hablaríamos entre todos, se debatiría... En fin, el barón me dio el visto bueno, pero él siempre contó con tu opinión. - Respira hondo, mirándote fijamente. - Y sé que no es la operación que tú habrías aprobado. - Al menos parece honesto en sus palabras.
Vuelve a bajar la mirada, alzando los brazos y dejándolos caer. - ¿Pero qué más da ya? Con esto que ha pasado, parece hasta ridículo pensar en reuniones. - Jonathan está muy callado y mirando por la ventana, pero Andreas alza la vista y la posa en él. - Y nosotros nos vimos al finalizar la reunión. - Tu marido le mira. Andreas mantiene el semblante tranquilo. - Nos vimos, en el pasillo. ¿Recuerdas? - Ves cómo Jonathan traga salida. - No estoy seguro... - Venga, Jonathan, por favor. - Parece exasperarse el otro, pero no pierde la calma. Se frota la cara y te mira. - Nos cruzamos en el pasillo. Habías subido, tú sabrás para qué, y la reunión acababa de terminar. Y Nicholas te dijo... alguna de sus tonterías. - Comentó, quitándole importancia. Negó otra vez y os miró a los dos. - Mira, solo sé que salí contento de la reunión por haberme salido con la mía, me crucé con Jonathan, hubo el típico cruce de gilipolleces de siempre entre su padre, Nicholas, él y ya no sé si Richard estaba o no, creo que no, que se había ido cabreado antes, y después de eso me fui a mi casa. - Andreas mira intensamente a Jonathan. Parece que su paciencia empieza a colmarse. - ¿Más fresca la memoria o sigues con lagunas? - Tu marido traga saliva y, nervioso, te mira, se lo piensa unos segundos y dice. - Mi padre no estaba de humor. Sí que intenté hablar con él pero no quiso, se metió directamente en la sala de estar. - Se frota el pelo. - Y después de eso recogí a Ottis y nos fuimos a casa. -
La puerta del salón se abre, y oyes a la viuda quejándose de fondo. Amelia, tan atribulada como la dejaste, abre para dejar paso a Josephine, que pasa rápidamente con una bandeja con un par de magdalenas y una taza humeante, rumbo a la planta de arriba. También te llegan voces de Richard y Emily desde arriba. - ¡¡Y dile a esos dos que bajen y dejen a la niña dormir la mona que lleva!! - Brama la baronesa. La puerta del salón se queda abierta.
Al coger el móvil has comprobado que el mensaje de Andreas convocándote a la reunión es a las 17:50 del día anterior, y la respuesta al que tú le envías a las 20:21, desde la sala de reuniones, la recibes a las 22:50 y la ves cuando estás ya en casa. Por otro lado, Carine te ha mandado un mensaje hace apenas minutos, a las 10:10, diciéndote que ya está saliendo con Ottis del colegio, rumbo a la mansión. Son las 10:12.
Posibles acciones siguientes:
- Continuar la conversación con Jonathan y Andreas.
- Intentar hablar solo con Jonathan o solo con Andreas.
- Cambiar de zona de la casa para intentar investigar, espiar o hablar con otra persona.
- Utilizar el móvil.
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Que Richard estuviera fuera de sí no era novedad, pero la que empezaba a estar fuera de sí era ella misma, y le iba a costar media vida controlarse. Además, se estaba escamando mucho con esas palabras y miradas cruzadas entre su marido y Andreas. ¿Qué estaba pasando ahí? Inspiró muy fuerte y dijo. — No. No era de mi preferencia, ni de la de los números. Pero supongo que el barón ya no puede opinar al respecto. — Había sonado un poco afilada pero es que… Pero vaya, igual no da, igual te da a ti, que te saliste con la tuya.
La inclusión de Andreas y Nicholas en el encuentro de su marido con el barón le inquietaba, y más le inquietaba esa forma de Andreas de hablarle, como dándole a entender algo que Jonathan no estaba diciendo. Ella se giró a su marido. — ¿Qué quieres decir con que no estaba de humor? — No quería presionarle, pero es que ya había cambiado de versión una vez, lo que le faltaba es que cuando la policía llegara, que llegaría, le pasara lo mismo. Y no iban a ser tan gentiles como ella.
La apertura del salón y los exabruptos de la baronesa le incordiaron un poco. Necesitaba saber más sobre el grupo Miller y sobre ese cambió de versión de su marido. — Carine me ha dicho que ya viene. — Aprovechando que tenía el móvil en la mano, hizo discretamente un pantallazo a la conversación con Andreas por si acaso y luego levantó la visita. — Cariño, quizá deberías quedarte con tu madre, parece un poco alterada. — Andreas, ¿vienes conmigo a la valla? Quiero esperar allí a Ottis y prepararle para el ambiente antes de que entre. Y así me explicas tranquilamente lo de Miller sin que Richard pueda molestar o montar otro espectáculo. —
Acción a realizar: Preguntar a Jonathan, hacer pantallazo al móvil y hablar fuera, junto a la valla, con Andreas
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Ante su pregunta, tu marido te mantiene la mirada con las pupilas temblorosas, como lleva todo el día, durante unos segundos. Luego la baja y se encoge de hombro. - Mi padre siempre está de mal humor. - Se frota la frente. - Estaba... - Se corrige a sí mismo, en voz musitada. Suelta aire por la boca y te mira. - Mi padre se enfadaba en vuestras reuniones de negocios y luego la pagaba con los demás. - Arqueó las cejas y puso lo que parecía un amago de sonrisa amarga. - No es que fuera ninguna novedad. -
Cuando le sugieras que se quede con su madre, Jonathan te mira sin entender el por qué de esa sugerencia, pero aún más escamado parece cuando le pides a Andreas que salga contigo. Frunce el ceño y dice. - Quiero estar con mi hijo. - Traga saliva, y parece reconducir, mirándoos a uno y a otro con los ojos entornados. - En cuanto llegue, pasad juntos al salón. - Solicita.
En el jardín:
Andreas, sin decir nada, simplemente asintiendo, sale junto a ti de la casa. No te parece ver por allí a Richard, quien había salido al jardín hacía un rato. Tampoco ves a Zach, que en teoría también está en los exteriores pero dentro del recinto. Supones que ambos están en un área que no está dentro de tu visión. En silencio, Andreas y tú llegáis hasta la valla. Al hacerlo, ves que el hombre mira hacia la casa, y tú haces lo mismo: Jonathan sigue en la ventana, mirándoos, pero segundos más tarde de que le diviséis, se gira hacia el interior y le perdéis de vista.
- La fusión con el grupo Miller era la única apuesta inteligente a largo plazo. - Comenta Andreas, serio, con la mirada aún en la casa. - Sé que no es lo que parece a corto plazo, pero Fosters and co. es pan para hoy y hambre para mañana, el resto de propuestas eran poco menos que "seguir como estamos y a ver qué pasa", y... - Seguía con la mirada en la casa, sin mirarte a ti, y parecía ausente mientras relataba un discurso que se había aprendido muy bien, pero que conforme decía, parecía que se le iba gastando la batería. - ...Sé que... no es tu propuesta... Contaba con exponértela... más detenidamente... - Se detiene, echa aire por la nariz y te mira, acercándose a ti y bajando la voz. - Jonathan está mintiendo. - Dice, con la mirada sombría. Se le ve muy tenso. - Dice que se cruzó con su padre en el pasillo y que no habló con él porque estaba de mal humor, pero no es cierto. Es cierto que se cruzaron, yo estaba allí, y Nicholas, y es cierto que el barón fue cruel con él, y que le dejó plantado en mitad del pasillo y se fue a la sala de estar. - Soltó aire de nuevo por la nariz. Se notaba que contenía la respiración mientras hablaba. - Pero él se fue tras él, y estuvieron un buen rato hablando. Discutiendo. Se escuchaban los gritos del barón hasta en el piso de abajo, ya sabes cómo se ponía cuando estaba enfadado. -
Pista obtenida:
Mientras Andreas habla del grupo Miller, con la cabeza girada hacia la casa, observas que tiene un arañazo en el cuello. Parece reciente.
Posibles acciones siguientes:
- Continuar la conversación con Andreas.
- Detener la conversación y cambiar de zona de la casa para intentar investigar, espiar o hablar con otra persona.
Mansión Du Maurier
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Los titubeos de Jonathan la estaban poniendo frenética, y ya controlarse iba a estar difícil, por mucho que quisiera transmitir serenidad a su marido. — Jonathan, escúchame. — Le dijo, apretando su brazo y bajando la voz, en mucha tensión. — Más vale que te serenes, te espabiles y te aclares con lo que pasó ayer por la tarde. Respira, intenta concentrarte… Y cuando vuelva, me lo cuentas todo tranquilamente, ¿me entiendes? Exactamente cómo se lo vas a contar a la policía. — Y esperaba estar siendo bastante clarita y que las dichosas pastillas dejaran de hacer efecto ya.
Ni contestó al intento de exigencia de Jonathan, tenía que hablar muy seriamente con Andreas, y prefería hacerlo lejos de Richard que, afortunadamente, no parecía estar por allí. Apretó la mandíbula cuando dijo aquello. — Eso es una falsa dicotomía, Andreas, y es en lo que te has apoyado siempre. Lo que no vas a entender nunca es que esta empresa se sostiene en ser NUESTRA, con nuestra ideología y nuestro sello, y que Miller es un grupo de fagocita las bases en favor de una promesa de dinero fácil, y eso nunca es cierto, Andreas, no si no estás dispuesto a renunciar a quién eres. — Suspiró y se paró a sí misma, observando el vaho que salía de sus bocas al hablar y retorciéndose de frío. Justo entonces se fijó en un arañazo en el cuello que tenía Andreas, y tuvo que contenerse mucho de no fruncir el ceño. — Pero no quiero hablar de eso, quiero… — Pero no le dio tiempo a acabar, porque directamente soltó lo de Jonathan y la dejó sin palabras.
Por un momento, la mujer fría y negociadora que era, soltó una tontería de esposa enamorada, que ya no era desde hacía mucho, pero que se apropió de su discurso. — Jonathan no sabe mentir así. — Pero ahí estaba, mirándoles desde la ventana, inquieto, tan empastillado y nervioso… Tomó aire y escuchó a Andreas. Se mordió los labios por dentro. — Bueno, ¿puedes ser más específico, Andreas? Porque me resulta difícil creerte sin todos los datos. Que fue cruel, ¿cómo? ¿Qué le dijo? ¿Y qué le dijo Jonathan a él en la sala, si es que es verdad que se les oía? Porque no me cuadra nada con mi marido que fuera a provocar a su padre tontamente, sabiendo como era el barón, y mucho menos que quisiera seguir esa discusión, Jonathan siempre evita el conflicto. — Bien lo sabía ella. Y si quería que creyera que su marido había ido en contra de lo que siempre había presenciado, iba a tener que ser más específico.
Acción a realizar: seguir la conversación con Andreas sin moverse de su sitio
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Andreas ignora por completo tus comentarios del grupo Miller, como si de repente ese tema no le interesara: ya lo ha dicho antes, muerto el barón, todo parece más relativo y menos importante, y ahora parece que su principal interés está más relacionado con Jonathan. A estas preguntas sí contesta.
Aunque lo primero que hace es soltar una leve carcajada casi ofendida, que pretende imitar el gesto de Richard de ridiculizarte, y si bien sale más genuina, es menos agresiva y, por tanto, delata más sus nervios que empeora los tuyos. - Definitivamente, ahora eres policía. - Ironiza. Se pasa una mano por la cara y vuelve a mirar a la casa, pero Jonathan ya no está en la ventana. - ¿Qué más datos quieres? Te estoy diciendo que me fui de allí. ¿Crees que me interesan las peleas paterno-filiales entre un rico y su hijo malcriado? - Soltó un bufido despectivo. - Estaba ya cansado, llevábamos de reuniones todo el día. Salí de la sala con el barón, nos cruzamos con Jonathan en el pasillo y el jefe se puso... ¡Como se ponía tu suegro, Elsa! ¿Es que no le conoces? - Hizo un gesto despreciativo y puso la expresión asqueada que recordabas, efectivamente, en el jefe de los Du Maurier. - "Eres un inepto, un completo inútil, ¿qué haces aquí? Eso es, tu hijo por un lado, tu mujer por otro, tú dando vueltas..." - Se encogió de hombros. - ¡Lo que le decía siempre! -
Andreas negó. - Jonathan ayer era más pequeño que tu hijo Ottis. - Dijo con un punto de burla. - Supongo que podrás imaginarte su cara de indignación cuando su padre le trató como a un mocoso delante de Nicholas, mía y de varios de sus hombres, que aún seguían por allí. Se enrabietó y, cuando el barón se metió en la sala, se fue tras él. - Te puso una sonrisita de persona que se ha sentido atacada por tus palabras. - Y yo. Me. Fui. Te lo he dicho antes. Abajo, en el hall, me despedí de los demás, y mientras estaba ahí se oían los gritos del barón. Del barón, Elsa. Tu marido no grita. - Volvió a negar. - Y luego me fui. Lo que se dij... - El discurso de Andreas se vio interrumpido por un coche que, acelerado, llegó hasta allí y frenó justo en la puerta.
Ottis desciende de la parte de atrás, y Carine baja la ventanilla. - Buenos días, señora. Siento no haber llegado antes, estaban en el pabellón de gimnasia cuando llegué al colegio y han tardado en encontrarle. ¿Necesita algo más? Estoy a su disposición para lo que necesite. - Y, una vez te despides de ella, arranca de nuevo el coche y se marcha.
Ottis se acerca a ti con una expresión confusa, que mezcla media sonrisa ladeada, como si quisiera creerse la versión de que alguna de las tonterías de su familia le ha librado de una jornada de colegio, y mirada asustadiza, como si realmente intuyera que algo grave ha ocurrido. - ¿Qué pasa, chaval? - Saluda cordialmente Andreas al chico, dándole una afectuosa palmadita en el hombro con un intento de sonrisa. Luego te mira y dice. - Mejor os dejo solos. - Y se marcha. Ottis se acerca a ti. - Hola... ¿Qué pasa? -
En estos momentos son las 10:25.
Posibles acciones siguientes:
- Explicar a Ottis lo ocurrido allí, en el jardín, a solas.
- Pasar con Ottis al interior de la casa, al gran salón (os verán entrar y Jonathan le está esperando, por lo que no podrás ir a otro sitio). Dar las pertinentes explicaciones en el salón, junto con quienes estén allí en este momento (ahora mismo no sabes quién está allí y quién no con seguridad, pero intuyes que, como mínimo, Jonathan y la baronesa).
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Ignoró los intentos de Andreas de descalificarla y de descalificar la propia pelea. — Para no interesarte, parecías muy preocupado por que mi marido lo recordara. — A ver si ahora la iba a tratar de tonta, vamos. Aun así, las palabras de su suegro le cuadraban… — Lo que no me cuadra es que saltara sin más. El barón era malhumiorado, pero no tenía por costumbre insultar a sus hijos sin más. — Se quedó de brazos cruzados, observando la performance de Andreas y quedándose solo con lo que le interesaba. Qué conveniente todo para él. — Mi marido no grita, pero tampoco suele perseguir a la gente para discutir ni mentir, y aquí estamos, así que todos los datos que puedas dar cuentan. — Dijo ya, perdiendo un poco la paciencia.
Afortunadamente, justo llegó Carine y ella recibió a Ottis con gran alivio. Se acercó a la ventanilla y le dijo a la chica. — Haz lo que hemos hablado, ¿vale? Confío en ti plenamente para cuidar mi casa. — Como si montaba una rave en el salón, solo quería tener un contacto en el exterior y una delegada a quien poder pedirle cosas. Pero ahora tenía una conversación pendiente muy complicada.
Condujo a Ottis a uno de los bancos del jardín, mirando alrededor para cerciorarse de que no había nadie por allí, y le cogió las manos. — Cariño, tengo algo difícil que decirte. Ha pasado algo grave aquí. — Miró a los ojos de su hijo, tan confuso, casi con una sonrisa por haberse podido escaquear del cole. — El abuelo ha muerto. Bueno, no ha muerto, alguien lo ha matado. Es un momento muy difícil para todos. — Lo abrazó y sujetó contra ella. — Pero a ti no va a pasarte nada, yo estoy aquí, mi vida, si de mi depende, te voy a proteger. — Le separó y cogió sus mejillas suavemente en el cuenco de sus manos. — Pero tienes que contarme todo lo que vieras ayer cuando estuviste aquí, todo, para que yo pueda protegerte, antes de que entremos a la casa. — Ladeó un poco la cabeza a ambos lados y suspiró. — Dentro todos están un poco tensos. —
Acción a realizar: hablar con Ottis aún en el jardín, en un banco
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Ottis te sigue y se sienta junto a ti en el banco, mirándote en silencio, confuso y expectante por lo que tengas que decir. Percibes inmediatamente el impacto de la noticia, porque su rostro palidece, los restos que quedaban de la sonrisa se borran por completo y los ojos se le abren mucho. Aun así, apenas lo dices, deja escapar una defensiva y negacionista risa entre dientes. - Es broma. - Trata de salvar. Te mira temeroso y con los ojos entornados. - No es verdad. Es una broma nada graciosa, pero es una broma. ¿Verdad? - Pero no tarda en darse cuenta de que no, no es una broma, y se dejó abrazar. Se ha quedado impactado, aunque le notas levemente tembloroso.
Aunque ha heredado tu seguridad, y un punto malicioso y bromista que sospechas que viene de la rama de Emily, se parece bastante a Jonathan en cuanto a sensibilidad, y ha heredado sus ojos. De ahí que, nada más separarle, reconozcas esa mirada atribulada y casi llorosa en ellos. - ¿Pero qué ha pasado? ¿Quién ha sido? ¿Ha sido... hoy? - Se le notaba confuso y asustado, lo cual era de esperar.
Tu pregunta le hace temblar. - ¿Yo? ¿Que si vi al asesino? ¡No! No sé, no vi nada. - No deja de ser un niño de trece años que acaba de enterarse de que han matado a su abuelo. Deja escapar un sollozo leve, más nervioso que triste, y se encoge de hombros. - Yo... estuve con Zach. Bueno, con el caballo. O sea... - Se lo piensa unos segundos, con la mirada perdida. Le das su espacio, porque parece que está haciendo memoria. - Llegamos... papá me dejó en las cuadras con Zach... y luego salí con el caballo... No, espera. En la cuadra estaban Zach y Judith, y él me preparó el caballo, y yo me fui... Y cuando volví del paseo, papá me recogió y nos fuimos. - Te mira a los ojos y dice con cierto tono culpable. - No sé... No vi nada... -
Posibles acciones siguientes:
- Sigue hablando con Ottis.
- Pasar con Ottis al interior de la casa, al gran salón (os verán entrar y Jonathan le está esperando, por lo que no podrás ir a otro sitio. Ahora mismo no sabes quién está allí y quién no con seguridad, pero intuyes que, como mínimo, Jonathan y la baronesa).
- Dejar que Ottis vaya donde quiera y trasladarte tú a la zona de la casa que quieras, para intentar investigar, hablar con otra persona o espiar alguna conversación.
- Utilizar el móvil.
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Elsa tragó saliva. En algún momento habría que hablar con su hijo de los límites de las bromas. Pero enseguida, Ottis se vino abajo, recordándole mucho a Jonathan. Y no podía dejar que perdiera el control como su padre. Lo recogió en sus brazos y le acarició el pelo. — Es horrible, cariño, lo sé… Lo sé… — Ojalá todo su dinero y sus influencias hubiera servido aunque fuera solo una vez para ahorrarle algo de todo eso a su hijo. — No sé aún quién ha sido, pero parece que fue ayer… En algún punto de la tarde noche. Por eso te he preguntado, porque yo no llegué aquí hasta tarde, y ya no quedaba casi nadie. — Le dijo abiertamente a su hijo. Cuanto más llano y claro se lo pusiera, más fácil podrían ayudarse.
Le dejó recordar, mirándole y sin dejar de acariciarle las manos, para darle paz, asintiendo a lo que iba diciendo. Así que Judith y Zach, otra vez. Es cierto que su sobrina era una apasionada de los caballos, pero… No la veía ella muy de relacionarse con el servicio. Habría que indagar más en el asunto. Asintió y acarició su mejilla. — Muy bien, mi vida, has respondido rapidísimo, siempre has tenido buena memoria. — Besó sus manos. — Entonces, vamos a hacer una cosa, dime otra vez, del tirón, cómo fue la tarde y con quién estuviste a cada momento. Con papá, con Zach y Judith, solo, y con papá otra vez, ¿es así? — Todo con un tono muy dulce. — ¿Viste a alguien más? ¿Escuchaste algo raro? —
Miró al interior. — Ahora, cuando terminemos de hablar, vamos a entrar con papá y los demás. — Dirigió su cara hacia ella, con la mano en la barbilla. — Ottis, yo confío en ti y tú en mí. Nadie más, ¿vale, cariño? Yo te voy a proteger, pero tienes que portarte muy muy bien hoy, y no contestar preguntas de nadie, ¿me entiendes? —
Acción a realizar: hablar con Ottis aún en el jardín y entrar al gran salón
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Ottis parece atribulado a cada palabra que oye, e intenta mantenerse sereno por no defraudarte, o por seguir tus indicaciones. Pero la noticia que acaba de recibir, y el hecho de que pueda haber ocurrido mientras él estaba aún en la casa, sin ser consciente, le tienen visiblemente conmocionado y un poco tembloroso.
Cuando le pides que te lo cuente todo del tirón, frunce los labios y mira a otra parte, muy concentrado, claramente reflexionando y haciendo memoria con fuerza. Respira hondo, echa el aire y empieza a narrar. Cada vez parece más un hombre, pero aún le queda la voz infantil. - Yo llegué con papá, a la hora de siempre, a la que tenía la clase con Zach. Que en verdad a veces es clase y a veces simplemente salgo a dar una vuelta con el caballo. - Te mira casi con disculpa y se encoge de hombros. - Es que ya sé montar. Y total, nadie le paga, va incluido en lo de estar aquí y eso. - La sinceridad la había heredado de ti, eso sin duda. - Total, que papá me dejó en las caballerizas, y Zach me preparó el caballo y eso, y me dijo "ahora voy", y entonces yo salí a pasear... - Se detiene, pensativo de nuevo. Al cabo de unos instantes, se encoge de hombros. - Y ya está. Estuve paseando por el bosque, en verdad llegué superlejos, y ya cuando quiso vino Zach, y me dijo "eh, campeón, que es ya supertarde", y volvimos a casa. Y cuando volvíamos, ya estaba papá esperándome, así que bajé del caballo y nos fuimos. En verdad sí que era un poco tarde. - Se encogió de hombros otra vez y te miró con ojos asustados. - ¡Es que ni siquiera entré en casa! ¿Cómo iba a saber yo que iban a hacerle daño al abuelo? - Como le ves asustado, decides no continuar preguntando.
En el gran salón:
Asintió, asustado, a tus palabras, y se levantó tras de ti. Entráis juntos en el salón. Jonathan se ha puesto de pie en el acto al veros entrar, pero se queda parado, como siempre, como si necesitara primero unos segundos para reaccionar. Cuando lo hace, se dirige hacia Ottis y se agacha para abrazarle. - Papá, ¿cómo estás? Siento mucho lo del abuelo. - Oyes que dice tu hijo en el abrazo. Jonathan le aprieta un poco más. - No te preocupes, hijo. ¿Estás bien? Estás temblando... - Estoy bien. - Pero, al separarse, ves que sorbe y se limpia las lágrimas con la manga. - Lo siento, papá. Yo estaba tan tranquilo paseando... - Jonathan abre mucho los ojos y le sostiene las mejillas entre las manos. - Hijo, no no, no tienes que sentir nada. Tú no podías hacer nada. - El niño asiente... pero tu marido te echa una mirada fulminante. Aun así, no te dice nada, solo se levanta, pasa el brazo por los hombros del chico y le conduce al sofá. - Vente. No te preocupes, ya estás en casa. -
Agatha sigue donde la dejaste, y no muestra demasiada compasión ante la presencia de su nieto. Ottis la mira, y parece querer hablar con ella, pero Jonathan le ha reconducido hasta sentarse con él. Emily está sentada en una silla, abrazándose los brazos y sacudiéndose nerviosa, y mira a todo el mundo como si sospechara que alguien va a sacar un arma de un momento a otro. Nicholas está en el otro extremo de la habitación, tenso, parece enfadado, con la mirada baja y los dientes apretados. No están ni Andreas, ni Richard ni los miembros del servicio. Al menos por el momento.
Oyes unos pasos altaneros entrar en el salón. No tienes dudas de quien es, pero cuando te giras, ves que en la cara tiene esa expresión de superioridad de cuando se cree con algún tipo de partida ganada, aunque esté muy lejos de ganar la guerra. Con las manos en los bolsillos, se detiene y dice. - Hay un móvil en el fondo de la piscina. - Algunos presentes le miran con los ojos muy abiertos. Hace un gesto hacia fuera con el pulgar. - Ya le he dicho al mozo que lo coja y lo traiga. - Dicho y hecho, segundos más tarde, entra Zach a paso rápido y deja el móvil, mojado, en la mano de Richard. Este lo levanta y mira a su hermana. - ¿Te suena? - Emily abre tanto los ojos que le ocupan toda la cara. Se levanta de la silla, pero en vez de ir a por el móvil, se dirige a su exmarido llena de ira. - ¿¿Has tirado mi móvil al agua, hijo de la gran puta?? - Brama mientras se dirige a él, y antes de que nadie la pueda detener, empieza a dar puñetazos en el pecho de Nicholas, quien intenta agarrarla de las muñecas y defenderse al mismo tiempo, pero ella se revuelve entre gritos en insultos. Jonathan es quien salta inmediatamente y la agarra de los brazos. - ¡¡SUÉLTAME!! ¡¡ME VAS A ARRUINAR LA VIDA, CABRÓN!! - ¡¡Estás loca!! ¡Eres un peligro! - ¡¡FUERA DE MI CASA!! ¡FUERA, NO QUIERO VERTE MÁS! - ¡Emily, para! - Pide Jonathan, a quien la altura le permite controlar un poco a su hermana, a pesar de estar fuera de sí. Richard se dedica a reírse desde la puerta, mientras Ottis mira la escena tenso en el sofá y con la mirada desencajada. - Semejante espectáculo dantesco delante del niño... - Dice con desprecio la baronesa. Luego mira al mozo de cuadras, que está en la puerta, tratando de ignorar el espectáculo pero con expresión de pánico en la cara. - Tú. - El chico la mira, asustado. - ¿Quién lo ha tirado? - Abre mucho los ojos. - No... No lo he visto, señora. - Si es que no servís para nada. - La mujer se levanta. Jonathan ha conseguido sentar a Emily en el sofá, pero está agitadísima. Saliendo del salón, Agatha dice. - Por mí como si os matáis todos. -
Pista obtenida:
- Alguien ha tirado el móvil de Emily a la piscina. Richard es quien dice haberlo encontrado.
Posibles acciones siguientes:
- Intentar mantener una conversación pública con uno o varios presentes.
- Intentar mantener una conversación privada con uno o varios presentes.
- Trasladarte a otra zona de la casa, para intentar investigar, hablar con otra persona o espiar alguna conversación (en el gran salón hay demasiada gente para investigar por allí).
- Revisar y/o utilizar el móvil.
Mansión Du Maurier
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A Jonathan más le valía guardarse la miradita, porque por lo menos ella estaba haciendo algo. Que lloraran el niño y él juntos, que es para lo que valía. Pero ni eso les concedió la familia.
Todo pasó muy rápido. No le dio tiempo casi ni a plantearse cómo había visto Richard el móvil en la piscina, y a quién le recordaba el teléfono, Emily lo reconoció al instante y se lanzó sobre Nicholas. Por una vez en su vida, su marido estuvo rápido, pero Elsa les hubiera dejado gustosa pelear a gusto, a ver si así se desfogaban. Se sentó cerca de su hijo y se cruzó de piernas con un suspiro, para que viera que estaba tranquila, que aquello solo era ruido, y le tomó las manos. Qué poco había tardado el amantísimo padre en dejarle solo. — Te dije que están todos muy nerviosos, es normal, pero no pasa nada susurró. — Susurró dulcemente.
La baronesa salió del salón con su habitual desprecio, y ella se quedó pensando en que solo había podido ser Nicholas, que le había quitado el móvil a Emily en primera instancia, pero, ¿por qué tirarlo a la piscina? Las cámaras, necesitaba ver todo lo que pudiera de las cámaras. Deducía que en el ordenador de la sala de negocios debía haber acceso a las imágenes, y de todas formas, los criados deberían saberlo, y le interesaba hablar con ellos. Dejó un beso en las manos de Ottis y se levantó. — ¿Quieres un chocolate, mi vida? Verás como te viene bien. Voy a hacerte uno. — Y se fue hacia la cocina.
Acción a realizar: ir a la cocina
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Ottis asiente a tu ofrecimiento. En la estancia, Jonathan sigue tratando de calmar a Emily, quien no es tan fácil de tranquilizar y, de tanto en cuando, profiere más insultos. Nicholas ha trasladado su discusión personal a Richard, a quien increpa, mientras el otro ríe y trata de devolvérsela. No llegas a atender a la discusión porque ya te has ido a la cocina.
En la cocina:
Al atravesar el comedor ves que, con gran tensión, algunas criadas están quitando lo que habían servido para el desayuno y nadie había probado y dejándolo listo de cara a la hora de comer, aunque aún falte para eso. Desde las cocinas, antes de entrar, te llega una conversación:
- No, no... Necesito estar aquí, necesito estar ocupada y no pensar.
- Deberías descansar, Cynthia.
- No puedo (solloza). Yo no puedo meterme así en la cama, de verdad que no.
- Pero así tampoco puedes trabajar (esa voz la reconoces, es la de Amelia). Es mejor que te tomes el día libre.
- Por favor, necesito estar distraída.
En ese momento entras tú. Tardan unos escasos segundos en procesar tu presencia, porque no están acostumbradas a ver a nadie de la familia en las cocinas y pensaban que era otra persona del servicio. Al verte, la chica que está sentada y rodeada por algunos de sus compañeros y compañeras se levanta rápidamente, se seca las lágrimas, sorbe nerviosamente y, tras un gesto cortés y apresurado de la cabeza, se gira y se pone a sus labores, convenientemente de espaldas. Todos te han saludado con respeto y se han puesto a sus quehaceres, excepto Amelia, que al verte se acerca a ti. - Señora, ¿necesita que la ayude en algo? -
Posibles acciones siguientes:
- No hablar con nadie. Hacer (o pedir que te hagan) el chocolate y volver al salón.
- Hablar con Amelia en la cocina, donde hay más personas del servicio.
- Intentar hablar con Amelia en un lugar apartado.
- Hablar en público con una o varias personas del servicio.
- Intentar hablar en privado con una o varias personas del servicio.
- Revisar y/o utilizar el móvil.
Mansión Du Maurier
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¿Quién era esa tal Cynthia? ¿Tan afectada estaba por la muerte del barón? Era un déspota, especialmente con el servicio, dudaba mucho que tuviera especial cariño por nadie, como para que le disgustase tanto su muerte. ¿Podría ser entonces que fuera la que le había encontrado? Quizá ella tuviera respuestas sin arriesgarse a subir.
Sonrió cortesmente a Amelia y dijo. — No, no es nada, es que mi hijo quiere un chocolate, y está un poco impactado, prefiere que se lo haga su madre. No te estorbaré mucho, lo prometo. — Dijo con tono de madre que se entiende con otra madre. El punto débil de Amelia siempre era Josephine.
Se acercó a por unas tazas que vio por allí por colocar, pero la inexperiencia en aquel lugar la delataba. — Ehmmm Amelia… ¿Podrías calentarme leche, por favor? — Bien, eso le daba tiempo de acercarse a la muchacha. — Perdona… Cynthia, ¿verdad? No he podido evitar ver que estabas pasando un mal rato. ¿Te encuentras bien? ¿Es por el barón? Es normal estar afectado, todos los estamos. — Dijo con un tono suave y cálido, pero sin susurrar, que no pareciera que era un secreto.
Acción a realizar: hablar con Cynthia en la cocina
Mansión Du Maurier
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- Por supuesto, señora. - Afirma Amelia, dirigiéndose a lo que le has pedido, pero antes echa una mirada a sus compañeras del servicio, sobre todo a Cynthia. Igualmente, marcha a lo que le has pedido. Cuando te acercas a la chica, esta parece sobresaltarse. Se la ve temblorosa y ciertamente inestable en esos momentos. Tiene la cabeza respetuosamente agachada mientras te habla. - Estoy bien, señora. Gracias por preocuparse. - Asegura, pero el tiemble en su voz no la hace muy creíble. A lo siguiente que dice asiente, pero se retuerce los dedos, y no tardas en ver que está apretando los labios, conteniendo las lágrimas.
La chica vuelve a asentir, como si quisiera sustituir las palabras que no es capaz de producir con gestos, y se dispone a girarse para seguir con sus cosas. Sin embargo, cuando lo va a hacer, lo que hace es mirar a los lados y, al ver que todas están ocupadas, se le escapa un sollozo. Nada más sollozar, se arrepiente y, avergonzada, se apresura en decir. - Perdone, perdone, señora. Discúlpeme. - Se limpia rápidamente una lágrima. Parece querer marcharse, más para no importunarte o romperse ante ti que otra cosa, pero al final se excusa. - Es que... Yo le llevaba su medicina todas las mañanas, y... Y ahora... - Traga saliva. Intenta mirarte. - No me quito la imagen de la cabeza, no puedo. Sé que quizás no debería estar aquí, pero... cierro los ojos y... - Tiembla y se le caen más lágrimas que se apresura en limpiar.
Instrucciones: Ahora que están todas distraídas, puedes aprovechar para intentar preguntarle algo más a la criada. Está muy nerviosa y, a pesar de sus labores, hay bastante gente alrededor, por lo que tendrás oportunidad de hacer muy pocas preguntas, dos como mucho, y muy concretas, antes de que os interrumpan o la chica se venga abajo.
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Bien bien no estaba, eso saltaba a la vista, pero si conseguía que dijera algo con sentido, podría tener un conocimiento precioso, el de la persona que había encontrado el cadáver y, que ella supiera, la única que había visto la escena del crimen. Ella puso una mano consoladora en el hombro de la muchacha. — No puedo ni imaginarme lo que ha debido ser. — Miró alrededor. Los criados parecían bastante ocupados, y aun así, probablemente ya se lo habría contado. No perdía nada por intentarlo.
— Cynthia, sé que ahora mismo estás muy nerviosa. Pero mi marido está sufriendo, y mi hijo también, por no tener respuestas. La baronesa se hace la fuerte pero está confusa y asustada. Si me ayudas a entender qué ha pasado, yo voy a poder ayudarlos. — Bajó la mano hasta agarrar una de sus temblorosas manos y le tendió uno de los finos pañuelos que ella siempre llevaba. — ¿Pudiste ver cómo murió el barón? ¿Había algo, a parte de lo obvio, fuera de lo común en la habitación? —
Acción a realizar: preguntar a Cynthia
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Freyja
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La chica asiente, con los labios arrugados y tragando saliva, haciendo un estoico esfuerzo por tragarse las lágrimas que no le sale muy bien. Cuando le hablas de la familia, te mira, con los ojos anegados y asustados, en silencio. Solo baja la mirada cuando le das el pañuelo, y ahí solloza un poco, pero empieza a responder. - Yo... Solo entré a darle su desayuno y sus medicinas, y cuando vi lo que había, salí. - Se limpia un poco las lágrimas. - ¿Algo raro? No lo sé... Es que... No me esperaba... - Respira hondo, intentando calmarse y haciendo memoria, reviviendo en su cabeza la escena previa al descubrimiento del cadáver, en vez de esa imagen que tanto le atormenta.
- Yo llamé, y no me respondió, pero bueno, eso no me pareció raro: a veces estaba dormido cuando yo llegaba, o simplemente metido en su trabajo y no respondía. Abrí ligeramente, y como no vi movimiento, pensé que estaba dormido. Puse la bandeja en la mesita de al lado para ir a despertarle primero y... - Se interrumpe, mezclando una respiración con un sollozo. - Y... Y no sé... - Se limpia las lágrimas. - Es verdad que me extrañó ver la ventana tan abierta, el barón era muy cuidadoso con eso, no quería coger un enfriamiento de noche. Y... Lo siento, señora, no vi nada más, no pude... El barón... - Cierra los ojos y traga saliva. - Solo sé... que había muchísima sangre, y él estaba... en su cama... - La voz se le ha roto definitivamente por el llanto y ya no deja de llorar. - Pero había sangre por todas partes y yo grité y corrí a pedir ayuda y... - ¿Va todo bien? - Llegó Amalia, apareciendo repentinamente. Se ve que se ha aligerado para entrar en la conversación y tú estabas tan concentrada oyendo que no la has percibido llegar.
- Le he dicho a Cynthia que debería descansar. Está muy impresionada por lo que vio. - Te dice Amelia a ti, pero mirando a la chica, que ahora tiene la cabeza muy agachada y se retuerce de nuevo las manos, temblando como una hoja y tratando de regular el llanto otra vez, a duras penas. Amelia te mira. - Ya tiene su leche lista, señora. - Hace un gesto cortés. - Si nos disculpa, voy a prepararle algo para que se tranquilice y podamos atender bien nuestras labores. - Y se lleva a Cynthia de allí, pero la chica te lanza una última mirada, llorosa.
Pistas obtenidas de la criada que descubrió el asesinato:
- La ventana de la sala estaba abierta, lo cual no era habitual en el barón.
- El barón fue hallado en su cama.
- Había mucha sangre, lo que hace pensar una muerte violenta.
Posibles acciones siguientes:
- Revisar y/o utilizar el móvil.
- Ir al salón a llevar el chocolate a Ottis y quedarte allí.
- Ir al salón a llevar el chocolate a Ottis y cambiar de estancia para intentar investigar, espiar o hablar con alguien.
- Salir por la puerta trasera de la cocina para ir a otra estancia e intentar investigar, espiar o hablar con alguien.
(Amelia y la criada se han ido y en la cocina no hay más que hacer)
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Le estaba costando, pero por lo menos estaba acumulando datos escogidos del caótico discurso. Iba asintiendo a cada detalle que iba recordando, por reforzarla y porque le cuadraba y mucho lo que estaba diciendo. Su suegro era meticuloso, gruñón, amante de los horarios y, desde que Ela le conocía prácticamente, dormía más noches en la sala de estar que en su cuarto… Y, desde luego, no le pegaba NADA dejarse la ventana abierta, menos en pleno diciembre. Tragó saliva cuando Cynthia dijo lo de la sangre. A ver cómo iba a explicar eso la baronesa… Pero sería problema de quien lo quisiera ocultar, desde luego.
Se giró con una leve sonrisa, pero ganas de matar a Amelia. — Desde luego que deberías descansar, Cynthia, ha debido ser muy duro para ti. Seguro que todos saben ampararte como te mereces. — Se giró a Amelia y asintió con la cabeza. — Muchas gracias, voy a hacerle el chocolate a Ottis. — Aún tuvo que preguntar una vez más dónde estaba el chocolate, pero, afortunadamente, aún no había olvidado sus orígenes y sus años de soltera en la universidad, y un chocolate si sabía preparar.
Volvió al salón taza en mano y acarició la cabeza de su hijo, dejando un beso sobre su coronilla. — Aquí tienes, cariño, verás qué bien te sienta. — Dijo en el tono más de madre dulce que le salía. Pero tenía un plan. — Ottis, cariño. — Susurró a su hijo. — Aquí estoy un poco agobiada, necesito que me de el aire y hacer unas cuantas llamadas, así que voy a salir. Pórtate bien, ¿vale? — Lo abrazó, estrechándole contra sí y susurró. — Habla lo mínimo, Ottis, no entres en ninguna pelea, hazte invisible mientras no estoy. — Y se separó, levantándose otra vez y dirigiéndose al jardín con la esperanza de acercarse a la ventana del barón y ver si había algo en la fachada o debajo que le diera pistas.
Acción a realizar: llevar el chocolate a Ottis y salir al jardín a investigar la ventana
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Elsa
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En el salón dejas a Ottis, Jonathan, Emily y Agatha, el único que antes estaba y ya no es Nicholas. Sales de nuevo al jardín, con los ojos bien abiertos y los sentidos despiertos, por lo que puedas ver. Lo primero que divisas, al fondo del jardín, cerca de la puerta, es a Andreas y Richard. Están demasiado lejos para que oigas nada, pero ambos parecen tensos, Andreas incluso se encuentra en una postura cerrada de brazos cruzados, y Richard sigue fumando. Han mirado de soslayo hacia la puerta, puede que te hayan visto salir, pero no parece haberles importado, porque ni se han separado ni se han inquietado, siguen donde estaban.
El jardín luce tan perfecto como siempre, puede que más que de costumbre: los setos, lustrosos, no tienen ni una hojita fuera de su sitio, como si estuvieran recién podados. La baronesa estaba insistiendo mucho últimamente en que todo debía lucir a la perfección de cara a las festividades navideñas, y que cuanto antes se empezaran, mejor: en cualquier momento podría llegar una nevada que paralizara el trabajo. De ahí que el jardín esté impecable, probablemente se haya estado arreglando en los últimos días. Te has dado cuenta ahora por la minuciosa observación: cuando vas a esa casa, estás tan focalizada en lo que vas a hacer que no sueles reparar en el jardín. Ahora, ves que está perfecto, pero no sabrías decir desde cuándo está así.
Con la casa a tus espaldas, puedes girar hacia la izquierda, donde está la piscina; seguir de frente, hacia la verja de entrada; o caminar hacia la derecha, donde están las caballerizas. Dado que la habitación del barón mira hacia el este, y la información de la criada sobre la ventana abierta te ha extrañado, decides girar a la derecha. La pared de la casa y la de las caballerizas están pegadas, no hay un pasillo en medio por el que pasear, si bien el techado de los establos se encuentra aproximadamente a metro y medio de altura por debajo de las ventanas de la primera planta. Sin embargo, desde tu posición puedes comprobar que, efectivamente, la ventana del barón está abierta. No encuentras ninguna otra cosa sospechosa por el lugar, si bien es cierto que el techo de la caballeriza está demasiado alto y la visión no te alcanza. Si el asesino hubiera accedido del techo a la ventana, ¿cómo lo habría hecho? ¿Habrá dejado alguna pista en él? Quizás la ventana sea una circunstancia fortuita en todo aquel asunto, y el hecho de que esté abierta no significa nada. Mientras te haces estas preguntas, mirando a tu alrededor en silencio, te parece escuchar un murmullo de voces en el interior de las caballerizas entre los bufidos de los caballos.
En estos momentos son las 10:50.
Posibles acciones siguientes:
- Entrar en las caballerizas para hablar con quien hay dentro (no sabes quiénes son).
- Entrar en la caseta de herramientas (no sabes si hay alguien dentro).
- Espiar desde la puerta de las caballerizas al interior (verás y oirás directamente el interior, pero también puedes ser vista y oída).
- Espiar desde la pared trasera de las caballerizas al interior (no serás vista ni oída, pero quizás los caballos guardados junto al muro hagan que la visión y la escucha sean poco nítidas).
- Tratar de espiar la conversación de Richard y Andreas (están en jardín abierto, por lo que es probable que seas vista, pero puedes intentar acercarte disimuladamente y pillar algo)
- Ir directamente a hablar con Richard y Andreas.
- Cambiar de estancia para intentar investigar, espiar o hablar con alguien.
- Revisar y/o utilizar el móvil.
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Con la humedad y el hecho de que el techo de las caballerizas no estaría al extremo limpio, por mucho que el jardín estuviera arregladísimo, quizá habría más pistas si pudiera mirar desde arriba. Y, desde luego, no era nada normal que aquella ventana estuviera abierta de par en par en pleno diciembre. Tendría que investigar más sobre el asunto.
Pero de momento, estaban pasando cosas alrededor, y quién sabía cuánto tiempo tenía para atender a cada una antes de que empezaran a hacerle preguntas o se callaran. No le hacía ninguna gracia que Andreas y Richard ahora hablaran a solas, pero entraba dentro de lo que podía imaginarse: que la serpiente y el león perezoso se aliaran, les venía bien a los dos. Y si era en su contra… Pues mejor, que la echaran del Grupo Du Maunier, total, no querría trabajar para gente así. Por otro lado, alguien estaba hablando en las caballerizas, y ese había sido el último sitio donde se había visto a Judith bien, sin estar desmayada, y le interesaba la conveniente y espectaculera desaparición de su sobrina, así que se dirigió a la puerta, tratando de no ser vista y hacer poco ruido, pero intentando escuchar todo lo posible. Si le preguntaban, diría que estaba buscando algo de Otis que se cayó la tarde anterior.
Espiar desde la puerta de las caballerizas al interior
Mansión Du Maurier
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Lo de la ventana te tiene dándole muchas vueltas, y por más que intentas mirar el techo, no ves nada desde tu posición ni tienes acceso a él. Las voces en las caballerizas han llamado tu atención, y crees que podrías encontrar alguna pista o respuesta en ellas, por lo que te acercas a la puerta para ver de quiénes se trata.
Tan pronto te acercas, las voces te llegan más nítidas, y también la imagen: se trata del mozo de cuadras, Zach, a quien no te extraña ver allí, y su compañera de conversación es Josephine. Tampoco es de extrañar, piensas, siendo su pareja y alguien del servicio. Sin embargo, solo por el tono de la voz y por su postura corporal, parecen bastante tensos. Están relativamente cerca de la puerta de las caballerizas, por lo que asomarte es muy arriesgado. Eso sí, si no te descubren, les podrás escuchar sin problemas.
Instrucciones: Lanza un dado acierto/fallo. Si aciertas, podrás escuchar sin problemas la conversación. Si fallas, te descubren. En el post de rol con que pongas que te estás asomando a las caballerizas es suficiente, no hace falta que narres qué ocurre, lo pondrá masterización en el próximo mensaje.
Mansión Du Maurier
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Se acercó a la puerta sigilosamente, pegándose todo lo que podía hasta donde creía que no podría ser vista.
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El miembro 'Ivanka' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
'Acierto/Fallo' :
'Acierto/Fallo' :
Freyja
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Has detectado que son Zach y Josephine quienes hablan, porque desde tu posición les ves perfectamente. Sin embargo, si bien con tono tenso y grave, hablan en susurros, por lo que la voz no te llega hasta donde estás. Eso hace que intentes acercarte.
Z: ¡Hice lo que habíamos hablado! ¡Y ya está, joder!
J: ¡Pues ya está, entonces! (Suelta aire por la boca, exasperada) ¿Crees que...?
Zach detiene a su novia con un gesto de la mano antes de que siga hablando, como si hubiera oído un ruido sospechoso o detectado tu presencia, lo que le hace mirar hacia la puerta. Al hacerlo, te ve. La chica también.
Relajan la postura y tratan de mostrarse lo más normales posible. - Buenos días, señora Du Maurier. - Saluda con cortesía Zach. - ¿Necesita ayuda con algo? -
Instrucciones: Por las circunstancias, estás obligada a responder a la pregunta de qué haces ahí, si bien puedes llevarla por estos caminos:
- Contestar rápidamente algo poco comprometido que te exculpe lo máximo posible e irte de allí.
- Contestar con alguna escusa creíble y entablar una leve conversación intrascendente, la que tendrías cualquier otro día con el servicio, hasta que la conversación se agote y puedas irte sin resultar sospechoso.
- Reconocer que estabas espiando y/o aprovechar para intentar sacar información, sea preguntando educadamente o interrogando agresivamente.
Mansión Du Maurier
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Ajjj maldita sea, algo la había delatado, bueno, ahora ya daba igual. Aquellos dos estaban muy tensos, y el chico ya estaba demasiado implicado en demasiadas cosas: encontrar a Judith, encontrar el móvil… Pero no podía parecer demasiado inquisidora. — Estaba buscando un llavero de Ottis. Es uno de los que tenemos con la insignia del grupo Du Maurier, de acero, de los que damos a los empleados, se lo llevé de pequeño y le gusta llevarlo… Dice que no lo ve desde ayer, y como estuvo justo por la tarde aquí… Quizá lo cogió mi sobrina. — Dejó caer. — Debería ir a verla, por cierto. Si veis el llavero traedmelo, si sois tan amables. — Sonrió un poco, deseando que no le preguntaran nada más y teniendo en mente acercarse a ver si Andreas y Richard seguían por ahí y podía enterarse de qué estaban planeando.
Soltar excusa rápida e intentar volver a donde están Andreas y Richard
Mansión Du Maurier
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