If fate doesn't give us the chance, we steal it.
«Some people were built for love, and some were built for war.»
Ravka es una nación divida en dos, metafórica y literalmente: mientras la Sombra parte al reino a la mitad, sus habitantes diferencian a los grisha de todos los demás. Los grisha son venerados, temidos y odiados, todo al mismo tiempo. Recogidos y reclutados desde pequeños, no tienen más opción que unirse al Segundo Ejército, la filial del ejército de Ravka destinado a proteger al país de cualquier ataque enemigo.
Las rencillas entre los dos ejércitos de Ravka son conocidas por todos, ningún soldado el Primer Ejército cree que los grisha merezcan una pizca de privilegio. Después de una misión encubierta, Pavel y Sergei aprendieron no sólo a confiar el uno en el otro para sobrevivir, sino también desarrollaron una especie de amistad que es vista con ojos curiosos y también con mucho recelo por parte de sus camaradas.
En medio de su incipiente camaradería, la amenaza de guerra se cierne sobre Ravka. Hay avistamientos de drüskelle que llegan desde la frontera con Fjerda y es inminente que haya una respuesta por parte Ravka.
El rey Lantsov dio órdenes a sus generales que se prepararan para la batalla, la única forma que tienen de asestar un golpe de gracia a la invasión de Fjerda es si todo el ejército coopera al completo. Es así como Pavel y Sergei son mandados al frente de batalla junto a sus respectivos regimientos, con la única finalidad de que Ravka se alce con la victoria. Las instrucciones son claras: pelear hasta las últimas consecuencias.
Movidos al campo de batalla, tanto Pavel como Sergei son llevados a extremos inimaginables. Los dos no son más que peones en un juego más grande, esclavos al servicio de un reino que puede reemplazarlos en cualquier momento. En medio de la guerra surge la pregunta, aquella duda que quizás algunos piensan, pero que nadie se atreve a decir en voz alta: ¿Acaso vale la pena tanto sacrificio? ¿Tanta devoción?
I. Death Serves No Man
II. Everything Tastes Like Doom
III. Fear is a phoenix
IV. This is What Love Does
V. Terrible Truths
VI. Dreaming of Him
VII. Crooked Kingdom
VIII. Scars are Good Reminders
IX. No Mourners
X. The Unsea
Grisha + Inferni + Segundo Ejército + Max Irons + Juno
Otkazat'sya + Rastreador + Primer Ejército + Luke Pasqualino + Minerva
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<div class="Treacherous-Titulo dos"><h5>Titulo de la trama <p>Capítulo <b>1</b></p></h5><div class="Treacherous-Imagen dos" style="background-image:url(https://akns-images.eonline.com/eol_images/Entire_Site/2016412/rs_500x281-160512081114-500-taylors-swift-apple-music-ad-dancing-3-051216.gif);background-size: cover;background-position: left;"><img src=""/></div></div>
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Death Serves No Man
Chapter I
Llevaban cerca de la frontera con Fjerda desde hacía aproximadamente dos semanas. En principio, el comandante le había pedido a Pavel que se quedara más en la retaguardia porque habían traído grisha que todavía no habían terminado su entrenamiento y necesitaban quién los instruyera. Cuando vio los rostros infantiles, llenos de miedo, en aquella tienda de campaña, Pavel se dio cuenta enseguida de que preferiría estar en el frente, al borde del peligro de los drüskelle, que estar allí.
Pavel no quería hacer un recuerdo de todos los grisha que ya habían fallecido, pero los rumores eran que habían conseguido hasta ahora contener la invasión fjerdana. Se consolaba pensando en ello, pero revisar la lista de bajas era como una estocada en su corazón cada vez que reconocía algún nombre. Lo peor de todo, lo más angustioso, era que no tenía acceso a los datos que manejaban de los soldados del Primer Ejército. Estaba haciendo un enorme esfuerzo en no pensar en ese detalle, porque acabaría por volverse loco, pero era imposible. Cuando el fantasma de la guerra lo abandonaba, pensaba en Sergei.
La única forma que tenía de mantener su cordura, era mantenerse ocupado. Hasta ahora lo había conseguido, estaba en aquella tienda de campaña revisando el inventario con el que contaban hasta ahora. La comida empezaría a escasear de verdad si no racionaban lo suficiente, no estaba seguro hasta cuándo contaría con el apoyo de la corona, porque el mantenimiento de tantos soldados tan lejos de Os Alta era complicado y sobre todo muy costoso.
—Bortnik, traen un mensaje desde el asentamiento norte… —Pavel levantó la vista apenas cuando uno de los inferni que estaba a su cargo le anunció que tenía visitas. Le indicó con un rápido asentimiento que lo hiciera pasar, pero Pavel estaba tan azorado con todos esos papeles que tenía allí que demoró un instante en alzar la vista.
No estaba preparado, por supuesto, para lo que se encontraría frente a frente. Pavel agradeció estar sentado en un taburete porque se estremeció de asombro al distinguir a Sergei allí, a pocos metros de él. Parecía como si lo hubiera llamado con la mente, algo que ni siquiera la Pequeña Ciencia podía explicar. Pavel pronunció la sonrisa, de pronto dándose cuenta lo cansado que estaba, fue como si toda la tensión que llevaba encima, preocupado por él constantemente, le asestara el cuerpo de golpe.
—Sergei, no puedo creer que… —se le atoraron las palabras, mientras se puso torpemente de pie y le hizo un gesto para que se acercara él—. No tienes idea de cuánto me alegro de verte. No había tenido ni una sola noticia tuya, ¡qué bueno que estés bien!
Por supuesto, “bien” era tan sólo una palabra relativa, porque el uniforme de Sergei estaba desgastado y lucía igual de cansado que Pavel. Él también parecía que no había descansado con propiedad por días.
Frontera
Invierno
Tarde
Con Sergei
Death Serves No Man
Chapter I
Sergei odiaba la guerra.
Si había optado por una carrera como soldado era porque tenía suficiente talento como rastreador como para que le diera un salario fijo para que su hermana y él no murieran de hambre. Sin embargo, el lavado de cerebro de que había que dar la vida por Ravka nunca había funcionado con él. En especial no después de haber perdido a la persona más especial de su vida por defender un país que no dejaría nunca de estar en guerra.
Todo lo que deseaba era que llegara el día en que aquella estúpida guerra con Fjerda viera su fin y poder regresar a la capital para ver a Annika de nuevo. Aunque no le gustaba la guerra, tampoco le gustaban los fjerdanos, así que no le daba mala conciencia hacer su trabajo y guiar a las tropas por caminos de abastecimiento de sus enemigos para poder terminar con ellos.
Desde que había conocido a Pavel su desprecio por personas que se dedicaban a matar grishas había crecido exponencialmente.
Sergei nunca había sido fan de los grishas. Seguía sin tener mucha simpatía por la mayoría de personas del Segundo Ejército, pero gracias a Pavel había descubierto que no todos eran malditos egoístas que usaban al Primer Ejército como carne de cañón. Habían vivido suficiente juntos para confiar el uno en el otro y haber logrado plantear una estrategia donde ambos ejércitos tenían que colaborar de una manera diferente.
Eso no había servido para que tuviera más contacto con Pavel durante la guerra. Al parecer, los lugares donde necesitaban Inferni y donde se necesitaban rastreadores en el campo de batalla eran muy diferentes. Hacía semanas desde la última vez que se habían visto y no había forma de recibir noticias sobre personas individuales en el ejército de Ravka. Así que hasta que no se encontró ahí, con Pavel frente a él, no pudo soltar un suspiro de alivio al verlo en una pieza.
Hacía un tiempo que había entendido que era un mito que fuera difícil matar a un grisha.
Se acercó a Pavel cuando este le hizo señas de acercarse y se atrevió incluso a sonreír sinceramente. Verlo era lo primero que lo hacía sonreír en semanas.
—Estás de una pieza... Menos mal —exclamó con alegría y alivio sinceros. Tenía ganas de abrazarlo, pero quedaba muy poco marcial—. Yo tampoco había tenido noticias tuyas, pero necesitaban mandar un mensaje sobre el éxito de nuestra última misión y me ofrecí a venir.
Llevaba encima el cansancio de días y, aunque a simple vista Pavel no podía notarlo, tenía una herida fresca que intentaba sanar bajo vendajes en su brazo izquierdo. Tenía que dejar de ofrecerse de mensajero, pero era la mejor forma de llegar a tener noticias de Pavel. Además, les gustaba enviar un rastreador porque siempre podía encontrar de nuevo a la unidad si se habían tenido que movilizar.
El alivio de ver a Pavel vivo era suficiente para que, al fin, le rindiera alguna noche de descanso.
Frontera
Invierno
Tarde
Con Sergei
Death Serves No Man
Chapter I
Después, cuando se habían reencontrado en el palacio de Os Alta, Pavel lo había protegido y se llevó unas cuantas flechas en el intento. De verdad que parecía que los problemas los seguían cada vez que estaban juntos. Pero era bueno ver a Sergei, empezaba a temerse lo peor y además no estaba seguro de cómo buscar información sin parecer que estaba ocupando su tiempo en asuntos triviales cuando había cosas más importantes en qué pensar.
—Me alegra escuchar la palabra éxito, escasea mucho en estos días… —comentó con alivio mientras extendía la mano para tomar el mensaje que Sergei traía. De verdad que necesitaban todas las buenas noticias que pudieran recolectar. Pavel temía que los drüskelle estuvieran preparando una emboscada en cualquier momento y eso les hiciera desequilibrar a las fuerzas armadas que habían llevado. Hasta ahora todos sus sanadores habían hecho su trabajo y no había ninguna baja entre ellos, pero no podían contar siempre con que tendrían suerte. Había que atacar y causarles verdadero daño—. Por favor, siéntate. ¿Puedo ofrecerte algo de beber? La comida también nos escasea pero todavía me queda una botella intacta.
Pavel le ofreció un taburete para que pudiera sentarse, lo primero que hizo fue quitar las keftas que estaban allí y las dejó en un rincón en el suelo. Mientras buscaba la botella, que tenía guardada en un baúl, Pavel se fijó con detenimiento en Sergei. Estaba bien, como él había dicho, en una pieza, y parecía animado. Pero había algo en sus movimientos que le provocaron un cosquilleo de angustia. Era una señal de alerta que él conocía muy bien.
—Sergei, ¿estás bien? —preguntó con curiosidad, acercándose hasta él y dejando la botella en la esquina de la mesa—. Me parece que ya pasamos la etapa en que nos ocultamos cosas.
Frontera
Invierno
Tarde
Con Sergei
Death Serves No Man
Chapter I
Realmente era maravilloso ver a Pavel bien. Por semana había temido tener malas noticias al regresar al campamento. Antes de conocer a Pavel había creído que los grisha siempre salían bien parados, porque el Segundo Ejército tenía sanadores. Sin embargo, ahora era muy consciente de su fragilidad. En especial de la de Pavel.
No quería volver a verlo herido nunca más. Ya había tenido suficiente. Pero en una guerra no podía esperarse otra cosa.
Tampoco le extrañaba que Pavel tuviera acceso a botellas de licor. El Segundo Ejército siempre tenía mejores provisiones que el Primero, incluso en el campo de batalla. Arqueó una ceja mientras lo veía buscar, pensando que tenía compañeros que para aguantar la presión de la guerra estaban dispuestos a tomarse el alcohol que usaban sus médicos.
Pero no iba a comentar al respecto. Había aprendido ya que no tenía mucho sentido discutir con Pavel por esas cosas. No era como que él tuviera algún poder sobre qué tenía cada ejército o por qué uno era más prescindible que el otro.
La pregunta de Pavel lo tomó por sorpresa. No sabía qué podía haberlo delatado. Se miró el brazo, temeroso de encontrar que estaba sangrando de nuevo y se hubiera manchado la camisa, pero no era eso. No había ni rastro ahí de su herida. Tal vez Pavel empezaba a conocerlo demasiado.
—Me hirieron, pero ya está curándose —contestó, consciente de que se había delatado solo—. No es grave, no te hagas ideas de que pude perder el brazo o algo así. Mientras no se infecte curará bien.
No se iba a infectar con vendajes y en el campamento militar. No era como que anduviera arrastrándose entre la maleza para seguir un rastro ni nada similar donde pusiera exponerse a una infección. Sin embargo, la expresión de preocupación de Pavel le hacía temer que su explicación no le parecería suficiente.
Frontera
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Con Sergei
Death Serves No Man
Chapter I
Precisamente por eso, Pavel no estaba dispuesto a dar su brazo a torcer. Cuando dio un paso al frente, sabía lo que estaba buscando cuando extendió una mano hacia Sergei. Tomó el brazo izquierdo de Sergei con mucho cuidado, pero se dio cuenta de que estaba en lo correcto cuando vio cómo éste arrugaba las cejas. Le subió las mangas de la camisa y ahí desveló el vendaje, que estaba perfectamente cuidado, resguardando la piel. Había sangre seca en los vendajes y no parecía una herida fresca. Tal y como Sergei le había dicho, no parecía de gravedad, pero Pavel no quería jugársela.
—Escucha, es mejor que estés óptimo. El vendaje está bien, pero es mucho mejor si te deshaces de esa herida de una vez —dijo Pavel, sabiendo lo que tenía que hacer. Fijó la vista hacia fuera de la tienda de campaña—. Llamaré a un sanador. No nos tomará más que unos minutos y sabes que no voy a aceptar una negativa, así que perderás nuestro valioso tiempo.
Pavel sabía que Sergei iba a protestar, pero él no estaba dispuesto a ceder. Además, cerca de allí estaba la tienda de campaña donde estaban apostados los grishas que él estaba entrenando. Él no se encargaba directamente de los sanadores, pero todos le obedecían igualmente porque era su superior. Sabía que ir hasta donde estaba el resto de los Sanadores era un desperdicio de tiempo y además provocaría habladurías innecesarias.
—Quédate aquí un momento, no voy a tardar. —Hizo ademán de irse, pues quería solucionar la herida de Sergei cuando antes. La idea de que pudiera estar lejos de él, herido, sin posibilidad de que Pavel pudiera ayudarlo, era terrible.
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Invierno
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Con Sergei
Death Serves No Man
Chapter I
De todos los grisha de los que Sergei tenía un mal concepto, los sanadores eran los peores de todos.
Pavel no podía saberlo. Para él, siempre iban a estar ahí como una opción para sanar a los otros grisha y asegurarse de tener la menor cantidad de bajas posibles en el Segundo Ejército. Pero Sergei había sufrido directamente lo que eso significaba para el Primer Ejército. Los sanadores no estaban ahí para ellos.
Nunca hablaba de eso, así que no había forma de que Pavel supiera que a su novio lo habían dejado morir porque había muchos grisha que sanar.
Sergei había estado ahí, nadie se lo había contado.
—No, Pavel, por favor —se movió rápidamente para tomar a Pavel del brazo, antes de que lo dejara solo ahí—. Los sanadores no están disponibles para el Primer Ejército. Es una regla no escrita con la que sabemos perfectamente que tenemos que vivir.
No quería que Pavel tuviera que pedir un favor o extralimitarse para pedir que lo sanaran. Sabía que era perfectamente capaz de ello, pero no valía la pena. Sergei no quería rogarle ni deberle nada a ningún sanador.
Le dedicó una breve sonrisa para intentar ablandarlo.
—Mejor aprovechemos el tiempo poniéndonos al día, ¿no crees? No rogándole favores a un estirado grisha sanador.
Estaba en buenas condiciones, no óptimas, pero, ¿quién lo estaba en una guerra?
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Death Serves No Man
Chapter I
—Tenemos aprendices en el campamento. No tomará más que unos minutos y te aseguro que nadie se va a meter en problemas. —Tal y como le prometió a Sergei, ir hasta el campamento de los aprendices y no le tomó más que un par de minutos. Reconoció a la pequeña Masha, quien estaba apostada en una esquina, hablando con otras de sus compañeras Sanadoras. Ella siempre había mostrado buena disposición, tenía un buen potencial y quizás por eso no la habían expuesto al frente de batalla como a otros sanadores tan jóvenes. A Pavel le sabía un poco mal aprovecharse de su rango, pero nada importaba si a cabo implicaba el bien de Sergei—. Masha, ¿puedes venir un momento?
La chica lo siguió sin rechistar, quizás encantada de que Pavel le brindara algo de atención. Pudo darse cuenta la sorpresa de Masha al ver a Sergei en la tienda de campaña. Masha miró con curiosidad el uniforme del Primer Ejército y seguro que también reparó en el vendaje, pero no se atrevió a hablar, tan sólo dirigió una mirada expectante hacia él. Pavel dio un paso al frente y colocó una mano sobre el hombro de Sergei, quien estaba tieso a su lado.
—Masha, él es Sergei. Pensé si, por favor, puedes curar su herida. Justo como lo practicaste otras veces. ¿Crees que puedas hacerlo? —Pavel le bastó una mirada para saber que la chica aceptaría. Sonrió con nerviosismo mientras se acercaba, sus manos eran pequeñas, no era más que una niña, pero cuando desató los vendajes, supo justo lo que tenía que hacer.
Cuando la piel de Sergei estuvo intacta otra vez, sin ni un sola marca, Masha los miró a los dos con una sonrisa, complacida con lo que había hecho.
—Gracias, Masha. Perdona por haberte sacado del campamento.
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Tarde
Con Sergei
Death Serves No Man
Chapter I
Se había sentido muy incómodo todo el rato que la sanadora hizo la sanación. No parecía mala chica. Quizá que los nuevos grisha fueran entrenados por Pavel haría todo mejor. Si él hubiera entrenado a los de aquella misión, tal vez no habrían matado a su novio. No sabía si era una idea consoladora o amarga.
—Gracias—dijo brevemente, mientras hacia una ligera inclinación de cabeza a la chica.
No se habría sentido cómodo haciendo conversación con ella, así que agradeció que se retirara después del agradecimiento de ambos. No parecía molesta con la que la habían puesto a hacer.
Sergei pasó la mano por donde había estado la herida. Era impresionante lo liso que había quedado, sin ningún dolor ni molestia. Como si nunca hubiera tenido una herida ahí. Pudo haberse resistido, pero era evidente que Pavel no iba a dar su brazo a torcer y no había ido hasta allí para discutir con él.
—Gracias a ti también, supongo —le dijo, aunque no sonrió—. No me agradan los sanadores, pero sí que son buenos en lo que hacen.
Se bajó la manga de la camisa, dispuesto a dejar el tema detrás. En ese momento sí que le sonrió un poco a Pavel.
—Tengo que regresar mañana al campamento, así que esperaba que pudiéramos hablar un rato —dijo, volviendo a lo que tenía en mente antes de que su herida los distrajera—. Esta vez no me mandaron a trabajar contigo, solo a dejar un mensaje... Pero tenía esperanza de que pudiera robarte unos minutos.
La guerra era horrible. Puro sufrimiento, muerte y pérdida. Sangre, heridas y dolor. Pero había momentos muertos en los campamentos, mientras se preparaban los siguientes ataques, mientras los que estaban de guardia cuidaban la noche. Sergei solo quería sentir algo de normalidad en medio de todo aquel desastre.
Un poco de tranquilidad con Pavel ahora que sabía que estaba bien. No era demasiado pedir, ¿verdad?
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Con Sergei
Death Serves No Man
Chapter I
Sin embargo, Sergei tan solo volvió a cubrirse el brazo, ahora completamente sanado, y parecía dispuesto a decirle adiós al asunto. Pavel sonrió, sintiéndose aliviado enseguida.
—Estoy entrenando a algunos grisha que todavía no deberían estar aquí… pero estamos en guerra y supongo que quieren agotar todos los recursos que tenemos —comentó, encogiéndose de hombros, acercándose un poco más a Sergei—. Masha es buena chica, aunque preferiría que no estuviera aquí, sino segura en el Pequeño Palacio. Espero que te haya ayudado a cambiar un poco la percepción que tienes de los sanadores. Yo conseguí que no odiaras a todos los grisha, así que supongo que tengo esperanza.
Pavel pronunció la sonrisa, con un gesto más infantil de la cuenta. Volvió a hacerle un gesto a Sergei, mientras volvía la atención a la botella de vino, para descorcharla. Estaban juntos y podían pasar unos minutos a solas, era más de lo que podía esperar hacía un par de minutos atrás. Era una lástima que Sergei no pudiera quedarse, pero definitivamente que esto era mejor que nada. Lo había extrañado demasiado, Pavel a veces se sorprendía recordándolo sin razón aparente. Lo peor eran las noches, cuando se quedaba solo en la tienda de campaña. A ratos pensaba en su familia, de quienes no tenía noticias desde hacía meses, pero también pensaba en Sergei.
—¿En qué zona vas a estar? Sé que la zona oeste es la peor de todas… —ahora mismo estaban en el campamento central, pero mañana a primera hora, Pavel tendría que movilizarse hacia la zona donde estaban los drüskelle. Su comandante en jefe le había dicho que no era necesario que fuera, pero Pavel no podía abandonar a un regimiento tan inexperto, simplemente esa no era su forma de ser—. Iré mañana a primera hora. Así que me alegra saber que no vas a estar allí. La verdad es que me gustaría tan sólo que tuviéramos un poco más de recursos, para acabar con esto pronto. No quiero más bajas… —Pavel sirvió una copa y se la dejó a Sergei. Era la única que había sobre la mesa, así que a él no le quedó más remedio que tomar directamente de la botella.
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Con Sergei
Death Serves No Man
Chapter I
Una de las cosas que más odiaba de la guerra era cómo te creaba la ilusión de que no había nada por fuera de ella. Su vida en este momento era este campo de batalla, sus fronteras eran las del terreno en disputa, su único futuro el siguiente destino dentro de los batallones. Fácilmente te hacía sentir que la vida que tenías antes de la batalla era algo muy lejano, y que un futuro fuera de ahí era tan solo un sueño.
Así que estar ahí a solas con Pavel, compartiendo una botella de vino, era una burbuja de la que no quería salir... Sin embargo, no podía ser un momento de paz. Estaba teñido de guerra porque era la batalla lo que los había reunido ahí.
Suspiró, mientras daba un trago a su copa. No se le había pasado el detalle de Pavel de dejarle a él la copa, mientras él tomaba de la botella directamente. De verdad que no había nada en él de la arrogancia de los otros grisha.
—En principio al noroeste, pero los rastreadores nos movilizamos según nos necesiten, donde nos lleve el rastro que debemos seguir—replicó con cierta amargura.
Ojalá pudieran solamente salir de ahí y marcharse juntos de regreso a Os Alta, pero no era una posibilidad para ninguno de los dos. El ejército había hecho dos cosas buenas por él nada más: darle de comer a su hermana y a él, y conocer a Pavel. Así que no le hacía nada de gracia escucharlo decir que iba a estar en la peor zona de la batalla.
—Más te vale volver de una pieza de la zona oeste, así que espero que te visualices fuera de aquí —le advirtió. No quería hablar más de la guerra. No quería sentirse asfixiado por esta.—. ¿Qué quieres hacer cuando regresemos a Os Alta?
Quería pensar que tendrían un futuro fuera de esto, después de la guerra. Se terminó el vino de su copa demasiado rápido para su propio bien y lamentó no haberlo rendido más.
Frontera
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Tarde
Con Sergei
Death Serves No Man
Chapter I
Se sentía exhausto constantemente, pero si empezaba a quejarse con Sergei, no ganaría nada, tan sólo preocuparlo más de la cuenta.
—Te prometo que estoy siendo prudente. Pero los drüskelle son implacables y no sé ni cuántos son. Cuando abatimos a un batallón, aparecen dos más. Es increíble… —suspiró, dando otro sorbo a la botella. La verdad era que luego de la misión con Sergei, cuando se habían conocido, sintió más odio que nunca hacia los drüskelle. Todo lo que les hacían a los grisha, porque podían, por considerarlos monstruos, le ponía los pelos de punta—. Pero el Rey no está dispuesto a negociar nada, así que la diplomacia no nos va a servir.
Pavel sabía que la única opción que tenían era pelear hasta que la aparente invasión decidiera retroceder. ¿Cuántos tendrían que ser sacrificados para que eso sucediera? Prefería no imaginárselo.
Le sonrió a Sergei cuando este le preguntó qué quería hacer al regresar a Os Alta. Quiso responderle que descansar, pero en el Palacio estaba el Duque Sokolov. A Pavel le había llegado un colgante de cuarzo simplemente precioso hacía tres días atrás, que traía el sello de la familia del Duque. Lo peor de todo había sido que le entregaron la caja frente a todo un escuadrón y pudo ver las caras de todos sus compañeros cuando la abrió, desvelando el regalo. Nadie dijo nada, pero Pavel sabía perfectamente lo que estaban pensando.
—La verdad es que todavía no lo he pensado. No sé si me den permiso de días libres, si es que llego en una pieza. Esto de dejarme a cargo los nuevos Invocadores creo que ha cuajado más de lo que pienso. Tal vez cuando regrese me dejarán a su cargo también… —comentó encogiéndose de hombros—. Pero me encantaría comer una tonelada de ese pan dulce que tanto se vende en primavera. ¿Sabes cuál? El que hacen a base de miel y frutos secos.
Cuando era pequeño y vivía con su familia en una aldea cerca de Arkesk, algo tan simple como un pan dulce era un lujo que él no podía permitirse. La primera vez que lo probó en Os Alta, fue como probar un bocado del paraíso.
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Con Sergei
Death Serves No Man
Chapter I
Sergei recibía con cierto escepticismo la idea de que Pavel estuviera teniendo cuidado. Tenía la impresión de que la idea de ambos de prudencia en el terreno de batalla era diferente. Pero no iba a discutir con él al respecto. Prefería pensar que de verdad volvería de una pieza, independientemente de lo que dijera el rey.
Odiaba pensar que la vida de ambos dependía de lo que dijera el rey. ¿Por qué? No tenía sentido. Pero no iba a discutir con él al respecto.
Prefería centrarse en la idea de qué harían al regresar a casa.
Sonrió al escuchar el deseo de Pavel por aquel pan. Claro que lo recordaba. Después de la muerte de sus padres había sido todo un logro poder ahorrar lo suficiente para comprar uno para compartir con Annika. Miel y frutos secos. Era prefecto.
—Me parece un deseo increíble, también me gusta mucho ese pan—comentó con una ligera sonrisa, mientras rememoraba cómo dejaba el trozo con más frutos secos para su hermana.
Sin embargo, la idea de que después de lo que estaba siendo la guerra ni siquiera tuvieran días libres lo enervaba. No se podía ser más injusto. Negó, mientras dejaba su copa ya vacía en la mesa.
—Por más grisha que seas tienes un límite como persona. Tendrán que darte libre tarde o temprano, ¿sabes? Yo al menos pienso tener mis días libres para ir a visitar a Annika. —intentó argumentar. De repente, tuvo una idea—. ¿No querrías venir? Así te convences de que realmente tengo una hermana.
Había sido muy gracioso cómo Pavel pensaba en un inicio que su hermana era su novia. Como si Sergei hubiera tenido una novia en su vida.
Era una idea inspirada, aunque dudaba que lo dejaran alejarse tanto del Pequeño Palacio, le parecía un objetivo lo suficientemente motivante para después de la guerra. Seguro que Annika estaría encantada porque había hablado mucho de Pavel en sus cartas.
Frontera
Invierno
Tarde
Con Sergei
Death Serves No Man
Chapter I
Ahora veía su infancia como un período al que desearía volver, incluso si eso significaba pasar hambre y frío, apretujado contra un colchón viejo en brazos de su hermano mayor. A pesar de eso, Pavel era inmensamente feliz, porque amaba a su familia. Quiso decírselo a Sergei, pero tenía el presentimiento de que, si empezaba a hablar de ello, nunca terminaría. Era una puerta que sería mejor dejar cerrada.
—Será encantador poder conocer a tu hermana, seguro se burlará de mí, no lo dudo. ¿Te encanta la idea de dejarme en evidencia? —alzó ambas cejas, pero sin perder la sonrisa. Aunque era una fantasía pensar en lo que Sergei había dicho: días libres. La verdad era que no recordaba haber tenido ni un solo día libre, excepto quizás cuando tenía horas libres entre entrenamientos, porque su maestra estaba ocupándose de otros estudiantes—. No sé si nos dejen días libres después de esto, no es un concepto que exista en el Segundo Ejército. No veo a mi familia desde que viajé a Os Alta para empezar mi entrenamiento como grisha. Pero supongo que puedo conseguir una tarde libre para que me presentes a tu hermana, lo prometo. De verdad me encantaría conocerla.
Añadió al final, con algo de nerviosismo, pues se había dado cuenta de que su revelación había sonado demasiado dramática. Pudo darse cuenta por la tensión creciente en el ambiente y el cambio en la expresión de Sergei. Nunca había pensado en que las cosas para el Primer Ejército sí podían ser diferentes. Si lo pensaba con detenimiento, los soldados del Primer Ejército sí podían retirarse, luego de años de servicio o si tenían heridas que les impedían trabajar adecuadamente.
Pero a los grisha los sanaban constantemente, así que no podían acogerse a ese tipo de baja. Y también envejecían más lentamente que el resto. A como Pavel lo había asumido, la única manera de dejar de ser un soldado era muriendo. Lo sabía, había visto a varios de sus compañeros morir.
Frontera
Invierno
Tarde
Con Sergei
Death Serves No Man
Chapter I
Sabía que Pavel no veía con frecuencia a su familia, pero lo había atribuido a que vivían muy lejos de Os Alta. La revelación de que no tenía días libres lo dejó de piedra. Así que los grisha tenían sanadores... pero no tenían oportunidad de ver a sus familias o tener una vida fuera del ejército. Sergei lo tenía difícil, sí, por los horarios y las misiones lejos, pero podía ver a Annika de tanto en tanto, conservaba algunas amistades de fuera del ejército... En general podía decir que era alguien más que un soldado del Primer ejército.
¿El precio a pagar era ser carne de cañón del ejército?
Sergei no dejaba de pensar que algo estaba terriblemente mal con Ravka.
—Pues sí, pienso divertirme mucho contigo y Annika. —le confirmó, aunque parecía algo increíblemente lejano, la posibilidad de estar en un espacio seguro y tranquilo divirtiéndose. Se inclinó sobre la mesa hacia él y lo señaló con un dedo—. Si no te dan esa tarde libre al menos, iré yo mismo del Pequeño Palacio, ¿entendido?.
Sabía que eran palabras vacías, que realmente no podía hacerlo. Pero ganas no le faltaban. Pavel no se merecía vivir su vida así. No podía explicar la angustia que le provocaba pensarlo. Y lo peor de todo era que Pavel no parecía cuestionárselo siquiera.
Pero había venido aquí con la idea de ser optimistas. De ayudarse a salir de esto. Así que no sacó el tema más. En su lugar, volvió al objetivo inicial de su pregunta.
—Ahora tenemos un compromiso en Os Alta, así que más nos vale a los dos regresar. ¿De acuerdo?
Frontera
Invierno
Tarde
Con Sergei
Everything tastes like doom
Chapter II
El problema era que la zona oeste estaba probando ser una enemiga cruel. Pavel había perdido la cuenta de todas las veces que un drüskelle estuvo a punto de atacarlo y ya estaba cansado de escuchar a los malditos lobos por las noches. Lo habían curado tres veces, aunque ninguna herida particularmente grave, así que todavía se sentía en plena forma. Pero si no acababan con ese problema de raíz, de nada serviría. Había que montar guardia por las noches, porque los lobos atacaron un campamento el primer día que estuvo allí. Fue trágico, aunque consiguieron matarlos a casi todos, sólo un escapó, pero hubo bajas significativas en los grisha esa noche.
Esa mañana, Pavel había recibido noticias de que habían localizado lo que parecía ser el principal asentamiento de los drüskelle en esa zona. Le parecía increíble, porque si atacaban por sorpresa, quizás podrían dar un punto de inflexión a esta guerra tan terrible.
Había pedido, por supuesto, hablar cuanto antes con quienes habían localizado aquella valiosa información. No se sorprendió de buenas a primeras cuando le dijeron que había sido un grupo reducido de rastreadores del Primer Ejército. Pero luego, como una imagen venida en sus sueños, que aparecía borrosa en su mente, estaba Sergei, encabezando el grupo.
Pavel ni siquiera pudo disimular su felicidad. Lo único que pudo hacer fue contener las ganas que tenía de abrazarlo, pues el alivio que sintió al saber que estaba bien era sólo comparable al terror de darse cuenta que Sergei estaba allí, junto a él, en la peor zona de la guerra.
—Denme cinco minutos a solas, mientras preparen al escuadrón… —le dijo con voz queda al resto de los inferni que estaban a su lado. Cuando Pavel se giró de nuevo hacia Sergei, estaba convencido de que ya no había nada de espacio personal entre los dos—. Así que tú vas a ser el héroe que nos guíe hacia el asentamiento. Eres un genio. Si todo sale bien, voy a pedir que te condecoren. Si no me hacen caso voy a robar la medalla yo mismo y haré la ceremonia para los dos.
Frontera Oeste
Invierno
Mañana
Con Sergei
Everything tastes like doom
Chapter II
Desde que en su encuentro anterior Pavel le había dicho en qué zona estaría, Sergei lo había tenido presente. Como el más predecible perro rastreador, no había parado hasta lograr llegar a aquella zona. Sabía que la batalla empeoraba día con día y sus probabilidades eran cada vez menores. Ambos ejércitos estaban teniendo muchas pérdidas y Sergei no soportaba escuchar sobre los grisha muertos.
¿Estaban realmente protegiendo a los grisha de Ravka o lo estaban utilizando para que los mantuvieran seguros en Os Alta?
Para Sergei, cada batalla la guerra tenía menos y menos sentido.
—Tenemos que dejar de encontrarnos así. ¿Qué van a pensar tus subalternos?
Lo decía medio en broma, pero tenía algo de verdad. Pavel seguía sacando el momento y espacio para compartir con él al verlo, No era un comportamiento normal en el ejército.
—Si fuera un héroe o un genio encontraría cómo evitarnos ir contra su asentamiento —le informó con fastidio—. Lo encontramos y traemos toda la información que pudimos recoger, pero nos superan en número. No va a ser una batalla fácil.
Al contrario, Sergei temía por la integridad de Pavel, y tenía ganas de recordarle su promesa de de todo lo que harían terminada la guerra, peor no quería distraerlo de sus pensamientos. Tenía que estar maquinando ya cómo enfrentar esa amenaza.
Sergei sacó un pergamino arrollado de su chaqueta y se lo dio, con todos los datos que habían anotado de sus observaciones.
Frontera Oeste
Invierno
Mañana
Con Sergei
Everything tastes like doom
Chapter II
Pavel se sintió culpable, pues sabía que había rumores sobre él y el Duque. Los grisha de menor rango que él jamás se atreverían a decirle nada a la cara, pero a veces había escuchado frases maliciosas de parte de sus superiores. Pretendía todo el tiempo que no le importaba, pero ahora era distinto. No quería que la reputación de Sergei se empañara por esto. Quizás tendría que retomar ese tema para cuando salieran de esta maldita situación.
—De momento tendrían sólo que estar pensando en cómo vamos a salir vivos todos de aquí, así que no te preocupes —mintió con toda la entereza que pudo, mientras volvía la vista hacia el pergamino. La información era larga y detallada, lo que alivió a Pavel, puesto que no tenía que fingir o disimular: toda su atención era para las palabras que Sergei había compilado para el ejército.
Iba a ser una misión peligrosa y muy arriesgada. Pavel no podía llevarse a los grisha que estaban completando su entrenamiento. Tenía que llevarse a un regimiento de Hacedores que sabían lo que estaban haciendo. Aunque había muchos disponibles en esta zona, temía que no fueran suficientes.
—No puedo arriesgar a los nuevos soldados para un ataque sorpresa, menos en un campamento drüskelle, no sobrevivirán. Tendremos que hacerlo los de mayor rango. Me tomará un par de horas reunirlos y darle instrucciones. Lo ideal es atacar cuanto antes, sorprenderlos. Si hacemos eso, podemos tener una posibilidad real de menguar sus fuerzas —alzó la vista de nuevo hacia Sergei, quien tenía una expresión tensa. Ambos eran soldados. No tenía que explicarle lo arriesgado que sería—. ¿Los lobos tienen un espacio para ellos en el campamento? Si los separamos de sus amos, podemos tener ventaja.
Pavel estaba maquinando posibilidades y situaciones en su cabeza, pero no hacía más que pensar en todo lo que podría salir mal. Él no tomaría todas las decisiones, pero por supuesto que no llevaría la contraria a sus superiores si pensaban que el Primer Ejército no necesitaba intervenir. Deseaba a Sergei lejos del campo de batalla, de ser posible.
Frontera Oeste
Invierno
Mañana
Con Sergei
Everything tastes like doom
Chapter II
Sergei no se consideraba un hombre cruel, ni era alguien que disfrutara haciendo daño a los animales. Pero había tenido tan malas experiencias con los lobos de los druskelle que por supuesto que tenía ubicadas a las bestias y le parecía buena idea terminar con ellas. Además, sabía que aquellos hombres salvajes tenían un lazo especial con sus lobos y debía admitir que sí disfrutaba que sufrieran su pérdida.
Sergei no era un hombre cruel, pero la guerra hacía eso en las personas. Odiaba todo de esto.
—Me parece apropiado que sean los más experimentados, tendremos más posibilidades
En especial pensaba que así Pavel no estaría cuidando novatos y podría utilizar un poco de instinto de conservación, si era que le quedaba algo.
—Tengo ubicados los lobos —añadió, con una sonrisa de medio lado, satisfecho de sí mismo—. Siempre hay que tomarlos en cuenta cuando hay druskelles de por medio y, modestia aparte, he ido desarrollando experiencia en ubicarlos.
También sabía lo que era una mordida de uno de esos seres infernales y no quería sufrirlas de nuevo. Sabía que también le tenían miedo al fuego y Pavel en eso estaba mejor equipado que él para hacerles frente.
Miró a su alrededor. Este espacio no invitaba a confidencias ni dar largas. Debían salir de esta batalla lo antes posible.
—Esperaremos a que tengas a tus hombres listos y los rastraedores los llevaremos a los puntos que definamos para el ataque.
Se mordió la lengua para no recordarle que tuviera cuidado. Ya se aseguraría él de estar cerca.
Frontera Oeste
Invierno
Mañana
Con Sergei
Everything tastes like doom
Chapter II
—Necesito un mapa que tenga todo más claro para trazar los puntos en que es necesario atacar. Estoy seguro que no van a asentar el campamento por mucho tiempo más y nos superan en número, así que tenemos que economizar esfuerzos. El mejor efecto es un ataque sorpresa.
Intercambió miradas con Sergei por un instante, pues sabía que él llevaba la razón y pudo darse cuenta en la expresión de su amigo que lo entendía. Era la única salida, si tomaban ventaja quizás podrían dar la vuelta a esta guerra tan innecesaria. A Pavel le bastaba con que los drüskelle regresaran a Fjerda con las manos vacías y con la seguridad de que el ejército de Ravka no los dejaría invadir su país.
—¿Cuántos rastreadores vinieron contigo? Podemos dividirnos con tal de que haya al menos un rastreador en cada grupo, para poder atacar el asentamiento. Mis superiores estarán de acuerdo, tampoco tenemos muchas más opciones. De verdad que esto podría ayudarnos mucho, no tienes idea de todo lo que voy a pelear porque te dejen una condecoración por todo esto. Ya sé que me vas a decir que no importa, pero ascender de rango siempre es bueno porque vas a tener más gente a la que puedas mandar —Pavel le regaló una sonrisa traviesa, tratando de aligerar un poco la conversación, mientras enrollaba el pergamino que le había dado Sergei, para llevarlo cuanto antes a la carpa en donde estaban sus superiores.
Esperaba que su estrategia, aunque simple, fuera aprobada sin tanta burocracia. Tenían que partir cuanto antes, cada minuto apremiaba.
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Mañana
Con Sergei
Everything tastes like doom
Chapter II
Una condecoración. La idea le hizo soltar una risa sorda, mientras tomaba pergamino y pluma para ponerse con el mapa que le había pedido. Había empezado a dibujar cuando eran niños para entretener a su hermana con tonterías cuando era niña, pero después en el Primer ejército había aprendido a dibujar mapas, lo que era muy útil para un rastreador.
No era cuestión solo de seguir rastros, sino de poder hacer los trazos para que otros pudieran seguirlos. Eso le había subido valor entre los suyos, y en parte por eso lograba ser el enviado en este tipo de misiones.
—Te haré todas las copias del mapa que requieras, será un momento—le prometió, haciendo aparecer los terrenos frente a sus ojos con trazos rápidos y firmes.
Levantó la mirada del mapa en progreso hacia Pavel.
—Hay tres rastreadores conmigo —respondió—. Podemos dividirnos como quieras, pero déjame a mí en tu grupo.
No creía que fuera una petición poco razonable. Realmente si iban ambos al campo de batalla prefería estar juntos. Empezó a ver más movimiento a su alrededor. Todos parecían prepararse para la batalla incluso cuando no hubiera un plan concreto todavía.
Todos dispuestos a morir por Ravka.
Frontera Oeste
Invierno
Mañana
Con Sergei
Everything tastes like doom
Chapter II
El problema era que, ahora que Sergei se lo estaba diciendo directamente, Pavel no podría negarse. Si lo hacía, era generar una enorme discusión.
—Ya sé que no voy a poder deshacerme de ti, así que lo haremos así… —concluyó, haciéndole un gesto de agradecimiento mientras tomaba los mapas que Sergei le dejaba—. Reúne a tus compañeros rastreadores. Voy a hablar con mis superiores sobre esto. Vayan a la tercera tienda de campaña, veré que los atiendan, mientras organizamos los escuadrones.
Pavel sabía que si dejaba órdenes que le dieran una guarnición de comida a cada uno, en realidad sólo estaba alimentando a las habladurías. Pero no le importaba, Sergei estaba a punto de irse al campo de batalla con él, así que necesitaba que estuviera repuesto y en la mejor condición posible. Cuando se despidió de Sergei, Pavel se apresuró a conversar con sus superiores, dejándole los mapas que su compañero había hecho con tanta rapidez y dedicación.
Serían, tal y como él había pedido, tres escuadrones. Pero sus superiores no le dieron posibilidad de elegir, Pavel recibió instrucciones de atacar el campamento que estaba en el terreno más empinado y que, además, estaba cerca de donde tenían a los lobos en custodia. Sintió el codazo de sus compañeros inferni, pues sabía que eso significaba que se fiaban de él. Pavel era uno de los soldados más experimentados que estaba en este momento en esta zona de ataque, así que era un movimiento más que lógico. Sólo él podría liderizar un ataque como ese con esperanzas de que fuera un éxito.
En otras circunstancias, tal vez se habría sentido honrado. Pero cuando tuvo de regreso el mapa entre las manos, sólo pudo pensar en que eso significaba que Sergei iba a estar allí, con él. Durante mucho tiempo, Pavel había dormido con tranquilidad, sabiendo que estaba haciendo algo bueno por Ravka, en que sus padres estaban muy lejos, a salvo, en la paz de la aldea. Pero ahora tenía miedo, pues por primera vez en mucho tiempo, tenía la sensación de que había algo que podía perder.
Cuando regresó a la tienda de campaña por Sergei, le regaló una sonrisa cargada de nerviosismo.
—Felicidades, soy tu líder de escuadrón, y nos dieron de regalo el campamento en la peor locación y muy cerca de nuestros amigos los lobos —le anuncia, desenrollando el mapa de nuevo—. Ya sé lo que me vas a decir, pero recuerdo nuestra promesa. Vamos a volver enteros. Los dos.
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Mañana
Con Sergei
Everything tastes like doom
Chapter II
Ni siquiera le sorprendía saber que irían al lugar más peligroso de la batalla. No esperaba menos de Pavel. Siempre estaba ahí, en el centro del peligro. Al menos le alegraba poder acompañarlo y asegurarse de sacarlo de ahí.
—De acuerdo, líder de escuadrón—replicó.
Sonaba serio, pero sus ojos brillaron un poco al utilizar aquel calificativo para él. Sin embargo, no había tiempo para hablar mucho más. Sabía perfectamente cuál era la locación donde los habían enviado. No era de fácil ni rápido acceso, así que debían ponerse en camino de inmediato.
—Una vez en el campo de batalla, tú mandas —le advirtió—. Pero de camino tienen que hacerme caso a mí para que podamos avanzar lo más fluido posible, ¿de acuerdo?
Les conseguiría la mejor colocación posible para atacar, resolver rápido y salir de ahí lo antes posible. También era su tarea dejarles una vía rápida de escape.
Tan solo esperaba no tener que lidiar de nuevo con los lobos. Su experiencia cercana con ellos no había sido nada agradable.
Esperaba que el resto de personas del escuadrón creyeran en él como lo hacía Pavel. Se temía que si alguien quería adelantarse o hacerse el héroe los pusiera a todos en peligro.
Frontera Oeste
Invierno
Mañana
Con Sergei
Everything tastes like doom
Chapter II
—Tendría que haberte hecho firmar ese comentario… —comentó, acercándose a él y regalándole un guiño de manera juguetona. Pavel se humedeció los labios, dejando la euforia por un instante, mientras sopesó si decirle lo que estaba pasando por su cabeza. Quería prometerle que, por encima de todas las cosas, iba a protegerlo. Pero temió que Sergei se sentiría ofendido, así que decidió quedarse callado—. ¿Quién iba a decir que te gustaría ser mi compañero en el campo de batalla?
Pavel le dio una palmada en el hombro, para después hacerle una señal a Sergei para que lo siguiera. El regimiento que Pavel iba a dirigir estaba formado por los grisha con más experiencia. Conocía a la mayoría de nombre, así que era el más interesado con que esto saliera bien. Quería el menos número posible de bajas.
Carraspeó cuando sintió las miradas sobre él, saberse el centro de atención no lo ponía especialmente nervioso. Sin embargo, era consciente de que Sergei estaba a su lado y de que él también estaba atrayendo todas las miradas.
—Como se les ha informado, tenemos la misión de atacar por sorpresa el campamento drüskelle. Este es Sergei Makarov, es rastreador del Primer Ejército y será quien nos guíe hasta el campamento. Somos el grupo con mayor experiencia, todos aquí somos soldados experimentados, pero de todas maneras creo que es importante decirles que no es posible ningún margen de error. Seguiremos al pie de la letra sus instrucciones hasta que lleguemos al campamento, no quiero tener que repetirlo.
Pavel habló con claridad, fijándose en sus compañeros grisha, no quería sonar como un déspota, pero necesitaba sonar autoritario. Era en serio todo cuanto había dicho, no podían permitirse ningún error.
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Invierno
Mañana
Con Sergei
Everything tastes like doom
Chapter II
Era difícil conciliar lo animado que se veía Pavel previo a la batalla con el peligro que iban a enfrentar. Sabía que, aunque ambos eran soldados, Pavel tenía un compromiso con Ravka que él no tenía. Para Sergei esto era un trabajo. Para Pavel, era su vida. La que ponía en riesgo una y otra vez.
No diría que le gustaba ser su compañero de batalla: solo apreciaba la oportunidad de asegurarse de que no hiciera ninguna tontería, o tener la oportunidad de salvarlo si era el caso.
Escuchó su discurso a los Grisha intentando mantener un semblante neutro. Agradecía la confianza que estaba poniendo Pavel en él con sus palabras frente a todo su escuadrón, pero Pavel no veía en los rostros de los otros grisha el mismo entusiasmo, ni la misma seguridad, ante la idea de seguir sus indicaciones.
No estaba seguro de poder entender el resto de los grisha el gusto que tenía a trabajar con Pavel. A él lo conocía, era diferente a todos los otros del Segundo Ejército con los que había tratado. Sabía que el Primer Ejército para ellos eran carne de cañón.
Lo había aprendido de la peor forma posible. Nunca más iba a rogarle algo a un grisha. Nunca.
Pero, contrario a lo que hubiera creído alguna vez, estaba dispuesto a hacer lo necesario para proteger un grisha. Uno nada más. Ese que ahora lo miraba esperando sus indicaciones, confiando en él.
Sergei no iba a decepcionarlo.
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Con Sergei